Carlitos de 7 aprende muy rápido
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por marianoking.
Marielis, una vecina y allegada a mi familia se me acerca un día muy angustiada, su hijo carlitos de 7 años había terminado el primer grado con malísimas calificaciones en matemática, y me pide por favor hiciera un tiempo en mis tardes y le ayudara con su pequeño, que me pagaría muy bien, sólo por un mes aunque fuese, mientras él estaba de vacaciones y una vez iniciase el próximo año escolar ya tuviese algo más de conocimiento en esa área y no le fuese tan mal.
Yo acepté, la verdad no muy convencido, pues carlitos era bastante fastidioso, pero su mamá era toda una bandida que me coqueteaba cada que podía.
<<Por favor, ayuda a mi hijito, yo te sabré recompezar>> decía, con un tono muy putongo y sexy, mientras me tocaba el pecho.
<<Está bien Marielis, no hay problemas, aunque creo que la próxima semana viajaré a Caracas y no estaré aquí en el pueblo por algún tiempo>> le dije mientras la veía irse de espalda, moviendo su culo de un lado a otro como modelando.
Tenía como 25 y estaba muy buena para tener 3 muchachos, o 4 conmigo que apenas había alcanzado la mayoría de edad.
El lunes a las 2pm llega Carlitos a mi casa, bañadito, limpiecito, con sus cabellos engominados con pinchos, oliendo a colonia "Chi-chi"; tenía un cojuntico verde de Ben 10, de chorcito corto y camisita sin mangas, llevaba unos deportivos y medias blancas que resaltaban en su tostada piel; el niñito era de tes oscurita, con rasgos como indígenas, bonito y cachetoncito, lindos y delicados labios, con ojos y pestañas frondosas.
Lo invité a pasar hasta el fondo de mi casa donde tenía una mesa plástica que con par de sillas nos esperaban para estudiar, carlitos trajo a la mano su propio cuaderno, que estaba bastante feito y rasgado, con muchas sumas y restas propias de la edad del pequeño.
Marielis no tenía mucha paciencia y siempre lo golpeaba para que aprendiera las matemáticas, y el pobre niño tenía el cuaderno tan feo por tanto llorar sobre él.
Tomé las hojas más limpias y allí coloqué algunos ejercícios, la verdad no era nada malo con los números, yo supongo que lo qué le gustaba era llamar la atención, o como decía su mamá: " lo que le gusta es que yo le caiga a coñazo".
Pasado un rato y por la rapidez y facilidad en que el pequeño hizo su tarea, le explique otras formas nuevas de sumar fácil poniendo en práctica su agilidad mental para que no abusara de usar tantos los dedos y se le hiciese aún más divertida la tarea.
Mientras estudiaba aproveché para ir a orinar por ahí mismo en el fondo, cerca de donde estaba carlitos, y de espalda a él saqué mi verga y me descargué los chorros de pipí.
Ssssssssss.
Y sentí una mirada, voltéo y estaba el pequeño clavándo sus ojos hacia mí, en cuánto vió que me volteaba se hacía el loco y seguía en su faena, sigo orinando y me veo la verga mientras lo hago y una vez más siento que me invade su mirada, de reojo volteo un poco y el seguía mirándome.
Hacía un tiempo, el pequeñín le había tocado la verga a su tío que tendría algunos 24 años; lo vió levantarse recién de dormir y como lógica con el pipe a explotar.
El muchacho se sentó un rato mientras desocupaban el único baño y jugó con Carlitos, quién no pudo únicamente observar aquella verga que le pareció exaltada dentro del short de su tío.
Eso lo llevó a recibir una buena paliza por parte de casi todos en esa casa, quienes lo tildaron de maricón.
Y como dicen por ahí, pueblo chico infierno grande, en menos de lo que canta un gallo todos los vecinos ya sabían lo ocurrido, y la olla se terminó de destapar cuándo mi primito Jorge quién era un año menor que Carlitos, lo acusó de haberle comido la verguita en varias ocasiones.
Obvio él inocente a sus 6 años no sabía de sexo, pero se quedaba tranquilo ante el goze que le propinaba la boca de aquel putico de 7.
Y así como a mi primito entre juegos, quién sabe a cuantos más.
Entonces pensé que Carlitos si sabía lo que hacía a su corta edad, y era que le gustaban los pipes.
Luego de un rato terminó toda su actividad, y comenzó a jugar entre los árboles del fondo de mi casa, le lanzaba piedras a los mangos y guayabas.
Carlitos con su voz inocente me deja perplejo, porque me pregunta: <<¿No quiéres orinar otra vez?>>.
Yo no respondo, sólo le ordeno con mi cabeza que se acerque hasta mí.
Le pido sentarse en la silla que ya estaba junto a la mía, y obedece.
Quería saber hasta donde era capaz de llegar el pequeño.
Me saco la verga del pantalón junto con mis bolas y comienzo a pajearme, sus ojos se le brotaron.
<<Qué pipon!!!, es cómo el de mi tío Manuel pero distinto>>, <<¿Cómo es eso de distinto?>>, pregunto incrédulo, <<El de mi tío Manuel es negro pero también es grande como un platano>>.
<<¿Y tu tío Manuel te deja que le veas la verga?>> <<No, pero cuando se baña a veces se hace así también con la mano, y yo lo escucho y entro a verlo y la tiene así toda dura>> mhhhhh!!! Sólo exclamo.
Después de 5 minutos carlitos seguía babeando mientras me pajeaba ahí cerquita de él.
Le pedí que me la tocara si quería, y sin pensarlo mucho la agarró, y me hizo saber que estaba muy caliente, que se brotaban mucho mis venas, y parecía un gusano gigante, que también era grande como un plátano, pero de color clarito como un pedazo de jamón.
Mayor imaginación la que tenía este carajito, pensé.
<< Si quieres puedes comerla>> susurré mientras él ya me daba una especie de masaje con ambas manos.
Carlitos se introdujo mi cabeza y comenzó a mamar torpemente, de arriba a abajo yo intentaba que tragara más, pero era inútil, su boquita era muy chiquita todavía para aquel vergón.
Con sus dientes me lastimaba mucho, y le pedía que lo hiciera con cuidado y con los labios, que no lo mordiera o le diría a Marielis que su hijito me la mamó y le pegaría duro con una correa.
Sé que eso fué un abuso psicológico de mi parte, pero tenía 18 y siempre estaba caliente y con ganas .
El intentaba como podía no morderme, pero entre cada apretón más profundo que yo le robaba, se le iban los dientes entre la base de mi verga y terminaba toda raspada.
Se la saqué con fuerza y me ardía, le dije que me estaba mordiendo mucho que mejor me diera el culito.
Acosté la mitad de su cuerpo a la mesa y sujeté con fuerza su cabeza dejándola de lado, su vientre encajaba perfecto con la orilla de la mesa, quedándose acostadito sobre ella con sus piernas hasta abajo tocando el piso.
Bajé su short hasta el final de las nalgas, logrando que éstas se vieran lo más apretaditas y paraditas posible.
Las separé con mis manos y le ofrecí el mejor beso negro que niño alguno alla sentido; mojaba y sobaba su huequito, y él volteába a verme todo enrojecido.
<<¿¿¿Te gusta Carlitos???>> , Siii hhh ggg,,, gemía.
Me aseguré que nadie viniera, aunque para esa hora sólo mi papá estaba relativamente cerca, pero ocupadísimo en sus cosas.
Incliné un poco las piernas y le puse la verga en su entrada, para entre movimientos circulares hacerle presión para que entrara de a poco.
Se me hacía difícil, carlitos me ponía resistencia.
Lo lubriqué otro poco y puse saliva en mi verga e intenté metérsela de nuevo.
Ahhh.
!!! gritó cuándo sólo había entrado la cabeza, se me liberó a empujones y se subió su shorsito entre lágrimas.
<<Me duele, me duele, me arde el culo ,, aggh>> .
Nunca le habían metido una verga, ni siquiera las chiquitas que se mamaba a menudo.
<< Perdón carlitos, vamos a intentarlo con más cuidado ahora, ven siéntate tú solito en mi pinga>>.
Ahora pasó un poquito más que la cabeza, dejó ir su peso y aparte yo hice presión hacia abajo.
Pero me apretó los huevos durísimo y otra vez se me escapó a gritos.
Afortunadamente no había nadie cerca, sino hubiesen encontrado a carlitos casi tirado del dolor.
Le pedí que me esperara mientras iba por una pomada cicatrizante al cuarto de mi mamá.
De rodillas en la silla y con sus manos apoyadas al espaldar de la misma, me dejó ponerlo en pompas para aplicarle el tratamiento.
Ahora su culo estaba realmente rojo, que superaba lo negro de aquel huequito, pero no había sido suficiente, aún estaba muy cerrado.
Él todo temeroso me pidió que le pusiera la pomada rápido para irse a su casa; le insistí que esperara un poco, porque si su mamá lo veía así con dolor iba a saber que yo lo había cogido (seguí con mi manipulación).
El cedió y dejó que le perforara con el dedo índice para que la crema alcanzara más adentro y se le quitara el dolor (según yo).
Realmente trataba de dilatarlo, él no dejaba que lo hiciera bien, apenas pasaba hasta la mitad del dedo y eso aguantándome la mano y sacándolo cada vez que lo sentía un poquitín más adentro.
Le dije que se quedara así un ratico para que se le secara, y todavía con mi malicia, me saqué la verga que estaba a toda potencia y me unté un poquito de la pomada que era bastante aceitosa, y en un descuido le metí la verga hasta la mitad.
Ahhhgggg.
Tapé su boca e intenté cogerlo, pero no dejaba.
Lo cerraba, lo apretaba, me pegaba.
Lo estaba violando.
Y se la volví a sacar.
Me dijo que no podía, que le dolía mucho el culo, que mejor se iba.
Lo detuve y le dije que me la mamara entonces, porque estaba bien arrecho y si no lo hacía le iba a decir a su mamá que me tocó la pinga cuando lo estaba enseñando.
<<No por favor, no le digas.
Yo te la mamo si quieres, pero no me cojas ni le digas a mi mamá>>
Lo metí debajo de la mesa y le dí a comer mi salchichón.
Le escupía la boca y le decía que pusiera esa saliva en mi pipe cuando lo mamara para que fuese más suave; el aceptaba la saliva y de poco fue pidiéndomela por sí mismo.
<<Como no me diste tu culito, ahora te romperé la boca.
Tragaaaa >>> .
Agg, agg, agg.
Le daba arcadas duro y el intentaba escapar y lo atajaba de nuevo duro, apenas lo dejaba sacársela para que no quedara sin aliento.
Con mis pulgares abrí su pequeña encía que hicieron espacio en su boca mientras sujetaba su cara para embestirlo a mi manera.
<<Cállate y no llores, ¿o te cogo?>> le decía mientras sus ojos estaba rojos y llorosos.
Salieron sus lágrimas, mocos, baba.
Y sólo se escuchaba el rechinar de mi silla y el khgg,khgg,khgg,khgg, en cada arcada.
El aguantaba, pues prefería eso que una paliza o una verga en el culo.
Lo liberé y lo puse a comerme los huevos con la lengua.
Verle su cara toda mojada mientras pasaba esa lengua pequeñita me ponía a mil y hacía que le diera cachetones con la pinga.
Él los recibía contento.
<<Tu pipe parece y sabe a jamón.
Es como un pedazo de jamón del clarito que compra mi mamá>> Se refería al Jamón Light de espalda, supongo.
Y me generó mucho placer, era el mejor piropo que me habían dado antes, hehehe.
Este guaricho si sabe cómo contentarme, supo compensarme por no dejarme cogerlo.
Me la halé durísimo y le bañé la cara en leche, apretaba sus ojos y boca pero su cara no escapó de cada latigazo que le arrojé.
Me quité mi camisa que estaba bastante sudada y limpié su cara con ella.
Él al verme sin camisa, me tocó el pecho y me sobó suave como lo hacía la zorra de su madre, se acercó y me robó un beso, yo le respondí y le metí toda la lengua.
Cuando nos despegamos tenía una cara de excitado inigualable, por lo menos disfrutó mamándomela.
Esa semana me la tragó todos los días, hasta de a tres veces por tarde y siempre me gustaba escucharlo decir mientras me besaba los huevos, que mi pinga era rica como un jamón.
El lunes por la noche yo me iría una temporada para la Capital, y el domingo me acerqué hasta su casa a hablar con su mamá.
Carlitos salió contento a recibirme y avisó a su madre quién pronto salió en un short diminuto y con un top con transpatencias que le marcaban perfectamente sus pezones.
<<Holaaaa.
¿Vienes por el dinero de la semana de mi hijo?>>.
🙂
<<No, sólo le venía a recordar que ésta semana si es seguro que me vaya, así que no podré enseñarle más>> 🙁
<<Ayyy que lástima, Carlitos ya estaba aprendiendo mucho y le gustaba que tu le enseñaras, parece que tu si tienes paciencia con los niños, porque ese ya a las 12 del medio día se iba a bañar para irse a las clases, yo tenía que frenarlo porque aún no era la hora>>
<<hehehe, que loco el carlitos vale.
>>
La cara del niño era de no muy buenos amigos, igual que la de su madre que se dió la vuelta para que apreciara su culo mientras iba a buscar algo de dinero para darme.
Aunque le insistí que no era nada, que lo había hecho con todo el placer del mundo, ¡y qué placer!, ella igual trajo algo de plata que me obligó a tomar.
<<Toma, no es mucho, pero es algo, luego cuadramos mejor tu y yo>> poniendo sus manos en mis hombros de esa forma tan puta que ella tenía para conmigo.
Por otro lado Carlitos quedó con su carita triste.
<<Chao maestro>> me dijo, como si supiera que ya lo nuestro no se repetiría.
Pasaron los años y ciertamente nunca más se repitieron los encuentros con ese carajito.
Ahora tiene como 14 años y sigue estando medio pasmadito, supongo que no se ha desarrollado mucho hasta lograr estirarse, sigue teniendo su misma carita bonita, y nunca más se volvió a escuchar un sólo chisme de él ni se puso en tela de juicio sus prefencias, parece que todos olvidaron aquellos incidentes.
Carlitos es ahora sólo Carlos, un muchacho pelionero, mal estudiante, rebelde, con malas costumbres y que anda siempre con puros malandrines del barrio.
Nada quedó de aquel niño inocente al que por poco desvirgué.
Sólo esperaré el momento preciso de su debilidad con relación a sus gustos juveniles.
Y cuando se me resbale, ahora con mi profunda experiencia, no lo dejaré irse tan liso.
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