BOYS SCOUTS (EL CAMPAMENTO)
Una vez que estuvimos los tres desnudos, Arturo volvió a mi culo (lo besó, lo lamió y me lo chupó por completo) y Javi se ubicó delante de mí, para que le chupase la verga..
El tema de los “Boys Scouts” ha dado para todo tipo de film y de relatos, en materia de pornografía y ello tiene su razón de ser, aunque muchas veces se trata solamente de fantasías o de algún tipo de deseos ocultos. En cuanto a los films, videos, películas, etc., siempre se apela a “actores porno”, mayores de 18 años por obvias razones, pero cuyos rasgos físicos los hagan parecer chicos en su etapa de adolescencia (Les recomiendo un viejo film de Jean-Daniel Candinot).
Pero en algunos casos, la realidad puede superar a la ficción o al menos asemejarse bastante y ello también tiene sus motivos fácilmente razonables y explicables, porque que se trata de la convivencia entre chicos varones (de ahí “boys”), de una edad en la cual ya comienzan a asomar los deseos sexuales y actividades tales como, campamentos, etc., suelen ser propicios para satisfacer cierto “revuelo hormonal”.
En mi caso particular, mi experiencia a tal efecto, fue, como todos mis relatos anteriores, ciento por ciento real.
Finalizado el ciclo escolar (yo contaba entonces con 11 años de edad), mi familia se mudó a la otra punta de la ciudad (siempre en Comodoro Rivadavia), así que, por ende, quedaron atrás y en mis anteriores, “barriada” y colegio, todas mis precoces experiencias sexuales, es decir, los chicos y los grandes que me habían cogido, por aquellos años y en esos ámbitos (aunque varios de ellos me hicieron una espectacular despedida y mi culo se los agradeció con creces).
Ya asentados en nuestro nuevo ámbito, mis padres decidieron inscribirme en un grupo de “Boys Scouts”, aunque solamente sería durante el período de vacaciones estudiantiles, según ellos, para que me ayudasen a formar carácter, teniendo en cuenta que yo, a diferencia del resto de mis hermanos, siempre fui retraído, sumiso, introvertido, etc.
A los pocos días de haber iniciado las actividades propias de los grupos de Boys Scouts, recibí mi primer muda de ropa, es decir, el uniforme típico que, detalles más, detalles menos, los caracteriza y que a mí, particularmente, no me agradó para nada en un principio, ya que, entre otros aspectos negativos, los pantalones, tanto los largos como los cortos, eran amplios, rústicos y con ellos, no podía lucir ni resaltar todas las bondades de mi increíble, maravilloso, sublime, alucinante y fuera de serie “culo”.
¿Cómo irían a cogerme entonces, aquellos lindos y hermosos chicos, algunos de los cuales ya habían despertado y concitado mi atención?
Debería aprovechar la más mínima oportunidad que se suscite y ello, por suerte para mí, se produjo a los quince días, ya que comenzó allí la primera de las actividades (tal vez la más interesante de mi breve paso por aquel grupo de “Boys Scouts”), cual fue, obviamente, el “campamento”, es decir, que iríamos a pasar tres días al aire libre, en una zona lindante a la ciudad pero remota y lo “mejor de lo mejor”, dormiríamos en carpas.
Llegado el “día D” y luego de todas las recomendaciones de mis padres, a saber: que sociabilice, que me integre al grupo, que participe activamente de todas las tareas, que hable fuerte y claro y que tratase, en lo posible, de destacarme entre los demás (algo que ya estaba entre mis planes, sin tanto preámbulo “paternal y maternal”), abordé el ómnibus que nos trasladó hasta el lugar del campamento.
Mi falta de carácter y mi condición de chico sumiso, retraído, introvertido, etc., era inversamente proporcional a mis atributos físicos, motores, de coordinación, de agilidad, etc., motivo por el cual rápidamente empecé a destacarme en el grupo, pero lo fundamental para mí era buscar la forma que, aquellos chicos que a priori eran de mi agrado, me eligiesen entre los cuatro que compartiríamos la carpa, a la hora de dormir.
La ocasión propicia se me dio cuando, uno de los líderes de grupo (que, entre paréntesis, también estaba muy apetecible), nos encomendó, a un grupo de chicos entre los cuales yo estaba incluido, la tarea de ir en búsqueda de leña para hacer un fogón. Ahí aproveché como para hacer una primera aproximación a mi objetivo y de paso, observar cual sería la reacción de alguno de los chicos, así que, fiel a mi estilo y a lo que yo, ya sabía de antemano que nunca fallaba, con la excusa de “tener ganas de orinar”, fui detrás de un árbol y, en lugar de desabrochar la bragueta del pantalón (en algunos países de dice “cremallera”), me bajé el pantalón y el calzoncillo, casi por completo; mientras lo hacía, miraba de reojo para ver la expresión de mis compañeros.
Uno de ellos, puso cara de grata sorpresa; un par más, efectuaron comentarios en voz baja, pero por la expresión de sus caras, rápidamente me di cuenta de que, mi super culazo, era el motivo de aquellos comentarios y uno fue el que se animó a dar el primer paso, ya que, acercándose a mí, me dijo a viva voz y sin preámbulos:
“¡Hey Marcos! ¡Que buen culo! ¡Que pedazo de culo!”
No solo lo dijo, sino que, además, al ver que yo, lejos de molestarme o incomodarme, crucé con él una mirada cómplice y una sonrisa picaresca, me dio un par de suaves palmaditas en mis “carnosos cachetes” y yo volví, otra vez, a asentir que tanto sus dichos como tus “toquecitos”, habían resultado de mi agrado.
El primer paso ya estaba dado, así que todo era cuestión de aguardar el momento propicio, el cual llegó cuando nos asignaron los grupos, de cuatro integrantes, para compartir las carpas (tiendas de campaña, en algunos países de habla hispana).
Javi, el chico que me había tocado el culo, era el mayor de todos, ya que contaba con 14 años y llevaba cierto tiempo en el grupo de Boys Scouts; luego venían Maxi y Fabio, ambos de 12 años y, por último, yo, de 11.
Cuando el líder, le preguntó a Javi, el porqué nos había elegido, dijo que por las habilidades que habíamos demostrado durante la jornada y, aunque por obvias razones, no hizo mención alguna a mi súper culo, yo sabía internamente que ello había contribuido y vaya si lo había hecho, a la hora de elegirme.
Llegada la noche, nos fuimos a acostar y Javi nos indicó el lugar que cada uno de nosotros, ocuparía dentro de la carpa (yo, por supuesto, a su lado), así que armamos nuestras “bolsas de dormir” y, una vez que escuchamos el silbato, hicimos total y absoluto silencio, ya que ella era la consigna y la indicación que recibimos al respecto.
No habrían transcurrido más de algunos minutos y yo me puse de costado, de espaldas a Javi y lentamente comencé a bajar el cierre de mi bolsa de dormir, al mismo tiempo que bajaba mi pijama y mi calzoncillo; una vez en esa posición, empecé a arrimar mi culo hacia la bolsa de dormir de Javi y él, rápidamente, se dio cuenta de mi intención, así que hizo lo propio, es decir, bajó muy despaciosamente (para no hacer ruido alguno), el cierre de su bolsa de dormir y estiró su brazo, hasta que su mano hizo contacto con mi culazo desnudo.
Un semejante culo, además, suave, terso, aterciopelado, a su entera disposición. Javi me lo empezó a toquetear y a manosear por completo y mientras lo hacía, yo estiré mi brazo hacia atrás, en búsqueda de su entrepierna.
Javi esbozó una exhalación de placer al hacer yo contacto con mi mano en su pija y comenzar a tocarla muy suavemente, a modo de una dulce y tierna “paja”.
Listo; el primer paso ya estaba dando sus primeros resultados, es decir, la primera de las noches y yo ya tenía una verga en la mano y alguien a quien ofrecerle todas las bondades de mi súper culo. Ya se podía percibir la excitación, tanto de Javi como la mía, pero no debíamos despertar a los otros dos chicos, así que saqué bien mi culazo hacia afuera y con mi mano, fui guiando la pija hacia mi orificio anal, hasta que, una vez a las puertas de mi rosado y ya dilatado “agujero”, comencé a sentir la penetración.
Una vez que la verga de Javi ingresó por completo a mi culo, empezamos con un movimiento lento y acompasado, que me resultó por demás excitante, sobre todo porque estamos cogiendo, a lado de dos chicos que dormían plácidamente y, al menos por aquella noche, no se enterarían de esa relación sexual.
Tener una pija bien adentro del culo, para quienes las amamos con toda nuestra alma, corazón, sentimiento, etc., es algo que no podemos describir con palabras. Dos jóvenes cuerpos desnudos, con las hormonas en constante y permanente ebullición, uno de ellos (Javi) metiéndosela en el super culazo del otro (yo)… El cuadro no podía ser más alucinante.
Al cabo de unos instantes, Javi, mordiéndose los labios para no efectuar sonido alguno, acabó con un abundante chorro de leche caliente, adentro de mi culo y cuando sacó su verga, sentí un abundante semen correr por mis carnosos caches y mis torneados muslos.
Al día siguiente y mientras continuábamos con las actividades propias del campamento, noté, en determinado momento, que Javi estaba hablando con Arturo, uno de los líderes del grupo, que por entonces tendría unos 25 años de edad y por la manera en la que conversaban, me miraban solapadamente y sonreían de manera picaresca (yo conocía ya muy bien esas sonrisas), enseguida me di cuenta de que, casi con seguridad, la charla estaría relacionada con la cogida que habíamos mantenido esa noche, algo que ya comenzaba a excitarme sobremanera.
Durante todo el día, Javi casi no se despegó de mí y aprovechaba cualquier ocasión para tocarme el culo y para hacerme todo tipo de insinuaciones, a las que yo respondía con gestos de aprobación, hasta que, ante la distracción del resto, nos alejamos a pocos metros del lugar y una vez allí, detrás de unos arbustos, Javi me dijo:
-“¡Qué bueno estuvo lo de anoche! Me quedé con ganas de cogerte otra vez! ¿Querés?”
“¡Sí! ¡Dale! Pero primero te la chupo” – Le respondí tocando su entrepierna.
Seguidamente, me arrodillé y una vez que descubrí su verga, comencé a acariciarla, a besarla, a lamerla… Yo amaba las pijas, me encantaban, así que me comí aquella preciosura por completo, pero como no quería tomarme la leche, sino recibirla toda adentro de mi culo, una vez que aquella pija estaba dura como piedra, me incorporé, me di la vuelta, me bajé el pantalón y el calzoncillo y le ofrecí ese monumento al culo.
Javi rápidamente me la metió, comenzó a cogerme con muy buen ritmo y como esta vez no tenía que hacer silencio (como a la noche anterior), jadeaba y gemía de placer.
“¡Ahhhh! ¡Qué lindo! ¡Cómo me gusta coger! ¡Qué bueno que viniste a este grupo! ¡Qué hermoso culo! ¡Ah!”
Junto con ese último “Ahhh”, se vino dentro de mí, llenándome el culo con su lechita. Yo estaba más que feliz, ya que, en el lugar anterior donde vivía, estaba acostumbrado a que los chicos me cogiesen casi a diario y, en mi nuevo vecindario, eran estas mis dos primeras cogidas después de casi 20 días.
A la noche, nos acostamos como si absolutamente nada hubiese pasado y, cuando los otros dos chicos se durmieron (por suerte tenía el sueño muy pesado y rápidamente se dormían), Javi me dijo:
“Arturo nos invitó a su carpa” – y Agregó: “No invita a cualquiera, solo a nosotros porque nos destacamos del grupo”.
Nos levantamos, nos vestimos sin hacer el menor de los ruidos y nos dirigimos, muy sigilosamente, hacia la carpa de Arturo, uno de los líderes del grupo, quien, por supuesto, tenía una gran carpa solo para él.
Una vez dentro, mirándome a los ojos, me dijo:
-“¡Te felicito Marcos! ¡Estás sobresaliendo del grupo! ¡Sos uno de los mejores en llevar a cabo todas las actividades del campamento y si seguís así, vas a llevarte varias menciones a tu casa”.
Yo le agradecí, sin dejar de notar que, tanto él como Javi, continuaban con sus miradas cómplices y sonrisas picarescas.
“Además te tengo que felicitar por otra cosa… Me dijo Javi que tenés un culo precioso, pero hasta que yo no lo vea con mis propios ojos…” – Dijo Arturo.
“¡Dale Marcos! ¡Mostráselo! ¡No hay problema!” – Exclamó Javi.
Sin preámbulos, tapujos ni vergüenza alguna (nunca los tuve), me bajé el pantalón y el calzoncillo, dejando al descubierto mi gran culo.
“¡Epa! ¡Qué culazo!” – Exclamó Arturo y se abalanzó sobre mi parte trasera, para manosearla por completo y mientras tanto, Javi se paró delante de mí, descubrió su pija y me la ofreció para que yo me entretenga un rato.
“¡Saquémosno la ropa y quedémosno desnudos!” – Ordenó Arturo y rápidamente cumplimos su orden.
La carpa tenía una tenue luz interior, que permitía una buena visión allí adentro, pero que absolutamente nada relucía hacia afuera, así que no había motivos para preocupación alguna.
Una vez que estuvimos los tres desnudos, Arturo volvió a mi culo (lo besó, lo lamió y me lo chupó por completo) y Javi se ubicó delante de mí, para que le chupase la verga.
Yo ya había cogido con 2 e inclusive con hasta 4 chicos en el barrio, pero no de esa manera, es decir, los chicos me cogían por turnos, es decir, uno me la ponía y los otros aguardaban a que le tocase a cada uno de ellos, pero en esta ocasión, era mi primera vez de esta manera.
Lo que siguió a continuación fue una locura total, ya que Arturo y Javi me cogieron en todas las posiciones y yo, además, chupé tanto ambas pijas, que en un momento ya no sentía mis labios. El líder (obvio) era quien llevaba la voz cantante, era quien daba las órdenes y, como no podía ser de otra manera, no quería dejar mi culo ni por un solo instante.
“¡Ahhhhh! Esta fue mi fantasía de toda la vida” – Exclamó Arturo mientras bombeaba dentro de mi culazo y agregó:
-“¡Nunca tuvimos un chico así!” – Y finalizó diciendo:
“¡Es mi sueño… Es nuestro sueño!”
“¿A vos también te gusta esto Marcos?” – Preguntó:
“¡Sí Arturo! ¡Me encanta! ¡Me gusta muchísimo que me cojan!” – Respondí y aproveché para recibir otro elogio, otro halago más.
“Y a ustedes ¿Les gusta mi culo? ¿Vieron alguna vez un culo como el mío?” – Les pregunté, a sabiendas de ya saber cual sería la respuesta.
“¡No mi amor!” – Exclamó Arturo y agregó:
“Nunca vi un semejante culo como el tuyo, en un varón… Sos un privilegiado”
“De aquí en adelante te vamos a coger un montón… Vamos a disfrutar de ese culo lo más que podamos” – Finalizó diciendo.
Todo este diálogo de alto contenido erótico, se daba mientras Arturo me cogía por el culo y Javi, quien ya no había podido contenerse, me había llenado toda la cara de leche.
El campamento duraba cuatro días y esa era recién la segunda noche, así que imagínense, mis amados lectores, como fueron las jornadas subsiguientes.; ya que Arturo y Javi me cogieron una, otra y otra vez más, pero lo más gracioso de todo, fue que, finalizadas las actividades, volví a casa repleto de menciones, premios y demás, merced a mi desempeño durante todo el campamento.
El mismo Arturo les dijo a mis padres, cuando me fueron a recibir:
“Su hijo se destacó muchísimo. Los felicito. Tienen un futuro Boy Scout, que les va a dar muchas satisfacciones”.
“¡Muchas gracias!” – Dijeron mis padres y dirigiéndose a mí, me dijeron:
-“¡Viste Marcos! ¡Hicimos muy bien en inscribirte en los Boys Scout! Vas a seguir asistiendo ¿Verdad?”
Obviamente respondí en forma afirmativa y haciendo el saludo “Scout”, me despedí de Arturo, no sin antes, voltear para cruzar la últimas de las miradas cómplices y de las sonrisas picarescas y me di un par de palmaditas en mi culo, como diciéndole – “Gracias por la cogida. La próxima, te lo doy otra vez”.
Soy marcoscomodoro y este relato les resultó excitante o al menos agradable, voten y comenten, por favor. Besos a todos y los amo.
Qué rica experiencia. Es un placer leerte.
Muchas gracias. Pronto subiré otro relato. Besos.
Hola excelente relato te felicito por esa experiencia genial pero continúa con convivencia?
Muchas gracias. Estoy escribiendo la continuación de aquella, mi experiencia con el grupo de Boys Scouts. Besos.
Buenísimo, espero con ansia la siguiente historia.
Gracias. Ya prontito subiré otro relato. Besos.
Me ha encantado y qué forma de escribir! Excelente relato!
Muchas gracias. La verdad es que me encanta hacer públicas mis experiencias de vida y por suerte, este sitio de internet, me permite hacerlo. Besos.
Saludos. Hace tres días descubrí tus relatos y no he parado de leerlos. Me he animado a crear este perfil para contartelo. Es un placer leerte y saber de tus vivencias en tus años de infancia. Espero sigas escribiendo mucho. Gracias por tus historias.
Muchas gracias por el comentario. Besitos.