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Gays, Incestos en Familia, Orgias

Bendita Perversión: Salen unos mates con la Xime

Un encuentro familiar con un matiz inesperado: Damián visita a su cuñada Ximena y a su hijo Joaquín. Lo que comienza como una reunión se transforma en un pacto secreto de dominación, donde los lazos de sangre se retuercen en un juego peligroso de deseo y leche materna. .
Un encuentro familiar con un matiz inesperado: Damián visita a su cuñada Ximena y a su hijo Joaquín. Lo que comienza como una reunión se transforma en un pacto secreto de dominación, donde los lazos de sangre se retuercen en un juego peligroso de deseo y leche materna. ¿Podrán los protagonistas escapar de esta espiral de perversión que amenaza con sellar un destino ineludible?

 

Ya conocieron a la bella Preciosa. Una ninfa hermosa de 7 años. Hija de mi cuñada Ximena, con quien compartimos muchos morbos hace muchos años. Preciosa tiene un hermano mayor, de 12 años, llamado Joaquín, de quien abusaba desde bebé, y con quien tengo una relación enorme de complicidad desde que nació. Gracias a él, Ximena y yo empezamos a tener relaciones. Joaquín es bisexual, pero con varones es bien pasivo y putito, y tiene una maestría para encargarse de la pija de un macho, claramente los genes de la madre transmiten el gusto por la verga. Pero Joaquín también ama complacer a su mamá y sus hermanas con su hermosa pija preadolescente, desde chico aprendió a dar amor a su mamá y sus hermanas, de diferentes formas y complacerlas, lo cual hace que sea un niño muy sexual. Desde siempre, con mucha confianza conmigo, me cuenta y compartimos muchas aventuras sexuales juntos. Un día dedicaré a escribir sobre algunas de ellas.

 

La historia de hoy se centra en un día particular en el que visité la casa de Ximena para disfrutar con el pequeño Joaquín y su madre.

 

Ximena tiene mi edad, una milf tremenda, con unas tetotas llenas de leche en ese tiempo que me volaban la cabeza, y no podía dejar de mirar cuando tenía la oportunidad. Y si estábamos solos, tomarle la leche y cogerla como una mujer así necesita. Es algo gordita, lo cual hace que se destaque su culazo, siempre provocadora y además morbosa como yo. Si bien queda para otra historia (amerita darle a cada momento su relato) nuestra relación empezó cuando descubrió que cuando cuidaba de bebé al pequeño Joaquín, solía hacerlo disfrutar de mi verga. Y encontró restos de semen en su pañal. Lejos de enojarse, empezó la historia por la que disfrutaría de ella y sus 2 hijos. Y otras aventuras morbosas.

 

Una mañana, ella se encontraba sola en su casa, con Joaquín que en ese entonces tenía entre 6 y 7 años, y la pequeña Preciosa, de apenas un año. Su marido se iba a trabajar muy temprano, y ella se había pedido unos días de licencia maternal extra, por lo que estaba en casa con ambos niños. Yo me había levantado muy caliente, y sabía que ese día tenía la vía libre para disfrutar con el pequeño Joaquín, y seguramente saborear las tetotas de Ximena. Todo lo que pasó esa mañana, y cómo los tres me recibieron para una orgía familiar, es lo que merecía ser contado desde el principio.

 

Ese día Lunes me desperté re caliente, el fin de semana no tuve todo el sexo que habría querido, y además había estado jugando con Joaquinito en un encuentro familiar, pero no había podido descargarle mi leche en su boquita, lo cual me tenía como loco. El pequeño me había pedido que fuera a visitarlo cuando no está su papá, así que acomodé mi agenda para poder ir, y aprovechar que me atiendan la pija. Mandé mensaje a Ximena esperando que me diga que tenía vía libre para pasar el día en su casa.

 

D: Hola cuña, ¿están solitos hoy? ¿O el cornudo de tu marido se queda en casa?

 

X: Jajajaja, dale boludo, mirá si llega a estar y lee el mensaje – me contestó pícara.

 

D: Se va a enterar cómo le mantengo contenta la concha a su mujer y el culito al puto del hijo – repliqué. Hacía años que me garchaba a Xime, cogíamos juntos con el pequeño Joaqui, disfruté de su segundo embarazo, o sea Preciosa, y venía disfrutando de ella y sus dos hijos.

 

X: Jajaja, ¡qué HDP sos! Ayer no te cansaste de manosear a su hijo mientras él miraba fútbol.

 

D: Obvio, tu nenito no paró de buscar que le dé pija, me dejó con toda la leche. Decime que no lo mandás a la escuela, así voy a visitarlos.

 

X: Jajaja, si venís lo dejo en casa. Seguro se pone re contento de verte.

 

D: Dale, les llevo facturas y la lechita.

 

X: Jajaja, ok, pero acordate que estoy yo también, necesito que me des leche.

 

D: Me extraña, sabés que tengo suficiente para todos. Jajaja.

 

A los 15 minutos caí con un paquete de facturas para desayunar. Toqué la puerta con una calentura que era evidente, que se marcaba en mis pantalones. Enseguida abrió la puerta Ximena, estaba con un camisón muy escotado que apenas le tapaba las tetas, se veían unas manchas de leche que se escurrían en la zona de los pezones. El camisón le llegaba hasta por debajo de las caderas, se veían perfecto el inicio de su orto.

 

X: Epa, llegaste rápido… tu sobri recién se levanta, está mirando dibujitos en la cama.

 

D: No doy más, mami… quiero desayunarlos… – Me metí dentro de la casa, y cerré la puerta. La agarré de la cintura y le comí la boca, mi pija quedó apoyada en su cuerpo, para que sintiera lo dura que estaba. Bajé mi mano por su orto y le levanté el camisón para mandar dedos por el canal del culo. – Mmm, mami, qué rica que estás, esas tetas explotan…

 

X: A vos te explota la pija… no sabés lo que necesito una buena garchada – me dijo dejando salir la voz de calentura y puta que tenía.

 

D: El cornudo no sabe aprovechar la buena carne que tiene en casa… – Saqué la mano de su orto y me la olí. Cómo amaba el olor a culo y concha de las mujeres de esa familia… – Mmm, mami, ese culito está pidiendo guerra – le pasé el dedo por la boca.

 

X: Ahhh, sííí, muere de ganas… dame las facturas, voy a ver si Preciosa sigue dormida, y preparo mate, así tomamos… mientras jugamos con Joaqui… andá, dale una sorpresa, no le dije que venías… – Le comí la boca y la dejé irse para su habitación, no sin antes manosearle bien el orto, la hija de puta estaba sin tanga, oliendo a perra en celo.

 

Caminé hasta el cuarto de Joaqui. Estaba con una tablet mirando de costado, destapado, su culito gordito con un slip que le quedaba un poco apretado. Ni notó mi presencia. Joaqui era en ese entonces un nene rellenito, con algunas pequitas en la nariz, pelo castaño oscuro, ojos marrones, tenía recién empezando a crecer los nuevos dientitos. Toda una ternurita de 7 añitos. Me acerqué sin que me escuchara, y empecé a darle besitos en las nalgas. Se sobresaltó, pero enseguida vio que era yo y se dejó besar el culito y que subiera despacio por la espalda.

 

J: ¡Tío! ¡Viniste! Ayer no pudimos jugar tranquilos…

 

D: No, mi príncipe, por eso vine tempranito, para poder jugar con vos todo lo que quieras. – Le agarré su carita y así en cucharita le di un hermoso beso de lengua. Enseguida su lengüita se enroscó con la mía y empezamos un profundo beso húmedo. Su colita se refregaba despacito con mi pija, disfrutando sentir la dureza, buscando el contacto que solo era evitado por mi ropa y su slip. – Mmm, chiquito, cómo extrañaba esa colita… – empecé a acariciarle su cuellito mientras nuestras lenguas y nuestra saliva empezaron a descontrolarse, dejando babeada toda su cara, él pasando su lengüita por mi barba y dando gemidos disfrutando mis caricias.

 

J: Mmmm, tío, ayer me quedé con ganas de probar tu pija… mi papá estaba todo el tiempo cerca… – dijo con su mejor voz de putito. Era magnífico cómo había aprendido a calentar una verga y saber cuándo se podía y cuándo no…

 

D: Sí, mi rey, sé que la deseás. Yo también extraño mucho jugar con vos, mi bebé. Hoy me voy a quedar toda la mañana con vos, con mami y tu hermanita. Así jugamos, ¿querés? – Le dije sin dejar de besarlo obscenamente.

 

J: ¡Sííí, tío, quiero! Pero quiero que me des primero la leche a mí, porfi… hace mucho que no me das… – pidió suplicando, casi como diciendo que no quería compartir con su mamá la leche.

 

D: Mirá a mi putito… ¿tenés muchas ganas de lechita, bebé? Hoy te vas a tomar toda la leche de la chota del tío, lo prometo. – Le dije y empecé a hacerle cosquillas y bajarle el calzoncillo.

 

J: Hahahahaha, jajaj, ¡Tíoooo, no, cosquillas noooo! – se retorcía todo hasta que dejé su culito expuesto. Lo puse en cuatro en la cama y empecé a mandarle lengua. – Ahhh, tíooo, ¡síí, qué rico los besitos en mi culito!

 

D: Mmm, bebé, cómo extrañaba el sabor del culo de mi príncipe… Me vuelve loco… – el sabor y el olor de los ortos de esa familia eran únicos… le chupaba el orto mientras acariciaba su pijita, lo cual hacía que se retuerza más…

 

J: Ahh, tíooo, ahaha, ¡qué ricooo, mmm! – mi dedo entró en su culito mientras empecé a chupar su pijita. Sabrosa, peladita. Con ese gustito a pis de niño. Los que han cogido con niños y niñas saben que los niños son sexualmente más pícaros y se entregan más fácilmente a disfrutar. Y Joaquín no era la excepción, era muy sexual, muy zarpado, y se entregaba al morbo enseguida. Me entregué a saborear bien ese culito y esa pijita mientras lo deseaba y pajeaba…

 

J: Mmm, tío, creo que me voy a hacer pipí… ahhh.

 

D: No, rey, esperá… ¡Todavía nooo! Guardala… – le di un mordisquito en el culito blanco, marcándole apenas los dientes y me paré. Soltando el botón de mi pantalón y poniendo mi bulto en su cara. – Antes jugá con esto, ayer me lo manoseaste a más no poder, ahora tenés que tomar tu leche… – lo agarré del pelo y lo guié a la pija. Su carita se iluminó, como bien putito vio enseguida su presa, su comida, y lo primero que hizo es oler, oler a su macho. – La querés, ¿verdad? Te gusta el olor a pija del tío, mirá cómo te ponés de putito…

 

J: Me gusta, tío… me encanta el olor de tu pito – dijo mientras olía, y pasaba la lengua por sobre mi bóxer.

 

D: Mmm, sí, bebé. Disfrutá de la pija, es toda tuya… – Ya se veía la mancha de precum en la tela de mi bóxer, Joaqui empezó a pasarle la lengua buscando tomar su néctar desde la tela. – Dale, bebé, sacala, si te morís por tenerla en la boca.

 

Joaquín bajó el bóxer con la cara con la que abre los regalos en navidad, y mi pija salió dura golpeando su naricita. Él movió la nariz frotando con la cabeza de mi verga, dejando un rastro de pre-semen que recorría su carita, parecía un gatito jugando, se relamía con el olor y sabor de la pija, su lengüita empezó a recorrer la cabeza de mi chota, a babearla y mimarla. Se prendió como si fuera un chupete y empezó a succionarla, mientras dentro de su boca la lengua hacía círculos en mi glande.

 

D: Mmmm, sobri… ¡qué ricooo! A ver, mostrame cómo sabés sacar leche que tanto te gusta – agarró mi pija con su manito, y me masturbó despacio mientras su boca succionaba con magia. Mi mano bajó hasta su culito, el cual lo paró bien para que pudiera meterle mi dedo, el cual entró con bastante facilidad, apretándome, llegué a meterlo entero, sentí incluso un poco de su caquita, cosas que le perdono por ser niño, y parte del encanto del morbo de hacerlo mío.

 

J: Mmmmmmm, ahhh, tíooo, mmm-

 

D: ¿Te gusta, príncipe? Hoy voy a romperte bien ese culito hermoso, pero ahora chupame bien la pija, ¡dale… toda, a ver! – Le agarré la cabeza del pelito castaño, y lo hundí contra mi verga, la cual le entró más de dos tercios. – Así, así… qué rico que la tragás toda – su carita se puso colorada y unas lagrimitas cayeron, lo solté y tosió un poco, dejando un rastro enorme de baba y como en mi pija. Cosa que no pareció disgustarle, porque enseguida volvió por más… – Así, mirá cómo te gusta atragantarse de pija, ¡qué putito sos, bebé!

 

J: ¡Tu putito, tíooo, siempre! Ahhhhh, ggggg- lo callé atragantándolo de nuevo con mi pija.

 

D: ¡Sííí, así de putito! Mirá cómo chupás… así – le marqué el ritmo de una cogida de su boquita agarrado del pelo, mientras le metía dos dedos en el ortito gordo.

 

X: Epa, parece que la están pasando bien, y no invitaron… – Entró Xime con un termo y el mate, viendo cómo su hijo se atragantaba de forma glotona con mi pija. – Parece que heredó mis gustos, jajaja, ¿querés un mate mientras mi hijo toma su leche? – me dijo con sonrisa pícara. Saqué mis dedos del culo de Joaqui, y se los puse en la boca.

 

D: ¿Lo de tener un orto tan sabroso es de familia? – Ella me chupó el dedo sensual, mientras le agarraba el mate. Tomé un sorbo, y después la atraje hasta mí, y le comí la boca apretándole fuerte su culo. – Hoy voy a saborearles el orto y cogérmelos a los dos hasta que la pija no se me pare más…

 

X: Mmm, sí, mirá que acá estamos todos con ganas de tu leche hace días… nos tenías abandonados.

 

D: No te preocupes, hoy ni la bebé se salva… – le dije pensando en las ganas de sentir la boquita de Preciosa succionándome. Le bajé los breteles de su camisón y enseguida sus tetas quedaron al aire. Chorreaban un poco de leche, seguramente estaban bien cargadas y muy excitada. – Mmm, quiero desayunar eso – agarré su teta derecha y me la llevé a la boca succionando con fuerza. Un chorro de leche dio contra mi paladar. Con un sabor dulce, chocolatoso, calentita. Chupaba y acariciaba su pezón con mi lengua. Volví a tomar del pelo a Joaquín y marcarle el ritmo para que sea más intenso.

 

X: Mmm, parece que hay mucha hambre acá, de los dos… – Dijo mientras me abrazaba contra su teta, y le agarraba la cabeza a Joaqui y lo hundía contra mi verga, su cara se ponía colorada, arqueaba, y lo soltaba. Esto parecería brutal si no fuera porque cuando lo soltaban, el pequeño trolo mostraba una sonrisa – eso es hijito, mostrá cómo heredaste la capacidad de chupar pijas… saliste a mamá… te gusta mucho la poronga…

 

Joaquín era un niño hermoso, un poco rellenito, con un culazo comible, y unas facciones hermosas e inocentes, nadie imaginaría que ese pequeño príncipe comía pijas que cualquier puto adulto no sabría por dónde empezar. Su mamá y yo sabíamos que era un amante buscador de pijas, tanto en su escuela como en el barrio. Y obvio la favorita era la que lo hizo adicto, la de su tío.

 

D: Cómo te gusta la pija, bb… mirá cómo tragás, ¡qué bien que lo educaste al pibe, jajaja! – le dije a Ximena mientras volvía a succionar y babear su enorme teta lechera. – Dale, bajá a petear con tu hijo, chúpenme bien la pija.

 

Ximena se agachó con su profunda mirada de puta, sensual, sacó la pija de la boca de su hijo, el cual la miró con decepción. Me agaché y besé la boca del pequeñín para que deje a su mamá jugar un rato, a los niños hay que enseñarles a compartir. Ximena empezó a petear con la maestría que la caracterizaba, era evidente que se la pasaba chupando pijas. Joaquín, que no quería solo mirar, se puso en cuatro a lamer los espacios libres que dejaba su mami, mis huevos, el tronco. Cada tanto se encontraban y se daban un tierno beso de lengua como madre e hijo que me hacía babear la chota.

 

D: Cuánto amor que hay acá entre las dos putitas… van a hacer que les llene de lechita la cara…

 

J: Sí, tío, ¿viene la lechita? – preguntó impaciente Joaquín dejando salir ese putito que lleva dentro.

 

D: No, amor, todavía no, ¿estás con mucha hambre? – Pregunté y me respondió metiéndose el glande a la boca con ojitos suplicantes… – Mmm, chiquito.

 

X: Hay que compartir con mami, dale… – me quitó el pene y lo colocó entre sus pechos, que empezó a apretar, mientras se escapaban restos de leche materna. Levanté a Joaquín del pelo y lo acerqué a mi boca para besarlo con mucha lengua. El pendejo entendió y, de pie en la cama, empezó a besarme y a contonear su orto mientras yo comenzaba a acariciarlo y a dedearlo superficialmente con mis dedos.

D: Mmm, qué rico que besás, príncipe… y mirá cómo te ponés de putito con tu mamá mirando… – Le dije en el oído mientras mis dedos dejaban de acariciar y penetraban con más fuerza su culito.

X: Dale, apretá más fuerte… mmm… así, ¡qué rico se siente tu verga dura acá! – Gemía, apretando mis pechos lecheros contra mi pija, sin dejar de acariciarlo, mientras Joaquín nos miraba con ojos suplicantes.

 

D: Mmm, mami, tu pendejo tiene más ganas de pija que vos… mirá la carita de putito que pone… – Le dije a Ximena, mientras ella seguía frotando mi verga con sus tetas y yo volvía a agarrar a Joaqui del pelo para besarlo con lengua.

 

J: Tíooo, ¡no, mami, yo quiero, déjame a mí! ¡No te la chupes toda! – Lloriqueó, con la voz quebrada por el deseo.

 

D: Shhh, mi putito… no llores… ¿querés la leche del tío, no? ¿Te gusta mucho el sabor de mi pija? – Le susurré, metiéndole la mano en el slip que se había subido a medias, y acariciándole su culito gordito, mientras Ximena continuaba el pajazo con sus senos.

 

J: Sííí, tíoo… porfiiiii… – Gimió, restregando su orto contra mi mano, desesperado. – Me encanta tu pito, tío, huele riquísimo a macho… a meo… a pija dura… quiero que me la des toooda…

 

X: Mmm, mi bebé es un putito desesperado… saliste a tu mamá, te gusta tragar toda la pija y el meo que te dé tu tío. – Dijo Ximena, apretando las tetas lecheras con ambas manos para que chorrearan leche sobre la cara de Joaqui y mi pantalón, sin soltar mi pija de en medio de ellas.

 

D: Mirá, mami, le encanta que le chorree tu leche en la cara… ¿Acaso vas a ser tan putito de niño como tu hermanita cuando crezca? A ella también le va a gustar tomar la leche del tío. – Le dije, mientras sentía el roce húmedo y cálido de sus senos y acerqué mi mano recién salida de su culo, la cual olía a su sucio infantil, y se la puse en la nariz. – Mmm… tu culito huele a culito de putito goloso… a cagadita rica…

 

J: Ahhh, tíoo, sííí, huele bien, huele a mi culo… ¿Me vas a llenar la boca de tu meo, tío? ¡Quiero que me mees la boca! ¡Y quiero la leche!

 

X: A ver, vení acá, mi putito, dejá que mamá te limpie un poquito… – Ximena, con una sonrisa depravada, agarró a Joaqui y lo puso en cuatro entre sus piernas, pero sin dejar de apoyar mis testículos y parte del tronco en la base de sus tetas. Yo me acerqué por detrás del niño, mientras ella apretaba sus muslos contra su vientre.

 

D: A ver ese culito… ¡qué ortito más tragón tenés, mi vida! – Le bajé el slip y aspiré el aroma que emanaba de su ano. – Mmm, ¡sí, sííí! Huele a la concha de tu mamá y a la boquita de tu hermanita… ¡qué rico!

 

Metí dos dedos en su culito, sintiendo cómo se cerraba alrededor de mis dedos, mientras Ximena seguía bombeando mi pene entre sus tetas.

 

J: ¡Ahhh, tíooo, más! ¡Dale más! ¡Quiero tu pija! ¡Mami, decile que me dé la pija!

 

X: Shhh, mi putito… el tío te está preparando el culito para que te entre toda la verga… vas a ser el putito más feliz de todos… el que más le guste la pija, el meo y la leche del tío. ¿Vas a ser bien putito, mi amor? – Dijo Ximena, apretando más sus tetas y moviendo mi pija con más fuerza.

 

J: ¡Sííí, mami, sííí! ¡Quiero la pija y el meo del tío! ¡Quiero ser el putito de mi tío!

 

D: Eso, mi príncipe. Hoy te voy a romper bien el culito, pero antes vas a mamar bien la teta de tu mami. – Ximena soltó mi pija para un segundo y la volvió a atrapar, mientras yo sacaba mis dedos, los relamía, y luego agarré una de las tetas de Ximena y la acerqué a la boca de Joaqui, que enseguida se prendió como un lactante. – Mirá, te gusta la leche de tu mamá y la pija del tío… Sos un bb glotón…

 

Joaquín succionaba desesperado la teta de Ximena, mientras yo me inclinaba y le volvía a meter mis dedos en el culo, masajeando su entrada. Ximena gemía por el placer que le daba verme en acción con su hijo, la leche chorreaba por la boca de Joaqui y manchaba mi brazo. Sus tetas se movían constantemente, estimulando mi polla.

 

X: ¡Mmm, así, mi putito! ¡Chupá bien esa teta y preparate para que el tío te dé su pija y te mee! ¡Vas a quedar lleno de leches y meo de tu tío! – Dijo, con la voz totalmente lujuriosa, bombeando mi verga con sus senos.

 

D: ¿Y después vas a mamarme la pija bien sucia y con olor a culo? – Le pregunté a Joaqui, mientras mi verga golpeaba su espalda, impulsada por Ximena.

 

J: ¡Sííí, tíoo! ¡La quiero sucia, con mi caca y el meo de mi mami! ¡Dame tu pija, porfi! ¡No doy más, me voy a hacer pis de ganas! – Suplicó, con la boquita llena de leche, soltando el pezón.

 

D: A ver… si no das más, vení… – Ximena me soltó un momento, pero enseguida volvió a poner mi pija entre sus tetas. Lo agarré del slip y lo giré para que quedara de frente a mí, mi pija dura y semi-erecta rozando su carita, con la estimulación constante de los pechos de su madre. – Olé bien… ¿Querés que te mee la boca? ¿Te gusta el olorcito a meo del tío?

 

J: Mmm, sí, me encanta, huele a macho… – Dijo, oliendo mi entrepierna, pasando su lengüita por el precum que mojaba mi bóxer.

 

D: ¡Qué putito más dulce sos, mi amor! Te voy a llenar de mi leche y meo, pero después de que te coja. Primero chupale la otra teta a tu mamá, ¡dale! – Lo empujé hacia Ximena, quien lo recibió con avidez, mientras yo aprovechaba para darle un par de nalgadas a su trasero y oler mis dedos, que habían estado en su orto. Ximena no perdía tiempo y seguía masajeando mi verga con el roce de sus senos. – Mmm, ¡qué sabor delicioso, mami! Hoy voy a cogerte con el sabor del culo de tu hijo… y a él lo voy a llenar de mi verga…

 

X: Dale, nene, chupá… que después viene lo mejor, la pija del tío. ¡Y yo quiero ver cómo te llenás de su leche y su meo, como una putita desesperada! – Dijo, con el pecho agitado por el esfuerzo de pajearme con sus tetas.

 

Tome del pelo a Joaqui y le escupi la cara, cada vez que le decíamos que era un putito o lo humillamos, el pendejo ronroneaba como un gatito. Estaba re entregado, habia llegado la hora de que reciba pija en su culito.   El olorcito de su ano en mis dedos, mas la paja que me hacia Xime provocando mas la situacion me volvian loco. volvi a escupir,e sta ves la cara de ximena, la cual disfrutaba la morbosa situacion, claramente el pelotudo del marido no sabia lo puta que era la hermana de mi mujer, ni lo facil que era abusar de sus hijos. 

 

Tome del pelo a Joaqui y le escupi la cara. Cada vez que le decíamos que era un putito o lo humillamos, el pendejo ronroneaba como un gatito. Estaba re entregado, habia llegado la hora de que reciba pija en su culito. El olorcito de su ano en mis dedos, mas la paja que me hacia Xime provocando mas la situacion me volvian loco. Volvi a escupir, esta ves la cara de Ximena, la cual disfrutaba la morbosa situacion, claramente el pelotudo del marido no sabia lo puta que era la hermana de mi mujer, ni lo facil que era abusar de sus hijos.

 

D: Dale trola, chupale el ano a tu hijo, babeaselo porque le voy a llenar la cola de pija, le va a quedar abierta como una concha. Como tu concha de trola. – Le ordene dandole un cachetazo, la muy puta solo gimio diciendo que si- Y vos pendejo, te voy a violar, sabes? El tio te va a romper el orto, principe, como cuando eras bebito y te metia cositas para abrirlo bien. Vas a ser buen putito del tio? Vas a suplicar porque te meta la poronga? Te voy a hacer desayunar pija en el orto.

 

J: ¡Mami, mami\! ¡Mirá cómo me hace arder el ojete el tío Damián\! ¡Me gusta que me rompa\! ¡Sííí, tíoo, dale más fuerte, que quiero sentir tu pija en mi culito\! – Chilló Joaquín, con los ojos vidriosos y la cara manchada por mi saliva, en un éxtasis infantil y pervertido.

 

Ximena, sin dudar un instante, se deslizó entre mis piernas y las de su pequeño, hundiéndose hasta el elástico del bóxer, y comenzó a lamer el ano de su hijo con una avidez obscena, preparándolo.

 

X: Mmm, qué rico huele el culito de mi bebé… va a estar bien mojadito y apretado para el tío… – Dijo, pasando la lengua húmeda sobre el orificio de Joaqui y luego subiendo a la base de mi poronga.

 

D: Eso, puta, preparale el camino a tu putito… vas a ver cómo le queda ese culito como una flor abierta… – Mi chota se deslizó en la entrada de su ano, la cual ya estaba dilatada por los dedos y la lengua de su madre. Entró despacio, haciendo un sonido de succión pastosa.

 

J: ¡Ahhhhh, tíooo, sííí\! ¡Me duele un poquito, pero me gusta mucho\! ¡Metela toda, que quiero sentirla hasta la panza\! – Se aferró a las sábanas, arqueando su pequeño cuerpo para ofrecerme más.

 

D: ¿Duele, putito? Eso es para que sepas quién manda acá, mi rey… el tío te va a enseñar a que tu culito solo sirva para la verga… – Empecé a penetrarlo con fuerza, mis embestidas haciendo chocar mi pelvis contra su espalda baja con brutalidad.

 

Ximena, en un acto de sumisión depravada, se movió y ahora succionaba mi pija con la boca, justo donde nacía mi verga, mientras yo penetraba a su hijo. Sentía la calidez de su saliva y la estrechez del ano de Joaqui al mismo tiempo. Era un festín de familia.

 

D: Mmm, qué ricas las dos putitas… una chupando la pija con mierda y el otro abriendo el culo para que entre… ¡qué par de trolos sos, Ximena\! ¿Te gusta que tu hijo sienta la poronga que tu boca acaba de limpiar?

 

X: ¡Sííí, Damián, me encanta\! ¡Dale fuerte, cogelo sin piedad, hacelo llorar de placer\! ¡Que sepa lo que es tener un macho que lo use sin asco\! – Ximena gemía, succionando con fuerza y pasando la lengua por el tronco de mi chota, justo en el punto donde se hundía en el culito de su hijo. Su lengua se mezclaba entre mi verga, mi semen y la suciedad del ano de Joaquín.

 

J: ¡Ahhh, mami, mmm, sííí, tíooo\! ¡No pares, no pares\! ¡Quiero más\! ¡Soy tu putito tragón, chupá mi culito, mami\!

 

D: Eso, mi príncipe, gritá bien fuerte… que sepa tu papá que acá estoy yo, abriéndole el culo a su puto hijo… – Mis embestidas eran profundas y rápidas. Me movía sintiendo cómo Ximena me peteaba en la base con sus labios, mientras yo reventaba el culito de Joaqui.

 

X: ¡Mmm, qué asqueroso, Damián, tenés caca del niño en la punta\! ¡Y yo me la trago\! – Dijo Ximena, sin ningún asco, mientras relamía mi glande con fervor y luego volvía a succionar, metiendo la lengua en el borde del ano de su hijo. – ¡Rico, bebé, le estas dejando bien sucia la pija al tío, como a mí me gusta\!

 

D: Mmm, sí, bebé, tragá bien esa mierda… ¡qué putita morbosa que sos, Xime\! ¡Mirá cómo le queda el culo a tu hijo, hecho una concha vieja\! – Aumenté la velocidad, mi verga salía y entraba con un chasquido húmedo y grosero.

 

J: ¡Ggggh, ahhh, tíooo, voy a mojar la cama\! ¡Voy a hacer pis y estoy sintiendo algo en la panza\! ¡Me gusta que me rompas el orto, me estoy mojando todo, mami\!

 

D: ¡Dale, mi putito, mojate todo, mojá la cama\! El tío te va a castigar dándote más pija… – Lo agarré de la cintura y lo penetré hasta el fondo, haciendo que gimiera de dolor y placer, con un aullido infantil. – ¡Así te gusta, ¿no?\! Sentirte sucio, violado, putito…

 

De pronto, un grito agudo se escuchó desde la habitación de al lado.

 

Voz de niña: ¡Mamááááá, tetaaa\! ¡Quiero tetaaa\!Voz de niña: ¡Mamááááááá! ¡Titi/Teta! * (Se escuchan grititos y llantos)*

 

Ximena se detuvo de golpe, soltando mi verga de su boca, y miró la puerta con una sonrisa pícara, sin dejar de acariciar mi tronco con sus pechos.

 

X: Mierda, la bebé se despertó… la pequeña Preciosa necesita su desayuno de mi leche…

 

D: Que espere la trolita… el príncipe todavía no terminó de ser violado…

 

X: No, Damián, no hay forma de callarla si no le doy la teta… pero no te preocupes, esto no termina acá. Andá, seguí preparando el culito de mi hijo para cuando vuelva… – Dijo, besando mi chota con el gusto a culo y mi precum. Se levantó de un salto, acomodándose apenas el camisón. – Y vos, putito, no te muevas… el tío te va a seguir rompiendo el orto… y después a tu hermana le toca mamar la teta que te dio la paja.

 

Joaquín, con mi pija aún a medias en su ano, sollozó con un puchero.

 

J: ¡No, mami,te vayas, se sentia muy rico tu lengua con la pija del tio!!

 

Lo agarré del pelo, le lamí el rostro e introduje el pene profundamente en su pequeño ano. Dejó escapar un suspiro al sentir cómo su intestino era penetrado por mi verga. Le lamí la cara sudada y busqué su pequeña lengua, justo mientras la Xime se levantaba para ir a buscar a la pequeña Preciosa.

 

D: Preocupate por vos, pendejo. Mirá el lado positivo: no vas a tener que compartir mi verga por un rato. Mientras mami da la teta, yo te voy a garchar bien garchado, como el putito que sos, y te voy a llenar el culo con leche de poronga. ¿Querés? Mostrame lo putito que sos, el putito de 7 años del tío. Mostrá que querés pija adentro, dame tu lengüita, besá al tío, que le encanta cómo jugamos con la lengua —dije, cogiéndolo en cuatro con penetraciones lentas pero profundas, buscando su lengua con la mia .

 

El pequeño Joaqui gimió en mi boca, con un sonido de placer sucio. Mi lengua se mezcló con la suya, salada por sus lágrimas, dulce por mi saliva, y con un toque de la leche de su vieja. Lo besé con la intensidad de un amante, mientras mi verga se hundía en su ano dilatado y caliente.

 

J: ¡Ahhh, tío… no pares, por favor! ¡Más fuerte… rompeme el orto, quiero que me duela rico!

 

D: Te voy a dar lo que pida ese culito putito, mi rey. Sos solo mío, ¿escuchaste? Mío y de mi pija. Tu culo es mi juguete favorito… —Lo agarré de las caderas regordetas, acelerando mis embestidas. Lo penetraba con una mezcla de brutalidad y morbo, sin importarme si lo lastimaba. Él, en su éxtasis, solo rogaba por más.

 

J: ¡Sííí, tío! ¡Soy tuyo, soy tu putito, tu putito sucio! ¡Quiero tu leche, quiero tu meo!

 

D: No, mi amor, todavía no. El tío te va a garchar hasta que te duela el alma. Mirá cómo te gusta que te use… sos una puta barata, ¿sabías? Una puta de siete años que ruega por que le den pija en el culo. —Le di una nalgada fuerte que resonó en la habitación, haciendo que se retorciera sobre el colchón.

 

J: ¡Ahhh, sí, tío, castigame! ¡Pegame, quiero más pija! —Su voz era un chillido entrecortado, una súplica de placer perverso.

 

Me detuve en seco, dejando mi verga quieta, sintiendo la contracción de su esfínter alrededor de mi poronga. Me acerqué a su oreja y le susurré, con voz ronca:

 

D: ¿Te gusta sentir mi pija hasta la panza? ¿Te gusta cómo te rompo, putito?

 

J: Mmm… sííí… no la saques, por favor… quiero que te quedes adentro, tío. ¡Te amo, amo tu pija!

 

D: Yo también te amo, mi bebé. Y amo cómo te entregás a mi verga. Pero si no me chupás bien, no te voy a dar mi leche. Y ya sabés que hoy tu vieja y tu hermanita también quieren. —Saqué mi pene de un tirón, dejando su ano abierto y rojo, chorreando precum y la suciedad que yo había esparcido.

 

Joaquín se giró de inmediato, con la cara manchada de lágrimas y saliva, y su boca buscando mi verga. La agarró con ambas manos y empezó a succionarla con desesperación.

 

J: ¡No, tío, yo quiero! ¡Yo primero! ¡Quiero tu leche, me la merezco! —Me miraba con esos ojos inocentes, mientras su lengua de nene se esforzaba por limpiar cada rincón de mi glande, sin asco por el olor a culo y mi precum.

 

D: Eso, mi rey. Demostrame lo bien que sabés chupar. Y mirá cómo tu culito se abre para mí… Sos el putito más goloso de todos. —Me recosté sobre la cama, disfrutando del sexo oral más pervertido que podía desear. Su pequeña boca succionaba con fuerza, sus mejillas se hundían y sus ojos se cerraban en un éxtasis infantil. Mi mano volvió a su trasero, acariciando la entrada de su ano y jugando con las marcas rojas que había dejado mi verga.

 

J: Mmm… glup… ¡tío, qué rica… glup… quiero más…!

 

D: Mmm, te gusta que te dé verga con olor a culo de putito, ¿verdad? Mirá cómo te gusta sentirte sucio… —Le puse el dedo en la boca y luego lo metí en su ano, jugando con él.

 

En ese momento, se escucharon pasos. La puerta se abrió, y allí estaba Ximena con la pequeña Preciosa, de un año, en brazos. La bebé, con su pañal puesto y la carita de recién despierta, se aferraba al pecho de su mamá, buscando la teta.

 

X: Mirá, bebé, ya vino el tío a jugar con tu hermano. —Dijo Ximena, con una sonrisa depravada, sin inmutarse al vernos en plena acción. Joaqui se apartó de mi pija, con la cara llena de mi baba y su propia.

 

J: ¡Mamá! ¡La trajiste! ¡Vení a chupar, mami, el tío está re caliente! —chilló Joaquín, excitado por la presencia de su hermana.

 

D: Epa, mami… la bebé ya tiene hambre, ¿no? ¡Qué rica que está con esa carita de dormida! —Dije, con la verga erecta y goteando. Miraba a la pequeña ninfa, sabiendo que pronto ella también sería mía.

 

Ximena se sentó en el borde de la cama, acomodándose el camisón. La bebé se prendió de su teta izquierda con avidez, succionando con un sonido húmedo.

 

X: Sí, mi amor… el tío está bien caliente. Ahora le vamos a dar de desayunar al príncipe Joaqui… y después a vos, mi amor. —Me miró con deseo, mientras su bebé mamaba. —Dale, bebé, seguí vos. Yo me encargo de que tu hermanita no se muera de hambre.

 

Joaquín, sin dudar, se arrastró hasta la entrepierna de su vieja y se prendió a la teta derecha, succionando con el mismo fervor que su hermana. Era una imagen obscena y familiar: una madre amamantando a sus dos hijos, mientras yo, con mi pija dura, miraba la escena.

 

D: Mmm… ¡qué rica escena familiar, con el par de angelitos! Qué suerte que tienen de poder tomar esa leche, que también está impregnada del sabor a pija. Y el tío con la pija dura, esperando. —Me acerqué y le lamí el pezón a Joaquín, mezclando el sabor de la leche materna con el de mi saliva y mi semen.

 

J: Mmm, tío… qué rico que chupás… ¡me encanta tu lengua! —Dijo, soltando el pezón por un instante, y lo volví a besar.

 

X: Sí, bebé. Los dos van a chupar. Y después te toca a vos, Preciosa. Mamá te va a enseñar a chupar la pija de tu tío, como tu hermano. —Dijo Ximena, mirando a la bebé con una sonrisa de puta.

 

D: Pregúntale a Joaqui si quiere compartir a Xime, era su turno de tomar la leche de macho– Yo me moría por la boquita de Preciosa, pero sabía que Joaqui quería la leche de mi pija.

 

J: ¡No, tío, yo no quiero compartir! ¡Quiero toda tu leche para mí! ¡Mami, decile que me dé toda la pija! —chilló Joaquín, apartándose del pezón de su madre con un puchero.

 

X: Shhh, mi putito. Acordate que a la hermanita también le gusta jugar con las cosas del tío. Además, si compartís, el tío te da más pija después. ¿Te gusta la idea de que tu hermana chupe la pija que acaba de estar en tu culito? —Dijo Ximena, con una sonrisa morbosa, acercando a Preciosa a mi entrepierna.

 

D: Mmm, escuchá a tu mami, príncipe. Dale, yo quiero ver a tu hermanita chupar. A ver si es tan tragona como vos. —Acerqué mi verga, aún chorreando precum y con restos de suciedad, a la carita de la bebé.

 

Preciosa, al sentir el roce, soltó el pezón y giró la cabeza, sus ojos de un año fijos en mi polla. Balbuceó algo ininteligible y estiró una manito hacia mi verga, agarrándola con curiosidad. La llevó a su boca, sin dudar, y empezó a succionar suavemente, como si fuera su chupete o el pezón de su madre. La imagen era la definición de la perversión.

 

J: ¡Mami, está chupando! ¡Mirá, es muy putita como vos! —Joaquín se excitó al ver a su hermana menor con mi pija en la boca. Su celos se transformaron en un placer vicario.

 

X: Eso, mi amor. Dale, chupá bien la pija del tío, como te enseñó tu hermano. A ver si podés sacar tanta leche como él. —Ximena sostenía a la bebé, inclinándola para que llegara mejor a mi chota, mientras su otro hijo la miraba con fascinación y volvía a mamar su teta.

 

D: Mmm, qué rica boquita de bebé… ¡Sabe a leche de mamá y a inocencia pervertida! ¿Te gusta la pija del tío, mi ninfa? —Le acaricié la cabecita a la pequeña Preciosa, la cual succionaba con un ritmo lento pero constante, babeando mi glande con su saliva infantil.

 

J: ¡Tío, yo también quiero! ¡Dale, Preciosa, soltá, que me toca a mí! ¡No te la chupés toda! —Joaquín, excitado al límite, soltó la teta y empujó a su hermana con la cabeza para reclamar mi verga.

 

D: Tranquilo, mi putito glotón. Hay pija para todos. ¡La tienen que compartir! Xime, agarrale la cabeza a tu hijo, que chupe de la base, mientras la bebé me da unos besitos en la puntita.

 

Ximena, encantada con la escena, se apresuró a cumplir. Agarró a Joaquín por el pelo y lo hundió contra la base de mi verga, mientras Preciosa seguía succionando el glande. La imagen de madre e hijos compartiendo mi pija me hizo gemir de placer. La leche materna chorreaba de los pezones de Ximena y se mezclaba con mi precum y la baba de los niños.

 

X: Mmm, mis dos angelitos, los dos chupando la pija del tío, ¡qué bien que me salieron de putitos! —Dijo Ximena, con un jadeo lujurioso, mientras movía la cabeza de su hijo al ritmo de una peteada y sostenía a la bebé.

 

D: Jajaja, es lo mejor. Xime ¿estás ovulando hoy? Me encantaría darle un hermanito a este par, igual de putito que Joaquín y Preciosa.

 

X: Jajajaja, sos un animal, Damián. Ya bastante trabajo me dan estos dos angelitos, y además, si quedo embarazada de vos de nuevo, el cornudo de mi marido se va a dar cuenta. No por ahora, mi amor.

 

D: Mmm, qué lástima. Yo quiero llenar tu concha de leche de macho, para que nazca otro putito igual de hermoso que tu hijo. —Miré a Joaquín, que seguía succionando con fervor. —A ver, príncipe, decime la verdad… ¿A vos te gustaría que el tío embarace a mamá, para tener otro hermanito al que le encante la pija del tío?

 

J: Mmm… glup… ¡sííí, tíooo\! ¡Quiero otro hermanito que chupe tu pija conmigo\! ¡Y que vos lo cojas\! —dijo Joaquín, sacando la boca por un segundo para hablar, con la cara llena de baba.

 

D: Ves, Xime. Tu hijo quiere otro bebé. Es un putito que piensa en el futuro. —Le dije, sonriendo, mientras la pequeña Preciosa seguía succionando la punta de mi chota con su boquita de bebé.

 

X: Dale, Damián, en serio. No quiero que me embaraces. Mirá si me engordo de nuevo y tengo que empezar a esconder la panza. No, mi amor, por ahora no. Además, con la pija que le estás dando a estos dos, ¿quién necesita más hijos? Mejor llename la boca de esa leche y olvidate de la concha por hoy.

 

D: No me importa lo que digas, trolita. Te voy a dejar preñada igual, lo sabés. Tu concha me pide a gritos mi semen, y ese culo goloso de tu hijo necesita un hermanito con quien compartir la verga del tío. Yo decido cuándo te lleno el vientre, ¿entendiste? Ahora seguí mamando, y no te quejes. Hoy voy a vaciarte los ovarios de mi leche de macho, para que tu puto marido se vuelva bien cornudo y mantenga a mi cría.

 

   

Siempre anhelé dejarla embarazada; me excitaba la idea de marcar a esa familia de forma tan íntima con mi semen. El pobre Joaquín observaba con gran fascinación, como si olvidara el morbo de que yo le diese leche, concentrado en cómo yo iba a crear un hermanito o hermanita para él.

 

La morbosidad de la situación se me estaba yendo de las manos. Me moría de ganas de acostarme con los tres. Lástima que Preciosa era demasiado pequeña, si no, ya le habría penetrado su diminuto útero.

 

D: Me muero por hacerte un hijo, Xime. Te mereces que te llene la vagina de bebés por puta… Mira esas tetas rebosantes de leche que tienes. Joqui, ¿me ayudas a hacerle un bebé a mamita? ¿Sabes cómo se hacen los bebés?

 

El pequeño Joaqui sonrió con esa mirada de putito que tanto me excitaba. La fascinación en sus ojos era palpable.

 

J: ¿Cómo, tío? ¿A hacerle un bebé a mami? ¿Yo puedo hacerle cositas a mami?

 

D: Claro que sí, mi príncipe. Sos un hombrecito grande, y sos muy putito, te gusta darle placer a tu mami, ¿verdad? Vos y tu hermana pueden ayudarme a hacer un bebé. Así la llenamos de lechita, como te gusta a vos.

 

Ximena, que seguía sosteniendo a la bebé en un regazo y a Joaquín con el otro, me miró con un brillo de perversión en sus ojos.

 

X: Mmm, ¿y cómo me van a ayudar? ¿Van a chupar la concha de mami para que esté bien mojada para vos, Damián?

 

D: Eso es lo primero, trolita. Tu concha debe estar abierta y lista para mi leche. Y quién mejor que tus hijos para prepararla. El pequeño Joaquín ya sabe cómo usar esa lengüita pervertida que tiene.

 

Joaquín, al escuchar la propuesta, soltó el pezón de su madre con la cara llena de leche y se relamió los labios.

 

J: ¡Sííí, tío, yo quiero chupar la concha de mami! Hace mucho que no la chupo. Y quiero chupar la de mi hermanita también, ¿puedo?

 

La pequeña Preciosa, al escuchar la conmoción, soltó mi glande y giró la cabeza, mirando a su hermano con curiosidad infantil.

 

D: Dale, bebé. Mostrale a tu hermanito lo puta que sos, para que él te mime. Pero andá despacio, que tu conchita es nueva. Y vos, Joaqui, a ver si le mostrás a mami y a tu hermanita lo bien que sabés usar esa boquita de putito.

 

Ximena se acomodó en la cama, abriendo ligeramente sus piernas. El camisón se deslizó, revelando su enorme concha, húmeda y rosada, con el vello púbico oscuro y mojado. El olor a sexo, leche materna y suciedad infantil inundó el ambiente.

 

X: Mmm, acá está la concha de mami, lista para sus angelitos. ¿Quién va a ser el primero en lamerla?

 

Joaquín, sin pensarlo dos veces, se arrodilló entre las piernas de su madre. Primero, con una mano, apartó con suavidad el pañal de la pequeña Preciosa, que estaba sentada junto a él, aún balbuceando. La diminuta conchita de la bebé, rosada y sin vello, quedó expuesta. El niño la olió con la curiosidad de un cachorro.

 

.J: Mmm, huele a pipí de Preciosa. ¡Huele delicioso!

 

Joaquín, demostrando la práctica adquirida con su madre, comenzó a lamer a su hermanita, realizando un excelente sexo oral. Yo me acerqué a Ximena, la besé apasionadamente mientras le apretaba los senos lactantes. Mi pene quedó junto al rostro de «Preciosa», quien, con la curiosidad propia de un bebé, lo manoseó inmediatamente. La dejé jugar un momento, pero luego bajé un poco más y volví a apuntar mi erección al trasero de Joaquín.

 

D: Vamos a chupar juntos a tu hermanita y a tu mamá, mientras te sigo rompiendo el culo así en cuatro. ¿Dale?

 

Joaquín, con su cara manchada de leche y su propia saliva, giró su cabecita hacia la concha de su madre, ignorando por un momento la de su hermanita. La visión de su madre, expuesta y gimiendo, era un nuevo estímulo. Empezó a lamer con fervor los labios húmedos de Ximena.

 

J: Mmm, mami, qué rica tu concha… Huele a leche, a pito del tío y a vos… ¡Me encanta, mami, dame más! —Dijo, metiendo la nariz y la lengua en el vello púbico oscuro, jadeando mientras saboreaba el néctar de su madre.

 

Ximena soltó un gemido gutural, arqueando la espalda, mientras yo aprovechaba para lamer los pezones de la pequeña Preciosa, que seguía jugueteando con mi pene, mirándonos a todos con sus grandes ojos de bebé.

 

D: Mmm, qué buen putito me salió tu hijo, Xime. Te la está dejando bien mojadita, justo para que el tío te la rompa y te preñe. Mirá cómo la lame, como si fuera un helado. —Me giré hacia Joaqui y lo agarré del pelo, guiando su boca hacia la entrada de la vagina de su madre. —Dale, mi rey, mostrale a mami cómo sabés chupar. Meté la lengua hasta el fondo, que sienta que su putito la ama.

 

X: ¡Ahhh, sííí, mi bebé, chupame toda la concha! ¡Tu lengua es mi juguete favorito, sentila cómo me moja! —Ximena gemía, empujando su pelvis hacia la boca de Joaquín, mientras con la otra mano manoseaba el pequeño cuerpo de Preciosa, que estaba entre sus piernas.

 

X: Mirá, mi amor, mirá cómo tu hermano chupa a mami… vos también vas a chupar la concha de mami y la pija del tío, ¿verdad? Sos una putita golosa como tu hermano y yo. —Le dijo a la bebé, con voz lasciva, dándole un beso ruidoso en la boca y luego lamiendo su cuello, justo en el pliegue que la hacía oler a bebé y leche.

 

Yo volví a posicionarme detrás de Joaquín. Agarré su culito regordete y lo puse en cuatro sobre la cama, de espaldas a mí, con su cara aún cerca de la concha de su madre, que él lamía con avidez. La pequeña Preciosa estaba a un lado, todavía sujetando mi pene con su mano diminuta.

 

D: Ahora sí, mi putito. El tío te va a dar el postre. Seguí chupando a mami, que yo te voy a llenar ese culito de pija. Y que tu hermana nos mire a todos.

 

Mi verga se hundió en el ano de Joaquín con un ¡Clack! húmedo y fuerte, justo cuando Ximena gritaba de placer por el profundo cunnilingus de su hijo. Mientras penetraba al niño, con mi mano libre, introduje un dedo en el pequeño ano de Preciosa.

 

J: ¡Ahhh, tíooo, sííí! ¡Dale, más fuerte, rompeme el orto mientras chupo a mami! ¡Me gusta la pija en el culo y la concha en la boca! —El pequeño chillaba, su voz se ahogaba entre gemidos, el sabor de su madre y la penetración brutal.

 

La bebé, sintiendo el dedo en su ano, soltó un pequeño quejido y apretó mi pene con su mano, mirando hacia abajo con curiosidad.

 

X: ¡Dale, Damián, rompelo! ¡Hacelo gritar, ese putito se lo merece! ¡Y yo merezco tu pija en mi concha, ahora! ¡Te la quiero adentro, Damián, meteme tu verga, llename de tu leche, ¡HACEME UN HIJO! ¡Quiero un bebé tuyo, ahora, acá, mirá cómo estoy de puta por vos!

 

Ximena, en un arrebato de lujuria, apartó la cabeza de su hijo, se levantó un poco y me agarró del torso, sus ojos de puta fijos en los míos, la urgencia de ser preñada por mi semen era palpable. Me abrazó, su pecho sudado contra mi espalda. Su concha abierta estaba a centímetros de mi cadera, rogando por mi verga.

 

D: ¡Mmm, eso, trolita! Mirá cómo me calienta que me pidas un hijo. Pero a tu putito le gusta que le termine en el culo. Y a tu bebé le gusta mi dedo. ¡Y después te cojo sin parar, hasta que te deje bien preñada de mi semen! —Le dije, clavando mi verga hasta el fondo en Joaquín, que gimió de placer sucio.

 

Ximena se arrodilló entre mis piernas y las de su hijo. Agarró mi pene, que seguía en el ano de Joaquín, y comenzó a besarlo y lamerlo desde la base, mezclando la suciedad del niño con su propia saliva.

 

X: ¡Me da igual, Damián, usame a mí, usá a mi hijo, usá a mi bebé, pero dame tu semen! ¡Quiero tu bebé, quiero tu asqueroso semen dentro de mí! ¡Ya no puedo más, haceme un hijo, Haceme un hijo! —Gritó Ximena, con los ojos llenos de lágrimas de deseo, golpeando mi pierna con la mano libre, suplicando por la penetración final que deseaba.

¡Mmm, así, trolita! ¡Qué bien que me chupás la base de la verga mientras le doy a tu putito! —Le dije a Ximena, mis caderas machacando la espalda de Joaquín, mientras sentía la lengua de Xime lamiendo mis testículos y el tronco de mi chota justo en la entrada de su ano. —¡Me encanta el sabor a mierda de tu hijo en tu boca, puta! ¡Seguí tragando!

 

Ximena, con la cara manchada de precum y el olor a orto de su hijo, gemía, sin soltar mis bolas. Su lengua se movía experta, estimulando mi verga justo donde nacía, mientras yo la hundía en el ano de Joaquín.

 

X: ¡Sííí, Damián, me vuelve loca tu verga sucia! ¡Quiero tu leche y la mierda de mi hijo! ¡Dale más, más fuerte, rompelo! —Su voz era un jadeo ronco de puta desenfrenada.

 

Me moví con brutalidad. Saqué la pija del ano de Joaquín, manchada de precum y el hedor dulce de su trasero. Ximena, sin asco, la atrapó a mitad de camino, succionando con fervor, lamiendo la punta con la avidez de una perra.

 

D: ¡Limpiámela bien, trolita! ¡Tu hijo la ensucia con su culo y vos tenés que dejarla como nueva para que yo te la meta y te preñe!

 

Mientras Ximena me peteaba el tronco con la boca, volví a clavársela a Joaquín, que chilló de placer y dolor, sintiendo el impulso renovado de mi embestida. Al mismo tiempo, tomé a la pequeña Preciosa de un año. La apoyé suavemente, boca abajo, sobre la espalda sudada de su hermano Joaquín, que estaba en cuatro. Su pequeño cuerpo desnudo se movía al ritmo de mi penetración.

 

D: Mirá, Preciosa, el tío le está rompiendo el culito a tu hermanito. —Le dije a la bebé, con mi cara cerca de la suya. Su inocente mirada de un año no entendía nada, solo sentía el movimiento.

 

Me incliné, mi cara cerca de la de la bebé. Ella estaba justo sobre las nalgas de su hermano, que se tensaban y relajaban con cada embestida. Bajé un poco más, mi lengua se dirigió a su diminuta concha rosada, que olía a leche y pis.

 

D: Mmm, qué rica estás, mi sobrina. ¿Te gusta que el tío te toque la conchita mientras garcha a tu hermano? —Le susurré, y luego mi lengua se movió de su concha a su pequeño culito, que aún tenía restos de pañal. Lamiendo su ano minúsculo con lentitud.

 

La bebé, sintiendo mi lengua, soltó un gritito agudo, balbuceando, y estiró su manito para agarrar mi barba.

 

J: ¡Ahhh, tíoo, no pares! ¡Dame tu pija hasta el fondo, que me duela rico! ¡Mamá, chupale más fuerte, que le duela al tío! —Joaquín chillaba, con la cara hundida en la cama, suplicando por más.

 

X: ¡Mmm, mi hijo lo pide, Damián! ¡Dale, rompelo! ¡Mirá, mi bebé se está excitando con tu verga y el culo de su hermano! —Gritó Ximena, su cabeza moviéndose desesperada entre mis piernas, su lengua lamiendo mis bolas y succionando la base de mi pija justo en la entrada del ano de Joaquín.

 

Clavé mi verga con una embestida brutal en el culo de Joaquín, haciendo que su cuerpo saltara y la pequeña Preciosa rebotara sobre su espalda. Al mismo tiempo, mi lengua se movió de la concha de Preciosa a su pequeña boca, dándole un beso húmedo y sucio, lleno de mis fluidos y los suyos.

 

D: Mmm, tenés el sabor de la lengua del tío, ¿te gusta? —La bebé me miró con sus ojos grandes e inocentes.

 

X: ¡Mirá, Damián, tu sobrina! ¡Está jugando con vos mientras le comés la concha y le metés el dedo en el culo! ¡Me vas a preñar, te lo juro! ¡Te voy a rogar hasta que me llenes de tu semen! —Gritó Ximena, suplicando, su cabeza moviéndose desesperada en mi verga, que salía y entraba del culo de su hijo.

 

D: ¡Eso, puta, gritá! ¡Que tu hijo y tu bebé escuchen cómo su madre ruega por mi semen! —Aceleré las embestidas en Joaquín, sintiendo la humedad caliente de su ano. Retiré mi lengua de la boca de la bebé, y la volví a clavar en su conchita, justeando su culito con mis labios, justo cuando mi pija golpeaba el intestino de Joaquín.

 

J: ¡Ahhh, gggghhh, mami, me está rompiendo! ¡Me estoy mojando, voy a hacer pis, tío! —Joaquín lloraba de placer sucio.

 

D: ¡Meá la cama, putito! ¡El tío te va a castigar dándote más pija! Y vos, Xime, seguí limpiando mi verga con tu boca, ¡que tu hijo la ensucia con su culo! —Hice una pausa, dejando mi pija al fondo de Joaquín. Agarré la cabeza de Ximena, que tenía mi verga a medio camino. —Si querés mi semen, tenés que tragar la mierda de tu hijo, ¡dale, puta!

 

Ximena, sin asco, pasó su lengua por la punta de mi chota, lamiendo la suciedad.

 

X: ¡Mmm, qué rico! ¡Sabe a mi bebé! ¡Ya no puedo más, Damián, dame tu leche! ¡Haceme un hijo!

 

D: Te la voy a dar, trolita, pero primero mi putito tiene que sentir la descarga hasta el fondo de su culito. Y tu bebé tiene que saborear la lengua del tío. —Moví mi lengua de la concha de Preciosa a su boquita, buscando su chupete.

 

La bebé, con mis fluidos y los suyos en su boca, succionó mi lengua.

 

J: ¡Mami, yo quiero la leche! ¡Dame la leche! ¡No me la metas en el culo, dame la boca!

 

D: No, mi rey. Hoy te toca postre en el culo. ¡Y mirá cómo tu mamá me la chupa, con el gusto de tu orto en la boca! —En un último arrebato de placer, sentí que me venía. Clavé mi verga hasta el fondo del ano de Joaquín, apretando mis nalgas y vaciando mi leche en su intestino. Un gruñido de placer salió de mi garganta.

 

Joaquín gritó de dolor y éxtasis, sintiendo la eyaculación caliente en su vientre. La pequeña Preciosa, sobre su espalda, soltó un lloriqueo al sentir la sacudida final.

 

J: ¡Gggghhhh! ¡La leche del tío! ¡Me llenó todo! —Chilló, con los ojos vidriosos y la cara contorsionada por el placer.

 

Ximena, al sentir el pulso de mi eyaculación, se apresuró a lamer y succionar la base de mi pija, buscando atrapar cualquier gota de semen que se escurriera, sin importarle que estuviera manchada con los fluidos de su hijo.

 

X: ¡Ahhh, mi leche! ¡Mi bebé se llenó de tu semen! ¡Ahora dame a mí, Damián, llename a mí! —Suplicó, con la voz rota y desesperada.

 

Saqué mi pija del ano de Joaquín, dejando su ano abierto y chorreando. El niño quedó boca abajo, jadeando, con su sobrina aún sobre su espalda. Mi verga, ahora flácida, goteaba sobre la cama. Retiré a Preciosa de la espalda de su hermano.

 

D: Mirá cómo quedó tu putito, lleno de la leche del tío. Ahora, vos sos la que sigue. Hoy te vas con un bebé en la panza. — Me senté en la cama y, sujetando a Xime por el cabello, la obligué a limpiarme la verga con la lengua, llevándose los restos del culo de Joaquín mezclados con mi semen.

 

Ximena se levantó y me agarró la verga flácida, que chorreaba semen, para limpiarla con su boca una vez más. Yo me levanté, sujetando a la pequeña Preciosa, que aún balbuceaba, con mi brazo. La bebé me miraba con sus grandes ojos, manchados con mi baba.

 

D: A ver a mi ninfa… Mirá cómo te gusta el tío, ¿verdad, bebé? —La acerqué a mi cara y le di un beso ruidoso en la boca, buscando su pequeña lengua. Su sabor a leche y bebé me excitó aún más. —Mmm, qué boquita más rica…

 

Preciosa se rió, estirando su manito y agarrando mi nariz, su boquita se abrió para succionar mi lengua, como si fuera un chupete.

 

J: ¡Tío, yo también quiero besos! ¡Dame lengua, a mí también me gusta tu lengua sucia! —chilló Joaquín, levantándose a medias, su culito abierto y sucio, rogando por más atención.

 

D: Dale, mi príncipe, que tu hermanita no te robe todo el cariño. —Acerqué a Joaquín a mi cara, aún con Preciosa en brazos. Le di un beso de lengua profundo, sintiendo su sabor a mi semen, a la leche de su madre y a suciedad infantil.

 

J: ¡Ahhh, qué rico, tío! ¡Me encanta tu lengua! ¡Besame más!

 

Mientras me besaba con fervor, sentí la mano de Ximena en mi cadera, agarrando mi verga, que ya se volvía a endurecer, a pesar de haber eyaculado hacía un momento.

 

X: Dale, Damián, tu verga está de nuevo dura, como me gusta. Yo me encargo de esto. —Dijo Ximena, poniéndose de rodillas para empezar a petear mi polla, limpiando con su boca los restos de semen y la suciedad del ano de su hijo.

 

Aproveché el momento. Con mi verga ocupada en la boca de Ximena y Preciosa en mi otro brazo, me incliné sobre Joaquín, que se había puesto en cuatro, ofreciéndome su trasero. Su culito estaba aún chorreando mi leche.

 

D: Mmm, a ver ese culito de putito goloso… ¿Qué te hizo el tío, mi rey? —Acerqué mi boca a su ano abierto y rojo, y empecé a lamer con avidez, succionando mi propio semen y la suciedad dulce de su intestino.

 

J: ¡Ahhh, tíooo, sííí, qué ricoooo! ¡Chupá mi culito, mami lo ensució con tu semen! —Joaquín se retorció de placer, gimiendo en mi boca.

 

Mientras lamía el ano de Joaquín, acerqué a la pequeña Preciosa, que seguía en mi brazo, al trasero de su hermano. Su pequeña concha, aún con olor a pis, quedó a mi alcance.

 

D: Y a mi ninfa, ¿también le gusta que el tío le lama la conchita y la colita? —Moví mi lengua del ano de Joaquín a la diminuta concha de la bebé, y luego a su ano minúsculo, que aún olía a pañal.

 

Preciosa soltó un balbuceo de placer, agarrando mi barba con su manita, sintiendo mi lengua en sus partes íntimas.

 

X: ¡Mmm, Damián, qué puto que sos! ¡Chupale la mierda a mi hijo y la concha a mi bebé mientras te la chupo! ¡Me vuelve loca tu morbo! —Gimió Ximena, su cabeza subiendo y bajando en mi verga con más intensidad.

 

D: Eso, trolita. ¡Ahora vení a que te coja! —Saqué mi boca del trasero de Joaquín y la concha de Preciosa. Agarré a Ximena del cabello y la obligué a levantarse, soltando mi verga de su boca. Mi polla estaba de nuevo en todo su esplendor.

 

D: ¡Sentate acá, puta! ¡Sentí cómo te rompo la concha y te hago un hijo! —La agarré de las caderas y la obligué a sentarse sobre mi verga.

 

Ximena soltó un grito de placer al sentir la penetración. Mi polla entró en su concha caliente y mojada, llena de los fluidos de la mañana. Se sentó sobre mí, cabalgando mi verga con desesperación, sus tetas lecheras moviéndose al ritmo de sus embestidas.

 

X: ¡Ahhh, Damián, sííí! ¡Metela toda, llename de tu leche, ¡HACEME UN HIJO! —Gritó, su voz rota por el éxtasis.

 

Joaquín, al vernos, se excitó aún más. Se arrastró hasta la base de mi cuerpo y empezó a lamer la unión de mi cadera con la concha de su madre, buscando atrapar la baba y el lubricante. La pequeña Preciosa, aún en mis brazos, nos miraba con una fascinación inocente, balbuceando, su pequeño cuerpo rebotando con el movimiento de su madre. Era la imagen final de nuestra depravación.

 

La excitación se intensificó con el olor de Joaquín, el cuerpo bañado en baba, leche y fluidos de Preciosa. Mi cuñada, desatada, suplicaba por semen en su útero, lo que me encendió de nuevo. La concha húmeda de Xime se ajustó inmediatamente a mi polla. Comenzó a moverse a un ritmo ardiente, soltando comentarios lascivos sobre sus propios hijos, mientras permitía ser vista en su estado de perra sumisa, dispuesta a entregar a sus crías para que fueran abusadas.

 

La montada de Ximena sobre mi verga se volvió un torbellino de carne y lujuria, sus súplicas de ser preñada resonando en la habitación. Agarré a Preciosa, que rebotaba en mis brazos, y la acerqué a mi boca. Le di un beso profundo, buscando su pequeña lengua, saboreando la mezcla de leche, baba y mis fluidos.

 

D: Mmm, qué boquita de ninfa… Y tu hermanito también quiere.

 

Acerqué a Joaquín, que seguía lamiendo la unión de mi cadera con la concha de su madre. Le comí la boca con la misma intensidad, sintiendo el sabor a mi semen y la humedad de su madre.

 

D: Mirá cómo nos chupamos con tu mamá, mi putito. ¿Querés que el tío te mime otra vez?

 

Ximena gimió, apretando mi cintura con sus piernas, su vagina caliente exprimiendo mi polla.

 

X: Sííí, Damián, usalos. Abusá de los hijos del cornudo, que sientan cómo son dos putitas que nacieron para buscar semen. ¡Mirá cómo me moja la concha que les hagas esas cosas!

 

Con Preciosa en mi brazo, me incliné sobre Joaquín. Él ya estaba desnudo, por lo que su orto manchado de mi leche estaba completamente expuesto.

 

D: A ver ese culito… ¡qué goloso! Huele a mi semen, a tu puta madre…

 

Acerqué mi boca y empecé a lamer su ano con avidez, succionando los restos de mi eyaculación y la suciedad infantil. Joaquín chilló, arqueándose de placer sobre el regazo de su madre.

 

J: ¡Ahhh, tíooo, sííí! ¡Chupá mi culito, chupalo todo!

 

Mientras tanto, mi lengua se movió de su ano a la pequeña vagina de Preciosa. Lamiendo su diminuta vulva, notando el aroma a pis de bebé y leche.

 

D: Y mi ninfa… ¿te gusta que el tío te toque con la lengua? Mirá cómo te gusta sentir la lengua sucia del tío en tu conchita…

 

La bebé balbuceó, su pequeño cuerpo temblaba con mis lamidas. Ximena, que seguía cabalgando mi verga con desesperación, aceleró el ritmo.

 

X: ¡Mmm, eso, Damián! ¡Chupales todo! ¡Abusá de estos putitos!

 

Me levanté un poco, dejando el trasero de Joaquín y la vagina de Preciosa. Ximena no paraba de moverse. Agarré a Joaquín por la cara, obligándolo a mirarme.

 

D: A ver, mi príncipe. ¿Te gustaría que el tío te chupe el pito? Te lo voy a chupar hasta que nos mees.

 

J: ¡Sííí, tíoo, sííí! ¡Chupame el pito, que me voy a hacer pis de ganas! ¡Quiero mearte la cara!

 

Ximena, al escuchar a su hijo, me miró con una sonrisa lasciva.

 

X: Dale, Damián, dejá que te mee. Mirá cómo le gusta a mi putito.

 

Me senté más, permitiendo que Ximena siguiera cabalgando, y agarré la polla de Joaquín. Era pequeña, suave, ya erecta por la excitación. La llevé a mi boca y empecé a succionarla con fuerza, mi lengua girando alrededor de su glande.

 

D: Mmm, qué rico pito de putito. Sabés que tenés que darle tu meo al tío, ¿verdad? Te voy a dejar la chota bien limpia para que me la mees.

 

Joaquín jadeó, su respiración agitada. La excitación en su cara era máxima.

 

J: ¡Ahhh, tíooo, no pares! ¡Me voy a hacer pipí!

 

D: Dale, mi rey, meame la boca. Meá al tío, que te ama.

 

Joaquín, sin control, se mojó. Un chorro caliente y cristalino de pis salió de su polla directamente a mi boca. Lo tragué con avidez, mezclando el sabor a orina infantil con el resto de fluidos.

 

D: ¡Mmm, qué rico meo de putito! ¡Sos un trolito bien sucio, mi rey!

 

Al mismo tiempo, acerqué a la pequeña Preciosa, que seguía en mi brazo, y dirigí el chorro final de pis de Joaquín hacia su cara.

 

D: Mirá, Preciosa. Tu hermanito te da su meo para que te lo tomes. ¡Sos una putita como tu mamá, que toma la mierda y el meo!

 

La bebé balbuceó, el pis de su hermano goteando por su carita. Joaquín, al vernos, se sintió extasiado.

 

J: ¡Mami, la meé! ¡Meé a mi hermanita y al tío!

 

X: Eso, mi amor. Son mis putitos meones. Me encantan. Amo que huelan a meo

Ximena, sin parar de cabalgar, agarró a su hijo del brazo y lo acercó a su pecho.

 

X: Ahora, vengan acá, mis dos angelitos. Es hora de un postre familiar.

 

Joaquín, con la cara empapada, se lanzó sobre el pecho de su madre, prendiéndose de su teta derecha con una avidez animal, succionando con fuerza. Ximena me miró con lascivia.

 

X: Dale, Damián. Vos también. Y a la bebé le toca la otra.

 

Ximena se acomodó la bebé en el otro pecho y yo, sin dudar, me incliné. Mi boca se cerró sobre su teta izquierda, que chorreaba leche, mientras mi verga la penetraba por su vagina. Ximena nos tenía a sus dos hijos y a mí, su cuñado, mamando de sus pechos.

 

D: Mmm, qué rica leche, mami. Sabe a pija y a meo de putito.

 

X: ¡Sííí, Damián, tomá toda la leche! ¡Y sentí cómo te cojo mientras mis hijos me chupan! ¡Somos una familia de putasque adora el semen!

 

Ximena aceleró el ritmo de la cabalgata, mientras los tres succionábamos de sus pechos lecheros. La escena era la cúspide de la depravación. El sabor de la leche, la estimulación de su vagina en mi polla, y la presencia de sus dos hijos, uno de ellos recién meado por el otro, hacía que mi excitación se disparara de nuevo, a pesar de haber eyaculado hacía poco.

D: ¡Eso, trolita! ¡Mirá cómo te calienta que te coja mientras mis dos putitas maman de tus tetas! ¡Hoy sí te voy a llenar la concha de mi leche, te voy a hacer un hijo! —Agarré a Ximena por la cintura, clavando mis dedos en su carne, y comencé a embestir con una ferocidad bestial, acelerando el ritmo de la cópula.

 

Ximena soltó un grito que se ahogó en el gemido de placer, su cuerpo se sacudía con mis penetraciones, mientras sus hijos seguían succionando.

 

X: ¡Sííí, Damián, rompeme la concha! ¡Acabame adentro, quiero tu semen, quiero un bebé tuyo! ¡Soy tu puta, usame!

 

Joaquín, al sentir el temblor de su madre y el sonido grosero de la carne chocando, soltó el pezón por un instante y chilló de excitación.

 

J: ¡Dale, tío, haceme un hermanito! ¡Llená a mami de leche!

 

D: ¡Tu deseo es una orden, mi putita! ¡Mirá cómo voy a preñar a tu madre! —Clavé mis caderas contra ella con un golpe seco, sintiendo que la eyaculación era inminente. El placer era insoportable. —¡Te voy a llenar el útero, puta!

 

En un último y brutal empuje, mi cuerpo se tensó. Grité, sintiendo cómo mi semen caliente y denso se disparaba en oleadas profundas dentro de su vagina, llenando su vientre con mi semilla. El gemido de Ximena se convirtió en un aullido de éxtasis y triunfo, apretando mi polla hasta el fondo.

 

X: ¡Ahhhhhh, sííííííí! ¡Tu leche, Damián! ¡Me llenaste, me llenaste, ¡VOY A TENER UN BEBÉ TUYO! —Gritó, su voz desgarrada por la lujuria, mientras se aferraba a mi cuerpo, sin querer soltar mi polla flácida.

 

La pequeña Preciosa se asustó con el grito y el movimiento, soltando el pezón y comenzando a lloriquear. Ximena la consoló, sin dejar de moverse sobre mí, su concha caliente exprimiendo los restos de mi eyaculación.

 

D: Mmm, eso, trolita. Ya estás preñada. Ahora mi semen te marca. Y mirá cómo tus putitas maman la leche de una madre que acaba de ser preñada por el tío.

 

Joaquín, con la cara manchada de leche, miró la entrepierna de su madre con fascinación.

 

J: ¡La leche del tío está adentro de mami! ¡Voy a tener un hermanito!

 

D: Sí, mi rey. Y vos vas a ser el primero en enseñarle a chupar la pija del tío. —Le dije, sonriendo, mientras Ximena se reacomodaba sobre mí, su concha aún goteando mi semen.

 

X: ¡Ahora te toca a vos, mi putita! —Ximena se levantó, su concha abierta y chorreando. Me agarró la polla flácida y se la puso en la boca a Joaquín. —Chupá bien la pija que acaba de preñar a mami, chupá el semen de tu hermanito.

 

Joaquín, sin dudar, se prendió a mi polla, limpiando con su lengua los restos de mi semen y los fluidos de su madre, en la cúspide de nuestra depravación familiar.

D: Ahora dame a Preciosa, Xime, que quiero chuparle la conchita y el culito un poco más, para que sepa lo que le espera de grande. —Le quité la bebé, que me miró con sus ojos grandes. Joaquín, mi putito, estaba arrodillado junto a ella, su pequeña boca ocupada en la tarea, succionándole la verga flácida a su tío con el entusiasmo que ya le era natural.

 

Ximena, que estaba sentada a mi lado con la respiración agitada, limpiándose la boca con el dorso de la mano, me miró con una mezcla de pánico y excitación. Joaquín siguió con lo suyo, sus ojos fijos en mi pene, un hilillo de saliva y mi propio semen goteando de su barbilla.

 

X: ¡Ay, Damián! ¿En serio creés que me dejaste preñada? ¡Mirá si el cornudo se da cuenta! ¿Cómo le explico otro embarazo? Pero… mmm… si fuera otro varón… otro putito como Joaqui… ¡sería increíble! O una nena igual de puta que yo…

 

D: Shhh, trolita. No te preocupes. Si quedás, le decimos que el pobre infeliz tiene la suerte de ser fértil. Además, mirá lo que acabamos de hacer, ¿creés que a mí me importa? Me encanta la idea de un hijo mío que nazca sabiendo que su verga es para mí. —Me incliné sobre la bebé, mi lengua se dirigió a su diminuta vagina, lamiendo con suavidad la inocente vulva. —Mmm, qué rica conchita de ninfa… me mata el olor a tu conchita.

 

J: ¡Tío, dame a mi hermanita, yo también quiero chupar su culito!! —chilló Joaquín, su cara manchada con la leche de su madre, apartándose de mi verga flácida solo para pedir a su hermana.

 

D: Tranquilo, mi putito. Ahora le toca al tío. Y a vos te toca mirar, para que aprendas cómo el tío trata a las putitas de la familia. Aunque si querés, podés seguir jugando con la pija de tu tío. —Señalé mi verga, y Joaqui sonrió, volviendo a su tarea con la misma avidez.

 

Mi lengua se movió de la conchita de Preciosa a su minúsculo ano, lamiendo los pliegues con suavidad. La bebé balbuceó, su cuerpo temblaba con mis caricias obscenas.

 

X: Ay, Damián, sos lo más asqueroso que conozco y por eso te amo. Me encanta cómo abusás de mis hijos. Me vuelve loca verte. Con tal de que me sigas cogiendo, te voy a seguir regalando a mis crías. Mi Joaqui es tu putito, y sabés que la virginidad de Preciosa es para vos, mi amor. Te la guardo para cuando crezca, para que la garches sin piedad, como me garches a mí. Hacelos tuyos, llenalos de tu semen. Sos el macho de esta familia.

 

D: Obvio que sí, trolita. Sabés que voy a cogerlos siempre. A vos, a tu putito de siete años, y a tu ninfa. Y si estás embarazada, preparate, porque voy a hacer desastres con el nuevo bebé. Va a ser el putito más pervertido de todos, criado para amar la pija de su tío… de su tío papá.

 

Me enderecé un poco, dejando la pequeña concha de Preciosa y su culito, y miré a la bebé directamente a sus grandes ojos inocentes.

 

D: Yo te amo, mi ninfa. Sos la putita más linda del tío. Y cuando seas más grande, no te preocupes, vas a ser mi noviecita. El tío te va a coger como nadie, mi amor. Tu conchita es mía, y tu culito también.

 

Luego giré mi cabeza y miré a Ximena, que observaba la escena con una fascinación lasciva, su hijo absorto en mi pene flácido.

 

D: Y vos, trolita, lo escuchaste bien. Un día de estos, cuando esta hermosura crezca, voy a dejar embarazada a tu hija. Y vas a ver cómo mi semen marca a toda tu puta familia, una y otra vez. 

 

X: ¡Jajajajajajajaja! ¡Sos un enfermo, Damián! Me encanta ese pensamiento. ¿Te imaginás a la pequeña Preciosa embarazada de su tío? ¡Sería el colmo de nuestra perversión! Me excita la idea de que mis hijos lleven tu sangre, mi amor. Te lo juro, por estos dos angelitos, que voy a hacer todo lo que me pidas para que se cumpla.

 

Joaquín, sin soltar mi verga, levantó la cabeza, su boquita llena de saliva y aroma a chota.

 

J: ¡Sííí, tío, que mi hermanita tenga un bebé tuyo! ¡Yo la voy a cuidar! ¡Y le voy a chupar la pija al bebé, como le chupo a vos!

 

D: ¿Ves, Xime? Tu hijo ya tiene planes. Es un putito con visión de futuro. —Me reí con malicia, sintiendo la pequeña mano de Preciosa en mi barba, su mirada inocente en mis ojos. 

 

  Ese dia hubo mucho sexo, acabe adentro de Ximena otra vez, cogi mucho al putito de joaquin. 

 

Ese día hubo mucho sexo, acabé adentro de Ximena otra vez, cogí mucho al putito de Joaquín. De hecho, el pequeño príncipe llegó a almorzar sentado en la mesa con mi pija aún en su ano, un acto de sumisión y morbo que Ximena disfrutaba exhibir. Mientras él comía, yo masajeaba su espalda y la pequeña Preciosa, sentada en mi regazo, jugaba con mis dedos. Preciosa, con quien, como puse en otros relatos, tengo una conexión muy especial, se reía con esa risa de ninfa al sentir mis manos en su diminuta conchita. La perversión nos había unido en una espiral familiar de semen, leche materna y asco delicioso. Me fui de la casa sabiendo que ese morbo compartido era la prueba del amor prohibido que sentíamos. Un pacto silencioso donde mi semen era la tinta con la que escribíamos nuestra historia más sucia y hermosa.

 

Poco tiempo después, Ximena quedó embarazada. Fue una nena a la que llamaron Magdalena, pero todos le decían Magda. Crecí sabiendo que era una niña sexualmente muy especial, que llevaba el apellido del cornudo, pero que en el fondo amaba la pija de su verdadero papá. Pero esa, por supuesto, es otra historia.

 

Me encantaría conocer sus opiniones y experiencias. Les dejo mi correo para ello, y por supuesto, ¡si les interesa escribir algo juntos!  [email protected]

 

150 Lecturas/24 diciembre, 2025/0 Comentarios/por arcangel_perverso
Etiquetas: bisexual, hermana, hermanita, hermano, mayor, navidad, sexo, tio
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