AQUEL VERANO
Cuarta Parte .
AQUEL VERANO
Antes de continuar quiero agradecer la buena recepción que ha tenido esta historia, y los mensajes que me han hecho llegar por mi cuenta de Telegram: @eadepaceb, recuerden que esta situación no la he vivido yo, es una experiencia que me ha contado un amigo al que conozco desde hace años.
Su nombre es Rubén, y me pidió que contara su historia, con lujo de detalles, incluyendo los nombres, lo único que omitiré son los apellidos y la ubicación.
****FE DE ERRATA: En la entrega anterior el nombre del tío mayor de Rubén Alejandro es Domenico Rubén (Doru) no Darío Rubén (Daru)
CUARTA PARTE
A la mañana siguiente nos despertó el sol y el calor… Bueno, me despertó… Jajaja… Papá roncaba a pierna suelta junto a mi, completamente destapado, la sábana había caído al suelo, con sus 23 centímetros duros y listos para la acción sobre el abdomen. Con una gota gruesa de presemen que se negaba a caer.
No sé de dónde me salió, pero no me pude resistir… Me acerqué con cuidado de no despertarlo, agarré su verga y comencé a darle una mamada. Uffff, sólo de recordar me excito jajaja.
Mientras le daba la mamada, papá seguía roncando, unos minutos después, lo escuché gemir, tras otros más, me acariciaba el cabello y me dijo:
Que manera de dar los buenos días mi macho perverso… Hummm… Ufff… No pares papi, vas muy ricoooo… Ahhh…
Yo intentaba meter lo más que podía a mi boca, relajar la garganta lo mas posible para que no quedara nada fuera. Cuando sentí mi quijada tocar su pubis sentí una arcada, tomé aire y volví a intentar, poco a poco la engullí en su totalidad. El entrenamiento de anoche había dado frutos… Jajaja…
Ahhhhh… Que ricoooo… Dijo papá entre jadeos… Sigue, sigue así, hasta el fondo… Ahhhhh… Vi cómo sus enormes bolas subían y bajaban a gran velocidad, su cuerpo estaba tensando y movía los dedos de sus pies hacia delante y hacia atrás. Se contorsionaba casi completo cuando yo me tragaba su verga completa.
¡MIERDA! Gritó papá como poseso, y colocó su mano en mi cabeza para que me quedara ahí, segundos después sentí cómo descargaba su leche directamente en mi garganta.
Uffff… exclamó después de acabar. Es la MEJOR MAMADA que he podido recibir en años… Y nada más que de mi propio hijo… Coño, soy un hombre afortunado. Ven acá campeón…
Como que sí era verdad, porque tan pronto acabó perdió rigidez. Yo limpié con mi boca cualquier resto que pudiera haber quedado de su leche y me acomodé junto a él. Me abrazó muy fuerte, me besó muy intensamente, apretando mi cuerpo contra el suyo como si temiera perderme, ya cuando fue relajándose, me dijo:
Tengo una curiosidad… ¿Alguna vez habías tenido fantasías con hombres antes de todo esto? Me refiero a que si ya te habías hecho expectativas de cómo podía ser el sexo entre hombres.
Ehhh… Creo que sí, una o dos veces, pero nunca con un adulto, menos contigo.
¿Por qué conmigo no?
Pues… No sé… Porque eres mi papá y… Bueno… Me daba pena…
Pero hijo… Mira cachorro, yo te amo, eso lo sabes, sabes que soy bisexual, igual que tu abuelo y tus tíos.
¿MIS TÍOS TAMBIÉN? No… ¿Es joda?
Jajaja… Ojalá lo fuera. Pero no, estoy hablando en serio.
Ufff… Que locura… O sea que… ¿Eso es normal en la familia?
¿Quieres saber más sobre la historia de la familia?
¡Por supuesto!
Excelente, pero hay que bañarse para vestirse que ya van a estar tocando la puerta para desayunar. Así que… A mover ese culo… Jajaja. Dijo papá dándome una nalgada sonora.
Nos bañamos por separado, nos vestimos y salimos a la casa de doña Elena.
¡BUENOS DÍAS MUÑECOS! Saludó doña Elena con una taza de café en la mano. ¿Durmieron bien? Tengo cafecito recién colado, ¿van a querer?
Siiii… Dijimos los dos.
Que bueno. Estoy montando unas empanadas para desayunar. Bien llenas de carne.
Ay señora Elena, gracias por su atención y hospitalidad, en verdad.
Jajaja… Mira Rubén Darío, esto no es gratis. Vas a estar endeudado conmigo…
¿Cómo así? Preguntó papá alzando una ceja.
Claro que sí, me tuviste abandonada AÑOS… Y cuando me presentas a este muñeco, ya te vas. O sea, vas a tener que venir, con él, más seguido a visitarme. Así me voy a cobrar.
Jajaja… Si quiere se lo dejo… Jajaja…
¡NOOO… NO SEÑOR! Loca sí, pendeja no… Ese debe comer más que un remordimiento… Noooo…
No, yo como poquito… Le dije riendo.
¿Ves? Ni siquiera él se lo cree.
Bueno, ya tomaron café, aquí están las empanadas, vayan comiendo que están recién hechas. No dejen que se enfríen, y coman antes que se levante la jauría. Porque si no… Ay ay ay… Ni las servilletas van a quedar.
Nos colocó tres a cada uno y nos sentamos a comer en la cocina.
Por cierto Rubén… Sería bueno que a tu papá lo vea un psicólogo. Eso de la depresión no es muy bueno que se diga. Recuerda que yo soy enfermera, y eso necesita tratamiento.
Pero Doru está con él, ¿no?
Sí, pero Domenico Rubén no puede tratar a tu papá, no es bueno eso tampoco. No sería objetivo.
Bueno, ya veremos qué hacemos.
¿Quieren más empanadas? Aprovechen que aún no se levantan los locos de aquí. Hay seis más. Es más, denme los platos. Y volvió a colocar seis empanadas. A ver… Aquí tienen más café, ok, voy a despertar a los locos para que se ganen la comida… Jajaja… Los dejo un momento…
Cuando doña Elena salió a despertar a su familia papá me dijo:
Ahí donde ves a la señora Elena, ella fue como una madre para mi mientras estuve en la obra aquí, jamás me faltó nada, incluso, me lavaba la ropa… Jajaja…
¿En serio?
Sí, ella es un amor de cosas bellas. Y sus hijos e hijas son super atentos también. El señor Marcos es más de gusto adquirido. No es fácil que le agrade nadie ni a nadie le agrada él fácilmente.
Hummm y… ¿ellos conocen a la familia?
Sí, a todos. Incluso, conocieron a 4u abuela y a tu mamá.
Ahhh ok. Por cierto, ayer no me terminaste de contar lo del abuelo…
Jajaja en la carretera te cuento.
Cuando terminamos de comer llegaron los demás, saludaron, cogiendo platos, se sentaron y nosotros nos despedimos. La señora Elena se acercó a mí con la guitarra de papá en mano.
Toma mi niño, lleva la guitarra, a tu abuelo le hará bien que tu papá le toque y cante algunas canciones, pero cuando vengan de regreso, tú vas a tener que tocar alguna canción… ¿Estamos?
Pero yo no sé t….
NADA… Aprendes… Ahora, vayan con Dios. Saludos a Aldo.
Papá había montado el bolso en el carro, el señor Marcos nos dio unas empanadas y café en un termo para el camino y yo subí la guitarra.
Jajaja… ¿Te la dio para que aprendas?
Según ella, es para que me enseñes.
Que vaina con la señora Elena… Jajaja…
Salimos del pueblo después de poner combustible y tomamos la carretera.
¿Cómo lo has pasado mi Ale?
Jajaja… No es fácil responder eso. Pero creo que muy bien.
Respecto a la pregunta que te había hecho en el cuarto… Respondiste a medias…
Ehhh… Sí, me había hecho expectativas, pero esto que hemos hecho las dejó atrás.
¿En serio?
De verdad.
Pues… Me siento honrado.
Ahora, ¿me vas a seguir contando de la familia?
¡CLARO QUE SI!
¿Recuerdas que te dije que había perdido mi virginidad con Patricia?
¡Claro! La hija de la maestra.
Resulta que Leal, Alda, y Doru nos vieron. Después que yo estuve con ella, terminamos de dormir, al levantarme ella no estaba.
Mis hermanos aún dormían, yo salí del cuarto y fui a la cocina a ver qué comía. Ahí me conseguí a papá con la maestra. Teniendo sexo.
Papá en lo que vio que estaba yo ahí, me dijo que me fuera al cuarto. Más o menos una hora después, papá fue al cuarto y me dijo que lo siguiera. Yo fui detrás de él, cruzamos casi toda la hacienda, papá se sentó sobre una gran piedra que hay bajo un roble gigante que hay allá, hacia el bosque de cacería, me cargó, me sentó sobre su muslo derecho a caballo, para quedar de frente a él, y me dijo:
HIJO… Lo que viste no debes contarlo, Doña Ana es una mujer casada, y eso traería problemas. ¿He sido claro?
Sí papá.
Bien, entonces… ¿Qué viste?
Nada especial, las gallinas en la cocina.
Jajaja… Excelente… Quiero que aprendas una lección de esto hijo, jamás, bajo ninguna circunstancia, jamás, debes contar a NADIE lo que haces, sea con un hombre o con una mujer. Todo lo que pase en un momento de sexo, debe quedar sólo entre tú y con quien estés. ¿He sido claro?
Sí papá.
Excelente… Ahora, deja que me despida de Doña Ana, por cierto, su hija…
¿Patricia?
Ehhh… Si… Va a quedarse aquí unos días. La situación no es buena en su casa y es mejor que ella esté aquí. ¿De acuerdo? Aunque… Habrá que hacer algún que otro cambio, otra vez…
¿Sus papás no se quieren?
Son cosas de adultos y de familia. Tú y yo no tenemos nada que ver ni decir ahí. Quiero que siempre recuerdes eso.
Los problemas que haya en casa, en casa quedan.
No se comentan, ni se busca consejo de nadie para resolverlos. ¿Estamos?
Sí papá.
Genial. De todas formas, como que le agradaste a Patricia Elena… Jajaja… Dice que le contaste historias asombrosas anoche y que le costó dormir de lo interesante que eran.
¿Historias? Pero…
Shhh… Si alguien se refiere a lo que pasó entre ustedes así, toma el cumplido, agradece y sonríe…
Tú eres mi hijo, yo sé qué fue lo que pasó, porque por más que creas que estaban siendo silenciosos, se oyó por toda la casa… Jajaja…
Eso también nos inspiró a su mamá, Doña Ana, y a mi a «contar historias» hasta que amaneció, y cuando estaban las gallinas en la cocina, estábamos poniendo el punto final a un capítulo de esa historia.
Tal vez sigamos contando historias, y tú como que también, con Patricia, incluso tus hermanos, no hay nada mejor que tener con quién disfrutar. Y si está en casa, uffff… Mejor… Ahora si mi cielo, voy a despedirme de Doña Ana, capaz la llevo al pueblo en la carreta, ah… Ahí viene patricia, ve a ver qué historia le cuentas… Jajaja…
Tu abuelo se fue a llevar a la maestra al pueblo, y nos dejó solos. Patricia se me acercó y me dijo:
Hola Ruda… Ufff cómo roncaste anoche… ¿Ya comiste algo? Ven, vamos a ver qué nos dejaron en la cocina, mamá dijo que habían preparado unos cuantos sándwich.
Me tomó de la mano y en el camino me robó un beso. En la cocina me bajó el short que cargaba, y comenzó a darme una mamada…
Pero… Los sándwich?
Necesitamos mayonesa, dijo Patricia sacando mi verga de su boca brevemente. Y en seguida, volvió a buscar la mayonesa… Jajaja…
Jajaja… ¿Y consiguió?
Uffff… Como si fuera a llevar para su casa. Jajaja…
Después de eso, se colocó sobre dos bancos de madera que en realidad eran dos pedazos de rolas, alzó la falda de su vestido y no cargaba ropa interior…
Creo que vamos a necesitar… Este pancito… ¿Puedes ver si está rico?
¿Cómo?
Con la lengua tonto…
Así que me puse a lamer ese pancito que había entre sus piernas, al poco tiempo ya la verga me dolía del rato erecta. Ella gritaba como loca… Yo apretaba sus teticas, mordía su clitoris, lamía su ano… Y ella dijo:
Mieeeel… Ahí viene mi mieeeeel… Y acabó llenando mi cara y boca de su miel… Ufff… Coño… Mira como estoy otra vez Ruba…
Jajaja… Yo ando así desde antes del desayuno.
¿En serio? Coño papi, eso es falta de confianza… ¿Vamos al asiento de atrás?
Yo vi hacia los lados y no se veía ni un alma, así que papá apagó el motor y nos pasamos al asiento de atrás, fuera shorts, fuera camisetas, y nos unimos en un 69…
Papá se comía mi verga completa y yo la suya, hasta el fondo, ambos gemíamos como locos, cuando vi que se retorcía introduje tres dedos en su culo. Él se volvió loco y resoplaba por la nariz, en eso, me acaba en la boca y yo tragando su leche, le di la mía también… Después, cada uno limpió la verga de su macho, jajaja. Cuando nos repusimos, pasamos a la parte de adelante y así, desnudos, seguimos en la ruta. Al cabo de un par de kilómetros le pregunto:
Papá… Digo, Ruda…
Dime, mi Ale…
¿Dónde estaban mis tíos?
Jajaja… Pensé que me ibas a preguntar si quería café o una empanada, la respuesta es que si, pero tus tíos habían estado viendo por la ventana alta de la cocina todo lo que estábamos haciendo. Jajaja.
Le pasé la empanada, agarré una y le serví café. Toma un poco y me dejas, dijo papá, ya que la tapa del termo agarraba bastante cantidad. Así hice, mientras que papá iba contando.
Después de comer la miel del pancito de Patricia, me dijo que quería chorizo y huevos… Que le diera chorizo como anoche…
Yo de una vez metí mi chorizo en su pan, que tenía bastante miel todavía. Ufff… Se sentía rico, caliente, apretado. Y ella contraía halando mi verga hacia dentro… Ufff… Tienes que probar eso cachorro… Si lo de ayer y hoy te gusta, el sexo con una mujer te va a encantar… ¡MIERDA RUBÉN ALEJANDRO! ¿QUÉ HACES LOCO?
Ehhh… ¿Sacando salsa de ajo para echarle a la empanada?
Jajaja… Eres un hijo de puta… Aprendes rápido… Te amo mi Ale. Si vas en serio, quiero probar esa salsa de ajo en la empanada…
Voy en serio, sigue contando…
Jajaja… Ok. Ella seguía gimiendo y pidiendo más, más chorizo. En eso entra Leal y le pone el suyo en la boca, primera vez que veía a mi hermano menor en algo sexual, no me lo había ni imaginado. Doru hizo que Patricia se colocara sobre un costado ella levantó una pierna yo estaba en su coño…
¡PANCITO!
JAJA… su pancito, Leal en su boca y Doru en su culito, mientras que Alda esperaba su turno, preparando el chorizo jajaja… Al poco rato todos gemíamos y sudábamos, era una escena increíble, cuatro hermanos que siempre discutían, se peleaban, estaban disfrutando del sexo al mismo tiempo, con una niña que rondaba la edad de todos ellos, nuestros ojos se buscaban, nuestras caras demostraban deseo, pasión, esto nos excitaba más que estar llenando los huecos que llenábamos creo que llevábamos unos 20 minutos cuando Doru anunció que estaba a punto de…
Echar mayonesa…
Jajaja… Exactamente. A punto de echar mayonesa, y echó bastante cantidad…
Ufff… Mira… Le dije a papá. Quien aminoró la velocidad para ver cómo le ponía mi propia salsa de ajo a la empanada. Cuando acabé, se la pasé y pegó un mordisco.
Aleeeee… ¡ERES LO MÁXIMO! Gritó levantando los brazos y acelerando. TE AMO HIJOOOO… volvió a gritar.
Yo no paraba de reír. ¿A cuántos de mis amigos sus papás les dirán te amo como el mío a mi? ¿Cuántos de ellos tendrán sexo con su papá? Eso no se pregunta… Jajaja…
Papi, tu salsa de ajo es fenomenal… Amo el sabor y la textura… Muerde, aún queda. Dijo mi papá sacándome de mi pensamiento.
Cuando probé, era verdad, sabía rico… Jajaja. No tanto como beberla del culo de mi padre, pero… Era otra cosa… Jajaja.
¿De qué te reías picarón?
Pues… De lo espontáneo y maravilloso que eres, y pensé en que tal vez no todos mis amigos tienen la suerte de tener un padre como tú.
Papá frenó y se ubicó con la espalda a la puerta. Se colocó el índice izquierdo entre su nariz y su labio superior agarrando su quijada. A ver… Me dijo, ¿a qué te refieres con «un padre como yo»?
Papá, tu eres un hombre muy atractivo, y lo sabes, eso te funciona con hombres y con mujeres sexualmente vuelves loco a quien sea, pero tienes otras cosas: eres sincero, espontáneo, libre de decir lo que sientes, cómo lo sientes, siempre me has dicho la verdad, siempre estás conmigo, no me guardas secretos, no andas con falsos pudores, eres un hombre maravilloso, y creo que…
¿Qué cosa hijo? Me dijo papá moviendo mi cabello hacia detrás de la oreja.
Papá… Yo creo que… Siempre he estado enamorado de ti, pero no lo sabía.
Jajaja… Ven acá mi rey. Me dijo extendiendo sus brazos hacia mi. Me subí a sus piernas, él corrió el asiento hacia atrás quedando yo de espaldas al volante.
Mira Rubén Alejandro, tus amigos puede que tengan una relación similar a la nuestra, pero no creo que esto que tenemos, esta conexión, esta posibilidad de enamorarse padre e hijo, porque yo te amo, yo siempre he estado enamorado de ti, desde que supe que ibas a nacer, pero ahora te amo como hombre, porque ya haces cosas de hombre, ya no eres un nené. Aunque para mí siempre serás mi bebé hermoso. En el caso de tus amigos… Es un tema complicado, porque sus papás fueron criados con tabúes, religión, cultura familiar donde se prohíbe la desnudez, lo ven como perversión, el sexo es meramente reproductivo, etc. Este amor de hombres que nos tenemos, no es común que se vea libremente, porque nos tocó una sociedad machista y que se burla de las relaciones homosexuales. El incesto también, el sexo entre familia, mucha gente lo condena, de boca hacia afuera, pero no pueden oír algo sobre el tema, porque se excitan.
¿Hipócritas?
No, simplemente son como son, no etiquetes a nadie, porque cuando tu estás poniendo la etiqueta a alguien, ya otra persona te tiene en el anaquel del mercado. ¿Me explico?
Si.
Ok. Ahora vamos a poner la capota, porque hay tiempo de lluvia, vamos a ponernos los shorts, las camisetas, porque ya quedan 50 kilómetros hasta el pueblo, y con lluvia no vamos a estar cabalgando.
¿Ya vamos a llegar?
Si, ¿se te hizo rápido?
Pues… Ni cuenta me di.
Nos pusimos la ropa, subimos la capota del auto y reanudamos la marcha, justo a tiempo porque comenzamos a escuchar la lluvia que caía sobre el techo. Vidrios arriba, aire acondicionado y música a un volumen como para poder hablar.
Ahora sí, ¿dónde nos quedamos? Ahhh sí… La mayonesa de Doru. Jajaja…
Ajá, la Dorunesa… Jajaja…
Luego de eso, nos rotamos, hasta que los tres habíamos llenado a Patricia de chorizo y mayonesa por todos lados… Bueno, Leal aún no… Pero él experimentó sus primeros orgasmos. Jajaja… Nosotros estábamos muy tranquilos y distraídos en la cocina, pensábamos que papá aún no llegaba, recuerdo que estábamos desnudos los cinco, Patricia, tus tíos y yo, entre los cuatro, seguíamos estimulando el… Si, pancito de Patricia, jajaja… con nuestros dedos y lenguas.
Lamiendo lo que chorreaba de su interior… Ufff… Y ella no se cansaba de darnos su «miel»… De pronto escuchamos un carraspeo en la puerta de la cocina, nosotros buscamos ponernos algo que nos tapara y en cambio, Patricia, estaba muy tranquila y hasta contenta de ver que papá llegara, tanto así que corrió a saludarlo.
¡Hola señor Alejandro!
Hola hermosa, veo que has estado jugando con mis hijos… ¿Se han portado bien?
Muy bien señor Alejandro, todos se portan bien…
Que bueno, si alguno se porta mal, me dices, ¿sí?
Si señor… Descuide. Ehhh… ¿Usted quiere jugar también con nosotros?
Jajaja… Me encanta la idea, pero no, estoy cansado y necesito dormir. Ustedes, recojan todo lo que tienen tirado y vayan a su cuarto. Tú también princesa… Dijo papá.
Pero señor Alejandro… Juegue aunque sea un ratito con nosotros… Mire, nosotros estamos pasando el tiempo tranquilos, y estamos contentos… ¿Verdad muchachos?
Todos asentimos con la cabeza.
Mientras, papá se había sentado en un tronco y Patricia se le metió entre las piernas. Nosotros miramos perplejos cómo Patricia tomaba la mano de papá y la ubicó de manera que papá iba tanteando con sus dedos el pancito de Patricia para luego llevarse la mano a la nariz y a la boca. Papá sobaba por encima el pancito y ella casi que maullaba.
Eso lo hizo unas 3 ó 4 veces, y veíamos cómo Patricia se derretía de gusto, ni podía mantenerse en pie, por lo que papá la puso sobre sus piernas y le seguía dando caricias que la volvían loca. Después vimos cómo sus grandes dedos entraban y salían de ella, tres dedos le habían entrado, hasta el fondo.
Nosotros sólo mirábamos cómo papá hacía que Patricia se quedara sin palabras y tendida sobre sus muslos. Papá nos miraba a los ojos mientras se relamía de gusto.
Él agarraba los jugos de Patricia y los bebía, los acumulaba en la palma de la mano y después se la lamía. Después la cargó y la colocó de manera que las piernas de Patricia rodeaban su cuello y él introducía su lengua sin parar, bebiendo la miel de Patricia sin dejar caer una sola gota. Así estuvo hasta que Patricia se quedó profundamente dormida, él la cargó después como si fuera una bebé y nos hizo señas de no hacer ruido.
Salimos de la cocina en silencio, papá llevó a patricia a nuestro cuarto y nos dijo que fuéramos con él.
Nos fuimos los cuatro siguiendo a papá hasta el manantial, nos dijo que entráramos al agua y que él se iba a quitar la ropa para meterse con nosotros.
Los cuatro entramos desnudos. Papá siempre decía que él se metería al agua con nosotros, pero siempre lo que hacía era quitarse la camisa, los zapatos, las medias, subirse el pantalón hasta las rodillas y sentarse a la orilla.
Papá era un hombre joven aún, recuerda que tenía apenas un año de haber enviudado.
Recuerda que poco después que cumplí 7 años mamá falleció, ya yo tenía 8 en ese entonces, y es normal que los hombres de la familia empecemos a desarrollarnos muy pronto, vellos, de la noche a la mañana nos vemos pelos en las bolas, axilas, y hasta tenemos nuestra primera eyaculación.
En cuanto a tus tíos… A ver… Doménico Rubén, Doru, ya tenía 10 para ese entonces, Alejandro David, Alda, tenía 9, y Leonardo Alejandro, Leal, tenía 7. Papá ya había cumplido 25 años en ese tiempo…
Pero… Yo mi primera eyaculación la tuve fue contigo… Dije como apenado.
Jajaja… Hijo… Yo lavo la ropa sucia, y las sábanas de tu cama dicen lo contrario. De pronto no de manera consciente, pero tú tienes tus descargas de leche desde los 8 años papi bello. Pero te sigo contando.
Oook…
Aún cuando papá había puesto como norma que cuando estuviéramos solos, sin el personal de la hacienda, debíamos andar desnudos, a él jamás le habíamos visto completamente desnudo. Siempre usaba un short o andaba en slips, pero jamás sin nada.
Menos aún con tu abuela viva. Ella siempre decía que:
«Ver la desnudez ajena generaba ceguera, porque se quemaban los ojos como con candela, más si era la de alguien mayor».
Jajaja… ¿En serio decía eso?
Sí, y eso no se discutía. Prosigo… Ese día nosotros vivimos por primera vez a tu abuelo desnudo. Los cuatro nos quedamos en shock cuando lo vimos. Sabíamos que era altísimo, 2 metros no son cualquier cosa, sabíamos que tenía un cuerpo muy velludo y musculoso. Pero ese monstruo que tiene entre sus piernas, jamás lo habíamos imaginado.
¿Qué es? No exageres…
¿EXAGERAR? Jajaja… No necesito exagerar nada. Cuando digo que Aldo es enorme, es porque ES ENORME. Más larga, como 3 dedos, que la mía, creo que debe estar cerca de los 30 centímetros, bueno, unos 26 tal vez, y como… Como una lata de cerveza de gruesa… Ese es el animal que tiene. Lo peor es que estaba totalmente erecta y daba miedo que se nos acercara. Jajaja. Cuando entró al agua, tu tío Leal se puso a llorar, cuando papá se le fue a acercar para calmarlo, el loco quiso correr dentro del agua se resbaló y casi se ahoga… Jajaja… Papá lo sacó en seguida a la orilla y le hizo botar el agua. Ya después de un rato, estábamos todos tranquilos en el agua con papá.
Creo que pasamos unas dos horas ahí, y nos fuimos a la casa, todos desnudos. Papá había hecho un bolso con su pantalón y ahí llevaba zapatos, camisa e interior.
Cuando llegamos a la casa Patricia aún estaba dormida. Y papá nos dijo que fuéramos a la cocina, fuimos con él y preparó una sopa de res con verduras, después de comer papá preguntó ¿qué tal lo habíamos pasado? Le dijimos que bien. Luego nos preguntó:
¿Cómo les parece su papá desnudo?
¡IMPRESIONANTE! Dijimos todos.
Jajaja, de pronto ustedes van a ser tanto o más grandes que yo cuando crezcan. Dijo agarrando su enorme verga. Que estaba dura y babeando.
Tu tío Doru le dijo:
Papá… ¿Podemos tocarte ahí?
Jajajaja… Claro que sí mis amores, hay Aldo para todos pero vamos al cuarto, ahí estaremos más cómodos.
Ya en ese punto de la historia que contaba mi papá había dejado de llover y habíamos llegado al pueblo donde íbamos a tomar un caballo para ir a la hacienda.
Cuando llegamos al sitio el encargado, un señor de unos 70 y algo de años, saludó a papá.
Don Rubén, que bueno verlo, caramba, ¿este es el hijo suyo?
¿Cómo está señor Alfonso? El gusto es mío. Sí, es mi retoño, ven Rubén Alejandro, para que conozcas al señor Alfonso, él es quien cuida los caballos.
Mucho gusto señor.
Igualmente hijo, ¿van a la hacienda?
Sí, respondimos.
Ay caray… Pues… Hoy no será… Mejor mañana que se despeje la vía, se cayeron unos árboles con la lluvia.
Pues… Dijo papá. Con una expresión decepción en su rostro.
Pero no se preocupen, ustedes saben que hay una casa suya aquí, ¿verdad?
Sí, la casa donde mi mamá se escondía, dijo papá.
Bueno, aquí están las llaves, está limpia, hay comida y electricidad, agua también, incluso caliente. Lo que no hay allá… Jijiji…
Gracias Señor Alfonso, dijo mi papá, tomó las llaves y el viejo le dijo:
Por favor, cuando se vaya a la ciudad, llévese a mi nieta… Tiene 12 años, pero aquí no va a haber posibilidad para que estudie, yo quiero que tenga una profesión y que se vaya de aquí. Se la entrego con todo y papeles. Además, está enamorada de un vago, lo que hace es estar bebiendo y drogándose. Y él tiene 30…
No es sencillo, pero vinimos a pasar el verano. Ya pensaré en algo.
Agradecido de antemano, Dios los bendiga.
Subimos al auto y papá condujo a la casa de la familia, el escondite de la abuela. Casi al final del pueblo. Bajamos el bolso las empanadas que quedaron y el café.
Bueno mi Ale… Esta es la última escala antes de llegar a la hacienda, ¿sigo contando?
Claro que si…
Bueno, mientras, vamos a darnos un baño, y te voy contando. Estamos llenos de sudor y como que el desodorante nos traiciona… Jajaja… Dijo papá oliendo una de sus axilas.
Ehhh… No me parece que huelas mal. Me gusta el olor de tus axilas.
¿En serio? ¿Te gusta?
Sí. Me gusta mucho…
¿Sólo el de mis axilas?
No… Axilas, bolas sudadas, verga, más si tiene restos de orina… Jajaja… De tu culo… Ufff… Me vuelve loco… De tus pies bien sudados… Wooooow…
¡Wow! ¡Que puerco eres! Jajaja… Pero dale, vamos a bañarnos, prometo no usar desodorante, jajaja…
¿Ni perfume?
¡Ni perfume!
Ok. Vamos.
Sus comentarios por esta vía serán bienvenidos, al igual que por el Telegram.
Me encanta este relato, se está poniendo muy bueno
Gracias, si gustas, puedes escribir a mi Telegram y te agrego al grupo para que interactues con otros lectores y leas las partes siguientes antes de ser publicadas por acá.
Gracias como siempre excelente y muy calientes