CARLITOS 5
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La vida en la casa de los abuelos de Carlitos estaba anclada en una rutina maravillosa para los tíos y también para Carlitos, aunque El Niño añoraba sentir el placer de tiempo atrás.
Sus tios lo temiam bien atendido, a lo que su cultivo se refiere, pero quizás a los 10 años ya cumplidos de Carlitos esa rutina se le hizo aburrida, quizás solo anhelaba gozar de verdad y no solo hacer gozar a sus tíos, quizás fue el destino, quien sabe?
En las fiestas del pueblo corretea como otros niños aquí y allá.
Durante aquel mediodía decidio ir al pueblo a jugar con algun amiguito.
Su sorpresa fue que en la plaza no había nadie y se dirigió al campo de futbol donde habían instalado algunas atracciones, pero bajo el sol de agosto no había nadie.
Se entretuvo mirando los coches de choque y en eso estaba cuando se le acerco un joven de veinte y tantos años y le empezó a hablar.
El joven, astuto por la vida de feriante que llevaba enseguida se dio cuenta que el niño seria presa fácil y le dijo que le daría un montón de fichas para esa tarde-noche a cambio de un favor.
Lo llevo a la taquilla y en aquel pequeño espacio el joven empezó a tocarse el rabo y Carlitos comprendo en que consistía el favor.
Ya estaba ayudando a sus tíos por lo que no vio inconveniente en hacer lo mismo con aquel joven.
La polla del joven seria mas o menos como la de sus tíos y Carlitos sin saberlo se formo la idea de como eran las pollas de los adultos y se entrego a su faena.
El joven estaba encantado con la maestría del niño y se limito a empujar la cabeza del niño para que que no aminorara el ritmo.
El calor del pequeño habitáculo era insoportable y El Niño y el adulto empezaron a sudar.
Carlitos se sentía incomodo por la situación y estaba a punto de decirle que estaba cansado cuando repentinamente el joven le paro y lo saco de la taquilla porque alguien venia.
Se acercaba un grupo de trabajadores que regresaban al pueblo de los campos de un terrateniente, vieron como El Niño salir apresurado de aquella taquilla y como se secaba el sudor de su cara con la camisa y como se limpiaba la boca con la misma.
Dos mas dos son cuatro.
Los trabajadores lo vieron claro y como reconocieron al niño lo llamaron y lo invitaron a tomar una gaseosa para aplacar el calor.
Sin saber como Carlitos se vio en una choza llena de aperos bebiendo traguemos de vino con aquellos tres hombres que conocía de vista del pueblo.
Carlitos no recordaba muy bien como había empezado todo cuando se vio encima de una mesa con las piernas en alto mientras uno de ellos lo estaba encelando.
Carlitos estaba mareado y no recordaba que con el vino se le había aflojado la lengua y que tras unos sorbos mas su cuerpo casi no sentía.
No recordaba que cuando perdió el sentido los hombres lo desnudaron y tras escupir en aquel ojete lo encallaron uno tras otro.
Cuando recobro el conocimiento estaba ya acabando el tercero y sentía su culo como corcho.
Notaba el folleto , veía a su culeador agitarse sobre el y oía al resto, pero no conseguía saber exactamente que estaba pasando.
Cuando termino cayo en un sueño y volvió a despertar cuando ya estaba oscureciendo.
Noto su cuerpo pesado, su cabeza a punto de estallar y sus extremidades y también su culo pegajosos de tanto semen.
Afortunadamente no sangro por lo acostumbrado que estaba.
No recordaba mucho de lo sucedido.
Aquellos hombres sospechando lo que ocurría en la taquilla decidieron probar fortuna y les toco la lotería cuando vieron al niño dispuesto.
Lo embriagaron, le sonsacaron y vieron la oportunidad perfecta para deslecharse.
Estaban calientes y se turnaron, eso si no hicieron nada delante de los demás.
Eran machos pero no exhibicionistas, por lo que tomaron lo que se puso a su disposición.
Embriagados por el alcohol y la exitacion entraron en el cultivo de Carlitos sin pedirle permiso, notaron las paredes acogedoras del ano del niño y no tuvieron ningún problema en entrar y follar y follar.
Su ojete estaba tan abierto por las miles e coleadas que sus tíos le habían dado que permitía el paso de aquellas pollas sin inmutarse.
Las malas decisiones tienen consecuencias y Carlitos sin saberlo había abierto la veda y a partir de aquel momento y de forma paulatino se convirtió en el agujero desechado de cuanto hombre necesitado había en ese pueblo.
Era un secreto a voces que todos los hombres .
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