Braulio el hijo de la empleada
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
En altas horas de la noche habían ocasiones en que yo no podía dormir, Braulio salía de su cama yéndose a acostarse en la cama de mi hermano se cubrían con las sábanas haciendo movimientos lentos y luego rápidos, Braulio hacía gemir a mi hermano, los dos salían del cuarto después de un rato retornaban en silencio a sus camas tomándose el pene por dentro de la trusa, cuando mi hermano y Braulio estaban cubiertos por las sábanas me acercaba a quitárselas para dormir con ellos pero estaban desnudos abrazados con los penes frotándose tocándose el culo, Braulio me decía que estaban jugando y que no tenía espacio para mí en la cama, que no los moleste y que vaya a mi cama, me hablaba muy fuerte, mi hermano y yo teníamos temor a Braulio por eso nos quedábamos quietos sin decir nada a nadie de lo que ocurría por la noche en el cuarto.
Una noche tuve diarrea, fui al baño con Braulio que me ayudaba a quitarme la trusa después de hacer popó limpió mi nalga pasando papel higiénico, por varias ocasiones tocó mi pene moviéndolo suavemente con los dedos poniéndose erecto a los pocos segundos Braulio se reía no dejaba de mirarlo, dijo que lo tenía grandecito, jugó con mis testículos pasando los dedos, sencillamente miraba esas acciones de sus manos que me empezaban a gustar, Braulio no paraba de reír, me acuerdo que me dijo algo así como que juguemos a algo, me besaba la espalda y el cuello haciéndome cosquillas que me hacía reír tapó mi boca para que hiciera silencio de pronto se sacó el pene de su trusa mostrándomelo lo acercó a mi estomago, me arrimó sobre la pared inclinó su cuerpo bajando el pene a la altura de mis testículos moviéndolos junto con mi pene, por unos instantes observé los dos penes moverse, Braulio no paraba de sonreír luego hizo que me diera la vuelta recostándome sobre el inodoro pasándomelo por las nalgas y por la espalda poniendo el pene en mi entre mis nalgas, me hizo doler un poquito al metérmelo, de pronto escuchamos tocar la puerta, escuché a Braulio que enojado le preguntaba a mi hermano qué deseaba, del otro lado de la puerta mi hermano dijo que quería orinar, de inmediato se puso la trusa alcancé a ver el tamaño del pene de Braulio sobresaliendo por la trusa me vistió rapidito después Braulio abre la puerta, mi hermano entró sin miramientos bajó su trusa hasta los pies junto al inodoro, Braulio me dijo que saliera y me fuera a acostar, cuando salí Braulio cerró la puerta del baño encerrándose con mi hermano, desde mi cama escuchaba no solo gemidos sino gritos que pegaba mi hermano, después hubo un largo silencio, se demoraron mucho en salir, no recuerdo en qué momento salieron porque me quedé dormido.
El dolor de estomago y la necesidad de hacer popó me vino vuelta me levanté, escuché que mi hermano sollozaba en su cama cubierto por las sábanas, no le di importancia por mi dolor de estómago, fui a la cama de Braulio para que me lleve al baño lo noté algo serio y preocupado, hice mi necesidad vi en el tacho de basura un montón de papel higiénico con sangre, me limpió rápido y me llevó a la cama, sacó del botiquín un analgésico para tomármelo porque ya era hora, pese a todo esa noche fui al baño varias veces, después vi que llevaba al baño a mi hermano que le decía que lo de atrás le dolía mucho Braulio le pedía que se calmara y que hiciera silencio para que yo no escuche, al despertarme por la mañana vi a Braulio que hablaba con mi hermano, Braulio me ayudó ir al baño, el carácter de mi hermano cambió por un tiempo parecía distraído y temeroso de ello no se dieron cuenta mis padres, Braulio desde esa noche ya no fue a cuidarnos.
Habían momentos en que pasaba jugando en casa con los chicos del vecindario se hacían cosas como jugar a tocarse las nalgas y los penes, hacíamos montaditas, luchitas en el piso, ya me habituaba a esas costumbres que también hacía mi hermano con los más pequeños, una vez sorprendí a mi hermano bajándole la trusa a un amiguito del vecindario poniéndolo en cuatro empalmando pene en nalgas, lo que más me llamó la atención fue cuando mi amiguito metía el pene chiquito en el ano de mi hermano que se hacía para atrás para que le quepa todo, mi amiguito se fastidiaba pero terminaba haciéndolo, yo creí que todo era un juego en el que ambos disfrutaban mucho con ese movimiento sexual de caderas intenté hacerlo con mi hermano pero no lo quiso y me dio de golpes.
En las vacaciones escolares mi hermano acompañaba a mis padres en los atareados viajes de largas horas y días constantes en la compra venta de mercadería a cientos de kilómetros fuera del pueblo, por ser aún pequeño yo me quedaba con la empleada que a veces me llevaba por unas horas de la tarde a su casa, allí se encontraba con su amante saliendo a pasear y me dejaba en su casa por un rato con Braulio haciéndome mimos, regalándome golosinas, parecía todo normal hasta que una tarde me quedé dormido en el cuarto de Braulio, me desperté viéndome desnudo a la mitad de mi cuerpo la trusa estaba a un lado de la cama, Braulio se daba gustos lamiéndome el pene, quise levantarme un poco asustado doblando mi tronco, las manos de Braulio actuaron sobre mi pecho volviéndome a acostar como estaba, me hacía gozar esas lamidas en mis testículos abarcó toda su boca mamando mi pene quise levantarme pero Braulio volvía a impedir, seguí acostado resignado con esa mamada, hizo que gire mi cuerpo ahora lamía mi culo por mi lado vi que se bajaba la trusa tomando el pene con una mano, viró mi cara con la otra mano ya me hizo sentir el movimiento del pene tibio que frotaba mi culo, hacía movimientos lentos y rápidos todo mi cuerpo se movía resignado apoyé mi cara sobre las manos dejándome coger de Braulio, hizo un intento de penetrarme pero gemí fuerte después de un rato quiso hacerlo de nuevo y varias veces pero yo gemía fuerte hasta que me dejó limpiándose el pene con la trusa, sentí un liquido sobre mis nalgas quise levantarme pero me dijo que me quede quietecito, pasó la trusa por las nalgas estaba limpiándome el semen que había dejado, fuimos al baño para terminarme de limpiar el pene y culo con bastante jabón, ya limpio se arrodilló tomándome de frente con un brazo en mi cadera y con la otra mano tomó mi pene acercando la cara para mamarme el pene otra vez, me hacía tantas cosquillas que no dejaba de reír, se levantó haciéndome pasar el pene por mis labios y mentón, lo tenía oloroso a jabón me pidió que abriera la boca y que chupara su pene como helado, tenía un sabor muy particular, el pene se iba haciendo cada vez más grueso, de modo que tenía dificultad mamárselo con mi boca, Braulio no paraba de hacer gestos de complacencia enseñándome como debía mamárselo sin que rozara mis dientes en el pene al cabo de un tiempo salimos a ver tv, la mamá llegó al poco rato acompañada de su amante, antes de ir a casa con la empleada, Braulio me hizo gestos de silencio, moví afirmativamente mi cabeza en señal que le obedecería en todo.
La empleada llegó a mi casa una mañana con Lenin, un sobrinito del interior del estado que estaba de visita vacacional, mis padres se fueron a trabajar con mi hermano recomendándome que me porte bien, retornarían en cuatro días, en la tarde Braulio llegó con el amante de su madre, ambos adultos salieron a la calle que iban de compras y que Braulio se quedaba a nuestro cuidado, jugamos a las canicas en el piso, Braulio ordenó que me quedara jugando solo por un rato, abrazó a Lenin por los hombros llevándolo por el pasillo que da a los cuartos, como pasaba el tiempo y no regresaban fui a verlos los encontré desnudos moviéndose entre las sábanas, Braulio tenía a Lenin sometido sobre la cama con el pene grueso en el culito moviendo las caderas casi como lo hace un perro cogiéndose a una perrita, al verme Braulio cubrió la sábana diciéndome que me fuera pero yo no quería, Lenin estaba sin moverse con la cara recostada en el colchón, ante mi insistencia Braulio se puso detrás bajándome la trusa jugando los dedos con mi pene haciéndomelo parar me tomo de la cintura y me puso sobre el cuerpo de Lenin, Braulio me tomaba de las caderas para que se moviera mi pene en el culito de Lenin, Braulio no paraba de reír yo también porque pensaba que era el juego de los caballitos como nos decía pero creo que Lenín realmente sabía que lo estaba cogiendo por la seriedad de resignación que tenía en el rostro, me apartó del cuerpo de Lenin que no decía palabra estaba muy quieto le vi cómo Braulio le metía el pene grueso por el ano luego de varias entradas y salidas, nos hizo sentar al filo de la cama para que abriéramos las piernas, Lenin y yo agachados dirigiendo la mirada a nuestros penes sentíamos que Braulio nos mamaba el pene al mismo tiempo, me tomó de la cintura poniéndome a filo de cama, lo puso a Lenin sobre mi cuerpo para que frote el pene en mi culito, Lenin se quitó de mí y después sentí el peso del cuerpo de Braulio con ese pedazo tibio de carne metiéndolo por mi ano haciendo pocos descansos en los gemidos que lanzaba, me soltó para sentar a Lenin me sentó en el regazo de Lenin, mi culo estaba sentado sobre el pene de Lenin, Braulio le dijo a Lenin que se moviera con las caderas, Braulio puso el pene en mis labios abrí la boca para mamarlo, el movimiento era incómodo, Braulio me marcó sujetándome por detrás rozándome el pene en mi culo me puso en posición perrito sobre el piso Lenin me daba pene rozándome el culo, de frente Braulio me hizo abrir la boca para que le mamara el pene, me gustó mucho esa postura, dijo que me vistiera puso a Lenin al filo de cama metiéndole lo que más pudo el pene por ese ano después de tanto mete y saca vi que salía una especie de baba blanca del pene de Braulio con venas gruesas latiendo, esa baba se deslizaba por las nalgas de Lenin, una parte de esa baba salía por el ano de Lenin vi su carita de resignación por lo que le hizo Braulio, lo limpió y salimos a jugar a la sala, al pasar los días hacía sexo con Lenin encerrado en mi cuarto hasta que se fue al terminar las vacaciones escolares.
Braulio antes de cada cogida que me daba metía los dedos en mi ano con saliva o con crema, sentía eso raro pero me gustaban las caricias que Braulio le daba a mis nalgas con la lengua, ya había pasado buen tiempo desde aquella cogida con Lenin cuando fui a jugar canicas a la acera con unos vecinitos, la empleada salió de la casa con Braulio, dijo que iba a cortarse el pelo y que Braulio quedaba a cuidarme, pero yo sabía que iba a entrevistarse con su amante, luego de un rato de jugar canicas Braulio me hizo entrar en casa cerrando la puerta principal con llave, fui a tomar agua me puse a ver tv escuché desde el corredor la voz de Braulio que me llamaba con insistencia fui a ver que deseaba abrí la puerta lo encontré acostado en mi cama totalmente desnudo abierto de piernas con el pene parado que se corría el prepucio con la mano parecía un mástil acompañado de esa sonrisa en su cara se dio la vuelta tomó un plátano que estaba en el velador y se lo pasó entre las nalgas como que si el plátano lo cogiera
Me hizo acercar a la cama tomando el plátano con mis manos, su espalda acostada en el colchón levantó las piernas apoyándolas en mis hombros dejando descubierto su ano me dijo que le pasara el plátano por el ano lo hice con mucha risa porque me parecía divertido ver esa postura y lo que le hacía con el plátano, Braulio se sentó al filo de cama, abrió sus piernas, me agarró de la cintura desvistiéndome, me abrazó de las costillas me alzó y rodamos sobre la cama dándome besos en el cuello, me pasaba el pene por las nalgas con un roce delicioso sintiendo la calentura de su piel, me sentó en la cama abrió parte de la corteza del plátano dijo que me lo metiera y me lo sacara de la boca después tomó un poco del plátano y se lo embadurnó en el pene me hizo abrir la boca para mamarle el pene, el sabor de su pene con banano era especial después me acostó a filo de cama y me metía el plátano por el ano me hizo sentar en el suelo Braulio se sentó también con las piernas abiertas muy cerca mío me llevó a su cuerpo hizo que me acostara puso mis piernas apoyadas en su pecho así mi ano estaba cerca de su pene metiéndomelo con su movimiento de cadera adelante y atrás aflojó mis piernas abriéndose a los costados de sus caderas vi que los penes estaban frotándose, nos levantamos acostándome en la cama poniéndome almohadas por debajo de mi estómago hizo que estire mis brazos sentí ese pedazo de carne que de nuevo entraba en mi ano ahora era un dolor más fuerte que los anteriores Braulio me metía suavemente el pene los movimientos eran lentos pero al pasar los segundos lo hacía rápido fruncí mi cara cuando me hizo sentir más dolor mientras el tiempo transcurría el dolor se incrementaba lloraba por eso, Braulio se detuvo unos segundos para que me calmara y seguido me embistió con una fuerza que sentí mis entrañas adoloridas, me había metido todo el pene y se quedó quieto por un rato, siguió por fuera moviéndome el pene en las nalgas dejándome el semen me levantó de la cama con cuidado las almohadas tenían sangre me llevó al baño limpiándome el ano con bastante papel higiénico, agua y jabón recordaba aquella noche en que vi el papel ensangrentado, ahora me daba cuenta que eso mismo le hizo a mi hermano, la crema que me puso calmó algo la sangre que se estabilizaría horas después, Braulio me pidió que no dijera nada que me iba a regalar lo que yo más quisiera pero no le asuntaba mucho porque mi dolor era intenso
Me quedé quieto por largo rato, en la cena la empleada me vio triste yo le dije que era por un dolor en la barriga, Braulio pidió permiso a su mamá para dormir en mi cuarto, ella aceptó pidiéndole que me cuidara en todo momento, esa noche Braulio me colmó de atenciones hasta en el mínimo detalle, siempre me repetía que no dijera ni a mi hermano de lo sucedido hasta hace horas.
Con el paso del tiempo me di cuenta que me gustaba mucho los toques de Braulio, permití que siguiera sodomizándome por varias ocasiones hasta que fuimos sorprendidos por su madre en una tarde que ella me llevó a su casa, le dio una golpiza a su hijo delante mío, la empleada me rogó que no dijera nada de aquello a mis padres, a los pocos meses la empleada renunció y yo tuve que pasar a vivir a las afueras del pueblo en casa de mis tíos con mis primitos cuando mis padres iban de venta de mercadería, por las noches les enseñaba a cogerme tratando de meterme sus penes en mi culo, después yo le hacía cogidas sin penetrarlos totalmente porque mi pene era pequeño, lo hicimos hasta que tuve 10 años porque ya tenía que acompañar a mis padres en la mercadería, allí conocí a otros chicos con los que hacíamos sexo y cuando aprendí a beber siempre recordaba el rostro de Braulio y todo lo que me hizo en mi niñez, me ponía ardiente porque me había sodomizado muy deliciosamente por ese entonces, eso de recordar aquello me excitaba y terminaba acostándome con chicos que me hacían el amor en mi ano y ahora en mi adultez lo sigo haciendo. Braulio, mi amor.
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