Casi Angelitos – Mi Primo M De12 Parte 2
Aquí la segunda parte de esta historia donde comencé a ceder a mis impulsos carnales por la tentación de la suave piel de mi primito..
Antes de continuar te recuerdo que esta es una historia algo larga, más un conjunto de vivencias en mi despertar sexual, si quieres ir al relato fácil y 100% pajero te invito a pasar de largo, dicho esto y si decides quedarte, adelante.
Después de ese día la cosa para nada mejoró, por mi mente transitaban todo tipo de pensamientos de carácter acusatorio, la simple idea de recordar lo que había hecho y verme como un marica me provocaba náuseas. Tengo que aclarar que a mis dos primos de similar edad a la mía los veía casi siempre los domingos pero a M, a su hermano y a S (mi otro primo), los veía casi a diario pues todos estudiábamos en colegios de la misma zona y al salir todos convivíamos en casa de mis abuelos donde comíamos, hacíamos la tarea y nuestros padres nos recogían hasta la noche, también cabe destacar qué la casa de M estaba prácticamente anexada a la de mis abuelos.
Toda esa semana M estuvo detrás de mi y se comportaba de una manera extremadamente cariñosa conmigo, era como un gato restregando su cuerpo contra su amo, yo por mi parte estaba qué quería explotar por dentro, me tragaba las ganas de querer alejarlo a base de puntapies, pero mi paranoía aún estaba latente y temía qué cualquier movimiento brusco lo llevaría a contar el chisme.
Durante esos días evite por todos los medios ir a casa de mis abuelos y aproveché para ir a casa de mis compañeros a jugar videojuegos y hacer tareas, contrario a lo yo que era en mi seno familiar en el colegio era algo tímido, bastante aplicado y sin el afán de sonar presuntuoso contaba con algo de atractivo pues siempre iba pulcramente vestido, perfectamente peinado, usaba mis anteojos de armazón grueso y como mi abuela era la sastre qué proveía los uniformes al instituto, y le parecía horrible que los estudiantes llevásemos los pantalones y sueteres taaaan holgados como si fuéramos ancianos, optó por modificar ligeramente mi ropa, así que mi uniforme lo llevaba algo entallado qué para ese entonces aún no se hacía popular llevar los uniformes entallados y mucho menos entubados como es costumbre usarlos hoy en día, pero era otro tiempo y menos por ser un colegio católico, aún así estos ligeros arreglos a mi uniforme ayudaba a destacar un poco mi figura atlética ya que en su mayoría los chicos del colegio que en su mayoría o eran muy flacos y los pocos pasados de peso eran muy gordos, y todos usaban los uniformes tan olgados que no ayudaban en la estética de los estudiantes, yo para nada estaba mamadisimo ni mucho menos pero tampoco era el típico flaco escuálido, si era delgado y algo alto para mi edad (1.75) tenía algo de brazo pues estaba en el equipo de gimnasia en la escuela pero nada exagerado, solo lo suficiente para que no se me viera pura piel pegada al hueso y pero sí, estaba bien marcado de mi abdomen, con eso a mi favor y la manera en la que me vestía tenía un par de niñas detrás de mi y naturalmente ya había tenido un par de fugaces noviazgos infantiles que no fueron más allá de unos cuantos besos y caricias pues en esa escuela nos tenían muy bien vigilados.
Por mi parte estaba bastante seguro que las chicas me gustaban y a decir verdad nunca me había sentido atraido por otro chico, razón que me tenía dando vueltas la cabeza pues dentro de mi no tenía justificación lo que había sucedido y desde que paso lo de ese fin de semana me comencé a mezclar en las conversaciones de los chicos de cursos más avanzados y de reputación pícara para ver las revistas y videos qué llevaban en sus teléfonos, debo admitir que me costaba trabajo estar con ellos viendo ese tipo de cosas pues la formación y valores que recibí en casa me hacía pensar que no era correcto ver ese tipo de cosas pero estaba decidido a probar mi sexualidad.
A pesar de todo esto y por más que me esforzaba en intentar negar lo que pasó siempre venía a mi cabeza la imagen de M recostado sobre la mesa semi desnudo y yo sobre él golpeando mi verga contra su trasero, estos pensamientos solían llegar especialmente durante las noches y me recordaban que algo dentro de mi seguía deseando qué eso volviera a pasar pues cuando despertaba mi ropa interior aparecía mojada y pegajosa.
Pasaron los días y el fin de semana estaba cerca hasta que llegó el momento en que fue inevitavle que M y yo nos viéramos en casa de mis abuelos, por supuesto que ninguno de los dos tocó el tema pero sentía la pícara mirada de M clavarse en mi a todo momento y aún peor, este me seguía a todas partes y yo para nada que respeté mi previo acuerdo con él, a decir verdad lo trataba mucho peor que antes y por el contrario M se comportaba muy cariñoso conmigo y aguataba de buena manera cada una de las groserías e intentos de alejarlo, restregaba su cuerpo contra el mío como si de un gato se tratase, mi paranoía estaba disparada por los cielos, sentía que todos en la casa veían ese extraño comportamiento de M hacía mi y yo no soportaba sentir esa tensión…
No lo voy a negar el resto de esos días me comporté como un frío costal de mierda con el pobre de M y con toda la malicia del mundo comencé a tratar con mucho cariño y atención a S porque sabía lo mucho que M se esforzaba por ser de mi agrado y la poca valoración qué yo le daba.
No recuerdo exactamente como pasó, pero en un momento a solas mi paciencia llegó a su límite por una verdadera estupidez, lo empujé fuertemente contra la pared solo por que este rozó con sus dedos de la mano los míos y a mis ojos los hombres no se tomaban las manos (así es alto pensamiento homofobico que tenía).
-Dejame en paz M, todo el tiempo me estas acosando parezco mierda y tú una mosca volando a mi alrededor ¿Porqué no fastidias a alguien mas? ¿A caso te gusto? Marica…
Los ojos de M se cristalizaron al escuchar esas palabras salir de mi boca.
-Pero tu dijiste que si yo hacía…tu…
-¡Cállate! ¡Ya te dije que nada de eso pasó! y ¿no creíste qué eso era cierto? Si eres insoportable…
Los ojos de M perdieron algo de su brillo natural, lo solté de mi agarre y me di la vuelta para irme a otra parte, pero antes de que pudiera continuar dijo algo que me hizo helar la sangre, casi desfallecí de miedo.
-Ah ok…y si mi papá se entera qué el otro día en la iglesia me besaste acá abajo.
Rápidamente me giré para verlo a la cara.
Lo dijo con una sonrisa maliciosa señalando con su mano su entrepierna.
Sus ojos brillaban, sin duda estaba disfrutando la reacción qué sus palabras habían provocado en mi, me sentí amenazado, mas que amenazado estaba cagado de miedo, mis padres me iba a dar de palos si se enteraban…
M no dejaba de mirarme desafiante y en ese momento entendí que eso no podía pasar, yo no era la perra de nadie y menos la de él, yo era el mayor, el alfa de mi generación y eso no iba a pasar…Para nada pensé en lo que iba a decir pues solo escupí lo primero que se me vino a la mente, más como un reflejo de defensa qué algo que tuviera planeado, pues yo tenía todo para perder y sin más dije…
-Ahhh ok, ¡vamos díselo! Pero ¿qué van a decir de ti?, les diré la verdad, que TU te insinuaste frente a mi, que tú te bajaste la ropa en «la casa del señor» dime ¿qué van a pensar?, ¿ya pensaste lo que te va a pasar cuando toda la familia lo sepa? yo le diré a todos que eres un marica de mierda y nadie te va a volver a hablar te van a correr de la casa y te van a llevar a un manicomio.
La sonrisa de M se apagó, mis palabras cargadas de una falsa seguridad y altanería rindieron un efecto que para nada tenía esperado qué llegase, pero al final resultó, a pesar de que prácticamente estaba mintiendo con cada una de mis amenazas pues prácticamente fui yo quien lo seduje y también fui yo el que lo incitó a hacer todas esas cosas…M se quedó completamente frío con mi respuesta y después de ver su rostro una idea aún más terrible vino a mi mente y se la hice saber sonriendo…
-Oye M, y si mejor le digo a tú Mamá todo eso que hiciste, a ¿quién crees que le va a ir peor? ¿A ti o a mi?…
El rostro de M pasó del miedo al terror, sus ojos casi se deshorbitaron y con justa razón, su madre era una bruja en toda la extensión de la palabra y no es exageración, si nosotros teníamos algo de culpa por alimentar la inseguridad qué sentía M, su mamá era el origen de todos sus traumas y frustraciones pues era una horrible persona (De ella hablaré en posteriores entregas).
-¡No!, por favor no, no quise decir nada de eso, si le dices a mi mamá me va a golpear con el cable de la plancha hasta que se canse, ¡por favor nooo!…te lo suplico.
Quizá suene exagerado pero es la verdad, no había ser sobre la tierra al qué M le tuviera más miedo qué a su propia madre y su rostro lo demostraba, su madre era el tipo de mujer que solamente hablaba (gritaba) una sola vez y la segunda era un golpe con el hueso del dedo de enmedio en la cabeza de M…
Sonreí con satisfacción y fingí solemnidad…
-Vale M, no se lo diré si tu no dices nada de lo que no pasó ¿ok?.
-ok…
Respondió el pobre de M inclinando su cabeza con resignación, su voz estaba casi entrecortada al borde del llanto…admito qué eso de ser «El ángel de la casa» era pura apariencia porque por dentro era una mierda de persona y en la actualidad no me siento orgulloso de eso.
A pesar de ese efímero momento de victoria no pude evitar sentir por primera vez una pizca de remordimiento por el nivel de chantaje tan bajo al que caí pues le hice entender de una manera muy retorcida que todo era su culpa y yo solo una victima.
Voltee mis ojos para atrás, suspiré y me acerqué a donde él, miré a los lados cuidando que nadie nos estuviera mirando, lo tome del hombro, lo acerqué a mi y le di un pequeño abrazo qué francamente en ese momento no significo nada para mi, pero a él pareció levantar su ánimo casi al instante pues me devolvió el abrazo con mucha fuerza…
Lo aparté fríamente después de un muuuy breve período de tiempo pues fue algo muy incómodo para mi y le dije al oído aclarando mi voz.
-Vamos M, no hay que ponerse como nenitas, no creíste qué era cierto lo que te dije ¿o si?.
-Pues…
-¡Claro que eres mi primo favorito! solo que si soy demasiado obvio nadie lo va a creer, además los otros se podrían poner celosos de ti y no queremos eso..¿verdad?…Tu siempre estas conmigo y eres un niño muy obediente, no me gusta que hagas esas cosas…
Presioné su mejilla con mis dedos y agité su cabello con mi mano.
-M sonrió con mucha ingenuidad y asintió con su cabeza dándome la razón. Increíble lo que causaban en él unas simples palabras…
Esa fue la primera y única ocasión en que M me «amenazó» con contar lo que había pasado en esa iglesia y fue la única vez que tuvimos una conversación/confrontación sobre ese tema…
Los días restantes bajé la intensidad de mi nefasto comportamiento hacía M y comencé a ser mas flexible y relativamente atento con él pues aprendí que en ese juego yo era él unico que tenía todo que perder y no quería volver a tentar contra mi suerte, sumado a eso me podía dar el «lujo» de llevar la fiesta más en calma ya que tenía como ventaja que mis otros primos de edad similar a la mía por lo general los veia los domingos y podía cumplir mi «promesa» con M de lunes a viernes y retomar mi actitud regular cuando los otros estuvieran presentes.
El sábado llegó y como era de costumbre había servicio de coro en la iglesia desde las 6 hasta las 9 de la noche, estábamos sentados mi hermano menor, el hermano de M y él propio M, mis primas adolescentes decidieron anexarse al coro familiar pues les daban una remuneración qué aumentaba considerablemente si se quedaban a las tres misas. Mis abuelos salían todas las tarde pues tenían un negocio de cena que ellos mismos administraban…Todo pintaba para ser un sábado tranquilo, viendo películas, mis tíos ya iban de salida hasta que mi hermano dijo.
-Ay no que bueno ya se van, lo mejor es que los más chiquitos no tenemos que ir que aburrido…
Jajaja ojalá no lo hubiera dicho en voz alta porque mi papá lo escuchó y le dijo que los chiquitos también tenían otras maneras de asistir al señor y ese mismo día el hermano de M y mi hermano fueron llevados para asistir como acólitos del sacerdote jajajaja. M estuvo a nada de ser arrastrado por su hermano pues este chico gozaba de un terrible favoritismo por parte de su mamá y el papá de M era ese típico hombre que no le gustaba entrar en conflicto con su mujer y para todo le daba la razón, pero ese día se juntaron los planetas y justo cuando ya se iba M dijo con voz suave.
-No es justo…la semana pasada Javier y yo fuimos a las tres misas, lo justo es que una semana vayan ellos y la siguiente nosotros, ¿verdad que si Javier?.
– ¿Eh?
Le di la razón a mi primo, aunque era una verdad a medias porque realmente nunca entramos a escuchar sermón, y claro que ni de coña tenia intención de ir la siguiente semana a servir al templo, mi tía se estaba poniendo los aretes, y sin mirar a M dijo.
-Bueno, me parece justo, es lo correcto, si es de esa manera me parece bien, de todos modos no íbamos a caber todos en el taxi, ¿te quedas con Javi?.
-Claro, ¿verdad que tu me vas a cuidar Javi?.
Yo asentí con la cabeza sin creerme que el estúpido de M prácticamente me había atado para ser acólito, cuando M se giró me mostró una amplia sonrisa que obviamente había ocultado a su madre y en ese moneto mi corazón comenzó a latir despacio pero con bastante fuerza, en su mirada había un extraño atisbo de picardía y complicidad qué hasta ese momento desconocía, sentí como la sangre comenzaba a fluir por todo mi cuerpo porque sabía que esa sonrisa tenía un doble sentido qué yo mismo creía conocer.
-Muy bien M, te quedas con Javi y cuidado donde me pase ¡UNA! sola queja porque ya sabes como te va… La mujer cambió su horrible semblante y me dijo dulcificando su voz…Te lo encargo mucho hijo si se porta mal me avisas y ya verás como le va…toma te dejo algo de dinero para que compren algo y más tarde nos vemos.
Era increíble como esa mujer podía cambiar de ánimo en cuestión de segundos, a su hijo le había hablado fríamente como si fuera una sargento militar y en un instante me habló a mi con una voz muy suave, a decir verdad muy agradable, se despidió pellizcando con suavidad mi mejilla y salió por la puerta.
Estaban pasando por la televisión american pie y para nuestra edad era una comedia bastante subida de tono que para nada nos habrían dejado ver, tampoco diré que ver eso me tenía caliente porque sería una mentira pero si fue un potenciador de mi calentura porque desde que vi el gesto de M fue cuando ese hormigueo comenzó a recorrer mi cuerpo…
Estábamos recostados de lado, él delante mío y yo detrás de él, y aunque por todos los modos me había jurado qué nada de «eso» iba a volver a pasar comencé a caer en una espiral de lujuria, me acerqué lentamente a M y con mucha sutileza comencé a pasar mis dedos por su cadera esperando que no lo notara pues M tenía su vista clavada en el televisor y el volumen de la película estaba considerablemente alto, cada movimiento lo hacía muy despacio hasta que así sin más y sin dar aviso, M empujó su cuerpo hacía atrás pegando su trasero contra mi pelvis, yo me paralicé, esperaba que se girase para verme y me preguntara ¿qué estas haciendo? pero no despegó su rostro de la pantalla.
Comencé a frotar mi cadera contra su trasero, lo hacía muuuy lento pero al mismo tiempo con firmeza, para ese momento mi verga se endureció como una piedra sobre mi ropa y el suave y caluroso trasero de M hacía estremecer la punta de mi pene.
Mientras continuaba con mis movimientos pelvicos mi mano derecha comenzó a jugar con el elástico de su short deportivo estirándolo suavemente hasta que en un determinado momento metí mis dedos directamente en su cintura, M no alejaba su rostro del televisor y comenzaba a sincronizar los movimientos de su trasero con los de mi cadera, deslice mi mano hacía abajo por debajo de su calzoncillo tocando directamente su pubis demasiado cerca de su pene, esa zona se sentía caliente, M se detuvo cuando sintió el invasivo movimiento sobre su zona prohibida pero no hizo nada para separarse, yo al tener mi rostro tan cerca de su cuello pude sentir como los cabellos de su nuca se erizaron, suspiré profundo contra su oído y sin avisar moví mis dedos a penas lo suficiente para comenzar a rozar la base de su tronco con las llemas de mis dedos y al mismo tiempo continúe embistiendo su trasero, M dejó salir un pequeño y muy apenas audible pujido y me obsequió lo que yo interpreté como un movimiento de aprobación pues comenzó a golpear de nuevo su trasero contra mi cuerpo.
Estaba enloquecido, ni siquiera miraba la televisión, me concentraba en moverme de adelante hacía atrás, mi mano la subí y exploré el terso abdomen de M sintiendo cada una de las texturas de su juvenil figura, debatía fuertemente en mi interior, sabía que hacer lo que estaba haciendo con M no era cosa de «hombres», pero en mi masculinidad frágil sentía que nada de lo anterior era tan grave como besar a otro chico pero esto ya era insostenible, mi cuerpo estaba recibiendo tantos estímulos qué me eran imposibles de ignorar, al final en ese momento todo prejuicio se disolvió y no importaba porque mi cabeza me decía una cosa pero mi cuerpo se gobernaba solo.
Acerqué mis labios cerrados contra su cuello sin llegar a besarlo, solo los puse en ese lugar, quería besarlo pero no sabía como hacerlo, M en cambio se dejó llevar guiándome con pequeñas señales de confianza pues descansó su cuello sobre mi boca, así sin más abrí discretamente los labios dando pequeños y apenas perceptibles picos en su cuello, mi respiración se volvió agitada…su piel era suave pero al contacto de mis labios adquirió rapidamente esa textura a la que llaman piel de gallina, no me resistí más y abrí mis labios pero esta vez no quería que fuese solo un discreto pico, saqué mi lengua y la recorrí por ese lugar para terminar de acompañar el beso, más que un beso fue casi un mordizco, su piel estaba salada pero no me importó ese sabor, simultáneamente abandoné su zona abdominal y toqué de lleno su miembro por encima de su short, estaba más duro qué la primera vez y sin pensarlo dos veces regresé mi mano al elástico de su short y ropa interior y de un tirón lo eché hacía abajo, claro que la posición de lado en la que estábamos imposibilitaba bajar por completo sus interiores pero al menos si qué liberaró aquello qué yo quería ver.
Me aparte del cuello de M para poder ver bien «eso», dirigí mi mano a la punta de su pene y apenas la toqué escuché que alguien golpeó con fuerza la puerta de la caza…
Saltamos de la cama, baje corriendo desde el tercer piso como alma qué lleva el mismísimo diablo, casi llorando «¿tan pronto llegaron? ¿Alguien nos habrá visto?», abrí la puerta lo más tranquilo que pude y noté como un grupo de chiquillos se echaban a correr, llevaban un balón de fútbol en la mano y rápidamente entendí que no habían llamado a la puerta sino que en pleno juego le dieron un pelotazo a la puerta. El alma me volvió al cuerpo, me sentí horrible…
-¿quién es?…
Escuché la suave voz de M desde las escaleras.
-Nadie, unos chicos le dieron un golpe a la puerta mientras jugaban fútbol.
M no respondió, se hizo un silencio frío casi incómodo…
-Bueno voy rápido a la tienda para comprar una botana.
Fue lo único que se me ocurrió en ese momento, M se ofreció para acompañarme pero me negué tajantemente diciendo que terminase de ver la película y que se quedara en la casa porque yo no tenía llaves para abrir, la verdad es que si tenía llaves pero no quería que M me mirase a los ojos…
-ok.
Dijo tranquilo regresando a la planta alta de la casa, caminé hasta la puerta y miré el reloj en la pared, aún era muy temprano como para que regresarán de la iglesia, hasta ese momento reflexioné que estábamos en la planta más alta de la casa, en la habitación más lejana y era imposible que alguien nos pudiera ver o escuchar y en caso de que alguien llegara a la casa podríamos escucharlo perfectamente (lo sé estúpida paranoía).
Antes de ir a la tienda vi la colección de imágenes religiosas que había en la sala de la casa y me hizo sentir mucho peor…
Me tomé mi tiempo en la tienda, di varias vueltas por aquí y por allá tratando de poner en orden el mar de hormonas que me tuvieron al borde de otro «tropiezo», regresé de la tienda relativamente más tranquilo, pensé que podría calmarme y ¿Porqué no? Ser genuinamente una mejor persona con M pues pues dentro de lo que cabía siempre me había tratado con mucho cariño, admiración y respeto, supuse que si llevaba la cosa por la paz quizá podría sacar de mi cabeza esos pensamientos.
Llegué a la casa, estaba dispuesto a hablar con M y hacerle prometer qué NUNCA se debería repetir nada de lo que había pasado y en cambio me comprometería a llevar una mejor relación de primos, fui a la cocina y serví en los vasos los refrescos y en un bowl las frituras.
Subí las escaleras cuidando no derramar las cosas por el piso, pensando lo que iba a decir cuando estuviera frente a M.
Cerré la puerta de la habitación con mi pierna, puse las cosas sobre la mesa, en todo momento había mirado al piso cuidando no derramar nada y también porque me sentía muy apenado.
-Mira, traje frituras, refrescos y un poco de salsa ¿vas a querer?.
-Si y…¿tú?…
Por fin levanté la cabeza para extenderle un vaso y lo que vi me dejó boquiabierto…M estaba recostado sobre la cama con las piernas abiertas, sus manos subían y bajaban intermitentemente su ropa inferior mostrando y ocultando su pene erecto.
M me miraba sonriente, yo no apartaba la vista de su entrepierna hasta que en un momento dejó de hacer ese movimiento y vi como miraba con bastante atención la evidente carpa qué se había marcado en mi pants deportivo.
Tomé una papa frita y la metí a mi boca fungiendo que no vi nada de eso, le extendí el bowl con el resto de las frituras pero inmediatamente lo regresé de nuevo a su lugar…
-Bájatelos.
M sonrió con algo de malicia y timidez, era como si lo hubiera tenido todo premeditado y en cuestión de nada deslizó sus shorts y calzoncillos de un solo movimiento hasta sus tobillos. Apagué la luz del foco y subí el volumen del televisor, tomé una de las almohadas y se la arrojé, M entendió el mensaje y la colocó sobre su cara tapando su rostro, me quedé parado frente a la cama, no me moví ni un centímetro, aún había una pequeña pizca de esperanza en mi interior que me decía que podía detenerme, pero ese breve momento de lucidez murió cuando M movió sus caderas a los lados y con ello su pene comenzó a danzar a los costados invitándome a unirme.
Tragué saliva, me humedecí los labios y me acerqué a sus piernas, aspiré con desesperación el olor de su sexo y me pareció una sensación simplemente embriagante, ese olor hizo qué mi cuerpo comenzara a temblar de la exitación qué estaba reteniendo… pasé mis labios, mejillas y en general todo mi rostro por su zona intima, la humedad qué emanaba de su verga se limpio con mi cara y no me importó quedar cubierto por esa espesa humedad, me separé un poco, con mis manos levanté su camiseta lo más arriba qué pude y ahí pude observar sus pezones rosados y su marcado abdomen…me dejé llevar.
Lamí su pequeño pezón derecho, estaba cálido pero al mismo tiempo rígido, fue algo extraño para mi pues por una estúpida razón imaginé que guardarían el mismo tamaño, aspecto y textura que las tetas de las chicas y aunque evidentemente no era lo que estaba pasando tampoco podría decir que me desagrado sentir su pezón sobre mi boca, descendí rápidamente hasta sus abdominales y los comencé a lamer con detenimiento, M se tensaba con cada lengüetazo qué yo le daba y por mi parte no separé mi lengua de su piel hasta que llegué a su ombligo, le di un par de besos y me despedí de esa zona.
Me aparté de M, me encontraba arrodillado entre sus piernas abiertas hasta que vi lo que tanto esperaba encontrar y sin más hundí mi cara en su ingle, pasé mi lengua por toda esa zona, admito qué dejó un sabor bastante salado en mi lengua pero tampoco me importó lo suficiente, abrí grande mi boca y me introduje de un solo bocado las bolas y el pene de M…
Cerró un poco sus piernas y dejó escapar apenas una pequeña risita qué casi de inmediato silenció, puse mis manos por debajo de sus caderas buscando sus nalgas y él levantó sus caderas para facilitar mi trabajo, comencé a presionarlas con fuerza, enterré mis uñas sobre sus bolsas de carne traseras, M jadeó con fuerza pero no se movió ni un centímetro, ni siquiera ese gesto de excitación se le puede comparar a la desesperación con la que pasaba mi lengua por sus suaves testiculos, ¡Dios! estaba qué me moría por sentir esas colgantes masas de piel sobre mi lengua y se lo hice saber a base de fuertes succiones.
Sin sacar nada de mi boca dirigí mi lengua hacía su pene de preadolescente y comencé a sentir como aumentaba considerablemente su tamaño en mi boca, estaba super duro mucho más que la primera vez incluso pude sentir sobre mi lengua la hinchada vena que tenía en su tronco, me aparté un poco porque mientas apretujaba sus nalgas M comenzó a mover sus caderas de arriba hacía abajo y el aumento en el tamaño de su barra de carne ya comenzaba a golpetear mi garganta, admito que comenzaba a soltar jadeos de asfixia pero al mismo tiempo era una sensación deliciosa y me rehusaba a separarme de él hasta se vaciara en mi boca, aguanté como un valiente hasta que comenzó a moverse con más y más violencia e inevitablemente me tuve que separar pues sentía que me iba a vomitar en cualquier momento.
Abrí la boca, y un gran hilo de saliva se trazó desde la punta de su verga hasta mis labios, mis ojos estaban llorosos, tosí brevemente y cogí un poco de aire, vi el panorama con un poco de mayor detenimiento, toda la zona púbica de M estaba bañada en mi propia saliva, saliva qué se escurría por sus pene, ingle y huevos hasta llegar a su ano, sonreí estúpidamente orgulloso de mi mismo, me aparte de M, lo despojé de su calzado deportivo y le retiré primero una pierna de sus prendas inferiores, estuve a nada de quitarlas por completo pero me gustó como se veían sus shorts y calzoncillos al borde de su talón y permití qué los conservará.
Me desnudé de la cintura para abajo y regrese mi cuerpo hasta las piernas de M, volví a poner mis manos en sus nalgas y antes de introducirme su pene en la boca le di unos suaves mordiscos en el tronco, M tensó sus piernas pero una vez más no hizo nada, no dejé qué quedase un solo espacio de su pene sin ser explorado por mi lengua hasta que llegué a la zona de su cabecita, estaba al rojo vivo y de ella salían unas pequeñas gotas cristalinas qué sin pensarlo esparcí sobre mi boca como si fuera hidratante para labios.
Con mi mano baje un poco la piel de su prepucio pues no lo quería lastimar, le di un beso en la punta y me lo intruje lo más a dentro qué pude, M volvió a jadear pero esta vez con mucha más intensidad, a diferencia de la última vez movía mi cabeza de arriba hacia abajo tratando de llegar lo más adentro posible, mis manos seguian masajeando con fuerza el trasero de M y este movía su cadera contra mi quijada, yo por mi parte pasaba su pene por el interior de mis mejillas y hasta por los dientes, estaba siendo algo duro porque pude notar un par de quejidos en la voz de M, y es que nadie me dijo que no se usaban los dientes en ese lugar tan sensible…
Mi pene lo frotaba fuertemente contra la rodilla de M, estaba a nada de explotar, separé mis manos de su trasero y las moví a sus muslos para posteriormente poner sus piernas sobre mis hombros. En esa pose pude ver brevemente el ano de M y por alguna razón me apetecía bajar a chupar sus bolas y ¿porqué no? esa zona tan peculiar, lamí bremente las colgantes y babeantes bolas de M y sin separarme continúe mi recorrido hasta quedar cerca de su culito, estuve muy cerca de colocar mi lengua en ese lugar hasta que la misma posición en la que M tenia las piernas levantadas me hizo llegar un olor bastante fuerte a la nariz… Olor a lo que suelen oler los culos, especialmente los culos de chico que juega soccer los sábados y que no se había bañado.
Desisti casi instantáneamente de esa idea pues no me imaginaba tener la boca llena de excremento, aunque para ser franco a simple vista no se veían restos de suciedad, pero la poca iluminación de la habitación tampoco ayudaba y no me quise arriesgar así que por el momento no segui con eso, opté por bajar sus piernas a un ángulo más discreto y continúe con mi trabajo bocal hasta que repentinamente volví a sentir «ese» peculiar indicador, M estaba super tenso, sus testiculos comenzaron a contraerse, su pene se engrosó más de lo habitual, la vena de su tronco se sintió más dura y su pene comenzó a vibrar en mi boca…
– ¡Ah…ah…aghhhhhh!…
Y así como pasó en la iglesia su cuerpo cayó en una profunda relajación y en cuestión de nada su pene y testículos recobraron su textura flácida y aterciopelada, me lleno de excitación pensar que quizá M sentía lo mismo que yo cuando yo me jalaba el ganso solo que a él aun no le salía nada de su cosa más que un par de gotas babosas y cristalinas…
Me levanté puse mi babeante pene entre su ingle y comencé a moverme con mucha velocidad mientras hundía mis labios en su sudoroso cuello. Podía notar qué M estaba sin nada de energía, ignoraba que él ya había cruzado el umbral del clímax pero aún así abrió sus piernas y me rodeó con ellas por la cintura, casi como invitándome a entrar en él, seguí moviéndome con frenesí, sentía que quería explotar y seguí frotando con mayor intensidad hasta que esa sensacion de explosión llegó a la punta de mi verga y me vacíe con salvaje desesperación.
Caí tendido sobre su cuerpo, estaba más que exhausto, jadeaba sobre su cuello, inhalé y exhale con profundidad hasta que en un determinado momento cerré mis ojos y me quedé dormido sobre él cuerpo de M descansando mi cara en su cuello…
Pecaría de mentiroso si dijera que fue un polvo galáctico de dos horas pero no debieron ser más de 15 minutos (quizá menos) pero para mi fueron los mejores 15 minutos de la semana, era mil veces mejor que saciar mis ganas recordando las revistas de los chicos del colegio o cualquier otra cosa que pudiera hacer con mi mano…
Me quedé dormido un buen rato hasta que sentí como una pequeña brisa se posaba sobre mi trasero al desnudo, desperté y recordé que mis parientes podrían regresar en cualquier momento, se veía oscuridad atravez del vidrio de las ventanas y me separé del cuerpo de M con algo de violencia enterrando mis codos en su abdomen haciéndolo sacar de su boca un sofocante gemido de dolor, y hasta ese momento caí en razonamiento de que ese tiempo indeterminado estuve dormido sobre él cuerpo de mi primito, pero a pesar de todo en ningún momento lo sentí moverse o con la intensión de quitarme de su lado.
Lo observe, aún tenía la almohada en su rostro y le dejé el cuello bañado con mi saliva pues yo babeaba cuando me quedaba dormido jajaja.
Miré el reloj de la repisa, las 9:12 de la noche, ya era tarde, estuve a punto de caer en situación pánico pero recordé que mis tíos esperaban para guardar los instrumentos, cobrar sus servicios, tomar los taxis y de paso traer la cena y sumando qué la iglesia se encontraba a unos 45 minutos de la casa, descubrí que había tiempo de sobra…Me separé de M pero esta vez con mas cuidado, su pecho estaba bastante rojo, estuve demasiado tiempo encima él y cuando por fin me quite escuché como respiró con algo de alivio. Me puse mi ropa rápidamente cuidando que no me viera semidesnudo, caminé hasta el baño, humedeci algo de papel y lo pasé por su ingle, mi semen ya se había casi secado por completo, M abrió sus piernas para facilitar mi trabajo y cuando consideré que estaba lo suficientemente limpio le di una palmada en la pierna a mi primo, caminé hasta él baño tire los papeles sucios al desagüe y me lavé la cara, me quedé en el baño pensando una vez más lo que había pasado y regresó la horrible resaca emocional…
Estuve dentro unos 10 minutos, afuera solo se escuchaba el televisor, salí y M ya estaba vestido recostado de lado viendo una película, se giró y me sonrió, no dijo nada, solo sonrió pero esta vez me regaló una sonrisa que reflejaba confianza y algo de ternurs algo así como «No pasa nada» y ese gesto me hizo sonreír, entre los dos acomodamos la cama y nos recostamos, le pasé el bowl con las frituras y le di un vaso con refresco.
M descanso su cabeza sobre mi cuello, yo estuve cerca de alejarlo y no sé, quizá decir algu comentario estúpido sobre que «eso» era de maricas pero la sonrisa que M me dio y en general todo lo que hizo por mi (o para mi), y su nivel de entrega me hizo recapacitar las cosas y lo dejé hacerlo.
Masajé su oscuro cabello con mi mano mientras veíamos la película y comíamos las frituras, cuarenta minutos más tarde llegaron mis tíos y nuestros hermanos, para cuando los escuchamos subir la primera ronda de escaleras nos separamos el uno del otro y adquirimos una postura más «común», nuestros respectivos hermanos llegaron super felices con las bolsas llenas de dinero pues mis tíos les dieron una buena mesada por estar tan bien portados en las tres misas, más el dinero que les dio el sacerdote por asistirlo.
Nos llevaron la cena a la planta alta, la mamá de M dijo que olía «rara» la habitación y nos preguntó si habíamos estado peleando o algo así, rápidamente le dije que si, y ella miró furiosa a su hijo.
-¿Estuviste fastidiando a Javi? ¿Qué te dije?…
-Oh, no no no, estuvimos jugando a las
Luchitas y saltando en la cama pero nada más jugando, hasta que nos cansamos y decidimos ver la televisión…M se portó muy bien.
La mujer sonrió satisfecha con mi respuesta y nos dejó cenar en paz, M me miró agradecido por «defenderlo» de su madre y yo solo le reste importancia…
A partir de ese día las cosas cambiaron, no diré que qué fue un giró de 360 pero si lo hice mejor y como ya estábamos comprometidos a asistir la siguiente semana a la iglesia eso posteriormente daría pie a que M se quedara a dormir en mi casa y a compartir cama conmigo por primera vez pues siempre lo enviaba a la habitación de mi hermano.
¿Les gustaría saber qué pasó allá y la ocasión en la que estuvimos muy cerca de ser descubiertos por mi papá en pleno acto?, dependiendo del nivel de respuesta veremos si continúo, ustedes deciden. Igual perdón por las faltas de ortografía, procuraré ir un poco más rápido.
Muy buen relato, me gustaría que tuviera nombres, así sean inventados, por eso de M y S y J y P como que le quita algo de realismo jajajaja. Vi este relato en otro sitio, uno nuevo, eres tú mismo?
Soy yo mismo, lo subí a telegram jeje