Caliente y frio.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, les voy a contar como después de calentarme, me enfriaba.
Mi nombre es Alirio, soy de Venezuela.
Esta parte de mi vida transcurre cuando tenía unos 14 y 15 años.
Para ese entonces contaba con una verga regular para mi edad.
Yo tenía una novia de mi misma edad y todo era tan normal como podía ser en una pareja de novios.
Mi novia Ingrid, tenía una buena figura, cara linda, piel blanca, pelo largo, buen culo y tetas algo grandes para su edad.
Yo visitaba su casa todas las noches, ya que éramos vecinos, mi casa se dividía de la de ella por una pared improvisada de madera y zinc, en esta división había una puerta para comunicarnos ya que nuestras familias eran muy unidas.
Por eso no era raro que yo fuera a su casa todas las noches.
Mi novia tenía un hermano menor Alexis de unos once o doce años, blanquito de piel pequeño de estatura, eso lo sacó de su mamá, nalgas redonditas.
Yo entraba a su casa todo el tiempo, si su mamá necesitaba algo en su casa me llamaban y yo acudía para lo que fuera, cuando comenzamos nuestro noviazgo, sus padres no dijeron nada, su indiferencia era muestra de aceptación.
En su casa tenían tv en su cuarto y en de sus padres.
Cuando sus papas no estaban, nosotros íbamos a ver tv en el cuarto de ellos, mi novia y su hermano dormían en el mismo cuarto, mandábamos a Alexis a ver tv en el cuarto de sus papás.
Ya solos nos besábamos, manoseábamos, yo soy muy sensible, cualquier roce o pensamiento deseoso, me hacen parar mi pene.
Muchas veces llegaba a la casa con tanto líquido que parecía que me había orinado.
Esto era todos los días, cuando sus padres no estaban en casa.
Muchas veces Alexis llegaba de repente pero era normal vernos besándonos, acostados de lado, pegados demás o ella sobre mí o yo sobre ella.
Cuando era así nos tapábamos con las sábanas para que el niño no viera que ella tenía sus piernas abiertas y yo frotaba mi verga sobre su vagina, aquello me dejaba loco, a veces iba a su propio baño y no aguantaba y me masturbaba, no pensábamos en penetración, ya que aún éramos jóvenes y eso se consideraba muy malo.
Una tarde, estábamos besuqueándonos y apareció Alexis con ganas de comer y su hermana se levantó a servirle la comida, cuando ella sale del cuarto el niño se lanza en la cama y se sienta sobre mí, exactamente encima de mi pene que estaba a reventar, yo le hacía cosquillas y él estrujaba sus nalgas sobre mi pene, él se había dado cuenta que lo tenía parado.
Aquella reacción me prendió el morbo y lo agarré de la cintura y lo tumbé boca abajo en la cama y me monté encima de él y comencé a frotar mi pene sobre sus nalgas.
Cuando escuchamos que mi novia lo llama a comer, él se levanta y cuando se va a salir del cuarto me toca el pene.
Me quedé pensativo.
Mi novia volvió y tuve que irme a mi casa porque me estaban llamando.
En la noche llegue y estuvimos sentados en el porche con sus padres y Alexis.
Cuando ya estaba por irme a casa, Alexis me dice que lo acompañe a ver unas gallinas que tenían en una jaula grande que tenían a un costado de su casa, en aquella jaula tenían nidos aéreos, era alta de techo.
Cuando entramos y cerrando la puerta, Alexis se voltea a mí y me toca la verga y la misma se me puso dura de inmediato.
Lo abracé y mi pene le daba por su estómago, lo besé por el cuello y le di un piquito en sus labios, el coñito tenía los labios más gruesos que los de su hermana.
Él seguía sobando mi pene.
Me lo saqué y le dije que se volteara, no fue necesario volverlo a decir, aunque estaba pendiente de que no viniera nadie, le bajé los chores y le comencé a frotar entre sus nalgas con la cabeza de mi pene que estaba inundado de líquido.
Así estuvimos unos minutos, oímos ruido de pasos y le dije que saliera primero y yo lo seguiría, mientras guardaba mi verga a las fuerzas dentro de mi pantalón, era Ingrid que venía a buscarme.
Me relajé y aunque con el pene medio erecto salí y nos volvimos a casa.
Ya en mi casa, no se me olvidaba aquella situación y me hice una paja y al eyacular estoy segura que boté casi un litro de semen, es exagerado pero eso me pareció, porque no dejaba de drenar.
Al día siguiente me llama mi amor para decirme que su mamá necesitaba un favor y que fuera a su casa.
Al llegar la señora me dice que necesitaba llevar a su hija al dentista pero no podía llevar a Alexis, que si me podía quedar unas horas con él, yo le dije si pero primero le diría a mi mamá para que no me extrañara en casa.
Ya desde el momento que me dijeron para que era bueno, no me negué y por su puesto mi pene sintió esa alegría, para cuando su mamá y su hermana salieron de su casa ya yo estaba empalmado.
Por precaución esperé una media hora, cosa que no se devolvieran, ya estábamos viendo tv en su cuarto, como no aguantaba, comencé a jugar a hacerle cosquillas y me montaba sobre él y restregaba mi guevo contra esas nalgas redonditas, mientras frotaba, metía mi mano por la parte delantera buscando su pene, que cuando pude tocarlo me dejó perplejo, aquel niño tenía un pene relativamente pequeño pero el grosos era impresionante, también lo tenía parado, le fui bajando los pantalones y los interiores al mismo tiempo, me levanté y lo desvestí completamente, le di la vuelta para ver aquello que tenía entre las piernas, tendría de largo unos cuatro dedos y era grueso, tan blanco como su piel y se lo toqué, le pajeaba y de su capucha salía una cabeza casi naranja, con algunos rastros de será, no se lavaba bien y tenía un olor a orina.
Le hice una paja y luego me bajé de la cama y me quité solo los pantalones y los interiores, dejando libre mi mástil.
Me volví a montar a la cama y le hice agarrármelo ya estaba inundado de líquido, él me decía que si me había orinado y yo le decía que eso lo provocaba su culito y lo hice ponerse a cuatro patas, cuando vi aquel ojete redondito con sus estrías originales y de color rojizo casi naranja me dispuse a solo pasar la cabeza de mi lanza por aquella raja y aquel agujero, después de un rato cuando ya aquella cueva tenía suficiente lubricante, dejé en su centro la cabeza y comencé a empujar con mucho cuidado, mientras avanzaba lo dejaba dentro para que se acostumbrara su esfínter al invasor, cuando veía que mi cuñado se movía, empujaba nuevamente, así estuvimos largo rato hasta que con la cabeza totalmente cubierta por su agujero lo tomé de la cintura y lo hice hacia mí, lento pero con fuerza y pude enterrar toda mi herramienta en aquel suculento culito, cuando lo tenía todo adentro lo hice acostarse y me quedé quieto con toda la herramienta adentro de él.
Mi verga latía y al rato comencé un mete y saca primero con calmita, sacaba poco a poco y luego lo dejaba entrar con más fuerza hasta que mi orgasmo estaba a punto y comencé a coger aquel culito con tanta fuerza que parecía que lo iba a sacar por el frente.
Mis piernas se tensaron, sentí con se hinchaba mi pene y de inmediato los chorros de semen no se dejaron esperar, perdí la cuenta de cuantos corros fueron, pero quedé tumbado sobre mi amante mucho rato.
Lo que si podía notar es que mi pene no se deshinchaba, se lo saque y estaba lleno de algo de mierda y unos hilos de sangre, él no lo notó, fui al baño y me lavé, al regresar al cuarto le dije que fuera para que expulsara toda la leche y me dijo que lo acompañara, él se agachó en el piso y dejó salir todo lo que tenía adentro, nunca había visto tanta leche que saliera de mi pene.
Lo ayudé a lavarse, me decía que le ardía algo y luego nos fuimos al cuarto.
Ya acostados, lo besé y le enseñé como hacerlo, los labios de mi cuñado eran más carnosos que los de mi novia.
Mi pene no se bajaba y le pregunté que si lo quería hacer nuevamente, a lo que respondió que sí, lo puse de lado y puse mi verga nuevamente entre su rajo y con delicadeza comencé a penetrar aquel virginal culito, él lo hacía hacia mí, arqueaba su cintura para dejar a disposición todo su esplendor de nalgas y culo.
Lo penetré con suavidad durante largo rato hasta que llegué nuevamente.
Ya en esta segunda vez dejé mi pene dentro hasta que se salió por si solo.
Desde ese día y antes de que tuviera por primera vez relaciones sexuales con mi novia, Alexis me apagaba el fuego provocado por su hermana.
Lo siguiente a eso lo cuento en otra oportunidad.
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