Caliente y frio III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Les sigo contando, mis mejores encuentros con mi cuñado Alexis.
Ya era costumbre que después de hacer, como decimos acá en Venezuela “Cebo”, más tarde teníamos nuestro encuentro para enfriar aquellas ganas, que con el fuego que generaba con mi novia, descargaba y enfriaba con Alexis.
Un día en su casa celebraron el cumpleaños de su hermanita pequeña, era el número uno.
Vinieron familiares de otras localidades, que tenían que pernoctar en su casa, a la hora de repartir los espacios para dormir, yo le sugerí a su mamá que se fuera conmigo a dormir a mi casa, Alexis estaba contento y más yo.
Con el calor de los pocos tragos que tomé, llegamos a mi cuarto y nos preparamos para dormir.
Mi mamá tocó la puerta para darme unas sábanas para él y una almohada.
Yo le dije a mi amante que se quitara toda la ropa para dormir más cómodos y lo mismo hice yo.
Apagué la luz y me metí debajo de las sábanas, ya al entrar en ellas estaba full empalmado, mi verga drenaba mucho líquido que se mantenía en mi glande cubierto por su capucha, Alexis me dijo que lo besara como besaba a su hermana, acerqué mis labios a los suyos con delicadeza y comencé a darle un beso muy apasionado, acariciaba su pelo, bajaba mis manos por su cuerpo, manoseaba sus nalgas, besaba su ojos, sus orejas, lamía su cuello, besaba sus tetillas y mi pene chorreaba cada vez más líquido, al mismo tiempo frotaba mi verga en su vientre, sentía como estaba de mojado y lubricado, porque mi pene se deslizaba en su vientre con mucha facilidad, en un momento comencé a sentir que su penecito pequeño pero gordito estaba parado, metí mi mano y comencé a sobarlo, aquello me produjo unas ganas inmensa de saborear lo que mi cuñado tenía entre sus piernas, fui bajando y mientras bajaba, lamía sus pezones, llegué a su ombligo y le pasé la lengua ya que toda su panza estaba llena de mi líquido, bajé a su pene, lo besé y me lo metí en la boca, aquello parecía una salchicha coctelera, la cabecita era roja y tenía un sabor a orines y por su puesto sabor a mi líquido, me lo metía todo en la boca e incluso sus huevitos, me lo sacaba y chupaba nuevamente sus huevos, lamía en su centro y fui bajando a su agujero anal, para ese entonces mi cuñado tenía las piernas totalmente abiertas, lo hice levantar su cadera para que su hoyo quedara a mi disposición, comencé a pasar la punta de mi lengua por ese agujero, tenía un saborcito a sudor, estaba limpio, de repente mi cuñado, puso su mano sobre de mi cabeza y empujaba para que entrara toda mi lengua en su culo, imposible, después de estar lamiendo y taladrando con mi lengua su culo, lo hice voltearse y ponerse en cuatro y volví nuevamente a comerme aquel manjar, yo no me tocaba mi verga porque estaba seguro que llegaría en cualquier momento.
Pasé largo rato dándole lengua en ese culito de nalgas redondas y color rojizo.
De repente mi cuñado se deja caer en la cama y me pide que se lo meta, que no aguanta más, él abrió con sus manos sus nalgas y dejó a mi disposición aquel agujero, cuando apunté que descubrí mi glande estaba tan lleno de líquido que lo apunte a su hueco y puse la punta y empujé, pero al estar tan lubricado mi mástil se fue todo a lo profundo de su ano.
Que delicia, me quedé sobre él sin hacer ningún movimiento, por unos minutos, al sentir como latía aquella cueva, comencé mi mete y saca pero mi lento, besaba su cuello, mordía sus orejas, besaba sus labios, al rato mis movimientos eran más rápido, se sentía muy rico estar sobre aquellas nalgas paraditas, mis movimientos aumentaron y lo hice ponerse en cuatro nuevamente y lo tomé de la cintura y empujaba como queriendo salir por delante, le daba embestidas fuertes, cuando sentí hincharse mi pene y la explosión de la eyaculación, no supe cuantos chorros de leche descargué dentro de sus intestino, pero aquello me dejó agotadísimo, volvimos a dejarnos caer en la cama, ambos jadeábamos y estábamos exhaustos, besé nuevamente su cuello y sus labios, como mi pene aún estaba duro, me quedé encima de él y nos dormimos así mismo, en la madrugada sentí frío y era que tenía mis nalgas al aire, como ya mi pene se había dormido, lo saqué y me tumbé a su lado.
Me dormí y comencé a soñar que me tocaban el culo, pero sentí un movimiento que me hizo despertar y era mi cuñado que aprovechando que estaba de espalda a él trataba de meter su salchichita en mi culo, lo que me hacía sentir era algo de cosquilles, yo puse mi culo más hacia él para que lo metiera, lo que pude meter fue poco, yo sentía una sensación rica y algo de cosquillas ya que su pene no era lo suficientemente largo para traspasar mi esfínter.
Mi pene se volvió a para y mi cuñado se dio por vencido y me comenzó a masturbar, le dije que me lo mamara, él no me lo había hecho mucho y esa noche lo enseñé a mamar guevo, metía la cabeza en su boca, él la sobaba con su lengua, liberaba mi cabeza y pasaba su lengua por el tronco hasta mis bolas, se metía cada bola en la boca y las chupaba, repetía la operación, cuando estaba a punto de eyacular le dije que se lo metiera en la boca y cogía su boca guiando su movimiento con mis manos, cuando me venía le apreté la cabeza contra mi vientre y llegue en su garganta, él se tragó mi leche, solo le quedaba en la boca lo que dejaba al sacarlo, rápido se subió a mi cuerpo y me besó con la boca sabor a leche, puedo decir que se a que me sabe.
Ya a esa hora le sugerí nos pusiéramos chores y nos durmiéramos para que al amanecer nadie nos consiguiera desnudos.
Después de este encuentro tan íntimo, los demás fueron clandestinos hasta que a los 17 años yo me fui a la universidad, fuera del estado donde vivía.
En unas vacaciones quise tener un encuentro con él pero ya era más adulto y tenía novia.
No pude más que recordar los encuentros que tuve con Alexis.
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