Bolsitas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por shotaboy.
En fin, cuando cumplí 9 años debía ayudar a llevar dinero a la casa en donde solo vivíamos mi abuela, mi hermano mayor de 14 años y yo.
Mamá y papá? bien gracias.
Total que decidí acompañar a mi hermano Salvador a vender bolsas plásticas en el mercado dominical que se atestaba de gente.
Llegando allá Salvador me indica que nos separemos, que él vendería por un lado y yo por el otro, así lo hice, ofrecía mi mercancía por monedas (A mundo! cuando en Venezuela servían para algo las monedas), estuve así toda la mañana de ese domingo, hasta que adentrándome en los locales más alejados y desiertos del mercado ví a unos muchachos (amigos de Salvador) cuchicheando y por mera curiosidad me acerqué a preguntarles si sabían dónde estaba, uno de ellos me dijo que lo había visto ir acompañado de un señor rumbo hacía X parte, dirigiéndome allí casi sin mercancía bien cargadito de monedas divisé en un galpón en desuso, las bolsas grandes que mi hermano vendía en un pipote oxidado, cuando mis ojos se acostumbraron a la oscuridad de allí, vi a Salvador sin pantalones sentarse con entusiasmo en las piernas de un señor bien rasurado, de creo que cuarenta y pico de años, también sin pantalones resoplando como si algo le doliera.
Salvador saltaba dando fuertes sentones sobre aquel hombre, yo quedé asombrado, al enfocarme más noté que había un apéndice enorme, rígido y baboso entre las piernas de aquel señor, y lo que es más, aquel enorme miembro parecía meterse dentro de mi hermano, Salvador gemía con una voz muy diferente de la que usaba habitualmente, más fina como de mujer, ocasionalmente sacaba la lengua o se mordía los labios mientras el hombre se sincronizaba con la sentona de mi hermano levantando su cadera ligeramente lo que en seguida incrementó sus gemidos.
Te gusta bebé?- exclamó aquel hombre esforzado.
Si! Me gusta mucho!- dijo Salvador extasiado como nunca lo había visto.
Donde quieres tu leche?- preguntó.
En mi boquita!- volvió a responder
Entonces en rápidos y potentes movimientos el señor multiplicó su intensidad bombeando el culo de Salvador con gran fuerza haciéndolo gritar como niñita hasta que el hombre dijo <<Ahora!>> y dejándome ver el enorme miembro que había recién ultrajado su culo, Salvador se salió de él y arrodillándose frente al señor sentado en una banca se metió su cipote a la boca mientras el otro se lo sacudía con la mano exclamando palabras sin sentido mientras mi hermano tragaba algo que salía del miembro adulto con mucho esfuerzo.
Ambos parecieron haberse refrescado luego de aquello, el señor le pasó a Salvador una bolsita con billetes arrugados, grandes para la época, le dio un beso mientras le apretaba las nalgas y se puso a buscar algo dentro del galpón.
Yo me fui de allí corriendo, ninguno de los dos me había visto; al mediodía mi abuela nos esperaba con una olla de sopa de costillas de esas que solo se disfrutan bien en domingo, mientras comíamos Salvador me pregunta, ¿Cuánto hiciste?
50!- le dije sin levantar la voz.
JA! Yo hice 150! – me espetó con el pecho inflado.
Pude haber dicho algo, pude haberlo dejado en ridículo, pero en lugar de eso me callé, terminé de comer y me fui levantando polvo hasta el mercado, después de mediodía solo quedan los vendedores recogiendo sus pertenencias a punto de irse; sin embargo, no es como que el mercado tuviera puertas o cerca, era más bien un cúmulo de puestos de metal apiñado formando caminos, callejuelas y recovecos junto a unos galpones que antes se usaban para algo, pero en ese momento solo eran el cobertizo de los vecinos que vivían cerca de allí.
Llegué al galpón donde había visto a mi hermano saltando sobre el señor, entré buscándolo con la esperanza de hallarlo pero no había nadie, me decepcioné dando la vuelta para irme a la casa hasta que escucho una voz de hombre llamarme "tú chavalo, ¿Qué haces ahí?", quedé vuelto piedra, allí estaba ese mismo hombre, al recordar la escena con mi hermano mi vista se dirigió por reflejo a su bulto, recuperando el sentido le dije.
-Señor, yo también quiero jugar!
-Perdón, que?- respondió confundido.
-Jugar, como estaba jugando Salvador con uste en la mañana!
.
– El señor se quedó en frío un momento.
-Así de saltar y beber leche! como Salvador!- dije en un vocabulario por demás infantil -Es que quiero que me de plata para ganarle!
Ah!- exclamó él- lo que asumo que quieres es que te de plata; pero niño eso no es fácil de ganar- dijo él.
-Y como se hace entonces? -pregunté inocentemente a lo que este señor no tardó en responder.
-Muchachito inventor, tu sabes que esto trata de que yo te meto la paloma en el culito?- dijo el y recalcó -Te va a doler que jode y no te voy a dar plata si te arrepientes a medio camino.
-No se preocupe que yo no lloro!- fingí hombría y coraje, todo lo que quería era restregar mi victoria sobre la cara de mi hermano.
-Ah bueno, a qué hora debe llegar uste a su casa, ah?
-Yo siempre estoy en los cerros o en el río y siempre acostumbro a llegar de tarde-noche, a veces en la nochecita.
-Tá bien!- dijo con un brillo de malicia en sus ojos – Pero aquí no, sígueme.
Me subió en su camioneta esperrugía como una chatarra andante y anduvimos por fuera del pueblo hasta su casa, una moderada casa rural con árboles frutales ocasionales y una inmensidad de girasoles, sorgo y ajonjolí que se extendían por varios Kms.
y que además eran de él, Ese día domingo nadie trabajaba en la hacienda así que la casa estaba sola, entré y me impresionó su colección de bienes, y no es que tuviese mucho pero comparado a la humilde casita de tablas en la que vivía había mucha diferencia social.
Me abrió las puertas dobles de su cuarto, una habitación de paredes desteñidas, guardarropa viejo, y una cama muy alta con un colchón bastante amplio e incómodo como todos los colchones de la época, entré y mientras se desvestía me indicó que lo imitara, con algo de pena me quedé en calzones y arrodillándose ante mí me tomó de la cintura y sentándome en la cama quedé a la altura perfecta, el señor me dijo que lo que haríamos tenía que quedar entre nosotros porque si en el pueblo se enteraban a él lo linchaban y a mi me tildarían de marico pa´ toda la vida, en mi estómago las emociones de lo prohibido y el tabú se revolvían en mis jugos gástricos y quería vomitar el miedo que sentía; pero me contuve, quise un instante retractarme pero cuando sentí los labios de aquel hombre saborear mi penesito por sobre mi calzón no pude sino dejarme llevar, lu lengua recorría mi abdomen, lamiendo mi ombliguito salido, bajaba de nuevo a mi pipí hasta que con sus dientes me arrebató de mi calzón dejándome en pelotas frente a él, sin perder tiempo se metió mi pene a la boca, su vello facial me hacía cosquillas y su fuerza de succión junto a la habilidad de su lengua liquidó en cuestión de segundos mis dudas de quedarme o no.
me sujetó de las piernas levantándolas a la altura del hombro y con su misma lengua traviesa me comenzó a estimular el culito, y fue una sensación explosiva, lamió mi ano por dentro y por fuera mordiendo de vez en cuando mis nalguitas, me indicaba e instruía en lo que sentía, en lo que habría de hacer, que me dolería un poquito pero después lo gozaría igual que salvador, estuvimos jugando a mamar durante horas, fué divertido porque al menos en esa ocasión no se trataba de penetrar y acabar sino de disfrutar, enseñar y compartir, cuando me tocó a mí meterme su cipote a la boca no me pareció demasiado apetitoso, en realidad su sabor me dió asco, -es decir, por ahí hacemos pipí- pensaba infantilmente, mas por compromiso que por placer hice todo cuanto me instruía el señor Damasio (que así se llamaba), me tomó mas de 3 cuartos de hora pero finalmente había adoptado la tecnica de chupar un pene, de envolver cuanto se pueda con la lengua, de succionar con la fuerza requerida y.
No, aún era demasiado inexperto para alojarlo en mi garganta; sin embargo iba por buen camino.
Descansamos, nos sentamos desnudos en su chinchorro meciendonos al toque de la brisa veraniega, con un sembradío frente a nosotros y la casa y la carretera de tierra detras nuestro, por voluntad propia seguí practicando su pene agarrandole de a poco un gustito obsesivo, bebimos agua, nos bañamos en el pozo y mas frescos que una lechuga volvimos al cuarto mas que listos para lo que seguía, El señor Damasio sacó de un pote viejo un líquido aceitoso (manteca de cochino derretida,) se embadurnó la mano y cuando le pregunté -Que va a hacer con eso? y el respondió -es que a mi verga le gusta que los culitos que se come le sepan a chicharrón!- no pude contener una carcajada y acostado de espaldas con las piernitas bien abiertas el hombre comenzó a dedearme casi sin esfuerzo, un dedo indice se alojó dentro mío, cuando su hermano le quiso hace compañía comenzó a molestar, arrugué la cara pero no dije nada, de arriba a abajo los dedos jugaban dentro de mi culo hasta que me metió un tercero, allí por reflejo quize retirarme pero el señor me dijo "Aguanta como lo machos" asi que reuní valor y me dejé hacer, los tres dedos del hombre juguetearon, se retorcieron y expandieron mis intestinos durante horas, o al menos así lo percibí yo.
-Muy bien, estás listo!- dijo él aceitándose el miembro y poniendo un poco mas en mi trabajado culito me lo colocó a la entrada y apenas haciendo un poco de trabajo me tragué la cabeza haciendo un sonido de *pop, -mijo, ese culo lo que tiene es hambre!, oyó?- exclamó con media sonrisa en su cara al tiempo que introducía por intervalos de 1 a 2 cts.
su verga adulta dentro de mi virginal culito, -AY! AY!- grité cuando medio palo se encontraba ya dentro mío -Aguante niño! que en menos de lo que se pela una mandarina uste va estar es pidiendo mas!.
Nuestro contacto de vayven dejaba escapar sonidos de mecánica lubricada, él no esperó a clavarme por completo para poder penetrarme a su ritmo, sino que al tenerme a medio ensartar inició la follada metiendo mas de su verga con cada embestida, a veces mucho de una vez, yo lloraba tragándome las lagrimas, no me gustaba que me vieran dando alaridos de dolor ni en mi casa.
Igual a Salvador! a ninguno de los dos les gusta llorar! – dijo Damasio mientras su humanidad 3 veces mas pesada que la mía taladraba sin cuartel mis paredes anales, -Pero, tengo que decirtelo, incluso él lloró cuando me lo cogí como manda la ley!- la cama rechinaba con cada envite de su pelvis, yo podía ver su abdomen peludo contonearse a placer mientras un fuego de indescriptible intensidad se expandía desde mis entrañas, casi 15 minutos de penetración el señor Damasio me tomó de las piernas y me dejó panza abajo en la orilla de esa cama alta, con mi culito en pompa a la altura de su pene y una almohada en el vientre y otra en la cara arrugué el ceño al sentir su macana de carne morena empalarme hasta la patica del coxis, hundí mi rostro con mucha fuerza mientras mi penetrador la sacaba por completo dejandome en el vacío anal para volver a meterla sin miramientos, observé en un instante su verga cubierta de mierda y sangre y asustado mordí la almohada vieja mientras el señor me tomaba de las caderas con sus grandes, peludas y varoniles manos y advirtiéndome ¡Ahora si vas a llorar! me taladró con la fuerza de una perforadora petrolera buscando el oro negro de mi ano con desesperación arrancándome los gritos mas fuertes que alguna vez haya emitido (ni aun en sueños), ahogados por la gomaespuma de la almohada, mis manitas rasgaron parte de la sábana de su cama y mis pies se retorcieron tratando en vano de escapar de aquella agonía, el peso de Damasio parecía aumentar por cada afincada, mi culito pasó de quemarse a entumecerse, como cuando has sufrido tanto que la zona afectada parece engarrotarse o dormirse, mi respiración se sincronizó con su ritmo, las bocanadas que exhalaba adoptaron sonidos guturales que se trasformaron en resoplidos y luego gemídos que dejé fluír en la habitación, libres de la prisión de la almohada, mi rostro empapado en lagrimas y mis ojos enrojecidos, mi nariz moqueante y mis labios rojos de tanto morderlos comenzaron a recuperarse y a expresar sensaciones mas cercanas a la relajación que al placer frenético, hasta que.
Que rico! -dije sin saber, de forma tan sutil e infantil que el señor Damasio poseído por un espiritu de macho semental me dijo -Chavalo Maríco, a ver si te gusta así, eh?!- su cuerpo se endureció, la temperatura de su pene se disparó y aferrandose a mis hombros pasó de penetrarme duramente a tratar de atravesarme con su pene hasta que este se asomara por mi boca con los restos de mi sistema interno, literalmente podía sentir el contacto entre su pene y la cama a travez de mi vientre, el dolor fué descomunal, pero para ese momento de estímulos logré aferrarme a esa sensación de sabor gustoso dentro mío y la moldeé con mi cuerpo hasta que conseguí adueñarme del placer de ser violado por alguien varias veces mas grande, pesado y fuerte que tú, que somete tu voluntad a la suya mientras amalgaman sus cuerpos a la fuerza, como un martillo que une dos metales para producir una aleación virtuosa, así me sentía, el resto del universo no importó mas, tan solo eramos él y yo, nosotros unidos por un acto tan basico y antiguo como barbárico y majestuoso, allí encima de mi un hombre mayor me tomaba como su amante, comprendí mientras el señor bufaba y penetraba con mucha fuerza y poco tacto (actos propios de un preorgasmo) que él me tomaría sexualmente siempre que yo me presentara ante él, no solo por el dinero que me daría sino por el mero placer de sentirme libre, de entregarme a sus deseos y caprichos voluntariamente para que me use y me dé tanta verga como él quiera, me aferraré a partir de ahora a disfrutar de sus invasivo miembro conquistándome desde adentro.
Lava y fuego fueron expulsadas en mis paredes anales mientras un alarido, casi rugido hacía retumbar los cristales del ventanal, espelucando mi espalda al sentirme marcado como propiedad sexual única e intransferible, creada y afinada para su deleite.
la lava se enfrió convirtiéndose en un ungüento cremosos y fresco que se derramó sobre el piso de baldosa rustica al retirar su instrumento de mi intestino grueso, el vacío se apoderó de nuevo de mí, no alcancé un orgasmo; pero sin lugar a dudas haría cualquier cosa por recrear es extravagante placer carnal.
Para terminar el cuento, Damasio me lavó con cuidado ofreciendome disculpas ya que su intensión no era la de deslecharse con mi culito el día de hoy; pero que algo en mí rompió su pudor y entregandose a su lujuria dió rienda suelta a sus deseos mas oscuros, me puso algo de ungüento balsámico y dormí en su casa junto a él, al llegar a la mañana siguiente a mi casa casi me llevo una paliza que de haber existido en ese entonces habría sido publicada en los records Guinnes; pero el señor Damasio en su camioneta le explicó a mi mamá y abuela que le había estado ayudando en su finca con unas gallinas y otros animalitos que se le habían "escapado" y que yo le fuí de gran valor por lo que me pagó 5 billetes de 100, ante esa cantidad las mayoras no pusieron objeción y ante la mirada atónita y nerviosa de Salvador le suplicó a las viejas de esta manera: "disculpe mayora, será que me pueden prestar a este carajito que en la finca necesito a alguien que me haga algunos mandados o trabajitos, yo se lo pago claro está, y si puede tambien me llevo al mayorcito que se ve que AGUANTA un trabajo mas de hombre" por supuesto que con la afirmativa de las mayoras Salvador y yo pasamos algunos días y noches, a veces semanas enteras en la finca del señor Damasio, en dias de semana trabajábamos con el resto de los trabajadores, de noche la casa era para nosotros dos y el señor que llegaba a veces (porque tenía su casa y su familia) nosotros llevabamos dinero a la casa y gracias a eso mi hermano (tiempo despues) hizo un curso de mecanica y montó su local y yo inicié mis estudios con el señor Damasio que era muy letrado, me gradué, trabajé e hice mi vida con algunas escapadas hacia la finca y en cuanto al señor Damasio el conservó su vigor sexual hasta muy entrada la vejéz, unos dicen que cuando ya no pudo coger se murió.
Aún hoy lo recuerdo con nostalgia y lo echo de menos, si tengo la oportunidad (y la plata) mando a echar otro cuento, si no, no.
Shotaboy: para los que no se han enterado, tanto los relatos "El Cambural" como "Pedo sin P2" han sido encargados por terceras personas, este tambien, aún no he tenido la oportunidad de escribir para otro usuario de SST (creo), si deseas tu historia escrita o dibujada comunicate a mi correo, o mira en mi perfil para ver mis otros relatos y en contactos para corroborar tu pedido.
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