Betelgeuse: Parte 7:
Mientras me metía su prominente verga en mi culo, me decía lo hermoso que era..
Caminaba muy animado por el sendero que daba al río, iba a ese apartado lugar donde poca gente transitaba, el lugar donde llegaba era apacible, me gustaba estar allí en mis caminatas, suspiraba profundo ese aire puro, la brisa del viento rozaba mi rostro, sonreía viendo y escuchando alrededor el sonido de la naturaleza, cerca estaban las cristalinas aguas del río, el sol ya despuntaba entre las montañas, la mañana se estaba siendo calurosa, mire la posición del sol, quise relajarme ante tanta caminata por la espesa vegetación del lugar rural, me senté a contemplar el hermoso sitio apartado, me recosté sobre una piedra pegada a la raíz y tronco de un árbol frondoso, suspiraba y entrecerraba mis ojos, me atrajo mucho el sonido del agua que pasaba bordeando la roca donde estaba sentado y decidí descalzarme, se sentía sabroso el contacto del agua con mis pies, miraba el movimiento de agite de mis pies en el agua y el movimiento de los peces alrededor de mis tiernos pies de casi nueve años.
Me recosté sobre la piedra, sin dejar de agitar mis pies en el agua, el viento seguía rozándome, el agua calmaba en mis pies la aceleración respiratoria producto de mi caminata, miraba con agrado el movimiento de mis dedos en el agua, sonreí al recordar las palabras de mi madre: “Tes pieds sont les mêmes que les siens… Oh ! mon dieu, ce sont les mêmes” entonces sonreí y suspiré, miré las ramas del árbol como queriendo buscar allí la respuesta a mi identidad, no sabía de él, su fotos y rastros de su presencia según mi madre se quemaron en un incendio donde viviamos, era lamentable no tener indicios de mi padre, no conocía a algún familiar, mi madre dijo que pese a ser un ave de paso nos quiso muso pero el destino nos separó, fruncía mi rostro queriendo llorar pero ya miraba mis pies con intensidad con mi resignado pensamiento de saber que de él llevo genéticamente algo de su ser, volví a respirar hondo, vi a lo lejos a una pareja de ciervos tomando agua, a su lado una numerosa bandada picoteando en la orilla, del árbol salieron otras aves, me llamó la atención los nidos ramas arriba, me llamó la atención del sonido agudo y estridente que de allí provenía, decidí escalar el árbol para ver a los polluelos, ya estando casi cerca vi a lo lejos aguas abajo la figura de dos niños y un adulto que llevaba un costal, se trataba de Djamel junto a los hermanos Dean de seis años y Antoine de cuatro, ambos eran hijos de un humilde peón viudo que por ese tiempo trabajaba en la hacienda que cercaba con la de mi abuelo, eran dos niños obedientes, muy humildes de carácter igual que el de su padre.
Se sentaron bajo la sombra de un frondoso árbol junto a la orilla del río, Antoine el más pequeño era el más entusiasta brincando a la vez que Djamel sacaba comida del costal, les daba a los niños, el fornido hombre de color de diecinueve años se quedaba solo con la trusa puesta, los niños comían mirándole entrar al agua moviendo a brazadas su fuerte musculatura en el agua, desde el árbol miraba todo con claridad, Djamel flotaba en el agua mostrándose ese bulto de verga que se formaba en la trusa, tragué saliva viendo esos movimientos de manos que se hacía en la trusa, los niños y yo desde mi lugar mirábamos ese manoseo, recordaba esa verga tiempo atrás dentro de mi culo, tragué más saliva y aumentaba mi respiración, me llevé la mano a mi entrepierna a hacer los mismos movimientos que Djamel se hacía en su verga, los niños desde la orilla tímidamente se limitaban a verle.
Djamel salió del agua, chistosamente les bailaba a los dos niños sentados y se acostó en la arena de cara al sol, hizo señas a los niños para que se metieran al agua, ambos muy obedientes se desnudaron dejando la ropa en la base del tronco del árbol, vi esos culitos redonditos por vez primera, Dean fue el primero en lanzarse al agua, le siguió Djamel jugando en el agua con el niño de seis años, el pequeño Antoine de cuatro años se quedaba sentado en la orilla viendo resignado que Djamel lo montaba en los hombros al pequeño Dean y lo lanzaba al agua jugando así por un buen rato, Dean salió del agua en dirección a la comida pes Djamel le había dicho que abra otro paquete, se iba tocando el culito, iba cabizbajo, se sentó con su cuerpo humedecido sobre la arena, vio que Djamel marcaba a su hermanito Antoine llevándolo al agua, ambos reían, es que Djamel alzaba y bajaba el cuerpito infantil, vi que la carita del niño se apoyaba en el pecho de Djamel, Antoine mostraba un rictus en su rostro, sus manitas se aferraban más a los hombros de Djamel que lo mantenía marcado, el niño abrió la boca ampliamente frunciendo el rostro, le salían gemidos, Djamel le besaba el pelo insistentemente diciéndole algo al oído a Antoine, comiendo a distancia miraba Dean a los dos en el agua, se escuchó un fuerte gemido salido de boca del niño, se dibujaba en la piel de Djamel lo aferrado de los dedos del niño al sentir algo que le hacía dentro del agua, lego del gemido el niño escuche decir a Djamel: “¡C’est ça!… ¡ Ça y est, ce cul est à moi !!” las carcajadas no se hicieron esperar de boca de Djamel, algo inquieto se puso en pie Dean sin dejar de comer viendo que su hermanito y Djamel salían del agua, vi esa prominente verga que se hacía como lanza en esa trusa que llevaba puesta, ponía al niño en pie, caminaba con dificultad y se tocaba el culito igual que su hermano, Djamel estiró la trusa viéndose la verga en su interior, Antoine caminaba cabizbajo y se sentó junto a su hermano, comían con gusto, Antoine no dejaba de ladearse el cuerpo y de tocarse el culo.
Rato después Djamel hizo señas para que Dean entrase al agua, tímidamente el descalzo y desnudo niño entró al agua, Djamel lo recibió abrazándolo, sus pechos se unieron, desde la sobra del árbol el pequeño Antoine vio que Dean recibía besos apasionados con lengua de parte de Djamel, a mí me dio recelo verlos así, contemplar aquello me dio gusto, recordaba que así mismo me lo hacía Djamel, eso de besarme así.
Lo besaba en todo el rostro, pelo y cuello, el niño respondía de igual forme, se notaba que a ambos les gustaba, estaba marcado, sus bracitos rodeando el cuello de Djamel y sus piernas rodeando las caderas de ese adulto, lo lanzaba al agua continuando con el juego, en una de esas ocasiones del juego lo puso al niño de espaldas a su pecho llevando a arrimar fuerte a su cuerpo, pude ver el rostro de Dean que era similar al que vi antes con su hermanito Antoine, lo alzaba y lo baja en el agua, Dean gemía mordiendo los labios, tiempo después Djamel lo llevaba fuera del agua sin dejar de abrazarlo por detrás a Dean, lentamente lo fue acostando de cara a la arena, el agua se escurría por el cuerpo de Djamel cuyas gotas caían en la humanidad de Dean que sentía cómo los dedos de Djamel le lubricaban el culo con saliva, la lengua de Djamel pasaba por esa separación de glúteos infantiles, vi cómo le lanzaba saliva de su boca al culito, sonreí, sabía que se lo iba a meter, y efectivamente, tiempo después el glande de Djamel se metía despacio en el culo de Dean haciéndole gemir y bufar, Antoine seguía comiendo como si nada, se limitaba a ver ese tronco de verga que subía y bajaba dentro del culo de su hermanito, los movimientos constantes de la pelvis de Djamel me calentaban, para ese momento mi short y trusa estaban a las rodillas estirándome la verga, sentía deseos que me lo meta, me daban ganas de correr y decirle al negro Djamel “¡aquí estoy!,, ¡házmelo a mí también!” pero la vergüenza me reprimía, me resigné a ver que esa verga salía humedecida de semen.
Dean quedó quietecito, pasó los dedos de sus manos por el culito alejando lo que podía de semen que se deslizaba en su piel, lentamente fue al agua a asearse ante la fija mirada de rostro socarrón de Djamel, a orden suya se acercó el niño, lo abrazó y lo beso tiernamente, él correspondía ante mi asombro, parecía que mucho le gustaba que Djamel lo poseyera.
Al rato en la arena jugaron a las luchitas los tres, al quedar acostados los niños Djamel aprovechaba para chuparles y lamerles las verguitas lampiñas, él se acostaba y les indicaba a cada uno que se la laman y que la chupen pasándole la lengua, se notaba el cuerpo complaciente de Djamel al sentir la lengua de Dean y Antoine al mismo tiempo que la pasaban por el tronco de esa prominente verga, no salía del asombro de sólo pensar que el culito de Dean ya recibía la descarga de semen en el interior de su culito, eran don nenes obedientes que le hacían sexo oral a su antojo, los dominaba, los acostó de cara al sol, juntos, él hacía un 69 primero con Dean y luego con cuidado como podían con Antoine, luego les decía a los dos hermanos que se hicieran un 69, encima de Dean quedaba acostado Antoine, junto a ellos estaba Djamel maravillado viendo esa postura sexual entre hermanitos, no cabe duda que Djamel era el iniciador de ambos, se agitaba su prominente verga de color y ensalivada la rozaba por el culito de Antoine que al sentir hacía una pausa en los lamidos de la verga de su hermano alzando la carita mostrando una sonrisa por lo que Djamel le estaba haciendo con su venosa verga en su culito, luego de tanto rozarle la verga por el culito se apartó dejándoles que continuaran con ese delicioso 69, no cabe duda que estaban bien adiestrados por él; tiempo después se apartaron quedándose viendo sus vergas así sentados en la arena, las jugueteaban con sus deditos quitándoles la arena infructuosamente, los tres entraron al agua, Djamel lanzaba al agua a Antoine, lo abrazó por detrás y comenzó a mover las caderas dentro del agua haciéndole pujar al niño, con indiferencia Dean nadaba un poco alejado deteniéndose a pescar con sus manos en la orilla como había aprendido de su padre, la carita del niño seguía posándose en el pecho de su iniciador que le lamía las orejas y el pelo junto con el cuello, vi que lentamente lo sacaba del agua, Djamel se sentó en la arena de la orilla de esa playita de río, parte de sus piernas quedaban en el agua, a su lado estaba Antoine en pie viendo con sus ojitos infantiles que las manos de Djamel agitaban la verga, le decía al niño “¿tu aimes. Vérité?” el nene respondía con una sonrisa leve con algo de timidez, Djamel le dijo: “¡vous le voulez vraiment à l’intérieur!. Antoine sonreía Djamel le dijo: “¡Viens mon garçon!” el niño obediente se dejó llevar de las instrucciones de Djamel, se sentó en su entrepierna, los brazos de Djamel rodearon la barriguita del nene, el mentón de Djamel descansaba en el pelo de Antoine, estiró el brazo indicándole al niño que mire lo que su hermano estaba haciendo a lo lejos, en eso que miraba las manos de Djamel sujetaron de la cintura a Antoine, acomodó su verga en la entrada del culo infantil e intentó penetrarlo a gravedad tratando de que el cuerpo del nene se acople a la verga gruesa logrando penetrarle pero fue infructuoso, de sólo sentir el glande abriendo campo en el ano el nene se movía ante la molestia de dolor, se movía tanto que se ladeaba el cuerpito y en varias ocasiones infructuosamente trataba de que cabalgue para penetrarle el culito pero el nene al mucho moverse no se podía con ese deseo de Djamel que movía negativamente haciendo que el niño se siente a su lado mejor a ver lo que Dean estaba pescando.
Podía ver desde donde estaba ese rostro desencajado de Djamel, en eso, muy contento se acerca Dean mostrando la pesca con sus manitos, Antoine brincaba de gusto, Djamel gustaba de verle el penecito agitándose ante los brincos, al más pequeño lo sentó en sus piernas haciéndole caricias con cosquillas, lo acostó y le chupó la verguita, Dean se acercó y así parado fue que Djamel le chupaba la verga sosteniéndole el culito con sus manos recias, el niño suspiraba, le encantaba que le hicieran sexo oral venidos de esa lengua y esos labios carnudos.
Djamel hizo que los niños se acuesten de cara en la arena, se acostó sobre cada uno y le fue rozando la verga, primero lo hizo con Antoine y luego con Dean, Antoine se puso en pie, a su lado estaba el cuerpo de su hermanito de cara en la arena, encima de él estaba el cuerpo de Djamel alzando y bajando las caderas, botó saliva en su verga y en el culo del niño, hizo que la manito de Antoine sujete el pene, así que el glande rozaba deslizándose por la separación del culito, el niño alegre miraba que su manito sujeta al tronco de verga de Djamel se movía deslizándose por entre la separación de los glúteos del culo de Dean, reían ante el hecho.
Quedaron acostados mirando la posición del sol, de acuerdo a ello es que seguramente era el momento de partir pues se pusieron en pie, se bañaron por un instante, luego fueron arreglando lo que trajeron, se vistieron rápidamente yendo por el sendero por el que vinieron, Antoine iba sentado en hombros de Djamel mientras caminaba a su lado el orgulloso Dean junto a su pesca, los vi desparecer en la maleza, me bajé del árbol, respiraba hondo, no paraba de reír ante lo que había visto, no cabe duda que al negro Djamel le encantan los nenes, me dije, y me acosté donde estaba antes.
Seguí con mis meditaciones, recordaba la forma en que me desvirgó mi maestro de música, qué sería de él ahora, desde hace mucho que no lo había visto, me acordé de Jules, mi amiguito personal, esa verguita hermosa rosadita que le daba gusto a mi culo al rozarla siempre que estábamos a solas
El calor se incrementaba, vi la puesta del sol, para mí era también el momento de ir a casa de mis abuelos, pero antes, un buen baño era lo indicado, lentamente fui desvistiéndome, lo apartado del lugar lo ameritaba, nadaba un poco, decidí acercarme al lugar donde habían estado Djamel y los niños, salí del agua, vi los rastros de huellas y las marcas de los cuerpos dejados en la arena aún no disueltos por el viento, vi algo brilloso al pie del árbol, era un fino cuchillo, era el que le había regalado mi abuelo a Djamel en señal de mistad y por su buena forma de trabajo, sonreí y me acuclillé contemplando, me concentré en manipularlo e hice unas marcas en el tronco con la leyenda: “Ici il y avait du sexe”, me disponía a escribir los nombres cuando de pronto mi concentración desaparece, tuve una perturbación que se me heló la sangre cuando sentí una fría mano sobre mi humedecido hombro, tuve valor para girar de un impulso, en mi delante estaba Djamel, sonreía al verme, me ruboricé al dejarle ver mi cuerpo desnudo, me miraba de pies a cabeza.
- Hola Louis… ¡Qué hermoso estas!
Sentí rubor al mirarme así desnudo totalmente, atiné a saludar, simplemente.
- Hola Djamel… ¿tú aquí?
Djamel sonrió sin dejar de ver mi cuerpo desnudo
- Si… ese es mi cuchillo
De su admiración atinó a decirme eso. Yo estiré mi mano blandeando el cuchillo.
- ¡oh!… ¡sí!… ¡toma!
Tomó el cuchillo con un gesto de agradecimiento y blandiéndolo se acercó a ver lo que había escrito en el tronco del árbol, se giró viéndome fijamente a los ojos, giró en sentido al río, se sentó en la arena bajo la sombra del árbol, afilaba al cuchillo, yo en pie lo miraba y el respondía mi mirar ante mi cuerpo de arriba hacia abajo, su mirada se centraba en mi verguita aún humedecida y en mi culito, no dejaba de emitir en su rostro esa risa socarrona.
Di unos pasos hacia la orilla y me lancé al agua, mientras nadaba desnudo nuestras miradas se cruzaban, vi que se restregaba la verga dura de su pantalón, al poco rato se estaba desvistiendo, sentí alegría de verle agitar su verga, dentro del agua le copiaba esos movimientos de masturbación, de lejos intercambiamos sonrisas cómplices
Lo vi venir hacia mí, sentí en ese abrazo el contacto de nuestros cuerpos, unimos las frentes, de inmediato empezó a besarme el rostro, la frente, el cuello y el pecho, fue maravilloso sentir sus labios en los míos con un cálido beso apasionado, nuestras lenguas se rozaban haciendo más deliciosa nuestra pasión, creo que sentimos lo mismo el uno del otro, reímos, nos volvimos a besar, sentí sus manos que se deslizaban por mi espalda y rozaban los glúteos de mi culo con destreza erótica, me marcó, mis bracitos rodearon su cuello y rodee mis piernas en su cintura musculosa, le besaba el cuello apasionadamente y luego él me besaba, estaba muy seguro así abrazado a ese hombre de color muy musculosos, me electrizaba el sentir ese pase de sus dedos por la separación de mis glúteos, gemí sintiendo un dedo dentro de mi culo, luego dos, todo dentro del agua, me deslizó un poco para que la punta de su verga roce mis testículos lampiños y el tronco de mi verga, yo seguía abrazado a él de su cuello, seguimos besándonos, me llevó marcado a la roca saliente sobre el agua, me arrimó de pecho en ella, mi espalda se acoplaba asu pecho, algo me alzó y sentí dentro dl agua el manoseo de sus manos en mi culito, sentí la entrada de uno de sus dedos gruesos entrando en mi culo, su rostro se unió a mis mejillas
- ¡ tu as un beau cul!
- je t’aime beaucoup
- je vais te pénétrer
Sentí el glande su verga tiesa que entraba en mi culo, gemí un poco pero sentía feliz, mis deseos de hace rato se cumplían, en mi culo entraba esa verga negra que tanto me gustaba, sentí el golpe de su respiración en mi cuello y ello me estimulaba a desear más verga, se me hacía la piel de gallina sintiendo la entrada de esa prominente verga venosa velluda y al mismo tiempo el roce de su lengua en mi cuello y hombros, nuestros cuerpos aligerados en el agua y así parado contra la roca Djamel me daba verga por el culo, mi cara estaba arrimada en la roca, la postura no era tan cómoda pese a que ambos gemíamos mucho, sentí que me la sacaba, unimos los pechos y nuestras vergas hacían un roce seguido.
Seguimos nadando y jugando a las topadas, constantemente miraba hacia donde estaba mi ropa, Djamel dio cuenta de aquello y dijo para verla, caminamos hacia allá, nos sentamos en la piedra donde antes agitaba mis pies, nos sentamos viéndonos nuestras vergas desnudas, eran un contraste, Djamel la tenía negra, gruesa, venosa y peluda mientras que la mía era blanca, fina, venosa y lampiña, mutuamente nos la jalábamos, Djamel se acostó y me hizo acostar sobre su cuerpo, nos besamos apasionadamente, sentí el deslizamiento de esas manos fornidas que rozaban la piel de mi culito rozagante, unimos las frentes y continuamos besándonos, me gustaba estar así sobre él, sentía un gusto como de dominio, me acariciaba la espalda, hicimos un delicioso 69 lamiendo y chupando nuestras vergas dejándolas plenamente ensalivadas.
- tu es très précieux
- J’ai aimé ton cul rond et doux
- Maintenant fais demi-tour
Lo hice poniendo mi cara apoyada en las manos sobre la roca, la lengua de Djamel hacía furor en mi culito, la saliva que humedecía la entrada del ano me daba gusto, lentamente la fue metiendo en mi culito, yo gemía al igual que él, me daba verga con mucha pasión pues mientras me penetraba me daba besos, sus labios estaban unidos, hizo un alto, se agitaba la verga con fluido preseminal, me hizo dar vuelta acostándome de espaldas a la roca, unimos as frentes.
- Je vais te donner un pénis comme tu l’aimes
Hizo que mis piernas se doblen y mis rodillas descansaban en mi pecho, allí quedaba mi culito al descubierto, la cara de Djamel se acercaba rozar con su lengua la entrada de mi culito, depositó saliva, vi esa verga que con el glande iba dando paso a la penetración que deseaba, esa postura era la más deliciosa, ya todo el glande estaba dentro y por eso gemía mucho, era grande y cabezona, sentí su latir en mis entrañas, luego vi que entraba más, después sentí ese mete y saca ya relajado, vi el rostro de Djamel convencido de su hazaña sexual , su seguridad en el rostro, la convicción al meter y sacar la verga en mi culo.
- Précieux enfant
- Tu es à moi seulement à moi
- Souviens-toi de ce moment
- Souviens-toi de moi lors de la défécation
- Tu es un garçon merveilleux
La verga de Djamel hacía estragos en mi culito, era constante su mete y saca, nuestros cuerpos humedecidos por el sudor se movían al vaivén de nuestras caderas, la dejó adentro con pausa, sentí el líquido seminal dentro de mi culito, respiró hondo uniendo nuestras frentes, mientras sentía el movimiento del semen en mis entrañas Djamel me besaba apasionadamente, me la fue sacando despacio, vi su rostro sonriente dibujando ternura.
- Regarde Luis, je l’ai fait avec amour
Vi su verga negra apoyada sobre mi verguita y testículos lampiños blancos que depositaba el resto de semen, era un contraste de tamaños, viendo eso me emocionó a decirle:
- ¡mets-le moi s’il te plait !
- ¡je veux plus!
- ¡plus de toi!
Muy animado por lo que le dije se sentó abriendo sus piernas y entre ellas mostrándome su verga agitada, la vi por unos instantes, la tomé con mis manitos y abrí mi boca metiéndome la mitad de su glande, allí quedaba dentro los restos de semen, lo miraba y nos reíamos mientras hacía un alto en lamer y chupar su verga, se la dejé bien ensalivada, posteriormente me hizo sentar sobre él como rato antes lo había hecho con el pequeño Antoine, la diferencia era que mi culo estaba desvirgado, y al sentarme sobre su verga, mi ano se dilataba entrando totalmente, inicié cabalgando sobre su verga, cerraba mis ojos mordiendo mis labios sintiendo esa verga sobre mis entrañas, las manos de Djamel acariciaban mi espalda, me daba besos en el cuello y los hombros.
- Continue comme ça mon amour
- Continue comme ça
- Tes fesses sont à moi, seulement à moi
- N’oublie jamais ce moment d’amour
Toda su verga la tenía dentro de mí, seguí alzando y levantando mis caderas con la ayuda de sus manos; los gemidos no se hicieron esperar, se recostó Djamel y yo seguía cabalgando sobre esa verga prominente, mi culo a esa edad ya aguantaba cualquier verga, sudaba pero no dejaba d sentir esa verga dura, de a poco me fue saliendo, me recosté sobre el pecho de Djamel, mi espalda descansaba humedecida de sudor, mi culito latía de tanto embiste de verga de Djamel ese negro precioso, sentía su respiración sobre mi pelo, me acomodó acostado sobre él, vi que sus manos estiraban mi pene erecto lampiño, sonreí verlo con restos de semen de Djamel, era un agradable contraste ver mi cuerpo de piel blanca sobre ese cuerpo de piel negra, las manos rozaban mis muslos.
Djamel me apartó de su cuerpo para él acostarse de cara a la roca, me dijo que le pase mi verga por el culo, sin pensarlo dos veces me agité la verga y así de dura la pasé por ese culo negro, mis caderas alzaban y bajaban y yo infructuosamente trataba de penetrarle, ´pero era difícil por el tamaño, solo entró una puntita, debajo de mi cuerpo escuchaba la risa de Djamel, apoyé mi rostro sobre la espalda oliéndole lo característico de su piel, así estuve por un momento rozándole mi verguita en el culo, alzando y bajando mi cintura.
Luego nos metimos en el agua, Djamel me abrazaba, abría el culo con una mano y sentí que con la otra la apoyaba para que penetre mi culo dentro del agua teniendo aligerados nuestros cuerpos, algo entró y le dije que la deje allí que no me la saque, me había enamorado de su prominente verga, es verdad, tanto así que yo voluntariamente fui a buscar sus labios besándolo desesperadamente, Djamel sentía mi entrega y mi amor hacia él, en verdad ese era nuestro momento de amor, sin lugar a dudas, ese lugar significaría mucho de ahora en adelante, me sacó del agua así marcado por sus recios brazos, me acostó en la arena y abriéndome las piernas unimos nuestros cuerpos besándonos acostados en la arena mientras recibía en mi ano los embistes de su verga, era incansable nuestro deseo de sexo, seguimos besándonos hasta el cansancio, Djamel acostado con su verga tiesa y yo junto a él acostado tomaba con mis manitos el tronco de verga de negra llevándome el glande a mi boca lamiendo y chupando por mucho rato, vimos la posición del sol, hizo que me acueste sobre él.
Vimos el lugar donde me había agitado los pies en el agua.
Me sorprendió con lo que me dijo:
- Louis mi niño precioso y travieso… ¡je!… ¡je!… ¡je!.
- Siempre te vi subido en ese árbol, allí siempre me subo por la cantidad de nidos que tiene.
- Parece que te pasó lo mismo que a mí, el árbol te atrajo.
- Así que siempre lo miro cuando llego aquí, es una de mis primeras acciones.
- Me dejé ver de ti siempre que culiaba a Dean y a Antoine.
- Deseaba que al verme culiar a los nenes te diera ganas de culiar y veo que lo conseguí.
- Pues me comí de nuevo tu culito blanco precioso que tanto deseo y por el que me tienes loco.
- Yo a propósito dejé el cuchillo allí escondido, no es que lo olvidé como tú pensaste.
- Sabía que tu curiosidad iba a ser que vinieras a este lugar, y, no me equivoqué.
- A cierta distancia les dije a Dean y a Antoine que había perdido el cuchillo.
- Que me regresaba a verlo.
- Ellos a mi orden siguieron su camino y yo me di de regreso
- Así que esperé a verte entre los matorrales
- Hasta que te vi escribiendo en el tronco del árbol
- Verte ese culito redondo, esos lindos pies, esa hermosa cabellera, esas piernitas, ¡Oh Louis!
- ¡Bien sabes que me gusta tu cuerpo!
- Eres muy lindo.. ¡ mon amour!
Yo simplemente moví mi cabeza emitiendo una risa irónica, todo en él había estado planificado, en fin, dejé que me bese apasionadamente y le correspondí, rato después, salimos abrazados del lugar y a medio trayecto de camino vimos unos matorrales, se manoseaba su verga vestida, vi su mirada de complicidad insinuante, nos adentramos en el lugar y allí le entregué de nuevo mi culito, recibí sus maravillosas embestidas encorvado mi cuerpo sobre una gran roca rodeada de alto y tupido monte.
Tiempo después regresé a ese lugar apartado.
Vi que a mis inscripciones en el tronco del árbol “Ici il y avait du sexe”
Le habían agregado cinco palabras:
“avec un beau garçon blanc”
Y dos letras:
“D”
“L”.
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