Caliente y frio II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
¡Ha!, Alexis, les cuento que después de comenzar a cogerme a mi cuñado al terminar de manosearme y besarme con mi novia, se convirtió en un vicio.
Ya era costumbre que cuando yo me despedía de la familia por ese día, al llegar a mi casa solo esperaba que se acostaran y mi cuñado salía y me avisaba con una piedra para que yo me llegara a la jaula de las gallinas.
Yo me montaba por techo del baño de mi casa que daba con el techo de su gallinero, ellos tenían allí y mueble viejo y era donde yo ponía a Alexis de todas las formas que conocíamos para ese momento.
Un día yo le dije que me sentaría para él se sentara sobre mi tranca, me bajé mi pantalón y me senté, ya tenía mi miembro a su máximo esplendor, me puse saliva en la cabeza y el tronco y puse saliva en su agujero, él se fue sentando hasta que le entró todo, como yo estaba con mis piernas estiradas le facilitaba su movimiento de sube y baja a lo que él quisiera.
Alexis cabalgaba y aquello me tenía loco de placer, cuando ya estaba por llegar yo comencé a moverme con mucha fuerza y de repente siento un aguijonazo en una pierna, aquello me picó tan fuerte que lo empujé y cuando me levanté del mueble pude ver un alacrán mediano que caminaba por el mueble, lo inmediato fue matarlo y me fui sin acabar a mi casa.
Esa noche no podía dormir por la picada y por no poder haberle llegado en su culo a mi cuñado en aquella posición.
Al día siguiente, lo llamé por la pared sin que nadie nos viera y le dije que yo iría a la jaula y que tendría él que montarse en el techo y pasar a mi cuarto.
Decisión correcta, ya en la intimidad de mi cuarto gozábamos del sexo a todo dar, allí aprendió a mamarme el guevo y cuando lo aprendió lo hacía de una manera exquisita.
Unos días después sus padres les tocaron ir de viaje por un familiar fallecido y lo dejaron en nuestra casa, lógico tenía que dormir en mi cuarto porque era donde podía hacer, yo tenía cama doble.
Aquellas noches fueron las mejores, no hubo una en que no cogiéramos, en una de esas noches, por primera vez le mamé su barril, como le decía yo a su pene, que como comenté era pequeño pero grueso.
Tenía un sabor a orina, me lo metía completo en la boca y se lo chupaba mientras metía mi dedo dentro de su culo, aprendimos a hacer el 69, posición de la que me prendí y la uso aun en la actualidad con mi mujer y con quien tenga relaciones sexuales.
Muchas veces después de llegar en su hermoso culo dejaba mi pene dentro y nos dormíamos y si despertaba en la madrugada y se me paraba que era todo el tiempo, no perdía oportunidad y penetraba aquel culo que me tenía enamorado, nuestro sexo duró varios años ya a los 17 yo me fui a otro estado a estudiar y estando fuera de casa mi familia se mudó de aquella zona y no nos vimos más.
Pero aún recuerdo aquel bello culo, aquellas nalgas redonditas y los labios carnosos de mi cuñado.
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