AVENTURAS BARRIALES (¿VIOLARON A MAXI?)
“¡Ay! ¡No! ¡Ay! ¡Duele! ¡Duele mucho!” – Gritó Maxi mientras lloraba (Yo podía ver sus lágrimas)..
Hola a todxs.
(Sugiero leer todos mis relatos anteriores)
Cada vez que llegaba algún chico nuevo al barrio tenía que pasar por dos pruebas, cuales eran: una, si era bueno para jugar al Fútbol o si se destacaba en actividades de índole deportivo y otra (y no menos importante), si le gustaba coger, en cualquiera de sus formas; obviamente se reunía ambas condiciones, todo resultaba muchísimo mejor, para ser incorporado a nuestra “banda barrial”.
Maximiliano (Maxi, lo llamaban en su casa), era hijo único y cuando llegó al barrio contaba con unos diez años de edad; físicamente, era de piel muy pero muy blanca, gordito (con una panza prominente), muslos bien rellenos, bastante culoncito e inclusive tenía un par de lindas tetitas, producto de su gordura (por aquellos años, no se hacía mención a la “obesidad infantil”).
Debido a su “forma física”, era de movimientos lentos y algo torpes, motivo por cual quedaba descartado, de plano, para todo tipo de actividad física o deportiva; más aún, porque como además era bastante “tartamudo”, tenía serias dificultades en la comunicación.
Como no podíamos incluirlo en “Fútbol, bicicleteadas, policías y ladrones, escondidas” y demás juegos de época, a “las voces cantantes del grupo” (Raúl, Lucas y Roberto), se les ocurrió que, tal vez, podría llegar a unirse a nosotros a la hora de coger, pero para ello, debíamos saber, primeramente, cuales eran sus gustos sexuales (si es que los tenía) y, para indagar en ese tema, me designaron a mí y como yo, en ese tema en particular, no tenía ningún tipo de tapujos, vergüenza, prejuicios, preconceptos, ni nada por el estilo, me fue muy fácil y sencillo recabar aquella información.
“¿Te gusta coger Maxi?” – Le pregunté una tarde, mientras recorríamos el barrio, sin rumbo fijo, al pasar frente a una obra en construcción.
“¡Vení! ¡Entremos acá!” – Volví a decirle, antes de que me respondiese a la pregunta, aprovechando, sobre todo, la dificultad que tenía para hablar, en razón de su marcada tartamudez.
“Nosotros (los chicos del barrio) cogemos muy seguido; a algunos les gusta coger, a otros les gusta más que los cojan y algunos hacen la cambiadita (una vez cada uno)” – Le expliqué mientras él me miraba solamente, atónito y sin pronunciar palabra alguna.
“Yo soy el que tiene el culo más lindo del barrio; mi culo es mucho más hermoso, inclusive, que el de las chicas y a mí me gusta que me cojan, me gusta que me metan la pija en el culo… ¡Ah! Y también me gusta mucho besar en la boca” – Volví a decir y agregué, para finalizar:
“¿Querés que te muestre mi culo? ¿Querés verme el culo?”
Maxi seguía sin pronunciar palabra alguna, primero, a causa de su tartamudez, pero principalmente por mi verborragia, así que yo, directamente, me bajé el pantalón.
“¿Y? ¿Te gusta?” – Le pregunté
“¡Sí! ¡Qué lindo! ¡Qué culo tan grande!” – Exclamó Maxi
“¡Dale! ¡Vení! ¡Tocámelo!” – Le dije meneando el culo y exhibiéndome.
Maxí se acercó, sigilosamente y empezó a tocarme el culo, pero con demasiada timidez.
“¡Tocalo sin miedo! ¡Manosealo todo!” – Volví a decir en tono imperativo.
“¡Te gusta! ¡Es lindo! ¿No?” – Esto último fue solamente para “alimentar mi ego”, a sabiendas de cual sería la respuesta.
“¿Querés cogerme? ¿Sabés coger? ¡Bajate el pantalón y meteme el pico!” – Dije mientras me sacaba por completo el pantaloncito corto.
Maxi se bajó su pantalón y pude ver su entrepierna, más parecida a la de los chiquitos de 5 o 7 años (que también solían cogerme, en el barrio), que a la de, por ejemplo, Marcelo y Adrián, quienes, a pesar de tener la misma edad de Maxi, tenían muy buenas erecciones y me penetraban, inclusive, eyaculando dentro de mí.
Maxi, con muchísima timidez y tal vez con algo de temor, se acercó y apoyó su pico sobre mi super culo (su entrepierna, se perdió, literalmente, dentro de mis carnosos y voluptuosos “cachetes”); yo empecé a moverme y a pegar “culazos” hacia atrás.
“¿Te gusta? ¿Ya habías cogido antes o es la primera vez?” – Le pregunté sin dejar de mover el culo.
“¡Es la primera vez!” – Exclamó Maxi.
Sin pretender “pecar de falsa modestia”, mi precioso y maravilloso culo, fue la primera vez de muchísimos, que debutaron cogiendo conmigo, inclusive recibí las primeras eyaculaciones de varios chicos y varios más fueron los que me besaron a mí, mucho antes que a una chica o eventuales noviecitas.
A partir de aquella tarde, empezamos a juntarnos y cada vez más seguido, con Maxi, para que me cogiera e inclusive logré, no sin tener que esforzarme en buscar la posición correcta, que me penetrara, aunque apenas un poquito, debido de su pequeña pija.
“¿Vamos a coger?” – Solía preguntarme Maxi y cada vez con mayor asiduidad, pero nunca insinuó él, el que intercambiáramos posiciones, ni siquiera por curiosidad, así que, la única posibilidad que tenía yo para averiguar si le gustaría también “dejarse coger”, era decirle a alguno de los chicos, que intentase cogerlo, ya que él ahora, no solo sabía el significado, sino que además lo ponía en práctica conmigo.
El primer acercamiento con el resto de los chicos, fue una tarde en la que habíamos quedado de acuerdo, con Maxi, para que me cogiera en otra de las tantas “obras en construcción”, pero esta vez, Raúl y Roberto, estarían mirando sigilosamente, obvio, sin ser observados y sin que Maxi se percatara de sus presencias.
Apenas ingresamos al lugar, le dije a Maxi que se desnudara por completo, porque así era mucho más lindo coger y, una vez que yo hice lo propio, me ubiqué contra una pared, indicándole a él que me cogiera.
“¡Ay! ¡Qué lindo cogés, Maxi! ¡Cómo me gusta! ¡Cogeme bien fuerte!” – Comencé a decirle, a modo de arenga, pero mientras él me estaba cogiendo, aparecieron en escena Raúl y Roberto.
“¿Qué están haciendo acá?” – Exclamó Raúl y Maxi se sobresaltó de tal manera, que se le salió la pija de adentro de mi culo.
“¡Empezaron a coger sin nosotros! ¡Eso no se hace!” – Dijo Roberto mientras ya había comenzado a manosearle el culo a Maxi.
“¡Si te gusta coger, también te tiene gustar que te cojan!” – Volvió a exclamar Raúl.
Maxi estaba de lo más incómodo y trataba, por todos los medios, de agarrar sus prendas para comenzar a vestirse, pero los dos chicos, mucho más grandes que él, lo rodearon y empezaron a toquetearlo.
“¡No! ¡No, chicos, no! ¡Dejen que me vista y me vaya!” – Dijo Maxi, entre su tartamudez y su incomodidad, mientras yo seguía allí, desnudo aún, pero como mero observador.
“¡Hagamos una cosa!” – Dijo Roberto y agregó, sin dejar de tocarle el culo a Maxi, mientras Raúl hacía lo propio con sus tetas.
“¡Te la metemos en el culo y si te duele o no te gusta, te la sacamos y nos vamos!”
Maxi estaba a punto de largase a llorar, pero ni Roberto ni Raúl, tenían intención de dejarlo, más aún Raúl ya había comenzado a chuparle las tetas y Roberto se embadurnaba la pija con lubricante.
“¡Ay! ¡No! ¡Ay! ¡Duele! ¡Duele mucho!” – Gritó Maxi mientras lloraba (Yo podía ver sus lágrimas).
“¡Duele un ratito y después ya no! ¿Cierto Marquitos?” – Dijo Roberto y en ese instante, Maxi me clavó una mirada, que fue como un puñal y no era para menos, ya que él sentía que yo lo había “entregado” y, en cierta manera, era verdad, pero, si bien, los chicos me habían designado, en su momento, para que yo averiguara si a Maxi le gustaba coger, nunca supuse que lo cogerían de esa manera, es decir, en contra de su voluntad.
“¡Chicos, déjenlo! ¡Si él no quiere, cójanme a mí, pero dejen que se vaya!” – Les dije, pero no hubo caso, ellos querían cogerlo “sí o sí”.
A Raúl y a Roberto, les gustaban los chicos como Maxi; gorditos, de piel blanquísima, con tetas e inclusive con una panza prominente.
Mientras Roberto lo tenía ensartado, Raúl le chupaba las tetas, pero Maxi no paraba de llorar y yo ya tenía una sensación de angustia tremenda.
“¡Sos re-lindo Maxi! ¡Tenés que dejarte coger! Nosotros nos juntamos muchas veces a coger y si querés ser de nuestro grupo, tenés que dejarte” – Dijo Raúl, tratando de que Maxi dejara de llorar y se relajara, pero, lejos de ello, el chico intentaba, en todo momento, zafar de la situación.
Roberto le sacó la pija de adentro del culo, pero lo sostuvo, fuertemente, para evitar que se fuera de allí y mientras tanto, Raúl se ubicó detrás de él y lo penetró de una.
“¡Chupale las tetas, Roberto! ¡Las tiene riquísimas! – Dijo Raúl mientras lo cogía fuertemente.
Obviamente ni Raúl, ni Roberto tenían intenciones de eyacular en el culo de Maxi, porque solamente querían ser los primeros en cogerlo, los primeros en desvirgarlo.
Después de haberlo cogido y de haberte chupado las tetas, Raúl y Roberto se deshicieron en elogios hacia Maxi, diciéndole, por ejemplo, que era un chico muy lindo, que, si él quería juntarse con nosotros, sería muy bienvenido, etc., pero le recalcaron y a modo de amenaza, que no le comentara nada a nadie de lo que había pasado.
Mientras Maxi se vestía y secaba sus lágrimas, Roberto aprovechó que yo estaba aún desnudo y me penetró, porque quería acaba y mi culo era el lugar indicado para hacerlo y una vez que me llenó el culo de leche, hizo lo propio Raúl.
“¡Estuvo mal lo que le hicieron a Maxi!” – Les dije mientras me vestía, pero los chicos solamente sonrieron.
Al día siguiente, me crucé en la calle con Maxi e intenté acercarme a él, pero previo clavarme nuevamente esa mirada inquisidora, se alejó de mí y no volvió a juntarse, ni conmigo, ni con el resto de los chicos del barrio, pero bueno, son las cosas que suelen pasar, cuando los chicos están en esa “edad sexual” y la quieren poner en cualquier agujero.
A Maxi ¿Lo violaron? ¿Qué opinan?
Soy marcoscomodoro y mi correo es: [email protected]
Espero, ansioso, sus comentarios y valoraciones, pero, sobre todo, que me escriban a mi correo.
Besitos.
Marcos, que relato excitante, me calientan las historias de sumision y violaciones, es una fantasia, pero que caliente me pone. Si es una violacion? Estamos en una delgada linea, pero no se si al final le gusto. Besitos.
Hola estimado amigo. Muchas gracias por el comentario. Es cierto eso de «una delgada línea», ya que, a mí mismo, si bien nunca me tuvieron que forzar, cogerme con engaños, etc., si hubieron algunos que «tomaron mi culo, sin pedírmelo». Obviamente nunca me resistí, porque me gustaba y mucho, pero entonces ¿Qué sería violar o ser violado? Besitos.
En el caso de tu amiguito creo que sí fueron unos violines los dos grandes, fuera de eso, tus historias están uff súper excitantes muy muy hot, eh leído varios de tus relatos y termino con muy buenas pajas.