Casado de vacaciones
En un viaje escolar que organizo, conozco a un casado .
Primero que nada me describo, ya he publicado otras anécdotas aquí, pero, nunca esta de más.
Mido 1.77, delgado, moreno, cabello ondulado que me gusta traer casi siempre un poco largo y alborotado, ojos café, nalgas pequeñas pero bien paraditas y duritas.
Trabajo en una escuela preparatoria, de ahí he conocido infinidad de personajes… Esta me ocurrió justo antes de la pandemia, organicé una salida con un grupo en el que visitaríamos una universidad para conocer el estilo de vida universitario y las ofertas educativas de esta ciudad.
Total que a partir de cierta hora ya habíamos acabado con la parte formativa y seguíamos con su visita por la ciudad, lo dejé vagar y les pedí verlos en un punto especifico a cierta hora, yo me fui a comer a un restaurante que me encanta de la ciudad y ahí comienza todo, un tipo en otra mesa me lanzaba miradas, cabe recalcar que estaba con otras dos personas mayores y una chica de su edad, además de un bebé en su carriola (después me enteré que era su esposa y suegros).
Total que almorcé, pagué y salí, su mirada fija en mi era tan fuerte… pero al parecer nadie en su mesa notaba lo que sucedía. Andaba en las calles del centro de la ciudad y me topé a este grupo de personas nuevamente, ahora de pie me llamó aun mas la atención, era más alto que yo calculo 1.85, cabello castaño, de cuerpo grueso, pero pecho y vientre planos, piernas gruesas que se marcaban genial en el pants ajustado que usaba, se notaba que mucho tiempo le metió duro al gym.
Me senté en una banca y ellos en la de al lado. Lo próximo fue el descaro desde mi punto de vista.
-Ay amor, creo que algo me hizo daño, me esta doliendo el estomago, creo que me regresaré a descansar un rato.
-¿Quieres que vuelva contigo?
-No, mejor ve con tus papás, igual ya pagamos lo del recorrido
-Ok amor, en mi maleta traigo varias pastillas, tomate unas para que te recuperes.
En eso voltea a verme y me cierra el ojo… Obvio sabía lo que eso significaba, esperé que avanzara un poco y cuando volteó a verme y movió la cabeza en señal de «sígueme» me levanté discretamente y ahí voy; en la primera esquina me estaba esperando y la típica conversación mientras caminábamos, ¿de dónde eres? ¿Qué rol? etc… afortunadamente era activo y yo pasivo.
Llegamos a un alojamiento a un par de cuadras, una casa antigua (como todas las de la ciudad, al menos en el centro), para esa época no era tan checado eso de que si entrabas con alguien más, que si cámaras; nos dirigimos a una habitación, la que estaba compartiendo con su mujer, nos quitamos todo, cada uno por su lado, ya desnudos nos empezamos a acariciar, su cuerpo era desde mi gusto perfecto, ligeramente velludo, el pubis recortado, circuncisión, pene de unos 17 cm, blanco y de rosa cabeza, huevos grandes que colgaban majestuosamente dentro del escroto, unas piernas que quería que me estrangularan, nalgas deliciosas.
Empezamos a besarnos y frotar nuestros penes, intentaba amasar cada parte de su anatomía, que no quedara un roncón sin el cual recrearme el tacto. Él con sus manos apretaba, abría, frotaba mis nalgas (supongo que fue lo que más le gustó). Se recostó en la cama sin tender, con todo revuelto, flexionó sus rodillas deja un espacio en medio, espacio en el cual me pidió colocarme, tenía una vista privilegiada de su pene, huevos… que casi llegaban a su culito, pero aun así podía verlo, cerradito y con vellos muy finos de color castaño; me sumergí entre sus piernas, comía/devoraba su pene, sus huevos, mi mejor esfuerzo en años por complacer a un hombre y el gemía y sujetaba mi cabello suavemente, caso contrario de sus piernas que me aprisionaban firmemente entre ella, era la gloria eso. En algún punto su mano me indicó que baja más y pues ahí me tienen dándole unas lamidas en el chimuelo, muy limpio por cierto.
Después de unos minutos cambiamos de posición, ahora un 69 en el que me comía mi culito y yo su pene, no digo que hizo maravillas con su lengua, pero mal no estuvo.
Pasamos a la primera posición, en 4, lentamente su pene entraba en mi interior, nos valió y la neta no usamos condón (no lo hagan) un poco de crema para manos fue nuestro lubricante, entró rápido porque estaba super elevado con ese macho tan rico, sus embestidas eran profundas, después todo afuera y una estocada de nuevo, sentía delicioso como me llenaba, un pene que no es inmenso para que lastime y tampoco pequeño para que cause risa.
Siguiente posición, lo cabalgue mientras el estaba en una silla de la habitación, de frente nos veíamos directo, sudábamos pues hacía bastante calor por el sol que daba de frente a las ventas, en la misma ventana se veía a la azotea de la casa del frente, acondicionada para una terraza con sombra y todo eso de moda, si alguien subía podía vernos fácilmente (la verdad no se si eso pasó y nosotros ni en cuenta). En la posición de la silla cambiamos, mis manos estaban sobre la silla sosteniendo mi peso, mis piernas estiradas a su costado y así desde atrás me penetraba, rara y cansada posición, pero esta rica.
Volvimos a cambiar, ahora mis piernas en sus hombros le abrazaban el rostro, parecía quererme quebrar con cada metida, mi espalda se doblaba a ángulos que nunca había logrado.
Por último me colocó de frente a la ventana, a pesar de ser una ciudad turística, en esos callejones escondidos no pasa mucha gente, abrió las cortinas y fácilmente cualquiera en la calle y la terraza del frente podía verme, pero mi rostro estaba volteando a besarlo, mi pierna derecha sobre un taburete que acomodamos para facilitar la profundidad de la penetración. Después de casi 1 hora cojiendo llegó al clímax, su semen en mi interior.
Nos tiramos de nuevo en la cama, abrió las ventanas para que se saliera el olor a sexo, yo me recosté boca abajo para evitar manchas las sabanas en caso de que algo de su semen saliera de mi interior.
Despues de una media hora yo estaba ya pensando en irme porque se había quedado dormido, pero en esas estaba cuando me escuchó.
-Aún no acabamos
Y así, empinado en los barrotes de la ventana que ahora estaba abierta me empinó de nuevo, parecía yo un café cuando acabó, su semen anterior y la fricción hicieron una espuma abundante que me encantó y ahora tenía una segunda lechada en mi interior. Nos besamos un buen rato y de nuevo, ahora me recargo contra la pared y me cargo con sus brazos para de nuevo clavarme y de nuevo, más espuma, más leche adentro.
Delicioso, en esa tercera cojida nos detuvimos, ya era casi la hora de ir a encontrarme con mis alumnos, él decía que aun aguantaba otros dos, pero dentro de una hora, le expliqué la situación y me dijo que era una lastima porque cojimos muy rico, que hace mucho no lo disfrutaba tanto, ni le daban tantas ganas de repetir un palo tras otro.
En la conversación mientras me vestía salió que vivimos en ciudades a unos 20 minutos de distancia, nos pasamos el número.
Yo me fui así con la cola bien llena y embarrada de mecos, me excita eso, más con el cachetero que traía puesto.
Ya reunidos todos mis niños nos fuimos al autobús y yo iba hasta atrás, había un chico que no tenía filtros al hablar, pero esperó a que estuviéramos solos.
-Profe, huele a sexo
Me puse de mil colores
-Jajajajaja, esta bien que lo disfrutó el viajecito
-Ay hijo, no digas nada eh.
-No creo ser el único que le llega el olor.
Ahí quedó, nadie más me dijo nada. Después pasaron cosas con este chico, cuando se graduó, pero es para después.
Con Gibran (nombre del casado) nos seguimos viendo hasta la fecha, sigue manteniendo las ganas de cojerme un palo tras otro, una vez en un viaje que hicimos juntos me cojió en medio de la carretera, obvio algunos nos vieron, pero nos encantó, en ese viaje de dos días fácil cojimos unas 8 veces por día, mi colita lo resintió, pero estaba feliz.
No nos enamoramos ni nada por el estilo, simplemente ambos disfrutamos del otro sin compromisos.
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