Ángel mi bebe autista chupa dia y noche la verga de papi 8
El encuentro con Anthony y la visita de mi jefe..
Cuando abrí la puerta de la habitación me encontré solo a mi hijo boca arriba lamiéndose las manitas. No vi a Anthony por ningún lado, lo busqué en el armario y bajó la cama pero no estaba. Salí hacia la sala con Angelito en brazos, entonces del baño salió Anthony. Traía su playera de tirantes y el pantalón abrochándolo del cierre.
-Señor Andrés perdón es que fui un momento al baño. Está todo bien? cómo le fue en el trabajo?
Lo observé su piel de color caoba sudaba, su mirada y su semblante nervioso mostraba una sonrisa muy atractiva. La cabeza me daba vueltas no sabía qué responder, había visto por la cámara de la habitación como había puesto a mamar a mi hijo, un bebé con autismo y cómo había descargado su semen en su gargantita.
Qué debía hacer yo? Matarlo? hablarle a la policía? pero él había dicho que también me había visto en un video en el elevador, donde mi propio hijo me chupaba la verga. Aún tendría ese video? podría decirle a alguien lo que pasaba entre mi hijo y yo?
Seguí ahí parado observándolo, analizando la situación, estaba muy excitado pero también estaba enojado o eso creía. Anthony notablemente nervioso empezó a vestirse.
– Señor tengo que irme, ya es tarde para mi puesto de guardia, nos vemos mañana, espero todo haya salido bien en su trabajo.
No dije nada, solo lo observaba ponerse las prendas en ese cuerpo musculoso fajando su camisa con ese abdomen plano y saliendo del departamento diciendo adiós con la mano.
Me desnudé sentía que la leche se me desbordaría sola por la punta de la verga de lo caliente que estaba, me senté en el suelo frente a la puerta observándola, analizando todo lo que acababa de pasar. Angelito comenzó a mamar el falo de papi.
– Así que te gusta alimentarte de otras vergas cabroncito? te vi como te comiste todos los mecos de Anthony, cómo lo disfrutaste. -dije por fin.
Estaba muy excitado, sentí como sus succiones terminarían rápido con mi orgasmo, su cuerpo pequeño y suave en el suelo metiendo y sacando el glande de su pequeña boca, ordeñándome. Sentía el frío suelo en mis nalgas y el sudor en mi frente mientras mis testículos se elevaban anunciando mi descarga.
– Te vas a tragar ahora la leche de papi? así que ahora te voy a tener que buscar más vergas que te alimenten? eso es lo que quieres? no llenas con la mía verdad?
Las imágenes de Anthony con su cuerpo grande y negro sobre mi bebe con su verga enorme amantándolo me tenían al borde de la locura. Su boquita sintió los espasmos de mi verga y apresuró a succionar los trallazos de leche que salían disparados de la uretra directo a la boquita de mi bebé.
– Ay cabrón trágate a tus hermanitos, ya vas a tener la pancita bien llena de tanta leche que te hemos dado.
Sentí como mi cuerpo se retorcía de placer al expulsar cada una de mi descarga, el orgasmo fue fuerte, ruidoso, un poco animal. Respiraba agitado tratando de recuperarme del placer que mi hijo me acaba de dar.
Entonces escuché que tocaba en la puerta.
-Quién es? -grité aun agitado.
-Soy José, puedo pasar Andrés?
Mi jefe estaba detrás de mi puerta, era imposible que no hubiese escuchado los gemidos que hace un momento había tenido, mi verga aún erecta seguía en la boquita de Angelito, mi propio hijo.
-Licenciado qué pasa olvidó algo?
-Andrés puedo usar tu baño? es que bajaste sin poderte mencionar que necesitaba ir y también quería saber cómo estabas, te notaba retraído.
-Licenciado deme un momento es que estoy en una situación, me puede esperar?
Me levanté vistiéndome acomodándome la verga, maldecí por no usar ropa interior. Cargue a Angelito, analicé su estado, su cara estaba húmeda y al acercarme me dio un olor fuerte a semen pero no podía ir a demorar, así que abrí la puerta invitándolo pasar y le señalé el inodoro donde él entró rápidamente.
El chorro de su orina sonaba fuerte, aproveche para limpiar con la mano la boquita de mi bebé, tratando de mantener una buena postura y cuando salió el licenciado sonriendo le devolví la sonrisa nervioso.
-Y bien cuál era la emergencia? -preguntó José subiendo el cierre de su pantalón, lo cual no pasó desapercibido para Angelito quien se inquietó moviéndose al frente hacia José, quien rápido lo atrapó cargándolo.
-Mira nada más, este Angelito tan hermoso, cómo estás bebé? -y le dio un beso en una mejilla muy cerca de la boca.
Entre en pánico, era imposible que el olor pasara desapercibido, rápido fingí calma tratando de desviar la atención caminando a la barra de la cocina.
-No, no era nada lo que pasa es que Anthony tenía que estar ya en su puesto de guardia, y pues me preocupaba que se complicara el cuidado de mi hijo.
-Ya veo – respondió José con otro tono de voz. – Pero bueno aprovechando que estoy aquí qué te parece si pedimos algo de comer y seguimos hablando para que no pase de nuevo el problema de esta mañana.
Yo asentí, la verdad lo que menos quería en este momento es que él siguiera en este departamento con olor a sexo y semen, pero aceptando la situación pedí comida a domicilio.
-Tienes algo de tomar? una cerveza o un vino? yo sé que es temprano pero después del susto de hace rato me vendría bien algo para quitarme el estrés -guiñándome el ojo y dándole otro beso en la mejilla a Angelito.
Me senté del otro lado de la barra, frente a él, el licenciado José tenia a Angelito en su regazo. Entonces platicamos mientras tomábamos cervezas. Angelito tenía el chupón con fruta en su boquita y un juguete sensorial en las manos, así que de momento estaba entretenido.
Una hora o más después ya llevábamos varias cervezas. Notaba a Angelito un poquito más inquieto, el licenciado José lo calmaba dándole besos en la nuca o en la mejilla, movía también su juguete, mientras retomamos los pormenores del trabajo.
La comida demoraba mucho, las cervezas se me subieron rápido, no tenían nada en el estómago más que café de la mañana, me sentía mareado y me parecía que licenciado José estaba más o menos en las mismas, su mirada se veía un poco perdida, sonreía mucho, su cara muy atractiva con su barba recortada, su piel blanca con sus ojos azules con esos lentes caros y su cabello blanco por herencia, era joven, atlético y muy atractivo.
La plática del trabajo, se tornó a noticias de la ciudad, del clima, y hasta de la vida personal. Él me contaba que su novia no era nada apasionada, que se sentía frustrado y que había disfrutado la última vez que había venido con nosotros, había llegado a su casa al día siguiente aun borracho y apenado pero bastante relajado.
Recordé que había quedado totalmente inconsciente de borracho en mi terraza y que mi bebé le había chupado la verga hasta desecharlo, eso él no lo sabía y quizá esa era la sensación a la que se refería.
Me preguntó por mi vida personal, le expliqué que la madre de Angelito nos había dejado desde que descubrió que él tenía autismo y que yo ya estaba bien con ello, éramos muy unidos como padre e hijo.
-No te hace falta el calor de una mujer? El desfogue? – sonreí.
-No, soy feliz con Angelito, no necesito más.
Que acababa de decir? Había aceptado una relación incestuosa padre e hijo? el alcohol me tenía mareado y no sabía lo que decía.
Angelito me pareció un poco más inquieto, se movía más de su lugar pero el licenciado José parecía tener el control, lo mecía adelante y atrás, le hacíamos mimos, lo besaba y lo acariciaba.
El licenciado José me veía fijamente mientras decía lo bonito que era mi hijo, lo suertudo que era al tenerlo para mí solo. Angelito gruñía suave, su movimiento fue un poco más notorio hacia adelante y hacia atrás, veía cómo los brazos de José se movían despacio por todo el cuerpo casi desnudo de mi bebé.
La plática fue más personal, me conto que era muy cachondo, que siempre estaba con el pito parado viendo donde meterlo, pero con secretarias o gente del trabajo prefería evitarlo.
Sabes tengo mucha fantasías dedique toda mi vida a prepararme profesionalmente pero creo que no he disfrutado la vida suficiente.
Ahora era evidente cómo era el licenciado José el que provocaba el vaivén de Angelito en su regazo, se estaba frotando en su culito. Nos veíamos fijamente mientras él continuaba detallando lo caliente que siempre estaba, mientras sus manos recorrían la carita de mi bebé.
Angelito se movió incomodo en su lugar.
-Creo que lo voy a bajar al suelo para que juegue él solito con su juguete.
Me asomé bajo la barra viendo como Angelito paradito frente a las piernas de José tocaba la carpa en los pantalones de José, fui al refrigerador por dos cervezas más y le extendí una al licenciado.
-Adelante licenciado que la disfrute.
El me observo fijamente analizando mi mirada, sonrío. La indicación no era sobre la cerveza, la tomó, después sus manos fueron bajo la barra escuchándose el ziper de su pantalón bajarse. Luego soltó un quejido suave de placer, seguido por una succiones que provenían del suelo.
-Me alegra mucho tenerte como empleado y como mi amigo, me haces muy feliz Andrés. – dijo acariciando mis manos.
-De nada licenciado, aquí estoy para lo que necesite y mi hijo también.
El sonrió, dio un trago largo a su cerveza y se reclinó en la silla, la succión sonaba muy notoria bajo la barra, mi bebé estaba chupando la verga de mi jefe frente a mí, todo se había salido de control, mi propio hijo era un adicto a mamar verga y no podía hacer nada para evitarlo, más que aceptarlo y alentarlo.
-Andrés qué afortunado eres, qué bonito departamento tienes y qué bonita relación tienes con tu hijo.
-Gracias licenciado
-Sabes veo mucho futuro juntos en la empresa.
Hablábamos cada vez menos, solo se escuchaban las chupadas bajo la barra de la cocina, a veces decía cosas del trabajo, fingiendo que mi hijo no estaba atragantado de su verga, ambos fingíamos que solo éramos dos adultos en una cocina tomando cervezas.
Me preguntó sobre el equipo local de fútbol y que cómo veía la temporada, me habló de la relación con sus padres y de cuál era su comida favorita, yo sonreía siguiendo su conversación.
Saqué mi verga muy erecta de mi pantalón y me recliné juntando mis piernas con las de José. Entonces sentí una manita agarrándome el grosor del chile seguido de una succión suave. Mi hijo ahora chupaba la verga de papi, sonreí guiñándole un ojo a mi jefe. Luego mi bebe sacó la verga de su boca y por el sonido de succión supe que ahora tenía la verga del licenciado en su garganta, después nuevamente la mía fue engullida y luego nuevamente la de él.
El licenciado me veía asombrado, cómo habíamos llegado a esto? cómo habíamos hecho un círculo con nuestras piernas donde mi hijo de un año se atragantaba en turnos nuestras vergas adultas, chupaba durando el mismo tiempo la mía que la de mi jefe, luego cambiaba, como autista era obsesivo hasta en eso.
La cara de José fue poniéndose roja, muy evidentemente por el color de su piel, balbuceaba palabras queriendo seguir una conversación, parloteaba futuras reuniones mientras el sudor recorría su frente. Angelito mamaba golosamente nuestras vergas haciendo mucho ruido con su boca.
Sentía que mi verga punzante con cada chupada, sentía una corriente eléctrica por todo el cuerpo, la situación era demasiado morbosa, ya no era una verga desconocida que mi bebe chupaba en el hoyo de un baño o un video de la cámara de seguridad. Estaba frente a frente con un hombre, mi jefe que era ordeñado por mi propio hijo.
Nos veíamos fijamente, esos ojos azules con la mirada viciosa, cachonda. Su boca suave rodeada de esa barba tupida gemía suavemente. Sus manos me tomaban apretando mis manos con cada arcada que le daba mi bebe bajo la barra.
El orgasmo venia, lo sabía, y Angelito también pues se enfocó en el succionado notoriamente más rápido hasta que en un gemido fuerte mi jefe solto la leche en su garganta. Se retorcía mientras me veía, su mirada perversa fue cambiando el semblante a placer. Estaba teniendo un gran orgasmo. Me apretó las manos, las cuales se sentían muy calientes.
-Andrés disculpa, ahhh ahh
Yo asentí sonriendo, él se retorcía, moviendo su cuerpo. Su cuerpo sudado empezó a relajarse, respirando más tranquilo, cambiando su semblante.
Tocaron la puerta. Era la comida. El licenciado brinco, arreglándose, y parándose de la silla, su bulto sobresalía de su pantalón, se notaba nervioso evadiéndome la mirada.
-Andrés, es la comida pero ya es muy tarde tengo que irme, te molesta si me voy?
Su caminar era apresurado, se arreglaba la camisa mientras se dirigió a la puerta.
-Te escribo mañana si? Gracias por todo. –parecía lleno de culpa, por lo que acababa de pasar, deje que se fuera.
Abrió la puerta saliendo disparado hacia el elevador, donde entro sin mirar atrás. Luego gire para recibir la comida, y me topé con el repartidor de la última vez, un señor de barba de candado, robusto y alto, muy alto de hecho, usaba un jeans con una playera de una banda de rock y en su mano traía su casco de motociclista.
-Buenas tardes, señor, que gusto verlo de nuevo…
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