Apuntó y perforó
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Me llamo Eugenio, tengo 27 vueltas, me considero una persona que ve al mundo diferente desde lo que me hizo mi primo Néstor hace como 18 años.
Esto ocurrió cuando visitaba a mis abuelos en mis vacaciones de invierno en la bananera de su propiedad, aprovechaba en ganarme unos sucres en ese entonces limpiando los racimos, ya antes había sentido el roce del cuerpo de mi primo y sus insinuaciones sexuales, pero las consideraba como juego como la de sobarme las nalgas cuando nos bañábamos.
Llegó la noche y de pronto se fue la luz de la planta, mi abuelo con mi tio fueron a reparar el motor, mi abuela los acompañó alumbrando con un mechero dijo que nos quedásemos dentro, estábamos bien cubiertos de ropa por los mosquitos, nos quedamos en el borde de la puerta con dos candiles, sentí pasar por mis nalgas las manos de Néstor al momento que me volteo me coge de la cintura y empieza a culiarme vestido, yo con mi asombro no hacia nada por moverme, ahora sus dos manos tenían prisioneras mis costillas, veía el movimiento de su abultada picha vestida, me dijo en voz muy suave y leve que quería culiarme, le dije que no, que me soltara, que podían venir en cualquier momento, Néstor seguía sobándose en mi cuerpo, me dijo que demorarían en arreglara la planta y el motor, que ya había pasado eso siempre.
Realmente no sé que me pasó pero desde mi interior brotó la necesidad que me culiara, sé que es algo extraño pero así fue, me dejé conducir por sus abrazos hacia una ventana de madera, me puso sobre ella, él se puso detrás de mi y mientras me culiaba vestido disimulábamos observar por la ventana a lo lejos a nuestros parientes areglar el motor, Néstor aprovechó para bajarme el pantalón y mi calzoncillo bikini quedando al descubierto mis nalgas sudadas de recelo y temor, mi picha ya estaba parada y algo de liquido de orina me salia por lo arrecho que estaba.
Creo que sabia lo que me iba a hacer y no me equivoqué porque de inmediato de reojo vi a Néstor detrás de mi sacarse su pantalón e interiores, su picha empezó a masajearme las nalgas, la sentí húmeda, sus dedos penetraban el hueco de mi culo, al ratito sentí la cabeza penetrar mi culo, me decía que mirara al frente, que no lo mirara, que no me moviera, que me iba a culiar rico, que iba a a sentir rico, que me iba a gustar todo, su aliento chocaba con el tronco de mi oreja y eso me hacia la piel de gallina.
Seguía culiándome parado con su picha, mi pene chocaba con la pared de caña guadua de la casa porque sus movimientos al culiarme eran muy rápidos, le decía que me dejara que me dolía, Néstor a sus 17 años, era muy arrecho, me movia fuertemente cada vez que me penetraba apenitas, creo que se cansó de pasarme su picha por las nalagas, me jaló en dirección a su cuarto, casi nos caimos porque la ropa estaba a la altura de nuestras rodillas y tobillos, me dijo que me iba a culiar rapidito, asi fue cómo me acostó en la cama, me quitó la ropa de los pies y me abrió de piernas, me sentía extraño cuando me abrió las piernas metiéndome su picha por el ojo del culo, sentía dolor, creo que me la metió solo la mitad porque el grito que pegué lo asustó, me la metió y saco rapidito, me sentó sobre la cama y me dijo que no diga a nadie nada de lo ocurrido.
Me ayudó a subirme la ropa, se alejó de mi quedándome acostado mirando al techo con sentimientos encontrados de recelo y necesidad de que me volviera a culiar, me gustó lo que me hizo, quería repetir, pero me daba recelo porque al principio sentía rico y luego dolor.
Luego d eunos minutos, me senté amistosamente junto a mi primo, nos miramos en corto, sus brazos me rodearon el cuerpo, senti caricias de sus manos, dimos vueltas en el entablado de la casa montándose sobre mi y me culió vestido dejándome culiar, sonriente me dijo que culiar era rico, que me iba a enseñar cosas nuevas, yo simplemente miraba su cara y su bulto entre sus piernas que culiaba mi picha, su cuerpo apretaba el mio haciendome botar aire con respiración rápida.
Pasaron los días a veces me tocaba al descuido las nalgas, otras, me las apretaba por detrás, cuando comíamos, yo me dejaba. En aquel almuerzo Néstor fue más atrevido poniéndome su mano por debajo de la mesa sobre mi picha, suavemente me la estiraba por la ropa, sin que mis tios y abuelos se dieron cuenta, lo miraba y me sonrojaba, le abri más las piernas para que me pajeara. Fue en ese instante que nos dieron la orden de recoger las fundas de banano y limpiar la enjabadora y la bodega que era un cuarto grande semioscuro, estaba arrodillado recogiendo las latas cuando senti por detrás unas manos que me alzaban mi cuerpo en peso, mi primo me empujó hacia unos plásticos y cartones me estiró las piernas sacandome el pantalón lo regresé a ver sacandose la ropa, cerró con picaporte la puerta y se me vino estirándose su picha, estaba sentado mirándolo cuando estiró nuevamente mis piernas para sacarme el calzoncillo bikini, mi picha estaba al descubierto me agaché a verla parada, Néstor me empujó con su pecho quedando mi esplada horizontal, sus manos sobaban mis piernas a lo que su picha jugaba circularmente con la mia, me dio la vuelta, yo me dejé aunque sabía lo que me iba a pasar como aquella noche pero lo desaba, poniendome en posición de cuatro, senti la cabeza de su picha caliente y humeda entrar por mi culo, expiré un poco con dolor, apreté mis labios con los dientes, Néstor me decía que aguante que ya estaba, ya estaba, ya estaba, eso me decia cuando sentia que su picha entraba poco a poco, poco a poco, fue tanto el dolor que sudaba frio de los nervios y de la angustia queria que ya me soltara y lo hizo luego de que su leche mojó los cachetes de mis nalgas, con su picha me hacia circulos, escuchaba su respiración que iba disminuyendo, no contento con lo que me hizo, me emtió sus dedos al culo por un ratito, me besó mi espalda y alli nomás me dejó hechado con mi culo roto un tanto sangriento, me senté a llorar uniendo mis piernas con mis brazos, mi mentón se apoyó en mis rodillas.
Néstor retornó con un balde con agua y jabón, me dijo que me dejara asear rápido que ya venian, su semblante era de preocupación, me paré, las manos suaves de Néstor me limpiaban mi ardiente culito.
Desde ese día Néstor fue especial para mi, me daba besos volados, al principio con recelo viraba la cara pero ante tanta insistencia le correspondia con mi mirada y una sonrisa, eso fue motivo para que entraramos en confianza aquella noche luego de la merienda me dijo que lo espere en la madrugada en mi cuarto que me iba a culiar más rico que antes, asentí y lo esperé, no me mintió me dio una embestida de pichga por mi culo que el dolor se iba desapareciendo con cada penetración convirtiendose mi culo en adicto a su picha, me enseñó a mamarle su picha.
Era estupendo culiarnos a solas, a causa de sus culeos, veo el mundo diferente, nuestra familia nunca supo de lo nuestro, eso valoro en él porque supo cuidar bien nuestro secreto, me dio más cariño hasta hace poco, y me lo sigue dando.
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