AUNQUE ME GUSTA, ME PREOCUPA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
AUNQUE ME GUSTA… ME PREOCUPA
Cuatro días después, aún preocupado por lo que pudiera haber dicho Dani mi cuñadito sobre lo ocurrido esa siesta en mi casa, fui a almorzar a casa de mis suegros.
El almuerzo transcurrió normalmente, compartiendo como siempre informaciones familiares, comentarios, bromas.
Danielito, como siempre, estaba sentado a mi izquierda, junto a mí.
Nada había cambiado por lo que pensé que no comentó lo que sucedió.
Lo ocurrido aquella siesta en mi casa cuando desperté y lo encontré entre mis piernas, con mis genitales en sus manos y la carita bañada en mi semen no se borraba de mi mente.
Mucho menos lo que ocurrió después cuando a pesar de su llanto lo penetré sin piedad.
No quiero hacer ningún descargo porque si bien es cierto no tengo culpa inicial si la tengo por haber permitido que siguiéramos con ese accionar.
Nunca antes había sentido tanto placer cuando me felaron y cuando penetré analmente a alguna mujer.
Creo que reaccioné con bronca al penetrarlo a Danito porque me sentí violentado y porque a pesar del susto inicial no pude ocultar ni negar las sensaciones placenteras que mi cuerpo sintió aún estando dormido.
Habian pasado cuatro días y el recuerdo de lo vivido me mantenía en un estado de excitación que casi no podía controlar.
A pesar de tener conciencia de lo prohibido del acto, mi cuerpo pedia más de lo mismo.
Lo percibí cuando tuve relaciones con mi mujer.
No fue lo mismo.
Cuando ya me despedía para volver a mi casa, no resistí el impulso de invitar a Danito a que viniera a casa.
Su carita se iluminó y mucho más cuando mi suegro le dio permiso para venir.
Vivimos a pocas cuadras así es que nos fuimos caminando.
Cuando entramos a casa él no sabía qué hacer.
Estaba nervioso
-Vení Dani, vamos al dormitorio así nos dormimos una siestita ¿Querés?
-Bueno
-Antes nos damos una duchita como para refrescarnos…
Me quité el pantalón corto y la remera que vestía y tomé una toalla y enfilé hacia el baño…
-Vení Dani.
Nos duchemos juntos…
Obediente se quitó la ropa y desnudo entró al baño.
Despues de regular el agua de la ducha me quité el calzoncillo y me metí en la bañera.
Me jaboné atento a la mirada de Dani que no quitaba los ojos de mis genitales.
Luego se jabonó el, se enjuagó y salió.
Yo demoré un poquito en quitar el jabon de mi cuerpo habida cuenta de que soy muy peludo y demoro un poco.
Dani estaba secándose y con su vista clavada en mi sexo al que lavándolo con esmero se había puesto morcillón.
Salimos del baño.
Desnudo me tendí en la cama.
Danito se iba a poner su pantaloncito.
-No te vistas Dani.
Quedate desnudito.
¿Querés jugar como el otro día?.
-Sí – dijo sonrojado.
Apoyé mi cuerpo en el respaldo de la cama y separé mis piernas para que Dani se colocara como la primera vez.
Se tendió boca abajo entre mis piernas, con la cara a la altura de mis bolas y comenzó a besarlas.
Cuando metió la cabecita en su boca ya tenía la pija que se reventaba.
Me la chupó un largo rato.
-Dani ¿Me vas a dar el potito hoy?
-Bueno, pero despacito.
Me duele mucho…
-Vení.
Acostate sobre mi panza para que yo te chupe el culito para que entre suavecito y vos me chupas un poquito mas.
Nos pusimos en un 69 glorioso.
El upite estaba cerradito pero después de que se lo chupara un ratito se relajó y se abrió como una flor.
En el cajón de la mesita de noche tenía un tubito de un gel anestésico que se usa para el dolor de muelas y se lo unté con un poco de una crema corporal de mi mujer.
Lo puse de espaldas y levanté sus piernas y me las puse al hombro.
Me quedaba una maravillosa vista del upite rosadito.
Le apoye la cabeza de mi pene y lo pincelé con el flujo abundante que me sale.
Apenas presioné un poco y la cabeza, que se veía enorme comparada con la roseta del potito, entró totalmente.
Solo hubo un gesto de asombro al sentir que le entraba y no le provocaba dolor.
De a poco le fue entrando todo mi pene, hasta los pelos.
Ya dije que no tengo un pene monstruoso pero si que quien lo prueba no lo olvida.
No doy medidas porque suena como a fantasía.
Solo diré que es bastante larguito, gordito y muy cabezón.
Mis bolas son bastante notables y cuando acabo no se me suben, siguen tan sueltas y orondas y golpeando para entrar.
Producen mucha leche y muy concentrada.
-¿Te gusta papito?.
-Si…
-¿Me querés?
-Mucho, mucho
Mientras le hablaba bombeaba suavemente.
Despues fui buscando diferentes posiciones hasta que al final lo senté sobre mi y yo me apoyé en el respaldo de la cama.
-Ya me viene Dani.
Te voy a llenar el culito de leche papito… Te doooooyyyyyy
Al sentirme eyacular, Dani apretó su culito sobre mi, empujando a la vez con su cuerpito.
Sentía como si me succionara con el culito.
Nos quedamos abrazados en esa posición hasta que mi chota perdió su dureza y se salió de Danito.
Se fue corriendo al baño.
Al rato lo seguí yo y juntos nos lavamos.
Volvimo a la cama.
-¿Te gusto bebé?.
-Sí.
Ahora sí.
-¿La primera vez no te gustó?
-Sí, pero me dolió mucho…
-Ahora ya no te va a doler más…
Mi cuñadito me miraba como queriendo decir algo
-¿Qué pasa bebé?
-¿Si le pregunto algo no se va a enojar?
-No, papito.
Pregunte
-¿Se puede besar el potito como usted me hace a mí?
-Claro.
A mi me gusta besarte y chuparte el culito ¿Por qué, papi?
-Yo quiero hacerlo con usted…
Me quedé mirándolo y supe que no podría dejar de tener sexo con él.
En mi trabajo conozco muchos casos como este que les sucede a mis colegas.
La mayoría lo hace con sus hijitas.
Yo descubrí, casi sin querer, a un jefe mío cuando en un destino alejadito de la ciudad se hacia chupar por una nenita de unos 9 años, hija de él.
También a algún miembro soltero de la institución que lo hacia con una hermanita pequeña.
Desde hace un año estoy viviendo esto y aunque me gusta, me preocupa
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