CAMPAMENTO – PARTE 7
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por johna.2012.
CAMPAMENTO – PARTE 7
?¿Entonces cuáles son tus planes para tu aniversario? ?preguntó Jordán, mirándome con una sonrisa pícara?.
Ya son dos meses, ¿no? ¿Harán algo?
Discretamente barrí con la mirada el salón para ver que no hubiera nadie escuchando y luego me volví hacia mi amigo.
?¿No puedes hablar más despacio? No quiero que empiecen a haber rumores sobre mí.
?Oh vamos… en los últimos dos meses lo único que has hecho es hablar de tu novio… y ahora quieres que no diga nada.
?Pero no tan fuerte… alguien podría escucharte…
?¿Alguien como Cristian? ?preguntó alzando la ceja, y al escuchar su nombre mi piel se puso de gallina.
?O cualquier otro…
?Yo no me preocuparía por él… seguramente anda en el patio, solo y exilado como se la ha pasado últimamente.
A pesar de todo lo que te hizo… y lo que me hizo, me da pena verlo así, solo y amargado.
?Así te veías tu cuando nos conocimos… ?interrumpí, recordando a aquel pequeño Jordán que se la pasaba solitario y aislado de los demás.
Era bastante irónico que ahora Cristian estuviera en la misma situación.
Y aunque en el fondo sentía mucha pena por él, no quería acercármele para no exponerme a más maltratos de su parte.
?Lo sé, por eso me da pena… No es nada agradable.
?Mejor cambiemos de tema ?dije, empezando a sentir aquel dolor en el estómago que sentía cada vez que pensaba en Cristian?.
Raúl tiene un juicio en la mañana, así que iré a su casa después del colegio y le prepararé el almuerzo, algo fácil no más, y en la tarde iremos al cine.
?Como te envidioooo ?suspiró Jordán?, ojala pudiera encontrar a alguien como Raúl, se nota que te adora y es tannnn sexy… ¡Tienes una suerteee!
?Lo sé ?dije con orgullo, sonriendo de oreja a oreja.
?Oye entonces lo de mudarnos… ¿quedará en nada? ?preguntó Jordán, cambiado su expresión completamente.
?Me encantaría estudiar en la capital, pero no sé si mi relación con Raúl funcionaría a la distancia…
?Pero si tu mamá y tu papá están de acuerdo… ¡No puedes perder esta oportunidad! ¡Piénsalo! Alquilamos un depa entre los dos cerca de la universidad… ¡Será fantástico! ¡Vivir solos! ¡Sin padres!.
Vamos… no vas a decirme que no te llama la atención la idea.
La idea me parecía grandiosa, pero no estaba aún seguro si sería capaz de dejar mi ciudad y a Raúl.
Recién teníamos dos meses de novios y las cosas iban muy bien, no estaba seguro de si a estas alturas podríamos sobrevivir una relación a distancia.
¡Era muy pronto!
?No sé ?contesté, dudando?.
Aún tengo tiempo para pensar… no me andes presionando.
?Bueno pero debes tomar tu decisión pronto ?dijo Jordán, con los ojos brillando de emoción.
Debido a que eran los últimos días de clases, aquella tarde nos dejaron salir temprano a todos así que aproveché para ir al departamento de Raúl a prepararle el almuerzo de aniversario.
Era la primera vez que usaría la llave de su departamento que me dio cuando cumplimos un mes de enamorados, ya que siempre que iba a verlo él ya estaba allí.
Mientras caminaba hacia su departamento, me crucé con alguien conocido.
?Hola culoncito ?escuché una voz familiar a mis espaldas y de inmediato me volví.
?Ángel ?suspiré sorprendido y algo asustado.
Su presencia aún me intimidaba.
?¿Qué haces por aquí tan solito?
Su mirada intensa y la lujuria en sus ojos me pusieron nervioso de inmediato.
?Voy a visitar a mi novio ?dije de frente, intentado desanimarlo de intentar cualquier cosa.
?Ósea que esas nalguitas ya tienen dueño ?suspiró y se acercó un par de pasos hacia mí.
?Sí ?contesté firme.
?Parece que me quedaré con las ganas de comerme ese culito tuyo de nuevo… es una lástima, sé que te hubiera encantado recibir mi verga.
?Sí, es una pena ?contesté sarcásticamente.
?Tendré que conformarme con el potón de tu amigo, a quien apropósito me voy a tirar en un rato.
?Bien por ustedes ?dije, sin ganas, tratando de mostrarle lo poco que me importaba?.
Bueno nos vemos entonces ?me despedí y sin esperar respuesta continué mi camino, mirando hacia atrás cada dos minutos para asegurarme de que no me estaba siguiendo.
Apenas llegué al departamento de Raúl, me di un baño y, desnudo como salí de la ducha, me puse un mandil de cocina y empecé a preparar el almuerzo para mi novio, siguiendo al pie de la letra lo que decía el libro de recetas que había tomado prestado de mi casa.
Casi una hora después, y con el almuerzo casi listo, Raúl regresó a casa.
?Hola precioso ?dijo con una sonrisa al verme de pie en su cocina, dando vuelta a las ollas.
?Hola amor ?contesté agitado, sin quitarle la vista de encima a la olla que estaba cuidando.
Raúl dejó sus cosas sobre el mueble y luego caminó hacia mí, abrazándome por la espalda.
?No hay nada mejor que regresar a casa y encontrarme con esas nalguitas desnudas, esperando por mí ?susurró en mi oído y luego me dio una sonora nalgada.
?Si quieres puedo esperarte así todos los días ?contesté, mirándolo pícaramente sin soltar la olla ni darme vuelta.
Entonces Raúl empezó a besarme el cuello y a recorrer mi cuerpo desnudo con sus manos grandes, provocando que mi piel empezara a arder de deseo.
Sin dejar de besarme, Raúl se desabrochó el pantalón y luego lo escuché caer al suelo.
Entonces su enorme pene duro y caliente empezó a recorrer mi espalda y mis nalgas, provocativamente.
?¿Raulito quiere jugar? ?pregunté, moviendo mis caderas hacia atrás para poder sentirlo mejor.
?Deja lo olla ?me ordenó y pude escuchar en su voz la excitación.
Entonces con ambas manos separó mis piernas y empezó a sobar su pene en mi culo, mojándome con sus líquidos.
Luego con su mano hurgó entre mis nalgas hasta llegar a mi ano, haciéndome suspirar de emoción.
?Quiero meterla aquí mismo ?suspiró y luego con una mano me inclinó contra la mesa de la cocina y se agachó hasta quedar a la altura de mi culo.
Raúl era increíble con su lengua y sus labios.
En solo un minuto mi ano estuvo completamente húmedo y listo para recibir su enorme pieza.
?Despacio… ?le supliqué mientras me aferraba a la mesa, tratando de acomodarme lo mejor posible.
Entonces Raúl colocó su pene en la entrada de mi culo y empezó a presionar con fuerza, abriéndome con ambas manos las nalgas para que pudiera entrar mejor.
A pesar de que no era la primera vez que me penetraba, mi ano aún no se acostumbraba a tremendo monstruo y por lo que siempre sentía dolor cuando entraba por primera vez.
?Ahhh… despacio… ahhh ?empecé a suplicar sin ganas, sintiendo como su tronco entraba centímetro a centímetro dentro de mí, ardiente y duro.
Poco a poco mi recto se fue llenando nuevamente con su grosor, haciéndome arder más de deseo.
Raúl me sujetó de la cintura y empezó a meter y sacar con fuerza, sacudiendo todo mi cuerpo con cada una de sus embestidas, llenando de placer cada rincón de mi piel.
?ohhh… sí… dámela toda… así… ?empecé a gemir, embriagado de goce.
Su pene entraba y salía de mi culo con rapidez y sin ningún problema, como si fuera parte de mi cuerpo.
Era excitante ser penetrado por mi hombre en la cocina, vestido sólo con un mandil y apoyado sobre la mesa.
Me sentía deseado cada vez que Raúl me penetrada de esa forma tan pasional, sin parar de acariciarme y besarme
Entonces mi hombre me sacó su pene de un golpe y luego hizo que me girara, sujetándome de la cintura y sentándome luego sobre la mesa.
?Piernas al hombro ?dije con una sonrisa, al recordar que era una de sus poses favoritas.
Raúl esbozó una sonrisa pícara y luego me recostó sobre la mesa y levantó mis piernas sobre sus hombros.
?Tu sabes lo que me gusta, bebe ?dijo y al escuchar esa palabra de inmediato Cristian apareció en mi mente.
Raúl nunca me había llamado de esa forma, siempre me decía peque o precioso… Pero ¿bebe? No, ese era el apodo que Cristian usaba para llamarme.
De un solo golpe Raúl volvió a meter su enorme pene dentro de mi cuerpo, ahuyentando con placer el recuerdo de Cristian de mi mente.
Sus embestidas aumentaron de ritmo y fuerza apenas cambiamos de posición, demostrando lo mucho que le gustaba aquella pose.
Mi cuerpo se sacudía con cada metida, al igual que la mesa sobre la que me encontraba.
Por un momento pensé que la romperíamos de tanto movernos.
Entonces Raúl tomó mi pene entre sus manos y empezó a masturbarme, igualando el ritmo de sus movimientos con los de sus embestidas, como ya era costumbre para él.
En sólo unos minutos mi cuerpo llegó nuevamente a aquel estado de éxtasis que sólo Raúl me había mostrado, dándome placer por ambos lados y llevándome al límite.
?Me vengo… me vengooo ?le avisé y de inmediato él saco su pene de mi culo y empezó a masturbarse, viniéndose casi al mismo tiempo que yo, mezclando nuestros semen sobre mi abdomen y llenando mi cuerpo de una cálida sensación de satisfacción.
?Aun no entiendo cómo puedes hacer eso ?dije entre jadeos.
?¿Qué cosa? ?preguntó, mientras cogía un trapo de la mesa y empezaba a limpiarme el semen del cuerpo.
?Venirte a voluntad… en el momento que quieras.
?Practica ?dijo con una sonrisa.
?Feliz Aniversario ?suspiré y luego lo besé, envolviéndolo con mis brazos hasta colgarme de su cuello.
?Te amo ?dijo entonces y mi cuerpo se paralizó de la sorpresa.
Era la primera vez que alguien me declaraba su amor de esa forma y eso realmente me asustó.
Lo que sentía por Raúl era muy bonito, me encantaba estar con él y el sexo era fantástico, pero no estaba seguro de que eso fuera amor…
Sin saber que responder, lo besé con pasión y luego lo abracé fuerte, esperando que no se sintiera herido por no recibir una respuesta parecida de mi parte.
Durante el almuerzo, Raúl y yo conversamos como siempre, pero pude notar cierta incomodidad en él, algo que me hizo sospechar que si lo había herido al no contestarle de la misma manera.
Con la intensión de arreglar las cosas, me senté desnudo sobre sus piernas y me acurruqué en su pecho.
?Soy muy afortunado de tenerte ?suspiré y luego me volví a mirarlo?.
Eres un hombre maravilloso y te quiero muchísimo.
Raúl me miró con ternura y luego sonrió complacido.
Entonces ambos nos fundimos en un tierno beso, abrazándonos con fuerza.
Luego de eso Raúl pareció volver a la normalidad, con su rostro sonriente y su mirada tierna de siempre.
?¿Qué sitios compraste? ?le pregunté a mi novio cuando llegamos a la entrada del cine.
?L5 y L6 ?contestó, leyendo las entradas que traía en la mano.
Como ya era costumbre cuando salíamos, Raúl tenía su brazo sobre mis hombros y me acariciaba el rostro ocasionalmente, cuando veía que nadie no estaba observando.
?Peque, ¿Quieres comprar algo de comer? ¿O mejor cenamos luego? ?preguntó cuándo pasamos frente a la dulcería, empezando a girar su cuerpo para ir hacia ella.
?No, amor.
Mejor cenamos luego ?contesté y lo tomé de la cintura para enderezar su camino de vuelta a las salas de cine.
Entonces mi cuerpo se petrificó al volverme y encontrarme cara a cara con Cristian, de pie frente a nosotros, mirándonos con los ojos bien abiertos por la sorpresa.
Un retortijón en el estómago hizo que soltara la cintura de Raúl y me separara de él unos centímetros, algo de lo que él se dio cuenta de inmediato.
?¿Todo bien? ?me preguntó, oscilando su mirada entre Cristian y yo, pero la sorpresa me había provocado un nudo en la garganta y no fui capaz de contestarle con la rapidez que hubiera querido hacerlo.
?Sí, Adrián ?dijo de pronto Cristian con un tono raro en su voz?, ¿Está todo bien?
?Estás borracho ?exclamé al reconocer los efectos del alcohol en su voz.
?¿Quién es? ?preguntó Raúl, pasando discretamente su brazo sobre mi hombro y apegándome hacia él.
?Oh… ¿no le has contado de mí? ?exclamó Cristian tambaleándose, con su mirada seria.
?Es un compañero del colegio ?contesté sin dejar de mirarlo.
?Pues parece algo más que eso ?susurró Raúl, lanzándole una mirada poco amable a Cristian.
?¿Y quién es este viejo? ?exclamó Cristian, alzando su voz? ¿Mi reemplazo? ¿Me cambiaste por un viejo? Seguro te compra cosas, ¿no? ¿O te paga por tirar con él? ¿Pusiste en venta tus nalgas?
?Ya es suficiente ?interrumpió Raúl de inmediato, dando un paso hacia el frente, poniéndose entre Cristian y yo.
?¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a pegar? ?exclamó Cristian, acercándose hacia él para provocarlo.
?Cristian ¡Ya basta! Vete por favor ?le supliqué, pero en su borrachera sabía que no me haría caso.
?Será mejor que te vayas, niño ?amenazó Raúl, poniéndome la piel de gallina.
Era la primera vez que lo veía tan enojado…
?¿Tan rápido se te pasó lo que decías sentir mí? ?preguntó Cristian y ya no había rabia en sus ojos, sólo tristeza? ¿Tan rápido me cambiaste?
?¡Ya basta! ?intervino Raúl.
?¡Tú no te metas! ?gritó Cristian y tambaleando se acercó hacia Raúl para golpearlo, pero éste fue más rápido y de un solo golpe lo mandó al suelo.
?¿Qué hiciste? ?exclamé asustado y de inmediato corrí hacia Cristian, quien se encontraba confundido en el suelo, con el labio sangrando.
Raúl se quedó frio, de pie frente a nosotros, sin saber qué hacer.
?Será mejor que te vayas, Raúl ?le dije al ver que la gente empezaba a acercarse?.
Te ganaras problemas si se enteran que golpeaste a un adolescente.
?Ven conmigo ?suplicó.
En menos de un segundo mi mirada osciló entre Cristian y Raúl.
?No, me quedaré con él para asegurarme que esté bien y que no te metas en problemas ?mentí, tratando de que mis intenciones no fueran tan evidentes.
Raúl me miró confuso por un segundo y luego se retiró, con el rostro triste.
Con mucho cuidado ayudé a Cristian a levantarse y lo alejé de los curiosos que empezaron a rodearnos, intentado que aquello no se hiciera más grande de lo que ya era.
?¿En que estabas pensado? ?le reproché cuando estuvimos en el baño, solos.
?No estaba pensando ?contestó más tranquilo, mientras se lavaba la sangre del rostro.
?¿Estás bien? ?pregunté luego, con suma tristeza.
?No, no lo estoy ?contestó y luego se volvió hacia mí?, ¿De verdad estás con ese tipo?
No estuve seguro de como contestar.
Lo más fácil hubiera sido decirle la verdad, decirle que sí, que Raúl era mi novio y que estaba muy feliz con él, pero por alguna razón no quería hacerlo.
?Después del golpe que me diste, no tienes ningún derecho a preguntarme eso ?contesté y luego me dirigí hacia la puerta?.
Espero que después de todo lo que me has hecho, tengas un poco de compasión y no hagas nada en contra de él.
Sin decir nada más salí del baño azotando la puerta.
Por varios minutos deambulé por el centro comercial, pensando en que haría luego.
Tenía miedo de regresar al departamento de Raúl, ya que seguramente se encontraba molesto.
Lo que menos quería en ese momento era ponerme a dar explicaciones y recordar todo lo que pasé con Cristian.
Lo mejor era irme a casa, al menos allí estaría tranquilo.
< Todo está bien >, le escribí a Raúl < Cristian no hará nada en tu contra >
La respuesta se hizo esperar por unos minutos.
< ¿Dónde estás? > preguntó.
< En mi casa.
Luego de lo que pasó preferí regresarme > contesté, con miedo a su respuesta
< Está bien > dijo y luego se quedó un rato en silencio < Es mejor que hablemos mañana, cuando ambos estemos más tranquilos >
< Lo lamento… Que pases buenas noches > me despedí, pero no recibí respuesta
Aquella noche no pude dormir bien.
El cargo de consciencia me mantuvo despierto hasta muy tarde ¿Por qué preferí a Cristian? ¿Por qué no podía olvidarlo? Raúl no se merecía eso, después de lo bueno que había sido conmigo.
Debía ser fuerte y decidirme de una vez por todas a dejar atrás todo lo que tenía que ver con Cristian, debía olvidarlo y concentrarme en lo que tenía conmigo, antes de que lo perdiera por tonto.
Al día siguiente hice todo lo posible por evitar cruzarme con Cristian en el colegio, ya que no quería ni siquiera mirarle la cara después de lo que me había hecho pasar la noche anterior.
Gracias a él ahora Raúl estaba molesto conmigo.
?Adrián ?llamó Jordán desde la puerta, alzando su mano con desesperación.
?¿Qué sucede? ?pregunté al verlo jadeando y con el rostro rojo.
?Te estuve buscando por todas partes… Tienes que ver esto ?dijo y luego sacó su teléfono y lo extendió hacia mí.
Mis ojos se abrieron grandes cuando vi la foto que estaba en su cel.
?Eres tú, ¿verdad? ?preguntó alterado.
¡No podía creerlo! ¡Era una foto de mis nalgas! ¡Una de las fotos que le mandé a Cristian el día de nuestra primera cita! ¿Cómo había llegado a manos de Jordán?
?¿Cómo sabes que soy yo? No se ve el rostro ?dije, tratando de no delatarme.
?Oh vamos ?contestó él?, recuerda que ya he visto tu culo antes… el cepillo… ¿recuerdas?
Mi rostro se puso rojo al recordar aquel vergonzoso incidente.
?¿Cómo es que la tienes? ?pregunté, ignorando su comentario.
?No sólo la tengo yo ?dijo y mis ojos se abrieron grandes?.
La tienen todos en el salón.
Hace rato nos llegó un mensaje de texto con la foto que decía “¿Saben quién es este maricón?”
Mi estómago se revolvió al escuchar la frase ya que sabía perfectamente quien la había mandado.
Con los ojos rojos por contener las lágrimas, salí corriendo del lugar, lleno de ira, en busca del responsable de aquella humillación.
?¡Eres un maldito! ?exclamé apenas vi a Cristian, y luego, cegado por la cólera, le lancé un puñetazo al rostro que lo tumbó al suelo.
?¿Qué sucede? ?preguntó poniendo cara de inocencia.
Sin decir una sola palabra le extendí el teléfono para que viera la foto.
Su rostro se descompuso de inmediato.
?Adrián… yo ?dijo y luego se quedó callado.
?¡Eres despreciable! Como viste que estaba feliz con alguien más quisiste vengarte mandando esa foto a todos en el salón.
¡No puedo creer lo bajo que caíste!
Sin poder aguantar más su presencia, me di media vuelta y me alejé de él, ante la mirada atónita de algunos de nuestros compañeros.
A penas me vi libre del colegio, tomé un taxi y fui al departamento de Raúl.
?Hola ?dije cuando contestó en el comunicador.
?Hola ?contestó y luego se quedó callado.
?¿Puedo pasar?
?Claro ?dijo luego de un momento y la puerta se abrió.
Más nervioso que nunca, me paré frente su puerta, acariciando en mi bolsillo la llave que me había dado, pensando si debía usarla o no.
Entonces Raúl abrió la puerta.
?Hola ?dije y lo miré en silencio, sin atreverme a entrar ?.
Lo lamento.
?No te preocupes ?contestó y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro?.
No estoy molesto, pero necesito conocer esa historia.
A pesar de que siempre supe que aquel momento iba a llegar, mi cuerpo empezó a temblar de nervios.
?Entonces él es el chico con el que tuviste la cita el día que te conocí ?dijo luego de que le conté toda la historia.
?Sí ?afirmé, aún con algo de miedo por su reacción.
?Entiendo ?dijo y luego se acercó y me acarició el rostro.
?¿Estás molesto?
?No… pero quiero saber qué es lo que sientes por él.
Su pregunta me tomó por sorpresa y al inicio no supe que contestar.
?Lo conozco de toda la vida, Raúl ?dije, tratando de ser lo más sincero posible?.
Intentamos salir y no funcionó.
Como te conté, él me rechazó y allí quedó todo.
No tienes por qué preocuparte, porque yo quiero estar contigo, yo te escogí a ti.
Sin esperar a que dijera nada, lo envolví con mis brazos y lo besé suavemente, tratando de hacer que aquel momento incómodo desapareciera y volviéramos a hacer los mismos de antes.
Entonces mi teléfono empezó a sonar y el nombre de Jordán apareció en la pantalla.
?Hola amigo, estoy algo ocupado ahorita ?dije, sin dejar de besar a Raúl.
?Adrián ?dijo y el tono en su voz me asustó?.
Cristian tuvo un accidente.
Mi rostro palideció y sentí a mi corazón latir con fuerza dentro de mi pecho.
?¿Está bien? ¿Qué le pasó? ?pregunté, separándome de Raúl.
?No lo sé.
Me acabo de enterar ?contestó Jordán?, estoy yendo al hospital ahora.
¿Vienes?
?Sí ?contesté de inmediato, sin siquiera pensarlo?.
Ahora voy para allá.
Raúl me quedó mirando confundido mientras Jordán me daba la dirección del hospital.
?Amor, lo siento, pero tengo que irme ?le dije tratando de esconder el miedo que sentía?.
Cristian tuvo un accidente e iremos al hospital a ver como se encuentra.
Raúl me miró serio por un momento y luego relajó su rostro.
?Yo te llevó ?dijo entonces, esbozando una sonrisa forzada?.
Estás alterado, no quiero que te vayas así.
Sin tiempo para pensar bien las cosas, acepté su propuesta y salimos con dirección al hospital.
?¿Sabes algo? ?pregunté apenas vi a Jordán en la sala de espera.
?Parece que se cayó por las escaleras de su casa.
Escuché decir al doctor que no era nada grave, sólo tiene una fractura en el brazo.
El alma me volvió al cuerpo al saber que no era nada de cuidado.
?¡Tú! ?escuché de pronto a alguien gritar y de inmediato me volví hacia la voz ?¡Todo esto es tu culpa!
Era la mamá de Cristian la que gritaba y al parecer me hablaba a mí.
?¿Disculpe? ?dije, sin entender a qué se refería.
?¡Si no fuera por ti todo estaría bien! ¡Maldito maricón! ?gritó la señora y luego se lanzó hacia mí, con la intención de agredirme, pero Raúl fue más rápido y la detuvo antes de que llegara hasta mí, sujetándola con fuerza mientras ella se retorcía y continuaba gritando.
?Mejor vámonos ?dijo Jordán y a jalones me sacó del lugar.
?¿Qué diablos fue eso? ?pregunté completamente confundido cuando salimos del hospital.
?No lo sé… Te dije que esa señora estaba loca.
Luego de un momento Raúl salió detrás de nosotros.
?Esa señora está mal de la cabeza ?fue lo primero que dijo?.
¿Te encuentras bien?
?Sí, amor? contesté, aún algo alterado ?.
No me hizo nada…
?¿De qué estaba hablando esa loca? ?preguntó luego.
?No tengo idea ?contesté sinceramente, sin entender nada de lo que había sucedido?.
¿Puedes llevarme a mi casa?
Raúl me miró por un segundo y luego accedió sin muchas ganas, ya que seguramente quería que me fuera con él, pero en lo único que podía pensar yo en ese momento era en irme a llorar a mi cama.
Luego de despedirme de Jordán, Raúl me llevó hasta mi casa.
?Te llamo mañana ?le dije y luego me bajé del carro, caminando como zombie, con la mente llena de conjeturas.
Al llegar a mi cama me lancé sobre ella y empecé a llorar de cólera y de pena, lleno de frustración por no poder entender que era lo que estaba sucediendo.
¿Por qué me pasaban esas cosas? ¿Qué había hecho yo para merecer tantos problemas? Lo único que siempre quise fue ser feliz con la persona que quería, sin hacer daño a nadie.
Los días siguientes me los pasé encerrado en mi casa, con el teléfono en la mano, esperando noticias de Cristian.
Lo último que supe, gracias a que Jordán se mantenía bien informado, era que había salido ya del hospital y que se estaba recuperando satisfactoriamente.
La frecuencia con la que veía a Raúl había disminuido estos últimos días, pero no era por falta de ganas, sino porque me sentía avergonzado por la forma en la que me había comportado, por haberme preocupado tanto por Cristian sin pensar en los sentimientos de mi novio.
Tal vez ahora que sabía que Cristian estaba mejor, podría dejarlo atrás definitivamente y concentrarme en reparar mi relación con Raúl, él era quien merecía mi cariño y estaba completamente dispuesto a dárselo.
?Adrián ?llamó de pronto mi madre, haciéndome saltar por el susto ?.
Te llegó esta carta ?continuó, entregándome un sobre blanco sin ninguna dirección de remitente.
?Gracias mamá ?respondí y luego abrí el sobre de inmediato, curioso por saber de qué se trataba.
?Voy a salir a la tienda ?continuó ella?, regresaré en un par de horas.
Dentro del sobre había una pequeña memoria USB y una nota que decía… “Míralo solo y hasta el final”.
Intrigado por la nota, cerré la puerta de mi cuarto e inserté el USB en mi laptop.
Sólo había un archivo de video en aquella memoria y llevaba por nombre “Private”
Sin poder esperar más, me acomodé sobre mi cama y puse a reproducir el video.
La primera imagen que apareció fue la de una habitación, con una cama perfectamente centrada en el medio, luego la imagen cambió de inmediato mostrando ahora la misma habitación y la misma cama pero desde un ángulo diferente.
Entonces unas voces se escucharon en el video y dos personas aparecieron en la imagen.
Mis ojos se abrieron grandes cuando los reconocí.
¡Eran Ángel y Pablo! ¡Era un video de ambos!
Ángel llevaba la misma ropa con la que lo había visto el otro día en la calle, así que supuse que aquello había sucedido ese mismo día.
Era evidente que Pablo no tenía idea de que lo estaban grabando, ya que lucía muy tranquilo y en ningún momento se volvió hacia la cámara.
Entonces Ángel empezó a besar a mi amigo y con sus manos empezó a sacarle la ropa, dejándolo completamente desnudo en sólo unos segundos, arrojándolo luego contra la cama de manera no muy amable.
Pablo se giró sobre el colchón hasta quedar boca abajo y luego levantó el culo como ofreciéndoselo a Ángel, quien no dudó ni un segundo para enterrar su cara entre sus nalgas.
Los gemidos de mi amigo empezaron a calentarme y a hacerme sentir algo incómodo, pero la nota en la carta decía que debía mirar hasta el final, así que continué mirando.
El cuerpo de Pablo se estremecía con cada lamida que le daba Ángel, suspirando y lanzando jadeos que hacían que Ángel lo nalgueara con fuerza, para que gimiera con más ganas.
Aquel show de jadeos y gemidos duró por un buen rato, calentándome más de lo que pensé que lo haría.
De pronto una tercera persona apareció en la escena y empezó a acariciar las nalgas desnudas de Pablo, haciendo que este diera un salto y se bajara de la cama, asustado.
?Tranquilo ?le escuché decir a Ángel en el video ?.
No pasa nada.
Sólo nos divertiremos un poco.
? ¿Quién es él? ¿Qué está pasando? ?preguntó Pablo aterrado, oscilando su mirada entre ambos.
?Él es mi amigo, Mat… y también quiere disfrutar de tus nalgas.
Estaba muy emocionado cuando le conté que tienes un culo hermoso ?respondió Ángel, con una tranquilidad aterradora.
?No te asustes, lindo ?dijo aquella tercera persona, quien parecía ser ya un señor mayor, en sus cuarentas?.
Solo queremos divertirnos… nadie te hará daño.
?No… yo mejor me voy ?dijo Pablo e intentó recoger su ropa para irse, pero Ángel lo tomó del brazo y lo sujetó con fuerza por detrás, empezando a besar su nuca con fuerza.
Entonces Mat, aquella tercera persona, vino por delante de Pablo y empezó a besarle el cuello, bajando por su pecho, dándole mordidas y lamiéndolo entero.
?Déjame ir por favor… ?suplicaba Pablo pero ambos hombres parecían no escucharlo y sólo se dedicaban a besarlo y a acariciarlo por todas partes.
Luego Mat se desnudó por completo frente a Pablo, quien lo observaba asustado.
?¡Chúpasela! ?le ordenó Ángel y con sus manos forzó a Pablo para que se arrodillara frente a Mat.
Sin saber qué hacer, mi amigo se metió el pene de Mat en la boca y empezó a chuparlo tímidamente, con miedo.
Luego Ángel se puso junto a Mat y le ofreció su pene a Pablo para que se lo chupara también.
Por un rato, mi amigo intercaló chupadas y lamidas entre aquellos dos penes, sin quitar la expresión de miedo de su rostro.
Ambos hombres gemían y jadeaban mientras Pablo hacía su trabajo, tratando de hacer lo que ellos querían para evitar ser lastimado.
Entonces Ángel tomó del brazo a Pablo y lo jaló hasta la cama, colocándolo en cuatro patas frente a él.
?Yo iré primero ?dijo entonces a ambos.
?Está bien ?contestó Mat y luego caminó hasta el otro lado de la cama y le puso su pene en la cara a Pablo ? ¡Chúpamela! ?le ordenó.
Pablo lo observó con miedo y luego se metió su pene nuevamente en la boca, mientras Ángel acomodaba el suyo entre las nalgas de mi amigo.
Mi corazón latía rápidamente al ver aquella escena, pero no sabía exactamente si era por excitación o por indignación.
Aquello que estaba viendo era prácticamente una violación, y eso podía observarse claramente en el rostro de temor de Pablo.
Entonces sin ninguna compasión, Ángel enterró su pene entre las nalgas de mi amigo, haciendo que éste soltara un grito de dolor que fue ahogado inmediatamente por el pene de Mat.
Ambos hombres empezaron a embestir a Pablo por el culo y por la boca casi al mismo ritmo, llenando aquella habitación con una embriagante sinfonía de jadeos, gemidos y nalgadas que se prolongó por varios minutos.
?¡Mi turno! ?exclamó Mat, sacándole el pene de la boca a Pablo.
?Está bien ?accedió Ángel y ambos intercambiaron posiciones.
Ahora era Mat quien se encontraba aferrado a las nalgas de Pablo y Ángel le azotaba el rostro con su pene.
La diferencia entre el miembro de Mat y el de Ángel era muy significativa.
Mientras Ángel tenía el pene muy largo, Mat lo tenía muy grueso y con la cabeza ancha.
El cambio de ángulo en el video, me permitió observar mejor las nalgas rojas de Pablo y su agujero abierto por la furiosa penetración que le había dado Ángel.
Entonces, sin ningún aviso o piedad, Mat le ensartó su pene de un solo golpe, provocando que todo su cuerpo se estremeciera del dolor.
Podía ver en su rostro que aquel pene lo había lastimado mucho, pero no se atrevió a quejarse por miedo a que le hicieran daño.
Por un largo rato, ambos hombres continuaron penetrando a Pablo sin detenerse, a un ritmo violento, sin ninguna compasión.
?Hey ?dijo de pronto Ángel, haciendo que Mat detuviera sus embestidas? ¿No quieres probar la doble penetración? Será divertido y seguro que el putito puede aguantarlas a las dos con este culote que tiene.
?Buena idea ?contestó Mat y le sacó de un golpe el pene de su culo.
?No… por favor… ya no ?suplicó Pablo, pero ninguno de ellos pareció importarle.
?Tu échate y que él se suba sobre ti ?le indicó Ángel a Mat, sin siquiera mirar a Pablo.
Entonces Mat se echó sobre la cama, boca arriba, con su enorme pene al aire.
?¿Qué esperas?… súbete encima?le ordenó Ángel a Pablo y luego le dio un nalgada tan fuerte que su culo se quedó rojo, con la mano de Ángel perfectamente marcada en su piel.
Pablo lo miró aterrado, con el dolor reflejado en su rostro y luego obedeció, montándose sobre Mat.
Entonces Ángel se subió sobre la cama y pasó sus piernas a ambos lados del cuerpo de Mat, flexionándolas lo suficiente para que su pene quedara a la altura de las nalgas de Pablo.
?¿Listo? ?preguntó Ángel, mirando a Mat.
?Dale ?dijo este y entonces ambos empezaron a empujar con fuerza al mismo tiempo contra el ano de Pablo, haciendo que este empezara a gritar de dolor.
Luego de un largo rato de intentos, por fin ambos penes empezaron a entrar al mismo tiempo en el culo de mi amigo, abriendo su ano de una forma increíble.
Ambos hombres empezaron entonces a moverse dentro de él, embistiéndolo de forma violenta hasta hacer que empezara a pedir a gritos que se detuvieran, pero una vez más ninguno le hizo caso.
Luego de varios minutos de penetración, Ángel sacó su pene y empujó a Pablo sobre la cama, haciéndolo caer boca arriba, exhausto y adolorido.
Entonces ambos hombres empezaron a masturbarse sobre él, con sus penes apuntando a su rostro, y luego de unos segundos varios chorros de leche empezaron a salir de ambos, llenando por completo el rostro de Pablo.
Ángel y Mat dieron un alarido de satisfacción y luego empezaron a limpiarse y a vestirse, mientras Pablo permanecía quieto sobre la cama, con el rostro y el pecho llenos de semen.
?¿Qué esperas? Límpiate y vete ?le gritó Ángel, tirándole una toalla en su rostro.
Pablo se levantó adolorido de la cama, con un hijo de sangre corriendo por su pierna, y luego desapareció de la escena por un momento, para regresar luego de unos minutos ya limpio y vestido.
?Nos veremos la próxima vez ?se despidió Ángel y luego le dio una fuerte nalgada.
Entonces ambos desaparecieron de la escena.
Mi corazón continuaba latiendo fuerte, sin control.
Aquello había sido muy impresionante.
Las suplicas de Pablo y su rostro lleno de miedo y dolor se había quedado grabado en mi mente.
Todo aquello era mi culpa, ya que yo fui quien los presentó… Por mí es que Pablo había caído en manos de aquel salvaje.
De pronto Ángel volvió a aparecer en la escena y se dirigió directo a la cámara.
?Espero que te haya gustado el espectáculo, Adrián ?dijo, dejándome frio?.
Y si no, estoy seguro que alguno de tus compañeros de cole si lo disfrutará.
Mi cuerpo se heló al escuchar su amenaza…
¿Qué estaba tramando? ¿Acaso le iba enviar este video a todos en el colegio? ¿Por qué haría eso?
?Aunque si vienes a verme, tal vez podamos llegar a un acuerdo para evitar que todo el mundo se entere de lo putita que es tu amigo?continuó, y mi cuerpo se estremeció al darme cuenta de lo que quería?.
Ya lo sabes… búscame.
Me quedé quieto y en silencio por un buen rato luego de que el video terminara, pensando en lo que haría.
Entonces el timbre de mi casa sonó y bajé de inmediato a ver de quien se trataba, con las palabras de Ángel aun rondando mi cabeza.
Cuando abrí la puerta me encontré cara a cara con Pablo, quien tenía los ojos rojos de tanto llorar.
Sin decir nada lo jalé dentro de la casa y luego lo abracé, sintiéndome terriblemente culpable por todo lo que le había sucedido.
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