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Gays

Carlos seducido por un desconocido (Relato hecho con IA)

Carlos va a una discoteca por primera vez y es seducido y pierde su virginidad.

«Bajo la Luz de la Luna»

La música de la discoteca latía como un segundo corazón en el pecho de Carlos. A sus 20 años, era su primera vez saliendo solo, decidido a probar suerte. El olor a alcohol barato y colonia dulce se mezclaba en el aire mientras se acercaba a la barra, pidió una cerveza y trató de parecer seguro.

Fue entonces cuando lo vio.

Miguel, 28 años, con una sonrisa que prometía experiencia y unos ojos oscuros que parecían adivinar sus pensamientos más íntimos. Se acercó con la elegancia de quien sabe que no necesita prisa.

—¿Siempre tomas solo?— le preguntó, su voz un rumor bajo el estruendo de la música.

Carlos sintió un escalofrío.

—Depende de la compañía— respondió, tratando de que no le temblara la voz.

Miguel sonrió, como si esa respuesta lo hubiera divertido. Le ofreció un trago, y aunque Carlos sabía que debía tener cuidado, algo en la forma en que este hombre lo miraba lo hizo aceptar.


🔥 La Seducción: Juego de Cuerpos

La pista de baile se convirtió en su territorio. Miguel no lo tocó de inmediato, pero cada vez que Carlos se movía, él estaba allí, más cerca, más caliente. Hasta que un ritmo lento empezó a sonar, y entonces no hubo distancia.

La mano de Miguel en su cintura lo atrajo contra su cuerpo. Carlos sintió la firmeza de su torso, el calor que irradiaba incluso a través de la ropa.

—Nunca lo has hecho, ¿verdad?— murmuró Miguel contra su oído, los labios rozando su piel.

Carlos tragó saliva.

—¿Tan obvio soy?—

Miguel rio, una vibración profunda que Carlos sintió en todo su cuerpo.

—No. Pero sé reconocer cuando alguien está esperando a que le enseñen.

Y entonces, con un movimiento calculado, deslizó una mano por su espalda, bajando hasta justo donde empezaba su jeans. Carlos contuvo un gemido.

—Ven conmigo— ordenó Miguel, no como una súplica, sino como una certeza.


🏠 En la Casa de Miguel: La Iniciación

El departamento estaba en penumbras, solo iluminado por las luces de la ciudad que se filtraban entre las cortinas. Miguel lo empujó suavemente contra la puerta, atrapándolo con su cuerpo.

—Nervioso?— preguntó, mientras sus dedos desabrochaban el primer botón de su camisa.

Carlos negó, aunque sus manos temblaban.

—Mentiroso— sonrió Miguel, pero no con burla, sino con algo que parecía… anticipación.

Le quitó la camisa con lentitud deliberada, dejando que sus dedos recorrieran cada nuevo pedazo de piel descubierta. Carlos jadeó cuando esos mismos dedos encontraron sus pezones, pellizcándolos suavemente.

—Aquí nadie te juzga— murmuró Miguel—. Solo siente.

Y entonces bajó, arrodillándose frente a él, desabrochando su jeans con los dientes. Carlos apenas podía respirar.


💥 El Desenlace: Dominio y Entrega

Miguel lo llevó a la cama con manos firmes. Le enseñó todo con paciencia y una seguridad que hacía que Carlos se derritiera.

—¿Estás seguro?— le preguntó por última vez, ya sin ropa entre ellos, su cuerpo aplastándolo contra el colchón.

Carlos asintió, sin palabras.

Miguel no lo decepcionó. Le hizo sentir cada caricia, cada mordisco, cada penetración lenta y calculada para llevarlo al borde sin lastimarlo.

—Relájate…— le ordenó, mientras sus labios seguían el camino que sus dedos habían marcado antes, bajando por su cuello, su pecho, deteniéndose a saborear cada pezón endurecido. Carlos arqueó la espalda, las manos aferrándose a las sábanas.

—No puedo…— jadeó, sintiendo cómo su cuerpo respondía por sí solo, cómo el placer lo invadía sin permiso.

Miguel sonrió contra su piel.

—Claro que puedes. Solo déjame hacerte sentir bien.

Y entonces bajó más, hasta donde el cuerpo de Carlos temblaba de necesidad.

Carlos gritó cuando la boca caliente de Miguel lo envolvió por primera vez. Las manos del mayor lo sostuvieron firme, evitando que se arqueara demasiado, controlando cada movimiento.

—Miguel… ¡voy a…!

Pero Miguel lo soltó en el último momento, dejándolo al borde, frustrado y temblando.

—Todavía no— le dijo, subiendo para besarlo con la misma boca que acababa de volverlo loco—. Quiero que recuerdes esto.

Y entonces, con una mano empapada en lubricante, lo preparó con dedos expertos, encontrando ese punto dentro de él que lo hizo ver estrellas. Carlos gimió, perdido en una ola de sensaciones que nunca antes había sentido.

—¿Listo?— preguntó Miguel, alineándose entre sus piernas, sus ojos oscuros fijos en los de Carlos.

Carlos solo pudo asentir, sin aliento.

El primer empuje fue lento, dolorosamente lento, dando tiempo a Carlos para adaptarse. Miguel lo besó profundamente, tragándose sus gemidos, sintiendo cómo el cuerpo debajo de él poco a poco se abría, se relajaba, lo aceptaba.

—Así… buen chico…— murmuró contra sus labios, avanzando otro centímetro.

Hasta que por fin estuvo completamente dentro, y ambos jadearon al unísono.

Miguel comenzó a moverse entonces, con embestidas profundas y calculadas, cada una buscando ese punto que hacía que Carlos se retorciera. Pronto encontró el ritmo perfecto, y el cuarto se llenó de sonidos húmedos, de jadeos, del golpe de piel contra piel.

Carlos, en un arranque de valentía, lo rodeó con las piernas, atrayéndolo más profundo todavía.

—Más…— suplicó, y Miguel no pudo negarse.

La mano de Miguel se cerró alrededor de la erección de Carlos, moviéndose al mismo ritmo que sus caderas. No tardó en sentir cómo el cuerpo debajo del suyo se tensaba, cómo los músculos de Carlos se contraían alrededor de él.

—Vas a venir para mí…— le ordenó, y Carlos obedeció con un grito ahogado, derramándose entre sus dedos.

El espasmo de Carlos fue suficiente para llevar a Miguel al borde también. Con un gruñido ronco, lo enterró hasta el fondo una última vez, dejándose ir dentro de él.


🌙 El After

Miguel se desplomó a su lado, ambos jadeando, cubiertos de sudor. Pasaron varios minutos antes de que cualquiera pudiera hablar.

—¿Estás bien?— preguntó Miguel al fin, acariciando el costado de Carlos con ternura inesperada.

Carlos, todavía sin aliento, sonrió.

—Nunca mejor.

Miguel rio, atrayéndolo contra su pecho.

—Bien… porque esto fue solo el principio.

FIN

84 Lecturas/10 junio, 2025/1 Comentario/por jeraro
Etiquetas: alcohol, chico, ia, mayor, metro, primera vez
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1 comentario
  1. AlexeyVolvok Dice:
    10 junio, 2025 en 9:55 pm

    Hola me encanto el relato me podrías pasar la IA me gustaría usarla también

    Accede para responder

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