ASUNTO INESPERADO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hace unos meses, murió una compañera de trabajo, a quien aprecié muchisímo. Su velatorio iba a ser en un pueblo en el interior de mi país y decidí ir, aunque fuera unas horas, por que por mi pena, no sorportaría ver cuando la enterraran. Preguntando llegué a la Funeraria y sufrí mucho al ver a mi ex-compañera de trabajo, inerte en aquel ataúd. Di mi pésame a la familia y luego de estar allí por bastante tiempo, al ver que se acercaba el momento del servicio fúnebre, me despedí y me fui. Al llegar a una intersección, de la carretera que me llavaría de regreso a mi pueblo, me desorienté y tomé la ruta equivocada. Al verme perdido, pues no conocía ese lugar distante de mi pueblo, comenzé a ver a quien preguntaba, para que me orientara y salir de allí.
En mi país se le llama jibáro, a las personas que habitan en la montañas, montes distantes, etc. y muchos su hablar , aunque en español es diferente, al de uno que se ha criado en la ciudad. Ya casi no es así por los modernismos y alta tecnólogía existente. Y las casas, mansiones más hermosas y costosas, hoy son en esos lugares. Pero siempre quedan gente humildes y que guardan aun inosencia, o sea jíbaros. Pues en una esquina de la carretera via un joven como de unos veinte años, todo vestido de color blanco y con un sobrero para el sol en su cabeza. Me detuve para preguntar como salir hacía la carretera, que me devolvería a mi casa. Quedé impactado por la belleza masculina de aquel joven. Era alto como de seis pies, piel blanca y unos ojos negros tan grandes y expresivos, que me derretían. Él muy amable me respondió, a todo lo que yo le preguntaba, mientras me lo comía de arriba, abajo con la mirada y me detenía en el enorme bulto que se le marcaba en la entrepierna. Mi culito se me hizo agua, me pedía a gritos, gozar de aquello, que aquel rico macho, tenía entre las piernas.
El joven se dió cuenta de mi insistente mirada y me preguntó, que por que lo miraba así. Sinceramente le dije: Es que estás bien bueno, eres hermoso y muy bien dotado, o sea que lo tienes grande, según veo. Él se sonrojó y me preguntó si yo era gay, y le contesté que para él, era lo que él quiziera. Me dijo que si yo quería con él, y sin pensarlo le dije que sí. Estaba ardiendo de deseos, por aquel hombre que acababa de conocer. En la vida hay asuntos, situaciones, que se presentan de repente, y a nuestro propio riesgo, decides si lo aceptas o no. Le dije que nunca me había pasado eso con otro hombre, que asi rápido quiziera tener sexo con él, pero era por que, él era un Ryan Raynolds isleño (de mi isla).- Favor que me hace señor-, me contestó, yo me llamo Jorge. Y yo soy Javier, le contesté y no me digas señor, que solo tengo 31 años. Si quiere me dijo, conosco un hotelito, que si yo me escondo, en su auto, o sea me bajo al entrar, podemos ir y hacer lo que usted quiera. -Yo no tengo mujer y estoy todo el día a pajas- dijo Jorge sonrojándose. Lo invité a subir y nos fuimos.
Cuando llegamos al hotel, él se bajó en el asiento, para que no vieran a dos machos entrar a la cabaña, pues aquí no hay mucha libertad para eso y entramos. Al meternos a la habitación ya su verga estaba lista para la gozadera. La toque por encima de su pantalón, me arrodillé y pasé mi cara por toda su entrepiena, con mis labios la mordía suavemente y el gemía fuerte, – Ay señor que rico, que rico- Quedé anonadado cuando saqué de su pantalón, aquella verga de más de 22 centimetros de largo, gorda, no circundada, pero que pelaba hacia atras de solo lamerla. La chupé, la degusté, sabía exqísita y tenía precum, que me lo chupé todo. Nos desnudamos y comezamos a abrazarnos y aunque al principio él no me dejaba besarlo en la boca, cuando se puso a mil…me apoderé de su lengua y entonces era él quien me besaba y me decía que nunca se había besado así, con ninguna mujer, ni con nadie. Su inocencia era encantadora.
Me acosté boca abajo y paré mi culo, lo más que pude, ofreciéndocelo. A la vez, lo movía en circulos. -Javier que rico culo tiene, lampiño, usted parece hembra, se lo voy a reventar, me dijo Jorge- Si papi, hazme lo que quieras, que soy todo tuyo le dije yo. Me abrío la nalgas y me mamó el culo, arrancándome quejidos de gozo y placer, aquella lengua me dilataba mi hoyito, para la entrada de aquella enorme y gruesa verga. Cuando la calentura nos dominaba y mi culo exigía la cogida, le pedi que me la metiera…Fue un hombre paciente, delicado al penetrarme. Grité, suplicaba que me la sacara en lo que me acostumbraba a su tamaño y así Jorge lo hacía. -Ya, ya la meto? Si papi, dale ahora decía yo gimiendo y moviendo el culo. Estuvimos así unos diez minutos, hasta que tocó fondo, se quedó quietecito y cuando yo le dije, -dame duro ahora, mi macho dame bien fuerte- Comenzó aquel mete y saca, que parecía que me la iba a sacar por la boca. Lloré, grite, gemí de placer y gusto. Jorge me estaba llevando al paraíso, con su potencia masculina y su enorme pene. Me mordía por el cuello y nos besabamos, cambiamos de posición, una y otra vez. Que grata, es para uno la vida, cuando consigues a alguien que te satisface en 100%, en la cama! Cuando Jorge, comenzó a gritar y a gemir fuertemente, comprendí que ya se venía y le aprete la verga fuertemente, trincando mi hoyito. Se volvió como loco y me inundó de semen, por suerte yo a la misma vez me vine a chorros.
Descansamos, yo en su pecho, como si fuera su hembra y él muy caliente me deaba, si me metía el dedo en el hoyito, sabía, que quería más…así son los jóvenes fuertes y calientes! Lo besé todo… su cara, sus ojos, su boca, sus oídos, su cuello…era como si quiziera devorarlo todo, y que no se me fuera a escapar. Volvió a la carga y hasta en sus brazos me tomó con la verga hasta home, solo las bolas y que bolotas, afuera. No me sentía así, hacía mucho, mucho…desde mi primera vez. Cuando terminamos, nos duchamos juntos, pero estabamos agotados, yo más, a él, si lo dejo, allí me la vuelve a clavar. Creo que me echó tanta leche adentro, que no paraba de correrme por los muslos. Nos prometimos volvernos a ver y así ha sido. Pero tengo mucho miedo, miedo a enamorarme. No estoy para amarrarme a un solo hombre, por ahora. Quiero disfrutar y Jorge es muy celoso, cosa que me fascina, pero me da cosa.
No quería ir al entierro de mi amiga…pero como quiera fui a un entierro…al de verga que le enterraron a mi culito. Hay machos, que son inolvidables y este Jorge es jíbarito, pero que hombre!
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