CACHA-PERRA-10
Cordiales saludos, deseo manifestar un tributo reconocimiento a la memoria de un personaje maravilloso que marcó la vida de quienes lo conocimos..
Llegamos a la propiedad de don Amarildo, como siempre con esa sonrisa entre seria nos recibía don Viche como afectuosamente le decíamos Daniel Adrián y yo, era el tiempo de sequía con sol abrumador pero bajas lluvias, casi escasas por ese tiempo del año, el polvo se notaba al levante del viento, recuerdo ese momento en que quedamos Daniel Adrián y yo acostados en las hamacas, él se había sacado las sandalias mostrando esos hermosos pies descalzos moviéndose al viento, los agitaba tanto en el aire que a mí me daba mucho gusto de ver esos dedos alargados con empeine plano, con esa piel morena clara y esos labios ensalivados con esos ojos atentos a sus manitos que sostenían una resortera, el pelito descansaba sobre la hamaca, sus dos manitos estaban ocupadas en la resortera, yo bostezaba, Daniel Adrián continuaba amarrando la resortera en los extremos tal y como yo le había enseñado, momentos después llega don Viche con un recipiente de gasolina, estaba vacío, lo estaba llenando y vi cómo su mirada se concentraba en el cuerpo de mi amiguito, sonreía sarcásticamente, no podré olvidar esa cara libidinosa de don Viche.
Me dijo que llevase ese recipiente pesado a la mina, yo en silencio solo mostraba mi rostro de contrariedad pues no deseaba trabajar en la mina ese día, ya antes había planificado con Daniel Adrián ir a cazar aves con nuestras resorteras, ni modo, me dije, hay que obedecer, así que don Viche me ayudó a poner el recipiente caneca en el hombro, estaba muy pesada pero podía hacer largo tramo para ir descansando, caminé por varios minutos, hasta que llegué a la entrada de la mina, dos obreros de don Amarildo me estaban esperando, necesitaban seguramente con premura el líquido, al mismo tiempo llegaba a la entrada don Amarildo agradeciéndome el gesto, le pedí permiso para cazar aves con su hijo Daniel Adrián y él me aprobó la petición con un roce de sus manos en mi pelo, pude verle sus ojos con detenimiento y esa sonrisa que lo caracterizaba con su sinceridad.
Me retiré del lugar y fui en búsqueda de mi amiguito Daniel Adrián, llegué a la casa de campo y lo busqué por todo el sector pero no estaba, me imaginé donde estaría con don Viche, así que emprendí camino hacia la cabaña de tabaco muy distante de la casa de campo, con cautela daba mis pasos al aproximarme al lugar, no desea ser visto, y no me equivoqué allí estaban los dos desnudos, a través de la hendija pude notar que una de esas manos grandes y callosas de don Viche habían sujetado los pies unidos descalzos que daban al pecho de Daniel Adrián, su culo empinado descubierto por las piernitas arqueadas, las manitos de Daniel Adrián ayudaban a sostener así sus piernitas, don Viche con su sonrisa lo miraba al nene, se podía ver claramente el pene tieso y los testículos arrugaditos que tenía Daniel Adrián, la otra mano de don Viche sujetaba el pene erecto venoso arrugado y peludo que rozaba el culito de Daniel Adrián, el roce era constante en la entrada del ano que a Daniel Adrián lo hacía gemir, lo tenía así bien sujeto con el pene punteándole el potito, los dos cuerpos estaban sudorosos por efecto del lugar, Daniel Adrián trataba de mirar lo que don Viche le estaba haciendo, todo era silencio en ese lugar apartado, don viche inclinó su cuerpo acuclillado para penetrarle más al nene, pero este se movía con el instinto del dolor que le venía y en lo que pude verle reflejado en el rostro sudoroso, don Viche se fue apartando del niño, levantó su mano agitándola para indicarle que se sentase, el niño obedeció ladeándose el cuerpo sentado sobre uno de sus glúteos en ese entablado a manera de cama figurada, habían rastros de tabaco en el suelo que seguramente antes estaban en el entablado, se lo veía caliente a don Viche viendo sentado de lado a Daniel Adrián que se pasaba una de sus manos por el culo, sacaba los dedos de allí oliéndoselos, don Viche sonreía, le dijo que tranquilo que aún no había leche allí, lentamente Daniel Adrián fue sentándose con cuidado, don Viche e dio que algún día se comería totalmente ese culito, aún ahora lo tienes cerradito pero pronto, muy pronto será mío, le decía con su rostro unido a la frente del nene.
Vi que se puso en su delante y le hizo abrir la boca para meterle despacio el pene por allí, le decía don Viche al nene que probase de su propio culo pues su pene lo había rozado y que pruebe su olor, el niño lamía y chupaba delicadamente su pene, le dijo que lo lamiese como lo hacía con mi pene, don Viche dijo mi nombre, yo me quede helado al escuchar eso, ese hombre sabía lo que le hacía a mi amiguito Daniel Adrián, se lo decía al niño, que lo chupase como me lo chupaba a mí, Daniel Adrián no decía absolutamente nada, solo escuchaba y estaba nervioso de que se lo contase a alguien, don Viche era astuto y se aprovechaba de la ventaja de saberlo, lo atemorizaba a Daniel Adrián con contárselo a su padre, pero el niño simplemente se puso cabizbajo luego de sacarse el pene de su boca, don Viche le ordenaba que continuase con ese lamido y chupado de pene, yo estaba atemorizado de saberse mi nombre en labios de aquel hombre de campo, con mayor razón estaba aumentando mi cautela, los vi que se acostaba don Viche sobre ese entablado, encima de él acostaba a Daniel Adrián, su pechito descansaba sobre el abdomen de don Viche, éste le decía al niño que ahora iban a hacer un 69, yo no sabía de eso hasta ahora que los vi cómo estaban acostados, las manitos de Daniel Adrián sujetaban el pene erecto de don Viche, y de inmediato Daniel Adrián se metía el pene de don Viche en la boca, mientras tanto don Viche unía las piernitas de Daniel Adrián alzándolas y metiéndose el pene del nene en su boca, Daniel Adrián se detenía abriendo la boca en señal de gemido gustoso, don Viche le hacía sentir el poder su boca y lengua en el tronco del pene y en las bolitas lampiñas, la Elvis del niño apenas descansaba en el pecho del adulto, esa era el famoso 69 que duró mucho tiempo hasta que del pene de don Viche se notaba liquido pre seminal saliendo del glande, una manito de Daniel Adrián se apoyaba en el entablado y con la otra sujetaba el pene de don Viche que le ordenaba seguir lamiendo la cabeza del pene, eran intensos los sutiles movimientos de rosto y cabeza de Daniel Adrián, tiempo después se apartaron, lo encorvó al niño sobre el entablado poniéndole de pecho, yo ya para ese momento ya tenía mis dos manos metidas en mi pantalón dándole placer a mi pene y más gusto me dio cuando vi a ese cuerpo desnudo de Daniel Adrián que recibía a sus espaldas el cuerpo desnudo de don Viche, el pene ensalivado y con líquido preseminal se deslizaba entre los glúteos de la rajita del culito voluminoso que tenía, le besaba el pelo sedoso bien cuidado que Daniel Adrián tenía, ese movimiento de pene erecto en el roce de piel de culo era atrayente a mis ojos, suspiraba, quería ser yo quien desearía estar encima de ambos, si, de ambos, pues esos penes me atraían mucho, el de don Viche lo había sentido vestido, pero ya había sentido ese roce con Gudencio desnudos en el río, me atraía ver ese pene de don Viche tan grueso y tieso, vi que se detuvo y apartó el pene del que salía semen de forma inmediata impactándose un poco en la espalada de Daniel Adrián, nunca me podré olvidar de esa frase que le dijo al niño al oído: “cuando botes mierda por tu culo… acuérdate de mí verga”, eso fue absolutamente sentenciado en mi mente, hasta ahora la uso, los dos se vieron los penes, con un trapo en algo separó el semen impregnado en su espalda, se sentó don Viche en el entablado mientras Daniel Adrián caminaba como modelando en su delante, le miraba ese cuerpo infantil desnudo que tanto le gustaba, lo llevó a abrazarlo, su hombro se pegó al pecho del hombre, su pene rozaba el muslo, lo acarició en las mejillas, cuello y pelo diciéndole que guardase el secreto como él guardaba su secreto con lo que hacía conmigo, yo tragué saliva de la preocupación, nuestro secreto estaba en sus manos.
Don Viche en lo abrazado que lo tenía a Daniel Adrián le recordaba detalles como este que hacían en la cama cuando llegaba de visita al pueblo a recibir posada en casa de don Amarildo sin llegar a sospechar lo que hacían en esas noches don Viche y Daniel Adrián en ese cuarto, el nene solo escucha los relatos cortos que salían de labios de aquel trabajador campesino a órdenes de don Amarildo padre de Daniel Adrián, le decía que la próxima semana iría a visitarles y esa noche de fin de mes de octubre de 1972 él iría con crema y se la pondría en el pene de Daniel Adrián para que entrase en su culo, ya era hora que Daniel Adrián le metiese el pene por el culo, le dio un beso en la mejilla queriendo el hombre recibir algún acto de aprobación por parte de Daniel Adrián pero éste estaba en silencio, pese a ello lo siguió acariciando, ya vi que fueron por sus ropas, consideré que había visto suficiente y me fui con la misma forma sigilosa como llegué.
Continuará…
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