ARTURO (25), JAVI (14) Y YO (11)
Estaba yo de lo más entretenido, comiendo la pija de Arturo, cuanto empecé a sentir la penetración anal y es que Javi, preso de calentura y cansado tal vez de cogerme con su lengua, comenzó a meterme su poronga en mi culo..
Hola a todos. Mis experiencias de vida son todas ciento por ciento reales, tal como he indicado en mis relatos anteriores, publicados en este prestigioso sitio y, por ende, siempre me gusta comentar en detalle, todos los pasos previos a una relación sexual, sobre todo para plasmar en forma concreta, las diferencias que pudiera haber, precisamente, entre “experiencias reales” (como las mías) y otros relatos producto, tal vez, de la imaginación, la fantasía, deseos ocultos, etc. (que también son válidos por cierto).
Pero también, consiente de que, en muchos casos, los relatos son leídos, por ejemplo, en el lugar de trabajo, en una sala de espera, en un auto o en cualquier otro sitio y en circunstancias en las cuales, se requiere perder el menor tiempo posible, voy a obviar, en esta ocasión, todos los preámbulos para pasar directamente a la acción.
Después de la espectacular cogida entre Arturo, Javi y yo, (Leer el relato anterior: Boys Scouts – El Campamento), apenas volvimos a vernos nos invadió por completo una tremenda excitación y ninguno de los tres, estaba dispuesto a esperar al próximo campamento, así que, en el primer descuido del resto del grupo, ingresamos a un depósito del establecimiento y mientras Arturo buscaba la llave para cerrar la puerta, Javi se acercó a mí y empezó a besarme en la boca.
“¡Eh! ¡Esperen! ¡No empiecen sin mí!” – Exclamó Arturo, acercándose raudamente hacia nosotros, pero ese cuadro (dos chicos besándose en la boca) lo excitó y se detuvo unos minutos, solamente a observar.
Javi era quien llevaba la iniciativa; me abrazaba, me besaba, acariciaba mi cabello; yo solo cerraba los ojos y lo dejaba hacer; mi pasividad, mi sumisión y mi entrega hacía él, era total y absoluta.
“Ahora me toca a mí besar a esa hermosura” – Dijo Arturo mientras tomaba del brazo a Javi, para correrlo del lugar e inmediatamente se prendió a mi boca, cual ventosa. Yo, sinceramente, esperaba un par de besos y derecho a mi culo, pero no, me equivoqué, ya que cada beso me hacía estremecer por completo y creo que Arturo, no solo notó aquello, sino que, además, él comenzó a experimentar la misma sensación.
“¡Ejem! Mientras ustedes se besan, yo podría entretenerme con el culazo de Marcos ¿Verdad?” – Dijo Javi, tal vez algo molesto por la forma en la que Arturo y yo nos estábamos besando y sin esperar respuesta, me bajó el pantalón y el calzoncillo, para comenzar a toquetear y manosear mi suave y tersa “masa glútea”.
Mientras Javi se ocupaba de mi culo, nosotros continuábamos con lo nuestro; besos suaves en los labios, círculos con la punta de nuestras lenguas, intercambio de saliva; aquello nos gustaba y vaya si nos gustaba, aunque a tanta ternura y amor, le habíamos empezado a agregar pasión desenfrenada; los suaves besos en los labios, se volvieron desaforados “chupones en la boca” y las lenguas se entrelazaban furiosamente y nos las chupábamos por turnos.
Yo ya había puesto mi mano en la entrepierna de Arturo y buscaba dar con su verga desnuda y si de lenguas se trata, Javi estaba lamiendo mi orificio anal, aunque, en verdad, me estaba cogiendo con su lengua.
Cómo me gustaba todo ello; cómo lo estaba disfrutando y más aún cuando, intempestivamente, dejé de besar a Arturo, para arrodillarme y meterme en la boca su pija, de un solo bocado.
“Cómo te gusta la verga ¿Eh Marcos? ¡Qué lindo putito que sos!” – Exhaló Arturo. Era la segunda vez que me llamaban “putito” y coincidentemente ambos fueron “hombres mayores”. El anterior, Carlos, de 30 años y ahora Arturo, de 25 y, en esta ocasión, al igual que la otra vez, no lo tomé como un agravio, sino como un elogio y un halago.
Estaba yo de lo más entretenido, comiendo la pija de Arturo, cuanto empecé a sentir la penetración anal y es que Javi, preso de calentura y cansado tal vez de cogerme con su lengua, comenzó a meterme su poronga en mi culo.
“¡Ahhh! ¡Siiii! ¡Toda adentro! ¡Metémela bien adentro! ¡Ahhh! ¡Qué lindo!” – Exclamé entre gemidos y jadeos de placer.
Las embestidas de Javi eran geniales; su pelvis golpeaba fuertemente contra mi culo.
“¡Qué culazo! ¡Qué culazo! ¡Qué pedazo de culo! ¡Es una locura tu culo, Marcos!” – Gritaba Javi mientras me daba unos “vergazos” alucinantes y deliciosos.
Arturo se contagió de la calentura de Javi y también gritó:
“¡Me toca a mí ahora! ¡Hacete a un lado Javi! ¡Me muero por ese culo yo también!”
Con algo de fastidio, pero respetando las indicaciones de su líder, Javi sacó la verga de mi culo y se lo dejó listo para Arturo, quien, en un movimiento casi felino, su ubicó detrás de mí y “me la clavó de una”.
“Cómo te gusta esto ¿Verdad Marquitos?” – Dijo Arturo.
“¡Sí! ¡Me encanta! ¡Me gusta mucho como me cogen!” – Respondí y agregué:
“Y a ustedes ¿Les gusta mi culito?”.
“¿Culito? ¡Jajajaja! ¡Es un culazo! ¡Es un súper culo! ¡Es el mejor culo del mundo! ¡Ni las minas tienen semejante culo!” – Exclamó Arturo y agregó:
“¿Verdad que sí Javi?”
Javi no pudo responder, porque cuando se prestaba a hacerlo, eyaculó abundantemente en mi boca, merced a la tremenda mamada que acababa de hacerle.
“¡Tomátela toda! ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¿Está rica mi leche?” – Exhaló Javi.
“¡Mmmmmm! ¡Está riquísima!” – Respondí.
“¡Bueno! ¡Dale! ¡Tomala toda! ¡Así te beso!” – Ordenó Javi y cuando le mostré mi boca ya sin una gota de ese néctar, cumplió con lo dicho y comenzó a besarme.
“Yo también te voy a dar leche, pero en el culo, bien adentro de tu culo” – Dijo Arturo y agregó:
“Acostate sobre la colchoneta”
Yo me acosté, boca abajo y Arturo se ubicó encima de mí; me volvió a penetrar y se pegó a mi culo. Parecíamos una sola pieza; mi culo bien pegado a su pelvis y ninguno de los dos se movía; así estuvimos unos instantes, hasta que comencé a sentir el vaivén de Arturo, a sentir el movimiento de su verga.
¡Ahhh! ¡Siii! ¿Querías leche? ¡Acá tenés tu leche! ¡Tomá!” – Volvió a gritar mientras yo sentía el semen caliente dentro de mi culo.
Pero a esto, a Javi, se le había vuelto a parar la pija, así que, apenas Arturo me la sacó del culo, él me la puso otra vez. Yo no lo podía creer. No alcanzaba a expresar con palabras, esa locura de sexo ilimitado ¿O es que no pararían nunca de cogerme? ¡Ojalá! Pensé para mis adentros.
Aunque esta otra vez y por obvias razones, Javi acabó solo unas pocas gotas y se desplomó sobre mí, casi exhausto. Su pija, fláccida, ya no resistía otra erección, ya no era posible, creo que por más que yo hubiere hecho mi mejor esfuerzo, pero por suerte para mí, a Arturo si le había funcionado, tanto la excitación por vernos coger, como su rápida paja y otra vez se le puso dura como piedra.
“¡A un lado Javi! ¡Mi turno otra vez!” – Exclamó y vuelta a penetrarme. Mi culo, a esa altura de la situación, se tragaba todo lo que le ponían adentro.
“¡Sos insaciable Marquitos! ¡No te cansás nunca!” – Dijo Arturo, sin dejar de bombear “¿Cansarme? Si yo solo pongo el culo” – Pensé para mis adentros.
“La verdad es que esto de los Boys Scouts es genial” – Pensaba yo para mis adentros, mientras “el líder” no paraba de cogerme.
El “Glup, glup, glup” del golpeo de la pelvis de Arturo sobre mi culazo, se escuchaba fuertemente y cogida va, cogida viene, Javi se ubicó a mi lado y empezó a besarme en la boca, pero yo, a esas alturas, estaba demasiado caliente para una sesión de besos, así que estiré la mano y agarré su verga.
“¡Bueno! ¡No sólo no te cansás de que te cojan el culo! ¡Tampoco te cansar de comer pija! ¿Verdad? – Dijo Javi, poniéndome su verga bien cerca de mi boca.
Chupar la pija, acostado, boca abajo, no era de lo más cómodo, pero igualmente me la ingenié para comer esa delicia.
Al cabo de unos instantes, Arturo acabó dentro de mí y se desplomó exhausto, a mi lado, así ahí mismo, dimos por finalizada esa tremenda “revolcada”.
Para no despertar sospecha alguna, aguardamos allí mismo a que finalizara la actividad del día y, cuando ya no quedaba nadie, salimos del lugar y cada uno para su casa.
Mientras caminaba, extasiado por completo de tanto placer, gozo y satisfacción sexual, volvía a pensar para mis adentros “¡Qué bien hicieron mis padres, en inscribirme en este grupo de Boys Scouts!”
Soy marcoscomodoro y si esta nueva experiencia de mi vida, ciento por ciento real, fue de su agrado, por favor, voten y comenten. Besos a todos.
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