AQUEL VERANO
Quinta Parte.
AQUEL VERANO
Antes de continuar quiero agradecer la buena recepción que ha tenido esta historia, y los mensajes que me han hecho llegar por mi cuenta de Telegram: @eadepaceb, recuerden que esta situación no la he vivido yo, es una experiencia que me ha contado un amigo al que conozco desde hace años.
Su nombre es Rubén, y me pidió que contara su historia, con lujo de detalles, incluyendo los nombres, lo único que omitiré son los apellidos y la ubicación.
QUINTA PARTE
Después de nuestro ritual de baño, que esta vez sí fue normal… Jajaja… Terminamos culeando como locos… Lo cual ya es normal entre nosotros. Jajaja. Mentiras… Eso no fue lo que sucedió, por lo menos no en ese momento.
Ahora sí, en serio… Ejem…
Papá y yo entramos a la ducha con ganas de darnos unas cuantas cogidas mientras nos bañábamos… y nos dimos cuenta que…
¡No había agua en las tuberías!
¡MIERDA! Dijo papá molesto. Dando un golpe fuerte con el puño cerrado en una de las paredes. Se volteó a verme ofuscado diciendo:
Y… ¿Ahora? ¿Qué hacemos?
Pues… No sé… No nos bañamos… Jajaja.
¿NO NOS BAÑAMOS? Puede ser que deje de usar desodorante, perfume, pero de bañarme no. Ya voy a hablar con el viejo Alfonso. Dijo papá saliendo muy molesto de la ducha en dirección a la sala.
Ehhh… ¿Voy contigo?
No, deja que vaya solo, voy a armarle el lío de su vida al vejestorio ese… Y enseñarle a ser un hombre serio, infeliz de mierda. ¿Cómo se le ocurre jodernos así? Ya va a ver… Dijo papá buscando las llaves de la casa y el auto.
¿En serio no quieres que te acompañe? Le dije ya vestido nuevamente.
¡COÑO! Está bien… Vamos. Le voy a decir hasta del mal del que se va a morir el hijo de puta ese. Pero es ya. No me demores.
Jajaja… Pero… No vas a ir así… ¿O sí?
¿Así cómo?
Rubén Darío… Mirate… Crees que vas a salir así? O este es uno de esos pueblos donde la gente anda así? Le dije señalando su cuerpo de arriba hacia abajo.
¡COÑO! Cuánta razón tienes. Mi Ale… ¿Qué haría sin ti? Jajaja… Dijo al verse desnudo y con las llaves en la mano. Ven acá mi vida.
Cuando me acerqué, me dio un beso intenso, soltó las llaves sobre la mesa de centro, para quitarme la camiseta, dejándola encima del asiento del sofá.
Comenzó a lamer mi cuello sudado, mientras resoplaba, el contacto de su barba y su lengua me hacía estremecer.
Fue bajando hasta mis pectorales, donde se detuvo un rato chupando mis tetillas, iba alternando entre una y otra arrancando gemido tras gemido en mi, sus manos apretaban mi espalda contra él, como si quisiera meterme a su boca completo y masticarme.
Siguió descendiendo por mi eigth pack, pasando su lengua y besando hasta llegar a mi ombligo, para luego ir en ascenso por mis costados hacia mis axilas, las cuales mordía y lamía con ganas, gruñendo y bufando, de igual manera recorrió mi espalda, al llegar a mi cintura, ya de rodillas, desabrochó mi short, con cuidado bajó la cremallera del cierre, aprovechando de agarrar mi verga que estaba completamente erecta y lubricando.
De un solo movimiento bajó mi short hasta que llegó a mis tobillos, para abrir mis nalgas y meter su lengua en mi trasero dándome una gran comida de culo mientras que con una mano hablaba con fuerza mis bolas hacia abajo, y con la otra iba masturbándome.
Creo que estuvimos así unos 5 minutos, hasta que se puso de pie, y me dijo al oído con la voz ronca y jadeando:
Ya mi hombre está listo para que le dé verga… Y se la voy a dar.
Diciendo esto, papá colocó el glande en la entrada de mi ano y de una estocada me ensartó sus 23 centímetros.
Yo sentí que me había desgarrado todo por dentro, pero no me importó, era mi violador personal, mi padre, mi novio, mi pareja, mi hombre, mi todo, simplemente me entregué a disfrutar, yo estaba en la gloria, sintiendo su monstruo invasor dentro de mi culo.
Si alguien hubiera entrado se escandalizaría ante la situación. Pero nosotros estábamos disfrutando el momento al máximo.
Papi, que delicia de culito tienes amor, quiero cogerte siempre, quiero que me cojas tú también, quiero que vivamos preñados el uno del otro mi macho… Ufff… Como si no hubiera mañanaaaa ahhhh… Que rico te mueves, uffff… Y cómo aprietas mi verga. Te amo mi Ale, eres mi vida, mi hijo, mi todo, ahhh… Mi machoooo… Ahhh… Coño papi… Coño papi… Me corroooo… Ahhhh.
Sintiendo las pulsaciones de la verga de mi papá acabé al mismo tiempo que él, llenando la palma de su mano con mi leche adolescente, la cual él lamió hasta que no había rastro alguno.
Así permanecimos, abrazados, de pie, en medio de la sala, hasta que su verga perdió rigidez para salirse sola. Cuando salió de mi interior se colocó frente a mi y me dio una mamada para asegurar que no quedara rastro alguno de leche, lo que él no sabía era que yo estaba por darle una sorpresa llevado por la excitación que sentía.
Apenas se puso de pie, nos besamos nuevamente, después, me fui de rodillas ante él, metí su verga a mi boca y le devolví el favor, su verga, con restos de su leche y mi culo, entraba y salía de mi boca hasta que por fin no había rastro alguno de nada. Más que el placer que habíamos tenido.
Papá miraba desde arriba sonriendo y bufando, por su expresión, algo tramaba. Pero el sorprendido en realidad fui yo.
Porque al terminar de limpiar su gran verga, me hizo recostar sobre el respaldar del sillón estaba frente al sofá. Levantar una pierna, y ya así, comenzó a lamer y succionar mi culo, sacando toda o gran parte de la leche que había dejado en mi interior unos minutos atrás.
Cuando vio que no había más que sacar, me giró, quedando yo frente a él, para darme un beso con sabor a sexo, culo, leche, sudor, a macho.
Después de ese beso tan sexual, me abrazó muy fuerte y me dijo al oído:
Gracias mi amor, de verdad, gracias por ser, por existir, por ser mi hijo, mi mejor amigo, mi amante, mi pareja, mi universo. Gracias… En verdad necesitaba eso.. Te amo.
Yo sentí cada una de sus palabras vibrando dentro de mi y se me salió una lágrima.
¿Dije algo malo? ¿Te hice daño mi Ale? Preguntó papá tomando mi cara entre sus manos.
No, no es eso…
Pero… ¿Por qué lloras?
Pues… Porque… Te amo más que ayer, pero menos que mañana…
Jajaja… Yo también mi rey. Cada vez más.
¿Aún estás molesto con el señor Alfonso?
Ehhh… ¿Molesto? Sí, pero con ganas de matarlo, ya no… Jajaja. ¿Quiere mi marido ir conmigo?
Jajaja… Claro que sí, marido mío.
Bueno, pero no así… Jajaja.
No, lamentablemente tenemos que vestirnos, jajaja.
Exacto, así que… A darnos prisa. No sea que no lo encontremos en el local.
Cuando estuvimos vestidos, con las mismas camisetas y shorts con los que habíamos salido de casa de Doña Elena, fuimos al auto y nos dirigimos a buscar a Don Alfonso. Al llegar al local, lo vimos en la acera fumándose un tabaco.
¡DON RUBÉN! Por favor, disculpe mi mala cabeza… El agua de la casa, si no fluye, es porque está cerrada la llave de paso del tanque. Sólo debe moverla 1/4 de vuelta y ya tendrá agua… Venían por eso… ¿Verdad?
Ehhh… sí… dijo papá. Apenado, y rascando su nuca, porque recordó todo el enfado que había sentido antes y que en algún momento tuvo ganas de arremeter contra el viejo.
Ahhh… Y la electricidad… tiene que mover el interruptor que está en el cuarto de lavado. Agregó Don Alfonso. También debe abrir la llave del gas, y encender los pilotos de la cocina, eso es lo que no les había dicho. Espero que me disculpen. Yo ya estoy viejo, y hay cosas que se me pasan por alto.
Muy agradecido Don Alfonso. Tranquilo, yo entiendo. Dijo mi papá dando la mano al viejo en seña de agradecimiento. Ya cuando estábamos por retirarnos el viejo se acercó y le dijo:
Don Rubén… Será que… Usted… Esteeee… Será que… No, mejor olvide…
¿Ocurre algo Don Alfonso?
No, no, nada… Vayan tranquilos.
Pero… ¿Pasa algo? ¿Necesita algo? Dígame.
Pues sí… Mire Don Rubén, yo quería pedirle que le diera posada a mi hijo menor, Tomás, él tiene un poco más de edad que el suyo, lo que pasa es que… Su madre se va de viaje, y… Bueno… Como usted sabe… mi nieta está en casa, pero no quiero que estén en la misma casa, misma habitación, misma cama… Usted me entiende… ¿Verdad que sí? Además, él es un muchacho muy servicial y atento. No hay que rogarle para nada. Sólo por esta noche, mañana yo resuelvo.
Ok. Si mi hijo no se opone…
Yo me encogí de hombros y papá le dijo:
No hay problema, ¿él sabe llegar?
Sí, pero ya se lo llamo…
¡TOMÁS!
Del local salió un muchacho más alto que yo en ese entonces, 1,80, aproximadamente, piel morena oscura, ojos verde claro y cabello ondulado negro. Mandíbula cuadrada, con una hendidura en la quijada, nariz larga y afilada, labios delgados, pero bien definidos, pómulos altos. Muy parecido a Don Alfonso, salvo que el viejo es blanco como una hoja de papel casi… Jajaja.
Los brazos, bien desarrollados, por trabajo duro o tal vez gimnasio, decían que era lampiño, De cuerpo nada mal, no tenía barriga, los brazos, bien formados, buenos pectorales que resaltaban bajo la camisa holgada mangas cortas, mismas que se llenaban con el tamaño de sus bíceps, aún en reposo, las piernas bastante apretadas bajo el pantalón de caqui, tipo futbolista, marcando también su buen paquete y trasero, se veía muy humilde, muchacho de campo, que jamás había pisado ciudad. Me quedé loco cuando me di cuenta de lo que había detallado de Tomás en una sola vista… Jajaja.
¿Mande? Dijo Tomás.
Mira hijo, este es Don Rubén, hijo de Don Aldo. Y él es su hijo, esta noche vas a dormir allá, en la casa de la familia de ellos, y mañana arreglo dónde vas a estar mientras llega tu mamá. Así que… Busca tu morral. Ayuda en lo que necesiten, y no me dejes mal. Así que… Busca tu morral.
Sí apá. Muchas gracias señores.
Tranquilo, tu papá es amigo de la familia de toda la vida, vamos… Dijo papá.
Tomás se asomó brevemente al interior del local y sacó su morral.
¿Todo listo Tomás? Preguntó papá.
Sí señor. Todo lo que necesito está aquí.
Se despidió de su papá y nos fuimos a la casa.
Al llegar, acomodamos todo lo que nos había dicho Don Alfonso: Agua, electricidad, gas.
Entramos a la casa, Tomás colocó su bolso sobre el sofá, y tanto papá, como yo, en automático, nos quitamos las camisetas, los zapatos deportivos, y ya, cuando íbamos a quitarnos los shorts, para quedar por fin desnudos, papá recordó que no estábamos solos. Así que me vio y luego volteó hacia Tomás diciéndole:
Disculpa Tomás, pero…
¿Ustedes andan desnudos en casa? Preguntó intrigado interrumpiendo a papá.
Esteee… Sí, nos gusta andar cómodos. Pero si te incomoda… Dijo papá ruborizado, colocando sus manos detrás de la nuca y codos hacia el techo, lo que hacía que flexionara sus bíceps. Tomás se quedó unos segundos observando el cuerpo musculado de ese pelirrojo velludo que tenía en frente. Incluso, le vi morderse ligeramente el labio inferior.
No, para nada. Es su casa, sus normas, y yo me adapto a todo. A todas estas, soy el invitado. ¿Puedo hacer lo mismo?
Sí, si estarás bien…
Jajaja… Somos hombres, ¿qué podemos vernos que no nos hayamos visto?
Pues, él tiene razón, dije yo. En son de cachondeo.
Al ver que no había problema con la desnudez, Tomás no lo pensó dos veces y se fue quitando la ropa hasta quedar completamente desnudo.
Cuando se quitó la camisa pudimos ver su torso, bastante fuerte, muy musculado, pectorales grandes coronados por unos pezones bastante prominentes que invitaban a pegarse a mamar de ellos y un abdomen bastante trabajado, marcando un six pack perfecto que remataba en una V que bajaba hacia su cintura. Ni un solo vello presente, hasta el momento, en toda la extensión de su torso.
Al quitarse el pantalón, notamos que también andaba sin ropa interior, a lo que papá le comentó:
Tomás, ¿tú tampoco usas ropa interior?
Jajaja… No… Es que me resulta muy difícil encontrar un modelo y talla que me quede cómodo… Como puede ver Señor.
Ya veo… Pues, como puedes ver, nosotros también tenemos ese gran problema… Jajaja. Dijo papá señalando nuestras vergas. Mi nombre es Rubén Darío, y… Creo que ya, a estas alturas, son innecesarias las formalidades… Jajaja… Por favor, dime Rubén, o Ruda, sin pena. Y él es mi hijo Rubén Alejandro.
Que casualidad… Llevamos el mismo nombre, yo soy Tomás Alejandro.
Bueno, ponte cómodo, siéntete en casa, como ves, aquí no hay tabúes ni razones para sentir vergüenza de nada. ¿Verdad mi cachorro?
Es verdad lo que dice mi padre, dije mirando a Tomás y abrazando a papá por la espalda.
Gracias, de verdad. Ahhh… Esto sí es comodidad… Dijo sonriendo al recostarse en un sofá de la sala. Por cierto… ¿Cómo vamos a hacer para dormir? Aunque… Si no les incomoda, yo puedo dormir en este sofá, es bastante cómodo. Se abre y es una cama matrimonial. Digo, porque hay una sola pieza de dormir, la cama es muy pequeña para caber los tres, y… No quiero incomodar.
¿Cómo conoces tanto la casa? Preguntó papá intrigado.
Ehhh… Bueno, este…
Cuenta…
Pues, he venido aquí con alguna que otra novia que he tenido… Jajaja… Y… Bueno… No novias también… Espero que eso no les moleste. Y… Disculpen el abuso.
Para nada, dijo papá desde el sillón donde estaba sentado frente a Tomás. Es bueno que haya alguien que use la casa de cuando en cuando. Por cierto, si quieres, descansa un rato mientras nosotros nos damos un baño.
Yo estaba sentado en un apoya brazos del sillón, y estaba detallando a Tomás, su piel tiene un brillo natural, que le hace lucir muy sexy. Además, sus piernas, al igual que su torso y brazos, no tienen ni un solo vello, en contraste con la frondosa mata de vello púbico, curiosamente lisos, que se ondulaban un poco, de donde nace una verga que, en estado de reposo, se veía desde donde estaba, bastante larga y gruesa. Sus bolas también son enormes, como si tuviera dos pelotas de golf ahí metidas, completamente lampiñas, las tenía escurridas hacia delante, como para no presionarlas con su peso, y la cabeza de su verga, con bastante prepucio, descansaba sobre el asiento del sofá. En reposo, eran fácil, unos 16 centímetros… Jajaja… Las cosas en las que uno se fija y se imagina… Jajaja.
¿Se van a bañar juntos? Preguntó Tomás sacándome de mis pensamientos.
Ehhh… Si. ¿Por qué? Dijo papá.
Puedo… Ehhh… Bañarme con ustedes? Digo, si no es mucha molestia… Desde esta mañana no sé lo que es eso… Jajaja… Y… Ya es como hora… Jajaja. Dijo levantando su brazo izquierdo para oler su axila, mostrando que en las axilas no tenía nada de vello y flexionando su bícep.
Bueno Tomás… Eso no lo decido yo solo. A ver, mi Ale… ¿Qué dices?
¿Mi Ale?… ¿Papá me dijo mi Ale en frente de alguien a quien estamos recién comenzando a conocer?
¡Hey, campeón! Me dijo papá chasqueando los dedos delante de mis ojos.
Ehhh… Si no hay problema… No me opongo. Sólo que el espacio de la ducha es pequeño… Pero bueno, ahí nos acomodamos… Jajaja… Dije tratando de sonar convincente.
¡Perfecto! Entonces vamos a darnos un baño apretujado… Jajaja. Dijo papá.
Entramos los tres al cuarto de baño, y efectivamente, la ducha era como para 2 personas, cuando mucho. 1 metro de largo por 80 centímetros de ancho.
Ehhh… Aquí parece que vamos a estar como sardinas enlatadas, bien compactos los tres, dijo Tomás sonriendo con picardía. A lo que todos reímos.
Papá abrió el agua y comenzamos a bañarnos, el jabón rodaba de mano en mano, igual que el shampoo, y el roce de los cuerpos era inevitable. Puedo decir que cada uno de nosotros recorrió unas cuatro veces el cuerpo de los otros dos.
Papá nos dijo, una vez que estábamos bien mojados, y con la pastilla de jabón en la mano:
A ver muchachos, dejen que papi Rubén los ayude a bañarse. Porque si no, nos gastamos el agua y no salimos nunca.
Tomás abrió los ojos como platos y después sonrió como nervioso.
¿Ocurre algo Tomás?
Ehhh no… Este… Respondió Tomás con la cabeza gacha.
Cuando veo hacia abajo, su verga estaba comenzando a levantar vuelo. Papá también se dio cuenta y le dijo para quitar gravedad al asunto:
Jajaja, tranquilo, es normal, espacio reducido, tres hombres guapos rozando sus cuerpos, nada de lo que haya que avergonzarse. Mira como estamos nosotros dos, señalando nuestras vergas duras también.
Pero… Pero es que… Es que yo…
Habla hijo, ¿qué sucede? Dijo papá colocando sus manos sobre los trapecios marcados de Tomás.
Es que… A mi me… A mi no… Ehhh… Yo jamás he…
Jajaja entiendo perfectamente. Sólo has estado con mujeres y jamás te ha llamado la atención el sexo entre machos, ¿es cierto?
En parte Ruda… Ejem… Bueno, para ser sincero… Pero no le diga, ehh, no le digas, nada a mi papá, me mataría si se entera… Por favor.
Habla tranquilo, estamos en plena confianza. Estamos los tres, empapados, desnudos, ya la pena quedó de la puerta de la casa hacia afuera y se fue. Jajaja. ¿Verdad amor?
¡Claro, aquí nadie va a hablar de lo que se diga o pase! Después de soltar eso pensé… ¿En verdad dije eso en voz alta?
Gracias, gracias a los dos. Pero… Es que… Yo… No sé lo que es tener sexo con una mujer… Porque… A mi, desde pequeño, siempre me gustaron los hombres… Y… Para evitar problemas, comencé a venir aquí a tener mis encuentros.
Le dije a papá que podía atender la casa, cortar el monte, limpiar, pintarla, hacer el mantenimiento necesario, de vez en cuando dormir acá, por eso hay comida en la despensa.
Pero jamás le he dicho nada de lo que pasa aquí, eso lo mataría.
Sabe con quienes he venido, pero no lo que hacemos. Espero que me disculpen por no haber sido sincero.
No hace falta que te disculpes, está muy bien lo que hiciste, además, todos tenemos nuestros secretos y vivencias que selectivamente compartimos. Por ejemplo, nosotros, además de ser padre e hijo, somos pareja.
¿EN SERIO? Dijo Tomás ante la declaración de mi padre. Yo por dentro pensaba que era un buen momento para que la tierra me tragara.
Es verdad, prosiguió papá. Rubén Alejandro y yo, además de ser padre e hijo somos pareja, con todo lo que eso significa, sexo, amor, todo.
¡WOW! no me lo esperaba, pero… Me alegro mucho por ustedes. Aunque… Sí noté algo, pero lo había descartado pensando que eran cosas mías.
¿Te sientes mejor? Preguntó papá.
Sí, ya sé que estoy en territorio seguro. Gracias.
Papá nos abrazó a los dos y los tres quedamos unidos por un abrazo grupal. Ahora si, vamos a terminar de darnos el baño, porque si no, nos vamos a resfriar, dijo papá. Todos reímos ante el comentario paternal.
Una vez bañados, tipo rápido, sin el ritual de costumbre para nosotros, salimos de la ducha, nos secamos y seguimos desnudos.
Papá preparó comida, unos emparedados de atún, con sandwich spread, era lo que había en la despensa de la cocina, con eso almorzamos, unos 6 emparedados cada uno y té «frío» instantáneo, preparado con el agua del grifo, porque aún no había agua fría en la nevera.
Tomás dijo que necesitaba descansar un poco después del almuerzo. Se acostó en el sofá, el que abrió para quedar cómodo y nosotros nos fuimos al cuarto.
Ya en el cuarto esperamos a que Tomás estuviera dormido, de lo que nos dimos cuenta por lo sonoro de sus ronquidos.
Jajaja suena como un tractor… Pero con el tubo de escape dañado, dijo papá.
Pues… Ronca parecido a ti… Jajaja
¿Yo? Yo no ronco… Jajaja…
Pues… Yo siempre te oigo…
Nadie me ha dicho que lo haga…
Porque no duermes cuando tienes compañía… Jajaja…
Puede ser…
Por cierto… La historia… ¿Queda en pausa?
¡No señor! Ya comencé y te la termino de contar antes de llegar a la hacienda. ¿Dónde me quedé?
En que el abuelo los llevó a todos a su habitación…
Ahhh sí.
Patricia seguía dormida, después de la orgía que habíamos hecho. Y las masturbadas que le dio tu abuelo. Jajaja…
Shhh… Que Tomás duerme…
Cierto… Shhh…
Resulta que entramos todos a la habitación, papá siempre la había mantenido fuera de nuestro acceso, nadie entraba ahí, sólo la señora que hacía el aseo. Y… alguna que otra mujer que se quedaba con papá y después se iba. Nos quedamos impresionados viendo lo que había. Una cama enorme, donde cambiamos todos y sobraba espacio, tenía un armario grande, para la ropa y otro para las armas. Estaba un retrato de papá y mamá sobre la cabecera de la cama y sobre el tocador de mamá había varias fotos, en porta retratos, de nosotros y ellos. La cama de tu abuelo tiene dosel y cortinas. Es una king size.
Ahí nos subió papá, porque era bastante alta para nosotros, luego terminó de desnudarse, de un salto, se subió él. Y extendió los brazos completos hacia los lados para abrazarnos. Todos nos acercamos a él y nos apretó contra su cuerpo. Su enorme verga estaba rígida completamente, y babeaba sin parar.
Tu tío Leal le preguntó si podía probar eso, papá le dijo:
Estoy aquí, con ustedes, para que hagan lo que quieran conmigo, soy de ustedes, y pueden hacer conmigo todo, todo lo que quieran.
¿Incluso lo que hicimos con Patricia? Preguntó Doru.
Nosotros, con Patricia, lo que hicimos fue jugar y contar historias, ¿verdad papá? Dije yo.
Jajaja, es cierto hijo. Esas cosas no se comentan, salvo que desees incluir a la persona a quien le cuentas, en el acto. Pero sí, conmigo y entre ustedes, pueden hacer todo eso y yo también les puedo hacer muchas cosas, sin problema.
En ese momento Leal agarró la verga de papá y lamió el presemen que salía.
Ufff hijo, así… ¿Quieren ver algo que los puede asombrar? Preguntó papá bastante subido de morbo.
¡SIIII! Dijimos todos.
Shhhh.. Van a despertar a Patricia. Miren.. Papá tomó su verga como si fuera a ordeñar una vaca y comenzó a salir presemen como si fuera una fuente. Ahí tienen, vayan lamiendo, todos… Todos lamíamos con gula ese manjar delicioso. Y papá se iba calentando más. Volvió a sacar varias veces, y nosotros seguíamos lamiendo.
A ver.. ¿Quién se quiere poner a mamar mi verga? Todos levantamos la mano. Y papá dijo:
Pues… Será un problema, pero ya sé como resolver… Tin, marín, de dos pingüé, cúcara, mácara, títire, fue. Alda salió seleccionado y en seguida se fue a meter la verga de papá en la boca, papá le dijo:
Con cuidado hijo, no me vayas a lastimar con los dientes.
Así hizo Alda, fue poco a poco dándole una mamada a papá, apenas le cabía la cabeza y un poco más.
Ufff ¿qué tal hijo? ¿Te gusta?
Humjum, respondió tu tío con la verga de papá ya casi hasta el final de la boca.
Ahhh que bien se siente… Ustedes, amores, vayan practicando entre ustedes.
¿En serio? Y… ¿Cómo hicieron?
Jajaja… Tu tío Doru se pegó a mamar la verga de Alda, como pudo, se acomodó debajo de la entrepierna de Alda, quedando boca arriba yo me pegué de la de Doru, acomodándome de lado y Leal de la mía.
Ufff… Sigue contando… Que estoy muy caliente amor. ¡Que familia de la que vengo!
¡Por supuesto mi rey! Después de un buen rato mamando, le tocó el turno a Doru de mamarle la verga a tu abuelo. Doru ponía más ganas, quería ser el mejor en satisfacer a papá. Le hablaba las bolas y le arrancaba gemidos. Alda le mamaba la verga a Leal, quien seguía pegado a la mía y yo, a la vez, a la de Doru.
Papá, después de un rato, volvió a decir que rotemos. Esta vez me tocó el turno al Gran Bate… Jajaja. Era descomunal para nuestras edades y experiencia… Jajaja… Yo iba tragando ese palo de carne grueso y sentía cómo brotaba presemen sin parar. Y papá no era el único, también Doru lo hacía. Pero en menor cantidad. Leal seguía mamando mi verga y casi me hace acabar. En ese momento papá nos hizo volver a rotar.
Leal, fue el último en ese momento, además por ser más bajo que el resto de nosotros, papá se acomodó sobre el costado izquierdo, de espaldas a la puerta del cuarto para que Leal pudiera mamar cómodo. Alda seguía pegado a Leal, Doru a Alda y yo a Doru nuevamente. Después de un rato más. Papá se puso de rodillas sobre la cama y dijo:
¿Quién es el que quiere ver mi leche?
Todos levantamos las manos.
Bueno, todos aquí, frente a mi. Así, bien juntos, abran la boca y saquen la lengua… Que aquí voy… Ahhh… Ufff… Papá se acariciaba el abdomen, los pectorales, retorcía sus tetillas… Ufff… Ahhh… Decía.
Nosotros vimos cómo sus enormes bolas, se subían hasta desaparecer… Para luego caer de golpe y al mismo tiempo liberarse un chorro potente de leche que papá regó por nuestras caras y bocas. Todos tragamos cada gota que cayó en nuestras bocas y nos lamimos uno al otro limpiando los restos. Después entre los cuatro, lamimos la verga de papá para dejarla limpia.
¿Y eso fue todo?
Jajaja… No, amor mio de mi vida… Aún hay más.
¡Cuenta!
Shhh, deja un momento, que voy a ver si Tomás aun duerme. ¿Quieres algo de comer?
Sí pero se va a ver a Tomás… Dije fingiendo enfado.
Jajaja… Ya vuelvo…
Papá salió del cuarto a ver a Tomás, pasó por la cocina y buscó café, sirvió para él y para mí y cuando volvía a la habitación Tomás se despertó.
¿Vas a querer café Tomás?
No, gracias, voy a orinar, y sigo durmiendo.
Tomás se levantó, fue al baño y en el camino le agarró la verga dura a mi papá. Sonrió y siguió.
Papá llegó a la habitación y me contó lo sucedido.
Y… ¿Tú quieres incluirlo en el acto? Ya le contaste…
Jajaja aprendes rápido. Pues… No veo por qué no. Es un muchacho joven, lindo, está ricote… Y… Así podríamos hacer algo que… Desde hace mucho tiempo ni hago ni me hacen… Jajaja.
¿Qué cosa?
Una doble penetración.
¿Qué es eso? ¿Te volviste loco?
Anda amooor… Quiero ver cómo se traga dos vergas tu culito… Por favooor… ¿Siiiii?
Ehhh… No sé… No creo que pueda…
Jajaja… Así decía yo, pero pude. Aunque eso fue en familia.
¿EN SERIO?
Shhh… Que Tomás duerme. Y sí, es en serio. Aunque yo, por regla, en grupo, 3 ó más, no dejo que me cojan, salvo que sea familia. Por otro lado, con amigos, sólo soy pasivo. Pero contigo, haría esa excepción por esta única vez, que seamos versátiles con Tomás. Y te propongo que, después de hoy, seamos versátiles entre nosotros dos, así uno disfruta todo del otro.
Ok, puedo intentar. Pero termina de contar.
Perfecto… ¿Dónde iba?
Papá Aldo los baño de leche… Jajaja.
Sí, papá nos llenó de leche la cara y las bocas. Después de limpiarnos entre nosotros, y limpiarle la verga, papá nos dijo que también podíamos meter nuestras vergas en el culo de un hombre. Pero que había que hacer un buen trabajo para poder lograrlo..
Nosotros nos miramos y nos reímos.
¿Dije algo extraño?
No papá, le dijo Doru, lo que pasa es que, como no hemos visto hombres entrando aquí… No nos imaginamos cómo es que sabes eso, creo que eso es lo que estamos pensando todos… ¿Cierto muchachos?
Si, cierto, dijimos nosotros.
Ahhh… Pues, todos los hombres de la familia, somos bisexuales, nos gusta el sexo duro y que tanto el hombre, como la mujer que tengamos de pareja, se porte a la altura de la circunstancia. Me explico… A mi no me para la verga un hombre que se comporte como mujer. Para eso meto esto, dijo papá agarrando su verga aún dura, en el coño de una mujer. Ahora, ustedes ya «jugaron» con Patricia, y ya pueden hacerlo entre ustedes. Yo puedo enseñarles cómo se prepara un culo para recibir una verga, pero aún están muy tiernos para mi. Así que tendrán que practicar entre ustedes, y ya, cuando estén mayores, sí les meto todo esto hasta el final… ¿Quieren que les enseñe?
¡CLARO! Dijimos en coro. Jajaja.
Así me gusta. Es más, todos pueden darme verga a mi. Y así van practicando. ¿Les parece bien?
Siii…
Perfecto, voy preparando a Doru primero. ¿Estás listo campeón?
Cuando tú quieras.
¡Así es como se habla! Ustedes, presten atención. No pierdan detalle alguno.
Y papá comenzó a dar una clase magistral de sexo entre machos…
buenisimo !!!!!!!! espero la otra parte
Gracias ARMANSOR, yo me quedé full excitado cuando mi amigo Rubén me lo contó. Ahora estoy en la siguiente entrega. He estado un poco lento en publicar por cuestiones de trabajo. Pero ya pronto saldrá.