AVENTURAS BARRIALES (UNA ORGÍA INFANTO-JUVENIL)
“A ella me gusta metérsela en la concha y chuparle las tetas, pero no tiene el culazo que tenés vos” .
Hola a todxs.
(Sugiero leer mis relatos anteriores)
Si bien los encuentros sexuales en el barrio, seguían su curso normal y todos nos manteníamos muy activos (inclusive Lucas y Sandra estaban cogiendo cada vez más asiduamente), hacía un tiempo ya que no habíamos tenido en buena orgía entre todos los chicos, por lo que, Raúl, en su condición de “el mayor”, fue el encargado de organizar algo al respecto y no se le ocurrió mejor idea, que, el lugar indicado, fuera una de las tantas obras en construcción, que abundaban y mucho por aquel entonces.
Llegado el día fijado (mejor dicho, la tarde), fueron llegando, Raúl, con su hermano Marcelo, Roberto, Lucas, Adrián y, por supuesto, yo y, sin preámbulo alguno, comenzamos a desvestirnos hasta quedarnos completamente desnudos.
“Ustedes empiecen como quieran, yo, primero, me voy a coger a mi hermano” – Dijo Raúl y todos nos sorprendimos, yo, sobre todo, porque siempre él comenzaba cogiéndome a mí, así que, rápido de reflejos y antes de que se arrepintiera, me abalancé sobre Lucas y empecé a besarlo en la boca.
Quedaban solamente Roberto y Adrián, así que, ambos también se acomodaron como para una buena previa.
Raúl, como buen organizador, había traído, no solo el lubricante en su mochila, sino que además, la noche anterior, había llevado a la obra, un viejo colchón de dos plazas y media, que encontró tirado y que si bien, no estaba en condiciones ni mucho menos, para nosotros, que estábamos por demás acostumbrados a coger “en el suelo, contra una pared, detrás de arbustos, sobre la tierra y en todo tipo de lugares afines”, aquello era todo un lujo.
Después de untarse la pija con abundante lubricante, Raúl penetró a su hermano de una y si bien, todos en el barrio, intuían que ellos dos ya habían cogido y no en pocas ocasiones, era la primera vez lo hacían delante de todo el resto de los chicos.
A todo esto, Roberto también lubricó muy bien su verga y se la puso a Adrián, con suma facilidad; así que el cuadro era, Raúl cogiendo a su hermano Marcero y Roberto, haciendo lo propio con Adrián y, entre tanto, yo seguía prendido a la boca de Lucas, tal y como si fuese una ventosa y solamente me detuve para, endilgarle y con bastante enojo, por cierto.
“¡Sos un hijo de puta! ¡Estás cogiendo con Sandra cada vez más seguido!”
Y finalicé diciendo, siempre con el propósito de no perder la exclusividad de ese chico, que tanto pero tanto me gustaba:
“¿Y te estás cuidando? La vas a dejar embarazada”
“A ella me gusta metérsela en la concha y chuparle las tetas, pero no tiene el culazo que tenés vos” – Me respondió, no se si para dejarme conforme o dijo realmente lo que sentía, aunque, a decir verdad, había sido la propia Sandra, quien me había dicho directamente, “que yo tenía más culo que ella”.
Sobre el colchón estaban, Marcelo, recostado boca abajo y su hermano Raúl, encima de él y cogiéndolo desaforadamente y también Adrián, de rodillas (en cuatro patas), mientras Roberto lo tenía ensartado por detrás.
Solamente permanecíamos de pie, Lucas y yo, contra una de las paredes y ya, habiendo dejado de lado los reproches, estaba disfrutando a pleno de ese chico que tanto me gustaba; me gustaba “comerle la boca a besos”, me gustaba toquetearle su entrepierna y me gustaba que él manoseara por completo todo mi culo y, por suerte para mí, todo ello estaba ocurriendo a la vez.
“¡Bueno! ¡Listo! ¡Ahora voy a coger a Marquitos!” – Exclamó Raúl, después de sacar la verga de adentro del culo de su hermano.
“¡Esperá! ¡Todavía no me cogió Lucas! ¡Falta que me coja!” – Grité.
“¡Dale!” – Dijo Raúl y agregó, mirándolo a Roberto.
“¡Cogelo a mi hemano y yo lo cojo a Adrián!”
Rápidamente y mientras ellos intercambiaban tanto “cogedores” como posiciones, yo me llevé a “mi Lucas” hasta el colchón y, recostándome boca abajo, le ofrecí ese precioso, increíble, descomunal, maravilloso y alucinante culo.
Estábamos Adrián, Marcelo y yo, boca abajo, sobre el colchón y ahí podía observarse, con toda claridad, lo prominente y lo sobresaliente de mi precioso y hermosísimo culo, ya que resaltaba y se destacaba muy nítidamente, entre los otros dos; por eso, todos siempre querían mi culo, por sobre el de los demás y bueno, si la “madre naturaleza” se había congraciado conmigo de tal forma ¿Qué podría hacer yo al respecto? ¡Nada! Solamente ofrecer y entregar mi culo para que disfruten de él.
Era la primera vez que cogíamos de esa manera, es decir, sobre el colchón y si bien, tal como comenté precedentemente, no estaba en condiciones ni mucho menos, para su fin como tal (el descanso cómodo y reparador), para quienes “teníamos las rodillas ajeadas” de coger en el suelo, ese colchón era una maravilla.
Raúl subió encima de Adrián y lo penetró y lo propio hicieron Roberto con Marcelo y Lucas conmigo, convirtiendo aquello en algo maravilloso y sublime; los gritos, jadeos y gemidos de placer de nuestros “cogedores”, se confundían con los de nosotros, los “cogidos”.
Los tres de abajo seguíamos en esa posición (yo estaba en medio, como siempre), pero los de arriba comenzaron a intercambiar lugares y de ese modo, nos fueron cogiendo, indistintamente, Raúl, Roberto y mi amor, Lucas (Que me era infiel con mi amiga Sandra, el muy hijo de puta).
Yo, por un momento, cerré los ojos e intenté adivinar quien era el que estaba cogiendo, en cada uno de los cambios y acerté en todo momento ¿Por qué? Fácil, ya me habían cogida tantas veces…
Aquello se estaba poniendo realmente muy bueno; era la primera vez que cogíamos de esa manera y la verdad, me estaba gustando muchísimo y lo estaba disfrutando a más no poder y, a juzgar por la expresión en el rostro de Adrián y de Marcelo, también ellos estaban gozando, aunque, por los gritos, alaridos, gemidos y jadeos, provenientes de los “tres de arriba”, era más que evidente, que su estado de excitación se incrementaba a cada instante.
A mí, particularmente, nunca se me hubiese pasado por la mente, ni por un segundo, cambiar la posición, es decir, subir y penetrar a alguno de los chicos, simple y sencillamente porque me gustaba “ser cogido”, pero creo que, tanto Adrián como Marcelo, no sé, si en algún momento, habrían querido, deseado o fantaseado con cambiar de posición y coger a Raúl, a Roberto o a Lucas o que, ellos tres, hubieran querido “dejarse coger” por alguno de nosotros, pero lo cierto era que los roles ya estaban establecidos y, tanto “los de arriba” como “los de abajo”, no cuestionábamos nada de aquello, al menos por esa época.
Volviendo al “acto sexual propiamente dicho”, continuaban cambiando de parejas los tres de arriba, pero ya comenzaba a notarse, tanto el cansancio entre ellos, como su último esfuerzo por contener sus eyaculaciones, hasta que, en determinado momento, sentí el grito de Raúl, conjuntamente con un chorro de leche caliente adentro de mi culo.
Un verdadero concierto de pijas, culos y semen, le dio un marco espectacular a esa hermosa cogida, verdadera “orgía infanto-juvenil”, que disfrutamos a más no poder y cuando supuse que, como los tres de arriba habían acabado, se habían levantado y se estaban vistiendo, Raúl, quien siempre llevaba la voz cantante, mirando a Adrián y a Marcelo, les dijo:
“¿Quiere coger a Marquitos? ¡Aprovechen a disfrutar de ese pedazo de culo!”
Los chicos me miraron, como buscando una respuesta y, como yo aún permanecía completamente desnudo, les hice una seña con la cabeza, a manera de asentir que sí, efectivamente, también quería que me cogieran, así que, Marcelo, se subió encima de mí y me apoyó su pija, fláccida, sobre mi culo y empezó a hacer el típico movimiento de pelvis, hasta que consiguió una buena erección y me penetró.
“¡Nosotros nos vamos, pero ustedes sigan cogiendo!” – Dijo Raúl.
“¿No se van a quedar a mirar?” – Le pregunté mientras levantaba la cabeza y los miraba a los tres.
“¡No! ¡Vamos a canchita a jugar! ¡Después vayan ustedes!” – Respondió.
Raúl, Roberto y Lucas, se fueron los tres juntos y nos quedamos Adrián, Marcelo y yo, este último encima de mí y con su pija ya bien adentro de mi culo (Yo hubiese querido que se quedara Lucas, porque me había quedado con ganas de seguir besándolo en la boca).
Mientras Marcelo me cogía, le hice una seña a Adrián, para que acercara su verga fláccida a mi boca, con la firme intención de chuparla y practicar, ya que, en esa materia, yo seguía siendo muy flojito y pasaba vergüenza (les lastimaba la pija con mis dientes y me recriminaban), pero justo, en ese momento, Marcelo acabó unas pocas gotas de su líquido pre seminal y su verga se le salió intempestivamente de adentro de mi culo.
Tuve que abandonar mi intención de chuparle la pija a Adrián, porque, apenas Marcelo dejó libre mi culo, aquel se subió, encima de mí, y empezó a cogerme, muy fuertemente, a pesar de que su verga aún no estaba completamente erecta, erección que logró, al cabo de varios movimientos y me la clavó bien adentro del culo.
Adrián me estaba cogiendo muy fuertemente y se lo percibía sumamente excitado, así que yo decidí colaborar con su calentura y retribuirle el momento tan trato que me estaba haciendo pasar, así que, a modo de arenga, le dije:
“¡Qué lindo! ¡Cómo me estás cogiendo! ¡Qué bueno! ¿Te gusta mi culo a vos también?”
“¡A todo el mundo le gusta tu culo! ¡Naciste para que te cojan el culo!” – Me dijo Adrián y no era la primera vez que me decían aquello, ya que, en varias ocasiones, solían decirme e indistintamente de las edades de mis cogedores, cosas tales como “Naciste para que te cojan”, “Naciste para ser putito”, “A ese culazo hay que cógelo”, etc. y, entre las arengas y el estado de excitación, Adrián acabó abundantemente adentro de mi culo y me lo llenó con su leche caliente.
De la misma manera en la que, Raúl, Roberto y Lucas, terminaron de cogernos y se fueron, también ocurrió lo propio con Marcelo, Adrián y conmigo, ya que, al no darse eso “del amor después de amor”, sino que aquello era pura y exclusivamente sexo en su más absoluta expresión, nos terminamos de vestir, previo lavarme un poco el culo, con mi propia saliva y secarme en el colchón y nos fuimos, los tres, hacia la canchita, para reencontrarnos con el resto de los chicos del barrio.
Aquella, no había sido una cogida más, sino que se trató de toda una orgía infanto-juvenil y, como no podía ser de otra manera, mi super, increíble, maravilloso, sublime, alucinante y fuera de serie “culo”, resultó el más agraciado.
Soy marcoscomodoro y mi correo electrónico es: [email protected]
Espero sus comentarios y valoraciones pero, por sobre todo, que me escriban a mi correo.
Besitos a todxs.
Qué rico relato!!! Me encantó…
Muchas gracias. Todos mis relatos son ciento por ciento reales. Verdaderas experiencias de mi vida sexual infantil. Besitos.