Ben y Austin
sexo entre adolescentes… al que me sumo.
Ben (19 años) y Austin (21 recién cumplidos) eran follamigos. Se habían conocido en el club de natación. A Austin, bajito aunque con 20 centímetros de polla, de pelo corto y moreno aniñado, a pesar de sus 21 años –sus facciones redondas y su nariz respingona le hacían parecer menor– le impresionó Ben, alto, rubio, de pelo liso y gran polla de 21 centímetros que se dibujaba claramente en su apretado speedo. La polla de Austin también era larga y le encantaba metérsela a Ben en el vestuario al acabar de ducharse tras los entrenamientos. Ben también traspasaba el ojete del chaval con sus 21 centímetros de largo pene. Ben y Austin se habían convertido en amigos íntimos y follaban a diario.
Tras haber sido follado Austin era ahora el que se estaba follando al rubio Ben a lo perrito, en la camilla del masajista del equipo. Los compañeros hacía un rato que habían abandonado el vestuario pero Ben y Austin se habían hecho los remolones, alargando la ducha, para quedarse solos y tener su habitual encuentro sexual.
Yo les había visto –los hombres de negro teníamos acceso a las cámaras de circuito cerrado que, sin que la mayoría de los chavales se diese cuenta, había por todo el complejo– y me uní a la fiesta sin darse cuenta de mi presencia los chavales.
Me encantaba verlos follar como perros.
Ben jadeaba cuando estaba siendo follado por el pene de su amigo,, pero ahora se estaba tomando la revancha follándose a Austin, quien hoy le había follado primero. ¡¡Qué morbo me daban estos intercambios sexuales 1:1! A veces los chicos no se cansaban y hacían un 2:1 (es decir, uno se follaba al otro dos veces) (se dejaba follar, se follaba a su amigo, y se volvía a dejar follar por él cuando aparecí yo, por detrás, sigilosamente, sin meter ruido y metí mi pene en las nalgas de Ben. Al rubio le pilló por sorpresa, pues no se había percatado de mi entrada a los vestuarios ni que llevaba un rato viéndolos. Cuando se echó para atrás para coger impulso para clavar su tieso pene en el culo de Austin se autoempaló en mi duro y grueso pene, lo cual exhaló un gemido. Pero yo cogí a Austin de las caderas para no dejarlo escapar y Ben quedó como un sandwich, con su polla tiesa, engordando más aún, dentro del culo de Austin, siendo taladrado por mi pene de hierro en su dilatada cavidad anal (pues Ben había sido follado antes por Austin y tenía el ano dilatado).
Estas situaciones entraban dentro de la ‘normalidad’ de la isla, por lo que ninguno de los dos chavales se sobresaltó con mi presencia y siguieron follando.
El pene de Austin se puso de nuevo tieso y babeaba semen del placer que le estaba dando Ben, que se empalmó como nunca antes se había empalmado al ser traspasado su culo por mi bien dotado pene.
Yo me había metido tres supos de viagra previamente, mientras estaba observando a los chavales follarse entre ellos mismos, por mi ojete, para que mi pene se empalmase aún más si cabe. Mi pene, si bien es duro como un mástil, de 22 centímetros anchos, iba a durar empalmado casi 20 minutos en un esplendor que nunca nadie ha conocido. Parecía superman, con un pene de hierro, traspasando al rubio Ben que gimió y eyaculó en el culo de Austin jadeando, y ahí fue mi primera corrida anal dentro de Ben, con 7 trallazos de lefa que inundaron sus tripas.
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Pero la fiesta no había hecho más que empezar. Gracias a la viagra mi pene seguía del todo tieso (no se me iba a bajar la erección en 18 minutos) así que indiqué a Austin que se quedase quieto recostado boca abajo encima de la camilla de masajes con su culo en pompa hacia el cielo, para penetrarle a lo perro, desde atrás ahora que se había salido Ben de su ano. Y a Ben le dije que se acostase a su lado, pero boca arriba, cogiéndose las piernas de los tobillos para facilitarme una penetración ¡¡quería verle la cara cuando me lo follara!!
Así que empecé a penetrar a Austin, quien gimió al notar un pene más grande traspasándole (aunque tener la corrida de Ben lubricó su ano), y tras unas cuantas intensas estocadas alterné el culo de Ben, al que veía las muecas de su cara al notar mi pene, en pleno vigor, sin haber perdido un ápice de dureza, de nuevo traspasándole, ahora más profundamente que al cogérmelo por detrás a lo perrito en un trenecito. Tenerle boca arriba hacía que mi penetración fuera más profunda por lo que le dí más placer.
El vestuario se llenó de jadeos hasta que tuve una doble eyaculación. Primero en el culo de Austin y repuesto rápidamente, gracias a los supos anales que me había metido, inmediatamente en el culo de Ben. Los chavales sintieron que sólo un hombre de negro podía tener mi vigor sexual.
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