-Aquella noche-
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Sufría mucho en silencio, y solo recuerdo que en mis 8 años, me gustaban algunos nenes de mi salón de clases. Temía que algunos de mis compañeros se burlaran de mi, como hacía uno de mis hermanos, al cual en mi ignorancia yo odiaba. Me fascinaban las muñecas de mis hermanas y a las escondidas, jugaba con ellas, las abrazaba. Mi hermanas al ser el menor, me consentían mucho y yo me sentía como si fuera una niña. Pero siempre fui callado, reservado, tímido. A veces le pedía a Dios en mis oraciones, ya que me llevaban a la doctrina en la Iglesia…que me convirtiera en niña. Soñaba despertar y ser ya como mis hermanas…que iluso fui!
Recuerdo claramente, que mi tía me llevaba a un barbero, me dejaba recortándome, en lo que ella hacía compras en el supermercado. De aquel hombre sentí los primeros avances sexuales, que yo no entendía en esos momentos. Tan pronto mi tía salía de la barbería, comenzaba a rosarme su verga en mi brazito, su respiración se agitaba y sin dejar de recortarme, me decía cosas, en susurros, que yo no comprendía bien; recuerdo siempre -Lo sientes?- -Se me paró el guebo- Y yo tan inocente, me ponía muy nervioso, el corazón se me salía por la boca, me asustaba tanto, pero me daba curiosidad, que era eso tan duro.
Un día en la barbería, recuerdo que llegó un chico tan lindo, que no podía dejar de verlo. Yo era chiquito y mi tía que era quien me llevaba, no se daba cuenta y el chico como de unos 15 años, se paraba y se paseaba, como para que yo lo mirara, agarrándose, los guebos por encima de sus pantalones. Yo no podía evitarlo, yo sabía que dentro de ese pantalón había algo, igual de duro, como lo había dentro de los pantalones del barbero. De repente al chico, se le notaba la verga en sus ajustados pantalones, en ese momento sentí como un vacio en el estómago, un susto y no dejaba de verlo.
Le dije a mi tía para ir al baño, pero sin malicia, yo no sabía nada de sexo, y el barbero bien amable y creo que con la verga, también encendía, pues al parecer se daba cuenta de las miradas furtivas entre el chico y yo, le dijo al chico que me llevara al baño por el pasillo. No imaginé nada, no pensé nada y me fui tras del chico. Al llegar al baño, el chico se metió conmigo, y me dijo sin ninguna vergüeza: -A ver amorcito, tocáme la verga, mira como me tienes el guebo de parado- y procedió a sacárselo! Volví a sentir aquel susto, aquel miedo, pero a la vez curiosidad. Le dije que no, que eso era malo. Pero el chico insistía, diciéndome que no, que no era malo.
Me tomó la manito, la puso en aquel tolete, que para mi era enorme, por que nunca había visto uno parado así. Solo recuerdo, que algunas veces vi, el de uno de mis hermanos y siempre lo vi orinando, no así de prado. Lo toqué, él me indicaba como tocarlo y su olor tan rico, nunca se me ha olvidado, estaba limpio y olía rico. Mientras el chico me tocaba el culo, por encima de la ropa. De momento reaccioné y me salí del baño, muy asustado! El barbero me sonrió maliciosamente, más ese día no me pudo el rosar su verga en mis brazitos, por que mi tía, no se fue. Ese fue el detonante, de mi despertar sexual, ya sabía algo nuevo y me gustaba, aunque me moría de miedo!
Esa noche no dormí pensando en el chico, en su verga y notaba que la mía muy pequeña aun por mi edad, se ponía dura. Al pasar los días comenzé a ver al chico, por dónde yo vivía, era nuevo en mi barrio y una de mis hermanas, estaba haciendo amistad con él, al parecer le gustaba a ella. El chico comenzó a visitar mi hogar y me sonreía, acariciando mi cabellera…mi corazón latía a mil, cuando lo veía de pronto, un nene de ocho años, ya para los nueve…ilusionado con otro chico. Un día a solas detrás del patio de mi casa, me preguntó que si no le había dicho a alguien, lo que pasó en el baño de la barbería. Le dije que no, negando con la cabeza. Miró que nadie nos viera y comenzó a sobarme el culo, su verga se puso durísima, parecía que iba a reventar sus pantalones, yo me dejé hacer y se la toqué, sin que él me lo pidiera. -Nene rico, te lo quiero meter me dijo!-
Comenzaron los roces, los chinos (se restregaba en mi culo vestido), mis sobos a su dura verga, sus confesiones de que se jalaba la paja, pensando en que me la metía, que me clavaba, pero yo no entendía eso de jarlarse la paja y de meterme la verga en mi culito. Buscaba siempre estar a solas conmigo y yo pensaba en él todo el día, hasta en las horas de clase. Un día me citó por la noche, para ir a una casita de jugar los niños, que había cerca de una quebrada, en dónde vivíamos. Sin malicia le dije que sí, que iría. Me bañé y le dije a mami que iba a jugar por ahí, pues me dejaban, era un lugar seguro y nunca había pasado nada malo. Y uno tiene desde pequeño un instinto, de que está haciendo algo prohíbido, por que me fui tratando de que nadie me viera, internarme en el monte, adyacente a la quebrada.
Aquella noche, cambiaría mi vida, la cual desde entonces no vería ya igual. Al llegar a la casita, el chico que llamaremos Jimmy, no habíia llegado. Me dió como recelo, por la oscuridad, pero en menos de cinco minutos él apareció. Traía una bolsa y de ahí sacó una sábana, otras cosas, y las puso en el suelo de la casita y nos sentamos. Se quitó los pantalones y ya con la vista acostumbrada a la oscuridad, vi lo grande de su pene y de sus bolas. -Que haces Jimmy?- -Vamos a meter nene rico, te lo dije que te lo quiero clavar!- Me dijo que la tocara y yo comenzé a tocarla, a mirarla, a apretarla, me pidíó lamerla, besarla y yo como por instinto lo hacía. Me vi con ella en la boca, de repente, mamandosela. Jimmy suspiraba, gemía, mientras yo me ahogaba, hacía arqueadas. Él me indicaba que respirara profundo, y que no la raspara con los dientes. Aprendí rápido!
Ya se iba subiendo el telón, para mi debut en el sexo homosexual. Él mismo me quitó mis pantalones cortos, me acostó boca abajo, y comenzó a besarme las nalguitas, a morderlas, decía que, qué rico olian, a jabón Palmolive. Su lengua subía y bajaba por mi espalda, miles de escalofríos ocasionaba eso en mi, y mi piel se ponía chinita, como de gallina. Nuevamente se apoderó de mi culito y me pidió, arrodillarme con el pecho en el piso, en la sábana de manera tal, que mi culo quedó bien parado, me abrió él las piernas y con sus manos separó mi raja, lamiéndo mi culo, dándole lenguetazos…que rico, que rico era todo eso que sentía. Por Dios, que era lo que ese nene me hacía, que me gustaba tanto!
Me susurraba que yo era de él y de nadie más, que no le podía, decir nuestro secreto a nadie. Y yo a todo asentía, pensaba, que él, era ya mi novio, en mi inexperiencia. Al rato sentí que me untaba algo en el culo y me metía un dedo, me decía que era aceite, para que entrara bien, yo estaba tan entregado que no contestaba, ni preguntaba, solo me dejaba hacer y sentía muy rico, aunque me ardía. Cuando lo creyó prudente, me empezó a meter su guebo, la cabeza poco a poco, y repetía una y otra vez, que mi culo le fascinaba, que yo lo enloquecía, que él iba a ser mi marido. Así siguio hasta que sentí aquel susto, en el estómago…la verga me entró toda, me quejé un poco, sentí como deseos de ir al baño, el me tenía ensartado ya, no se movía y me pedía que repirara hondo, para que el dolor cediera. Así estuvimos un rato, hasta que Jimmy comenzó a meterla y a sacarla casi completa. Eso era la gloria, que rico, que delicia. Me estubo cogiendo como diez minutos, y yo gemía, y le decía que ya, que me la sacara, que me dolía y más duro él, me la clavaba, hasta que su respiración se hizo bien fuerte y me la enterró tan duro, que grité fuerte: Jimmy me inundó de su semen, de su leche…me había partido mi culito virgen hasta ese momento.
Cuando terminamos, él me éxplico como expulsar la leche del culo, para que no manchara mis calzoncillos y allí mismo, fuera de la casita yo la expulsé. Mojó un pedazo de la sábana, en la quebrada y me limipió el culo, y él se aseó también. Me preguntó si me gustó, le dije que sí, pero que me dolía el culo. -No te apures, que pronto se te pasará, tenemos que hacerlo a menudo, para que ya no te duela-. Le dije sin pensar, que lo quería hacer todos los días! Nos reímos por eso ambos. Prometimos mantener silencio y que nadie lo supiera, que él me avisaría cuando ir a la casita. Y salió él primero, luego yo me fuí…cuando escuché a mi odioso hermano, llamándome, y me sorprendió saliendo solito, del monte de la quebrada. Me jaló por las orejas y me dió una tunda. -Que carajos tu hacías en la quebrada? -Maricónsito, no ves que te pueden romper ese culito, si te cogen solo por ahí?- Y yo me dije para mi: Bahhh ya me lo rompieron y me duele como el carajo, pero me gustó mucho, mucho! Y así comenzaron a sucederme cosas increíbles a tan corta edad, hasta sexo incestuoso, pues mi hermano, no fue tonto, y luego me hizo saber, que había visto a Jimmy, también saliendo de la quebrada, y su silencio al parecer, tenía un precio, pues adolescente al fin, estaba caliente todo el día, creo yo.
Ese fue el pricipio de tantas cosas que me pasaron, por ser un nene tan caliente, que le encantaba que se lo follaran bien, bien duro!
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