Betito parte 3
Betito va a la playa con su tío Javier, y algo en especial llama mucho su atención, la entrepierna de su tío..
Pasaron algunas semanas y Betito se dio cuenta que había problemas en su casa, escuchaba a sus papás discutir y notaba a su papá triste, a veces llegaba tarde o tomado y él escuchaba las discusiones desde su cuarto. Su mamá casi nunca estaba, casi siempre dejaba solo al niño. Ya no se había quedado en casa de su abuelo y extrañaba mucho eso, tenía muchas ganas de que su abuelo o su tío se lo cogieran.
En esos días en el trabajo, Javier el hermano menor platicó con Mario sobre las ganas que tenían con su novia de ser papás, pero que a pesar de haberlo intentado no habían podido, que incluso se estaban planteando la idea de adoptar, creían que un niño podría darles más alegría a su relación.
Mario: No creas hermano, en realidad lo importante es que ustedes estén bien como pareja, ya ves nosotros tenemos a Betito y últimamente peleo muchísimo con mi esposa, no la entiendo, le molesta que tome, le molesta que salga con mis amigos, pero ella nunca está, y si la invito a salir no quiere, de todo se enoja conmigo, ya no es cariñosa, ya no me atiende, es más ya ni relaciones tenemos, cada día mi matrimonio está peor, a veces creo que sólo seguimos juntos por el niño, por eso piénsalo, traer hijos al mundo no es fácil, sin embargo no te lo voy a negar, se convierten en lo que más quieres y en una motivación para salir adelante. Pobre de mi hijo ya ni a pasear en familia salimos, si no es mi papá que a veces lo lleva al parque o al cine el pobre no sale.
Javier: Sabes hermano, este fin de semana iré con mi novia Daniela a la playa, el paquete incluye a los niños gratis, por qué no dejas que me lo lleve, será muy bueno para Betito distraerse, y para nosotros como pareja vivir la experiencia en familia con él, que Daniela experimente la responsabilidad de cuidar y atender a un niño, para así estar seguros de que queremos ser papás. Además es fin de semana y sabes que adoro a mi sobrino
Mario: Por mí no hay problema yo feliz de que saquen a divertir a mi hijo, y a su mamá parece que ni su hijo le importa, sería cuestión de preguntarle a Betito si quiere ir.
Betito desde siempre había querido mucho a sus dos tíos, los dos lo consentían mucho aunque Ivan se había convertido en su favorito por las experiencias que habían tenido juntos últimamente, aún así la idea de ir a la playa le encantó. Se puso feliz. Y así ese fin de semana se fue a la playa con su tío Javier y su novia.
El hotel tenía de todo, restaurantes albercas habitaciones muy cómodas. Se instalaron en dos habitaciones continuas, unidas por una puerta que comunicaba a ambas habitaciones. Daniela la novia de Javier cambió al pequeño como lo haría cualquier madre con su hijo, le puso su traje de baño un short azul cielo y salieron a la alberca. El trajesito de baño se le estiraba muchísimo de las nalgas al niño, siempre era un problema su ropa porque le quedaba súper ajustada por lo nalgón que estaba. Daniela notó eso y le sorprendió, ya que no era común un niño tan nalgón.
Betito antes de que su abuelo lo pervirtiera jamás observaba el cuerpo de los hombres, mucho menos su entrepierna, pero al ver a su tío Javier en un short amarillo, sin camisa no pudo evitar observar su cuerpo, era llenito barrigón, unas piernas grandes y muy velludo, muy muy velludo del abdomen, pecho manos y la barba aún más tupida que Ivan, pero Betito notó otra cosa, en el short se podía ver algo más, un gran bulto que su tío no podía disimular ya que por ser algo gordito los shorts le quedaban ajustados de la entrepierna.
No solo a su tío le observó la entrepierna, estar ahí rodeado de tantos hombres en traje de baño, algunos muy ajustados hacían que su imaginación volara. Como la tendrían pensaba, que se sentiría que ese hombre te cogiera o aquel, pensamientos que otro niño de su edad no tendría.
Se metieron a la alberca, Betito no sabía nadar así que su tío lo cargo para llevarlo con él a la parte más onda, pudo sentir las nalgas de su sobrino y se dio cuenta que en verdad estaba nalgón. Betito iba abrazado del cuello de su tío pegando su cuerpecito a la barriga peluda de su tio, y sus nalgas pegando en su bulto, Betito haciendo como que jugaba saltaba restregando sus nalgas en el bulto de su tio. Su tio no sintió morbo por su sobrino pero Betito sí se estaba excitando, su pequeño pene se comenzó a parar y Javier lo notó, pensó que quizá era por ver a tantas mujeres en traje de baño. Después de un rato Javier sugirió ir a la playa y se salieron de la alberca para ir a buscar a Daniela que estaba acostada en un camastro.
Javier se puso detrás de Betito para ayudarlo a subir por las escaleras que estaban pegadas a la pared de la alberca, al ir saliendo y por lo mojado, su short se pegó a sus nalgas dejando tremendo culazo casi en su cara. Betito lo esperó ya fuera del agua observando como su tío salía de la alberca, cuando su tío quedó frente a él escurriendo en agua, el short le marcaba no solo el bulto sino la forma de su verga. Betito se le quedó viendo, era gruesa, muy gruesa, más que la de su tío Ivan o la de su abuelo. Javier se dio cuenta que el niño lo observaba y estiró el short tratando de disimular su bulto.
Ya en la playa Betito se olvidó de su lujuria y volvió a ser niño, jugando y divirtiéndose en la arena, Javier platicaba desde una palapa con Daniela mientras observaban al niño divertirse.
Daniela: Yo creo que si quiero ser mamá, haríamos una familia muy bonita, y más si tenemos un niño tan lindo como Betito
Javier: Si amor yo también quiero ser papá, si a mi sobrino lo amo no me imagino a un hijo mío como sería el amor que le tendría
Daniela: Amor pero si soy yo la del problema y no puedo tener hijos ¿Te quedarías conmigo?
Javier: Siempre he querido ser papá y tener un hijo de mi sangre es mi mayor sueño, pero igual y soy yo el del problema
Daniela: No creo amor, con la cantidad de semen que te sale, a veces se me hace imposible de creer la cantidad de esperma que eyaculas, no creo que entre tantos no haya uno que me embarace, lo más probable es que sea yo
Javier: Pues quien sea amor, si no podemos tener hijos adoptamos, igual buscamos uno así de la edad de Betito para que crezcan juntos como primitos
Daniela: Por cierto, te diste cuenta lo nalgón que está Betito, estoy sorprendida, heredó las nalgas de su madre
Javier: Si está bien nalgón el cabrón, pero yo no le ando viendo las nalgas a su mamá
Daniela: jajaja no te hagas es inevitable, lástima que se las esté dando a otro
Javier: ¿Que dices? ¿Cómo que se las está dando a otro?
Daniela: Pues me enteré por una amiga en común, pero como no me consta no me quiero meter en líos con la familia, por eso no te había contado ni a ti
Javier: Con razón están teniendo tantos problemas, Mario me contó que cree que solo siguen juntos por el niño, es una pena.
Regresaron a la habitación para darse un baño y bajar a cenar, Betito le pidió a su tío que si lo ayudaba a bañarse, Daniela le dijo a su marido que revisara bien que no le quedara arena para que no se fuera a rozar el niño.
Se metieron al baño de la habitación de Betito mientras Daniela se bañaba en el de su recámara y Betito se desnudó por completo, su tío Javier clavó su mirada en su culito, más allá de cualquier morbo era inevitable no verlo. Se comenzaron a bañar, pero Betito quería verle la verga a su tío.
Betito: ¿Tío no te vas a quitar el short? No te vas poder quitar bien la arena
Javier: Si hijo ya ahorita que tú te bañes me termino de bañar yo
Betito: Pues báñate conmigo ¿O te da pena que te vea tu verga?
Javier: ¿Mi qué? ¿De dónde aprendiste esa palabra? ¿Quién te la enseñó?
Betito: Un niño de por mi casa así le dice, aunque bueno mi papá me dijo que es pene pero que algunos le dicen verga.
Javier: Si, tu papá tiene razón, es pene, aunque también es cierto algunos le dicen verga y hay muchas maneras más de decirle, incluso en cada país le dicen diferente.
Betito: ¿Cómo que?
Javier: Jajaja de muchas maneras, pero ya aprenderás conforme vayas creciendo
Betito: ¿Tú cómo le dices tío?
Javier: La verdad, cuando estoy con gente que no conozco bien le digo pene, pero cuando estoy con alguien de confianza si le digo verga, pero tú estás chiquito, le puedes decir pajarito, pollito, pilin o pene está bien, no se oye bonito que un niño chiquito diga verga, ya cuando crezcas aprenderás muchas cosas
Betito: Es que a mi me gusta decirle así, además ya no estoy chiquito, ya estoy grande, ya sé muchas cosas, pero si te da pena bañarte conmigo y que te vea tu verga, no pasa nada, a mi papá no le da pena
Javier: ¿Ya se las has visto a tu papá?
Betito: Si, bueno solo una vez porque nos estábamos bañando y yo le dije que le quería ver la verga y me la enseñó. La tiene muy grande, la tuya también se ve que está grande
A Javier le dio pena, ya había notado que su sobrino se le quedaba viendo el paquete, pero también estaba sorprendido e incluso preocupado del interés de Betito en las vergas. Esa amistad de Betito con ese niño no le agradaba
Javier: Si hijo la verdad la mía si es grande
Betito: Yo creo que de todos modos mi papá te gana, la de él se ve más grande que la tuya, aunque bueno la tuya no la he visto bien, solo lo que se te nota así con el short, por eso quería vértela para saber cuál era más grande.
A Javier le ganó el ego, entre hermanos siempre se andaban comparando y sí, Mario era el más vergón de todos, pero Javier no se quedaba atrás, tenía una verga cómo de 21cm gruesa y cabezona
Javier: Pues yo no la tengo igual que tu papá pero no me quejo, y a tu tía la hago muy feliz
Lo dijo pensando que su sobrino no entendería su comentario sin embargo Betito le respondió.
Betito: ¿Cuando te la coges?
Eso sí sacó completamente a Javier de sus sentidos ¿Pues con quién se juntaba, o de dónde estaba aprendiendo todo eso?
Sabes que Betito, ya termínate de bañar y ya no estés diciendo tonterías
Betito se salió de la ducha y el solito se secó, Javier podía ver por el cristal de la regadera como el niño se secaba su culito metiendo la toalla entre sus nalgas y así encueradito se salió a la recámara.
Cuando Javier salió de bañarse con la toalla amarrada a su cintura, el niño estaba desnudo en su cama con la ropa por un lado, la puerta que comunicaba las dos habitaciones estaba cerrada
Javier: ¿Por qué no te has cambiado, o tampoco te sabes cambiar?
Betito: Mi tía me trajo la ropa y me dijo que tú me ibas a cambiar, a mí siempre me ayuda mi mamá o mi papá.
Javier: ¿No dices que ya estás grande? Tú ya te puedes cambiar solo
Javier entró a su recámara, reclamándole a Daniela, quien estaba envuelta en una toalla.
Javier: Amor ¿Por qué quieres que cambie yo al niño? ¿Por qué no lo cambias tú o dejas que él se cambie solito? Ya no está tan chiquito, ya se puede vestir él solo
Daniela: Amor cámbialo tú, se supone que este viaje es para saber como es ser papás. Si tenemos un hijo te va a tocar cambiarlo muchas veces, además no seas malo, Betito todavía está chiquito y así lo tienen acostumbrados sus papás. Ve y cámbialo, ya te dejé ahí la ropa lista y por favor cierra la puerta que me voy a vestir
Javier regresó al cuarto de Betito, cerrando la puerta que comunicaba ambas habitaciones, en realidad en otras circunstancias no hubiera puesto objecion en vestir a su sobrino, pero había algo en su interior que lo inquietaba, sentía que algo no estaba bien, era como si después de que su sobrino le dijera que le quería ver la verga le asustara estar cerca de él. Pero ahí estaba frente al niño desnudo, acostadito en la cama esperando que su tío lo vistiera, Javier tampoco se había vestido aún, solo llevaba la toalla amarrada a la cintura
Comenzó a cambiar al niño y mientras lo vestía, la toalla que Javier llevaba atorada en su cintura cayó al suelo dejándolo completamente desnudo, inmediatamente se agachó por ella para volvérsela a colocar, pero Betito ya había visto en primera fila el espectáculo de ese macho Alfa, ese oso peludo que tenía la verga igual o más peluda que su cuerpo.
Betito: ¡Wow tío! Si la tienes grande y gruesa, la tienes hasta más gruesa que….
El niño hizo una pausa, se le estuvo a punto de salir que la tenía hasta más gruesa que su tío Iván. Javier notó que el niño escondía algo, sabía que no la podía tener más gruesa que su hermano Mario, a quien según Betito ya se la había visto, Javier sabía que ni siquiera había comparación, le conocía la verga a su hermano y la de Mario era el doble de gruesa, pero eso quería decir que el niño le había visto la verga a alguien más, a alguien de quien le había sorprendido su grosor y tenía que ser un adulto.
Javier: ¿Qué quién? ¿Que tu papá no? ¿A quién más se la has visto?
Betito: No a nadie, solo se la he visto a mi papá y ahora a ti.
Mario supo que Betito mentía, pero ya no insistió, terminó de cambiar al niño y se retiró a su cuarto para cambiarse, no tocó el tema con su novia, pero ese comentario de su sobrino le hizo comprobar que algo andaba mal, Betito estaba aprendiendo cosas sexuales y estaba seguro que era con un adulto.
Salieron a cenar y en la noche cuando regresaron a dormir Betito les dijo que tenía miedo de dormir solo, les explicó que su papá siempre se quedaba con él hasta que se dormía y ya luego su papá se iba a su cuarto.
Javier con la insistencia de Daniela aceptó dormir al niño, además en verdad lo quería mucho, siempre lo había abrazado, jugaba con él, era su único sobrino, pero este viaje se sentía diferente, notaba a su sobrino distinto, se sentía acosado, pero eso era absurdo, como se podía sentir acosado por un niño, por su sobrino. O quizá era él, que en el fondo sentía que su sobrino estaba despertando algo oculto en el que tenía miedo de que saliera.
Javier entró al cuarto de Betito, para acompañarlo en lo que se dormía, Javier llevaba solo el boxer puesto pero el niño estaba desnudo. Desde que Betito supo lo que era dormir desnudo le encantaba hacerlo, además sabía que sus nalgas llamaban la atención de los hombres.
Javier: ¿Hijo y tu pijama?
Betito: Hace demasiado calor tío, prefiero dormir así. ¿Te vas a quedar un ratito conmigo?
Javier: SI hijo en lo que te duermes
Betito: Gracias tío, pero por favor deja aunque sea una lamparita prendida porque me da miedo que esté todo oscuro.
Javier: Si campeón no te preocupes
Betito se giró y se acostó boca abajo dejando su culito levantado, la realidad era que Betito había comenzaba a aprender el arte de la seducción y sabía que tanto a su tío Iván como a su abuelo, le encantaban sus nalgas, así que trataba de seducir a su tío Javier.
El plan de Betito parecía funcionar ya que Javier no dejaba de observar a su sobrino que estaba boca abajo con el culito parado, o mejor dicho con el culote. Paso un buen rato observándolo, le habló a su sobrino en voz baja para ver si estaba dormido, Betito no respondió pero seguía despierto, solo que se hacía el dormido. Javier se levantó de la cama y apagó las luces dejando solo la lámpara de noche encendida, la cual iluminaba perfectamente el cuerpo desnudo del pequeño. Pero no se fue a su recámara se acostó nuevamente en la cama a un lado del niño.
Comenzó a preguntarse que estaba pasando con su sobrino, que tanto sabía de sexo o que tanto le habían hecho, volteo a verlo, le observo las nalgas y pensó que con razón se le habían antojado a algún cabrón.
No dejaba de observarlo, empezó a pensar en ese hombre acariciando el culo de su sobrino y sintió una leve excitación, y una fuerte curiosidad de tocarle el culo él, no entendía por qué, pero al creer que su sobrino dormía, se dejó llevar y lo acarició suavemente, eran unas nalgas perfectas, una piel suave y tersa pero firme, el plan de Betito había funcionado, Javier se excitó demasiado, cuando se dio cuenta su verga estaba parada, dejó de tocarlo y salió de la recámara de su sobrino que había sentido como su tío le acariciaba las nalgas.
Javier entró a su recámara excitado, inmediatamente se lanzó al cuerpo de su novia, comenzaron a hacer el amor apasionadamente y aunque trataron de no hacer ruido no estaban acostumbrados, además efectivamente como Javier le había dicho a Betito, a Daniela la hacia muy feliz con su verga.
A pesar de tener un poco de sobre peso Javier era un hombre con muy buena condición, todo un semental en la cama, tenía unos huevos enormes que siempre estaban cargados de leche, se la estaba cogiendo salvajemente como nunca, Daniela gritaba de placer y Betito que no estaba dormido escuchó. Supo lo que estaban haciendo y sintió curiosidad de ver a su tío cogerse a su tía, abrió la puerta que unía las dos recámaras, lentamente abrió la puerta para no hacer ruido y al abrir pudo observar como ese toro se cogia a su tía.
Javier tenía a Daniela a cuatro patas, le daba unas embestidas fuertes y profundas, era más rudo que su tío Ivan y que su Abuelo, se imaginó que era él el que estaba en el lugar de su tía y sintió miedo, pero a la vez se le antojó, por la posición en la que estaban pensó que era por el culo por dónde se la estaba cogiendo, además el no sabía de vaginas ni de penetraciones vaginales así que supuso que si era posible que una verga tan gruesa entrara por ahí. De pronto Daniela volteó hacia la puerta y lo vio ahí paradito, observándolos coger.
Daniela: ¡Javier Javier! El niño nos está viendo está ahí en la puerta
Javier volteó y vio al niño que inmediatamente corrió a su cama, Javier se bajó de su esposa y aún con la verga parada tomó una toalla de suelo, se la envolvió rápidamente y se dirigió a la recámara del niño, cerrando la puerta detrás de él.
Al entrar a la recámara de Betito, este estaba acostado, nuevamente boca abajo haciéndose el dormido. Javier se quedó de pie a un lado de la cama observándolo. La habitación seguía apagada pero con la luz de noche prendida
Javier: Hey no te hagas el dormido que sé que estás despierto. ¿Por qué nos estabas espiando?
El pequeño niño volteó lentamente hacia su tío, pensó que el regaño de su tío sería demasiado fuerte, con una voz apenada y temblorosa le respondió.
Betito: Perdón tío esque tenía miedo y además estaba escuchando muchos ruidos, escuché como te estabas cogiendo a mi tía y quise ver
Javier: Pero eso no está bien hijo, no debes de espiar a los adultos, si tenías miedo debiste haber tocado
Betito: Perdón tío ya no deje que te salieran los mecos mira todavía la traes parada
Betito volteó a ver la erección que aún traía su tío, se podía notar por debajo de la toalla que su verga estaba parada. Javier al notar la mirada de su sobrino, ni siquiera intentó disimular su erección, era demasiado lo que Javier tenía que procesar, parecía que hablaba con un adulto, cuando en realidad estaba hablando con un niño de solo seis años. ¿De dónde o de quién estaba aprendiendo todo eso? Estaba dispuesto a averiguarlo, pero para eso en lugar de cuestionarlo y juzgarlo, tenía que seguirle el juego, ganarse su confianza.
Javier: Si pues, ya no me dejaste terminar, ahora me van a doler los huevos por tu culpa y tu tía ya no va a querer que me la coja porque le va a dar pena contigo
Betito: No tío, ve termina de cogertela, dile que ya me dormí
Javier: Pero si ya no quiere qué voy a hacer, mira la traigo bien parada, a quién me voy a coger
Javier se quitó la toalla mostrándole la erección a su sobrino, hablaba en voz bajita para que su novia no escuchara en la otra habitacion. Notó como Betito le clavaba la vista casi saboreandose esa verga que al fin veía completamente erecta.
Betito: Pues si mi tía no quiere y tú quieres me puedes coger a mi, aunque no sé cómo le hace mi tía para aguantar, la tienes muy grande y gruesa. ¿Le pones cremita de la que es para que resbale?
Para Javier fue evidente que su sobrino ya había tenido relaciones, ahora solo tenía que descubrir con quién.
Javier: No, no le pongo cremita de esa, pero dime, ¿A ti ya te han metido la verga? Dime la verdad, si quieres no me digas quién, sólo dime si ya te la han metido, porque si no mi verga no te va a caber está muy gruesa.
Betito: Pero no le vas a decir a mi papá ni a nadie que te conté ¿Me lo prometes?
Javier: Si te lo prometo
Betito: Si tío, ya me la han metido aunque no estaban tan gruesas como la tuya si estaban grandes, primero si me dolió poquito pero ya después ya no, hasta se siente rico, yo creo que mi tía siente muy rico con tu verga porque se ve que le gusta lo que le hacías.
Javier: ¿Pues cuántas personas te han cogido? Dime no me voy a enojar solo quiero saber
Betito: Dos
Javier se quedó frio, no solamente una, dos personas ya se habían cogido a su sobrino, le habían robado la inocencia, ahora entendía todo, entendía su comportamiento y lo más extraño era que al parecer a su sobrino le gustaba. No tenía nada de malo que en la adolescencia o más grande descubriera su sexualidad y cogiera con hombres ¿Pero a su edad?
Deja voy a ver si tu tía quiere que me la siga cogiendo, si no quiere ahorita vengo contigo. Las intenciones de Javier no eran esas, no pretendía cogerse a su sobrino, era parte de su técnica para sacarle la verdad.
Javier salió del cuarto y se dirigió a la otra habitación, Daniela ya estaba dormida no quiso despertarla, pero el seguía caliente con la verga erecta, pensó en su sobrino que lo estaba esperando para ayudarlo a terminar si su esposa no quería, su pequeño sobrino que estaba dispuesto a darle su culito.
Sintió un hormigueo solo de pensar que la metía por ese culito estrecho, cuando su propia novia nunca se lo había permitido por ahí, siempre se había quedado con las ganas, pero él no sería capaz de hacerle eso a su sobrino, al hijo de su hermano que tanto quería. Decidió acostarse a dormir y dejar el asunto en paz por esa noche, pero volvió a pensar en su sobrino diciendo que ya había probado dos vergas adultas. A su mente llegaron escenas de su sobrino siendo penetrado y decidió ir a investigar de una vez por todas de quién se trataba. Para eso tenía que seguir con su plan, que su sobrino confiara en él a tal punto que le dijera la verdad.
Cuando su tío entró a la habitación del pequeño, cerró la puerta con seguro, no entendió por qué lo hizo pero creyó que era lo mejor. Se quitó la toalla y se quedó completamente desnudo, su pequeño sobrino lo esperaba feliz.
Betito: ¿Tío si te cogiste a mi tía, si terminaste?
Javier: No hijo ya estaba dormida, pero pues ya será mañana
Betito: Pero tío todavía la traes parada
Javier: No te preocupes por eso pequeño, mejor dime ¿Qué sientes cuando te meten la verga?
Betito: Primero si me dolió pero después se siente rico, pero si me la quieres meter me aguanto, aunque me duela
Javier: ¿En serio harías eso por mi?
Betito: Si tío también lo hice por…
Javier: ¿Por quién? ¡Hijo dime por favor!
Betito: No puedo tío, de verdad no puedo
Javier: ¿Quieres sentir mi verga? Entonces me tienes que decir quienes te han cogido, esa es la condición, si no, no te la voy a meter
Betito: Si quiero tío, pero de verdad no te puedo decir, si no me quieres coger está bien, no importa pero no te puedo contar nada
Betito se dio la vuelta y se acomodó de cucharita, era tarde y estaba cansado, ya no insistiría con su tío y menos si la condición era que confesara, así que se quedó dormido así de cucharita.
Javier no se fue a su cuarto seguía caliente, al ver que efectivamente Betito estaba dormido, comenzó a masturbarse, mientras lo hacía le vio el culito a su sobrino y se imaginó que se ponía de lado y le metía la verga como otro par de cabrones ya lo habían hecho, sientio electricidad por todo su cuerpo y comenzó a eyacular sobre su abdomen peludo.
Al día seguiente Javier se sentía confundido, se sentía raro, por una parte tenía coraje de saber que habían abusado de su sobrino, pero por otra sentía envidia, sentía excitación de pensar que se lo cogian, la noche anterior se había masturbado a un lado de él, pensando que era él el quien le metía la verga. Se propuso seguir con su plan de estar cerca del niño para ver si podía convencerlo de que le contara y por fin saber quiénes eran los pervertidos que se lo habían cogido.
Betito estuvo súper cariñoso con su tío, por su parte él sentía que había un lazo más fuerte, ahora le había contado parte de sus secretos y creía que su tío también estaba siendo honesto con él y que realmente quería tener relaciones con el pequeño.
Nuevamente hubo roses en la alberca, que su tío permitió, incluso provocó. Betito sentía que su tío tocaba sus nalgas mientras lo llevaba a la parte honda y el aprovechaba para restregar sus nalgas en la verga de su tío.
Más tarde en la habitación, nuevamente se tenían que bañar para bajar a cenar y Javier se metió a bañar con su sobrino, pero esta vez entró completamente desnudo, según él para seguir su plan de seducir al niño para que este le fuera contando más cosas, pero sin darse cuento estaba cayendo en su propia trampa. Ver al niño ahí desnudo y pensar que ese culito ya había recibido verga lo comenzó a excitar, su verga se comenzó a parar.
Betito lo notó y cuando su tío se estaba echando shampoo y tenía los ojos cerrados se le pegó a la verga, al niño le costaba trabajo meterse esa verga gruesa en su boca pero como pudo y a su manera la comenzó a mamar, Javier no podía abrir sus ojos pero comenzó a sentir delicioso, pero no lo detuvo, lo dejó que lo hiciera, estaba excitado de placer, cuando abrió los ojos y vio a su pequeño sobrino hincado pegado a su verga, esa escena lo excitó demasiado, dejó de pensar y se dejó llevar por el placer, dejó que el niño se la mamara como pudo, realmente no podía abrir su boquita más, pero Betito se metía hasta su garganta lo más que podía, Javier sintió delicioso pero sobre todo por el morbo de que su sobrino un niño de seis años se la estuviera mamando, perdió el control de sí mismo y simplemente disfrutó.
Betito le lamia los huevos, y luego con su lengua le lamia el glande haciendo que su tío Javier casi se vaciara al sentir la húmeda lengua de su sobrino. Después de un rato de sentir como su sobrino le mamaba la verga no lo pudo contener más, su cuerpo se erizó al sentir que los mecos venían, se la sacó a Betito y le pidió que abriera la boca. El niño abrió su boquita esperando la leche de su tío quien se masturbaba en su cara, Javier se comenzó a venir a chorros ahí en la regadera en la boquita del niño, la boca de Betito rápidamente se llenó de semen espeso y caliente, se lo tragó rápido y abrió nuevamente su boca, pero efectivamente Javier era un semental y sacaba muchísima leche de macho. Betito no alcanzaba a tragar todo lo que su tío le echaba, haciendo que chorros le cayeran en la cara mezclados con el agua de la regadera, Betito sentía que se ahogaba de tanto semen, se le escurría por las comisuras de la boca y él se relamía tratando de no desperdiciar la leche de su tío. Javier ahogaba sus gemidos mordiéndose el labio inferior, sentía desmayarse de tanto placer, recargó una mano sobre la pared y cerró los ojos ya que sentía que se desvanecía y las piernas le temblaban.
Cuando abrió los ojos vio a su sobrino con la cara llena de semen y Javier se apretó la verga para darle las últimas gotas a su sobrino que lamió la cabeza de su tío para dejarla limpia. Javier puso de pie a su sobrino y se agachó para darle un beso de piquito y decirle tiernamente gracias. Betito sonrió, estaba feliz de haber complacido a su tío. Terminaron de bañarse y cambiarse y bajaron a cenar.
La cena transcurrió relativamente normal a excepción de que Javier se hecho algunas copitas.
Llegando a la habitación Javier le dijo a su novia que andaba bien caliente, que tenía ganas de metérsela pero por el culo, pero Daniela le dijo que estaba loco que jamás se dejaría coger por ahí y que ni siquiera cogerian esa noche, que no se iba a arriesgar a que Betito los viera o los escuchara, que ya que regresaran tendrían oportunidad de coger.
Javier con el pretexto de ir a dormir al niño se fue a la habitación del pequeño, pero esta vez ya no sabía ni que estaba haciendo, después de la mamada de su sobrino se estaba conviertiendo en aquellos a quien tanto juzgó, cerró con seguro la puerta, se desnudó y se metió a la cama con Betito quien ya estaba desnudo esperándolo.
Javier: A ver hijo enséñame qué más sabes hacer, qué te enseñaron a hacer los cabrones que te cogieron.
Betito: Mira, mi tío primero me lavó con una cosita para que estuviera limpio por dentro
Javier: ¿Tú tío?
Betito se quedó en silencio, Javier supo inmediatamente que fue Iván, su hermano. La mamá del niño solo tenía una hermana así que los únicos tíos hombres que Betito tenía eran él y su hermano Iván.
Javier: ¿Fue tu tío Iván verdad? El fue el que te cogió.
Javier vio la cara de preocupación del niño y aunque este lo negó no había duda y tenía todo el sentido del mundo, Javier sabía que tenía que ser alguien cercano al niño, además sabía que Ivan era un cabron depravado y cogelón, al fin sabía la verdad, al fin sabía quién se había cogido a su sobrino, pero, extrañamente, al contrario de estar molesto entendió a su hermano, ya que ahora él estaba en la misma situación, desnudo en la cama con su sobrino deseando cogerselo, era igual de depravado, entendió que quizá venía de familia, solo le faltaba saber quién era el otro hombre que se lo había cogido.
Javier: No te preocupes hijo no voy a decirle nada a nadie, ni siquiera a tu tío Iván, puedes confiar en mí, pero sé que hay otra persona ¿Quién más además de tu tío te ha hecho eso?
Betito: Bueno, te lo voy a decir, por qué confío en ti y en que no dirás nada. Primero fue mi abuelito Roberto y mi tío Iván nos vio y después fue él, al principio no podíamos porque no me entraban sus vergas, pero mi tío compró algunas cosas y ya con eso pudimos y la verdad es que si se siente bien, a mí me gustó mucho por eso yo lo quiero hacer contigo porque siento que contigo se siente más rico.
Javier estaba un poco tomado, su cabeza daba mil vueltas, ahora sabía toda la verdad, definitivamente venía de familia y este niño vino a despertarle sus instintos más bajos a todos, si su hermano Mario supiera lo que su padre y sus hermanos hacían con su sobrino ¿Qué pasaría? No le importó, en ese momento se sintió halagado de saber que su sobrino creía que con su verga se sentiría más rico, sabía que no se podía coger al niño ahí, era demasiado arriesgado estaba su novia a unos metros en la otra habitación
Javier: Hijo sabes, me muero de ganas de meterte la verga, pero sé que vas a gritar, es imposible que no lo hagas, recuerda cuando me estaba cogiendo a tu tía. Si te cojo ahorita y tu tía nos escucha nos vamos a meter en problemas, así como yo no le diré a nadie lo que me contaste tú, no le debes decir a nadie tampoco lo de nosotros, ni siquiera a tu tío Iván ni a tu abuelito.
Betito: Está bien tío, no diré nada
Javier: Pero en cuanto regresemos a la ciudad voy a buscar una oportunidad y te voy a coger, vas a ver que si, tu culito tiene que ser mío.
Betito por fin se quedó dormido y su tío Javier se quedó dormido con él abrazándolo de cucharita toda la noche. Al día siguiente regresaron a casa, pero ese viaje definitivamente había cambiado la vida de Javier.
Continuará…


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