CADA VEZ ES MEJOR
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
CADA VEZ ES MEJOR Y ME PREOCUPA
Tengo 34 años, casado desde hace 7.
Tengo un grado jerárquico en una fuerza de seguridad.
Entre a esta página porque me sirve de desahogo por algo que estoy viviendo.
Les cuento.
La familia de mi mujer es numerosa, muchos hermanos y hermanas.
Cuando nos conocimos, el menor de los hermanitos tenía cuatro años y como que desde que llegué a la casa de la entonces novia, como que me adoptó él a mí.
Se llama Daniel y ahora está por cumplir los once años.
Se pegó a mí, me recibía siempre con alegría como si en verdad mi novia fuese él.
Contribuyó a eso que yo siempre le llevara golosinas o lo llevase a la cancha o lo subiese en mi moto para dar una vuelta.
Nunca quiso ir sentado detrás de mí sino que solo iba sentado sobre el tanque delante de mí.
Cuando salía con mi novia al cine lo llevábamos con nosotros.
Siempre se dormía y terminaba en mi regazo.
Cuando nos casamos, el niño se enfermó y comenzó a recuperarse cuando volvimos de la luna de miel.
Tenía celos de la hermana.
De eso no me percate muy rápido sino recién cuando comenzó esto que me preocupa tanto.
Cuando volvimos de la luna de miel y nos fuimos a vivir solos, el chico adelgazó mucho y estaba siempre bajoneado.
Bastaba que yo llegase y su vida cambiaba pero se pegaba a mí como una lapa.
Esto pasó durante mucho tiempo.
Hace casi un año todo cambió.
Mi esposa es docente y dicta clases en dos escuelas.
Una de mañana y otra de tarde, así es que cuando yo estoy nos vemos en la tarde noche.
Mis horarios son diferentes.
Yo trabajo 24 hs.
por 48 hs.
Un día que estaba franco de servicio, después de almorzar, me tiré un rato a descansar en mi dormitorio.
Era verano y el calor sofocante así es que me tendí sobre las sábanas en bóxers.
Me dormí profundamente.
En algún momento sentí como en un sueño que alguien me acariciaba los genitales y que una boca húmeda contenía mi miembro y lo succionaba hasta ponerlo duro.
Esa boca me besaba los testículos y los chupaba y mil manos acariciaban mi cuerpo.
Dormido, yo mismo me he quitado el calzoncillo y me he dejado querer.
El placer que sentía era tanto que eyaculé mi vida y me desperté.
Me senté en la cama y encendí la luz de la mesita de noche.
No lo podía creer.
Entre mis piernas, boca abajo y sosteniendo entre sus manos mis genitales, con la cara salpicada de semen y asustado, estaba mi cuñadito
-¿Sos loco, Dani?
-No se enoje…
-¿Por qué lo hiciste?.
-Yo quería hacerlo… No me acuse con mi papá…
Ninguno de los dos tuvo otra reacción.
Yo en pelota, sin calzoncillos solo lo miraba incrédulo; él, con mi pija y mis huevos en las manos, me miraba implorante.
Me recosté en la almohada sin cambiar de posición.
De verdad estaba muy confundido.
Acababa, valga la redundancia, de recibir la mejor mamada de mi vida y me la había dado un pibe de once años.
No sabía cómo reaccionar.
Dani no interpretó lo mismo y creyendo que yo aceptaba lo hecho, acarició con sus mejillas mis genitales y volvió a besarlos y se metió de nuevo en la boca mi pene fláccido.
Debo decir que tengo un miembro respetable.
No un monstruo pero si un pedazo que no se olvida fácilmente y un buen par de bolas de las que me siento orgulloso.
A mi mujer no le gusta el sexo oral y mucho menos el anal, solo la pose del misionero y pará de contar.
Tenemos un sexo aburrido.
Asombrado miraba como Dani se tragaba literalmente el miembro morcillón, dueño de una destacada cabecita, o me chupaba los huevos.
La pija volvió a pararse en todo su esplendor y ya no pudo mamarla como al principio por su grosor y su largo.
-¿Te gusta mi chota?
-Sí
-Si te gusta de verdad prestame el poto…
-Es muy grande y me va a doler mucho…
-Entonces dejá.
No me chupes más la chota.
Busqué el calzoncillo para ponérmelo y entonces Dani dijo
-Bueno, pero despacito
Volvió a prenderse de mi poronga mientras por indicación mía se sacaba el pantaloncito corto que vestía.
Lo hice subirse sobre mi con el culito para mi cara y que me siguiera chupando.
Durante un largo rato lo dilaté chupándole el culito y metiendolé los dedos y cuando lo crei listo lo acoste boca abajo con una almohada bajo la panza para levantarle el culín.
Se lo pincelé un poquito lubricándolo con mi flujo y se la apoyé en la puertita.
Hice presión y le entró la cabezona completa.
Sentí como si todo su cuerpito se quejara y trató de safar pujando con fuerza y solo lograba que la pija le entrara más.
No gritaba porque hacia fuerza para expulsarme y yo, ensañado, le empujaba la chota hasta que le sellé el culito con mis pelos.
Me quedé quieto sobre él hasta que aceptando lo que ya no podía cambiarse, se relajo.
Yo lo sentí y comencé a cogerlo suavemente.
Daniel gemía como un perrito.
Sentía la pija tan apretada que no duré mucho y le acabe adentro como hacia mucho que no acababa, provocándome un placer inmenso.
Cuando lo desmonté, Dani lloraba.
El estaba enamorado de mi pero es evidente que no sabia que el amor es dolor físico también.
Sobre todo, la primera vez.
Lo llevé al baño y nos bañamos en silencio.
Le lavé el culito y un poco me asusté porque tenia el upite como salido para afuera.
Después de vestirnos estábamos en silencio.
Tal vez por temor de mi parte, lo atraje hacia mí, lo abracé y después de darle un piquito en los labios, le dije
-Gracias, Dani.
Me gustó mucho.
Dejó de llorar, se sonrió y se fue.
Caminaba con alguna dificultad.
Me quede preocupado, esperando el escándalo pero pasaron los días y todo siguió normal.
Pensé mucho sobre lo sucedido.
Reconocí que me gustó mucho y hasta deseé que volviera a ocurrir.
Volvió a suceder cuatro días después.
Fui a comer a la casa de mis suegros y cuando me iba a mi casa lo invite a Daniel si quería venir.
El padre lo dejó venir conmigo.
Se repitió todo pero mejorado y cada vez es mejor.
Disfruto mucho y eso me preocupa
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