Antes de Migrar Cap.1. Dia Gris
-Verga, usted quiere esta verga- decía mientras se sujetaba el bulto por encima de su pantalón -Te pagare- dije .
Conducía rumbo al centro, el calor fuera del carro era insoportable. Los vidrios arriba y el aire acondicionado en el nivel más alto. Al detenerme en el semáforo comenzó a sonar The One that got away de Katy Perry, subí el volumen, amaba esa canción
Semáforo en verde, metí primera. El carro avanzo escasos cincuenta centímetros cuando tuve que frenar de golpe. Dos carros delante un sujeto había aventado a una persona.
Demonios, pensé, llegare tarde otra vez
Las personas comenzaron a bajar de sus vehículos, el sujeto, un hombre joven de piel morena, se incorporó sacudiendo el polvo de sus ropas. La multitud lo llevo hasta la acera pidiéndole que se sentara
La mujer que lo había arrollado hablaba desesperada en el teléfono – que drama, el sujeto se ve bien- toque la bocina
-Vamos! muévanse el está bien! –
-Eso no lo sabes tu- grito fúrica una transeúnte
Las personas comenzaron a caminar a mi auto levantando las manos y gritando como si aquel accidente lo hubiera provocado yo
Sin que se percataran el joven salió corriendo, vaya sujeto, todo el caos en torno a él y decidió huir, probablemente era un criminal.
Mi día continuo con normalidad. Al llegar a la oficina comencé a rellenar formularios sin sentido en mi computadora. Hoja tras hojas de números innecesarios para la empresa en la que trabajo. EN el almuerzo me masturbe viendo un video porno en el baño. Comí un emparedado de pollo y regrese a rellenar formularios… vaya trabajo estúpido
Tres quince horas de salir, subí al auto y conduje de regreso a casa pasando por la misma avenida de la mañana, y para mi sorpresa el mismo sujeto de la mañana se encontraba en el mismo semáforo. Al estar en paralelo a mi pude percatarme que aquel sujeto no era un criminal si no un migrante.
Verga- pensé. Mil ideas y fantasías recorrieron en ráfaga mi mente.
Me llamo Esteban, tengo veintiocho años y me encanta coger a pelo con desconocidos
El plan era sencillo, daría la vuelta en el siguiente retorno para poder interceptarlo en el semáforo, bajaría el vidrio y le daría cien pesos, al agradecerme le diría que si quiere mas dinero puede subir a mi carro y acompañarme a casa
Pero el plan no funciono… por lo menos no así. Al frenar en rojo el cabroncito ya no estaba. En menos de seis minutos se había esfumado.
Golpe el volante, semáforo en verde y arranque. Mi deseo iba incrementándose. Las manos me sudaban, el estómago se movía y mi piel se sentía fría. Reconocía esas señales en mí. Estaba empezando a desear.
En este estado de fuga, debo admitir que mi visión se nubla, pues mi cerebro solo quiere una cosa. Coger. Y ese deseo en incremento no se detendrá hasta que mi cuerpo consiga un orgasmo.
Si no tendría a ese sujeto, tendría a alguien más. Y ¿Dónde se consigue un migrante que te de sexo a cambio de dinero?
Aparque el carro. Baje. Mi caminar se dirigió a las vías del tren. Los durmientes me dirigían, ellos sabían que necesitaba una verga en esos momentos. Después de unos minutos, el paisaje de ciudad ya no existía, validos con casas de cartón y perros atados a palos me indicaron que estaba en el lugar correcto.
El aroma prefiero no describirlo. Pero era nauseabundo.
Recorrí unos metros más. Ahí estaba el. El maldito estaba sentado debajo de un árbol viéndome fijamente.
-Tu eres el imbécil al que atropellaron en la mañana- le pregunte
-imbécil no, lo demás si- Honduras, Venezuela, Guatemala de donde venia este hombre, no mostraba acento alguno -Pero porque pregunta- se incorporo
-Quería saber si estabas bien-
-Caminar tanto para saber si estaba bien o no, si usted ni me conoce, ya dígame que quiere- contesto
Era mi momento -acompáñame a mi casa y lo descubrirás-
-Verga, usted quiere esta verga- decía mientras se sujetaba el bulto por encima de su pantalón
-Te pagare-
-Piensa que por unos pesos me voy a coger a un puto como usted-
-Te doy quinientos pesos-
-Este loco, largase de aquí antes de que lo golpe-
-Mil pesos-
-Marica pues que esta sordo, que se largue- sujeto una piedra
-OK, tranquilo, te doy dos mil pesos y dejo que te quedes a dormir dos noches-
No respondió, lo tenía. Con el tiempo he aprendido que todos los hombres, por muy heterosexuales que puedan ser, tienen un precio.
Al llegar a mi casa dejé que se duchara y le di algo de comer. Devoró tres platos de comida
-Vaya, si sigues comiendo así, creo que tendrás que quedarte mas días para pagar por la comida-
-Tu encantado de que me quede mas días verdad- me miro -No eres el primero que me paga por sexo, después de dos meses de recorrer el país he aprendido que ustedes los jotos pagan muy bien- Rei, vaya que el cabroncito tenía su historia.
Fui a mi habitación para prepararme, había cerrado la puerta con llave así que no podría robarme nada mientas evacuaba todo en mi intestino. Tarde veinte minutos y salí a buscarle. Estaba en la sala mirando televisión recostado como si estuviera en su casa
– ¿Estas listo? – pregunte
-Si- se levantó y camino hacia mí, me sujeto de la cadera y me planto un beso
-Wow! Normalmente ustedes los heteros no besas-
-No besamos, Tómalo como agradecimiento por la comida-
Me siguió besando apasionadamente, metiendo su lengua y paseándola por toda mi boca. Sus manos descendieron hasta mis nalgas, solo traía un bóxer así que de un jalón este comenzó a romperlo
-Me gusta tratarlos como lo que son, unas putas- dijo en mi oído
Solo gemí aceptando el trato. Presiono mis nalgas fuertemente, sus dedos buscaban mi ano con desesperación
-Chúpalos- Metió dos dedos a mi boca y los regreso de inmediato a mi ano, entro uno con rudeza y después el otro. Claro que me dolió, su boca presionada a la mía contuvo mis gemidos de dolor
Me empujo al suelo, comenzó a desabrochar su pantalón, salió rebotando del calzón, un enorme pedazo de verga en todo su esplendor. Me sujeto del cabello y me ordeno que la mamara. Subía y bajaba mi cabeza, succionaba acomodando mis mejillas para asimilar a una vagina, mi lengua se paseaba por tronco y huevos, el chacal estaba excitadísimo
-Abre la boca- un gargajo entro directo a mi garganta -Traga perra-
Metió nuevamente su miembro, no bromeaba cuando decía que me daría sexo bruscamente. Me arrastro contra el respaldo del sillón, aprisionando mi cabeza comenzó a cogerme la boca. Sujeto mis manos cuando intente quitarlo por las arcadas, pero el no se detuvo. Mis ojos empezaron a lagrimear, quería vomitar, la separo un instante para que tomara aire y la metió nuevamente, esta vez no paro hasta que se vino
Empujo su verga hasta el fondo de mi garganta, su pubis aplastaba mi nariz, las contracciones de su eyaculación duraron lo suficiente como para sentir que perdería el conocimiento. Al sacar su pene broto de mi boca una cantidad impresionante de saliva mezclada con semen, no podía pensar en nada mas que respirar, estaba excitado, nunca nadie me había hecho eso
-Que bueno que quieres que me quede dos noches aquí, porque ahora seguirá tu culo-
Continuara…
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