CAMPAMENTO – PARTE 8 (FINAL)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por johna.2012.
CAMPAMENTO – PARTE 8 (FINAL)
Con mis brazos aun rodeándolo, llevé a Pablo hasta mi cuarto y cerré la puerta, temiendo que mi madre pudiera regresar en cualquier momento.
?Lo siento mucho, Pablo?dije, abrazándolo con fuerza nuevamente.
?¿También te lo envió a ti? ?preguntó en un susurro, casi sin voz.
?Sí ?contesté separándome de él y sentándolo sobre mi cama.
?¿Qué voy a hacer? ¡¡Si se lo envía a todos en el colegio me muero!! ¡Mis papás se enterarán! ¡Todo el mundo lo sabrá!
?Eso no pasará, Pablo.
Tranquilo… Encontraremos la forma de solucionar todo esto.
?Él me dijo que sólo tú podías evitar que todo saliera a la luz… que tú sabías a que se refería… ¿Qué está pasando?
Mi rostro palideció por el miedo.
¿Realmente Ángel era capaz de llegar a estos extremos por satisfacer sus deseos? ¿Qué andaba mal en su cabeza?
?Ángel quiere… ?dije, pero no fui capaz de completar la frase enseguida?… quiere que me entregue a él.
Pablo me miró sorprendido.
?¿Quiere tirar contigo? ¿Sólo por eso quiere arruinar mi vida?
?Lo siento, Pablo.
No pensé que llegaría tan lejos.
?¿Qué piensas hacer? ¿Dejaras que te tire? Por favor… no dejes que envié el video a todos… Sólo será una vez… ¡Por favor!
?No ?contesté de frente, sintiendo repulsión al sólo imaginarme en brazos de Ángel de nuevo?.
Si cedo ahora lo querrá hacer de nuevo y de nuevo, nunca nos dejará tranquilos.
Además yo tengo mi novio, no puedo engañarlo.
?¿Qué vamos a hacer entonces? ?preguntó angustiado.
?Llamaré a Jordán, él conoce a Ángel desde antes que nosotros, seguro a él se le ocurrirá algo.
Pablo dudó por un segundo de mi idea, pero no dijo nada, ya que sabía que necesitábamos toda la ayuda posible para buscar una solución a ese problema.
Luego de llamar por teléfono a Jordán, el timbre de mi casa volvió a sonar, poniéndome nervioso de inmediato.
?¿Quién puede ser? ?preguntó Pablo, compartiendo mi nerviosismo.
?No lo sé, a Jordán le tomará aún algún tiempo para llegar, no creo que sea él?contesté, poniéndome de pie?.
Espérame aquí, volveré en seguida.
Con algo de miedo bajé las escaleras y me dirigí hacia la puerta, abriéndola tímidamente y encontrándome con quien menos me esperaba.
?Hola Adrián ?dijo Cristian y mi corazón dio un salto al escuchar su voz.
?Cristian… ?susurré atontado por la sorpresa?… ¿Qué haces aquí?
La mirada en su rostro era muy diferente a la que siempre tenía, o al menos conmigo… En sus ojos ya no había rastro del desprecio que antes mostraba cuando me miraba… Ahora se veía como el Cristian que recordaba en el campamento, con él que tuve mi primera cita.
?Tenía que venir a verte… Lamento todo lo que te hice pasar… Yo no… ?Su voz se apagó de pronto, como si le costara trabajo hablar?.
Yo no sabía lo que hacía… Por favor perdóname.
Mi piel se puso de gallina al escuchar sus palabras, al ver la angustia en sus ojos, la urgencia con la que me pedía perdón.
¿Cómo podía decirle que no?
?Está bien, Cristian ?dije, relajando la expresión en mi rostro?.
No te preocupes, te perdono.
Ya está en el pasado.
El rostro de Cristian se iluminó al escucharme y una sonrisa tímida se dibujó en su rostro.
?¿Entonces me darás otra oportunidad? ?dijo y mi expresión cambió de inmediato.
?¿Otra oportunidad para qué?
?Para estar contigo ?dijo y mi corazón empezó a latir con fuerza.
¿Qué le pasaba a Cristian? ¿Después de todo lo que me hizo quería regresar conmigo? ¿Por qué jugaba así? ¿Qué era lo que quería de mí?
?¿Estás bromeando? Yo tengo novio.
?Lo sé, pero también estoy seguro de que no lo amas… que no lo amas como me amas a mí.
Entonces Cristian empezó a caminar hacia mí rápidamente, haciéndome retroceder hasta chocar contra una pared, quedando acorralado, sin posibilidad de escape.
?¿No es verdad? ?preguntó y sus labios rozaron los míos, haciendo que mi cuerpo se estremeciera ?Tus ojos no mienten, Adrián…
?Detente por fav… ?intenté quejarme pero fue demasiado tarde.
Cristian restregó sus labios contra los míos y me envolvió furiosamente con sus brazos.
Sus labios sobre los míos, sus manos sobre mi cuerpo, su calor y su aroma… todo fue demasiado para mí.
Por un largo minuto me dejé llevar por mis sentimientos y ambos nos fundimos en un beso lleno de pasión y sentimiento, lleno de angustia y deseo.
?No… no ?exclamé y con ambas manos lo empujé, alejándolo de mí.
?Dame otra oportunidad, por favor ?suplicó una vez más.
Sus ojos brillaban como nunca, la expresión de angustia en su rostro quebraba mi determinación.
?Te amo, Adrián ?dijo entonces y mi cuerpo se estremeció al escucharlo.
La sensación que me invadió en ese momento fue muy diferente a la que sentí cuando Raúl me dijo que me amaba… En aquella ocasión sentí miedo y dudas, no estaba seguro de lo que sentí realmente.
Pero al escucharlo de los labios de Cristian, mi cuerpo entero se llenó de euforia, de una emoción que me fue increíblemente difícil controlar.
Aquella confesión hizo temblar mi cuerpo y retumbar mi corazón, era todo lo que había esperado de Cristian, y me hubiera hecho increíblemente feliz si no hubiera sido demasiado tarde.
?Lo siento, Cristian ?contesté, llenándome de valor para poder terminar con aquel círculo vicioso que se había formado entre nosotros, con aquella relación insana que sólo me había traído sufrimientos?.
Yo amo a Raúl, él es mi novio y no voy a dejarlo.
Mi corazón se partió al ver su rostro descomponerse luego de escuchar mis palabras.
Tal vez había sido cruel de mi parte mentirle de esa forma, pero debía ser fuerte y terminar con aquello.
Debía de una vez por todas dejar a Cristian atrás y valorar lo que tenía con Raúl…
Era lo mejor para ambos.
Cristian se quedó en silencio por un largo rato, con su mirada fija en mi rostro.
?Lo siento ?volví a repetir, tratando de luchar contra la increíble necesidad que sentía por abrazarlo y consolarlo, por hacer que quitara esa terrible expresión de tristeza de su rostro.
En verdad lo amaba, lo amaba mucho… pero luego de todo lo que me había hecho, estaba claro que Cristian no era para mí.
?Está bien ?dijo entonces y bajó la mirada ?.
No volveré a molestarte… Espero seas muy feliz con él.
?Gracias ?contesté, mordiéndome los labios para evitar gritarle que lo amaba.
Derrotado, Cristian se dio media vuelta y salió de mi casa, alejándose hasta desaparecer detrás de una esquina.
Por un largo rato me quedé de pie en silencio, observando el camino que había tomado Cristian, repitiendo en mi mente una y otra vez la última imagen que tenía de él.
Pronto las lágrimas nublaron mi visión, volviendo todo borroso.
?¿Adrián? ¿Estás bien? ?escuché de pronto la voz de Jordán.
?¿Ah? ?contesté desorientado, secándome las lágrimas de los ojos?… Sí, estoy bien.
?Vine tan pronto como pude… ¿Qué sucedió?
?Sí… claro… Pablo está arriba, subamos y te explicaré todo ?contesté, tratando de recuperarme de todo lo que había sucedido con Cristian para poder concentrarme en el problema que teníamos.
Luego de explicarle la situación a Jordán, y de convencerlo de que no era necesario que mirara el video, algo que nos costó bastante trabajo, los tres nos quedamos en silencio.
?Sí que te dieron como a zorra ?dijo Jordán, rompiendo el silencio.
?No jodas, que tú eres más zorra que yo.
?¿En serio? ¿Se van a poner a discutir quien es la más zorra? ?intervine, mirándolos serio a ambos.
?¿Qué opciones tenemos? ?preguntó Jordán y todos nos quedamos en silencio nuevamente, pensando.
?Podemos denunciarlo con la policía ?dije, no muy convencido con mi propia idea?… Podemos enseñarles el video… es una prueba irrefutable de que Ángel tuvo sexo con un menor de edad y que lo forzó a hacer un trio… puede ir varios años a la cárcel por eso.
?¡No! ?respondió de inmediato Pablo, sorprendiéndonos a ambos?.
Si lo acusamos Ángel es capaz de enviar el video a todos como venganza… además si la policía se involucra mis padres tendrán que enterarse y seguro también la prensa… ¡No! ¡Me muero si todos se enteran!
?Eso es verdad… Si Ángel fue capaz de armar todo esto por tirarse a Adrián, es obvio que debe haber pensado que lo podríamos denunciar… No creo que sea buena idea ?intervino Jordán.
?¿Y si lo acusamos con sus padres? ¿Tú los conoces? ?preguntó Pablo, dirigiéndose a Jordán.
?Sus padres no viven en la ciudad, según sé son de otro lado y casi nunca vienen por aquí.
No hay forma de saber quiénes son o como ubicarlos.
?¿Qué podemos hacer entonces? ?pregunté preocupado, viendo que se nos acababan las opciones.
?¿Estás seguro de que no podrías dejar que te tire? Solo será una vez, Adrián… Deja que te lo haga así salimos de esto.
?Que nooo… no voy a caer en sus chantajes.
?Pues la situación está difícil… no sé qué podríamos hacer…
?Por favor, Adrián… tú fuiste quien me lo presentó… es lo más justo que seas tú quien arregle este problema ?suplicó Pablo.
Entonces mi mente entró en debate… ¿Qué podía hacer? Pablo tenía razón, todo aquello era mi culpa, pero tampoco quería convertirme en una puta y entregarme a él sólo por capricho… además Raúl nunca me lo perdonaría si lo hacía.
¿Qué podía hacer?
?Intentaré hablar con él… hacerlo entrar en razón ?dije entonces, haciendo que ambos se volvieran a verme sorprendidos?.
De repente logro convencerlo de dejarte en paz.
?Dudo que puedas, pero vale la pena intentarlo ?dijo Jordán.
?Sí, por favor… trata de hacerlo entrar en razón… has lo que tengas que hacer.
?No pienso dejar que me la meta, Pablo… Sólo iré a hablar con él, nada más.
?Adrián no es tan zorra como tú, por andar así de regalona es que te paso todo esto ?intervino Jordán, aunque no estuve seguro si fue para defenderme o para burlarse de Pablo.
?¡No soy ninguna zorra! ¡Ángel me forzó a tener sexo con los dos! ¡No lo hice queriendo!
?¿Así? ¿Me vas a decir que no lo disfrutaste? No te hagas, poniendo el miedo que sentiste de lado, seguro fue el mejor sexo de tu vida.
Pablo se quedó en silencio, sin saber que responder, dejando en evidencia que lo que Jordán decía era verdad.
?Eres una zorra ?le grite, dándole un golpe en el brazo.
?¡Está bien! ¡Está bien!… Sí, me gustó… ¡pero no quiero que todo el mundo lo vea!
Jordán y yo soltamos una risa nerviosa, sorprendidos por la divertida reacción de Pablo.
?¿Dónde puedo encontrar a Ángel? ?pregunté entonces a Jordán, volviéndome hacia él.
?Ahora debe estar trabajando en su taller mecánico, te anotaré la dirección ?contestó, sacando un papel de su bolsillo.
?Yo regresaré a mi casa para asegurarme que mis padres no reciban nada ?dijo Pablo poniéndose de pie.
?Está bien ?dijo Jordán, pasándome el papel con la dirección?.
Yo iré a hablar con alguien que tal vez pueda ayudarnos.
Les llamo si logro algo con esa persona.
?Muy bien… nos hablamos luego entonces ?concluí.
Mientras caminaba rumbo al taller mecánico donde trabajaba Ángel, en mi mente iba practicando lo que iba a decirle, tratando de buscar las palabras correctas para lograr convencerlo.
No estaba seguro cual era la mejor forma de persuadirlo… si recurrir a su compasión o amenazarlo con algo… No conocía lo suficiente a Ángel como para poder saber bien cuál sería su reacción a ambas opciones.
Para cuando llegué al lugar aún me encontraba indeciso.
?Vaya ?suspiró al verme, dibujando una sonrisa pervertida en su rostro?… no te tomó mucho tiempo venir a verme…
?¿Podemos hablar en privado? ?pregunté, lanzándole una mirada al sujeto que se encontraba a unos metros de nosotros, con la cabeza metida en la parte delantera de un auto.
?Claro ?dijo y me hizo señas para que lo siguiera.
Con las piernas temblando por el nerviosismo, lo seguí hasta las oficinas del taller mecánico, una habitación donde sólo había un escritorio pequeño con una computadora bastante antigua.
?¿Entonces? ?dijo, cerrando la puerta detrás de él?… viniste a entregarme ese culito rico que tienes…
?Vine a tratar de hacerte entrar en razón ?contesté, con la voz temblorosa.
?¿Entrar en razón? Lo único que me puede convencer de no hacer público ese video es que me dejes metértela… Desde ese día en el campamento no he podido dejar de pensar en esas nalgas ricas… ¡y tienen que ser mías!
?Eso nunca pasará ?repliqué firme, tratando de mostrar valentía en mi expresión, aunque por dentro me estaba muriendo de miedo.
?Bueno, entonces todo el mundo se enterará de lo zorra que es tu amiguito… Tal vez también suba el video en esas páginas web porno que hay, así el culo de Pablito será conocido a nivel mundial… hasta podré hacer dinero con él.
?No te atreverías… tu rostro y el de ese sujeto salen en el video… recuerda que Pablo es menor de edad… ambos pueden ir presos.
?Obviamente no subiré la versión del video con nuestros rostros… esa versión sólo fue para ti y para la zorrita de tu amigo.
Estoy seguro de que no te atreverías a acusarme porque si lo haces igual todo el mundo se enterara, regaré el video por todas partes… Sé que Pablo nunca dejaría que eso suceda.
Como lo imaginaba, Ángel conocía muy bien el miedo que tenía Pablo de que todos se enteraran de que era gay y por eso estaba seguro de que no lo denunciaríamos.
?Debe haber otra cosa que quieras… podemos llegar a un arreglo de algún tipo…
?Lo único que quiero es tu culo… nada más me interesa.
Si realmente valoras a tu amigo, me dejaras hacerte mío.
Mi cuerpo se estremeció por sus palabras y me sentí angustiado, desesperado al darme cuenta de que la única opción que tenía era dejar que aquel sujeto me penetrara.
?Vamos, Adrián ?dijo entonces y caminó hacia mí lentamente, como un predador asechando a su presa?.
¿Por qué te cuesta tanto? Aquella vez estuviste apunto de entregarte a mí por tu propia voluntad… ¿Por qué no hacerlo ahora? Veras que lo vas a disfrutar.
Sus palabras empezaron a impregnarse en mi mente y por un momento la idea de acceder cruzó por mi cabeza… No era realmente nada del otro mundo, sólo era sexo… ya había tenido sexo antes, un pene más o un pene menos no iba a provocar el fin del mundo.
Si lo hacía, toda aquella situación se solucionaría y podríamos dejar todo eso atrás.
?Si lo hago… ¿Prometes eliminar el video? ?pregunté, mirándolo a los ojos mientras continuaba acercándose.
?Lo prometo ?contestó de inmediato, pero no le creí.
?¿Cómo puedo estar seguro que lo harás? ¿Cómo puedo estar seguro de que no volverás a pedirme lo mismo de nuevo?
Entonces Ángel llegó hasta mí y me sujetó con ambas manos la cintura.
?Tendrás que confiar en mí ?susurró y luego acercó sus labios a mi cuello y empezó a besarme suavemente, provocando de inmediato que mi cuerpo se estremeciera.
¿Realmente podía hacerlo? ¿Dejaría que aquel sujeto me penetrara?
De inmediato Ángel empezó a deslizar sus manos hacia mis nalgas y se aferró a ellas con fuerza, provocando que soltara un quejido de dolor.
Mi corazón latía muy rápido.
Me sentía excitado al sentir como me tocaba, al sentir el deseo que sentía, pero aún no estaba totalmente seguro de que quería sentirlo dentro de mí.
Entonces Ángel metió una de sus manos dentro de mi pantalón y la encajó entre mis nalgas, empezando a acariciar con sus dedos mi ano.
¿Qué estaba haciendo? ¿Realmente caería en su juego? ¿Qué pasaría con Raúl? ¿Cómo podría mirarle a la cara a mi novio después de entregarme a otro hombre?
Ángel continuó masajeando mi ano con fuerza, empujando con sus dedos, tratando de entrar a la fuerza hasta que uno de sus dedos logró ingresar y el dolor terminó por hacerme despertar.
?¡No! ¡No puedo! ?exclamé, luego le di un empujón y salí corriendo del lugar, tropezándome con todo lo que me encontré en mi camino.
?Te estaré esperando cuando cambies de opinión ?lo escuché gritar antes de salir de aquel taller mecánico.
Por varias horas caminé y caminé por las calles de la ciudad, sin saber qué hacer, sintiéndome avergonzado y sucio…
¿Qué haría ahora? ¿Cómo le diría a Pablo que no había forma de convencer a Ángel?
Mi mente daba vueltas y vueltas en lo que había pasado en las últimas horas, no sólo con Ángel, sino también con Cristian.
La expresión triste de su rostro aún no se borraba de mi mente.
Sin darme cuenta mis pasos me llevaron hasta el departamento de Raúl.
?Hey peque, ¿Qué sucede? ?preguntó al verme entrar por la puerta, con mi rostro decaído.
?No es nada, sólo unos problemas ?contesté, sin querer entrar en detalles.
?¿Puedo ayudarte en algo?
?No, amor.
No te preocupes… Es sólo Jordán y mis papás que quieren que vaya a estudiar a la capital, pero ya les dije que no iría, que me quedaría aquí ?mentí con una sonrisa, envolviéndolo luego con mis brazos y dándole un suave beso en los labios.
?¿Estás seguro de que eso es lo que quieres? ?preguntó suavemente, acariciándome el rostro con ternura.
?Sí, amor ?contesté, mirándole con una sonrisa ?Estoy seguro… ¿Qué haría yo lejos de ti? Te extrañaría mucho…
Raúl sonrió de oreja a oreja y luego me abrazó, acariciando con sus manos mi espalda y luego mis nalgas.
?Te amo ?susurró y luego empezó a besarme con pasión, mientras me empezaba a quitar la ropa rápidamente con sus manos.
En ese momento me encontraba con muchos sentimientos encontrados como para poder sentirme caliente, pero de alguna forma tenía que distraerme de todos mis problemas y que mejor forma que dejando que mi novio me penetrara como sólo él sabía hacerlo.
Con cuidado me sujetó en sus brazos y me llevó sobre uno de los muebles, colocándome boca arriba, ya completamente desnudo.
Luego él empezó a sacarse la ropa rápidamente frente a mí, dejando al aire su enorme y hermoso pene, ya erecto y listo para la acción.
Envuelto en pasión, Raúl empezó a besar mi rostro, mi pecho, bajando hasta llegar a mi pene.
Era asombrosa la habilidad que tenía Raúl para excitarme… ya sea besándome, penetrándome o chupándome el pene, siempre lograba llevarme a la gloria.
Sin querer quedarme atrás, me incorporé sobre el mueble y me metí su pene en la boca, o al menos todo lo que pude, chupándolo con muchas ganas, como si no lo hubiera hecho en mucho tiempo.
Mi mandíbula estaba empezando a entumirse cuando Raúl con suavidad levantó mi rostro y me plantó un tierno beso en los labios.
Entonces me tumbó sobre el mueble y levantó mis piernas sobre sus hombros, colocando su enorme pene entre mis nalgas.
?¿La quieres? ?preguntó, con un aire de lascivia en su mirada, dando pequeños golpes con su pene a mi ano, calentándome más.
?La quiero toda… dámela toda ?contesté, envuelto en éxtasis.
Entonces Raúl levantó aún más mis piernas en el aire y enterró su rostro entre mis nalgas, lubricándome el hoyito con su lengua hasta hacerme gemir de placer.
Luego sentí nuevamente su enorme pedazo de carne chocando contra mi ano, listo para entrar.
?Hazme tuyo ?suspiré y luego lo sentí entrar con fuerza dentro de mí, haciéndome chillar de dolor y placer, una extraña combinación a la que ya me había acostumbrado.
Era excitante ver el rostro de Raúl mientras me taladraba el culo.
Sus ojos fijos sobre los míos, sus labios apretados entre ellos.
La expresión de excitación en su rostro hacía que disfrutara más su pene entrando entre mis nalgas.
Por un largo rato mi novio me penetró, fuerte y pasionalmente, como siempre lo hacía, terminando luego exhausto y satisfecho, recostado sobre mi pecho.
Aquella noche dormimos abrazados, como solíamos hacerlo, pero por primera vez sus brazos no fueron capaces de hacerme olvidar mis problemas, especialmente la tristeza que sentía al recordar a Cristian.
?¡Ya lo tengo! ?exclamó Jordán cuando le abrí la puerta de mi casa.
?Espera… mi madre está en la cocina, vamos a mi cuarto ?le indiqué y ambos subimos corriendo.
Pablo nos esperaba en mi habitación, con el rostro preocupado.
Ya habían pasado tres días desde que recibimos el video y no le habíamos dado ninguna respuesta a Ángel, sino lo hacíamos pronto lo más probable era que el maldito soltara el video en el internet.
?¿Y bien? ¿Qué averiguaste? ?pregunté apenas entramos a mi cuarto, volviéndome hacia Jordán.
?No vas a creerlo… Tú sabes cómo Ángel siempre es un bruto penetrando a los pasivos y se cree “El Activo” follador, ¿verdad? ?dijo, haciendo que ambos, Pablo y yo, asintiéramos con la cabeza de inmediato, recordando nuestras experiencias personales con él.
?Pues bien… al parecer Ángel no es tan activo como nos ha hecho creer a todos
?¿Estás hablando en serio? ¿Quieres decir que es moderno? ?preguntó Pablo
?No… pero me enteré por una buena fuente que Ángel empezó de pasivo y que lo ha seguido haciendo por varios años, pero sólo con la misma persona, con nadie más…
?¿Y tú como sabes eso? ¿Quién te lo contó?
?Tengo mis contactos ?contestó orgulloso.
?Okay… es moderno entonces… ¿Cómo nos ayuda eso a nosotros? ?preguntó Pablo, no muy entusiasmado.
?Imagina que pasaría si logramos grabar a Ángel mientras se lo tiran… Conociendo al pendejo ese, no va a querer que nadie se entere que le gusta también el pene.
?¿Quieres grabarlo? ¿Cómo? No tenemos la más mínima idea de cuando se verá con su activo ni donde lo hacen.
Entonces Jordán esbozó una sonrisa maliciosa.
?Yo sí ?dijo y ambos nos volvimos hacia él sorprendidos.
?¿Cómo? ?preguntamos al unísono.
?Bueno… conozco a Ángel hace mucho y sé a qué hostal va a tirar, es más, he ido tantas veces a ese hostal con él que el dueño se ha hecho mi amigo.
? ¿Amigo? ?pregunté, levantando la ceja.
?Bueno, si me tiró un par de veces…
?Zorra ?susurró Pablo.
?El punto es que hablé con él para que nos ayudara y dijo que sí.
?¿Pero cómo sabes cuándo irán? ¿También te tiraste al activo de Ángel?
?Nooo ?respondió él de inmediato, como si le causara repulsión la sola idea?, pero el dueño me dijo que Ángel reservó el cuarto de siempre para hoy en la tarde… y según mi fuente, Ángel se verá con su activo hoy en la tarde… ¡Todo tiene sentido! Lo único que tenemos que hacer es ir y grabarlo.
Pablo y yo nos quedamos en silencio, tratando de asimilar toda la información que Jordán nos acababa de dar… Algo no me quedaba muy claro en todo eso, pero no podía negar que era la oportunidad perfecta para poder agarrar a Ángel.
?Muy bien ¡Hagámoslo! ?exclamé.
?Hay sólo un pequeño detalle ?replicó Jordán, volviéndose hacia mí.
?¿Qué cosa? ?pregunté.
?Yo no puedo ir… uno de ustedes tienes que hacerlo ?dijo, mirándonos a ambos.
?Yo lo haré ?dijo de inmediato Pablo?, quiero ver con mis propios ojos como se lo cogen al maldito.
?Perfecto ?contestó Jordán?.
La habitación tiene un ropero frente a la cama que normalmente nadie usa, obviamente.
Te puedes esconder allí y grabar todo lo que sucede.
Le llamaré al dueño para decirle que irás tú.
?Muy bien ?dijo Pablo, con un brillo malévolo en sus ojos.
El resto de aquel día me lo pasé en mi cuarto, tratando de distraerme para que el tiempo pasara rápido.
Muchas cosas pasaron por mi mente en esas horas.
¿Pablo habría logrado grabar a Ángel? ¿Me habría librado por fin de ese maldito? ¿Qué había pasado con Cristian? ¿Era verdad lo que me dijo, que no volvería a molestarme? ¿Quería decir eso que no volvería a verlo? A pesar de que sabía que eso era lo que yo había escogido, no podía evitar sentirme triste al darme cuenta de que no volvería a estar con él, tal vez en el fondo aún guardaba la esperanza de volver a estar entre sus brazos.
El timbre de mi casa me sacó de golpe de mis pensamientos, regresándome a la realidad.
Como un rayo bajé por las escaleras y abrí la puerta, encontrándome con el rostro sonriente de Pablo.
?¿Y? ¿Lo lograste? ?pregunté impaciente.
?¡Sí! ¡Todo salió a la perfección! Ángel es más zorra que nosotros tres juntos ?contestó, levantando la cámara que llevaba en sus manos en un acto triunfante.
?¡Muéstramelo! ¡Muéstramelo! ?exclamé y luego ambos corrimos de regreso al cuarto.
?La verdad es que me aburrí de estar grabando… ese hombre se cogió a Ángel por casi una hora, pero lo tengo todo en video ?dijo, mientras sacaba la memoria de la cámara y la ponía en mi laptop?.
Déjame lo adelanto para que veas un poco, porque pase mucho tiempo esperando a que llegaran.
Pablo empezó a adelantar el video y luego le puso a reproducir.
La imagen mostraba a Ángel sobre la cama, en cuatro patas, con el culo al aire y recibiendo pene de un hombre alto y fornido que apenas si salía en la imagen.
Con los ojos bien abiertos por la sorpresa observé como Ángel gemía de placer, gritando, suplicando que se la metiera con más fuerza.
Su cuerpo se estremecía con cada embestida que le daba aquel hombre, quebrándose y moviéndose al ritmo de la penetración, como si fuera una pasiva experimentada.
Parecía increíble ver a aquel chico varonil suplicando por pene, moviendo su culo hacia atrás para recibir más.
?Te lo dije ?comentó Pablo sonriente?, ¡Ángel es más zorra que nosotros tres! ¡Mira como goza del activo!
?No puedo creerlo ?suspiré?.
Con esto Ángel no se atreverá a enviarle tu video a nadie… ¡Lo tenemos en nuestras manos!
Entonces en un segundo mis ojos reconocieron un rostro familiar en aquella imagen.
?Espera, páralo ?dije, con el corazón en la boca?.
Retrocede el video hasta el inicio… quiero ver quién es el activo.
?Sí, claro ?dijo Pablo, moviendo el mouse para retroceder el video hasta el momento en que ambos ingresaron a la habitación?.
Es un hombre mayor, pero está muy buenooooo… y tiene un pene enorme, no me sorprende que Ángel grite como loca.
Mi corazón palpitaba con fuerza dentro de mi pecho mientras Pablo hablaba y retrocedía el video.
?¡Páralo allí! ?exclamé y la imagen se detuvo en el momento exacto en el que ambos entraban en la habitación y sus rostros estaban completamente visibles ante la cámara.
?No puede ser?suspiré y mi estómago se revolvió por la sorpresa.
?¿Qué sucede? ¿Lo conoces? ?preguntó Pablo, pero no pude contestar ya que tenía un nudo en la garganta.
Sin decir una sola palabra salí corriendo de mi cuarto y luego de mi casa, azotando la puerta detrás de mí, caminando rápido, tan rápido como pude.
No podía creerlo… ¿Cómo era posible? ¿Raúl? ¿Raúl era el activo de Ángel? ¿Porque? ¿Por qué me había engañado? ¿Y con él, con el maldito de Ángel? ¡No podía ser posible! ¿¡Por qué!? ¿Acaso no decía que me amaba? ¿Por qué me engaño? ¿¡Porque!?
Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras caminaba rumbo al departamento de Raúl, con el corazón palpitando como tambor dentro de mi pecho y el estómago revuelto.
Al llegar a su casa, entré como una fiera azotándola la puerta y llamándolo a gritos, lleno de dolor e ira, deseoso de recibir una explicación, una excusa que justificara su traición, pero no había rastro de Raúl por ningún lado.
Molesto empecé a dar vueltas por todo el departamento, sin saber cómo desfogar la cólera que sentía.
Entonces algo sobre la cama de Raúl llamó mi atención, un folder que tenía la palabra “Cedrón” escrito con letras negras y grandes.
Cedrón era el apellido de Cristian ¿Qué hacia un folder con el apellido de Cristian en el cuarto de Raúl?
Movido por la curiosidad tomé el folder y empecé a revisar los documentos que contenía, quedando más confundido aún al encontrar el nombre de Cristian y de su madre por todos lados.
¿Qué diablos estaba pasando? ¿Qué significaba eso?
Entonces la puerta de la habitación se abrió y Raúl apareció, con el rostro inexpresivo.
Toda la cólera que sentía por su traición se vio opacada por la intriga que ahora me invadía al haber visto el nombre de Cristian entre sus cosas.
Ahora me importaba más saber que significaba todo eso.
?¿Por qué tienes un folder con el apellido de Cristian? ¿Qué está sucediendo?
Raúl respiró profundo y luego caminó hacia un pequeño mueble que tenía en su habitación, dejándose caer sobre él pesadamente.
?¿Lo leíste? ?preguntó, mirándome con seriedad.
?Sí… pero no entiendo nada… está escrito con términos legales.
?Es uno de los casos que estaba siguiendo ?contestó sin bajarme la mirada.
?¿Uno de tus casos? ¿Qué tiene que ver Cristian con tu caso?
Raúl me quedó observando por unos segundos, luego soltó un sonoro suspiro y procedió.
?El padre de Cristian me contrató para que le ayudara a quitarle la custodia de su hijo a su madre.
¿El padre de Cristian? ¿Custodia? ¿Qué diablos estaba pasando?
?La madre de Cristian tiene problemas mentales ?continuó Raúl, sin quitarme la vista de encima?, desde que su esposo la dejó hace diez años por otro hombre, la mujer ha vivido llena de rencor.
La situación empeoró cuando un par de años después descubrió que su único hijo tenía tendencias homosexuales.
Al parecer lo encontró con uno de sus amiguitos en una situación comprometedora.
Mi corazón empezó a latir fuerte al escuchar la historia que me contaba Raúl ya que coincidía perfectamente con lo que Jordán me había contado.
Su madre los encontró a Jordán y a él, desnudos, besándose, por eso se mudaron lejos…
?Su madre lo llevó a psicólogos, curas y hasta a doctores para corregir el “defecto” de su hijo, insultándole, gritándole, abusando de él psicológicamente hasta que logró que su hijo le agarrara aversión a todo lo que tenía que ver con gays.
Hasta que…
De pronto Raúl se quedó en silencio, como si no quisiera continuar.
?¿Hasta qué…?
?Hasta que te conoció a ti ?contestó y pude ver tristeza en sus ojos.
?¿Qué quieres decir con eso?
?El día que tuvieron su primera cita, su madre vio las fotos que le enviaste y se volvió loca nuevamente, pero esta vez Cristian se defendió, ya que sus sentimientos por ti eran fuertes.
Pero su madre lo amenazó con mandarles tus fotos a todos en el salón y a tus padres, si es que él continuaba saliendo contigo… Al final, para protegerte, Cristian aceptó y empezó a ignorarte y a tratarte mal para que te alejaras de él.
Mi estómago se revolvió al escuchar a Raúl
¿Acaso era posible? ¿Su madre era capaz de llegar tan lejos? ¿Realmente era esa la razón por la que Cristian cambió conmigo? ¿Por amenazas de su madre?
?Aparentemente la madre de Cristian empezó a agredirlo físicamente también, y su padre se dio cuenta una vez que fue a visitarlo, por eso es que me contrató para que investigara y le impusiera una demanda, alegando que tenía problemas psicológicos y que no podía seguir cuidando de su hijo, pero Cristian no quiso cooperar con la demanda, ya que no quería que su madre sufriera un escándalo.
A pesar de todo lo que le hacía, él no quería dejarla.
?¿Lo golpeaba? Entonces… su caída por las escaleras…
Raúl bajó la mirada por un segundo y luego la volvió a levantar.
?Luego que Cristian nos viera juntos en el cine y se enterara que tú estabas con alguien, volvió a su casa y volvió a hablar con su madre, suplicándole que lo dejara estar contigo, pero en respuesta ella envió una de tus fotos a todos tus compañeros del salón, para probarle a Cristian que no estaba amenazando en vano.
?… fue ella… ?suspiré sorprendido.
?Cuando Cristian llegó a su casa, le reclamó a su madre por la foto y en medio de la discusión ella lo empujó por las escaleras…
Mi cuerpo se heló al escuchar aquella aterradora historia…
Todo había sido culpa de ella… Esa mujer había estado detrás de todo lo malo que me había sucedido y a Cristian.
¿Cómo era posible que su propia madre lo lastimara de esa forma?
?No puedo creerlo ?susurré para mí, mientras intentaba procesar toda la información?… fui tan injusto con él… Cristian sólo estaba intentando protegerme… Como pude ser tan cruel con él.
?Tú no tienes la culpa de nada, Adrián… Tú no sabías nada ?dijo Raúl, tratando calmarme.
Al escuchar sus palabras me volví hacia él, con la mirada llena de rencor.
?¡Pero tú sí! ?exclamé y mi voz sonó más fuerte de lo que quise? ¡Tu sabías por lo que estaba pasando Cristian y no me dijiste nada! ¡Tú sabias todos desde el principio! ¿Por qué no me dijiste nada? ¡¿Porque?!
Raúl me observó con tristeza y luego se puso en pie, acercándose lentamente hacia mí.
?Porque no quería perderte ?susurró, mirándome con ternura en sus ojos?.
Sabía que si te contaba todo esto ibas a salir corriendo a buscarlo.
Mi cabeza empezó a dar vueltas… ¡Eran demasiadas cosas!
Me sentía terrible por haber tratado tan mal a Cristian, por haberle mentido diciéndole que no lo amaba, que amaba a Raúl.
Mi corazón se quebraba al recordar su expresión de tristeza… ¿Cómo había podidos ser tan tonto? ¡¿Por qué no me dijo antes?!
A pesar de que veía tristeza en la mirada de Raúl, no sentía lastima, lo único que sentía era rabia por su mentira, por haberme ocultado algo tan importante.
¡Como había sido capaz!
?Te amo, Adrián ?dijo y sus palabras hicieron que explotara.
?¿Me amas? ¿Por eso me mentiste? ¿Por eso te acostaste con otro? ¿Así dices que me amas? ?le grité, sintiendo como mi voz se apagaba, asfixiada por el nudo que tenía ahora en mi garganta.
De inmediato mi visión empezó a nublarse por las lágrimas, lágrimas de cólera, de pena, de desesperación.
Raúl no pareció sorprendido cuando le reclamé por haberse acostado con otro, lo único que hizo fue mirarme con tristeza.
?No puedo creer que me hayas hecho esto… ¡Tú! La persona en la que más confiaba, de la que menos esperaba que me lastimara…
?Lo siento ?dijo y luego se quedó en silencio nuevamente.
Mi cuerpo temblaba de la ira, del dolor.
No quería seguir allí, no quería seguir mirándole la cara a la persona que me había lastimado de esa forma, que me había alejado de Cristian.
?No quiero volver a verte ?dije y luego le arrojé la llave que tenia de su departamento y salí corriendo de aquel lugar, con las lágrimas corriendo como ríos por mis mejillas.
Toda aquella noche me la pasé llorando.
Me sentía traicionado, humillado.
Me sentía terriblemente culpable por haberle hecho daño a Cristian, después de que él lo único que hizo fue tratar de protegerme.
Al despertar lo único que tenía en mi mente era Cristian.
Tenía que buscarlo, tenía que pedirle que me perdonara, tenía que decirle que lo amaba.
Tal vez aún había oportunidad para que estuviéramos juntos, tal vez aún podríamos ser felices, si es que él me perdonaba.
Mi cuerpo temblaba cuando llegué hasta la puerta de su casa, en parte de miedo de encontrarme con su madre y en parte de emoción por la esperanza que aún tenía de estar con él.
Pero por más que toqué y toqué nadie nunca salió.
Luego de casi una hora tocando a su puerta me senté frente a su casa, a esperar a que alguien llegara.
?¿A quién buscas? ?escuché de pronto la voz de una mujer.
De inmediato me puse de pie asustado.
?A Cristian Cedrón ?contesté, al darme cuenta de que se trataba de una señora de edad.
?Oh el pobre Cristian ?dijo la señora?, toda una tragedia lo que sucedió.
Mi cuerpo se heló al escuchar sus palabras.
?¿A qué se refiere? ¿Qué pasó?
?¿No te enteraste? ?contestó haciéndola más larga, haciéndome sentir más desesperado.
?No ?exclamé, apunto de gritarle.
?La madre se volvió loca… La policía tuvo que llevársela a la fuerza, dicen que está internada en un hospital.
?¿Y Cristian? ¿Qué le pasó a Cristian?
?Al muchacho se lo llevó su papá.
Pobre jovencito, su madre lo hizo sufrir mucho.
?¿Se lo llevó a dónde? ?pregunté de inmediato.
?Nadie sabe ?contestó la señora?.
El hombre no le dijo nada a nadie para evitar que su mamá pueda contactarlo, pero escuché que se lo llevó a vivir a otra ciudad.
Mi estómago se revolvió al escuchar las palabras de aquella señora, y las lágrimas empezaron a brotar nuevamente.
¿Se había ido? ¿En verdad se había ido?
Entonces entendí porque Cristian me había ido a ver hace unos días.
Había ido a ver si aún había esperanza para nosotros, pero por la forma en que lo traté decidió no decirme nada y marcharse con su padre.
Después de tenerlo todo me había quedado sin nada.
Sin mi novio y sin Cristian.
¿Por qué me había pasado todo eso? ¿Qué había hecho mal? ¿Porque?
Cansado y destrozado regresé a mi casa, sintiéndome vacío, profundamente triste.
Entonces mi celular sonó.
?Hey Adrián, ultima oportunidad ?dijo Jordán, con su tono de voz divertido de siempre.
?¿De qué hablas? ?pregunté sin entender lo que decía.
?De ir a estudiar a la capital… ¿Recuerdas?.
Es tu última oportunidad, si dices que no, tendré que buscar a otro compañero de depa.
Me quedé en silencio por un momento, dándome cuenta de lo poco que tenía ya en aquella ciudad.
Mis padres se habían divorciado y ya vivían separados, la familia que tuve ya no existía… Mi novio había resultado ser un mentiroso y un traidor, lo que menos quería era encontrarme con él por la calle… y por ultimo Cristian ya se había ido, y me quedaban sólo recuerdos tristes de él.
Ya nada me ataba a aquella ciudad.
?Está bien ?contesté firme?.
Cuenta conmigo.
?¿En serio? ¡Genial! ¡La pasaremos excelente!
Mi corazón palpitaba fuerte en mi pecho imaginándome lo que la vida me deparaba en la capital, lejos de todo y todos.
Tal vez eso era lo que necesitaba, un nuevo comienzo, una nueva vida lejos de malos recuerdos.
Tal vez aquella era la mejor decisión que había tomado en mucho tiempo.
***
?¿Tres meses? ¡¿No has tenido sexo en tres meses?! ?exclamó Jordán, exagerando como acostumbraba.
?Shhhh ?lo callé, mirando a todas partes?.
¡Baja la voz! ¡No quiero que todo el edificio se entere de mis intimidades!
?Pero… ¿tres meses? ¿Estas bromeando? ?preguntó de nuevo, esta vez algo más consternado.
?Sí… perdona que no sea tan zorra como tú ?increpé, colocando sobre el suelo la última de nuestras cajas de mudanza.
?¡Bueno eso no importa! Estamos en una nueva ciudad llena de chicos… pronto te encontrare un buen prospecto para que te haga ver las estrellas de nuevo.
Con una sonrisa, le enseñé el dedo de en medio y luego continúe moviendo las cajas al que sería mi nuevo cuarto.
El departamento era perfecto para los dos y se encontraba en una zona muy tranquila y moderna.
Jordán no había podido escoger un mejor lugar, debía darle crédito por eso.
?¿Sigues pensando en Cristian? ?preguntó de pronto y mi estómago se revolvió al escuchar su nombre.
?Eso no importa ?contesté, tratando de evadir la pregunta?.
Nueva ciudad, nueva vida… Ya no tiene caso pensar en el pasado.
Jordán se quedó en silencio por un largo rato, algo que me pareció sumamente extraño en él.
?¿Y Raúl? ¿Ya no piensas en él? ?preguntó a continuación, haciendo que me volviera hacia él con una expresión de “¿Por qué diablos tienes que hablar de eso ahora?”
?Lo que menos quiero es recordarlo…
?Adrián ?dijo entonces, poniéndose serio?, tengo algo que confesarte.
La expresión en el rostro de Jordán era extraña, demasiado seria para ser normal.
?Prometí que no te diría nada, pero no quiero que haya secretos entre nosotros… Eres mi mejor amigo y detesto guardar secretos.
Confundido por sus palabras me volví hacia él, mirándolo con seriedad.
?¿De qué estás hablando?
?¿Recuerdas el plan que idee para grabar a Ángel y salvar a la zorrita de Pablo? ?preguntó, trayendo a mi mente aquel impactante video de mi ex novio teniendo sexo con otro.
?Claro que lo recuerdo… gracias a eso Ángel dejó de molestar a Pablo y a mí.
?Pues… no fue mi idea ?dijo y bajó la mirada, como si estuviera avergonzado?.
Raúl lo planeó todo.
?¡¿Qué?! ¿Raúl? ¿Cómo es posible?
?Cuando pasó lo del video, Raúl te notó raro y me buscó para preguntarme que era lo que estaba sucediendo, creo que pensó que tenía algo que ver con Cristian, pero cuando le conté que Ángel te estaba chantajeando para acostarse contigo se puso furioso e ideó todo eso para sacártelo de encima.
Al parecer Raúl si conocía de antes a Ángel, pero no se habían visto hace mucho tiempo.
Raúl lo buscó y lo citó para tirar, y me dijo que buscara la forma de grabarlo para que pudiéramos librarnos de él.
?Tu fuente… Raúl era tu fuente… pero no entiendo… ¿Por qué se dejó grabar si sabía que yo lo vería? ¿Acaso quería que yo terminara con él?
?Lo mismo le pregunté yo ?dijo Jordán, abriendo sus ojos grandes?, entonces me dijo que te había estado mintiendo sobre algo y que igual te iba a perder… que al menos de esta forma te libraría de Ángel.
?No puedo creerlo ?suspiré anonadado, hablándome a mí mismo?… Entonces Raúl lo planeó todo para que yo terminara con él… Lo más seguro es que él mismo haya puesto ese folder sobre su cama para que yo lo encontrara.
?Raúl te amaba de verdad, Adrián ?dijo entonces, mirándome con tristeza?… pero creo que se dio cuenta que tú aún querías a Cristian.
Todo tenía sentido ahora… Luego de ganar el caso contra la mamá de Cristian, Raúl se hizo a un lado para que yo pudiera regresar con él, ya que sabía que aún lo quería y que de una forma u otra me iba a enterar de todo.
?Vaya… ?suspiré sorprendido?, no pensé que Raúl llegara tan lejos.
?Raúl no era una mala persona, sólo se enamoró de la persona equivocada y cometió errores en nombre de ese amor.
?Es una pena que todo su esfuerzo no haya servido de nada, ya que igual Cristian y yo terminamos separados ?dije, soltando un suspiro sonoro, sintiéndome algo aliviado al saber que después de todo Raúl no era el villano que me había imaginado.
Jordán respiró profundo un par de veces y luego esbozó una sonrisa pícara.
?Bueno olvidémonos de todo ese pasado… Acabamos de llegar a una nueva ciudad y a un nuevo depa… aún no sabemos que nos depara el futuro.
?Así es ?dije tratando de esbozar una sonrisa sincera.
?¡Ah! ¡Es verdad! ?exclamó de pronto?, el dueño del depa me dijo que dejó la llave de la azotea en la casa del vecino de alado… ¿Puedes ir a pedirles la llave? Yo tengo que llevar estas cajas a mi cuarto.
?Sí, claro ?dije y me dirigí hacia la puerta?… ¿La llave de la azotea dijiste?
?Sí, la tiene el vecino de alado… ?dijo, mirándome con una sonrisa.
Sin entender el porqué de su expresión abrí la puerta y me dirigí hacia la puerta de alado, tocando el timbre un par de veces antes de volverme a mirar a Jordán, quien me observaba desde nuestro departamento, con la caja en sus manos y una sonrisa de oreja a oreja.
Entonces la puerta se abrió y mi corazón dio un brinco cuando vi a Cristian frente a mí.
?… Cristian… ?suspiré tan sorprendido que apenas si pude terminar de decir su nombre.
?¿Adrián? ?preguntó igual de sorprendido que yo, mirándome con los ojos bien abiertos.
?Pero… tú… ¿Tú vives aquí? ?pregunté muy confundido, sin saber que rayos estaba pasando.
?Sí… aquí vivo… es el departamento de mi papá ?contestó sin dejar de mirarme de arriba abajo.
Entonces me volví hacia Jordán y éste lanzó una carcajada y luego cerró la puerta del departamento.
Sin saber que hacer o decir, ambos nos quedamos en silencio, de pie uno frente al otro, mirándonos fijamente.
?¿Quieres pasar? ?preguntó luego, haciéndose a un lado para dejarme espacio para entrar.
?Sí… gracias ?suspiré y luego caminé dentro de su departamento, aún con mi cuerpo temblando por la sorpresa.
Entonces un hombre moreno y alto salió de uno de los cuartos.
Era la viva imagen de Cristian, pero con unos añitos más encima.
?Hola ?dijo amablemente?… tú debes ser Adrián ?continuó, estrechándome la mano.
?Yo… eh… sí, me llamo Adrián ?contesté tartamudeando, sin entender nada de lo que sucedía.
?¿Cómo sabes quién es? ?preguntó Cristian, volviéndose hacia aquel hombre ?¿Papá? ¿Tú tienes algo que ver en esto?
?Fue idea de tu amigo Jordán, yo sólo ayudé un poco ?contestó sonriendo?… Bueno yo ya voy de salida ?continuó caminando ahora hacia la puerta?.
Un placer conocerte, Adrián…
Ambos intercambiamos sonrisas y luego el señor desapareció por la puerta, dejándonos solos.
?Pues parece que nos tendieron una trampa ?dijo Cristian sonriendo.
?Así parecer… Jordán tiene mucho que explicarme ?contesté, devolviéndole la sonrisa.
?Ósea que te mudaste a la capital… ¿Estudiarás aquí?
?Sí, Jordán y yo… ¿Tú también?
?Sí, ahora que vivo con mi papá iré a una universidad de aquí.
Nuevamente ambos nos quedamos en silencio, como si se nos hubiera olvidado como hablar entre nosotros.
?Cristian… ?dije entonces, decidido a sacar todo lo que llevaba dentro?.
Lamento mucho todo lo que pasó… lo de tu madre, lo que te dije… Yo no sabía nada de lo que estabas pasando…
El semblante de Cristian decayó por un segundo, pero luego una sonrisa volvió a iluminar su rostro.
?Lamento no habértelo contado… Todo era muy complicado.
Muchas veces quise decírtelo, pero tenía miedo de que no entendieras o que te molestaras más conmigo.
Nunca quise hacerte daño, lo que hice lo hice para protegerte.
?Lo sé, lo entiendo.
No tienes por qué disculparte… Yo soy el que debe pedirte perdón.
Te dije muchas cosas feas y mentiras que sólo te hicieron sufrir.
?¿Mentiras?
?Sí ?dije y mi corazón empezó a latir rápidamente?… Cuando fuiste a verme la última vez te dije que estaba enamorado de Raúl y no era verdad.
?¿No lo era? ?preguntó y sus ojos brillaron de emoción.
Con mi vista fija en su rostro caminé hacia él y lo tomé de las manos, preparado para hacer algo que nunca había hecho antes.
?No, Cristian ?dije, apretando sus manos con las mías ?Yo te amo a ti, siempre te he amado sólo a ti.
Mi cuerpo se estremeció al soltar aquellas palabras.
Era la primera vez que le decía a alguien que lo amaba, y se sintió increíble.
No podía sentirme más emocionado de por fin poderle expresar lo que sentía.
Cristian soltó mi mano y llevó la suya hasta mi rostro, acariciándolo suavemente.
?Yo también te amo, Adrián ?dijo y mi cuerpo se llenó de dicha y se estremeció por la emoción.
Entonces ambos nos fundimos en un beso dulce y tierno, acariciándonos suavemente, temblando con cada rose de nuestra piel.
?No puedo creer que esto esté pasando ?susurré emocionado y luego lo abracé fuerte.
?Pues creerlo… porque esta vez no pienso dejarte ir por nada del mundo.
Cristian me tomó entonces en sus brazos y me llevó hasta su habitación, recostándome con suavidad sobre su cama.
Luego nos fundimos nuevamente con un beso, pero esta vez lleno de pasión y lujuria, por todo el tiempo que habíamos perdido separados.
Sus manos recorrieron mi cuerpo entero, quitándome en su camino mi polo.
Su cuerpo ardía junto al mío, su aroma me embriagaba… Era increíble lo mucho que me embelesaba su presencia, su calor… Lo deseaba, lo deseaba tanto como el primer día.
Cristian empezó a besarme el cuello con ternura, provocándome espasmos cada vez que sus labios tocaban mi piel.
Mis manos se aferraban a su espalda ahora desnuda, acariciando cada musculo de su cuerpo, sintiendo su piel ardiendo bajo mis manos.
De un solo movimiento, Cristian me dio vuelta, dejándome ahora boca abajo, y con lentitud empezó a bajar por mi espalda, jugando con su lengua y dando pequeñas mordidas a su paso hasta llegar a mis nalgas, aún cubiertas por el buzo que llevaba puesto.
Con sus manos fue bajando poco a poco mi pantalón, bajando mi ropa interior también con él, dejando mis nalgas blancas y redondas al aire, a su disposición.
Cristian acarició mi culo con suavidad, apretándolo y sobándolo una y otra vez por un largo rato, jugando con su lengua sobre mi piel, dándome pequeñas mordidas de vez en cuando.
Luego tomó mis nalgas, una con cada mano, y las abrió, dejando mi ano expuesto, a su alcance, y de inmediato con su lengua empezó a recorrer cada centímetro, cada pliegue de mi hoyito, haciéndome suspirar con cada lamida, con cada rose de su lengua sobre mi piel.
Entonces sin pedir permiso, me incorporé y lo jalé sobre la cama, quitándole rápidamente el pantalón que llevaba puesto, luego me coloqué sobre él de forma invertida, dejándole mi culo a su disposición, mientras yo me deleitaba con su hermoso pene.
Sin perder tiempo empecé a lamer su tronco de arriba abajo, yendo desde la punta de su glande hasta la base de sus huevos, dando pequeñas mordidas que hacían estremecer su cuerpo.
Él, por su parte, agarró con ambas manos mi culo y lo abrió lo más que pudo, y luego enterró su rostro entre mis nalgas y empezó a jugar con mi ano nuevamente, provocándome un placer increíble.
Por un largo rato nos dedicamos a darnos placer mutuamente, yo chupando su pene y el jugando con mi ano, disfrutando cada segundo como si fuera el ultimo.
Luego Cristian se incorporó y me recostó sobre la cama, boca abajo, con el culo al aire, listo para recibir nuevamente a su hermoso pene, luego de mucho tiempo.
Entonces él se recostó sobre mí y puso su pedazo de carne entre mis nalgas, duro y caliente, listo para forzar su entrada dentro de mí.
?Te amo ?susurró en mi oído y luego sentí a su pene entrar dentro de mi cuerpo, llenándome con su calor y dureza, haciéndome lanzar un gemido de placer
Su cuerpo sobre el mío se sentía tan normal, tan perfectamente acoplado, como si nuestros cuerpos hubieran estado hechos el uno para el otro.
Cristian empezó a taladrarme el culo con fuerza, haciéndome soltar gemidos a cada segundo, con cada una de sus embestidas.
Su boca descansaba junto a mi nuca y podía sentir su aliento sobre mi oreja y sus susurros, sus gemidos de placer.
Luego de un rato, Cristian se incorporó eh hizo que me incorporara con él, sin sacarme su pene, hasta que estuve en cuatro patas frente a él.
Luego se aferró a mi cintura con ambas manos y empezó nuevamente a penetrarme con fuerza, llenando su habitación con aquel embriagante sonido que provocaban mis nalgas al chocar contra su pelvis.
Por un largo rato Cristian y yo hicimos el amor sobre su cama, entregándonos el uno al otro como solíamos hacerlo hace mucho, envueltos en una pasión que sólo nos provocábamos el uno al otro.
Esa pasión que viene producto del amor verdadero.
Luego de una larga sesión de sexo, Cristian se vino dentro de mí, llenándome las entrañas con su leche caliente y dejándome completamente satisfecho y cansado.
Entonces ambos caímos sobre la cama, sin dejar de abrazarnos y besarnos.
?Te extrañé mucho ?le dije, envolviéndolo con mis brazos y colocando mi rostro sobre su pecho.
?Yo también, bebe ?dijo, besándome la frente?, no tienes idea de cuánto.
Entonces me incorporé y me recosté sobre él, colocando mi rostro a un par de centímetros de distancia del suyo para poder mirarlo directamente a los ojos.
?Te amo, Cristian ?dije y su rostro dibujó una enorme y hermosa sonrisa.
?Te amo ?contestó y luego me besó tiernamente, envolviéndome con sus brazos.
Ambos nos quedamos en silencio por un largo rato, disfrutando del calor de nuestros cuerpos, abrazándonos y acariciándonos todo el tiempo.
?Adrián… ?dijo de pronto Cristian?, te gustaría… ir al cine conmigo mañana… si no estás muy ocupado con la mudanza…
?¿Me estás invitando a salir? ?le pregunté con una sonrisa, recordando la última vez que tuvimos una conversación parecida.
?No te burles… estoy hablando en serio ?contestó con su rostro rojo de la vergüenza.
?¡Sí, claro sí!… ¡Me encantaría!
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