atados uno delante del otro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por parejaatada.
Llevaba poniéndole cuernos a mi novio desde hacía aquel día exactamente 3 meses.
Nosotros somos una pareja que hace más de quince años que estamos juntos, tenemos 38 él y 32 años yo, y en el sexo lo hemos probado muchas cosas, los dos somos bastante abiertos y nos montamos muchas fantasías. Pero aún así a mí me gusta mucho el sexo con otras personas.
Aquel chico que es mi amante lo conocí en la playa. Había ido yo sola porque mi novio trabajaba, y recuerdo que mientras estaba tomando el sol vino con todo el descaro del mundo, se puso a mi lado y con todo atrevimiento me dijo que no dijera nada, que me iba a hablar de mí, y me miró de arriba abajo, y me dijo que yo medía 1, 60 de altura, que estaba muy morena de ir a la playa, y fue hablando y hablando dos minutos sin callar, y como final de su discurso me dijo que se había olvidado de dejarme que era delgadita, pero que tenía unas bonitas tetas pequeñas y un tanga que realzaba mi culito.
Podía hacer dos cosas: darle una bofetada y echarlo, o reír. Yo me reí, e hice un gesto de asombrada.
Entonces me dijo que me esperara, que me iba a hablar de él, y me dijo que era alto (cierto), con un cuerpo atlético (tampoco tanto, más bien normalillo), extrovertido, simpático, depilado, que procuraba hacer deporte y mantenerse en forma, y que siempre ha despertado pasiones en las mujeres porque daba un morbazo impresionante.
Yo me reí, y le reté a que me contara qué era ese morbazo que despertaba pasiones.
•Te lo explico si cierras los ojos.
Media hora después, estábamos follando en su piso.
Durante toda la semana, nos vimos cada día, y el fin de semana habíamos quedado para pasar una noche de locura. Pero mi novio, que vivimos juntos, no trabajaba, y no sabía cómo decirle que iba a salir. Siempre preguntan con quién, dónde vas, yo también vengo, etc. Así que estuve pensando que hacer, cómo decírselo, y cuando ya estaba a punto de anular la cita porque no sabía ponerle excusa a mi novio, vi en un foro de Internet un tema que ponía “¿has probado tener atado a tu novio?”.
Fue la primera vez que lo ate. haciéndome la chica pícara, llegó el sábado por la noche. Nos refugiamos en la intimidad de nuestro hogar, pero cuando él creía que nos íbamos a dormir yo tomé un rollo de precintar y le dije que estaba fantaseando con varias situaciones morbosas. En pocos minutos me las ingenié para tenerlo atado de pies y manos a la espalda con cinta de precintar, porque en ese foro ponía que si no tenías experiencia a veces se puede desatar, y como yo no quería ponía que lo mejor era utilizar cinta. Le envolví las muñecas con un montón de vueltas y después las manos, como si fueran guantes, como ponía en el foro. Hice lo mismo en los tobillos, y después lo amordace. No sabía si le iba a gustar, pero sabía que eso le empezó a gustar porque su polla se puso dura y grande y terminó entregándose por completo a mi juego, hasta el punto de que lo hice ir a saltos hasta la habitación.
Allí lo tumbé, le dije que me iba de fiesta, y me fui. Estuve con mi amante, y cuando volví seguía atado. Pensé que se enfadaría a lo mejor, pero le gustó tanto que desde entonces hacíamos ese juego dos o tres veces a la semana. A mí me iba fantástico porque podía estar tranquila con él, y hace una semana mi amante me preguntó si mi novio nos podía pillar.
Le hablé de este tipo de juegos en los que fantaseábamos, y le expliqué detalles y muchas cosas, y lo que ocurrio fue lo siguiente: al sábado siguiente por la noche, yo sabía que él tramaba algo porque había estado toda la semana diciéndome que me comprara un conjunto de ropa interior negro, muy sexy, unos zapatos de tacón alto de aguja, y un vestido negro muy corto de minifalda, que tapara poco más debajo de mi culo.
Quedamos, como siempre, y al llegar me miro perverso y me dijo que iba a pasar una noche inolvidable. Todo resultaba un poco desconcertante pero seguí el juego con una sensación de miedo un morbo increíble. Llegamos a un parking muy cercano y abrio la puerta de su coche. Sólo sentarme en el asiento del copiloto, de su bolsillo sacó una venda, y allí en medio de la calle me vendó los ojos. Acto seguido, me besó y me quitó el vestido dentro del coche. Yo llevaba el conjunto de ropa interior negra que él me había dicho que comprara, acarició por encima mi ropa, y note como cogia mis manos y poniendomelas a mi espalda me las ató con cuerdas.
Estuvo divirtiéndose, porque no fue una cuerda sólo en las muñecas. No, que va. Me las puso por los codos, por encima del cuerpo y tiraban con tanta fuerza hacia arriba que mis manos me quedaban a mitad de la espalda, firmes y fuertes, sin poder moverlas ni desatarlas.
Me susurro al oído que a partir de ese instante fuese obediente ya que iba a hacer realidad sus más oscuros pensamientos. Dicho esto pude percibir un sonido que sin duda era el motor del coche arrancar, y salimos del parking. Yo mientras tanto permanecía totalmente inmóvil y con una mezcla de morbo y a su vez de inquietud incontrolables. Como parte del juego, yo al principio trate de zafarme sin conseguirlo, ya que él me decía también que probara de desatarme, pero era imposible.
Veinte minutos después, noté que parábamos en un parking de un edificio. Las sensaciones que estaba teniendo con las manos atadas y los ojos vendados, además de ir en ropa interior por no sé dónde, eran muy extrañas, por una parte mi cerebro quería preguntar, pero por la otra mi parte más oculta de mí quería desenterrar lo más profundo de mi fantasía.
Entramos en un ascensor. Oí unas llaves. Entramos en un piso.
•Abre la boca, me dijo, y al instante me puso un bozal de boca que me dejó completamente amordazada. Y me quitó la venda un momento. Justo esto vi, ¡que se había puesto una capucha completa que le tapaba la cara! ¡Sólo le veía los ojos! Y lo peor ¡que era mi piso!.
Mi novio estaba sentado en la silla. Lo había dejado bien atado, con un montón de cinta que no podía moverse nada. Estaba amordazado, así que no podía hacer ni decir nada, y me llevó hasta él.
Cuando me vio de esa guisa puso unos ojos enormes, pero lo peor fue su polla, que también se puso dura. ¿Se estaba excitando de verme en esa posición?.
•¿Ves a tu novia? Ya estás dandote cuenta a quien tengo a mi lado. Ja, ja, ja…. Me lo voy a follar delante de ti.
Delante de él, me quitó el tanga, se desnudó y comenzó un mete y saca intenso conmigo tumbada boca arriba en el sofá del comedor. En un momento paró, me hizo levantarme y en un empujón me puso con las rodillas en el suelo y el cuerpo encima del sofá, y siguió follándome. La verdad es que yo estaba excitadísima, y me pareció que sinceramente él también deseaba que me follaran delante de él, porque mi novio estaba excitadísimo.
Después me puso de pie, delante de mi novio, de cara a él, a un metro, con mi coño a su altura, y mi amante comenzó a meterme un vibrador, dentro y fuera, yo no me aguantaba de tanto placer y excitación, y en una de esas ocasiones que me doblaba apoyé mi mordaza encima de mi novio. Suspiró, de placer, su polla estaba enormemente recta, y ya no me preocupé más. Se lo estaba pasando bien viéndome, y me corrí al mismo tiempo que también se corrió mi amante. Me apartó, me sentó en el sofá, y cogió la polla de mi novio, comenzo a frotar su pollon masturbándolo y sorprendentemente en casi dos minutos se corrió.
En ese momento le miré y vi que miraba sumiso al suelo. Realmente me estaba gustando.
Se fue a duchar, y nos dejó a los dos allí atados y amordazados, sólos. Con la cabeza le hice un gesto a mi novio desde el novio, un sí como preguntándole si le había gustado, y me dijo que sí. Aquello fue fabuloso. Nos quedamos cada uno en su sitio, suspirando, sin intentar ayudarnos a desatarnos durante la larga media hora que estuvo duchándose. Los dos habíamos estado cómodos.
Cuando volvió me puso de nuevo el tanga, me volvió a vendar los ojos y le dijo a mi novio:
•“Me la llevo otra vez. No he acabado de follar con ella. No te preocupes, de aquí a unas horas cuando acabé la noche te la devuelvo. Y por ti tampoco te preocupes, sé que te ha gustado y volveremos a vernos”.
Y dicho esto, mi amante me puso en pie, cerró la puerta del piso, me puso en el ascensor, y volvió a subirnos al coche.
La verdad es que esta fue una de las mejores noches de sexo de toda mi vida, y lo mejor es que fue la primera de muchas.
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