CACHA-PERRA-8
Cordiales saludos, deseo manifestar un tributo reconocimiento a la memoria de un personaje maravilloso que marcó la vida de quienes lo conocimos..
Me acuerdo de aquellos días de la mitad del año 1972 en que iba a la escuela de manos de Raquel, y de Daniel Adrián, para ese entonces yo ya tenía 10 años y ella 7 y él 6 años, era unos niños rellenitos de piernas con voluminoso trasero, ellos habían heredado de su madre, iban bien vestidos en contraste con mi humilde vestimenta que llevaba puesta, pero eso no me hacía menos, pues yo era el que los lideraba y cuidaba en la escuela, bueno, eso creía hasta tan solo llegar allí pues el ambiente de la escuela era de compañerismo y una que otra riña, pocas veces nuestros padres acudían allá, Gudencio estaba en el último año de la escuela, no era un aprovechado estudiante, había perdido dos años de estudio, a sus catorce años era rudo y tosco de naturaleza como lo era su padre el carnicero Manolo por esa actividad Gudencio adoptó ese mote, a él no le gustaba que le digan “carnicero” pero niños de su edad y algunos mayores de físico se atrevían a decírselo.
Yo tenía mis amigos de juegos que aprovechábamos la falta de cerramiento en esa escuela de pueblo para adentrarnos en el bosque que la rodeaba, nos gustaba salir al toque de una campana de acero obsequio del ejército, ya veía adelantarse a Gudencio con algunos niños, a jugar a las escondidas, era eso que hacíamos casi periódicamente, recuerdo una vez que en compañía de unos amiguitos del aula íbamos a recolectar frutas silvestres luego de salida de la escuela por aquellos alrededores, iba de la mano de Daniel Adrián y Raquel cuando se aparece Gudencio a ayudarnos a recolectar fruta, Raquel era atraía por la mirada y señas que Gudencio le hacía, los dos se adentraron un poco en el monte a otros árboles, los vi correr entre los árboles iban tomados de las manos, me imaginaba lo que iban a hacer, Daniel Adrián estaba distraído, pasaron varios minutos después y desde lo alto del árbol los vi que retornaban, ella cabizbaja pensativa abrazada de Gudencio, me imaginaba lo que habían hecho.
Días después me acuerdo que fue un viernes de salida de la escuela, yo iba con Daniel Adrián, Raquel se separó de nosotros para juntarse con sus amiguitas de grado, con mi amiguito nos desviamos a recolectar frutas para ir comendo en el camino, nos encontramos por el sendero con Gudencio y dos amigos, llevaban un aro inflable, iban a nadar en el río, Daniel Adrián brincaba emocionado diciéndome que los acompañemos, yo al principio tenía recelo, eran unos tipos toscos, le decían a cacha-perra que los acompañe, de tanto insistir acepté, al poco tiempo llegamos a un lugar apartado del río, yo me quedé sentado en una roca saliente viendo bañarse Gudencio y sus dos amigos, Daniel Adrián quería entrar al agua pero yo no se lo permitía, hizo sus acostumbrados berrinches cuando algo no lo obtiene, Gudencio se acercó en mi delante, con cierta autoridad dispuso que lo deje bañar, simplemente me resigné a su prepotencia, el niño gustoso se dejaba sacar la ropa, quedó completamente desnudo y Gudencio se lo llevó a donde estaban los dos amigotes, lo sentaron sobre el inflable haciéndole girar, Daniel Adrián estaba muy contento con eso y no niego que yo también estaba feliz al verle, con eso me vino el deseo de entrar en el agua, me vieron quedarme en calzoncillos y zambullirme para estar con ellos.
Luego los dos amigos de Gudencio fueron río arriba con el inflable para regresar hacia nosotros, mientras tanto yo jugaba con Daniel Adrián en la arena, Gudencio desde el agua nos miraba fijamente, no tardaron mucho en llegar los dos amigos de Gudencio, ahora tocaba a mí y a Gudencio ir río arriba con el inflable, Daniel Adrián quiso acompañarnos pero Gudencio con su autoridad le dijo que en la próxima, era divertido eso de lanzarse con el inflable en el agua, bajamos con el inflable por las aguas del río y luego llegamos a donde estaban Daniel Adrián y los dos amigos de Gudencio, jugaban a las luchitas con Daniel Adrián qu estaba todo cubierto de arena, posteriormente vi que entre los tres conversaban en un aparte, se reían discretamente viéndonos jugar en la arena a Daniel Adrián y a mí, Gudencio se acercó para que yo tome el inflable y pueda ir a nadar con Daniel Adrián, los dos emocionados tomamos el inflable y fuimos aguas arriba para lanzarnos, era muy divertido eso, Adrián Daniel se divertía con su cuerpo desnudo en el agua, braceamos y de tanto hacerlo en el agua ya llegamos a donde estaban los tres amigos y Gudencio dijo que fuésemos de nuevo a seguir lanzándonos con el inflable, ellos estaban acostados en la arena, emocionados lo volvimos a hacer así muchas veces mientras los tres amigos ahora fumaban en la arena, me llamó la atención que nos miraban y se nos reían pasivamente, para Daniel Adrián y para mí nos gustaba flotar sobre el agua, el lugar apartado tenía algo de especial por el tupido monte que hacía, a veces me acostaba sobre el inflable y encima iba Daniel Adrián rozándome la espalda con su pene descubierto, era delicioso, así lo sentía, tanto así que se me ponía tieso mi pene, tan pronto llegamos a la orilla los dos amigos de Gudencio tomaron el inflable, llevaron a Daniel Adrián, el niño muy gustoso iba brincando alegre, yo me quedé a platicar con Gudencio, a propósito se sentaba abierto de piernas y como de costumbre con sus manos dentro del short haciendo un bulto en la tela junto con su pene vestido, se lo sacaba para que lo mire, se deslizaba un poco el short y se podía ver ese pene con pelitos con un glande bien descubierto, me decía que se lo toque ahora que nadie estaba con ellos pero yo receloso con una sonrisa forzada lo negaba con movimiento de cabeza, ya pasaban algunos minutos y los dos muchachos no aparecían con Daniel Adrián, el grueso de Gudencio notaba mi preocupación y me decía para jugar a las topadas en el agua, que ya vendrían, le hice caso y a veces en el nado me abrazaba por detrás, con sus dos fornidos brazos me sometía en mis movimientos en el agua quedándome quieto, allí de eso se aprovechaba para rozar su pene detrás del trasero, en un no sé qué de sentir hacia él, yo me dejaba de sus manos que se deslice mi short dentro de la turbia agua, Gudencio manoseaba mi culo, me decía que me tranquilice que por el agua no se veía nada y no había nadie, sentí ese grueso pene rozando por vez primera mi culo, Gudencio me decía que yo le gustaba, lamía las orejas, sentía e golpe de su respiración en el cuello, era único y extraño el sentir ese pene entre los glúteos, lentamente en el agua me fue llevando más profundo hasta un peñón de roca arrimándome de pecho, mi espalda sentía su pecho, le decía que no, que no me gustaba eso, pero él insistía en que luego se sentiría rico, me vino una angustia y algo así como un escalofrío, para suerte mía a lo lejos aparecían los dos amigotes de Gudencio y Daniel Adrián, Gudencio como un rayo se apartó de mi impulsándose en la roca saliendo de los matorrales que daban al agua donde me tenía sometido, fue a su encuentro mientras yo temeroso salía del lugar, uno de ellos se dio cuenta y sonrió.
El pequeño se bajó del inflable muy pensativo y cabizbajo, su piel estaba humedecida por el agua, algo de arena tenía en su pelo y en su espalda, se sentó a mi lado, puso su carita sobre las dos rodillas unidas de sus piernitas rellenas, uno de ellos sonriente lo fue a invitar a seguir deslizándose con el inflable, Daniel Adrián lo miró a los ojos, movió negativamente su cabeza y escondió su carita y cabecita entre sus piernitas, el amigo de Gudencio insistió pero Daniel Adrián se negaba, los tres amigos se fueron dejándome con el niño que se ladeaba pasándose la manito por la piel de su traserito, los deditos los miraba y los pasaba a olerlos por la nariz, vi su piel rosácea, algo tembloroso, trataba de animarlo para jugar en el agua pero no quería, su mirada estaba fija en el río aguas abajo, como que deseaba irse, yo seguí nadando cuando veo que Gudencio y sus dos amigos bajaban aguas abajo del río, llegaron a la orilla y se sentaron junto a Daniel Adrián, le hacían mimos para animarlo, pensé que algo brusco sufrió en el agua y por eso lo de temeroso, de tantos mimos le hicieron sonreír, más cuando en el oído le decían algo, lo animaron, se puso en pie y lo llevaron animadamente, fuimos todos ahora sobre el inflable, Daniel Adrián estaba acostado sobre el inflable, los dos amigos iban sujetos de un extremo y del otro iba junto a Gudencio, iba muy alegre alzando sus piernitas humedecidas, me gustaba verle los piecitos agitados al viento, el agua se deslizaba por su vientre, pelvis y penecito, uno de los amigos de Gudencio pasaba su mano por el potito de Daniel Adrián, el agua turbia cubría en parte el cuerpo desnudo de Daniel Adrián, llegamos a la orilla.
Uno de los amigos de Gudencio se despidió yendo en dirección al pueblo, Daniel Adrián corría por la playa de arena, su pene se agitaba al movimiento de su cuerpo, Gudencio y su amigo lo miraban, yo apreciaba desde el agua, los dos jugaban con el niño, uno de los amigos fue a sacar de su pantalón una golosina dándosela al niño, Daniel Adrián brincaba de gusto, apartado estaba Gudencio fumando un cigarrillo, aprovechaba de lo lejano del lugar para hacerlo, me entretuve con un árbol frutal del lugar en la orilla del río, al ver la orilla vi que los tres iban con el inflable, me quedé a tomar más fruta, ellos dieron cuenta acelerando su paso.
Los minutos pasaban y no llegaban, decidí correr a verlos si bajaban, pero no estaban en el lugar donde se lanzaban, sin embargo vi un sendero hecho recién por los montes apartados sesgados por los pies con tres huellas sobre el suelo, seguí el rumbo, no era mucho caminar por ese sendero de monte tupido pues más allá se abría, vi el cuerpo desnudo de Daniel Adrián acostado sobre el inflable, encima de su cuerpo estaba el cuerpo de un amigo de Gudencio estirado de brazos por la carita de Daniel Adrián, las manos del amigo de Gudencio estaban apoyadas en el suelo, me acuclillé para no ser visto, desde ese lugar miraba que el pene de ese muchacho se introducía en la boca de Daniel Adrián, las caderas se movían lentamente, Gudencio estaba parado viendo eso que hacía su amigo con el pequeño, vi el pene de Gudencio erecto con restos de semen, seguramente ya había terminado de hacerle sexo oral, Daniel Adrián estaba sometido a esa postura, la carita del niño tenía semen, seguramente el semen de Gudencio, el amigo continuaba introduciendo el semen en la boca de mi amiguito acostado en el inflable, de pronto se sacó el pene y vi cómo el semen impactaba en la carita del niño, tragué saliva y no sabía por qué, me miré mi pene erecto amoldado a mi calzoncillo, ahora Gudencio tomó la iniciativa pues su amigo se sentó complaciente viéndose su pene erecto con semen, Gudencio tomó al niño de sus piernas rellenitas abriéndolas cuyas rodillas estaban posándose sobre sus pechos, así arqueadas con su culito empinad descubierto por el que rozaba el pene de Gudencio, lo tuvo así por unos instantes, luego el amigo de Gudencio en la misma postura le deslizaba el pene peludo por el culito del niño, ese muchacho la hacía más intenso, le quería romper el potito, Gudencio se acercó para calmarlo y tratar de apartarlo, la reacción del amigo fue de querer pelear delante del niño que estaba acostado con sus piecitos al aire, sorpresivamente se calmaron viendo al niño acostado, decidí retirarme, corrí lo más rápido que pude y me metí dentro del monte, a lo lejos los tres se lanzaban con el inflable al agua, corrí para llegar a la orilla lanzándome al agua para esperarlos, como era de esperarse el amigo tomó su ropa y se apartó, Gudencio siguió después alejándose del lugar, pensativo estaba Daniel Adrián acostado en la arena, hice que ingrese al agua para limpiarle su cuerpo de la arena que la tenía impregnada en la piel, le limpié su culito viéndole dilatado al arquear su cuerpo para pasarle la mano en la separación de los glúteos, quedó limpito para secarle y vestirle, así de regreso a casa lo llevé de la mano, iba pensativo, tembloroso, por ese tiempo no le hablé del particular, pero en mi mente quedó fijo ese escenario donde Daniel Adrián experimentó otras posturas.
Aquella noche comíamos mi madre y yo en la casa de doña Eulalia, el pequeño Daniel Adrián continuaba pensativo en la mesa, a Raquel y a mí nos permitieron salir a jugar con otros niños del sector, Daniel Adrián estaba sentado arrimado muy pensativo rascándose el culito, bostezaba mostrándose esos labios rosáceos carnudos, tiempo después vi a mi madre en compañía de Raquel que iban a casa de doña Esperanza, me entretuve con otros niños jugando con un balón, sorpresa para mi ver a don Viche que llegaba en la camioneta junto a don Amarildo, el peón recién llegado se sentó a acariciar a Daniel Adrián, ya me imaginaba lo que ocurriría esa noche.
Continuará
buah buenisimo el relato, me encantan los gorditos tb, pon mas