Ariel, me cambio la vida 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Al día siguiente todo parecía normal, todos en sus funciones cotidianas, a eso de las 10 tocaron la puerta de la oficina, era Ariel, le pregunte, que necesitaba y me dice a ti, no he podido dejar de pensar en lo sucedido anoche, para mí fue nuevo, y me gustó mucho…
Quede perplejo, y sentía una felicidad que brotaba de todo mi cuerpo, un chico tan hermoso que me diga que no ha dejado en pesar en mí, me acerco al él y le doy un beso, era nuestro primer beso, puesto que en la noche no nos besamos, enseguida Ariel tomo la iniciativa, cerró la puerta con seguro y me dijo que no aguantaba y quería follarme, me asuste, dije no, estamos en pleno día y en la oficina, no me escucho, tomo su pantaloneta y se la bajo era lo único que cargaba puesto, me tomo en sus brazos y me volvió a besar, no lo pensé más, enseguida me afloje el cinturón, le di la espalda y me apoye en el escritorio, se acercó a mí, me baja el pantalón en busca mi culo, confieso que me dolía un poco por la actividad de la noche pero no me importo, me penetro enseguida y empezó a follarme.
Solo abrí mi boca sin poder emitir sonido alguno, el solo respiraba fuerte, cada estocada que me daba me hacía sentir lleno y feliz, me olvide del lugar en el que estábamos, me dediqué a disfrutar, a sentir como nuestros cuerpos se unían, para darnos tanto placer.
Estábamos ya un buen follando cuando suena la puerta, ese sonido me volvió a la realidad, era la señora que preparaba los alimentos, a la cual había pedido su ayuda para la limpieza de la oficina se día, le señale a Ariel el baño, que por suerte existe allí, me subí el pantalón y camine a abrir, le dije que habían surgido una urgencia que dejáramos la limpieza para la tarde, a lo que me dice que bueno, me miro y dijo preocupada: tiene la cara roja, como que estaba acalorado, no se me estaría enfermando…Le dije que no se preocupe que todo estaba bien y se retiró.
Me recriminé, por el peligro que había corrido, camine al baño para que saliera Ariel, lo mire y no tuve coraje de decirle nada, solo le dije que saliera, se acercó a mí, le dije que era suficiente que regrese a sus labores, ya bastaba de locura, luego conversamos, me miro un poco triste y se marchó.
Me senté a pensar porque ese joven me estaba haciendo dejar de lado mi cordura y había dejado que me arrastre a esa locura, follar a pleno día en media oficina.
Por la tarde, el jefe de campo me comenta que se debe mandar a levantar la cerca de un tramo de la propiedad debido a que ya está en mal estado, le dije que vayamos a revisar, camine a la camioneta y escucho a alguien decir: le puedo acompañar… Era Ariel, que ya estaba duchado y sentado esperando la merienda como todos, se levantó y camino, dijo que le gustaría conocer la Hacienda.
Nos embarcamos y salimos, el jefe campo iba en su carro, revisamos el trabajo y enseguida se marchó, ya no eran horas de trabajo y no había merendado, le dije que me demoraría, recorrería toda la propiedad, nomás fue la excusa puesto que mi deseo era conversar con Ariel, apenas quedamos solos, se acercó a mi buscando besarme, solo atiné a decir: cómo llegamos a esto… me mira y dice: no lo sé, pero no puedo controlarlo, me gusta lo que estamos viviendo.
Avanzamos hasta el lecho del río, recordé que hay una parte muy bonita donde el personal acostumbra visitar para disfrutar del agua, nos bajamos para mostrarle el lugar, él enseguida se quitó la ropa y camino al agua, le dije: no, debemos ir al campamento, me respondió: no hay nadie, ven… no hice ningún movimiento, volvió a insistir: te quitas la ropa o te arrastro así… al no ver colaboración de mi parte camina hacia mí, le digo: espera ya lo hago…, me quito la ropa y entramos al agua, nos abrazamos y besamos como si fuera el último día.
Si me fueran dicho que un día iba a estar en ese rio, en medio de la hacienda, en la que soy jefe, besándome cual quinceañero con otro hombre, me fuera reído de la locura de esa persona, tantas veces había pasado, y nunca había siquiera pensado estar con alguien allí.
Nos acercamos a la orilla, él sobre mí empieza a ponerse en posición para poseerme, siento su polla debajo del agua queriendo dar con mi culo, con su mano la guía y lo consigue, por tercera vez le pertenezco, empezó a embestir, el agua hacia eco de nuestro movimientos, solo se oían nuestros gemidos, nuestros cuerpos chocar con el agua, con mis manos tocaba su cuerpo, su pecho, su espalda, me excitaba cada vez más, su cuerpos sencillamente me encantaba.
Cambiamos de posición, se acuesta con su torso casi en la tierra, se embarra de lodo, yo me levanto a contemplarlo en su totalidad, brazos, pecho, piernas, su cara llena de lujuria, esperándome, listo para follar, me acerco y meto su polla en mi boca, le mame cómo si mi vida dependiera de eso, solo abrió sus brazo sobre la tierra y se dedicó a disfrutar, me acomodo sobre él, guie su palo a mi culo y empiezo a moverme, el solo apretaba la tierra con sus manos y gemía, tome un poco o de lodo y lo embarre desde el cuello al ombligo, eso nos éxito más a ambos, sr albañil, hoy si está trabajando duro, mire como está de sucio, necesita un buen baño, huele demasiado a macho, me empecé a masturbar, mi pene estaba rojo de la excitación, no dure mucho y me vine sobre su pecho, él estaba entregado al placer, solo gemía y abría la boca, mi corrida hizo que mi culo se apretará, lo sintió porque se levando de un solo movimiento, me abrazo a él y me tumbo al lodo, enseguida todo su cuerpo cayó sobre mí y grito como poseído, sus caderas apretaban fuerte sobre mí y su polla entró lo más hondo que podía, sentí su leche caliente inundar mi interior y su peso hundirme en el lodo.
Respirábamos muy agitados, y así nos quedamos unos minutos, lo abrace y continuaron los besos, estábamos totalmente embarrados, nos miramos y reímos, le conté que me había llamado la atención desde el día que llego, era mi rutina verlo trabajar, ver lo descarado que era para presumir su figura, pero nunca había pensado que se podía dar algo, porque ni siquiera yo conocía este lado oculto en mí.
Me dijo que si había notado mis miradas, pero que a él no le incomodaba, ya era su vida diaria ser el deseo de todos… había tenido malas experiencias con mujeres, por ellos no se comprometía, su físico le ayudaba a conseguir parejas, pero la convivencia era la dura por ello ya llevaba un tiempo solo y vivía el día a día a sus 21 años.
Me contó la historia del colegio con el chico, que les prestaba los deberes, su hermano la había descubierto y golpeado, pero desde allí supo que su rumbo era otro.
Se estaba haciendo tarde, le di una nalgada y le dije, ¡vamos campeón!, ya está oscureciendo, nos lavamos, buscamos nuestras ropas para marcharnos.
Al llegar al campamento, todo se dio normal, merendamos y cada quien se fue a su dormitorio.
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