Carta de reyes magos.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Personajes:
Aldo: Adolescente, moreno claro, curioso, gay de closet.
Marco: Hombre, moreno, maestro, delgado, barbón, personalidad fuerte y autoritario.
Juan: Hombre, moreno, maestro de educación física, fuerte, cuerpo definido
ambos tienen edad aproximada entre 28 y 30 años.
Antes que nada, me presento mi nombre es Aldo y la historia que les voy a contar
comenzó un día antes del día de reyes, yo soy un chico fanático del futbol, me
encanta todo lo relacionado con el futbol, así que para el día de reyes pedí un
balón y algunos otros accesorios de futbol como tachones, medias, etc.
Al siguiente día de dejar mi carta, baje emocionado para ver lo que me habían traído
los reyes magos, me trajeron todo lo que había pedido y como era de esperar
estaba ansioso por salir a jugar con mis juguetes a la calle.
Después de abrir todos
los regalos y de jugar por un rato llego mi amigo Ricardo a mi casa para jugar con
los juguetes que nos habían traído.
Así que comenzamos a jugar futbol los dos en
la calle con el balón nuevo que me acababan de traer los reyes magos, cuando
menos lo esperábamos ya se nos habían unido varios amigos de la cuadra para
jugar, con toda la emoción del juego, golpeamos varias veces algunos portones de
las casas de los vecinos, uno de ellos era la casa donde vive Juan y Marco, dos
compañeros de trabajo que se habían mudado hace no mucho tiempo.
Marco estaba preparando su clase para el día siguiente así que ya estaba muy molesto
por el ruido que estábamos ocasionando, en repetidas ocasiones nos había
advertido que nos fuéramos a jugar a otro lado o nos quitaría el balón, pero no
hicimos caso y para colmo el balón termino volándose a su casa.
Todos corrimos a escondernos porque pensamos que nos iba a regañar, paso el
tiempo y mis amigos se fueron metiendo a sus casas, durante toda la tarde pase
pensando que iba a decir en mi casa cuando llegara sin el balón, tenía mucho
miedo porque si decía alguna mentira sobre como perdí el balón y después el
señor Marco iba a mi casa y le daba la queja a mi mamá, a mí me iba a ir muy mal.
No sabía qué hacer y ya estaba anocheciendo estaba muy preocupado y triste
porque ya no iba a recuperar mi balón.
Me senté frente a la casa del señor Marco
pensando en una manera de sacarlo, pero cualquier intento parecía imposible de
realizar sin empeorar más las cosas.
El señor Marco me observo por la ventana en
repetidas ocasiones y vio que llevaba mucho tiempo sentado ahí afuera, después
de unos minutos salió por la puerta y me hizo una seña con la mano en señal de
que me acercara.
Yo fui, pero estaba algo nervioso pensando que él me iba a regañar,
Marco: ¿Qué quieres aquí afuera de mi casa? (dijo con una voz muy gruesa)
Yo estaba atemorizado y le dije.
Aldo: quería ver si me podía regresar mi balón.
Entonces el señor Marco se puso pensativo miro alrededor de la calle y dijo:
Marco: Pásate
Estaba asustado, no quería entrar, pero si no recuperaba el balón me iban a
regañar así que decidí entrar más por el miedo que imponía que por las ganas que
tenia de entrar.
cuando pasé él me dijo toma asiento, así que me senté, él estaba
parado junto a la puerta y dijo:
Marco: ¿Porque tienes esa cara de asustado?
Aldo: Porque me van a regañar en mi casa si no llego con el balón.
Conteste tratando de evadir la verdad que era mi miedo por el señor Marco.
Marco: Bueno, pero yo les dije que se fueran a jugar a otra parte, porque no
hicieron caso
El temor me enmudeció y solo encogí los hombros.
Entonces el me pregunto.
Marco: ¿Vas a querer recuperar tu balón?
Y yo asentí con la cabeza.
Entonces él dijo.
Marco: Tómalo.
Ahí está (señalando en dirección al balón).
Cuando ya iba a tomar el balón.
Escuche su voz diciendo.
Marco: Si te lo vas a llevar vas a tener que hacer algo por mí.
Entonces me detuve antes de tomarlo y con voz temblorosa dije.
Aldo: ¿Que tengo que hacer señor Marco?
El señor Marco miro en dirección a su pene que se estaba poniendo como piedra
debajo de su short.
Aldo: No entiendo señor Marco.
Entonces el señor Marco cerró la puerta, se bajó el short y dijo ven hijo no tengas
miedo.
Al verme muy quieto, él se acercó a mí y empezó a besarme, me agarraba
mis pequeñas pompis con mucha fuerza y en esa misma acción me restregaba la
punta del pene cerca del ombligo, entonces tomo mi mano y la dirigió a su miembro
para que lo masturbara, para mis manos pequeñas ese pene era muy
grande, tenía que tomarlo con las dos manos para masturbarlo cuando de repente
se escucha el sonido de las llaves cuando salen del bolsillo y se dirigen a la puerta
para abrirla, Marco voltio espantado hacia la puerta y con su cuerpo trato de
cubrirme como reacción al ver la puerta abriéndose, en eso entro Juan y dice:
Juan: ¿Qué está pasando aquí Marco?
Marco: Cierra la puerta ahorita te explico.
Juan estaba algo desconcertado, pero obedeció a Marco y cerró la puerta.
Entonces Marco me dice, Mira niño vete al cuarto de enfrente y enciérrate ahorita
voy para allá, mientras se subía su short.
En el cuarto se oía que discutían
Juan: Que te pasa Marco es un niño, te puedes meter en problemas.
Marco: Tranquilízate no pasa nada, él no va a decir nada.
Yo estaba en el cuarto preocupando porque ya era tarde y seguro me estaba
buscando mi mamá enojada por la calle, pero no tenía el valor para salirme de ahí.
Después de unos minutos, seso la discusión y se oyó la voz gruesa de marco
diciendo.
Marco: Niño ya puedes salir ven para acá.
Cuando salí Marco y Juan estaban desvestidos.
Entonces Marco me jalo de la camisa y dijo que vengas niño, me quitaron toda la ropa, me pusieron de rodillas y
me pusieron sus penes en la cara, con mi boca inexperta comencé a meterlos en
mi boca, Marco era muy agresivo me tomaba de los pelos y hacía que me metiera
todo su pito en la boca, mientras yo estaba de rodillas chupándole el pene a
Marco, Juan estaba de curioso tocando y lubricando por encima mi ano con su
dedo, se ponía saliva en la punta de la llena y lo deslizaba por todo alrededor de
el, después inesperadamente empecé a sentir su lengua de arriba a abajo
lamiendo y succionando mi pequeño agujero, mi pene estaba a punto de reventar
y cuando lo toque estaba completamente mojado.
Después de unos segundos
Juan se hinco detrás de mí y me susurro al oído.
Juan: Tranquilo niñito no te asustes esto te va a doler un poco.
Así que Juan en una maniobra se pegó lo más que se pudo a mí, metió sus brazos
debajo de mis axilas hasta tomar mis hombros y se dejó ir hacia atrás, en ese
momento mis nalguitas quedaron sobre su pene erguido, tomo un poco de saliva
de su boca y la puso alrededor de su glande, mientras con la otra mano un dedo
juguetón seguía lubricándome
Juan: Ya está, mételo poco a poco
Como era mi primera vez tome el pene tratando de meterlo, pero no podía y me
dolía mucho, Marco se estaba desesperando y me dijo:
Marco: Anda niño que nos va amanecer.
Cuando ya estaba a punto de entrar Marco me tomo por los hombros y me empujo
hacia abajo para insertar de un solo golpe el pene de Juan, el aire se escapó de
mis pulmones, y un dolor intenso me hacía pensar que debía irme, pero entonces
Juan empezó a deslizar su pene poco a poco dentro de mí, mientras Marco me
tomaba de los pelos y hacía que se la chupara, unos minutos después pareciera
que a Juan se le había olvidado que era un niño porque comenzó a taladrarme
muy duro, sus manos rasposas apretaban mi cintura con mucha energía mis
nalgas golpeaban con mucha fuerza en su cuerpo lleno de sudor, mientras yo
gemía de dolor, mis gemidos se estaban convirtiendo en gritos y Marco trataba de
silenciarme mintiendo su verga entre mis labios, Juan no paraba y cada vez lo
hacía con más velocidad hasta que sintió que se iba a venir, una pequeña
cantidad de semen caliente derramo dentro de mi recto, mientras un corto ¡Aaaa!
de alivio escapaba de su boca Juan me dijo que me levantara y así lo hice, los 3
estábamos de pie y yo estaba en medio de los dos, ambos empezaron a besarme
por todas las partes de mi pequeño cuerpo, en eso Juan me tomo de la cintura,
me levanto, y mi mano quedo rodeando su cuello mis piernas quedaron
entrelazadas entre la cintura de Marco, dándole la oportunidad de que me
penetrara, entonces sentí la cabeza de su pene acercándose a mi entrada, el
trataba de introducirla, pero era muy grande, con mi mano libre empujaba la cintura
de Marco para que se detuviera, pero a él no le importaba, la empujaba con más y
más lujuria, yo podía ver todas las ansias y el deseo en su rostro porque su verga
estuviera dentro de mi pequeño orificio, yo movía mi cadera hacia arriba porque el
dolor era insoportable, entonces el muy bestia con sus dedos me pico debajo de
las costillas, y cuando baje la guardia, me la dejo ir entera, sus envestidas eran
lentas, pero en cada entrada se aseguraba de insertar cada centímetro de esa
verga cabezona, en mi espalda sentía los pectorales bien definidos y sudorosos
de Juan, sus dedos me acariciaban la punta de mis pezones con mucha
delicadeza, mientras su lengua entraba en mi oído y daba pequeñas mordidas en
el lóbulo de mi oreja, pasados unos momentos me bajaron y me pusieron en 4
patas ahí los se dieron gusto conmigo, primero comenzó Marco metiéndome su
trozo, su estilo era lento, pero hasta al fondo, lo sacaba, esperaba unos segundos
a que me distrajera y después me la dejaba ir de golpe, yo sentía como mi ano se
cerraba y se abría de nuevo como si fuera la primera vez que me la metió, Juan
comenzaba a escupir saliva en mi ano mientras Marco me penetraba, de repente
sentí como mi ano se empezaba abrir más, yo les decía que pararan, pero Marco
me la metía más duro para cerrarme la boca, entonces fui sintiendo como uno por
uno iban entrando los dedos de Juan junto con el pene de Marco, mi ano al
principio me dolía mucho pero poco a poco se iba acostumbrando, cuando vieron
la calma en mi Juan se recostó en el piso, me puso sobre el con mi cara frente a la
suya, mis rodillas quedaban a los costados de su abdomen, con sus manos
apunto su verga y lo metió en mi hoyito, el me jalo así adelante para comenzar a
besarme, pero era solo una trampa para poner a su presa lista para devorarla, de
pronto Juan me abrazo y entrelazo sus piernas con las mías, evitando que me
moviera, en esto Marco soltó un escupitajo justo en la entrada de mi culo y lo iba
juntando con su pene a mi entrada, ahí fue cuando me di cuenta de lo que iba a
pasar, entonces trate de moverme, pero Juan me apretaba más fuerte y me decía:
Juan: Tranquilo nene, relájate, ya pasara.
Marco empezó a empujar su palo hacia dentro de mí, pero era muy angosta mi
entrada, yo recosté mi cabeza sobre el pecho de Juan, mientras Marco ponía mas
saliva, y continuaba intentando meterla, pero parecía que no iba a resultar, así que
Juan le dijo que esperara y me comenzó a atornillar hasta que su semen se
derramo por dentro, Marco tomo con sus dedos algunos restos del semen para
lubricar mi ano por fuera, entonces Juan volvió a meter su pene que permanecía
erecto dentro de mi recto, y repito la misma acción me aprisiono contra su cuerpo
mientras Marco con toda su fuerza se abalanzaba sobre mí para meterlo, hasta
que un grito mío anuncio la entrada de su verga, ahí permanecieron quietos hasta
que me acostumbrara, yo les decía que ya me la sacaran, pero mis palabras
parecían mudas para sus oídos, después de unos minutos la acción comenzó,
Juan me soltó y comenzó a masturbarme, mientras Marco me penetraba,
entonces comencé a sentir unos pequeños calambres en mis pies, mis ojos se me
cerraron, y de pronto una oleada de semen derrame sobre el abdomen de Juan,
caí rendido sobre su pecho, mientras Marco terminaba dentro de mí, rendido se
dejo caer sobre mi espalda para abrazarme, en la misma posición giramos y nos
quedamos acostados los 3 por unos minutos, yo permanecía entre los dos,
consentido por sus abrazos y sus besos.
Desde aquella noche, persuadía a mis amigos para ir a jugar frente a la casa del
señor Marco.
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