Aventuras de un grupo de pervertidos – Capítulo 5
Capítulo 5: Ahora es el turno de las nenas de disfrutar (la historia de Fátima).
Antes que nada buenas tardes y feliz Navidad. Lamento el retraso, pero ya saben, trabajo y más trabajo: por fin dispongo de algo de tiempo para continuar con esta saga (agradezco el enorme apoyo jeje). Sin más, comencemos.
Los nenes no son los únicos que saben disfrutar de una buena verga: esta es la historia de Fátima, una nena de 9 años que descubrió su adicción al sexo gracias a su lujurioso y pervertido padrastro (muy similar a Carlitos jeje).
Todo comenzó cuando la niña tenía 8, y casi al mismo tiempo comenzó su curiosidad sexual, ya que solía espiar a sus padres mientras tenían sexo durante las noches (no es que ellos fueran muy discretos). Aunque no era su papá de verdad, él prácticamente la crío como si fuera su hija (aunque más tarde empezaría a verla de distinta manera).
La niña fantaseaba con la verga de su papi, y también deseaba que le metiera rico la verga como a su mamá, por lo que sin demora comenzó a jugar con su cuerpo (especialmente con su vaginita, que para ese entonces ya se encontraba semiabierta de tanta masturbación con sus dedos y otros objetos que ya había aprendido a introducirse).
Evidentemente ella ya deseaba ser penetrada, por lo que aprovechó bien una oportunidad el día que su madre se tuvo que ir todo un fin de semana para ir a cuidar a su abuela que se había enfermado: con cuidado, fue planeando todo para seducir a su padrastro y por fin comerse su rica verga (descripciones rápidas: Fátima tiene 8 años, es pequeña y delgada, algo morena, cabello corto y lacio, tiene un culito antojable y una vaginita lampiña y deliciosa, ya medio abierta de tanto entrenamiento; en contraste, Rogelio tiene 38, piel clara, estatura promedio, cuerpo fornido pero con algo de pancita, rapado y con un tatuaje en su brazo izquierdo, así como una deliciosa y gruesa verga de 18 cm, bien cabezona y depilada).
Una vez estando solos, la nena aprovechó que su papá traía sed para darle una cerveza bien fría (a la que previamente le había echado un estimulante para tenerlo bien duro y excitado un gran rato y que se dejara llevar por lo que estaba por venir). Una vez que la cerveza comenzó a hacer efecto, la nena comenzó a provocar a su «padre» agachándose frente a él (quien rápidamente se dio cuenta que la nena no llevaba calzones, viendo su conchita bien abierta y empezando a lubricar).
Sin entender bien lo que estaba pasando, empezó a reaccionar cuando la nena comenzó a besarlo; aunque se cuestionaba la situación, debía admitir que la nena comenzaba a excitarle, y tomó su avance como una señal para hacerla suya. Los besos se fueron volviendo cada vez más intensos, hasta que sin darse cuenta ya estaban completamente desnudos y calientes; la nena, sin vacilación, comenzó a devorar la vergota de su papi, quién bramaba del placer que su «hija» le estaba dando; estuvo mamando esa deliciosa verga como por 15 minutos, dejándola toda lubricada. Acto seguido, el hombre cargó a la niña, poniéndola en la mesa, y abriendo sus piernitas comenzó a devorar su deliciosa vaginita (y la nena no hacía más que gemir de placer y lujuria, pues se sentía mucho mejor que sus «entrenamientos»).
Poco después, el hombre comenzó a penetrar a la niña (su verga entró fácilmente y terminó por desvirgar a la putita, quien a la vez no hacía más que gemir y gritar de placer por las embestidas que le daba su macho). Poco a poco comenzaron a coger y besarse como locos, disfrutando de los placeres que recibían por parte del otro.
Aprovechando que el pene salió un instante de su panochita, Fati se hincó a mamar desesperadamente la verga de Rogelio, quien empezó a coger la boca de la niña hasta hacerla hacer arcadas (ahogándola un poco). Nuevamente se subieron a la mesa y comenzaron un rico 69 que culminó con el primer orgasmo de Fátima (salpicando de fluidos vaginales la cara de Rogelio, quien simplemente los disfrutó).
Posteriormente, se fueron a coger al sofá de la sala, la niña montando a su macho, y éste aprovechando la posición para penetrar salvajemente la puchita de la niña con tanta lujuria que Fátima comenzó a venirse a chorros, lo que sólo mantenía dura y lubricada la verga de Rogelio para seguir reventando de placer las entrañas de su pequeña. Luego posicionó a la niña boca abajo en la alfombra y comenzó a montarla, hasta que ya no aguantó más y se vino dentro de ella con 5 potentes chorros de lechita caliente. La niña quedó con vaginita toda roja, abierta y llena de mecos por la cogida, entendido que de ahora en adelante ella y su papi seguirían con un nuevo tipo de relación salvaje e incestuosa (y el hombre no podría estar más feliz por ello jeje).
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Saludos y feliz Navidad.
Excelente y rico relato