CAMINO DE SANGRE II
Vladislav comienza su transformación como incubo, su necesidad de alimentarse se hace cada vez más imperiosa, el transitar el camino de la sangre, lo llevará a transitar el camino del tiempo mismo, donde todo vuelve, todo se repite….
Una vez tomó su caballo y galopó sin descanso hasta que el caballo cayó muerto reventado, de allí siguió a pie, sin descanso, sin rumbo, sin saber qué hacer ni a donde ir. Recordó que en un momento dado, su padre le había regalado una propiedad muy lujosa pero apartada en la lejana Transilvania. Allí llegó luego de 4 días de cabalgata al castillo solitario y frio, solo 2 sirvientes ocupaban la propiedad y al ver llegar a su amo acudieron a su encuentro atareados por la sorpresa y el temor de la visita inesperada. Vieron al joven príncipe sombrío y oscuro, como si toda la oscuridad del mundo se posara sobre él y eso lo hizo más temible aún. Pidió que le prepararan su habitación y acudió a su estudio, se encerró en él y recordó el abovedado oculto detrás de la chimenea. Giró lo que parecía una piedra angulosa y una puerta oculta se abrió, bajo las escaleras que se le presentaban y llegó a un pequeño cuarto que servía de bóveda, allí había muchas riquezas acumuladas, monedas de oro, doblones, joyas y demás objetos de valor en un sillón de un rincón se sentó a pensar lo que haría con su vida en lo sucesivo, al menos riquezas tendría y eso siempre le haría más fácil la vida, el dinero siempre facilitaba las cosas.
Había algo que empezaba a llamar la atención de Vladislav y era el hecho de no sentir cansancio, ni sueño a pesar de ya haber pasado 4 días, lo que sí empezó a sentir era hambre y mucha sed. Salió de la bóveda, se encaminó a sus habitaciones tomó una ducha y se cambió de ropas la cena estaba servida. Se sentó a comer y comió, bebió tratando de calmar la sed pero a pesar de estar lleno sentía hambre y mucha sed. Se paró de la mesa y caminó al balcón del salón que daba a los jardines del castillo, allí vio a un joven caminando hacia las caballerizas, era uno de los mozos de cuadra, en ese momento sintió una punzada en sus entrañas y el hambre se agudizó, necesitaba tenerlo, beber su sangre saciar la sed, en ese momento entendió que era eso lo que necesita y que así sería su vida de ahora en adelante. Vestía sólo un pantalón a su cuerpo, descalzo y sin camisa, se calzó, se puso una camisa blanca sólo abotonada a mitad del pecho revelando sus fuertes pectorales, se percató antes de salir que hacía frio y mucha niebla así que tomó su capa y se la puso.
Giovanni era el mozo de cuadra del castillo, su trabajo consistía en mantener el establo y darle de comer y asear los caballos y mantenerlos en refugio en las noches frías. Era un chico de origen humilde, huérfano de padres y sin familia, desde muy pequeño habitaba el castillo sus padres eran trabajadores de la propiedad pero la peste hizo que ambos murieran prematuramente, cuando esto sucedió tenía 19 años y quedó sólo en el mundo pero permaneció en la propiedad trabajando para sus dueños y ahora para el príncipe, cuando lo vio temprano a su llegada sintió perturbación al ver a ese hombre guapo e imponente pero sombrío, ningún hombre le había hecho sentir tal perturbación era una mezcla de miedo y excitación, Giovanni tenía un secreto y era su fijación por el varón, gustaba de los hombres pero en el ambiente en que se desenvolvía no había posibilidad de dar rienda a sus pasiones así que no sólo era virgen sino que en secreto se auto satisfacía con la fantasía de ser poseído por un hombre que lo dominase y lo hiciera suyo y ese prototipo era el príncipe Vladislav.
En la caballería todo era silencio, sólo algunas antorchas alumbraban el lugar, hacía frío, llevaba en su mano un cubo de madera donde colocaba alimento a los animales, en esos menesteres se encontraba cuando sintió una presencia a su espalda y cuando volvió casi grita del susto, allí estaba parado Vladislav, apoyado del borde del establo vestía sus botas altas casi a la rodilla, pantalón negro al cuerpo marcando sus fuertes piernas y su prominente bulto, camisa blanca suelta, donde Giovanni no podía apartar la vista de ese pecho prominente y abultado que se agitaba con rápida respiración y una capa negra de seda que lo cubría hasta los pies. Saliendo de su impresión Giovanni expresó:
G: mi señor buenas noches, que hace por estos espacios a esta hora, me sorprende verlo por aquí.
V: estaba aburrido en mis aposentos y Salí a caminar una hermosa noche no crees?
G: no diría hermosa, diría más bien fría y oscura.
Mientras Giovanni decía esto, Vladislav se acercaba lentamente a Giovanni, éste sintió la presencia del príncipe, sintió su deseo, su hambre, su sed, se quedó quieto como paralizado, no podía mover un músculo y tampoco quería, aprovechando esta ventaja con un dedo bordeó su oreja su barbilla su cuello y acarició el pecho del joven excitado, subió a su hombro y se colocó de espaldas al joven pegando mucho su cuerpo con el del joven que temblaba.
V: a mí me gusta así y me gustas tú….
Poco a poco fue acariciando desde su espalda al joven excitado, en una de esas lo cubrió con su capa y sólo se veía un bulto negro mientras Vladislav acariciaba ya sin pudor a un derrotado Giovanni, ya su voluntad se había ido, Vladislav desabotonó su camisa y deslizó su mano por el joven pecho y jugó con la tetillas erguidas de Giovanni, esto lo hacía mientras besaba el cuello del joven y sentía con su lengua el palpitar de ese cuello que bombeaba sangre a gran velocidad le quitó la camisa y desabotonó sus pantalones que cayeron al piso dejando desnudo al joven que no hacía otra cosa que gemir y abría mucho la boca tomando el aire que sentía que le faltaba, Vladislav tenía una erección de campeonato, detalle que no pasó desapercibido por las nalgas ya desnudas y turgentes del joven, el príncipe se despojó de su capa de sus pantalones y botas y quedó desnudo al igual que Giovanni, Vladislav lo volteó e hizo que el joven se enfrentara a su desnudez, bajo la mirada y quedó hipnotizado con la virilidad del guapo príncipe la tomó con su mano y sus labios se fundieron en un intenso beso tiró la capa sobre un montículo de paja y allí acostó al joven Giovanni se metió entre sus piernas y lo besó con avidez, con hambre, levantó sus piernas y dejó expuesto el virginal ano, bajó a él y metió su lengua en el rosado capullo que poco a poco se abría ante el molusco que intentaba perderse en su interior.
Giovanni nunca había sentido tales sensaciones, en su vida había estado tan excitado deseaba con todas sus fuerzas que el príncipe lo poseyera, que le hiciera sentir su hombría, leyendo su mente (en ese momento Vladislav descubrió que tenía ese poder apuntó su riata al ano boqueante, hizo contacto y presionó, entró la gruesa cabeza no sin dolor por parte de Giovanni pero aun así lo quería dentro y sin detenerse lo penetró, hasta el fondo, ante lo cual Giovanni abría mucho sus ojos y boca y comenzó el bombeo, Vladislav sintió el calor y lo apretado de ese culo maravilloso y aumentó el ritmo, sentía que en cualquier momento el orgasmo llegaría. A todas éstas, Giovanni ya había perdido el control y solo gritaba pidiendo más, junto con la sensación del cercano orgasmo, Vladislav a medida que sentía que iba acabar comenzó a sentir un dolor en su dentadura, sintió como sus dientes caninos sobresalían firmes, puntiagudos, afilados y allí todo fue instinto se lanzó sobre el cuello de Giovanni y cuando sintió que se derramaba, clavo los colmillos en la yugular del joven, sintió lo cálida de su sangre y la encontró exquisita y bebió, el placer de vaciar su semen en el culo del joven, incrementó el placer al beber su sangré, saciar su sed.
Giovanni sólo sintió el pinchazo en su cuello, sin saber lo que sucedía y el dolor se combinó con el placer y acabó sobre su abdomen manchando con el néctar el abdomen y pecho de Vladislav, después de eso todo fue calma, silencio, Vladislav bebió hasta la última gota de sangre y lo dejó seco, eyaculado y sin vida sobre la improvisada cama de paja. Con calma Vladislav desmontó a su víctima la observó y lloró, allí entendió lo que sería su vida en lo sucesivo.
Londres 1650.
Rondaba el año 1650, habían pasado más de 100 años desde el aquel fatídico día en el que Vladislav vió morir a su amado Iván y cayó sobre sí una terrible maldición, desde ese día empezó a descubrir cómo era la dinámica con su cuerpo, y cada día era un descubrimiento constante, ya a estas alturas entendía que no iba a envejecer, permanecía exactamente igual como aquel fatídico día, otro aspecto era la condena a la soledad, ya no existía nadie que hubiese conocido en esa época, sólo quedaba él, esto lo llevó a vagar solo por el mundo a deambular sólo viendo el tiempo pasar y cubrir su necesidad básica comer y saciar la sed. En relación a esto ya había descubierto que podía subsistir comiendo una vez a la semana, esto quiere decir que debía asesinar una persona a la semana y además tenía el tema de dónde encontrar a la presa porque no podía ser cualquier persona, sería más fácil así, en su caso debía primero seducir a la presa, que ésta se le entregara para después atacar, recordemos que debía ser “sangre de varón exaltado” esas fueron las palabras de la voz que lo maldijo, esas características lo llevaron a frecuentar lugares particulares ya que debía ser hombre, debía gustarle los hombres y debía estar excitado a la hora de consumir su sangre, es por eso que debía frecuentar sitios particulares, ciertas calles, ciertas zonas, ciertos bares. Eventualmente debía cambiar de zona, mudarse de ciudad por muy grande que fuera la ciudad y poblada siempre la aparición semanal de un cadáver causaba inquietud en la población y más con las características de las víctimas, hombres, jóvenes, atractivos, con tendencia homosexual y la única herida en el cuerpo eran las dos marcas mínimas en el cuello y con la particularidad de no tener una gota de sangre en el cuerpo, todo ello lo llevaba al poco tiempo a correr rumores sobre un asesino serial creando cierto pánico en la población y cuando eso sucedía no quedaba otra que abandonar el lugar para no levantar sospechas y empezar de nuevo en otro sitio.
Para Vladislav, la vida era absolutamente monótona, entendió que debía ser un hombre rico para llevar una existencia cómoda, así serían las cosas más fáciles así que su fortuna inicial resguardada en el castillo de Transilvania gran parte de ella había sido invertida y en la actualidad se podría decir que el príncipe Vladislav Dracul, era un hombre acaudalado, eso le permitía tener contactos y conexiones que a la hora de alguna situación podría a hacer uso de ellas, se había convertido en esa élite de hombres que eran intocables, ya que su dinero, posición y contactos políticos lo hacía inaccesible y se dio cuenta de rodearse de esa aura era algo atrayente para las personas.
Otro aspecto que entendió Vladislav, es que sus víctimas debían ser personas prácticamente invisibles, personas del estrato bajo de la sociedad sin mucha cultura siempre escasos de dinero y sin muchas personas que pudieran extrañarlos a la hora desaparecer, era más complicado si era alguien importante y acaudalado, todo lo relacionado con este tipo de personas causaba mucho ruido y revuelo, ya el pasado le había enseñado que era así, ya que al dejarse llevar por los encantos del hijo de un acaudalado empresario francés y sucumbir a la sed insaciable, casi es descubierto por las investigaciones que realizaron en torno a este caso, eso le indicó que debía en lo sucesivo actuar con cautela.
Esa noche en el Londres de 1650, la noche era particularmente fría, la neblina era densa lo cual dejaba el campo visual a pocos metros, sin embargo con el tiempo Vladislav había desarrollado ciertas capacidades y las mismas eran relacionadas con sus sentidos, su visión era más aguda y profunda, podía ver con claridad a larga distancia incluso en la oscuridad podía ver con precisión y claridad, por lo tanto la niebla no era obstáculo para ver. Por otra parte su audición era más precisa, podía escuchar el más mínimo ruido, incluso el emitido por los insectos por lo que siempre estaba alerta por todo lo que escuchaba a su alrededor. Otro aspecto que se le desarrolló fue el olor podía captar olores a grandes distancias y la capacidad de seguirlos y llegar al origen de ese olor, todos esos dones poco a poco se le fueron desarrollando con el paso del tiempo, lo que llevó a Vladislav a entender que con el tiempo iría desarrollando más dones y talentos.
Vladislav caminaba por el paseo empedrado a orillas del Tamesis, había un muelle donde siempre había marinos dispuestos a satisfacer sus bajos instintos y sus pasiones, ya bien sabía que los puertos eran buenos sitios para encontrar presas, esa noche tenía una particular sed, tratando de alargar el período de comer llevaba casi 10 días sin consumir sangre y eso era ya demasiado su límite eran 7 días, esa sed le causaba desasosiego y angustia ya no podía seguir postergando aquello que requería de manera vital. Vestía como siempre a la moda, a la medida, con estilo, había entendido la importancia de verse bien, eso aunado a su estampa y estatura hacía que no pasara inadvertido donde llegaba, aunque había veces que era mejor pasar bajo perfil, para eso tenía también un outfit, esa noche en particular necesitaba crear contraste en la zona por la que transitaba eso le haría más fácil la cacería.
En la calle de piedra sonaban los tacones de sus finos zapatos, su traje impecable negro de lana lo hacía ver sofisticado y acaudalado y eso era lo que quería proyectar, camisa blanca de seda, moño perfecto al cuello sombrero de copa y la infaltable capa negra completaban el atuendo, en una esquina percibió el interés de un joven apoyado en un portal observándolo, afino la vista y vio a un joven atractivo no tendría más de 20 años, vio un buen bulto en sus pantalones, percibió su aroma a macho joven aunque no muy aseado que se diga pero nada que fuera importante, bajando un poco la mirada sonrió maligno y se acercó al joven que lo observaba con deseo, en un instante estuvo a su lado y sonriéndole le pregunto qué hacía y qué buscaba. A lo cual respondió:
Joven: busco compañía y diversión, alguien que me invite a comer y beber un poco, a cambio yo puedo dar placer…¿te interesa?
V: sí y mucho –dijo acercándose al joven casi pegando su nariz a su cuello-
En ese momento, Vladislav percibió un olor particular que lo sacó de su centro, era un aroma conocido… dio un paso atrás y llevó sus manos a los costados de su cabeza tapando sus oídos no quería que nada más lo desconcentrara, cerró los ojos y allí lo vió, era Iván, su amado Iván, era su olor y así sin razón dio la vuelta y se encamino en pos de ese olor siguiendo ese rastro, ese aroma que lo llevó a una taberna de mala muerte y allí entró buscó entre la gente sin encontrar el origen del olor que aún seguía allí, avanzó y el aroma lo llevó a la barra, cuando dirigió su vista a ese sitió no lo pudo creer allí tras la barra sirviendo cerveza y vino se encontraba su amado y llorado mil veces Iván, llevó sus manos a la boca y casi como un lamento expresó:
V: No puede ser….
CONTINUARÁ…
Hola está segunda parte de tu relato está muy interesante me encanta todo el contexto en el que se va desarrollando y lo mucho que puede salir de ello, sigue escribiendo me encanta leerte.
hola me contenta que sea de tu agrado estoy en producción de la continuación espero te guste, estoy experimentando con la temática