CASI SOBRINOS. (15)
El “aprete” a Gloria da resultado y me entero de cosas que nunca hubiera querido saber. La extorsión de las lesbianas me revolvió el estómago y decido arruinarle la ceremonia de casamiento a Jacinto y a la puta reventada de Esmeralda. Se me soluciona un posible problema y me surge otro u otros en .
SACANDO CARETAS – CAE ANABELA – RELACIÓN TRAUMADA. (15).
Por último, le pedí a Gloria que me diera los nombres de algunas de las chicas que podrían haber sido extorsionadas para acostarse con Esmeralda y/o con la Jefa de Salón o con ambas a la vez. Aún con lágrimas en sus ojos me dio los datos de tres chicas que trabajaban como sub Encargadas de Sectores, lo cual me dio la pauta de que habían sido ascendidas por los “servicios” prestados a esas dos mal paridas que yo tenía como buenas personas.
- ¿Qué va a pasar ahora conmigo?, -preguntó sollozante después de darme los datos requeridos-.
- Se me presenta un problema porque, tal como yo lo veo, me engañaste y no soy de perdonar este tipo de cosas.
- Por Favor José Luis, entendeme, yo no podía abrir la boca porque ni siquiera sabía si vos estabas enterado o no, que te hicieras cargo de la empresa nos tomó a todos por sorpresa y se veía que tenías muy buena relación con Esmeralda, de hecho, ni siquiera objetaste mi cambio de trabajo.
- Algo te entiendo, pero no dejo de pensar que me “escondiste la leche” y no fuiste totalmente sincera, no sé, ahora es como que no me generás mucha confianza.
- No, no, nada que ver, dejame demostrarte que podés confiar en mí, por favor, no me dejes sin trabajo, no sé, no sé, necesito este trabajo no sólo por mí, también por mi hijo, no soy así, pero, si querés me convierto en tu amante, estaré disponible para vos cuando quieras y no va a ser un martirio porque me gustas.
- Por cómo viene la historia, si accedo a lo que decís y te pongo una mano encima no te costaría acusarme de abuso y me generaría un problema enorme pues no estoy tan seguro de como podrías reaccionar a posteriori.
- ¡Nooo, jamás haría algo así!, me gustas desde la primera vez que te vi y más que sentirme cohesionada sería un gusto, por favor José Luis, dame la oportunidad, -se la notaba verdaderamente metida en su papel y convencida de lo que decía-.
- Está bien, vas a mantener tu puesto y tu trabajo, pero yo decido cómo y cuándo estarás íntimamente conmigo, no tolero a quien me exige o no me es leal, -le dije notando como le cambiaba la cara y me miraba con algo de deseo en su mirada-.
- Sí, sí, está todo bien, me entrego con cuerpo y alma, ¿querés que haga algo ahora?, -expresó desabotonándose los botones de la camisa y dejándome ver el sostén de media copa que apenas podía contener sus tetas-.
- Ahora no y no es porque no tengo ganas, mirá como me tenés, -le dije parándome y haciéndole ver el bulto que se me había formado en el pantalón-, sucede que en cualquier momento viene Marietta y no soy muy amante de los “apurones”, además creo que vos te merecés un lugar más cómodo, -la sonrisa que me dedicó me hizo saber que lo que había dicho le encantaba-.
- Eso que me decís me deja con las ganas, pero me agrada que pienses así.
- Sentate tranquila, quiero que me cuentes de vos y, además, necesito que me hagas un favor.
- Hace casi diez años atrás me enamoré, me rebelé ante lo que mi madre me decía y comencé a salir con un muchacho que resultó ser un vago de aquellos, quedé embarazada y se “desapareció”. Me quise hacer cargo de mi hijo junto a mi madre que me dejó sola hace unos tres años, estudié en una escuela nocturna y trabajé en varios locales de venta. Una vida lógica de adolescente idiota y creída.
- ¿La casa en que vivís es tuya y qué edad tiene tu hijo?
- La casa en que vivíamos hubo que venderla para atender la enfermedad de mi madre, ahora alquilo una casita chica en la zona de la Provincia, pero no estoy lejos de la tienda. Mi “gordito” tiene nueve años y se las tiene que arreglar solo, aunque una amiga me ayuda a cuidarlo, igual es todo un problema porque, hoy por hoy, los chicos están más “acelerados” con todo y no le puedo dar todos los gustos.
- Te entiendo, en casa tengo a uno que está por cumplir los diez años, es el hijo de mi Ama de Llaves, lo trato como a un hijo, no le falta nada, pero tengo la ventaja de que no es exigente y muy obediente, ahora está con un amiguito porque la madre tuvo que viajar, así que hay dos de más o menos la misma edad.
- Que suerte tiene, le debés dar la imagen paterna, el mío no la tiene y es poco rebelde, pero yo no puedo estar muy encima de sus cosas.
- ¿Novios, amigos, amantes?
- Ahora tengo uno en vista, jajaja, fuera de broma, salí con uno hace tiempo, pero estoy un poco “curada de espanto”, con los hombres no me fue nada bien y el nene me espanta a los buenos, por otro lado, tiempo no es lo que me sobra para andar en pareja. ¿Cuál era el favor que me tenías que pedir?
- Veo que vos tenés buen gusto para vestir y en unos cuatro días está el casamiento de Jacinto y Esmeralda, ahora sé cosas que no sabía, pero ya me comprometí para ser padrino y testigo, no me puedo echar atrás y tengo que ir. El caso es que iré con mi Ama de Llaves y necesitaría a alguien que la lleve a comprar la ropa y los calzados necesarios, así como llevarla al estilista y maquilladora, bueno, esas cosas que ustedes usan.
- A mí, mal que le pueda pesar a ella, me invitó Jacinto, pero no estoy en condiciones de gastar para ir.
- Listo, tengo la solución, la llevás a Graciela a comprar todo lo que necesite para ella y los chicos y yo te pago el favor dejando que compres lo que necesites para vos y tu hijo, “una mano lava la otra y…”.
- Yo pensaba ir solamente al casamiento Civil, sólo para cumplir, lo de la Iglesia y la fiesta no me interesa.
- Como gustes, comprá entonces algo para la Ceremonia Civil, pero yo debo ir a los dos lugares y Graciela también tendrá que ir conmigo como mi pareja. ¿Qué te parece si mañana te tomás el día y se van todos juntos a hacer esas compras?
- Yo no tengo problemas, pero no sé cuánto gastar o que querés que compre.
- Le voy a dar efectivo y una tarjeta de crédito para que gaste lo que crea necesario, no te digo que compren ropa de diseñador, pero algo lindo siempre puede surgir, además Graciela no te va a dejar gastar en demasía.
Estuvo en un todo de acuerdo e ir directamente a mi casa, temprano en la mañana y, desde allí, saldrían para hacer las compras. Le dejé mi dirección y dinero para que se moviera con un Uber, desde mi oficina lo llamé al Director de RR.HH. para avisarle que Gloria tendría el día libre con permiso de mi parte, la despedí con lo que pretendió ser un “piquito” que se convirtió rápidamente en una “comida de boca” al unísono. Me dijo que se iba muy caliente y yo ni les cuento como quedé. Estaba seguro que gritaría como una condenada cuando le partiera el culo teniéndola en cuatro sobre una cama, sus nalgas paradas me incitaban para eso, pero tuve que dejar de pensar en el físico de Gloria y en el posible “polvo” porque no habían pasado cinco minutos de su ida cuando apareció Marietta y se la notaba bastante alterada.
- ¿Ya volviste?, ¿qué te pasó, te sacó corriendo?
- No, nada que ver, tiene unos equipos brutales y no sólo se “metió” en los teléfonos, sino que copió todo lo que podían tener en sus computadoras y tablet, ya te lo mandé todo al correo electrónico nuevo, estos son los datos y códigos para entrar, ¡ni te imaginás todo lo que salió allí!, faltaría todo lo de él.
- ¡Epa, ¿tan jodida viene la mano?!… Si hay algo en contra de ella, lo único que me interesa saber de él es que no esté de acuerdo.
- El tipo parece estar en bolas de todo y esa mina es una hija de puta mal parida, no sé a ciencia cierta cuál es tu relación con el futuro marido, pero lo viene forreando y cagando desde hace tiempo y piensa seguir haciéndolo usando su dinero y el tiempo libre que tendrá ahora.
- Bueno, entonces que no haga nada con el teléfono de él, el dinero se lo pagaré igual que si lo hubiera hecho.
- Yo le dije que si hacía un buen trabajo los honorarios podían llegar a cinco mil, no sé si hice bien, igual, primero mirá todo lo que pudo rescatar y después opiná porque hay otra cosa más que se puede hacer y está todo incluido en el mismo precio.
- Está bien, no hay problemas, a ver, mostrame lo que pudo rescatar.
Para la idea que estaba floreciendo en mi mente, los mensajes y los videos que me mostró no tenían desperdicios. De entrada, había varios mensajes de whatsapp entre diversos teléfonos que no me costaría nada identificar, éstos, indudablemente, eran de unas cuatro chicas que trabajaban en la empresa y otros tantos con la Jefa de Salón. En ellos quedaba bien a las claras la extorsión que efectuaba sobre las chicas con el tema de perder el trabajo y otras varias “cosillas” más, a menos que accedieran a sus requerimientos. A una de estas chicas, debido al nombre, no me costó ubicarla, una gordita llamativa y pizpireta que trabajaba como Encargada de un Sector, era una de las nominadas para ser despedida porque ese Sector sería unificado.
Después les tocó el turno a los videos y cuando me iba a poner a mirarlos, Marietta me dijo que me dejaba solo porque sabía que me iba a molestar o a sentirme incómodo, no le dije nada, me quedé solo y debí reconocer que tenía razón. En principio, comencé a excitarme cuando las mujeres hablaban, se desnudaban y ejercían una cierta dominación con las “víctimas”, de última fue pura bronca porque el uso y el abuso era evidente, salvo con la gordita que gozaba con sentirse dominada y golpeada.
En un momento se me ocurrió pensar que no tenía que meterme, pero recordé que Jacinto era muy amigo de mi padre y, por otro lado, cuando le pedí favores nunca me puso un “pero” para cumplirlos, decididamente, algo tenía que hacer con todo eso, estaba claro, por los mensajes y por tramos de las conversaciones de los videos que Esmeralda lo seguiría corneando y no sólo eso, poco a poco se quedaría con todo su dinero. Luego de esto la llamé nuevamente a Marietta para preguntarle que más tenía que decirme de lo que había hablado.
- Todo depende de lo que vos quieras hacer, eso no te va a servir como prueba ni atenuante ante ningún Juzgado Laboral ni tampoco Penal.
- Es verdad, pero siempre le tuve mucho cariño a quien cuidó y mantuvo la empresa por tantos años, además de hacerla mejorar por eso me molesta horrores que lo caguen como si fuera un idiota. Tendría que evitar que se casara, pero ¿cómo hacerlo sin exponerme?
- Eso precisamente te quería explicar, hay una posibilidad de descubrir todo antes de que se case, pero no habrá vuelta atrás y, de seguro, generará muchos malestares, incluso hasta físicos.
- Bueno dale, no me dejés intrigado, ¿qué es lo que se pensó?
- Se puede ubicar el área de la zona del Registro Civil y, un poco antes de que la Jueza o la Jefe del Registro Civil proceda a la ceremonia se mandarían los videos y mensajes a los celulares de todos los que estén en esa zona. Se pueden editar para que resalten con alguna foto de desnudo o algo similar o una nota que diga “Mirar antes del casamiento”, no sé, algo así.
- ¿Eso sería a algunos celulares específicos?
- No porque no se conocen los números de todos los presentes en la ceremonia, eso quiere decir que hasta los empleados y la gente que esté dentro de la zona de influencia recibirá lo que se mande, vos incluido, lógicamente, te imaginarás que allí se armará un despelote de aquellos, no sé cómo lo puede tomar el novio, pero el casamiento no creo que se lleve a cabo. Vos decidís que querés que se haga, yo nunca te escuché hablar de esto y mi amigo es una tumba.
Volví a mirar algunos de los videos y ya la situación lindaba con el asco, cualquiera podría llegar a decir que yo no podían ni opinar al respecto, pero el abuso llevado a cabo me pareció un tanto extremo, además había otra cosa más de por medio, estaba el engaño, no sólo a mí aprovechando la posición que tenía en mí empresa sino contra Jacinto, el cual parecía estar enamorado de la “veterana” que había llegado a cubrir sus necesidades sentimentales después de que quedara viudo. Toda esa maldad y mentira en contra del mejor amigo de mi padre era imperdonable.
Crucé los dedos esperando que enterarse de todo esto no le afectara la salud a Jacinto, pero se me ocurrió que si lo dejaba casarse y después hacía que se enterase de lo pérfida, mentirosa y aprovechadora que era su mujer, su vida, la de Esmeralda, no valdría tres tomates y esto podría traerle otro tipo de problemas legales sin que se pudiera obviar el mal rato, la desazón y la pérdida de la autoestima a posteriori. De la manera que fuere, Jacinto tendría que enterarse y opté por hacer caso a la sugerencia de Marietta.
Le dije a la itálica que se contactara con el amigo hacker y que viera de hacer una buena producción con esos videos. Ella estuvo de acuerdo y teniendo día y horario de la ceremonia no sería tan difícil hacer explotar la bomba segundos antes de que la Jefa del Registro Civil o Jueza de Paz estuviera por dar comienzo al acto de unión legal. Para estar aún más seguros de no fallar, yo mismo mandaría la señal cuando nos hicieran pasar a los testigos y a los invitados al acto. Iba a ser dramático, pero absolutamente necesario.
Luego de que Marietta se fuera con el dinero para cerrar el trato, me quedé un rato más mirando los videos en que se mezclaba lesbianismo, algo de bondage, sadomasoquismo y abusos a los que las víctimas atadas poco podían hacer para zafar de lo que estas dos “enfermas” les hacían, castigos, dobles penetraciones con consoladores y broches apretando los pezones incluidos. La miré bien a Esmeralda, desnuda no estaba nada mal, pero la Jefa de Salón no hubiera podido hacerme calentar a mí ni arrodillándose para mamarme, por otro lado, las chicas elegidas tampoco eran beldades y muy “del montón”.
Como quien no quiere la cosa, la vista de los videos y el culo de la “veterana” me habían puesto bastante a tono y pensé en llamarla a Gloria nuevamente a la oficina, también pensé en ir hasta los locales a ver si la podía ubicar a Freya, pero desistí de ambas cosas y decidí irme para casa, un tanto extrañado porque Anabela no me había llamado para contarme como le había ido con el Médico y la madre, del modo que fuere, si le hubiese ido mal estaba seguro que ya habría llamado.
Cuando llegué me dirigí directamente hasta el garaje y entré en la casa por la puerta interior, ya estaba allí Graciela esperándome, la saludé con un regio beso que la hizo suspirar y noté que tenía puesta la parte de arriba de la tanga y por debajo el minúsculo shorcito de jeans, me alcanzó el short de baño y ni siquiera me dejó preguntar…
- Hola amor, no te enojes, estoy así porque vinieron las “visitas mensuales”, ni siquiera puedo meterme a la pileta.
- Bueno, supongo que eso no puedo evitarlo, igual en la cama eso no es algo que me cause aversión o algún prurito, además está tu culito, jajaja, igual es una lástima porque hoy pensaba atarte a la cama y “calentarte” las nalgas, -le dije mientras me sacaba la ropa y me ponía el short-.
- Si mi estado no te molesta yo no tengo problemas, pero, ¿estás enojado por algo?
- No, sólo tenía ganas, es una forma de castigo porque no me gusta cogerte cuando estás dormida.
- Perdoname mi vida, te juro que no sé qué me pasó.
- No importa, lo digo en broma, ¿los chicos están en la casita?
- Sí, hace un rato vinimos de la Colonia y se fueron a jugar allá, deben estar con la Play y se aíslan de todo.
- Luego los veo, mañana va a venir a buscarte la Jefa de Administración para acompañarte a hacer las compras de lo que necesites para el casamiento, vas a tener que llevar a los chicos y comprarles a ellos también para estar en la ceremonia del Civil. También vas a tener que comprarle algo a esta chica Gloria y a su hijo, yo te voy a dar efectivo y una tarjeta de crédito para que puedas gastar.
- ¿Te dio los datos Esmeralda?
- No, ni siquiera la llamé, debe estar enloquecida con sus preparativos, por eso lo hablé con Gloria.
- Está bien amor, si vos lo querés así, voy a ir con esa chica, debe ser de confianza para que la mandes a la casa y a salir conmigo.
- Sí, es de confianza y puede ser de más confianza aún.
No dijo nada y la dejé ordenando mis ropas, después de que me dijo que ya se iba a poner a preparar la cena, caminé por el parque aspirando el aire puro del lugar y me fui para el lado de la casita de los dos “putitos”, reconozco que iba medio contrariado porque ninguno de los dos había acudido a saludarme y entré sin golpear ni preguntar.
- Hola papi-tío, te esperábamos, -dijo Felipe-.
- Hola papi, te vimos llegar y nos apuramos para ponernos la crema, -dijo Ale-.
No pude menos que largarme a reír, ambos estaban desnudos, arrodillados al borde de las camitas, con las zanjas de sus nalgas brillantes por la crema puesta a las apuradas y moviendo el culito de modo expectante. Me hablaban con un tono raro y era porque torcían sus caras para hacerlo…
- Parece que andan con ganas de recibir un par de pijazos, ¿y si yo no tenía ganas?
- Síííí, queremos que nos cojas, pero si no tenés ganas, bueno, no tenés ganas, aunque, si querés, ya estamos preparados, -explicó Ale con cierta lógica de putitos calentones-.
- Bueno, ustedes y sus culitos tendrán lo que quieren, pero primero uno y el otro vigila que no venga Graciela, después cambiamos, -como siempre parecían ponerse de acuerdo y Ale quedó en la posición mientras Felipe se aposentaba en la ventana mirando a la casa grande-.
No había dudas de que el culito de Ale se ponía cada vez mejor, ya tenía formas más redondeadas, las penetraciones, los apretones y la mejor alimentación lo hacían más apetecible. Con la cara hundida en la almohada que había arrimado se abrió las nalgas con la mano y esperó por la verga que le encantaba, como no había besos ni caricias, no me pareció correcto empujar y meterme de una, entonces, con el glande endurecido ubiqué su recto y comencé a entrar dejando que la sintiera centímetro a centímetro.
Se quejaba, sus gemidos se hacían escuchar, pero no pasaba de allí. Movía sus caderas y trataba de aflojar sus nalgas y, aunque tenía las manos agarrotadas sobre la almohada, no se le escapaban gritos. El ariete se introducía en la lisura de su intestino y el esfínter se abría apretando el tronco invasor, el muy putito parecía estar calculando lo que iba entrando y faltando poco para tocar sus nalgas con mi pelvis, pidió con la voz entrecortada, “metela con fuerza papi, haceme sentir que la verga entra toda”, lógicamente no lo hice esperar y el último caderazo cumplió su cometido.
Mi verga latía enloquecida apretada por los músculos del conducto anal de Ale, pero la lubricación por la crema cumplía su cometido y comencé a entrar y salir con cierto ritmo. Ninguno, ni chicos ni grandes, terminaba nunca de acostumbrarse al grosor de mi verga y el nene “casi hijo” no pudo evitar emitir unos quejidos, como fuere, yo sabía que eso sería apenas por unos instantes y pronto estuvo gimiendo y gozando del vaivén hasta que sentí sus contracciones y temblores, índice evidente de su orgasmo todavía seco.
Felipe estaba esperando esta situación y apenas salí de Ale le dijo que mirara en la ventana y se ubicó en la misma posición, chilló y pataleó cuando el glande ingresó en su culito gordito, pero se recuperó más rápido. Había diferencias notorias en estos dos, a Ale lo habían obligado a aprender, lo hicieron putito a la fuerza, hasta que se acostumbró y se amoldó a su pasividad, en cambio a Felipe le salía totalmente natural y hasta el goce era distinto.
Esa vez le tocaba a él y luego de varias entradas y salidas a fondo, incentivado por los gemidos y los pedidos de más y más que adjuntaba a sus movimientos de retroceso de las nalgas para recibir más “carne” de lo que la física pedía, lo clavé profundo y le llené el culito de leche. Ale dejó la ventana para zambullirse de cabeza en el falo que salió aún erguido del ano distendido y se tragó el cilindro hasta que la nariz pegó en mi pelvis, lo hizo así tres o cuatro veces hasta que lo dejó completamente limpio.
- ¿Vas a venir a dormir con nosotros esta noche?, -preguntó Ale-.
- No vida hoy espero dormir tranquilo porque estoy bastante cansado, mañana tengo un día de mucho trabajo y quiero estar descansado, -le contesté-.
- Bueno papi, igual nos gustó mucho la cogida de hoy.
Era una ventaja enorme el que ninguno de los dos fuera “cargoso” e insistente, los besé a ambos como les gustaba y me fui hasta la pileta, Ale me había limpiado bien, pero el gusto al cloro alejaría cualquier duda o sabor extrañó, no sólo en mis genitales sino también en el short. El agua estaba hermosa, pero salí de ella y me desparramé en una reposera, el calor, a pesar de la hora era agobiante, pesado, húmedo y daba para disfrutar de la tranquilidad de la noche que se hacía cada vez más profunda.
- Lo lamento mucho por tu hermana, estate tranquila, sobre eso no podrás hacer mucho, -decía Graciela hablando por teléfono e imaginé que lo hacía con Elizabeth-. Ya te doy con él, -dijo alcanzándome el celular-.
- Hola Eli, ¿cómo estás?, ¿están mal las cosas?
- Hola José Luis, le contaba a Graciela que difícilmente aguante tres o cuatro días y hasta recién estuve hablando con mi cuñado, me está ofreciendo hacerme cargo del comercio de ropa que tiene mi hermana en esta ciudad, estando en el campo él no puede ocuparse y no quiere venderlo, el tema me interesa y sería como comenzar de nuevo, pero no quiero que te sientas mal.
- Me parece fantástico, ni lo pienses, ¿cómo vas a hacer con Felipe?
- Quisiera que estuviera acá, lo conociera al tío y viera de aclimatarse, el lugar es hermoso, pero no sé cómo hacer para que venga sin tener que ir a buscarlo y el viaje en auto es “matador”.
- Vamos a hacer una cosa, te lo mando en avión desde Aeroparque, dame tus datos porque vos vas a tener que recibirlo y retirarlo de la compañía, dejame este tema a mí y luego te aviso cuando llega el vuelo llevando a tu hijo.
Le corté todo agradecimiento, terminé la comunicación y me dediqué a buscar por Internet cómo debía hacer para enviarlo, luego hablé por teléfono y desde la compañía aérea me solucionaban todo el problema. Lo difícil fue hacerle entender, durante la cena, a Felipe que nos tenía que dejar para irse con la madre, aflojó bastante cuando le dije que lo iríamos a visitar en unos quince días y luego hice la reserva, les pasé los datos del chico y de quien lo recibiría para, a posteriori, avisarle a la madre.
A mí me venía fantástico la posibilidad de sacarme de encima a la madre y al hijo, me estaba dando cuenta que, entre Ale, Graciela y las posibles mujeres en el trabajo me iba a encontrar saturado de sexo y no era cuestión de hacerme el “súper cogettuti”, el cuerpo te pide determinadas treguas y si no las respetás terminás por mandarte “cagadas” y estropear todas las relaciones porque hasta el carácter te cambia. Graciela debería ocuparse de enviar al nene en el vuelo y, ya que estaba Gloria la tendría que ayudar antes de ir a hacer las compras.
Se me ocurrió que podría tener una “conversación” de despedida con Felipe, aunque Graciela me la cortó antes de comenzar con el tema de prepararle el bolso y luego, lo que hablaría éste con Ale, ante esto opté por irme a dormir, sólo recuerdo que Graciela se acostó a mi lado, pero no sé a qué hora de la noche y de sexo ni hablar.
En la mañana apareció Gloria en un Uber, nos presentó a su hijo, de nombre Ezequiel, era un niño de tez blanca, cabello oscuro, casi renegrido y derrochaba empatía, lo saludé, le dije que podía llamarme “tío” y lo aceptó sin inconvenientes. Enseguida hizo migas con Ale y Felipe y no pude dejar de observar que el “gordito” tenía un hermoso culito parado y tentador, quisiera o no, los culitos infantiles se me estaban volviendo una obsesión.
Era un poco más bajo que Alejandro y éste también pareció canalizar los mismos gustos y objetivos del “casi papi” porque miró el culito de Ezequiel y luego me miró a mí dándome a entender que le gustaba. Uno de los baños de la casa sirvió para el beso de despedida de Felipe que no aguantaba las lágrimas y después de entregarle a las mujeres lo que iban a necesitar, me fui para la empresa. Con Felipe y Elizabeth fue como “bajar la cortina”, ya estaba, ya habían sido, pasaron y no se me movía un pelo al recordarlos, aceptó que no estaba enojado con ellos ni mucho menos, pero, de alguna manera, los veía como escollos, algo que no me pasaba con Graciela y Ale, a ellos necesitaba verlos cuando llegaba a casa y no me molestaba demostrar una cierta dependencia con su presencia.
Entré en la empresa notando algunas caras temerosas, algo casi lógico porque ya habían comenzado a circular los telegramas de despido, saludé a algunos empleados que me saludaron primero y me dirigí directo a mi oficina, allí estaba Anabela esperándome y se le notaban en la cara las ganas de contarme lo que había pasado.
- ¿Te acordaste que acá había alguien que esperaba novedades sobre el caso de tu madre?, -le pregunté sin saludarla y poniendo cara de seriedad-.
- Por favor, no te enojes José Luis, anduvimos como locas durante todo el día haciendo unos y otros análisis y dentro de la Clínica no nos dejaban usar el celular, para cuando nos desocupamos ya era tarde y no quise molestarte.
- Bueno, veo que te has venido vestida muy sexi y excitante, antes de seguir comunícame con tu tío, necesito que hoy y mañana no mande ningún telegrama más.
- Ya te comunico y vine así vestida para agradarte a vos, -dijo girando para mostrarme la mini tableada que resaltaba, junto con las sandalias de taco, las piernas esbeltas y firmes-.
- Para mi gusto faltaría soltar otro botón de la camisa, pero, decididamente, estás espectacular, avisale vos a tu tío y después vení a contarme, ahora llamala a Marietta.
La itálica entró enarbolando una hermosa cara en que destacaba la satisfacción. Vestía muy parecido al día anterior de jeans, remera y zapatillas, pero verla fijamente a la cara me ayudaba a no excitarme con sus formas y sus curvas “llamadoras de bocas y manos”.
- Se te ve muy bien, ¿cómo andan nuestras maldades?
- Mejor no podrían andar, estuve con mi amigo, está satisfecho con el pago y se comprometió a hacer un muy buen trabajo, cree que para hoy a la tarde lo tiene listo, la que está mal soy yo.
- ¿Qué te pasa?, ¿tuviste algún problema?
- Y sí, puede que lo tenga, al final no pude hacer yo el trabajo de las computadoras y las tablet, lo hizo todo él y corro el riesgo de quedarme sin la cena deseada.
- Si te hace poner bien, te aviso que la cena la vas a tener, me encantaría mostrarme con vos, sos de esas mujeres que hacen sentir muy bien al hombre que tienen al lado ofreciéndoles el brazo y hasta ahí llego con las muestras, otras cosas no me gusta ventilarlas, la discreción es condición sin discusión.
- Jajaja, imagino que te referís al “postre”, me encantaría compartirlo contigo y tampoco discuto el tema de la discreción, -dijo sonriendo y acercándose a mi lado-.
No hacían falta más palabras y la tomé de la nuca para acercar más su cabeza para que nuestras bocas se fundieran en un beso que no tuvo desperdicio. Las lenguas se enloquecieron y los gemidos de Marietta no tardaron en llegar, sus labios se demostraban llenos y pulposos, su boca destilaba una temperatura elevada y su pelvis se soldó a mi bulto mientras sus pechos se aplastaban en mi torso.
- Por lo que estoy “adivinando” aquí abajo, creo que el “postre” va a ser una delicia placentera, pero un tanto dolorosa, -dijo separándose de mi boca y apoyando más su pelvis-.
- ¿Te parece?, normalmente no doy motivos de quejas.
- Es sólo un comentario, no veo la hora de sentirte, ¿cuándo nos podemos ver?, avisando que yo tengo claro que las cosas no cambian en el trabajo.
- Me alegro de que pienses así y, si por mí fuera, ya estaríamos saliendo, pero te cedo la elección.
- Quiero tomarme el tiempo para elegir y disfrutar el lugar y la cena, el “postre” ya sé cuál será y se me hace agua la boca, pero, paso a paso. Este viernes no podrá ser por todo el lío que se armará, ¿podrá ser el sábado?
- Listo, avisame por dónde querés que te pase a buscar y dejemos que todo fluya.
Antes de que se fuera el beso volvió a ser totalmente apasionado y cargado de excitación, pero en esta oportunidad me prendí con las dos manos a sus nalgas durísimas y esto también le provocó un gemido enorme de satisfacción. Me encantó apretar esas nalgas, además me provocó un morbo especial porque la puerta entornada de la oficina me permitió observar la cara sorprendida de Anabela, me pareció que la sorpresa y el deseo hacían mella en la mirada de la rubia de minifalda.
Luego de que Marietta se fuera de la oficina me despatarré en el asiento de mi escritorio y me puse a pensar que a Graciela también le había dicho que la desnudaría y le sacaría los zapatos en la habitación de un hotel después de la fiesta de casamiento, esto, lógicamente, esperaba que no sucediera, digo, lo del casamiento, pero ella se merecía esa noche en un buen hotel y tendría que buscar el modo para que se vistiera de noche y la pudiera sacar a cenar a un buen lugar.
- Cuando quieras me podés venir a contar, pero antes traeme un cortado, -le avisé a Anabela por el intercomunicador-.
- ¿Por dónde querés que empiece?, -me preguntó dejando el café sobre el escritorio-.
- Antes de hablar de tu madre contestame algo, ¿nunca te dijeron que no es muy educado eso de espiar a tu jefe?
- No sabía que estabas con tu novia, además, la puerta estaba abierta.
- Primero que nada, te voy a decir que Marietta no es mi novia, esto es así, ella es una mujer, yo un hombre, nos gustamos y podemos llegar a tener sexo sin que eso genere algún tipo de compromiso posterior, lo mismo pasaría si sucediera con vos, yo ya tengo una pareja y no busco de enloquecerme buscando a otra u otras, trato de brindarme, pero le escapo al compromiso tal como algunas mujeres lo entienden.
- Entiendo, es sólo sexo y ¿decís que conmigo pasaría lo mismo?
- Totalmente, sos una muy hermosa mujer y me encantaría que lo pasáramos bien, pero, cero compromisos, celos, imposiciones y berrinches no la van conmigo.
- Es decir, las cogés y listo, “a otra cosa mariposa”.
- Tratá de no ser burda, en ningún momento dije que debería ser así, en todo caso “nos” cogeríamos” siempre la otra parte cuenta y nunca violé a nadie, tampoco acepto “pagos en especias” por algún u otro favor que hago, es más, si algo de eso se te cruzó por la cabeza, es mejor que olvides todo lo que estamos hablando, contame sólo lo de tu madre, creo que, por lo que dejás deducir, es la única que merece esta charla.
- No es así, yo también tengo necesidades de mujer y vos me gustás más de lo que esperaba.
Las palabras sobraban y la rubia me demostró que era de “armas tomar”, se movió para cerrar y trabar la puerta y se giró para encararme caminando hacia mi escritorio. No sé lo que se siente cuando una pantera negra te piensa atacar, pero debía ser algo similar a cuando camina hacia vos una rubia exuberante devorándote con los ojos y desabotonándose la camisa para dejar sus tetas sin sostén al descubierto. No daba para ponerse en idiota o en “jefe ofendido”, me encantaba que sucediera y Anabela me calentaba horrores, así que, en lugar de decir algo continué sentado, pero me corrí del escritorio y la esperé a que se sentara en mis muslos mirándome de frente con sus enormes ojos claros.
- Quiero ser una de las hembras de José Luis y no tiene que ver con ningún agradecimiento, -me dijo arrimando su boca-.
- Bue…, -alcancé a decir antes de que me cerrara la boca con un beso lleno de labios, lengua y urgencias-.
- Los favores y tu trato me decidieron, pero te tuve ganas sin conocerte, me hice varios “dedos” tan sólo por lo que contaba tu “ex” sobre tu verga y como la usabas, -me dijo al dejar de besarme-.
- ¿Así que la muy puta me hacía propaganda?
- Sí, pero dejala a ella, cogeme a mí, -decía moviéndose y tratando de aflojarme el cinturón-
La ayudé con eso, quedé con mi pantalón e interiores en los tobillos y me volví a sentar, Anabela miraba mi verga, la apretaba con sus dos manos y me miraba a mí, después hizo algo que está instalado en el imaginario popular o en la mente de cualquier jefe que tenga secretaria, se arrodilló, lamió y se llevó el miembro a la boca para tratar de tragarlo. Sabía que no podría hacerlo en su totalidad, pero no lo hacía nada mal, práctica tenía, aunque ella misma se dio cuenta de la inutilidad de esa mamada incompleta y se sentó. Se acomodó sentándose de frente a mí y con su mano acomodó la punta de la verga en su orificio mojado, “¡viniste preparada!”, -le dije cuando me di cuenta que debajo de su pollera no tenía ropa interior-. “Entré decidida”, -contestó y comenzó a penetrarse despacio, regulando lo que se “comía”. Sus tetas encajaban perfectas en mis manos grandes y el pezón parecía a punto de reventar, en sus gestos se adivinaba que no le resultaba tan fácil la penetración hasta que me besó abandonándose y se dejó caer. Más justo era imposible, el calce fue perfecto.
- ¡Madre de Dios!, pensé que no podría, pero es una hermosura, -decía moviéndose e incrementando cierto ritmo-.
- Despacio mi cielo, gozala despacio o nos vamos a lastimar los dos, -le dije notando que algo golpeaba contra su útero-.
- Me siento muy puta contigo, hace como seis meses que dejé a mi novio y él ni punto de comparación, rompeme toda, esto es glorioso.
- Quizás no te vaya a parecer tan glorioso cuando entre por acá, -le dije tocando una de sus nalgas y jugando con el agujerito de su ano-.
- Por la cola nunca me gustó, pero, aunque con vos me va a doler una enormidad podés romperla como quieras y, si no opinás lo contrario, seré tu secretaria “todo terreno”.
El orgasmo que la sorprendió por lo inesperado casi la hace gritar, se contuvo como pudo, los ojos se le pusieron en blanco y me apretó con sus músculos interiores mientras temblaba. La dejé que se recuperara y luego la levanté sin sacársela, así como estábamos y caminando como un pato me acerqué al sofá y la apoyé de espaldas en él. Anabela se enloqueció cuando le imprimí mi propio ritmo a la cogida y uno de mis pulgares, ayudado por la lubricación que sobraba, se perdió en su culito. “No uso nada, dámela en la boca”, -pidió después de tener un par de orgasmos más-. Ya no podría aguantar para hacerle el culo ni esperar para dilatarlo y cuando se la saqué giro rápido y se la tragó hasta la mitad. No dejó que saliera ni una gota afuera, aun a pesar de que tosió porque no me guardé nada y luego, ronroneando, se ocupó de limpiarme.
- Estoy destruida, pero querría más.
- Resultaste una viciosa, no te mal acostumbres, acá hay que trabajar, bueno, de vez en cuando podremos hacer un relax, pero no ahora.
- Ya lo sé, era sólo un decir, anoche no dormí pensando en esta posibilidad y en mi madre.
- Bueno, hablando de tu madre, contame que dijo el Médico, ¿hay posibilidades de operarla?, -le pregunté mientras nos arreglábamos la ropa-.
- Cuando el dinero está, se aceleran todos los tiempos, le hicieron los análisis necesarios, le dieron un analgésico nuevo que le permite moverse con más libertad y, si Dios quiere, el lunes la operan, el Médico es muy optimista y te contagia.
- Lo decidieron rápido…
- Con la prótesis comprada de forma particular se alivianó todo y, y, y… esto es algo que no te lo podré pagar nunca, -dijo sollozando-.
- ¿Cómo no?, hacete a la idea que la próxima vez será en una cama y ese culito no se va a salvar.
- Tonto, a ese lo vas a poder usar sin necesidad de pagar nada, nadie nunca se brindó tanto conmigo y, y…
- Y… nada, no me jodas más con eso, lo importante es que tu madre esté bien, eso sí, cuando se pueda mover tendrá que cocinarme algo rico.
- Listo, dalo por hecho. ¿Sabés algo?, sos un tipo raro, te hacés querer sin condiciones, en el sexo sos de lo que no hay y, decididamente, nunca entenderé a algunas mujeres.
- No traigas a nadie a la palestra que nos arruinás todo el momento. Algunos nacieron para perder, están llenos de idiotez y bueno, allá ellos.
Anabela se higienizó y luego se cepilló el cabello en mi baño privado y quedó espectacular, los ojos le brillaban de satisfacción y es como lo dije siempre, “una mujer bien cogida y satisfecha sexualmente es un encanto para los ojos”. El día pasó tranquilo y me fui temprano para casa, cuando llegué no encontré a nadie y luego de picar un poco de fiambre y queso, me serví una copa y me fui a sentar junto a la pileta, como a los diez minutos aparecieron las dos mujeres con Alejandro y Ezequiel que estaban alborotados, en realidad, ellas también, algo comprensible por las bolsas de compras en las manos.
- Hola cielo, -dijo Graciela y se acercó a darme un piquito que devolví-.
- Hola José Luis, -dijo Gloria y recibió lo mismo que Graciela sin que nadie se inmutara con eso-.
- Hola papi… Hola papi-tío, -lo miré sonriendo a Ezequiel que me había saludado así y me respondió enseguida-, me dijo Alejandro que a vos te gusta que te digan así.
- Está bien chicos, no hay problemas, vayan un rato a la cabaña que yo tengo que hablar con las mamis… ¿Quién va a ser la primera que me va a contar?
- Al principio fue un poco de drama, pero lo mandamos a Felipe con la madre, al final subió contento con la azafata en el avión, te manda muchos besos, después nos compramos varias cosas para que nos veas hermosas, -explicó Graciela-.
- Hubo cosas que Graciela me hizo comprar que…, -comenzó a explicar Gloria-.
- ¿No me dijiste que él te gustaba y te excitaba?, -le preguntó Graciela haciendo que Gloria se ruborizara-. Si vas a tener algo con mi hombre tenés que estar apetecible y deseable, él no se fija en mujeres “del montón”, jajaja, la excepción la hizo conmigo, -completó la rubiecita-.
- Jajaja, Graciela, jamás te desmerezcas, al final me la vas a espantar a Gloria, es posible que ella no te entienda tu amplitud de criterios respecto a ciertas relaciones.
- Bueno sí, un poco sí, nunca estuve con una mujer, pero siento que con los dos me podría llevar muy bien.
Ella sola saltó por ese lado, nadie le dijo nada al respecto, dio todo por sobreentendido, además se acercó a mí y me besó con ganas apoyando sus tetas en mi torso y moviendo su pelvis. Graciela no se quedó quieta y colocándose detrás de Gloria le besó el cuello y, pasando las manos por delante de ella, se aferró a sus tetas acariciándola y apretando sus pezones, la reacción no se hizo esperar, la Administrativa comenzó a gemir de forma descontrolada y nos fuimos a la habitación.
- Papi, a mi vas a tener que hacerme sólo la cola, ya te dije que estoy en “esos días”, tampoco podré disfrutar de tu lengua Gloria, pero vas a tener la mía todo lo que quieras, -le dijo a la morocha que ya se sacaba toda la ropa-.
- Sí, háganme lo que quieran, pero no creo que mi culito pueda aguantar tu verga, -me dijo cuando vio que Graciela me había bajado el short-.
- Algo podemos hacer, Graciela tiene una crema que hace milagros, -expresé observando que su cuerpo desnudo no desentonaba con lo que dejaban adivinar sus curvas cuando estaba vestida-.
- Metémela así, me encanta y la quiero sentir toda, después si querés te la chupo, pero ahora ando re alzada, -acotó acostándose de espaldas y levantando las piernas para dejar sus intimidades expuestas-
La posición me encantaba y apunté el glande viendo que se mordía los labios y fruncía la cara esperando por la verga que ya había visto grande. Comencé a penetrarla despacio y quise acariciar sus tetas, pero las manos de Graciela ya las ocupaban, entonces me aferré a sus muslos y entré despacio para gozar de todo su estrecho interior. “¡Ayyy, la puta ma…”, comenzó a decir, pero no pudo seguir porque la rubia le tapó la boca con un beso tipo sopapa.
Yo venía bastante “descargado” por mi polvo con Anabela, lo cual me ayudaba a tener un aguante que la llevaría a un goce impensado. Mi verga entró toda como no pensé que lo haría y tuve que hacer esfuerzos para no meterla de una pues Gloria gemía con sordina por los besos de Graciela y se movía empujando sus caderas para recibir más, lo que me llevó a darle ritmo a la cogida.
Graciela dejó de besarla y acariciarla, con el pote de crema dilatadora en la mano se puso a la tarea de embadurnar el interior de su culito, aunque tuvo el tino de dejarla recuperarse del orgasmo que la sorprendió. “¡Sí, por Dios, dame más nunca me cogieron así!”, -decía desenfrenada-. Volvió a tener un orgasmo un poco más pequeño y se abandonó, sólo me bastó levantar un poco sus caderas, sacarla de su vagina empapada y apoyar el glande en el agujerito más pequeño.
La cara de Graciela estaba expectante para ver en primer plano la penetración de ese culito virgen o semi virgen y no la quise hacer desear. Me tomé mi tiempo, pero desde el momento en que comencé a entrar Gloria la sintió y se movió tratando de salirse del lugar, gritó, pataleó, lloró y eso más que una penetración de sexo consensuado se asemejaba a una violación. Estaba seguro que no era un problema de dolor era miedo, un tremendo miedo que no la dejaba relajarse y opté por dejarla, yo no entraría en la variante de la penetración forzada para que después se calmara.
Lloraba sin poder contenerse y tampoco me pondría a acariciarla para que se le pasara o tratar de convencerla para que dejara sus miedos de lado, entonces traté de poner buena cara y aunque los huevos los tenía a reventar, dije que me iría al baño y la dejé a Graciela para que hablara con ella. Me llevé el short, me lavé bien y me fui a la pileta, el agua templada, casi fría en contraste con el calor de mi cuerpo, me alivió bastante y luego de un rato me fui a ver a los chicos a la cabaña, iba pensando en que Gloria arrastraba algún problema anterior, evidentemente, traumático y, por más que lo intentó, no pudo sobreponerse a eso, otra cosa no se me ocurría porque todo lo demás venía fantástico, pero, ni por asomo me iba a poner en Psicólogo.
Los huevos me dolían, Graciela no estaba en condiciones de darme nada en ese momento porque estaba hablando con Gloria, tampoco podía descargarme en el culito o la boca de Ale porque éste estaba con Ezequiel y no se me cruzó por la mente ninguna acción de tipo sexual, eso hasta que entré en la cabaña y me los encontré sobre una de las camitas, ambos desnudos y haciendo un hermoso 69 en un calce perfecto de cuerpos y tamaños de los mismos.
Ni se dieron cuenta de mi ingreso a la pequeña casa de bosque y no quise hacer ruido, lo único que se me ocurrió fue apuntar el celular y filmarlos, no fue mucho tiempo, el suficiente para tener algo con que sacarle provecho a esa situación. Ezequiel estaba arriba de Ale y su culito se veía, a esta altura, más que tentador, “me gustó mucho cuando me metiste los dedos, después si querés podés tratar de meterme tu pitito”, -le dijo a Ale dejando de mamarlo, pero levantó la vista y me vio parado frente a ellos dos-.
Al pendejito se le vino la noche y a mí todas las neuronas se me agolparon en la punta de mi verga. Dio un salto tremendo, salió de encima de Ale y se hizo un ovillo contra la pared tratando de tapar su desnudez, mi casi-hijo me miraba y no decía nada, a él también se le notaba el temor porque había actuado sin consultarme. “Ezequiel, quisiera saber cómo vas a hacer para explicarme a mí y a tu mamá esto que estás haciendo y que tengo grabado en el celular y Ale, luego hablaré con vos”, -le dije poniendo mi mejor cara de tipo serio y ofendido-. Lo que quedaba de la tarde “pintaba” mejor…
GUILLEOS1 – Continuará… Se agradecen comentarios y valoraciones.
Excelente. Muy buena trama y mejor narración. Esperando el próximo y ver que le pasa a Esmeralda…
Excelente muy excitante con mlujuria y morbo.