Candente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Rinus.
Desde que nací, que me siento un poco distinto a los demás. Introvertido, cuerpo normal para un niño de 12 años. Ojos color miel y pelo largo, de un negro azabache.
De sexualidad libre, ya de pequeño me fijaba tanto en chicos como en chicas.
Siempre he sido un niño solitario y de pocos amigos. Aquellos que considero amigos conocen mas bien poco, y lo que quiero que sepan de mí.
Pero siempre hay, aquella persona que te marca. Que es distinto a los demás. Éste en mi corta vida, es Jorge. Pelo corto y castaño. Ojos grandes como dos luceros de un azul marino, que desbordan sinceridad. Alto por sus 12 años y con un cuerpo formado por horas de fútbol.
Como os podéis imaginar el fútbol no es mi pasión. Pero Jorge siempre me pedía que fuera a verle a los entrenamientos y a los partidos. Siempre que mi madre me dejaba me iba a verlo, y si no ya encontraba la forma de zafarme de ella. La biblioteca era mi excusa preferida. Al llegar ya sabia que tenia que hacer, sentarme. Saludar al entrenador, responder siempre que no a su pregunta…
Entrenador- ¡Chaval! ¿Aún no te lo has pensado bien, esto de jugar a fútbol?
Yo- La verdad es que me lo he pensado, y no.
Sacar el bloc de papel para dibujar. Coger el lápiz y a dibujar.
Ver aquello me parece de lo mas inspirador. Chicos corriendo algunos con y otros sin camiseta. Aquellos pantalones cortos, que dejan ver piernas que dentro de poco serán unas piernas torneadas. Y en alguno podías entrever que debajo de aquellos pantalones no llevaban ropa interior. La primera vez que me fije en este detalle pregunte a Jorge, porque no llevaban ropa interior su respuesta fue, rápida.
Jorge- Comodidad. Al sudar molesta llevar ropa interior.
Lo deje pasar. No más preguntas.
Siempre presto más tiempo a dibujar a Jorge. Me entusiasma sus caras, como se le hincha una vena que le va del la cabeza, recorriendo su cuello, hasta llegar y perder-se en su torso. Él siempre era de los que iba sin camiseta, me facilitaba la tarea de imaginar su cuerpo.
Al acabar el entrenamiento, me espero a que salga del vestuario. Cuando nos encontramos llega con el pelo mojado y oliendo a desodorante. Antes de un ¿Hola, que tal? Me pregunta…
Jorge- Déjame ver que has hecho, artista.
Le muestro mis dibujos. Pone caras que siempre me hacen subir los colores de mis mejillas, y con una voz de sentencia y aquellos luceros azul marino clavados en mis ojos, me dice…
Jorge- Eres… eres especial. Pero este no soy yo. Yo no tengo este cuerpo tan perfecto.
Yo- Quizás el sombreado no es muy…
Jorge- Da igual ¿Me lo puedo quedar?
Jamás soy capaz de negarme a dar uno de mis dibujos a Jorge. De camino a casa, hablamos de mil cosas entre ellas el fútbol, música y futuro. Siempre esta preocupado por si su padre y él se tienen que mudar por trabajo. Su madre falleció cuando él solo tenia 8 años, esto le ha marcado de por vida. Al llegar a la puerta de mi casa, allí nos no-despedimos, es incapaz de decir un adiós y yo le sigo el juego.
Al día siguiente recibí una llamada en mi casa, era Jorge, yo no estaba porque me fui a dibujar al parque del barrio de al lado. Mi madre contesto, Jorge le dijo que habían cambiado el día del entrenamiento que lo haría mañana a la misma hora, como ayer.
Mi madre fue de lo más amable con él y cuando llegue me esperaba un castigo. Aquel miércoles yo le había contado que fui a la biblioteca y no al entrenamiento. La verdad es que no le mentí del todo, primero fui a la biblioteca me lleve un libro de anatomía y dibujo y me quede en el entrenamiento.
No le sirvió de nada aquello, y me castigo sin salir por lo que quedaba de semana. Allí salio una bestia y empecé a gritar hasta que me encerré en mi habitación.
Al día siguiente mi madre se apresuro a irme a buscar a la salida del colegio. Cuando la vi se me cayo el mundo encima. Hoy no podría dibujar.
Al llegar a casa, me cambie de ropa. Espere a que mi madre se fuera al comedor y salí corriendo con el bloc y no paré hasta llegar al campo. Allí estaban, habían empezado. Jorge al verme me saluda con una gran sonrisa. Y empieza la rutina. Dibujar, dibujar.
El entrenamiento acabo, todos fueron al vestuario. Aquel tiempo se me hizo mas largo de lo normal, pero tampoco tenia ganas de volver a casa y encontrarme a mi madre. Empezaron a salir todos pero Jorge no salía. Se me acerco un compañero de fútbol…
Isaac- ¿Eres el amigo de Jorge? (asentí con la cabeza) Me ha dicho que vayas a los vestuarios a esperar. El entrenador esta hablando con él y va a tardar más. Nos vemos.
Cerré mi bloc y me fui a los vestuarios, olía a hombre… pies, hormonas, sudor y pene.
Yo-¿Jorge?
Allí no había nadie, nada más que la mochila de él, me senté en uno de los bancos frente a las duchas. En esto que entra Jorge, sudado, con la camiseta sacada. Estaba cerca de su
Torso, marcado y brillante por el sudor.
Jorge- Perdona, el entrenador me ha estado dando la chapa. ¿Tienes prisa? Si te tienes que ir…
Yo- No tengo prisa. Si quieres, te espero.
Jorge- Vale. ¿Que has hecho hoy artista? Hoy me pensaba que no vendrías y estaba un poco triste.
Se fue hacía su mochila, de allí sacó el jabón y su toalla.
Yo- Te espero fuera.
Jorge- No hace falta que salgas. Así me podrás dibujar mejor.
Yo- ¿Quieres que te dibuje, desnudo?
Jorge se quita los zapatos y sonríe.
Jorge- Voy hacer mil posturas con morritos. Venga a trabajar artista.
Me puse un poco nervioso con el bloc y el lápiz entre manos. Jorge se quitó sus pantalones, debajo de ellos no llevaba nada. Se me queda mirando.
Yo- ¡Comodidad!
Jorge sonríe. Pude ver aquel cuerpo que tantas veces había dibujado en papel. Pies grandes, piernas con moratones. Y su pene, largo y circuncidado que dejaba ver su cabeza roja y muy ancha. Sus huevos eran grandes y colgaban. Todo estaba rodeado con un poco de vello.
Jorge- ¿Que te parece? ¿Me dejas ser tu musa?
Empecé a dibujar y él sé fue hacia la ducha, mientras iba pude contemplar su culo, terso, redondo y pequeño. Abrió el grifo y se enjabono pasando sus manos por su torso, se enjabono su cabello y dejo que el agua se llevara todo el jabón. Puso más en sus manos y de espaldas a mí se inclino dejándome ver su culo abierto, mostrándome su ano estrecho y palpitante. Se enjabonaba con fuerza sus piernas, cuando llego a los muslos se dio la vuelta. Pude comprobar como su pene había crecido. Paso sus manos jabonosas por sus muslos, cuando llego a su pene se froto y empezó con un intento de masturbación que puso su pene completamente erecto. Media unos dieciocho centímetros y como su ano pedía guerra. Levanto la mirada de su pene y la clavo en mí.
Jorge- ¿Cómo va tu trabajo, artista?
Yo- Bien
Jorge levantó la cara el agua le bajaba por ella se empezó a morder el labio inferior y respiraba con más fuerza. Se frotaba el pecho con fuerza y se pellizcaba los pezones, dejando algún leve gemido.
Su pene se movía oscilando a cada movimiento suyo. Hasta que se lo agarró y empezó a masturbarse con fuerza, en aquel momento parecía otro ser, clavando sus grandes ojos en mí. Con la mano que le quedaba libre se tocaba los huevos y se tocaba el culo. Al llevar unos minutos con aquella escena tan bestial de Jorge masturbándose como un animal ávido de sexo. Paro el agua
Jorge-¿Quieres que me tumbe? ¿O si quieres me acerco?
Yo- Acércate.
Jorge- Tengo una idea mejor ¡Ven tu!
Yo- No es buena idea
Jorge- ¿Porque? ¡Ah! Tú también tienes el pene erecto. No pasa nada, quítate la ropa y nos damos una ducha fría.
Deje el bloc encima del banco donde estaba sentado. Me quite la blusa, los zapatos y me lo quede mirando.
Jorge- Te estoy esperando. Ahora yo te voy a dibujar.
Me quite los pantalones rápido, quedando solo en calzoncillos. En ellos se marcaba mi pene erecto y que pedía ser liberado de la presión.
Jorge-¡Con comodidad!
Me saque el calzoncillo y me tape como pude con mis manos, el pene erecto. En ellas notaba el calor y la humedad del precum entre mis dedos. Me acerque a él, abrió el agua, agarro mis brazos y los separo de mi cuerpo. Mi pene de unos dieciséis centímetros sin circuncidar, se balanceo, quedando a la vista de Jorge. Puso jabón en sus manos y me empezó a enjabonar el cabello. Mientras, me miraba a los ojos y yo era incapaz de mantener mis ojos en sus ojos. Bajo sus manos por mi torso y me dio un masaje con jabón. Me puso debajo el chorro de agua y mi largo cabello cayo a modo de cortina por mi rostro, dejándome sin visión. Sus manos se deslizaron por detrás y agarro mi culo y me apretó contra él. En este momento nuestros penes chocaron y noté el calor al lado del mió.
Nos abrazamos durante unos instantes y de la excitación nuestros cuerpos daban pequeños temblores. Nos separamos y nos fundimos en un beso largo, acompañado de caricia por todo el cuerpo. Recorrió todo mi cuerpo con un dedo.
Jorge- Ahora eres mi musa.
Mis manos se fueran a su culo y empecé a tocar su ano con un dedo. Al tacto era rugoso y palpitaba más que antes. Al bordear su ano Jorge se estremeció.
Jorge- Méteme ese dedo.
Al decirme esto él también se fue en busca de mi ano y me penetro con un dedo. Al introducirlo, sentí un dolor. Yo sin pensarlo le metí un dedo. Notaba el calor y como su ano hacia fuerza en mi dedo. Aquello me dio mucho gusto. Empezó a meter y sacar el dedo en mi ano. Yo hice lo mismo con él. Los dos estábamos debajo el agua disfrutando de nuestros gemidos y anos a la vez.
Entrenador- (Des de fuera el vestuario) ¿Jorge, te falta mucho? Tengo que cerrar.
Jorge- (Al entrenador) No, ya salgo un momento (A mí) Rápido, tenemos que vestirnos.
Asentí con la cabeza. El se acerco a mí y me dio un calido besó en la boca.
Jorge- tendremos que acabar este trabajo otro día. Las mejores obras de arte no se hacen de un día para el otro ¿No? Ven que nos vamos a secar con mi toalla.
Los dos nos secamos y nos íbamos mirando con una leve sonrisa en la cara y las mejillas sonrojadas. Nos pusimos la ropa, él su desodorante y salimos corriendo del vestuario. De camino hacia casa hablamos de fútbol y arte.
Pasaron varios días, y el castigo que mi madre me impuso se acabo. Del colegio a casa. Mis manos vibraban necesitaba dibujar. Y aquel recuerdo me mataba por las noches y calentaban mis sabanas.
Mi primer día libertad fue salir e ir corriendo al campo de fútbol. Allí estaban corriendo detrás de la pelota. Siempre he pensado que es un juego un poco primitivo.
Jorge no estaba jugando estaba sentado junto al entrenador, sin su ropa de fútbol, iba con su ropa de calle. Me senté detrás de él sin decir nada. El entrenamiento acabo y Jorge se levanto y se dio la vuelta. Allí estaba yo con mi bloc de dibujo. Tenía la cara triste, sus ojos brillaron al verme. Todos se fueron al vestuario.
Jorge- Por fin. Cuanto tiempo sin verte (Se me acerco y me agarro las manos) ¿Que tal artista? Pregunte por ti y de tu vida. Dos semanas, que se me han hecho eternas.
Yo- Jorge…
Jorge- Prefiero no hablar ¿Vamos?
De camino a casa jugamos a las miradas y al pilla-pilla. Los dos deseábamos que alguno de los dos acercara sus labios y fundirnos en un beso. Llegamos a la puerta de casa, era hora de una no-despedida. Todo fue distinto, me dio un papel y se marcho corriendo.
Para entender cual fue mi reacción ante esta no-despedida fue que me quede con la boca abierta siguiéndole con la mirada y el papel por el suelo.
Subí rápido, no hice caso a mi madre que me hablaba de cosas menos importantes en estos momentos. Me encerré en la habitación y leí de forma frenética aquella “carta”.
Era una despedida, un adiós. Al final de aquella carta escrita con letras temblorosas, me invitaba a una despedida en el parque, conocido por los jóvenes, con el nombre del parque de la vieja. El cielo empezó a romperse y a llover. Salí de mi habitación, mi madre me retuvo.
Madre- ¿Dónde vas? Esta lloviendo, no vas a salir. (Me puse mi jersey de capucha y salí) Si sales por esta puerta no vuelvas.
Baje calle abajo, mojándome. Nada en aquel momento me importaba. Él estaba en el parque sentado en el columpio. Al verme se levantó y vino hacia mi. Los dos nos abrazamos y nos besamos. Me besaba tan fuerte que me dolía. Me separé un poco y le mire los ojos. Aquellos ojos azul marino, mojados por la lluvia y sus lágrimas. Nos fundimos en un largo abrazo. Me agarro de una mano y nos fuimos parque adentro donde había unos árboles.
Mientras me besaba me iba quitando la ropa, y yo la suya. Al quedarnos desnudos, empezó a besar todo mi cuerpo y se detuvo en mi pene que se encontraba ya erecto. Me agarro mis nalgas y empezó a darme pequeños lametones en todo el cuerpo de mi pene y en especial la cabeza. Empecé a dar pequeños gemidos, al ver mi reacción se la puso toda en la boca y me dio el mejor sexo oral que aún recuerdo, mientras, sus manos masajeaban mis nalgas. Cuando pasaron unos minutos mi cuerpo empezó a dar pequeña convulsiones. Él se detuvo y volvió a besarme todo el cuerpo hasta llegar a mi boca. Me mordió el labio inferior.
Jorge- (Susurrando) Te quiero
Ahora era yo quien le besaba todo el cuerpo y fui bajando. Hasta que me encontré aquel pene, perfecto y erecto. Lo bese, estaba caliente y húmedo de la lluvia. Notaba que estaba palpitante y me lo puse en la boca. Tenía el gusto a hombre, un saldo especial, una mezcla de mar y sudor. Mire hacia arriba mientras tenia su pene en mi boca. Él miraba hacia arriba. Durante unos instantes se mantuvo en aquella postura, hasta que bajo su mirada y se encontró con mis ojos. Me agarro por detrás de la cabeza y me dio suaves movimientos, hasta llegar a comerme todo su pene y tocar mis labios sus huevos. Me dio una arcada y me separe. Se arrodillo, y me besó. Nos sentamos en el suelo y se tumbo. Dejándome ver su ano palpitante. Se introdujo un dedo, y dio gemidos mientras metía y sacaba el dedo de su ano. Acerque mi mano a sus ano y le quite el dedo y le introduje el mió, empecé aquel baile de meter y sacar, de mas a poco a más rápido. Su cuerpo se estremecía y lo bese con el dedo en su ano, que apretaba con fuerza.
Jorge- Es la hora que me enseñes que sabes hacer con tu lápiz, artista. (Dijo entre risas)
Me puse colorado, me vino la excitación y la inexperiencia a mi cabeza.
Le saque mi dedo. Puse la cabeza de mi pene cerca de su ano, que estaba muy caliente y de un color más rojo.
Jorge- Hazlo despacio.
Introduje mi cabeza, con mucho trabajo. Me costaba mucho y el empezó a gemir fuerte. La sensación era de tener un anillo en el pene. Seguí metiendo el cuerpo de mi pene dentro de él, notaba el calor de su interior. Su ano iba relajándose pero seguía apretando mi pene. Mientras lo penetraba le empecé a besar, y con una mano le masturbaba.
Empecé el movimiento de sacar e introducir. Su cuerpo se iba acomodando a mi pene.
Todo duro unos minutos cortos y entre gemidos. Mis huevos chocaban con sus nalgas y el suelo mojado. Las embestidas eran cada vez más enérgicas. Entre gemidos:
Yo- Jorge…
Jorge- Quiero que acabes dentro de mí.
Me agarro de las nalgas y acompañaba mi movimiento, hasta que solté cinco chorros de por aquel entonces semen. Todo acompañado de unos espasmos de mi cuerpo que nunca había vivido. Solté toda mi leche dentro de él. Me caí sobre él y nos abrazamos. Mi pene salió de su ano.
Del abrazo nos volteamos y yo quede debajo de él. Me besaba y con sus piernas me separo las mías. Me besaba y me besaba y no paraba y seguía besándome y bajando y bajando hasta llegar a mi pene le dio unos lametones aun quedan restos de mi corrida y un poco de sangre. Bajo lamiendo mis huevos, con las manos separo mis nalgas y dejo al descubierto mi ano le dio suaves lametazos alrededor. Este simple gesto hizo que me estremeciere.
Yo- Para, no quiero que sigas.
Jorge no paro siguió con la lengua y dejo una de mis nalgas y se mojo un poco el dedo, introduciéndolo en mi boca. De repente y sin aviso me lo puso de golpe todo dentro de mí. Aquello no fue placentero por unos segundos. Empezó el bailoteo de meter y sacar. Saco su dedo. Y puso su pene frente a mi ano un poco dilatado, pero no lo suficiente. Fue metiendo su cabeza y sin previo aviso me lo introdujo hasta sus huevos. Solté un grito de dolor.
Yo- Sácala, me duele. Me haces daño
Jorge- Tranquilo, veras como dentro de poco vas a sentir placer.
Dejo su pene dentro, mientras mi ano se adaptaba y daba punzadas de dolor. Lentamente empezó a bombear y podía notar su pene dentro de mí. Aquello duro unos minutos en el que él bombeo fue a más y mis gemidos pasaron a ser de dolor a placer.
Dejo de bombear y noté como su pene se ensanchaba y soltaba toda su leche dentro de mí. Rico y caliente.
Sacó su pene con restos de semen y sangre. Mi ano dilatado me dolía y de él salía su leche y restos de sangre.
Nos quedamos un rato abrazados y tumbados en el suelo. Llenos de barro y mojados por la lluvia y el sudor. Fueron instantes de amor y sexo.
Nos levantamos y nos vestimos aun sentía en mi cuerpo los espasmos, de aquellos momentos. Me costaba dar pasos mi cuerpo y mi ano me dolía y vi que a él le sucedía más de lo mismo. Una vez vestidos nos miramos y nos echamos unas risas. Parecíamos unos animales arrebozados de tierra. Nos dimos un último abrazo, una no-despedida.
Jorge- Adiós
Yo- (Aquella palabra me supo a puñalada) Prefiero una no-despedida, que siempre va a ser un… Hasta siempre.
Jorge- Hasta siempre, artista. Te quiero (Me beso y se fue corriendo)
Yo- (Gritando) ¡Jorge, yo también te quiero!
Pasaron días y no supe nada de él. Aún por las noches recuerdo sus manos dibujar mi cuerpo.
Siguieron pasando los días. Me encontré a Isaac, aquel amigo de Jorge que compartía afición al fútbol. Allí supe de él…
No llegaron a su destino. Pues su padre y él sufrieron un accidente durante el traslado. Mis ojos aún lloran por él. Perdí a un amigo, mi primer amor.
Siempre supe que estaba dibujando a un ángel, alguien especial.
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