Betelgeuse: Parte 2
Mi profesor de música me desvirga..
Pateaba duro el balón sobre la pared del traspatio amplio de la casa donde vivía, me acompañaba Leroy de dos años y medio, el hijo de la empleada Marie que venía del campo para ayudarle a mi madre a realizar los quehaceres domésticos, la mujer era muy joven, a mi madre no le parecía un inconveniente tenerla de empleada con un hijo a cuestas pues al ser su hijo le parecía adecuado que Leroy fuese de compañía en los juegos, en los paseos que dábamos en el parque, de las compras en el mercado.
De pronto que aparece mi madre, me indica que debo ir a mis clases de guitarra, Marie de inmediato me conduce al baño a darme una ducha refrescante, me enjabonaba con las indicaciones que ella me daba, Leroy quiso estar bañándose a mi lado, miré a los ojos de mi madre que ya había tomado la decisión de permitirle estar junto a mí en la ducha, brincábamos alegres al caer el agua de la regadera sobre nuestros cuerpos, dijo que me apresure pues ya era la hora de dejarme en casa de mi profesor de música, me vino el recuerdo de la última vez que estuve con él, recordaba lo que a escondidas hacía en mi cama, debajo de las sábanas deslizaba mis dedos por el culo y me introducía el dedo medio en la entrada de mi culito, era casi el del tamaño de grosor del dedo meñique, yo había hecho lo que mi profesor me indicaba desde la última vez que nos vimos, “no te olvide siempre de metértelo cuando nadie te vea”, “… de lo que hicimos nadie debe saberlo, tu madre menos”.
Suspiré y con mi toalla fui a mi habitación allí me secaba el cuerpo, algo de recelo me daba cuando me quitaba la trusa y me secaba mis partes íntimas estando el pequeño Leroy delante de mí, lo miraba y nos intercambiábamos sonrisas propias de dos infantes, me sentaba en el extremo de mi cama con mi verguita tiesa de lo que me estiraba con mi deditos, Leroy instintivamente se llevaba la mano a su entrepierna vestida y me imitaba en el momento que me estiraba la verguita pelada.
El ritual se interrumpía cuando entraba la empleada a terminar de vestirme, Leroy no dejaba de estirarse la verguita dentro de su short.
Mi madre me llevaba de la mano
- Vamos mi niño, el profesor espera, vamos.
- Si mamita, vamos.
Me despedía de Marie y Leroy agitando mis manitos muy alegre, ellos correspondían del mismo modo.
Como de costumbre el bus nos dejaba cerca de la casa del profesor, que por cierto estaba despidiendo a la amiga de mi madre y a su hijo.
- Hola amiga
- Monsieur le professeur
- Aquí traigo a Louis para sus clases de guitarra
- Bienvenidos
La amiga de mi madre mostraba un semblante de tristeza
- ¿Qué sucede?; preguntó mi madre
- ¡Una mala noticia!… nuestro apreciado profesor se va por una temporada al interior del país.
- ¡Qué lástima!; dijo mi madre con un dejo particular.
- Entiendo que pronto retornará a la ciudad… ¿verdad?
- Quizá… en corto tiempo, madame; lo dijo viéndome fijamente a la cara con su sonrisa característica.
- ¡Tanto así que ya los niños le tenían gran aprecio y cariño!
- ¿Verdad niños?; ambos cabizbajos asentimos.
Aquel hombre se arrodilló en nuestro delante poniendo cada una de sus manos en el hombro de Jules y en el mío, nos miraba fijamente a los ojos.
- Ellos saben que se ha trabajado mucho muy bien. ¿verdad mis pequeños?; asentimos.
- ¡Ustedes son lo mejor de clase!
- ¡ Merci professeur!; dijeron las dos mujeres como si fuese un coro angelical
- ¡Venga un abrazo!; sentimos la fuerza de sus brazos y la candente mejilla repartida de su rostro para cada una de las nuestras.
- ¡Ustedes me harán volver pronto!… ¡Son mi inspiración de seguir adelante!
Se podía notar la complacencia en el rostro de nuestras madres, si ellas supiesen.
- ¡Bueno, estimado profesor, me retiro!; dijo la amiga mi madre muy emocionada.
- Vamos Jules, despídete de tu profesor.
- ¡Hasta muy pronto estimado profesor!
- ¡Hasta muy pronto madame!
Del bolso, la amiga de mi madre extendió unos billetes hacia las manos del profesor
- ¡Pero Madame… Es más de lo acordado!… ¡Tenga el vuelto!
- ¡Por favor, quédeselo!
- ¡Es por lo bien que ha tratado a mi hijo en todas sus clases!
Mi madre no quiso quedarse atrás y le dio la misma cantidad de dinero.
- ¡Oh!… ¡sois muy gentiles!… ¡Gracias!
La señora se disponía a retirarse con su hijo pero mi madre la detuvo.
- ¡Espera amiga! Quiero ir contigo
- Profesor… vengo entonces a ver a Louis un poquito más tarde del tiempo previsto.
- Pues tengo que hacer unas diligencias administrativas con mi amiga… ¿Me acompañas, verdad?;
Su amiga asintió entusiasta igual que Jules, yo perfectamente sabía que eran compras las que mi madre realizaría y fruncí el ceño de niño mimado al no poder acompañarles.
- ¡No os preocupéis madame!… Si me lo permite… puedo personalmente llevarle a casa al niño.
- ¡Dedique con calma su tiempo!
- ¡Gracias estimado profesor!… ¡Vamos amiga!
Se despedían como siempre mutuamente agitábamos las manos, entramos a la casa de estudio musical, lo que me sorprendió que cerraban puertas por cada ambiente en el que me llevaba de la mano, me condujo hacia un lugar de la casa poco conocido por mi persona, apartada quedaba ya la sala de música, el profesor vio mi rostro de asombro.
- Es para estar seguros que nadie nos interrumpa.
- Louis, querido, nuestra última clase de temporada la haremos acá
- Sigamos, no temas
- Estaremos bien, por acá… ¡Ya lo verás!
- Tenemos todo el tiempo del mundo
Caminamos sobre una escalera que subimos pausadamente, nos detuvimos frente a una puerta con un buen acabado, no dejaba de soltarme la mano, vi que la abrió con una llave de siglo pasado aunque brillosa, entramos y me quedé parado viendo los alrededores de ese dormitorio original, no niego que una de mis características personal es quedarme boquiabierto cuando me encuentro de lo extraño y de lo original, y ese momento no era la excepción.
- Aquí estaremos bien de mejor manera para “practicar”
- Ven, Louis, siéntate.
- ¿Te gusta?;
Asentí aprobando pasando mis manitos de 7 años sobre la sábana de la cama donde estaba sentado
- Me complace que te guste.
- Anda, precioso… acuéstate.
- Eso… así… Louis… relájate
- Te ves bien así acostado… eres lindo Louis… muy lindo;
Me lo decía estando juntos acostados en la cama
- ¿Te gusta?… ¿verdad?;
Asentía respondiendo con mi mirada puesta en el deslizamiento de la sábana color rosa muy suave por ser de seda brillosa.
- La puse especialmente para este momento inolvidable… pour toi … belle Louis.
- Eres muy especial para mí, bello Louis.
- Pero dime Louis
- ¿Por qué no viniste el miércoles pasado?… ¡Te esperaba!
- Bueno…. Es que… vino una empleada a casa….y….
- Bueno querido Louis… no diga más… tu étais occupé… te entiendo, ven.
Me acerque y me dio un abrazo luego me besó las mejillas y la frente, unimos las narices haciendo que nos rocen por unos segundos, sentí el olor de su característico fino perfume, me acarició el pelo seguidamente sin perder su fijación de mirada en la mía, bajé el rostro en señal de recelo y él con su mano derecha tomó mi barbilla alzando mi rostro así nuestras miradas se cruzaban dándome a notar el sentir de seguridad.
- Tranquilo, mi pequeño… hoy, vas a aprender mucho… más de lo que imaginas
- Te va a gustar y siempre lo llevarás contigo esto que te voy a enseñar como un bonito recuerdo.
- ¡Mientras vivas!
- ¡Ya lo veras!… ven, observa… lindo Louis
Juntos deslizamos las cortinas por las amplias ventanas, se debilitaron los rayos de sol quedando la habitación con poca luz, vi que había un gran armario con amplio espejo en el que me invitaba a que vea mi figura infantil, nos abrazamos viéndonos en el espejo, se inclinó y unimos nuestras mejillas viendo al espejo.
- ¿Louis? ¿Me quieres?;
Lo dijo mirándome fijamente a los ojos, yo, de inmediato, asentí sin perder tiempo aún pegadas nuestras mejillas, mi profesor sonrió.
- ¿Me quieres… mucho… poquito?;
- Mucho… profesor; Je t’aime beaucoup mon cher professeur
Al escuchar eso me dio un beso en la mejilla…. creo que él ya lo esperaba de mí, sólo necesitaba confirmarlo con palabras muy sentidas salidas de mis labios.
- ¿Prometes en esta última clase de temporada dejarte llevar?; asentí.
- Bien, bien, Louis querido… ven… siéntate en la cama
- Mira…te va a gustar
Se arrodilló en mi delante acercando su rostro al mío rozándonos las narices, sonreímos viendo nuestras miradas
- Tu es vraiment un garçon très mignon
Luego su nariz pasó por mis mejillas, fue el sentir electrizante de su nariz y labios al pasar por mi cuello, el profesor y yo notamos cómo mi piel se ponía de gallina, sonrió, el profesor de música besaba repetidamente mis brazos luego yendo a manosear y besar mis piernas, lentamente me fue sacando mis sandalias y calcetines dejando mis pies descalzos los cuales besó repetidamente, se metió a su boca los dedos gordos de cada uno de mis pies, me dijo que los tenía muy lindos, luego con sus labios recorría la piel de mis piernas, su nariz se deslizaba sobre mi pantalón corto, se detuvo por un instante para oler la entrepierna, me dijo que olía rico, luego continuó hacia mi camisa besando mi pecho vestido, repitiendo que huelo rico, llegó a mi cuello a besarlo otra vez, besó mi barbilla, le dio un beso mordelón suave, vi su sonrisa a ojos cerrados, los abrió al estar delante de mi rostro, lentamente acercó sus labios a los míos, abrí mi boca para que su lengua penetre rozándome el paladar, sus dientes mordían suave mis labios y al decirme que cierre mis ojos sentí sus apasionados besos que lentamente hicieron que mi cuerpo lentamente se recueste en la cama, mientras nos besábamos sus manos acariciaban mis piernas y llegaban a mi pene vestido que lo manoseaba, su pelo caía en mi rostro, esa sutil forma de deslizarse de su pelo en mi frente y rostro nunca la olvidaré ni su sonrisa tampoco; lentamente fue poniéndose en pie delante mío que seguía acostado en su cama amplia, se manoseaba el pene vestido, su rostro cambió a una cierta relajación, yo también lo sentí en mi cuerpo, paradójicamente mi recelo se diluía en cada caricia y aparecía así mi deseo de estar bien, de querer más, creo que lo notaba mi profesor.
- Ven… Louis, acércate.; me tomó de los hombros viéndome al rostro.
- Mi lengua en tu boca te hará dar mejor voz, no olvides; yo asentí
- Ahora sigamos niño precioso… verás Louis… en el canto…. ¡Eh!;
- …existe algo que se llama amor… ¿Comprendes?
- El que canta hace del amor una caricia que llega a las personas… ¿Entiendes?
- Como si fuera un beso, un abrazo… ¿Entiendes Louis?
- Si… profesor… el amor se parece a cuando al cantar me acaricia mi mamá, mis abuelos, mis amigos, la empleada,… y…usted.
- ¡Exacto Louis!… ¡Exacto!… ¡Yo!… ¡Muy bien!… ¡ vous compris!
- ¡El amor que yo te doy!… ¡El que nos tenemos!
- ¡El amor que nos damos aquí y ahora en este momento!… ¡Bien pensado!
- ¡Muy bien… mi inteligente Louis! ¡Estoy orgulloso de ti!
El escuchar eso me motivó mucho
- Pero… hay un amor que debe ser secreto… como el de este momento…
- ¿Entiendes Louis?
Asentía sonriente mirándole al rostro fijo, mi voluntad le pertenecía.
- ¡Qué bueno que lo entiendas mi precioso!
- Verás, Louis, este amor nuestro que vamos a hacer es más inmenso que todo el mundo.
- Es único, es insuperable… ¡Es inconmensurable!… ¡Que no lo podemos medir!
- ¡Porque verás lo maravilloso que es!
- Pero para conseguirlo de tu parte Louis debes ser fuerte… muy fuerte y sobretodo muy valiente, recuerda… muy valiente, mi Louis querido.
- Este amor es de los dos… nada más que de los dos… ¿Entiendes Louis?.. ¿Lo entiendes Louis?
- Si… profesor… lo entiendo.
- Sé que es nuestro y es un secreto
- Que será bonito… que usted me lo va a enseñar
- ¡Correcto Louis!… ¡Además de que eres hermoso, eres muy inteligente!… ¡Bien dicho!
- ¡Perfecto Luis!.. ¿Qué más entendiste?
- Que yo debo hacer lo que usted me dice
- ¡Bien Louis!… ¡Muy bien mi pequeño!
- Sin reclamos… ni excusas… ¿Verdad Louis?
- Verdad Profesor… sin reclamos… sin excusas
- ¿Qué es lo que tu mami te dice siempre?
- Que le obedezca a usted en todo… profesor. Porque es para mi beneficio
- ¡Exacto Louis!… ¡Exacto!… ¡Para que seas feliz!… ¡très heureux!
- ¿Qué más Louis, qué más?
- Debo ser fuerte… muy fuerte
- Debo ser también muy valiente… muy valiente
- ¡Bien mi pequeño!… ¡Muy bien!
- Louis… te voy a enseñar algo nunca antes visto por ti
- Te va a gustar mi pequeño… ¡Verás que sí!
- ¡Empecemos… ahora!
Nos paramos enfrente del espejo, el profesor y yo nos mirábamos nuestras siluetas en esa semi oscura habitación, vi que me desabotonaba la camisa, que yo alzaba mis brazos para que se deslice la camisa hacia arriba, el profesor se acuclilló en mi delante desabotonando mi pantalón corto que se deslizó junto con mi trusa, alcé mis pies descalzos para liberarme de la ropa, quedé viéndome desnudo frente al espejo, el temor era poco para ese instante, en mi mente estaba ese deseo de conocer ese amor del que hablaba mi profesor de música respecto al canto, ese amor del que desconocía y quería experimentar, verme en el espejo no era tan raro en ese momento pues siempre al vestirme me miraba en el armario de mi cuarto, el profesor me dijo que le ayude a sacar su camisa, para ello se arrodilló en mi delante, después se puso en pie para que mis manitos deslicen la cremallera de su pantalón que de a poco se deslizaba por sus piernas dejándose ver la trusa ajustada amoldando esa prominente verga, me dijo que le baje la trusa con los dientes como fuera posible, sin la ayuda de mis manos, en ese momento pensé inocentemente que tiene que ver eso con el amor inconmensurable, pero bueno, me dejé llevar por sus órdenes, nos vimos desnudos frente al espejo.
- Mírate Louis, tú eres hermoso e inteligente; esa es la pureza de tu bello cuerpo.
Él me acariciaba el pelo y yo sonreía, me sorprendí cuando con sus dedos masturbaba mi verguita estirándola y lamiéndola, vi mi verga erecta, él sonreía al verla.
- Eres puro como esos rayos de sol o como la luz de luna por tu piel.
- Te quiero Louis, Te quiero
- ¡Hagámoslo!
Nuestros rostros se unieron dándonos un prolongado beso con lengua, luego me hizo acuclillar en su delante. El espejo reflejaba y yo miraba mediante ese reflejo el momento en que abría mi boca para que esa verga depilada muy venosa y perfumada entre en mi boca, vi a través del espejo el desliz de la verga en mi boca, de lo ensalivada que quedaba.
- Siente Louis el amor y el canto… siente cómo te la meto y cómo te la saco
- También se llama culiar… ¡Sí! ¡culiar!… conoce que te estoy culiando
Esa palabra me retumbaba en la cabeza, más fija en mi mente viéndome el pene dentro de mi boca.
- ¡Ahora Louis siente este amor en tus orejas!
El glande de mi profesor me rozaba ambas orejas
- ¡Mírate en el espejo, mírate!
- ¡Ahora tu nariz! ¡Mírate cómo las culeo! ¡Cada huequito!
- Dime Louis.. ¿Te gusta?… dime ¿Te gusta… mi pequeño?
- Si… profesor… me gusta
- ¿Quieres más?… dímelo, ¿Quieres de nuevo que te lo pase por esos huequitos?.
- Si profesor quiero más.
- Quiero que me los pase por los huequitos, sí, quiero más…. Profesor
De nuevo lo hizo, sentía al principio extraño pero en esta nueva pasad de su glande por mis orejas, nariz y boca lo sentí agradable, sería por la sutileza de sus manos al acariciarme la piel y el pelo.
- Mírate en el espejo, mira tu cuerpo desnudo hermoso
Yo a su orden daba giros delante del espejo, era la primera vez que lo hacía delante de un hombre que no era mi familia.
Vi que trajo un lápiz labial. Lo pasó por sus labios y me lo hizo pasar en los míos, unimos nuestras mejillas viéndonos en el espejo, acercamos nuestros rostros al espejo dejando el impacto de nuestra respiración y las huellas de nuestros labios en esa superficie del espejo.
- Se ve bonito, ¿verdad Louis querido?
- Si profesor, nuestros labios allí
- Ves, eso es amor Louis. ¿Vas entendiendo?
- Si, profesor, lo entiendo… es muy bonito.
De súbito me puso en su delante, me dio un beso con lápiz labial en cada glúteo de mi culito.
- Hazlo ahora tú… en mi culo
- Sí… profesor
Con ya mucha confianza le besé en ambos glúteos de su culo peludo.
- Ahora Louis, observa
Él y yo mostramos al espejo nuestros culos con besos de marca de lápiz labial, nos reímos al vernos así.
- Eso me gusta de ti Louis, tu risa hermosa… me alegro que te guste.
- Sí… profesor, me gusta mucha
- ¿Verdad que nunca l habías hecho?
- Verdad, profesor… nunca
- ¡Bien!… ¿Te gustó?
- Sí… profesor
- Te voy a enseñar más… ¿Quieres?
- Sí quiero profesor… sí…. enséñeme
- Ven acá… ponte así como te digo
Me puso en pie y él se acuclilló, se puso más lápiz de labios en sus labios y con sus labios manchados chupaba mi pene manchando el tronco de mi verga sin pelos con ese lápiz labial, mezclado con saliva salida de su boca.
- Ahora tú Louis querido.
Ahora yo era el que introducía su verga en mi boca dejándole restos de lápiz de labios en el tronco del pene, nos reímos de lo que hicimos. Me marcó viéndonos desnudos frente al espejo con nuestras vergas y culos con manchas de lápiz labial, unimos las mejillas.
- ¿Ves Louis?… Este es el amor del que te hablaba
- ¿Lo has hecho?
- No… profesor
- ¿Es la primera que lo haces?
- Sí… profesor
Riéndose el profesor en lo que me tenía marcado me iba deslizando el cuerpo vi que nuestras vergas de tamaño diferente se rozaban, ese fue el primer contacto que tuvo mi verguita con una verga de hombre
- ¿Te gusta Louis?
- Sí…sí….sí…profesor
- ¡Bien!…¡Bien!… Ahora Louis… ¿Quieres más?… ¿De otra forma más rica?
- Sí profesor… sí… quiero más de otra forma
- ¡Bien!
Me llevó a la cama a que me que allí parado, vi mi cuerpo desnudo frente al espejo estaba parado en la cama, me estiraba la verga y me gustaba verme en el espejo, mi profesor fue a un armario y sacó una caja de cartón y la puso sobre la sábana, fue a la gaveta de su cama y sacó un frasco de crema.
- ¡Esto te va a gustar¡…¡Ya verás Louis!… ¡Ya verás!
De la caja sacó un vestidito y me lo puso, el filo de este vestido rozaba con mi pene, me llevó al espejo para que modele en su delante, se apreciaba el filo el vestido con mi culo.
- Se lo llevo a regalar a mi sobrinita que vive en el interior del país.
- Te queda algo Louis.. ¿Verdad?
Yo o atinaba a decir del asombro, era un niño pero me sorprendía tener un vestido de niña, se me vino el conflicto de identidad, supe por qué lo hacía. Vio la sorpresa en mi rostro.
- Mírate bien Louis, mírate bien… esa es la otra cara de tu moneda, eso eres tú aquí y ahora.
- Ahora así vamos a hacer el amor, esto que te vez es t otra persona, tu lado oculto, el que no debe saber nadie… sólo tú y yo
- Tu lado oculto Louis… ¿estás de acuerdo?
- Sí… profesor… mi lado oculto.
Verme así con los labios pintados y el vestido ajustado, más de verme los pies descalzos, de lo que dio cuenta el profesor y fue por unas sandalias femeninas regalo también para esa niña y que las puse y que me apretaban, pero aun así y con todo modelaba para él con dificultad.
- ¿Ahora entiendes Louis?… Yo soy ahora tu macho y tú debes ser la “hembra” para hacer el amor
- ¿Entiendes amor?… ¿Lo seguimos?
- Sí… profesor
- Ven
Me marcó para vernos en el espejo, el profesor besaba mis mejillas, sentía el golpe de su respiración en mis orejas y cuello, de pronto me llevó a la cama. Se acostó y me hizo sentar sobre su pelvis, seguía viéndome en el espejo, me deslizaba sobe su pelvis, mi verga se deslizaba sobre esa verga gruesa y erecta de mi profesor, entrelazamos las manos para tener seguridad de deslizar mi verga lampiña sobre la venosa verga de mi profesor, miraba ese deslizamiento, mi verguita sobre esa verga prominente, nos miramos e la cama al espejo.
- Lo haces bien Louis, sigue, sigue
- Así, así, así… sigue Louis.
Continuaba mientras las manos de mi profesor ya me sobaban la espalda y rozaban la pile e mi culito, lentamente me fui recostando sobre él, mi pecho se unió a su pecho velludo, así quedé acostado sobre el cuerpo del profesor, unimos las mejillas y nos mirábamos frente al espejo, vi su sonrisa y sus manos que acariciaban mi pelo.
- Ahora Louis… vamos a hacer el amor como lo hace el perro con la perrita… ¿Lo sabes?… ¿Los has visto?
- Sí… sí… profesor.
- ¡Ok!… ¡Ok!
Hizo que mis manos y rodillas se apoyen sobre las suaves sábanas de la cama, el vestidito quedó a la mitad de mi espalda quedando bien descubierto mi culito lampiño, sentí los manoseos en mi culo, los pude ver a través del espejo.
- ¡A ver!… ¡A ver!.. está limpio… sí…sí…no tiene heces, no, no hay. ¡Bien! ¡Bien!
Me abría el culo viéndome si el ano estaba limpio, su lengua se deslizaba en la entrada del ano la besaba y la ensalivaba
- ¡Vamos a ver!… ¡A ver!
- ¿Hiciste lo que te dije todos estos días?
- Sí… profesor
- Vamos a ver si es cierto
Vi cómo metía lentamente el dedo medio de su mano en mi culito haciendo empinar más mi culo y mi cara se posaba sobre la sabana de la cama, bufaba
- Bien… se está dilatando… ¡Buen trabajo!… ¡Buen chico!
- Recuerda lo de que debes ser valiente ¿eh?
Vi esa penetración que me daba a medias con el dedo por el espejo, puso crema en mi culo y vi que se tomaba el pene con restos de lápiz labial y se puso crema.
- Ahora te voy a ser feliz
- Conocerás el amor
Sentí el roce de su verga por mi culito mientras que una de sus manos estiba mi verguita, yo me sentía raro sintiendo la erección de mi verguita, me dio ganas de micciar pero me contuve, yo era el pasivo, la hembrita de mi profesor, debía obedecerle, esa era la consigna. La confianza que tenía en mi profesor fue el factor importante y esa gran cantidad de crema en mi culo.
- Recuerda lo que tu mami te dijo
- Recuerda lo que me prometiste: ser valiente, muy valiente.
- Lo haré, lo haré, profesor.
Sentí muy despacio el deslizamiento de la verga del profesor haciendo que me relaje, sentí que los músculos del ano se relajen, los movimientos no eran bruscos
- Siente que te culeo Louis
- Te lo hago con amor… eres lindo… muy lindo.
.Sentía que se introducía lentamente la punta del pene y se ensanchaba de manera paulatina y progresiva mi culo, se dilataba mi musculatura anal, sentía movimientos delicados en un adecuado ritmo de penetración, eso me gustaba, no sentía tanto dolor, tenía bastante lubricante en el culo y ya cuando la punta de la verga tocaba el esfínter la sacaba y me ponía más crema que la hacía de lubricante, esa posición perrito que me tenía me hacía sentir bien, confiaba en mi profesor.
- Ahora siente que te culeo… que eres mío… mi Louis precioso.
- Así, siente, siente.
- Puja, puja… no importa eso Louis… así, puja, puja
- Eso, eso, mi bebé precioso
- Ya vas sintiendo el amor
Sentía dolor pese a esa gran cantidad de crema y estar algo relajado, pero que de a poco me iba poniendo atento. Su mano seguía estirando mi verguita, atendía la molestia en mi culo.
- Tienes un culo rico Louis
- Es mío… sólo mío
- Ahora… aguanta Louis, aguanta.
Sentí su verga más dentro de mis entrañas, bufaba y mis ojos se cristalizaron, se humedecieron, me sostuvo bien, pero yo movía mi culo, se detuvo, nos sentamos en el extremo de la cama viendo mi pene al flo del vestidito que llevaba puesto, la mano de mi profesor lo estiraba.
- Ven Louis, culéame
Él estaba acostado de cara a la sábana, mostraba su culo empinado
- Culéame Louis, vamos, anda.
- Aprende el amor, aprende a culiar.
Me acosté sobre él, mi verguita ahora se deslizaba en la raja del culo de mi profesor
- Sigue, sigue Louis, no te detengas
- Así, así, ¡Hazlo!… ¡Házmelo!
- ¡No te detengas!.. ¡Culea!… ¡Culea!… ¡Culéame!
Seguí con mi verga en su culo que lo abrió para que el tronco de mi verguita sienta lo tibio de su culo, le pasé, le pasé y le pasé mi verguita.
- Lo estás haciendo bien… ¡sigue!… ¡sigue!
- Ya siento tu verga en mi culo… ya siento.
Miraba en el espejo mi persona sobre la humanidad de mi profesor.
- Ahora Louis, culéame la verga
- Anda, hazlo mi pequeño Louis.
Se viró y ahora mi verga se deslizaba sobre la verga de mi profesor, yo alzaba las caderas, tenía mi vestidito al pecho, en el espejo se notaba el reflejo de mis movimientos sexuales, la mano del profesor sábana mis glúteos, yo me dejaba, tenía los ojos cerrados.
- ¿Te gusta?… ¿Verdad?
- Si profesor.. me gusta… me gusta
- ¿Quieres sentir más de mi verga?… ¿dentro de tu culo?
- Sí… profesor… quiero sentir su verga… quiero sentirla más… dentro de mi culo.
Me acostó y vi que el vestidito lo deslizaba, me quedaba debajo la barbilla, el dedo de mi profesor se deslizaba con mucha crema en el ano, lo metía adentro, yo me movía.
- Tranquilo… solo quiero ver hasta dónde llega, relájate
Unimos las frentes y nos dimos besos con lengua, sus manos masajeaban mis piernas con cosquillas en mis costillas.
- Tu piel es muy blanca… esos labios carnudos
- ¡Oh… Louis!…. ¡Eres precioso!
Debajo e mí puso una almohada, mi culo quedó empinado, los labios de mi profesor besaban mi verga, su lengua pasaba por mi verguita sin pelos, la ensalivaba con sus labios, mis piernas las besaba, las dobló sobre mi pecho quedando allí mis rodillas, las flexionó abriéndolas mostrándose mi culito empinado, el glande de la verga rozaba mi culito, con una de sus manos sujetaba su verga tiesa venosa depilada y me la iba metiendo, pujaba y respiraba aceleradamente en cada punteada que me daba.
- Hace falta más crema.
- Ahora sí
- Siente, mira, mira cómo te hago el amor
- Louis eres maravilloso
Yo no dejaba de pujar, fruncía mis cejas, el olor se incrementaba
- Aguanta mi amor, aguanta
- ¡Ya casi!… ¡Ya casi… mi amor!
- El dolor se hacía cada vez más y más intenso en mi culo
- Profesor…. Ya, ya… me duele, me duele, ya, ya
- Louis, te dije que deberías ser valiente, vamos, aguanta, aguanta.
- Ya casi mi amor, ya casi
- Profesor, profesor, ya, ya, me duele, ya
- Aguanta, aguanta, ya casi, ya casi.
Sentí la penetración con dolor, era poco, pero más era mi temor de sentir algo desconocido como esa verga en mi culo, era algo nuevo para mí.
- Espera, ya casi, ya casi
- Aguanta, Louis querido, tu puedes, tu puedes
El movimiento de caderas de mi iniciador en el sexo se hacía más intenso pero a ritmo apto para la entrada de mi culito, de pronto, sentí un dolor muy intenso, desgarrador fue mi gemido. Sentí el cuerpo de mi profesor sobre mí, a la vez que toda la verga estaba dentro de mis entrañas,
- ¡Ya está Louis!… ¡Ya está, mi amor!
- Siente el latido de mi verga dentro de tu culo… ¡Siéntela!
- ¡Ya eres mío!… ¡Sólo mío!
- ¿Ves?… esto es amor, mi hembrita
- ¿Sientes?… esa es mi verga haciéndote mío, sí Louis…. Tu culo ahora es mío.
- Hemos hecho el amor Louis
Estaba preocupado por lo que sentía, mi culo latiendo en armonía con esa vergota.
- Te la voy a sacar despacio ¿ok?
No decía nada, estaba preocupado por el dolor, me limitaba a ver esa vergota que salía de mi culo lentamente, me asombré que salí con heces, crema y sangre, lo último me asustó, su mejilla rozaba mi mejilla que para ese momento ya tenía lágrimas deslizándose en mi piel, me besaba la frente, podía sentir su acelerada respiración.
- Vamos Louis, tranquilo, no llores, eso es natural cuando se hace el amor,
- Fue algo maravilloso lo que hicimos, tanto así que…
- Nunca lo olvidarás… ¿Verdad Louis?
Yo no salía de mi asombro, instintivamente llevé mi mano hacia mi latente culito, vi lo mismo que vi en la mano de mi iniciador en el sexo, llevé mi edo a la nariz, olí esa masa, vi el rostro de mi profesor, seguía sonriendo, ahora más victorioso de lo que me había hecho, me recosté, él me besaba el brazo y mi mejilla.
- Vamos Louis.. fue maravilloso
- No negarás que te gustó
- Te duele ahora pero después te gustará siempre… ya lo verás.
Se acostó a mi lado rodeándome con sus brazos besándome el pelo.
- Louis, te ves lindo vestido así
- Déjame besarte el culito
- ¡Oh!…¡si vieras lo lindo que te quedó!
- ¡Más abiertito!
Sentí el dedo que me penetraba con crema.
- Déjame emparejártelo… te lo haré con amor, ya lo verás
Me levantó mis piernas poniéndolas en su pecho, de inmediato iba metiendo pausadamente la verga por mi culo.
- ¿Te duele Louis?
- No profesor, no… no.
Sentí esa verga adentrarse más en mi culo
- ¿Ahora?
- No profesor, no… no.
La sentí más adentro
- ¿Ahora?
- No profesor, no… no.
- Ya ves Louis…
- ¿Ahora?
- No profesor, no… no.
De pronto empujó su verga metiéndose más, allí es cuando sentí dolor, aparté mis talones del pecho de mi iniciador, el gemido fue intenso
- Tranquilo, ya no hay más… te la metí toda adentro
- . Louis, siente el amor, siente como te culeo.
- Así, así, esta cuevita es mía, mía, sólo mía
Los movimientos de cadera se hicieron constantes y frecuentes, dolía pero poco, si sentía que me incomodaba la irritación, en verdad en parte daba razón a mi profesor, nacía mi gusto por la verga dentro de mi culo.
- Tu piel y tu culo junto con tu sonrisa lo llevaré en mi mente, querido Louis.
- Siente, siente que te culeo… cuando defeques acuérdate de mí, acuérdate de mí.
- Nunca olvides este momento en que descubriste el amor, Louis querido.
Las embestidas eran más constantes, mi respiración aceleraba, mi cuerpo rendido al placer sexual de mi profesor.
- ¡Ya está!… ¡Bien roto!… ¡Bien roto!
- ¡Como soñé hacértelo!… mi pequeño Louis
- Ese culo es mío, mío,… ¡Sólo mío!
Nos besamos, me levantó lentamente de la cama, hice un rictus fuerte en mi rostro señal de incomodidad y dolor, me condujo al baño junto al cuarto, caminaba con dificultad, me quitó el vestido, me aseo el culo y de regreso al dormitorio nos vimos desnudos en el espejo, me senté con dificultad, vi un trapo con sangre de lo que me limpió el culo, nos miramos juntándonos las mejillas.
- Te quiero Louis, te quiero.
Nos besamos con lengua y fuimos a la cama a acostarnos, él se preocupaba dl estado de mi culo, pasaba el trapo constantemente, me dio de tomar un par de pastillas seguramente para el dolor y la infección. Fue a poner un poco en el bolsillo de mi pantalón corto.
- Las tomas en secreto, cada ocho horas… ¿ok?
Asentí en señal de obediencia.
- ¿Te sigue doliendo?
- Un poco… profesor.
- Descansa… ya verás que pronto pasará
Pasó un buen rato, ya para ese momento no me salía sangre, el dolor estaba desapareciendo pero el latir de mi culo era recurrente.
- Vamos, te llevaré a casa
Durante el trayecto me recordaba que de lo que hicimos nadie debe saberlo, como premio pasamos por el parque a tomar helados, la mirada del profesor era fija en mi culo, la empleada estaba en la ventana de la casa a la expectativa de mi llegada, en cuanto me vio salió a recibirnos, el profesor aceptó la invitación a pasar a sentarse en la sala, le dio una bebida refrescante de frutas como las que hacen en el campo, allí sentado disimuladamente mi profesor te manoseaba el pene vestido recordándome los hechos pasados hace pocos minutos.
Se puso en pie.
- Adiós Louis… No olvides lo que te aconsejé.
- No, profesor, no lo olvidaré.
- Prométemelo
- Se lo prometo, profesor.
Me acarició el pelo y me dio un beso en la frente, para ese momento instintivamente con una mano me rascaba el culo.
El profesor sonrió ante lo que veía que me estaba haciendo, se acercó a darme un beso en cada mejilla diciéndome al disimulo de una distante empleada que marcaba a su hijito dormido
- No olvides que tu culo es mi culo.
- Cuando pujes y veas caer las heces de tu culo acuérdate de mí.
- Acuérdate de mí verga
- No olvides mis consejos de canto
- ¡Pronto nos veremos!
Yo asentí en señal de aprobación y me despedí con un beso que casi rozaba nuestros labios y seguramente hubiese sido tan apasionado de no haber estado la empleada.
Lo vi partir… me preguntaba…
¿Lo volveré a ver?
Estoy fascinado por tu relato. Besos.
Bellísima historia y excelente relato.
Bravo. Excelente. Me encanta que no apresures la narración.