Atada y sometida
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PincesaDiana.
Poco después siento su fría mano sobre mi pierna, aferrándola fuertemente, me acaricia un rato, asciende por mi estomago, sube por mis voluptuosos pechos, y me pellizca mi pezón, hago un gemido de dolor mezclado de placer.
Después de unos minutos me deja.
Al poco rato detiene su carro, escucho que apaga el motor y desciende, abre la puerta de mi lado y me jala el brazo obligándome a bajar, siento la irregularidad del suelo, pero aun así me obliga a caminar un rato, escucho el ruido de la hojarasca seca al caminar, y siento la brisa suave del campo, “Estoy en un bosque, deduzco”.
Después de un rato, me diente libera mis muñecas de las cuerdas que me tenían atada, pero no me permite que me quite la venda, Gabriel, con voz susurrante, calmada y sensual me dice al oído que me quite la ropa, no estoy muy segura de obedecerlo, me da un poco de miedo, pero a la vez toda esa situación me éxito, y va creciendo por momentos, así que me animo y como puedo me quito poco a poco toda mi ropa quedando totalmente desnuda, la brisa fría del bosque acaricia mis pezones endureciéndolos.
Mi pareja coloca mis manos atrás, siento la cuerda áspera que ata mis muñecas, en cada nudo que va haciendo acelera los pulsos de mi corazón, me siento totalmente vulnerable e indefensa y eso me tiene muy estimulada.
Me toma por mi codo y me conduce de nuevo el coche, las piedrecitas del camino, se incrustan suavemente sobre las platas de mis pies descalzos.
Llegamos al auto, me abre la puerta y me obliga a subir nuevamente, una vez que estoy dentro, me amarra mis tobillos y cierra la puerta.
De nuevo en la carretera, de nuevo el silencio, no hago por romper el hielo, se que será inútil hacerlo hablar, percibo que Gabriel esta orgullo se tenerme desnuda y atada a su lado, escucho el rose de su pantalón al acariciarse su entrepierna, está deseoso de mi, y de que todos vean al trofeo que lleva en su carro.
De pronto escucho gritos y silbidos provenientes de un autobús de estudiantes que van pasando a nuestro lado, escucho la risa de Gabriel, baja la ventanilla automática de mi lado, siento el viento frio en mi cara y mi cuerpo.
Escucho unas voces muy cerca de mí.
-¡Que vieja tan sabrosa! guau-
-¡Que tetas tan buenas tienes!-
-¡Dale sus buenas nalgadas a esa zorra!-
Gritan eso idiotas, mi captor da por terminada la función y sube la ventanilla, coge una desviación de manera busca, la inercia me tira hacia el recargando mi cabeza en su hombro, con esfuerzos me incorporo, siento su mano posarse nuevamente en mi muslo, me las aprieta, sus dedos se deslizan hacia mi monte de Venus, me masajea, los introduce poco a poco a mi abertura, acaricia mis labios vaginales –Hmmmm- me estremezco, sonrió, Gabriel con ritmo dibuja círculos son sus expertos dedos, me encanta, con dos dedos me abre mas, separo un poco mis muslo, la cuerdas que atan mis tobillos se tensan, me duele un poco, pero aun así abro lo mas que puedo mis piernas.
La excitación me obliga a cerrar los ojos a pesar de tener la venda, muerdo levemente los labio de mi boca, al sentir una yema de su dedo en mi clítoris, siento mi cara roja de placer, realizo movimientos para desata mis manos para acariciar mis pezones, pero la cuerdas no ceden ni un milímetro.
Gabriel es un experto en hacer nudos.
Entonces, detiene bruscamente los movimientos de sus dedos, y retira su mano, al mismo tiempo que para su auto, abre la puerta y se baja, segundos después, abre la puerta de mi lado y siento su mano húmeda en mi brazo jalándome hacia afuera, le grito: -No puedo caminar tengo atados los pies-, no recibo ninguna contestación, solo sus brazos que me rodean ayudándome a quedar de pie bien equilibrada.
No sé donde estoy, todo está oscuro para mí, me invade nuevamente un temor al no saber qué es lo que me depara más adelante, así que intento quitarme la venda para saber a dónde me trajo mi hombre y adivinar que es lo que piensa hacer de mi, pero lógicamente con las manos atada, no puedo.
Escucho ruidos de cadenas, que se acercan, e inmediatamente una correo de cuero rodea mi cuello, cerrándose con un Click de un candado.
Siento que tiran de la correa hacia adelante, trastabillo hacia adelante para no perder el equilibrio y caer al suelo, es entonces cuando comprendo que Gabriel llevarme como una perra, hacia donde él me indica.
Con pequeños brincos lo sigo, siento el rebote de mis pechos en cada brinco que doy, llegamos a un lugar que por el frio del suelo y el eco que escucho he de ser una casa amplia escondida en el bosque.
Sus dos manos hacen presión sobre mis hombros obligándome a quedar hincada…
Así quedo postrada durante unos segundos, en ese momento escucho el ruido de una bragueta que baja, después siento que algo duro, pero suave y húmedo recorre mis labios, saco la lengua y comienzo a lamer como si fuera un rico dulce, inmediatamente siento como ese miembro se vuelve más dura y venosa, no aguanto más, abro completamente la boca y comienzo a chupar, me encanta chupar vergas, es divertido.
Me meto ese musculoso miembro en la boca, y con una sencilla caricia que mi lengua le proporciona siento como la sangre corre por sus venas y crece cada vez más, lo que crea una sensación extraña, pero a la vez agradable, como si mi boca se hiciera pequeña y faltara espacio, y más como un pene como la de este tipo, que es d tamaño considerable….
Ya está totalmente dura, me cetro en chupársela lo más agradable posible, pero quiero hacerlo sufrir, vengarme por lo que me ha hecho pasar y por tenerme así, totalmente sometida.
Así que con la punta de mi lengua le masajeo el frenillo, Siento como él se estremece y gime.
Después comienzo a chuparle sus huevos.
Al parecer el placer que siente es intenso, pero no se lo merece, así que vuelvo a chuparle el frenillo, así, tras babeárselos formo una O con mis labios y como si fuera un anillo rodeo el glande en su base más ancha, y así inicio un sube y baja como si fuera su prepucio que lo cubre.
Gabriel esta que pierde el sentido de la realidad y yo también…
Cuando siento que ya lo he castigado suficiente, desciendo por el tronco de su pene hasta la base, mientras mi lengua desde adentro lame cada uno de los recovecos, es difícil tragarse un aparato así entero, pero a mi es algo que me pone tremendamente cachonda, Haciendo el largo del camino venoso hasta llegar a la punta.
De nuevo comienzo a acariciar su glande, pero esta vez me alejo unos centímetros atrás y un hilillo casi mágico de baba, une mis labios con la punta de su capullo, hmmmm, ahhhh tengo q aprovecharlo, así que una vez más me aproximo al glande, le beso en la punta de forma picara, y cariñosamente ingiero toda la baba, Quiero jugar el juego de Gabriel según sus reglas, esta es su noche.
Siento unas ansias tremendas de masturbarme, pero las ataduras que aprisionan mis muñecas, me lo impiden, solo alcanzo a realizar unos inútiles forcejeos para alcanzar mi vagina.
Así que toda mi impotencia la enfoco en masturbarlo a él con mi boca frenéticamente, ante su evidente alegría y excitación mostrada por Gabriel con sus intensos gemidos.
Siempre se me ha dado bien eso de chupar los huevos, es casi cómico rodear esas cosas con mi boca, tener el suficiente tacto de cerrar los labios sin causar dolor y con la lengua golpearlo suavemente, lo hago con toda dedicación posible
Aummm, -voy a correrme- exclama por primer a vez Gabriel.
Entre amago de recuperar el aliento perdido, yo quiero que se corra en mi cara, con mis ojos vendados no sé exactamente en qué momento el semen saldrá disparado de la punta del falo.
¡Que emocionante! SIII
Gabriel gime y grita profundamente, y siento como algo caliente y pegajoso se estalla en mi cara, evidentemente es su tan precioso y delicioso esperma, pero ahí no termina, de nuevo mas sustancia se vacía en mis mejillas, me éxito sentirlo con toda su calidez, sentir descender en mi cara finos chorros hasta mi cuello.
De nuevo escucho la bragueta de mi compañero cerrarse.
Sin siquiera limpiarme la cara, siento un jalon de la correa que ciñe mi cuello, como puedo me levanto y con brincos y pequeños pasos volvemos a el auto, Antes de iniciar marcha, me dedica un suculento beso de lo más húmedo hundiéndome su lengua en mi boca, intercambiamos saliva gustosamente.
De nuevo en la carretera, Gabriel me dice emocionado, -esto va a ser lo más excitante cariño, la experiencia definitiva, la excitación total-
No sé de qué diablos habla.
Por unos segundos quiero pedirle que sea más claro, pero da igual, porque seguro que me responde con el silencio, siento un leve giro del auto, segundos después, escucho el rugido de un potente motor, seguramente es un tráiler, o camión de carga pesado, lo escucho cada vez más cerca, más cerca.
Después suena la bocina, el rugido del motor se aproxima cada vez más… ¿Qué será lo que me espera esta vez?
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