AVENTURAS BARRIALES (TRES HERMANOS TAILANDESES)
Yo no lo podía creer ¡Vamos a coger en la misma cama en la que duermen sus padres! .
Hola todxs.
(Sugiero leer mis relatos anteriores)
Ya había complido mis 11 añitos de edad y era, clara, lisa y llanamente, el más putito entre los putitos; llevaba 3 años dejándome coger por mis pares, es decir, chicos de un rango por demás amplio de edad y por personas mayores, inclusive por hombres casados; el sexo ya ocupaba el primer lugar en mi precoz vida y cada vez me gustaba más.
Cogía con todo aquel que se me cruzara en el camino y no tenía ningún tipo de pudor, vergüenza, prejuicios, ni nada por estilo, simplemente, me gustaba y vaya si me gustaba; me gustaban los chicos, los jóvenes, los muchachos, los hombres, concretamente, todo aquel que tuviese una pija, sea del tamaño y la forma que sea.
Solía enamorarme de aquellos que, además de cogerme, me gustaban, sobre todo físicamente y ello fue lo que ocurrió, cuando llegó al barrio, una familia proveniente de Tailandia; el hombre, su esposa y tres hijos varones, el mayor de 15 años, llamado Kamon y del medio, 13, cuyo nombre era Khalan y el más chiquito, solo 8 añitos, se llamaba Malai y todos ellos de piel muy, pero muy oscura.
Nunca supe a qué se dedicaban, tanto el hombre, como la mujer, pero lo cierto era que los chicos pasaban gran parte del día solos y como habían arribado en época de vacaciones de verano, no tenían actividad escolar alguna; tampoco supe (y no me importaba ni me interesaba saberlo), el motivo por el cual hablaban bastante bien nuestro idioma (un español bien argentinizado), por lo que, la comunicación fue muy buena y fluida, desde un primer momento.
Por razones más que obvias, el contraste entre ellos y yo, en cuanto a la apariencia física, era mucho más que notorio; ellos, todos de piel, cabello y ojos bien, bien oscuros y yo, por el contrario, piel exageradamente blanca, ojos claros y cabello rubio, largo y ondulado, contraste que se hacía mucho más notorio, porque, tantos ellos como yo, andábamos prácticamente todo el día, vestidos solamente con un pantaloncito corto o traje de baño.
El hecho concreto fue que yo comencé a pasar cada vez más tiempo con aquellos tres chicos y, como no podía ser de otra manera, me enamoré perdidamente de Khalan y rápidamente pactamos una especie de noviazgo entre ambos; obviamente yo no sabía absolutamente nada, acerca de la cultura Tailandesa, pero lo cierto era que, en aquel país las relaciones homosexuales estaban bastante bien vistas y aceptadas y, más aún, de esa región, han surgido los “varones con apariencia femenina” (“ladyboy” o “Kathoey”).
Khalan y yo nos abrazábamos, nos acariciábamos y nos besábamos en la boca y lo hacíamos cada vez con mayor asiduidad e inclusive delante de los hermanos, Kamon y Malai; resultaba absolutamente excitante el contraste de piel entre ambos y si bien, ninguno de los dos, había hecho ningún tipo de comentario al respecto, el primer encuentro sexual estaba al caer en cualquier momento.
Yo estaba enamoradísimo de Khalan y, por ende, estaba dispuesto a hacer todo lo que me pidiese, con tal de complacerlo, pero me sorprendió una tarde, ya que me propuso coger “entre los cuatro” (los tres hermanos y yo).
“¿Malai también?” – Le pregunté algo sorprendido.
“¡Sí! ¡A él le encanta coger! ¡No sabés como coge!” – Respondió.
Cuando llegó el momento, Kamon puso una manta sobre la cama matrimonial, obviamente para que no se ensuciara el cubrecama; yo no lo podía creer ¡Vamos a coger en la misma cama en la que duermen sus padres! Pero así fue; nos desnudamos los cuatro y el contraste volvió a ser excitante a más no poder; el color oscuro de la piel de los chicos, contra el exagerado y excesivo blanco.
Yo me recosté junto a mi novio, Khalan y empezamos a abrazarnos, a besarnos y a tocarnos; mientras, en el otro extremo de la cama, Kamon y su hermanito menor, Malai, hacían lo propio.
Acostumbrado, a pesar de mi corta edad, a las “orgías barriales”, me llamó poderosamente la atención que, en determinado momento, Kamon comenzó a chuparle la pija a Malai, pero no una mamada improvisada o solo para cumplir, sino que empezó a comerle la verga y los huevitos, hasta que noté una muy buena erección en el chiquito y si, ello, hasta ese momento, me había sorprendido, lo que ocurrió a continuación fue más excitante y espectacular aún, puesto que, el hermano mayor le ofreció en culo y Malai lo penetró.
“¡No te dije que a mi hermanito le gusta coger!” – Exclamó Khalan, mientras, ambos, habíamos interrumpido nuestros besos y nuestros manoseos, para observar a los chicos.
Obviamente, Malai, no iba a eyacular (si lo hacía, a sus 8 añitos, yo me moría), pero aún tenía su pijita bien erecta y fue entonces, cuando Kamon se apartó y Khalan, mi novio, ocupó su lugar para que el pequeño lo penetrara.
Yo permanecía absorto e impávido; los hermanos mayores, Kamon, de 15 y mi novio, Khalan, de 13, dejándose penetrar por su hermanito menor, Malai, solo de 8.
“¡Te toca a vos, Marquitos!” – Dijo Kamon y agregó:
“Dale tu culo a Malai, para que te lo coja!”.
Yo, preso ya de calentura y en un rápido movimiento, le ofrecí mi culo a Malai y me penetró muy fácilmente con su verguita; la tenía chiquita, finita, con forma de una banana (levemente arqueada), pero se notaba bien durita y linda.
¡Ah! ¡Bueno! ¡Resultó que Malai, el más chiquito de los hermanos, era activo! – Pensé yo para mis adentros, pero muy alejado estuve de la realidad, ya que después de que el chiquito nos penetrase a los tres, Khalan, mi novio, volvió a mí y Malai comenzó a chuparle la pija a Kamon y créanme que, el chiquito, resultó ser todo un experto.
“¿A qué edad empezaron a coger con Malai?” – Les pregunté a los hermanos mayores, porque me sorprendió lo bueno que era el menor.
“¡A los 5 ya comenzamos a toquetearlo y a manosearlo!” – Exclamó Kamon, mientras su hermanito chupaba, mamaba y comía toda su entrepierna y agregó, además:
“¡Primero, nos miraba, cuando cogíamos con Khalan y después lo empezamos a unir a nosotros!”.
“¿Y ya se la metieron en el culo? ¿Ya lo penetraron?” – Volví a preguntarles, porque me resultaba demasiado chiquito, sobre todo comparándolo con mi super, magnífico e increíble “culazo”.
“¡Si! ¡Pero hace poquito!” – Respondieron a dúo.
A todo esto, si bien yo estaba disfrutando y a más no poder, de semejante orgía, sentía una cierta intranquilidad, porque aún ninguno de los tres chicos, había hecho mención alguna a mi monumental culo y yo, aunque ya estaba por demás acostumbrado a recibir todo tipo de halagos y elogios, hacia esa parte de mi cuerpo, siempre necesitaba volver a alimentar un poco más mi ego.
Por suerte, para mí, aquella “no alusión a mi culo”, no duró demasiado, ya que, mientras Kamon había comenzado con los preparativos previos, como para penetrar a su hermanito menor, yo empecé el tipo meneo que solía hacer para destacar y resaltar, aún más, todas las bondades de mi hermosísimo y precioso culo.
Kamon lo penetró a Malai y empezó a cogerlo, pero lo hizo sin sacar su mirada de mi monumental parte trasera y mientras lo hacía, Khalan, mi novio, abrazó mi culo y comenzó a toquetearlo, a manosearlo, a besarlo y a lamerlo.
Yo, ya jadeaba y gemía de gozo, placer y satisfacción sexual y ello, sumado a todas las bondades de mi gran trasero, hizo que Khalan ya también, preso de calentura y excitación, se acomodó como para penetrarme.
“¡Ay! ¡Si! ¡Dale! ¡Cogeme! ¡Metemela y cogeme!” – Exclamé, con la voz entre cortada.
CONTINUARÁ
Besitos.
Soy marcoscomodoro y mi correo es: [email protected]
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Muchas gracias. Pronto subiré la continuación y créeme que será por demás excitante. Besitos. Marcos.