Aventuras en el parking
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Últimamente estoy muy satisfecho, he encontrado una señora de mi edad (55) con la que me estoy dando unas sesiones de sexo guarro que me encantan pero desde hace ya un tiempo me gusta tener sexo con tíos alguna que otra vez.
Cuando me apetece comerme una polla suelo ir a lugares adecuados donde encontrar tíos que buscan lo mismo que yo. Uno de esos sitios es un aparcamiento al sur de Madrid junto a un pequeño bosque de pinos. Descubrí ese lugar un día que volvía de trabajar en mi coche y tenía unas ganas tremendas de hacer pis por lo que me desvié por el carril que salía de la autopista hacia ese parking.
Aparqué en el primer hueco que vi , salí del coche rápidamente hacia la zona de arboles y detrás de un pino me puse a mear plácidamente. mientras me aliviaba miré a mi alrededor y pude ver a dos hombres que me estaban observando a unos 10 o 12 metros. Sentirme observado por esos tíos me excitó, cuando terminé la meada dejé mi polla a la vista mientras me la meneaba un poco para que los tíos esos me la vieran bien. En unos segundos la tenía totalmente erecta y me sentía muy excitado. Uno de los hombres, el que estaba mas lejos, se había ido acercando hasta situarse muy cerca de mi. Yo no sabía muy bien que hacer pues la situación me llegó totalmente por sorpresa y no tenía ni idea que en ese lugar había hombres buscando sexo.
El tío estaba ya a mi lado, no decía nada, solo miraba mi polla mientras sonreía y se tocaba el bulto del pantalón. El otro tío también se había acercado, la polla le salía por la bragueta y se la tocaba levemente pero se mantuvo a cierta distancia y tampoco decía nada. Me bajé el pantalón a las rodillas y me puse a masturbarme mientras los tíos me miraban callados. El que estaba a mi lado se bajó el pantalón y me enseñó su magnífica polla. Era de unos dieciocho centímetros y muy gruesa. Por fin habló y me preguntó que me parecía su polla. Le dije que tenía una polla estupenda que me gustaba mucho y le pedí que me dejara tocársela. Así lo hice, la verdad era una polla muy buena, mientras se la tocaba con mis dedos noté que se le iba poniendo más dura. Busqué una buena posición para poder pajeársela a gusto, me puse tras él rozando su culo con mi polla y en esa postura le masturbé suavemente subiendo y bajando, estirando la piel hasta que el glande quedaba totalmente al descubierto y lo volvía a cubrir una y otra vez. Encajé mi polla entre sus nalgas hasta que la punta quedó atrapada en las cercanías del ano. Sin decir ni una palabra, el tío me la agarró y la apuntó en su agujero. Esas maniobras no me permitían seguir pajeándole y yo me dejé hacer sintiendo como el tío intentaba que se la metiera.
Ahí de pie sin más apoyo que un árbol era muy difícil hacer nada por lo que le sugerí ir a mi coche. Ya había anochecido totalmente. En el asiento trasero el tío se quito el pantalón y se puso a cuatro patas ofreciendo su agujero. El otro tío no se había alejado mucho y se quedó al lado del coche mirando lo que podía a través del cristal con su picha saliendo por la bragueta en perfecta erección. Sin hablar mucho, a base de gestos y posturas el tío estaba deseando que se la metiera, tras varios intentos vi que así en seco no iba a ser posible la penetración cuando recordé que en la guantera del coche tenía una cajita de vaselina que utilizo para evitar el óxido en los bornes de la batería. Abrí la puerta trasera para salir por la vaselina cuando me encuentro ante mis ojos con la polla del tercer tío, al ver ese palo estirado a pocos centímetros de mi boca no lo pensé y me puse a chuparlo.
En pocos minutos estábamos los tres tíos en el asiento trasero del coche. Yo chupando la polla del que hasta entonces se había limitado a mirar. El que estaba a punto de ser penetrado por mi, se colocó de tal manera que podía tocar mi culo, lamerlo y meterme un dedo. Estuvimos así hasta que el tío al que se la estaba chupando se corrió en mi boca. Sin decir nada se limpió la polla de mis babas y los restos de semen y se largó.
Cogí la vaselina y me dispuse a untar el ano del tío que quería ser penetrado por mi. Con mis dedos bien lubricados preparé bien el agujero del compañero, se puso a cuatro patas levantando y abriendo bien el culo. Yo me coloqué en posición y poco a poco comencé a penetrar ese culo. Al principio empujé suavemente con pequeñas metidas, la sacaba y la volvía a meter muy lentamente cada vez más profundo hasta que aumente el ritmo de las enculadas.
El tío no paraba de gemir y gritar ahogadamente, le estaba haciendo una follada perfecta. Cambiamos de postura, me tumbé en el asiento boca arriba y él me cabalgó metiéndose la polla subiendo y bajando como haciendo flexiones. Mientras el tío se movía con mi polla insertada en el culo yo podía tocar su polla y así hasta que noté por sus gemidos y movimientos que estaba a punto de correrse. En efecto, aquella polla expulso varios chorros de semen caliente que cayeron sobre mi pecho y embadurnaron mis dedos y mano. Mi polla, metida en el ano del desconocido hasta el fondo también inundó sus entrañas. Quedamos los dos en esa misma postura exhaustos.
Ese día aprendí que en aquel aparcamiento junto a los pinos se practicaba el sexo entre hombres. Desde entonces he ido varias veces siempre que he tenido ganas de hacer alguna cochinada y he tenido muy variadas y excitantes experiencias que si alguien está interesado contaré aquí algún día.
Saludos, Guocher
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!