Buenas noches, Víctor
Este es un relato escrito conjuntamente por dos hermanos contando cómo fue la primera vez que tuvieron sexo juntos. Un relato en el que Jorge, un adolescente salido, inicia en el sexo a Víctor, su hermano pequeño.
La última vez que vi a Víctor me enseño esta web de relatos y me pasé la tarde dándole de mamar como solíamos hacer cuando él era un mocoso, mientras yo leía relatos y compartíamos recuerdos de sus inicios conmigo. Hablando con él me di cuenta, por un lado, de lo mucho que nos ponía a los dos recordar todo aquello, y por otro lado, de que yo solo conocía la mitad de la historia. No voy a decir que él me diera igual, porque me importaba. Y mucho. Pero seamos sinceros, yo como buen adolescente era una maquina de bombear leche. Y cuanta mas leche y más profundo la bombera mejor. Y el solo era un crio cariñoso y obediente que me dejaba disfrutar de él todo lo que yo necesitara. Así que no, ni yo me paraba demasiado a pensar en ello, ni él sabia como contarmelo. Bueno, y seamos justos con él, con mi rabo en su boca la mitad del día tampoco es que tuviera mucha oportunidad. Así que solo disfrutabamos, cada uno a nuestra manera. Pero ahora que hemos crecido y que sabemos hablar de todo esto me he dado cuenta de que me resulta mucho más excitante saber como se sentía cuando se dormía abrazado a mi cintura, chorreandole mi lefa por la barbilla, con mi polla aún dentro de su boca, que el mero recuerdo de verle agarrado a un rabo que no sé ni como cabía dentro de él. Por estos motivos hemos decidido escribir juntos como fueron sus inicios conmigo, para recordar y revivir esos momentos, y para entender como nos haciamos sentir el uno al otro.
Así que esta es nuestra historía, construida en base a los recuerdos de los dos, de las situaciones, gestos, conversaciones y el tono que usabamos el uno con el otro. Por lo que no pretendemos que sea totalmente preciso, sabemos que es imposible, pero si que sea lo mas cercano a nuestros recuerdos posible.
Aunque yo me refiera a Víctor como mi hermano, somos en realidad hermanastros. De hecho cuando nos conocimos no eramos ni eso, él estaba acogido en mi familia hasta que se resolviera su situación. Pero los años y la intimidad me han hecho verle como a un hermano.
Víctor era un niño alto para su edad, delgadito pero no flacucho, con el pelo negro y algo rebelde, que aunque lo llevaba corto, nunca demasiado corto, porque le gustaba la sensación de ir un poco despeinado. Yo con mis casi 15 años ya tenía asumido que era hijo único. Y Víctor, casi 10 años mas pequeño que yo, tampoco parecía el hermano que podía querer tener. Por ese entonces él tampoco ponía mucho de su parte, se pasaba el día callado y aunque hubiera momentos en los que yo intentaba jugar con él o tratara de sacarle una sonrisa, durante las primeras semanas no le escuché hablar, y el unico rato que pasabamos realmente juntos era cuando se metía en mi cama a dormir.
No conocí a Jorge en el mejor momento de mi vida, pero es lo que suele ocurrir con la gente importante. De los primeros días en su casa no recuerdo gran cosa, aunque si pienso en ello si sé como me sentía. Me habían dicho que me quedaría con su familia unos días, por lo que yo le veía sencillamente como otra persona más que desaparecería de mi vida en cuanto pudiera. Yo solo quería que pasaran esos días, por lo que ni hablaba con Jorge ni con sus padres ni intentaba conocerles. El único momento en el que le buscaba era por las noches, cuando necesitaba dejar de sentirme solo para poder dormir. Nunca podré agradecerle lo suficiente que no me echara de su cama ninguna de esas noches y que me abrazara hasta quedarnos dormidos.
Hacía casi 3 años que el padre de mi mejor amigo me había empezado a dar de mamar. También me folló un par de veces, pero yo no lo llevaba demasiado bien, así que se contentaba con mi boca. Él fue el que termino de sacar el bisexual que hay en mi. Tambien fue quien me hizo empezar a ver a Víctor con otros ojos. Reconozco que las primeras veces que me decía que de un niño así, calladito y que se metía voluntariamente en la cama, había que sacar partido me hacia sentir incómodo. Muy incomodo. Tampoco me gustaba que me sujetara fuerte de la cabeza y me llamara por su nombre cuando se corría. Pero lo cierto es que consiguió lo que quería, me metió esa idea en la cabeza. Y mis calentones nocturnos de adolescente, con Víctor metido en mi cama no ayudaban. Tampoco el hecho de que él cada vez hablara y fuera más cariñoso conmigo. Ni que le encantaran mis caricias cuando se metía en mi cama, ni de que se fuera acercando el verano y empezaramos a dormir sin camiseta.
Llegó un punto en el que se me ponía dura solo por tenerle cerca. Daba igual que estuvieramos solos o estuvieran nuestros padres al lado. Daba igual que estuviera en mi cama o que yo fuera a buscarle al colegio. Era estar cerca de Víctor y mi polla se ponía dura. Se me ponía tan dura que dolía. Así que empecé a hacerme pajas. Cada noche esperaba a que él se durmiera para sacarmela y hacerme una paja. A veces dos. A veces perdía la cuenta. Yo le abrazaba, le acariciaba, y con la otra mano me la machacaba hasta correrme. Las primeras veces me daba miedo que él se despertara. Yo aún no sabía que cuando Víctor hace una cosa la hace a conciencia, y cuando duerme duerme. Así que todas las noches yo le abrazaba, le sobaba, y le pringaba de lefa. Habiamos cambiado que las primeras semanas el me pringara el pecho con sus lagrimas y sus mocos, a yo dejarle a él chorreando lefa.
De Jorge recuerdo la sensación de calma y seguridad que me transmitía. No estoy seguro de si los recuerdos de abrazarme a él a dormir y despertarme en mitad de la noche y que el siguiera ahí son de esos primeros meses, o de más adelante, de más mayor. De lo que estoy seguro es que yoya confiaba plenamente en el cuando una noche…
Estabamos los dos en la cama, en ropa interior. Yo llevaba boxers y Víctor había conseguido que mi madre le comprara unos porque los slips le parecian de niño pequeño. Víctor estaba a mi lado, su cabeza sobre mi hombro, mi mano izquierda acariciandole la espalda y la derecha dentro del boxer… dándole vueltas a la misma idea.
«Joder, 15 años y aun no me han comido la polla»
Como cada noche desde hacía semanas había colocado a Víctor a mi lado, con su cabeza a la altura de mi pecho. Como cada noche había enredado mis dedos en su pelo y le habia colocado con sus labios rozando mi pezón. Podía sentir su respiración mientras yo empezaba a pajearme. Esa noche Víctor estaba con un brazo apoyado sobre mi y yo lo había bajado hasta justo debajo de mi ombligo, por lo que podía sentir su mano y su brazo rozando mi polla mientras me masturbaba.
«¿De qué me sirve ser el que más grande la tengo de mis amigos si no la uso?»
Su piel era tan suave. Me la ponía tan dura tenerle a mi lado, acariciando su cuerpo, su mano… y esos labios… Pringarle cada noche de lefa era perfecto, pero…
– Victor, ¿estas ya dormido?
– Mmm mmm
Me saqué la mano del boxer. La tenía humeda por todo el líquido preseminal, pero no me importó. Subi la mano a su cara y le empecé a acariciar. Le pasaba el pulgar por las mejillas, por sus párpados cerrados, le rozaba los labios…
– Vic…
– ¿Mmmmm?
–¿Me acaricias el ombligo como tú sabes?
Víctor estaba medio dormido, yo le acariciaba la cara y el cuerpo para que no se durmiera del todo. Y él me acariciaba. Al principio un poco torpemente, le cogí la mano y le guié para que recorriera mi cuerpo suavemente.
Le besé el pelo.
– Así peque, me gusta mucho.
Le guié la mano para que me acariciara un poco más abajo, justo encima de mi boxer. No sé si es porque estaba medio dormido o porque era un niño y no se daba cuenta, pero me rozaba la polla con su mano y su brazo al acariciarme. Era genial. Me podía haber pasado así la vida. Pero no. No podía. Yo necesitaba correrme. Necesitaba correrme en él para ser exactos. Necesitaba que él me hiciera correrme en él para ser totalmente exactos.
No dejé que parara de acariciarme. Y bajé hasta colocar mi frente con la suya. Apenas podía verle estando a oscuras. Víctor tenía los ojitos cerrados, y la boquita ligeramente abierta. El respiraba suavemente, pero mi corazón iba a mil por hora. Junte mis labios a los suyos y le besé.
Me está besando… ¿ME ESTÁ BESANDO?
No sabía si Jorge estaba dormido o despierto.
No sabía si YO estaba dormido o despierto.
Lo hacia suavemente, rozaba sus labios con los mios. Era como cuando me acariciaba el pecho y el ombligo… pero mejor.
No había lucha de ningún tipo.
Él tenía los ojos cerrados y sólo me besaba. Cerré los ojos y le seguí el ritmo.
Había besado a chicas antes, pero esto era totalmente distinto. Sus labios eran finos y suaves… y me estaba empezando a seguir.
No sé ni cuanto tiempo estuvimos besamos.
Yo estaba como flotando sintiendo sus labios con los mios y su mano acariciando en mi pecho.
– Confía en mi, y haz lo que yo haga.
Mis labios con los de Víctor.
Los labios de Jorge con los mios.
Mi lengua en su boca. Una… dos.. tres veces, le dejo tiempo entre lengua y lengua para que lo haga él. Por fin…
Mi lengua en la boca de Jorge. Luego la suya… la mía…
Mis dedos en su pecho, en su ombligo, entrando en su boxer…
Mis dedos en su pecho, en su ombligo… ¿esto es…?
Mi mano rodeando su polla… es pequeña y no está dura, pero es mas gorda de lo que esperaba…
Si, esto es su pene…
Noto su mano rodeando mi rabo. No sabe muy bien que hacer… y no le cierra el puño. Es perfecto.
Sigue besandome, pero mi mente sólo está en lo que noto con la mano ¿por qué es tan grande? Quiero verlo.
– Vic, no te sueltes
«No pienso hacerlo».
Tumbo a Víctor bocarriba y me coloco sobre el. Mi cuerpo sobre el suyo. No dejo de besarle en los labios, en la mejilla, me muevo hacia su oreja mientras le sujeto la cabeza y le hago mirar hacia el otro lado. Le beso el lóbulo de la oreja y escucho como respira algo mas fuerte. Le beso la oreja, la recorro con mi lengua. Su respiración no para de activarse. Víctor no me suelta la polla y yo empiezo a moverme.
Bajo mis labios a su cuello y lo beso. Lo recorro con mis labios, con mi lengua, se lo muerdo suavemente con los labios. Su respiración cada vez es mas fuerte. Yo cada vez empujo más fuerte con el rabo en su mano.
Coloco mis manos sobre la cama, le beso y embisto fuerte.
Me muero de placer.
Noto su peso sobre mi. Él es mucho mas grande que yo, y es agradable. Me besa y se empieza a mover en mi mano.
«¿Lo estoy haciendo bien?» «¿Le gusta?».
Me besa la oreja, el cuello. Él SÍ lo esta haciendo bien. Me gusta.
Cada vez se mueve más rápido. Mi mano empieza a estar mojada y me agarro fuerte, no quiero soltarme.
«Creo que lo estoy haciendo bien». «Creo que le gusta».
El no para de moverse y empiezo a aprenderme su ritmo. Hacia atrás lento, hacia delante de golpe.
Deja de acariciarme y pone las manos en la cama, se separa un poco de mí
«¿He hecho algo mal?».
Empieza a moverse muy rápido. Busca la forma de recorrer bien mi mano y yo noto todo lo grande que es.
Siento su respiración cada vez más fuerte.
«Lo estoy haciendo bien». «Le gusta».
Estoy a punto de correrme.
«Qué mano tiene para mi rabo».
Quiero pringarsela de leche.
«Le tengo justo debajo de mi y le voy a inundar el cuerpito de leche caliente y espesa, y con lo que yo echo… Y con lo fuerte que sale, le voy a salpicar toda la cara. Pero no… estamos a oscuras, no voy a poder verlo…».
«Además, con lo bien que se está portando seguro que chupa».
«Eso es, quiero probar esos labios».
«Quiero que chupe».
«Quiero que trague».
Bajo el ritmo, no quiero correrme. Aún no. Le vuelvo a besar. El sigue agarrado a mi.
«Desde luego se lo ha tomado en serio lo de no soltarse».
Estiro el brazo y enciendo la lampara de la mesilla. Le miro a los ojos y el me mira a mi. Tiene todo el pelo revuelto y mojado de sudor. Está perfecto.
– Puedes soltarte un momento para descansar peque, ahora seguimos.
«¿He hecho algo mal?». «¿Se ha enfadado?».
– ¿Sabes que no puedes decir nada de esto a nadie, no?
«Sí, he hecho algo mal».
– Vale
– Vengo en un segundo, Vic.
Veo como se levanta de la cama y echa el cerrojo de la habitación.
Sus padres nos tienen prohibido cerrar la puerta, asi que esto tiene que ser muy secreto si tiene que cerrar la puerta.
Se da la vuelta y es la primera vez que le veo de frente. Dios, es mucho más grande de lo que pensaba.
Vuelve a la cama con una linterna, y apaga la luz.
– Así podemos vernos sin que nos vean.
Me sonrie.
«Vale, no está enfadado».
Se sienta en la cama y me coge de la mano y me pone de pie delante de él.
– ¿Me agarras?
«Y no pienso soltarme».
Victor se agarra a mi rabo. Con su mano tan pequeña agarrandomela parece aún mas grande de lo que ya es, y encima la tengo chorreando. Ahora no deja la mano quieta como antes. Parece que ha aprendido rápido como funciona. Le pongo de rodillas para que la vea bien.
– ¿Qué te parece?
– Es muy grande.
(A parte de la percepción de un niño pequeño en realidad lo era, con sus 15 años aun no tenía el rabazo que tiene ahora… pero era muy grande sí)
– ¡Hahaha!, un poco, sí. Pero por lo que he visto la tuya también.
– ¿Cuándo sea mayor será como el tuyo?
– Bueno, no sé si sera tan grande como mi polla, pero te prometo que será grande.
– ¿Y por qué…?
– ¿Por qué es tan grande?
– Sí
– Porque los mayores la usamos para jugar como estamos haciendo tu y yo. Por eso no puedes decir nada, porque esto es de mayores y tu no deberías hacerlo.
– ¿Por qué yo no debería hacerlo?
– Porque los mayores piensan que esto está mal.
– ¿Y esto está mal?
– Umm, pues no sé, ¿tú lo estas pasando mal?
– No…
– Yo lo estoy pasando muy bien.
– Y yo.
– ¿Y vas a querer seguir?
– Sí.
– ¿Y vas a querer que te enseñe mas cosas?
– Si
– ¿Y a quien se lo vas a contar…?
«No soy un niño pequeño, ya me ha quedado claro».
– A nadie…
– Buen chico. Sigue jugando con mi polla ¿va?
Me echo en la cama, con el arrodillado entre mis piernas, masturbandome. No lo hace demasiado rápido, pero sigue un buen ritmo. Suficiente como para volver a calentarme como estaba antes justo antes de parar… Lo hace muy bien, pero empiezo a tener dudas.
La tengo justo delante de mi cara, y es enorme. Se la miro de arriba a abajo mientras la recorro con su mano.
Me gusta ver como la piel le cubre la cabeza cuando subo mi mano y como aparece poco a poco cuando la bajo.
Sigo y veo como cada vez está mas mojado.
«Venga, es solo una polla, el tiene una, no pasa nada porque aprenda a jugar con otra».
«Lo esta haciendo sin que yo se lo diga, además».
«Y se maneja bien».
«Es solo lefa, no le hará daño».
«Y yo necesito descargar».
«Eso es, necesito correrme y el está aquí agarrado a mi rabo, no voy a sentirme mal por tener los huevos siempre llenos de leche».
– Oye…
De repente me salgo de mis sentimientos.
– Dime, enano.
– ¿Esto… es pis?
– Hahaha, ¿tu crees que es pis?
– No sé, no lo parece.
– Hahaha, no, no es pis. Los chicos mayores además de tenerla grande echamos liquido.
– ¿Y qué es?
– Pues… a ver. Tampoco deberías saberlo, y necesito un rato para explicartelo. Te lo cuento mañana despacio ¿vale?
– Vale
– Para jugar hoy vale con que sepas que cuando yo terminé de jugar va a salir mucho como esto.
– ¿Cuánto?
– Muuucho, así que no te tienes que asustar. Mira.
Me pringo el pulgar con el presemen y se lo llevo a la boca. El se aparta, así que lo llevo a mi boca y me lo chupo.
Vuelvo a mojarlo en mi polla y lo llevo a su boca.
– Confía en mi, está rico.
Abro la boca y le chupo el dedo como había hecho el. Estaba caliente… y pegajoso… pero era cierto, no sabía mal.
– ¿Ves? Está rico.
Me pone una mano detrás de la cabeza y empieza a besarme de nuevo. Me coge de la mano y me vuelve a tumbar en la cama. Con Jorge todo era fácil, hasta esto, yo solo tenía que dejarme guiar.
Él era el mayor. Él sabía. En sus brazos, en su labios yo me sentía pequeño y protegido a su lado.
Vuelvo a besarle, pero esta vez no me quedo en sus orejas y en su cuello. Voy bajando por su cuerpo, no dejo ni un milímetro de su piel sin besar ni lamer. Empiezo por su pecho, sus pezones. Le cojo una mano y le coloco el brazo por encima de su cabeza. Sin soltarme de su mano se la beso, le lamo el brazo. De la muñeca al codo. Del codo al hombro, y bajo a su sobaco.
Me hace cosquillas con su lengua y yo inteto bajar el brazo, pero el no me deja. Sigue lamiendo suavemente y no tengotanas cosquillas.
Me da un poco de vergüenza. pero se siente muy bien.
Era el principio del verano y los dos estábamos ya sudando. Su sobaco, sin nada de vello, mojado de su sudor esta tan rico… Le lamo una axila, luego la otra. Bajo hasta su ombligo y se lo muerdo con los labios. Tiene un charquito de sudor en el ombligo y se lo limpio con mi lengua. Sigo bajando hasta llegar a su polla. Para mi sorpresa me la encuentro dura como una piedra, casi tanto como la mía. Y sí, es gorda. Había visto alguna vez a mis primos desnudos y no era para nada como las de ellos. Era el rabo de un niño, sí. Pero un rabo gordo. Y me alegro por él al saber que crecería y tendría un buen rabo como el mío. Y me alegro por él porque sabía en ese momento que Víctor no iba a tener que esperar a tener 15 años para que le hicieran su primera mamada.
No era la primera vez que se ponía duro mi pene. Pero era la primera vez que sabía porque era.
Me daba vergüenza, pero me gustaba notar el roce del cuerpo de Jorge con mi pene duro, notarle tan cerca de mi.
«Espera, ¿me está… me está chupando?».
«Si, me está haciendo lo de la mano con la…».
«¡Aaaah! ¿y este escalofrío?».
Tener a Víctor en la boca, aunque no fuese grande, era genial. No se parecía nada a la polla del padre de Pedro. Pero notar como reaccionaba Víctor a cada movimiento de mis labios era aún mejor.
La recorro cuatro o cinco veces de arriba a abajo, y noto como aprieta mi mano y se arqueaba ligeramente su espalda.
La meto toda dentro de mi boca y dejo que disfrutara de su primer orgasmo.
Espero un minuto sin soltarme de su mano, acariciandole con la otra.
Él sigue duro, y se la vuelvo a chupar.
Vuelve a empezar a chuparme. Esta vez tarda unos segundos más en venir esa sensación y
«¡Oooh, ahí está!».
Esta vez en lugar quedarse conmigo dentro empieza a lamerme los huevos. Se los mete en la boca y noto sus labios aprentadomelos.
Y de nuevo vuelve a chuparme y «¡Sííí!», ya sabía lo que venía, sabía cuando iba a venir y era genial. Sube a mis labios y me lo sigue haciendo con su mano mientras me besa. Cada vez me gusta más. Me lo hace dos, tres veces más.
Y vuelve a bajar con su boca.
Esta vez me pone de lado, yo mirando hacia él. Se sujeta a mi cintura y empuja de mi hacia su boca. Una, otra vez.
«Vale, quieres que haga como hacías tu con mi mano».
Y empecé a moverme yo. Esto era aún mejor.
Controlar cuanto entraba, a que ritmo… controlar cuando llegaba es sensación.
Me encantaba.
Estar agarrado a su cuerpito, notando como me empuja su polla dentro de mi, notando como se sujeta a mi pelo al terminar… podría haber estado así toda la noche. La primera me la hizo muy suave. En la segunda ya empezó a probar a cambiar el ritmo. A meter más, a entrar de golpe. La tercera y la cuarta ya empujaba fuerte contra mis labios y aguantaba minutos enteros hasta terminar. Era genial saber que estaba haciendo de mi hermano un hombrecito. Pero ahora que ya sabía lo que había, como se hacía, lo que me iba a dar… tocaba hacer de el un hombre.
Subo hasta sus labios y le beso. Me tumbo bocarriba, con él encima de mi y me agarro suavemente de su cabecita.
– Te toca, peque.
Sí, ya sabía que me tocaba. Pero sabía también que no iba a hacerlo bien, y no quería que pensara de mi que era un niño pequeño. Le beso el cuello, las orejas… A veces cuando lamía el se agarraba de mi pelo
«¿Eso es que le gusta, o le estoy haciendo daño?».
Bajo hasta su pecho, busco sus pezones. Él había hecho algo con los míos. Pruebo a lamer y a hacer círculos con mi lengua.
Otra vez se agarra a mi pelo
«¿Lo estoy haciendo bien?».
Voy hacia su sobaco. Se los había visto antes, con algo de pelo ya, pero nunca tan de cerca. Me da un poco de vergüenza, pero el lo había hecho y me había gustado. Lo lamo y el se agarra fuerte a mi.
– Me encanta, Vic. No pares…
Está ¿salado?. Si, está salado. Pero no es una sensación mala. Y a él le está gustando. Bajo hasta su ombligo sin separar mi boca de su cuerpo, y allí está esperándome. Le beso el ombligo, intentando pensar qué demonios iba hacer con ella, como iba a poder…
Se le notaba nervioso, pero lo estaba haciendo muy bien.
«Venga enano, no pares ahora que estás muy cerca…».
Me coge la mano y me la colca en la base de su polla.
«Venga Vic, abre esa boquita…».
Sigo agarrado a el. Me mira a los ojos y me empieza a acariciar el pelo.
«Di algo, ¿que tengo que hacer?».
Me muro de vergüenza por ser tan tonto.
– Venga, ponte a mamar.
«Ya ¿pero como…?».
Hago un poco de fuerza y le acerco a mi rabo.
Noto su liquido en mis labios.
– Abre.
Abro la boca.
«Eso es, nene».
Empuja mi cabeza.
Noto la presion en mis labios según va entrando en mi boca y se va haciendo mas gorda.
Intento abrir más la boca.
«Joder si…».
Empujo hasta que tiene todo el capullo dentro de la boca.
– Ahora aprieta con los labios.
Tiro de su cabeza hacia atras despacio y noto sus labios recorriendo mi polla. Le miro con los labios pegados a la punta de mi polla.
«Dios, se ha llevado toda la prelefa, me la ha dejado bien limpia».
– Venga, tragatelo y sigue.
Noto todo su liquido en mis labios, en mi lengua, en mi boca.
Esta pastoso. Me lo trago
Y Jorge vuelve a empujarme hacia abajo.
Empujo su cabeza una, dos, tres veces, ahora más rapido que la primera. Noto como empieza a seguirme el ritmo.
– Muy bien, sigue tu solito.
Ya no necesito empujar, Víctor me esta comiendo la polla.
Jorge deja de sujetarme y sigo chupandosela.
«Vale, no es tan difícil, es como besarle».
Cierro los ojos y me empiezo a relajar mientras sigo chupandole.
No puedo dejar de mirarle. Ver mi polla entrar y salir de su boca es hipnótico. Giro la cabeza para ver un poco de lado cómo mama, cuanto tiene que abrir esa boquita.
– Sigue, peque.
Noto su mano en mi cabeza, jugando con mi pelo. Ya no hace fuerza, solo me deja hacer a mi.
«Creo que lo estoy haciendo bien».
– Abre grande y a ver hasta donde puedes.
Abro mi boca y bajo todo lo que puedo.
– Venga un poco más.
Le sujeto y empujo su cabeza hacia mis huevos.
«Bueno un par de centimetros más…».
Sigo sujetando y le dejo ahí unos de segundos.
Esta muy dentro de mi y me cuesta respirar. Busco la mano con la que no me está sujetando y me agarro a él.
Noto como se agarra fuerte a mi mano.
«Ya lo sé, enano. Aguanta un poco».
Al fin deja de hacer fuerza y puedo sacarla de mi boca. Me mira y sonríe.
– Lo estas haciendo muy bien. Sigue tú y baja como ahora.
Me la vuelvo a meter en la boca e intento chupar todo lo profundo que puedo.
Cierro los ojos y me relajo unos minutos mientras Víctor no para de mamar.
Mientras sigo chupando no deja de salir líquido de él.
Intento ir tragandolo, pero mi boca está cada vez más pastosa y noto cada vez más su sabor.
Cada vez le cuesta menos y lo hace mejor… pero quiero más.
– Venga, vamos otra vez. Abre todo lo que puedas.
Vuelvo a empujar y entra con más facilidad. Hago fuerza y meto hasta la mitad de mi rabo en su boca.
Intenta apartarse pero no le dejo. Aguanto unos segundos y tiro de el hacia arriba y vuelvo a empujar.
Una vez, dos veces.
Me agarro fuerte de su mano. Le oigo respirar cada vez mas fuerte y sé que le gusta, pero yo apenas puedo seguir su ritmo.
Empujo hasta que entra un poco más y hago fuerza para que no se la saque. Noto como le da una arcada.
– Es normal, no te asustes. Aguanta un poco más, lo estas haciendo perfecto. Sigue.
Dejo que mame él unos segundos para que pueda coger aire y vuelvo a empujar sus labios hacia mis pelotas. Me agarro de su pelo y tiro de él hacia arriba y hacia abajo una y otra vez, metiendo la mitad de mi rabo en su boquita. A cada poco empujo con más fuerza para que le entre un poco más.
– Eso es, asi se mama.
Mis ojos empiezan a llenarse de lagrimas, tener a Jorge en mi boca es muy intenso… pero me gusta, me gusta sentirle en mis labios.
Ya no me da miedo cuando hace mucha fuerza, sé que no va a dejar que me ahogue.
Yo solo tengo que dejarme guiar y sentirle dentro de mi.
Victor se agarra fuerte de mi mano pero me deja manejar su cabeza a mi gusto.
Y yo no paro, no dejo de masturbarme con su boca.
– Eres un buen comepollas, peque. Menuda mamada me estás haciendo.
Coloco a Víctor de medio lado mirando hacia mi y empiezo a follarme su boca. Primero suave, buscándo el ángulo en que mejor le entre, y cuando lo encuentro empiezo a subir el ritmo.
Me agarro a su cintura, como él se agarro a mi cuando me movía yo.
Solo espero estar haciendolo bien.
Follarme su boca es sencillamente una pasada. Le entra la mitad de mi rabo con facilidad y yo no puedo dejar de mirar como se la meto y saco de su boca una y otra vez.
Coloco una mano en su barbilla y noto como su boca y su cuello se adapta a mi rabo con cada una de mis embestidas.
Tiro de su barbilla un poco hacia arriba, empujo y le entra más de la mitad de mi polla.
«Ooooh, sí».
Subo su barbilla un poco más y sigo empujando.
Le noto en mi garganta.
El empuja, y yo lo intento, pero no puedo abrir más.
Me sujeta del cuello y de la barbilla y no deja de empujar.
Noto como mi garganta empieza a ceder, había como un tope, pero Jorge consigue pasarlo y sigue entrando en mi.
No para de sacar un poco y empujar. Metiendo cada vez mas de lo que sale.
Abro los ojos y veo que estoy pegado a él, le tengo entero dentro de mi.
– Estas haciendolo perfecto, aguanta un poco más.
Tengo todo mi rabo encajado en su garganta y no quiero sacarlo.
No me importa que él apenas pueda respirar, yo no quiero sacarlo y no poder volver a meterlo entero.
Embisto contra él todo lo fuerte que puedo.
– Aguanta, ya casi.
Otra embestida, y luego otra.
– Aguanta.
Sigo embistiendo, empujando mis huevos contra su barbilla.
Tengo los ojos empapados y la nariz cada vez con mas mocos.
Apenas puedo coger aire, pero yo solo quiero aguantar para él
– Buen chico, no pares ahora.
Sigo embistiendo una y otra vez.
Noto su mano apretando la mia, apenas puede aguantar, pero yo no pienso parar. No ahora.
– Venga, no dejes de tragar.
Noto sus labios en la base de mi polla.
Con cada embestida se me pone más y más dura.
Con cada embestida su garganta parece cada vez más pequeña y mi rabo se encaja más apretado en ella.
Y yo no paro de rellenarle. Empujo una y otra vez.
Estoy cada vez más cerca.
Quiero correrme en su garganta.
No paro de embestir contra su boca.
Quiero inundarle de lefa y hacersela tragar.
Ya casi estoy y le sujeto bien, no quiero que se me escape ahora.
Empujo mi enorme rabo rabo dentro de su garganta pequeña y…
Noto la presión de su mano en mi cabeza, con mi cara pegada a su cuerpo.
Su polla llenando mi cuello y yo apenas puedo respirar.
Se queda quito un instante y empieza a respirar muy fuerte.
Noto con mis labios como si su polla se engordase desde la base.
Noto como esa sensación recorre mi lengua, y se dirije hacia mi.
Llega a mi garganta y…
– Aaaaaaaah
Siento como mi polla empieza a bombear leche dentro de Víctor.
Siento como mi garganta se empieza a llenar.
Me sigue sujetando y sigue respirando muy fuerte.
Ya no se mueve como antes, ahora es mucho más lento, apenas sale de mi para volver a entrar entero, lo hace al mismo ritmo que se agita su polla.
Y cada vez que entra entero me llena un poco más.
Lo hace dos, tres, cuatro veces, y empiezo a notarlo en mi boca.
Esta caliente y el sabor es mucho mas intenso que antes.
Cierro los ojos y es como si no estuviera ahí.
Noto el pelo empapado de sudor de Víctor entre mis dedos.
La presión de su garganta en mi polla.
Su frente en mi ombligo.
Noto mi rabo bombeando lefa y más lefa dentro de él.
Noto como el empieza a estar demasiado lleno e intenta apartarse.
Pero no le dejo, no hasta que haya vaciado la ultima gota de leche en su garganta.
Y lo disfruto, disfruto de cada uno de los trallazos que le suelto, y son muchos, ¿van 9, 10?, no tengo ni idea, paré de contar en el quinto, y aun queda alguno más.
Intento ir tragando, pero no puedo.
Él es demasiado grande, sale muy rapido y no para de salir.
Noto como sube su sabor hasta mi lengua, lo noto en mis labios, y sigue saliendo.
«Esto quería decir con muuucho».
Con él dentro no puedo apenas tragarlo.
Intento sacar un poco para poder tragar pero Jorge me sujeta fuerte y no me deja.
Lo intento pero ya no cabe más dentro de mi y noto como empieza a rebosar fuera de mi boca.
Lo noto escurriendo por mi mejilla y mi barbilla.
Solo espero no estar haciendolo mal por no poder con todo.
Noto como mi polla va dejando de bombear.
Se calma mi respiración.
Estoy temblando de placer. Ha sido brutal.
Cierro los ojos y no pienso en nada.
Estoy en paz.
Deja de sujetarme fuerte y me aparto hasta la mitad de su polla. Ahora si puedo tragar.
El ya no hace fuerza, pero sigue jugando con mi pelo.
«¿Tengo que seguir?».
Busco su mano y me agarro a él mientras sigo chupando despacio.
Jorge esta cada vez menos duro y chupar es mas fácil así, cuando se le va bajando puedo incluso con toda yo solo, y eso me gusta.
Él se tumba bocarriba, y sigue acariciandome el pelo y cogiendome la mano. Yo apoyo mi cabeza en él y sigo chupando.
Creo que lo he hecho bien.
Me empiezo a quedar dormido con Víctor pegado a mi rabo.
Noto su pelo empapado en sudor entre mis dedos, noto sus deditos sujetando mi otra mano.
Y soy consciente de que acabo de poner a mamar a un niño.
Que acabo de encajarle el rabo en la garganta y embestirle con todas mis ganas.
Sé que no tiene ni idea de lo que es la lefa y acabo de rellenarle con más de la que podía haber tragado.
Soy consciente de que acabo de abusar de mi hermano pequeño.
Soy consciente de que lo he disfrutado como un cabrito.
Soy consciente de que mañana volveré a hacerlo
– Buenas noches, Víctor.
«Buenas noches, Jorge».
comos igue
¿Qué debería escribir?¿Debo alagar esta obra?¿Debo comentar lo bien escrita que está?¿Debo hablar de lo excitante que resulta?
Hace mucho que un relato no me sorprende, como lo hizo este, me encantó como han generado diálogos para hacerlo mas comprensible, el color es algo inteligente, los contrastes hace que se pueda diferenciar las perspectivas, la escritura es muy penetrante, la historia, adictiva. Los errores ortográficos, nulos, una historia bien contada, que cumple con su propósito de ser excitante, usa detalles, te enseña los puntos de vista; claramente un relato con demasiado, DEMASIADO POTENCIAL; sin más que decir, gracias a todos los que ayudaron a escribir esto, tierno y enfermo, es hermoso.
Att: Littleboystupid
Muchas gracias por tus palabras. Para nosotros ha sido suficientemente excitante las horas que le hemos dedicado a recordar, comentar, escribir y revisar todo el relato. Nos ha encantado compartir esta historía, y nos alegra saber que hay más gente que haya disfrutado con ella. Y solo puedo decir que habrá más. De nuevo, muchas gracias por tus palabras, nos encanta que te haya parecido tierno y enfermo.
Uno de los mejores relatos que he leído. La combinación de pensamientos en la misma situación y la manera en que se va relatando lo hace exquisito de leer. Tierno y …
No dejen esto continúen, morbo, place y aprender del hermano mayor, lo mejor👍