Bardo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por mithos.
Conocí a Lombardo cuando tenía 14 años, recién mis padres habían comprado la casa y necesitaba trabajo de carpintería para closet y escalera, mi mama pregunto a don Pepe dueño de la verdulería si conocía a algún carpintero de confianza, este le dijo que su trabajador Bardo (así todos lo conocían) sabia de carpintería que era muy bien hecho y responsable, pero como trabajaba en la verdulería salía a la 1:00 pm, pero él lo podría dejar salir a las 11:00 am para que le realizara el trabajo, mi mama le pidió que le sacara un presupuesto, Bardo le entrego el presupuesto y mama decidió contratarlo, mis padres salen a trabajar todo el día, así que como era verano yo me encargaría de recibirlo para cuando el llegara a trabajar.
El día llego, llamaron a la puerta, al abrirla vi a un muchacho como de 20 años algo robusto y atractivo cargando las maderas, lo salude amablemente y le di las indicaciones que me dieron mis padres.
-Buenos días-
-Buenos días soy Bardo y vengo a hacer el trabajo de carpintería-
-Soy Raúl mucho gusto, mis padres me dijeron que tendrías que trabajar en el patio pues las habitaciones están amuebladas y no hay espacio-
-Está bien dónde puedo poner esto- refiriéndose a la madera
-Por acá sígueme- le indique el camino al patio y el comenzó a bajar las maderas.
-¿Necesitas que te ayude en algo?- me ofrecí a ayudarle viendo que el solo descargaría la madera
– No gracias la madera es muy pesada y tu estas muy flaquito- sonrió
-Pero te puedo ayudar con tus herramientas-
Sonriendo me dice –está bien son esas dos cajas pero están pesadas ten cuidado de no lastimarte-
Todo paso sin ningún contratiempo, y al poco rato ya se encontraba trabajando, de cuando en cuando me daba una vuelta para ver si todo estaba bien o necesitaba algo, pero él me decía que todo estaba bien, como era una tarde calurosa fui a ofrecerle un poco de agua para que se quitara la sed, al irme acercando vi que se había quitado la camisa debido al calor, me impresiono su cuerpo lo bien esculpido que lo tenía, bronceado por el sol aunque se notaba que su piel natural era blanca, sus musculosos y fuertes pectorales redondeados, abdominales marcadas, brazos fuertes y anchos, sus músculos se marcaban perfectamente en su piel, su cuerpo era muy fuerte pero no como levantador de pesas más bien era el cuerpo de un hombre hecho a base de trabajo duro, sus músculos se veían duros como de roca, me detuve sorprendido un momento para contemplarlo mientras pensaba, ¿todo eso escondía su camisa?
-Está haciendo demasiado calor, ¿quieres agua o un refresco?-
-si por favor un poco de agua-
Serví agua de ciruela con hielo en una jarra y se la lleve con un vaso.
-Aquí tienes-
-Gracias- tomo el vaso y de un solo trago bebió el agua
-¿Te sirvo más?-
-Si por favor- tomo el vaso pero esta vez disfruto más el agua tomándola lentamente
-Te dejo la jarra en la sombra para que no se caliente y puedas servirte lo que gustes-
Tenía ganas de seguir viéndolo trabajar para admirar sus músculos que me atraían demasiado.
-¿No te molesta si te hago compañía un rato?-
-No claro quédate-
Genial ahora podía verlo a mis anchas sin ningún problema, por supuesto esa noche me di una buena masturbada recordando sus músculos imaginando como seria sentir su abraso como recorrer su cuerpo sintiendo la fuerza y dureza de sus músculos.
Comenzamos a platicar de cosas sin importancia ese día, el trabajo requería de 2 semanas, en las que nos hicimos amigos me conto de su vida así fue como me entere que quedó huérfano a los 12 años y una tía lo recogió, que al salir de clases su tía lo obligaba a trabajar con un carpintero, que su tía lo trataba mal y le quitaba el dinero para ayudarse con los gastos diciéndole que era un recogido y tenía que trabajar, al terminar la primaria ya no le permitió estudiar pero sus primos si seguían estudiando, él trabajaba todo el día en la carpintería, y todo lo que ganaba era para su tía, hasta que no aguanto más y se fue de la casa a los 16 años, por ese entonces se juntó con unos vagos que fumaban mariguana y vivía en la calle se peleaba casi todos los días.
A los 17 años su patrón dejo de trabajar la carpintería y lo despidió le dio un buen dinero como indemnización, mismo que gasto con sus amigos en drogas y vino, cuando se le acabó el dinero sus amigos no le ayudaron le dieron la espalda y él no tenía ni para comer, fue cuando conoció a don pepe el dueño de la verdulería, lo atrapo comiendo de la basura de los desperdicios de la verdulería, le ofreció comida a cambio de trabajo, descargando los camiones de la verdura, poco a poco don pepe se fue encariñando con él por ser un buen trabajador que nunca se quejaba, y cuando don pepe se enteró que fumaba mariguana, le puso una buena regañada y le dijo que si sabía que volvía a fumar le rompería el hocico y lo metió a estudiar boxeo, don pepe era muy mal hablado, fue así como dejo las drogas ya que respetaba a don pepe y además nadie lo había ayudado como el, incluso había comprado un terreno chico que le vendió don pepe para que construyera una casita y no estuviera rodando por las calles.
Bardo era un muchacho muy dócil, amable, servicia y obediente no le ocasionaba problemas a don pepe por eso lo veía como si fuera un hijo, y Bardo lo veía como el padre que nunca tuvo, fueron dos semanas en las que nos conocimos y nos hicimos amigos.
Después de esto fueron pocas las veces en que nos vimos ocasionalmente cuando acompañaba a mi mama al mercado lo veía si estaba ocupado solo me saludaba de lejos si estaba desocupado me decía
-Qué onda morro como vas en la escuela-
-Bien bato ya voy a entrar a la prepa-
-Acuérdese de estudiar ya que no todos podemos-
-Si bato- morro y bato nos decíamos de manera afectuosa mi mama me veía y sonreía cuando platicábamos decía que Bardo era muy buena gente.
Pasó el tiempo y para cuando yo tenía 19 años, no había visto a bardo desde hacía más de un año hasta que un día, yo venía por la calle hacia mi casa cuando dos malandrines como de 28 años, me dicen
-Eh morro no traes dinero que me des-
-No traigo compa-
-Esa cadenita esta chida dámela-
-Esta me la regalo mi jefa-
-Pues me la vas a dar-
Corrí para escaparme de ellos, pero me tropecé con una piedra y me caí, me alcanzaron y me comenzaron a patear en el suelo, yo solo intentaba cubrirme de los golpes. –Quítale la cadena- en eso llego Bardo, se peleó con los dos, y les puso una golpiza que terminaron diciendo ¡ya no bardo ya no! Se acercó a mí para ayudarme a incorporar,
-Pues que les hiciste-
-Nada querían dinero pero como no les di me quisieron robar mi cadena de plata, corrí pero me caí fue cuando me estaban pateando-
-¿Y tu cadena la tienes?-
-No se la llevaron-
-Bueno después la recupero, por lo pronto vamos a mi casa para curarte, ve como traes la rodilla-
Nos fuimos a su casa, era humilde pero bien arreglada, tenía pocos muebles que don pepe le regalo y una cama de madera que el mismo hiso.
-Déjame traer algo para limpiarte- regreso con algodón y alcohol para desinfectarme yo me quejaba.
-Listo ya está- me dio una palmada afectuosa en la espalda, pero me queje
-Quítate la camisa para ver cómo te dejaron- con dificultad me quite la camisa y deje ver unos moretones ocasionados por las patadas.
-Cabrones pero me las van a pagar- saco una pomada para los golpes que utilizaba para entrenar box y me unto un poco en la espalda y los brazos que fueron los más lastimados, me queje un poco.
-¿Te duele?- me tomo por la cintura y me dio un beso en el brazo, me quede helado sin saber que decir.
-Donde más te duele- no dije nada solo con el dedo apunte en mi hombro, se acercó y me dio otro beso estaba desconcertado pero a la vez emocionado.
-¿Algún otro lugar?- apunte mis labios, Bardo sin pensarlo dos veces me dio un beso más profundo más sutil más cariñoso, rodee mis brazos por su cuello sin dejar de besarnos, no sé cuánto tiempo estuvimos así cuando reaccione estábamos en su cama recostado sobre él, acariciándonos, le quite la camisa, su cuerpo había embarnecido desde la última vez que lo vi desnudo, su cuerpo había madurado crecido y hasta marcado mas ya no era el cuerpo de un joven, ahora era el cuerpo de un hombre musculoso perfectamente delineado, yo estaba dispuesto a lo que fuera, se trataba de Bardo la persona que más me atraía y gustaba, bese su cuello, su respiración era profunda y agitada disfrutaba de lo que le hacía, excitado se dejaba llevar por mí, pues mis manos comenzaban a recorrer su cuerpo, levanté sus brazos y los sostuve de las muñecas, mis labios recorrían su cuello, gemía por el placer que le provocaban mis labios, su cuerpo se retorcía de placer bajo de mi de manera incontrolada, se entregaba a merced de mis caricias yo permanecía acostado sobre su cuerpo sintiendo sus músculos duros como la roca, excitado por encontrarme con un hombre atractivo fuerte y deseado.
Me deslice lentamente hasta que mis labios llegaron a sus pectorales, mientras mis manos se deslizaban hacia sus bíceps que apretó para dejarme sentir su fuerza, masajeaba con mis manos esas masas duras de musculo, me sentía excitado sintiendo a un hombre complaciente que parecía saber exactamente lo que me gustaba, me detuve en su pezón jugando un poco con mi lengua cuando un fuerte suspiro se le escapo, con su mano presiono suave pero con firmeza mí cabeza sobre su pecho intentando que mis dientes se incrustaran en él, mordí su pecho suavemente mientras Bardo exhalaba con fuerza levantaba su cabeza para verme morderlo y la dejaba caer pesadamente gimiendo de placer.
-aaah siiii, más duro, muérdeme mas mmmm, si asi aaaah que rico, que rico se siente muérdeme fuerte, acábatelo, acábatelo chiquito es tuyo, que rico mmmmm massss.
Morder esos músculos pectorales me tenía prendido y escucharlo pedirme más con excitación, me prendía más, que hacía que lo mordiera más fuerte, recorrí todo su pecho con mis dientes mientras Bardo acariciaba mi espalda, un escalofrió recorría mi cuerpo al sentir sus manos ásperas sobre mí, todos mis sentidos vibraban la calentura era enorme, me excitaba saber que estaba dando placer a un hombre fuerte que se rendía a mis caricias que disfrutaba de mí.
Deslice mis labios sobre su abdomen mis dientes se hicieron presa de sus músculos, le quite el pantalón sin darle tregua ni respiro, libere su verga de los calzoncillos y comencé a acariciarla contemplando los detalles, un inmenso tronco grueso como de 18 cm. Con cabeza rosada sin circuncidar, sin poder resistir más la introduje en mi boca llenándola por completo, Bardo no paraba de gemir disfrutando de mis mamadas,
-mmm que rico mamas así chiquito trágatela toda siiii que rico-
Me quite mis bermudas para masturbarme mientras se la mamaba, la recorrí toda la introduje lo más profundo que podía hasta sentir que no podía respirar, me la sacaba y lamia, bardo se incorporó y me giro para mamármela a mí, al segundo siguiente me encontraba acostado sobre su cuerpo mamándonos en un sesenta y nueve, sentía muy rico como su boca se comía por completo mi verga mientras la suya inundaba mi boca,
Comencé a chuparle los huevos Bardo doblo las rodillas y abrió las piernas, intentando seguir mamando mi verga pero al moverme al frente ya no la alcanzaba, dejo de intentarlo y se dedicó a disfrutar de mis labios, recorría sus huevos con labios y lengua Bardo movía su pelvis en círculos disfrutando y gimiendo de placer.
-hayyy!!! Que rico se siente mmm acábatelos a mamadas chiquito, ¿te gustan mis huevos? Disfrútalos son tuyos chiquito-
Me daba una calentura escucharlo excitado que no quería parar, bese y mame sus ingles que parecía excitarlo más pues sus gemidos aumentaron de volumen y sus movimientos se hacían más bruscos tratando de no mover su pelvis para darme libertad de acción.
-Sí, así, sigue no te detengas mmm haaaag me matas mmm-
Pase mis brazos sobre sus piernas para levantarlas un poco más para lamerle el culo, su cuerpo paso de movimientos brucos a temblores incontrolados, deje caer mi cuerpo contra su cuerpo friccionaba mi Verga contra su pecho mientras lamia su culo, este no tardo en palpitar presionando y dilatando mientras mi lengua hacia un intento fallido de penetrar su culo rosado y apretadito, no paraba de palpitar mientras los gemidos se escuchaban como lamentos ahogados,
-aummm, aummm, aummm-
Bardo sostenía sus pies con sus manos intentando abrir y levantar más sus piernas ofreciendo su culo al placer, mi verga se había posicionado entre la separación de sus pectorales como si esta hubiera sido diseñada para alojarla mientras friccionaba sentía como sus musculosos pechos la abrasaban, mis sentidos estaban perdidos en el erotismo, mis instintos daban rienda suelta a las sensaciones y al placer, mi excitación estaba al máximo, Bardo no pudo contenerse más, se incorporo
-¿Quieres cogerme?-
-¡Si!-
Sin decir más saco un condón del mueble de la cama y lubricante, me dio el condón y se puso en posición de perrito se puso abundante lubricante en el culo y me lo paso para que me pusiera un poco, espero pacientemente ofreciéndome el culo mientras me ponía el condón y lubricante, lo tome por la cintura y con mi dedo comencé a jugar en su culo intentando ayudarlo con la dilatación, pero Bardo me interrumpió.
-¡métemela ya por favor!
La apunte en su culo y comencé a presionar suavemente hasta que logre franquear sus defensas, presionando y sacando lentamente para que se fuera acostumbrando a la invasión, intente un par de veces más hasta que logre penetrar toda, se veía que a Bardo le dolía pero aguantaba el dolor como un macho, me detuve un momento con el fierro bien enterrado para que se relajara y disminuyera el dolor me recosté sobre su espalda acariciando y presionando sus pectorales para excitarlo y relajarlo, en esa posición, comencé a sacar y meter lentamente mi verga que poco a poco se movía con mayor libertad, después de poco tiempo.
-Cógeme como quieras-
Me incorpore y mis movimientos comenzaron a ir más rápido, que rico sentía como su culo aprisionaba mi fierro en frenético vaivén, no podía distinguir los gemidos de Bardo si eran de dolor o de placer.
-ahggg ahggg mmm ahggg-
se incorporaba estirando sus brazos al máximo, veía como los músculos de su espalda se marcaban por la tención ejercida, los acariciaba con excitación sentía la dureza de sus músculos mientras mi otra mando prensaba su fuerte pectoral con deseo incontrolado de sentir su fuerza, Bardo tomaba mi mano y presionaba sobre su pecho con más rudeza haciéndome sentir la dureza de sus músculos, mas excitado no podía estar, me estaba cogiendo a un macho guapo fuerte musculoso que me ofrecía su cuerpo para mi placer, lo tome del cuello y hundí su cabeza exponiendo más su culo Bardo no oponía ningún tipo de resistencia, se dejaba llevar, mordía la almohada sin dejar de gemir dejándome llevar el ritmo de la cogida.
Lo tome del cuello y lo levante para intentarlo besar cuestión que por su tamaño fue un poco difícil, nuestros labios se separaban debido a los empellones de cadera y pare un momento para disfrutar de su labios para después continuar con las embestidas, lo gire para que quedara bocarriba, Bardo sostenía sus piernas en alto mientras lo penetraba, veía como un rictus mescla de dolor y placer se dibujaba en su rostro, inmediatamente comencé a bombear mientras mis manos hacían presa de sus pezones, encorvo su cabeza hacia atrás cerrando sus ojos, no sabía si su expresión de placer era por la cogida o por la estimulación que ejercía sobre sus pezones
Solo de cuando en cuando levantaba la cabeza para sonreírme, yo veía su hermoso cuerpo mecerse a mi ritmo, el movimiento de su pecho aumentaba mi lujuria y arremetía con más fuerza, Bardo no podía resistir más y comenzó a masturbarse no tardando mucho tiempo en soltar sus trallazos, en su rostro se podía ver el orgasmo que estaba experimentando ponía en blanco sus ojos mientras su rostro se tensaba, su cuerpo se endureció marcando todos sus músculos, se convulsiono al ritmo que sus trallazos impactaban con su cuerpo, mientras yo acometía más fuerte y profundo para acrecentar su orgasmo, poco a poco fue relajando su cuerpo en espasmos más separados hasta quedar completamente desmadejado, soltando y relajando todos sus músculos.
Rápidamente saque mi verga de su culo y me senté sobre su abdomen, masturbándome apoyando mi mano sobre su pecho que ahora no ofrecía ninguna resistencia apretaba con fuerza mientras me masturbaba, Bardo levanto la cabeza y me sonrió con satisfacción giro su mirada para ver cómo me masturbaba, esperando con deseo de que vaciara mi semen sobre su pecho, no tarde en soltar los trallazos mientras mi mano apretaba con fuerza su pecho hundiendo mis uñas, Bardo presiono fuerte su pecho para contrarrestar mi apretón mientras disparo a disparo mi semen caía en su pecho.
Mi cuerpo cayo pesadamente sobre su abdomen Bardo me sostenía por la cintura suavemente, esparcí sobre todo su pecho el semen, acariciando sus músculos delineando su silueta, me agache para darle un beso tierno, me acosté sobre su pecho y así abrazados nos fuimos quedando dormidos entre caricias y besos.
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