Carnavales: primer contacto sexual.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por luisjose1985ab.
Hoy soy Cristian y esta es parte de mi historia.
Las clases habían sido tan estresantes para lo que iba de semestre que esta fiesta en especifico eran lo mejor que nos podía pasar a nosotros.
Entre bailes en plena calle con los amigos, el alcohol y la jodedera típica de los carnavales fue pasando la noche.
Pasado de las 12 sentí una mirada sobre mí, de esas que llaman tu atención y haces contacto directo, y allí estaba él, con una sonrisa invitándome a que fuera.
Me sentí tentado pero desistí de la idea, no quería malas jugadas en mis vacaciones y en un pueblo que poco conozco.
No sé si les ha pasado que ven a un carajo con pinta de macho, con esa seguridad, con ese aplomo al caminar que podría tener a todas las carajas a sus pies y uno lo que siente es ganas de tenerlo en 4 patas recibiendo pipe de manera brutal.
Eso me pasaba con él pero yo soy un maldito cortado, se que algún día prenderé en candela al closet y las cenizas las utilizare como pimienta pero así estoy desde hace tiempo, 20 años no vividos plenamente.
Terminada la canción apareció él, llamo a una amiga de mi grupo para saludarla y sentí algo de alegría, se estaban abriendo las puertas del cielo.
Unos ojazos marrones claros penetrantes, una tremenda sonrisa y se veía atlético.
-Que bueno son estos pueblos- exclame para mí mismo, mientras me lo presentaban.
Se llama Freddy.
Él siguió con nosotros la rumba, ese carajo me tenía tentando.
Cada movimiento para acercarse a mí y sus jugarretas como buen oriental estaban provocándome que quisiera cogérmelo allí mismo frente a todos.
Pero mis instintos animales no podían salir a flote aunque quería meterle mi guevo de 19 cm hasta el fondo de un solo empujón y darle con todas mis ganas hasta que me vaciara en su culo, pero no, debía ser responsable.
Me aparte del grupo, buscando serenidad.
No sabía lo que pasaba, si era que el humo que estaba en el ambiente era de una droga que me estaba volviendo loco, o era el alcohol no sé, pero es que este chamo me tiene casi eyaculando en los pantalones.
El sabía lo que hacía, cuando minutos atrás bailando “de forma descuidada” pego sus nalgas a mi verga y al ritmo del baile con todos presente, de manera disimulada me las meneo en todo el paquete.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAA maldita sea-pensé.
Allí estaba yo, recostado de una pared fumándome un cigarro como el propio estúpido mientras veía a todos bailar y con eso me refería a mirarlo disimuladamente.
Dos cigarros seguidos después me despedí de todos, me iba a la casa de unos familiares, igual dentro de poco amanecería.
Iba por la calle echando madres, si bien mi bisexualidad es conocida por algunos de mis amigos, esa forma de acercarse me intimidaba, me hacía sentir culpable, sacaba cosas de mí que me hacia irreconocible o totalmente reconocible para mí mismo.
En aquel entonces no tenía mucha experiencia.
Dos cuadras después oí que me llamaban pero ignore.
Estaba centrado en mí, en esa negación y después lo contrario, en ese miedo que me tengo en esa pelea interna cuando haces algo y todo se vuelve una tormenta, así era yo.
-Me regalas uno-dijo Freddy, colocándose a mi lado como si me conociera de toda la vida.
No supe cómo reaccionar, entre acelerado y torpe fui a sacar un cigarro pero la caja se me resbalo y con reflejos el agarro la caja a pocos centímetro de mi mano.
-¿Nervioso?, no tengas miedo pana, yo no te voy a comer-Dijo Freddy dibujando una sonrisa en su cara.
No podía decir nada, me había comido la lengua, que arrechera sentía en ese instante estaba que me partía la cara con mi propio puño.
¿Por qué soy tan bobo?.
-Imbécil-Me llame a mi mismo en voz baja por reflejo.
-¿Cómo?-dijo el moreno.
-Tranquilo era para mí mismo -Dije yo.
-Entonces te acompaño en tu silencio-Mientras seguía sonriendo.
Yo estaba hecho mierda.
Mi cara seguía al frente, menos mal que era moreno y casi no se nota lo rojo de la cara y él seguía allí, aunque ahora silbando una canción que no reconozco y yo sin poder mirarle a la cara pero algo más relajado.
-Yo sé que te gusto ya eso lo dejaste claro con tu comportamiento y no sé porque eres tan enrollado, a mí también me gustas y te invito a pasarla bien como adultos sin rollos-Dijo Freddy con una voz calmada y seria que no mostraba la excitación de la fiesta de hace unos minutos.
Sin una respuesta de mi parte, pasando por una calle oscura me empujo contra una pared y me robo un beso, un suave y único beso, luego me miro a los ojos y no vio rechazo ahora si fue en serio y yo correspondí.
El sabor a cerveza, su colonia, su forma de sujetarme una mano mientras con la otra sin ningún tipo de frenos empezó a tantear mi mercancía me estaban quitando todos los frenos.
Yo no me quede quieto había pasado una mano por debajo de su camisa y sentía sus abdominales luego aproveche de palpar sus prominentes nalgas.
Así estuvimos unos minutos hasta que oímos grupos de personas que se acercaban.
-Vamos a mi casa-me dijo.
-guíame- respondí mientras arreglaba mi paquete dentro del blue jeans.
Si les soy sincero a partir de ese momento las agujas del reloj se dispararon.
El tiempo parecía ir más rápido de lo normal.
Nuestras ganas eran tremendas cada calle o rincón oscuro era para nosotros el sitio ideal para desatar nuestra calentura y que forma de besarnos, de tocar y masajear lo que cada uno había ofrecido para el otro.
Borracho por el alcohol y de lujuria, la llave para abrir la puerta entro de una.
Fue como si esa habitación nos llamara, a los segundos ya estábamos sobre la cama y sin camisa.
Yo encima de él, besándole el cuello, las orejas, mordiéndole los labios, restregando paquete con paquete y tocando cada uno de sus músculos duros.
Que ganas de devorarlo tenia, ya no era yo, era a eso que tanto le tenía miedo a un instinto animal con un solo propósito, sexo duro, sin complicación y la mayor cantidad de placer.
En un cerrar y abrir de ojos, caí a la cama empujado por Freddy.
Sus dientes en mis tetillas y sus manos amasando lo ya duro.
El no quería perder mucho tiempo, bajo besando y chupando mis abdominales hasta llegar a mi verga que estaba dura bajo la tela del jeans.
Me dio una mirada mientras soltaba los botones para liberar mi guevo que más duro no podía estar.
-Así me gustan las vergas-Dijo Freddy cuando la saco del jeans.
Sacándome la ropa completamente, quería hacerme sufrir, beso mis muslos, mis pies, mis rodillas, mis bolas hasta que paso su lengua por todo la raja de mi verga sorbiendo las gotas de preseminal que salían de ella, que escalofríos sentí en ese momento, que ganas de clavársela completa hasta la garganta sentí.
Con su mano en la parte más baja de mi verga apretándola con firmeza y su lengua recorriendo los límites del glande con el tronco, y a veces haciéndome sufrir con aquellos chupones que ejercía en el frenillo.
affff.
Acariciaba desde las bolas hasta la punta de mi guevo, llenando todo de saliva, probando todo mi sabor, recorriendo cada sitio, no quedo nada por probar.
Yo moría de placer, no hay algo más placentero que te la mamen con devoción.
Que rica se sentía su lengua acariciando mis bolas, con toda mi verga hasta el fondo.
Su boca subía y bajaba, humedeciendo todo.
Yo elevaba mi cintura buscando placer, lo húmedo y caliente de aquella boca me tenía loco, en especial su profundidad.
Con una seña le dije que subiera, quería probar mi sabor en su boca y así lo hizo, sin despegar su boca de mi cuerpo jugando con mi ombligo, lamiendo mis abdominales, haciéndome gritar por el daño placentero que le hacía a mis tetillas y besando mi cuello hasta llegar a mi boca.
Mis manos acariciando cada una de sus nalgas que apenas estaban descubiertas por su jean, su piel ligeramente bañada de sudor y nuestras vergas bañándose en líquido preseminal y parte de su saliva.
El calor de nuestros cuerpos y la sed por las sensaciones.
Él se ofreció a mí en cuatro patas, ver ese culo me hacia delirar.
Tome un poco de lubrix que él había sacado de una gaveta y metí uno de mis dedos hasta el fondo como había visto en las pornos y leído en internet.
Metí dos de mis dedos con lubricante y le di vueltas para lubricar más.
Ese culo estaba preparado, -este chamo sabe a lo que iba-pensé.
Freddy destapo un condón y como un profesional me lo puso con la boca, que vaina mas buena era este chamo.
Adopto de nuevo su posición inicial y abrió sus nalgas con las manos.
Puse un poco de lubricante a la punta de mi verga y no espere más.
Coloque mis manos en su cintura para tener firmeza.
El glande toco la entrada de su culo ejercí presión hasta que entro la punta, ahora es que venía lo bueno.
Fui entrando lentamente sin parar hasta que llegue a la mitad de mi verga, espere unos segundos y volví a la carga, hasta que sus nalgas chocaron conmigo.
Un leve gemido había salido de su boca.
Muchos niegan su lado animal pero ese impulso a tirar como unos salvajes no lo puedo negar, me gusta y aunque tenía que controlarme, no era yo en ese momento, metí y saqué mi guevo de uno solo.
-Que culo tan rico tienes-le dije.
El en respuesta hecho su cuerpo hacia atrás, clavándosela toda y volteo la cara con una sonrisa que hizo que me aprovechara de él.
Saque media verga y se la clave de una, el en respuesta dio un gemido y se volvió a echar hacia atrás.
Si lo que quieres es guevo entonces toma guevo-Le dije con una gran sonrisa ya sin pena.
Agarre su cintura y comencé a meterla y sacarla más rápido, sus gemidos inundaron la habitación.
Cada metida lo hacía estremecer y yo no paraba por nada de este mundo.
Yo le daría lo que él quería.
-Quieres que te parta el culo, toma-Le gritaba.
Sentía como ese culo me apretaba, como cada una de sus contracciones me hacían sentir placer y yo quería que sintiera todo.
Sacaba mi verga solo dejando la cabeza adentro y arremetiendo hasta el fondo, estaba perdido entre el alcohol, nuestros sudores entre la sed del sexo y el animal interno, no pensaba en mas nada sino en metérsela más adentro, en saciar la sed y sentir más y más.
Ahora Freddy estaba en la cama boca arriba y yo dentro de sus piernas en misionero, la forma en que su respiración agitada sonaba en mis oídos me excitaban más.
Cuerpo contra cuerpo y yo queriendo meter hasta las bolas dentro de ese culo.
Sus gemidos se escuchaban en toda la habitación y yo jugaba con mi pipe en su culo guiando la sinfónica que salía de su boca debido a la penetración.
Alce sus piernas y deje el glande en su entrada para meterla completa y comenzar a culear a toda máquina de nuevo.
Él estaba poseído con los ojos cerrados, gimiendo y haciéndose una paja monumental.
Lo ayudé con eso, escupí su verga y empecé a meneársela mientras le taladraba el culo.
-Para para para no quiero terminar- Dijo Freddy.
Pero el no impidió lo contrario empecé a hacérsela más rápida y un grito ahogado salió de su boca mientras bañaba su abdomen y pecho con crema blanca recién batida, quedando con la respiración agitada en la cama y con una cara de fragilidad que me excitaba más.
Masajee su leche en su cuerpo y le di un poco de mi dedo, que casi se lo traga completo con todo y mano.
Salí de su culo y me acosté a su lado con mi verga aun parada, él vio mi estado y vino por mí.
Quitó el condon y luego beso mis bolas y mi verga, jugando con mi tronco por su cara y llenándosela de presemen.
Dicen que los ojos son la ventana del alma y yo lo confirmo, con mi guevo en la boca hasta el fondo su mirada denotaba solo una cosa, lujuria y más lujuria.
Como solemos hablar mis amigos heterosexuales y yo de nuestros ligues, tenía una cara de perra que no se le quita ni con agua bendita.
Freddy vio mi reacción y no soltó mi verga hasta que cada chorro fue soltado en su garganta y se trago todo con devoción.
Limpio cada centímetro de mi sexo y luego fue en busca de mi boca para pasarme los líquidos, los cuales trague sin problemas.
Nos abrazamos y me hundí en la oscuridad.
Al día siguiente desperté desnudo en un cuarto que no conocía, estuve unos minutos dándole vueltas a la situación y llegue a la conclusión que tuve sexo con un moreno del cual no recordaba el nombre, casi a oscuras sin nadie a mi lado no recordaba mucho aunque el dolor de cabeza y el sabor en mi boca delataba lo que había ocurrido.
Hundí mi cabeza en la almohada reprochándome la falta de consciencia.
Luego de aceptar la locura que había hecho solo me quedo buscar mi ropa pero no se veía por ningún lado y salí de la habitación.
Visualice mi ropa encima de un mueble y sin hacer ruido me dirigí hacia allá pero mi gran susto fue cuando apareció un señor como de 50 años totalmente desnudo y con tremenda manguera colgándole y saludándome a tres metros con una cara como de “te pille, yo sé lo que hiciste anoche”.
-Maldita sea, maldita sea, MALDITA SEA-pensé-mírale la cara no la anaconda.
CONTINUARÁ.
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Besos negros para todos.
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