Aventuras demasiado precoces VI
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PanchoHard.
Me desperté después de casi 4 horas de sueño profundo, de hecho fue Ángel quien me despertó para que pudiéramos almorzar, devoré la comida mientras veía tele, casi no conversábamos.
Estás callado, me dijo
Es que tengo hambre, y estoy viendo tele…
Casi me partes la pinga, pero la pasé muy bien ahora en la mañana…
A mí me dolió mucho -me sigue doliendo- pero estuvo muy rico.
Ahora tu culo es mío –me dijo- me lo has dado todito y te lo he dejado bien reventado…
Si me di cuenta…
Y no te preocupes por el dolor, es normal en las primeras veces, después ya te acostumbras a culear cuando quieras.
Debe ser, dije, la verdad no pienso culear con nadie más…
Ja, ja, eso dices ahora, vas a ver que te van a dar ganas. Bueno, ojo que tu boca también es mía, me he metido hasta el fondo de tu garganta y te has tragado mi semen, y lo mejor es que te encanta…
También me di cuenta de eso, dije ya medio sonrojado acordándome como me había devorado todo su tronco. Oye, no te olvides de que ya tengo leche, me hiciste botar leche y es riquísimo insistí mientras sentía mi pinga queriendo pararse…
Sí, es cierto, dijo él, y lo más rico es eyacular con una pinga en el culo, esas 2 sensaciones juntas son muy buenas…
Cuánto te mide la pinga?, le pregunté, la mía mide como 10 cm…
Uy, no me acuerdo, podríamos medirla no?, tienes una regla por ahí?
Traje del costurero de mi mamá una cinta flexible que medía un metro, “con esto podemos medirla”.
Él ya estaba sentado otra vez en el sillón, con el short abajo y la pinga recostada de lado –ven y mídemela-
Me acerqué ya bastante seguro, y le medí la pinga desde el pubis hasta la punta de su cabeza. Eran 10 cm y la tenía prácticamente dormida, la mía medio dormida medía no llegaba a los 6cm…
Comprenderán que había que medirlas bien paradas y que por lo tanto la mejor manera de lograrlo era dándonos una buena mamada y tratar de medir antes de eyacular.
Nuevamente nos chupamos las pingas, nuevamente me la atravesé en la garganta y él se tragó también la mía.
Entre chupadas y atoradas, la mía llegó a 11.3 cm y la de él a 18.2 cm, ese era el tamaño, 18cm.
Terminada la medición lo seguí mamando sin necesidad de que me lo pidiera hasta que la mandíbula no me daba más, me senté encima de su pinga y me la metí al culo solo con un poco de saliva sin que me lo pidiera y por más que me ardía y que sufrí para que esa cabeza se acomode en mi culo cabalgué su pinga lo más duro y profundo que pude mientras él me masturbaba con furia hasta que otra vez me hizo eyacular contra su cuerpo y al poco rato me llenó el culo de leche. Estaba obsesionado con cachar una y otra vez, y parecía que él también.
Mientras me manoseaba el culo y aún con la pinga adentro me decía, como te gusta la pinga, eres puto bien arrecho y tienes un culo bien tragón…
Me gusta tu pinga, se siente rica por más que me duela –le decía yo mientras revolvía mi culo suavemente sobre su tronco-
El me agarró de la nuca y me empezó a besar con fuerza, con mucha lengua, casi comiéndome, yo le respondí como pude, recibiendo su lengua, moviendo la mía y abriendo la boca. Fue un beso verdaderamente caliente, con arrechura y que duró largo rato, probablemente minutos mientras él me manoseaba completo, me agarraba la espalda, las piernas, las nalgas y me seguía comiendo la boca, la estaba pasando como nunca y me sentía volar. Solo reaccioné cuando sentí que su pinga otra vez se movía en mi culo, la sentí crecer y endurecerse , apenas atiné a gemir como pude y a moverme al ritmo tratando de comérmela, ya el culo no me dolía, solo disfrutaba de esa pichula y así cómo el disfrutaba de mi culo. Ese fue un polvo largo y duro, nos hizo sudar y nunca cambiamos de posición, el me revolvía en lo más profundo y yo trataba de clavármelo más y más adentro a puro movimiento feroz de cadera de arriba abajo guiado por sus manos. Finalmente me llenó otra vez el culo y cuando terminó de vaciarse me pidió que se la chupara. Me bajé con algo de dolor en la cadera y vi su pinga brillando de jugos, la agarré y la chupé ya sin dudar, la masturbaba y la mamaba, exprimiendo lo que quedaba adentro y limpiando lo que quedaba afuera. No paré hasta que quedó limpia de jugos, me tragué todo.
Ese culo no se cansa! me dijo, vamos a limpiarnos antes de que llegue tu mamá.
Yo pensé que tenía razón, si me lo pedía volvería en ese instante a meterme su pinga y culearía toda la noche, estaba ansioso de disfrutar ese nuevo placer.
Después de bañarnos y airear la sala, nos pusimos a ver tele mientras llegaba mi mamá.
Ella llegó como de costumbre algo después de las 6, me preguntó que cómo me sentía y que cómo la había pasado. Yo le dije que ya estaba mejor y que habíamos estado todo el día en la casa.
Si, se te nota mejor semblante –me dijo contenta-
Ángel aprovechó para despedirse de mi mamá, pues se tenía que ir al día siguiente y de repente ya no la volvía a ver, que muchas gracias por todo y que bla..bla…bla…
Ya cuándo nos fuimos a dormir, le dije que ya no íbamos a poder culear ni nada, y él me dijo que no me preocupara por eso, que trataría de visitarnos de regreso de Cusco, y que después ya iba a encontrar otros amigos con quienes disfrutar y pasarla bien…
Estás seguro?, le insistí.
Si estoy seguro, me dijo él, pero para que no estés triste por qué no te aseguras ahora con una ración extra de pichula?.
Esperamos en medio de manoseos y pequeñas mamadas a que mi mamá se fuera dormir. Cuando escuchamos apagarse la tele yo ya tenía buen rato chupándole lentamente la pichula, despacito y con dedicación se lo puse durísimo mientras él me manoseaba el culo y me metía un dedo al ano.
Ahora te toca cachar como perrita y se puso atrás de mí y yo en 4 patas. Me metió la lengua al culo varias veces (cómo me gustaba eso…) y me escupió directo en el ano. Me agarró el culo con ambas manos y abrió mis nalgas y se quedó mirándome, me escupía de nuevo el ano y se quedaba mirando cómo me chorreaba la saliva, te voy a partir el culo tan rico y tragón que tienes, te lo voy a partir pendejo…
Ya, métemela de una vez, apúrate, métemela de una vez, le pedí…
El me hizo abrirme el culo con mis propias manos y apoyar la cabeza en el colchón, quedé con el poto levantado al aire y las nalgas bien abiertas, listo para gozar. Él se paró detrás de mí y apuntó su cabeza directo al ano, sin parar la enterró y la sacó de un solo movimiento, tuve que morder el colchón para no gritar. Me hizo eso varias veces más, empujaba la cabezota y la sacaba, destapándome el culo y dejándolo abierto, me decía que no me mueva, que me quede quietecito, que mantenga las nalgas separadas y me la volvía a empujar hinchada y dura, que rica pinga tenía, cómo me hacía gozar, yo ya estaba desesperado porque me clave la pinga, que me cache como yo sabía que podía.
Hasta que finalmente lo hizo, enterró la cabeza y un poco más del tronco, me puso las 2 manos en la parte superior de las nalgas y me la hundió completa.
Ahhh carajo, murmuró él.
Uffff, que rico….aaaagghhhh…gemía yo en voz baja, la sentí dura y caliente, gruesa y larga, uuffff.
Gemí contra el colchón y él no paró hasta que sus bolas chocaron con mi cuerpo y empujó la cadera. Me sentí empalado en un solo movimiento, quedé totalmente lleno de pinga. El empezó a moverse con fuerza, entrando y saliendo y mi ano aceptaba todo, aguantaba todo lo que me daba. Me abría yo mismo las nalgas y le pedía en voz baja, le pedía que me dé más, que siga así, que me meta la pinga, si en mi culazo, que me rompa el ano, si así, que me meta toda la pichula que quiera, que me la meta como quiera, ahhhh…ahhh…ahhhh, todo en voz baja, todo mientras sudábamos y su cuerpo chocaba con el mío…uuugggg….uggggg….uggggg…que dolor, que placer…
Después de unos buenos minutos a ese ritmo, él se arrodilló atrás de mí y yo me apoyé en mis brazos, y seguimos culeando largo rato, a veces más rápido, a veces más lento, sacándola toda y empujándola, jugando con la cabeza en la entrada, mi ano estaba dilatadísimo, aguantaba todo, devoraba todo. Sentía que me la metía doblada, de costado, con fuerza, no me importaba, lo disfrutaba y quería más y más. Finalmente, ya agotados, me dio estocadas profundas, rápidas y me di cuenta de que se iba a venir, acompañé como pude sus movimientos, apreté el culo lo más que pude mientras me masturbaba con una mano tratando de acabar. Sentí su pinga hincharse más y más hasta que latió en mi culo, latió varias veces llenándome de leche bien adentro, dio un par de metidas más y finalmente cayó rendido hacia un costado. Yo me quedé en 4 patas chorreando por el culo y masturbándome con furia hasta que eyaculé con algo de dolor un poco de semen y también caí rendido al otro lado de la cama.
Apenas si pude ponerme algo de ropa y me quedé dormido hasta el día siguiente, ya ni me acordaba de que era la última vez y que no íbamos a poder hacer nada más.
Al día siguiente me desperté adolorido-otra vez- pero feliz, me duché con dificultad, me cambié y me fui al colegio no sin antes darle una pequeña chupada a Angel, solo para irme con su sabor en la boca.
En el colegio no paraba de pensar en Angel, en su pinga y en mi culo. Me parecía tan extraño y me sentía tan diferente a mis compañeros, ya no era un niño, tenía otro tipo de ideas que me daban vueltas en la cabeza.
A mis compañeros les miraba el culo y a los mayores trataba de descubrir qué tipo de pinga tenían, me imaginaba si serían con pellejito o no?, si serían gruesas como la de Ángel.
Estaba obsesionado con el tema y de vez en cuando sentía que mi culito latía, un poco por el dolor que me quedaba y otro poco de las ganas que tenía de verlo y que me la meta otra vez.
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