Capítulo 1. Jorge
Cuando eres un joven inexperto en un rancho, te queda la opción de aprender con Jorge.
CAPÍTULO 1. JORGE
autlanjalisco
Hola amigos, les escribo desde Guadalajara, Jalisco, soy un hombre maduro que muchas veces ha querido escribir cómo se inició en esta vida y quién fue el privilegiado que tuvo la oportunidad de convertirse en mi primer maestro.
Recuerdo que siendo apenas un adolescente jugando con un amigo en el rancho donde vivía (que se encuentra en el municipio de Autlán) se acercó uno de sus hermanos, Jorge, un muchacho como de 17 años y dirigiéndose a mí, agarrándose el bulto de su entrepierna (que por cierto delataba una enorme verga, como lo comprobé después) me dijo:
– Hola putito
Yo sabía lo que significaba la palabra, pero sentí (creo que ustedes me comprenderán) que esa palabra iba a marcar mi vida por siempre, era como una especie de perdida de virginidad de algún modo.
Lo cierto es que a partir de entonces, el hermano de mi amigo cada que me encontraba me hacia propuestas, a veces se tocaba y me decía si se la chupaba, desde luego yo lo rehuía, nervioso
En una ocasión, por la tarde, estaba en el campo, pues a veces me retiraba de la casa para hacer mis tareas de la escuela y a lo lejos observé que venía Jorge, quien se me acercó y se sentó junto a mi preguntándome qué estaba haciendo, cuando le enseñé mi tarea el me dijo que me iba a dibujar algo muy bonito, tomó el lápiz y mi cuaderno y me dibujó una verga que chorreaba esperma por la punta preguntándome a continuación que me parecía, a lo que no supe que contestar, él se rió y me dijo
– Ahora te voy a enseñar lo mismo que está en tu cuaderno pero de a de veras….
Enseguida se bajó el cierre del pantalón y sacó una enorme verga, que tenía una vena muy pronunciada en la parte inferior y una hermosa cabeza, donde brillaba en la punta una gotita de semen, me dijo que era una cosa muy rica y que la podía tomar todo lo que quisiera.
Yo desde luego estaba asustado, pues la verga de Jorge era impresionante y en realidad era mi primera experiencia de ese tipo.
Jorge me tomó una mano y la colocó en la base de su verga, sentí sus duros pelos y en ese momento pudo más mi curiosidad y comencé a explorar a dos manos (pues su verga era muy gruesa) lo que se me ofrecía a los ojos, así que empecé por revisar el glande, debo decir que no estaba circuncidado así que observé con curiosidad el cuerito que cubría su cabeza, las venas de la verga y me entretuve revisando su esponjada mata de pelos (que denotaba los restos de una anterior masturbación).
Cuando Jorge vio que me entretenía con su verga me dijo:
– Sigue, tócala, agárrala……
Yo desde luego no tenía la menor idea de lo que tenía que hacer, así que al principio sólo apretaba y aflojaba la base de la verga, hasta que Jorge me dirigió y me dijo hazlo así, y me condujo a masturbarlo, cosa que hice pudiendo observar con curiosidad como la verga vibraba bajo el encanto de mis manos, lo que más me llamó la atención era la cara de Jorge, que pasaba del éxtasis al goce más absoluto, hasta que no pudo aguantarse más y se vino en mis manos, con un tremendo chorro el cual como yo estaba frente a su verga me cayó en la cara, resbalando por mis cachetes, yo me asusté y me dio asco, pues pensé que me estaba meando, sin embargo el se rió y me dijo:
– No te lo quites, es leche y con el tiempo te va a gustar.
Yo desde luego me limpié con las manos y me levanté para irme a mi casa, cuando Jorge me dijo
– Sabes güerito, esto que me hiciste se llama chaqueta, a partir de ahora tu vas a ser mi costurera, ¿eh?, pero esto es un pequeño secreto entre nosotros dos, te espero mañana aquí mismo.
A partir de entonces cuando iba a hacer mis tareas, Jorge me buscaba y poco a poco me fue adentrando en el goce del sexo, la segunda vez sin mediar palabras de por medio se bajó el cierre, me mostró su verga y yo le hice el trabajo, a la tercera vez, creo que el que bajó el cierre fui yo y a partir de entonces muchas de nuestras tardes se convirtieron en una tradición en la que él encontraba satisfacción y yo aprendía.
Todo seguía igual hasta un día, en que Jorge me dijo:
-Ahora vas a aprender otra cosa, quiero que me la chupes.
Yo no me imaginaba chupando el tremendo palo de Jorge, por cierto me dijo:
-Haz de cuenta que es una paleta
Yo indeciso le decía que eso no, pues sentía un poco de asco, sin embargo el me decía que me iba a gustar y me puso la mano en la nuca y me dirigió la cabeza hacia su verga, yo, debo decirlo, realmente me resistía, y cuando Jorge se percató de ello, sin contemplaciones me dirigió hacia su verga, hasta que tocó mi boca, sin embargo no abrí los labios, sólo sentía como me lo tallaba, Jorge me soltó, y molesto me dijo que si no lo hacía les iba a decir a todos que yo era su putito y que ya me había cogido, en un rancho donde toda la gente se conoce, la burla cala, así que haciendo pucheros le agarré la verga y la dirigí a mi boca.
Al principio solo lamí la cabeza, el líquido sabía un poco salado, pero no estaba tan mal como yo creí, así que tomé más confianza y me tragué su cabeza, con muchas dificultades pues estaba enorme, Jorge me dijo:
– Chupa con la lengua
Y eso hice, desde luego sólo me tragué una pequeña parte de su verga, pues era imposible comérmela toda, sin embargo para Jorge fue suficiente pues pude percatarme lo delicioso que le resultaba mi trabajo.
Después de algunos minutos Jorge empezó a chorrear dentro de mi boca, para mi sorpresa, pues no me esperaba semejante fuente, me atraganté y me retiré de inmediato, Jorge se tomó la verga y comenzó a masturbarse hasta que estuvo seco, gimiendo de placer y diciéndome:
– Muy bien, putito, muy bien
Desde entonces las clases fueron más intensivas, pues se combinaban las chaquetas con las mamadas, por lo general se venía dos veces, en ocasiones hasta tres o cuatro y poco a poco me fue adiestrando para que me tragara su leche, la cual por cierto, como el dijo terminó por gustarme, era realmente deliciosa.
En una ocasión, mis papás fueron a la cabecera municipal, a realizar algunos trámites y me tuvieron que dejar solo, por varios días, así que quedé bajo el cuidado de los papás de Jorge, a la hora de irnos a dormir, la primera noche, desde luego Jorge propuso que durmiera con él a lo que sus papás no se opusieron.
Cuando llegamos a su cuarto, que estaba aparte de la casa, cerca de la porqueriza, el me tomó por detrás y de inmediato sentí el bulto de su erección entre mis nalgas, para entonces yo ya tenía una idea clara de lo que era coger, pues en una ocasión ví como un muchacho de 20 años se la metía a otro de 15 (pero esa es otra historia), yo desde luego estaba escondido, pero me aventé toda la cogida, debo decir que me impresionó la forma en que la enorme verga entraba en el pequeño orificio del culo y como se la metía y se la sacaba hasta que quedó rendido, acostado sobre él, así que cuando Jorge me propuso que me la metiera yo tuve un pánico realmente enorme porque no concebía que su verga cupiera en mi culito, así que le supliqué que no lo hiciera, Jorge me dijo que lo íbamos a intentar y que si me dolía mucho no me la metía toda.
Recuerdo que me tomó entre sus brazos, como si fuera su mujer y me depositó en la cama, que por cierto olía a macho (seguramente producto de tantas masturbadas nocturnas), enseguida se quitó toda la ropa y pude ver en todo su esplendor, por primera vez, ese cuerpo maravilloso, prieto, macizo, robusto de tanto trabajar en el campo, limpio de un mozo en la plenitud de sus 17 años con una verga en constante crecimiento, a continuación me quitó la ropa poco a poco, alabando el color blanco de mi cuerpo, la tersura del mismo y comenzó a besarme, debo decir que cuando me empezó a besar una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo pues nadie me había besado como lo hizo Jorge, en la boca, sintiendo su lengua penetrar hasta lo más profundo y después en mi pecho, espalda, nalgas, vientre.
-Ahora si güerito prepárate para lo bueno
Estábamos juntos así que me dirigió la boca hacia su verga y yo goloso comencé a mamarla, le acariciaba los huevos y él se ponía cada vez más caliente, de pronto sentí un dedo que hurgaba entre mi culito y me puse tenso, entonces él me dijo
– No te pongas durito porque te va doler más
Así que me relajé y pudo así meterme después de varios intentos, dolorosos para mí, un dedo ensalivado y lo movía rítmicamente a la par que yo le daba una soberana mamada.
Después intentó introducir un segundo dedo, aquí si debo decirlo gemí de dolor, Jorge se detuvo en su intento, sin embargo persistió y pudo lograrlo cogiéndome ricamente con sus dedos, mientras yo continuaba con mi labor.
A los pocos minutos me dijo
– Ahora te voy a coger, así que prepárate.
Me retiró de su verga y me pidió que me acomodara de a perrito en una orilla de la cama, yo estaba muy asustado, y le pedía que no lo hiciera, a lo que Jorge me decía,
– Sea hombre, putito, no se raje ¿me vas a dejar así? Y se señalaba la verga, que temblaba se excitación
A continuación me ensalivó el culito y me colocó la cabeza, comenzando a empujar, sin embargo debo decir que por más que lo intentó no pudo metérmela, porque mi culito no tenía la capacidad de recibir semejante palo.
Jorge desde luego se frustró y se sentó en la cama, yo me sentí culpable y comencé a chuparle la verga tranquilizándolo un poco hasta que se vino en mi boca, cosa que disfruté realmente, pues fue una vaciada enorme.
Después que terminé de limpiarle la verga hasta que quedó sin rastro de mecos, el me dijo
– Si no te puedo coger en el culo, te voy a coger en las piernas.
Entonces me acomodó a su lado y me dijo
– Aprieta tus piernas con todas tus fuerzas
Desde luego seguí sus instrucciones y me metió la verga, que ya estaba dura de nuevo, entre las piernas, yo me apretaba (con la ayuda de él) y seguía su ritmo y jadeos, hasta que a punto de venirse me dijo mámamela, cosa que hice sin dilación, recibiendo por segunda vez un tremendo chorro de leche en mi boca.
Esa noche y las siguientes lo hicimos varias veces más, el siguió intentando metérmela, sin éxito (la única vez que pudo meter su cabeza, sentí tal dolor que me puse a llorar y Jorge se espantó, así que no volvió a intentarlo), hasta que por fin llegaron mis padres y nos regresamos a casa.
A partir de entonces Jorge y yo estuvimos practicando nuestras lecciones de mamadas y chaquetas, cuando salí la secundaria, mi papá decidió que nos fuéramos a vivir a la ciudad de Guadalajara, así que con tremendo dolor me despedí de Jorge y su maravillosa verga, iniciando nuevas rutas en mi aprendizaje.
P.D.
Este relato con Jorge, tiene un final feliz, pero esa es otra historia.
Excelente relato. como sigue?
Uufff… Menudo calentón me provoco el relato… Ojala lo continúes.
Gran relato… Me has enganchado a la historia.
Uuufff.. tengo la verga dura😋 que rico y que buena paja me hice.
Como sigue?? Necesito mas.
Como sigue? Me encanta como ha empezado esta historia 😋😉