Cesar, mi compañero de clase
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Alejandro1988.
La historia es real, basada en una experiencia personal acaecida en el 2010, Me llamo Alejandro soy moreno, delgado, 1.70 de estatura, peso 69 kg, cabello negro, ojos marrones, cuerpo definido debido a los fuertes entrenamientos físicos en la Academia Militar. En ese entonces tenía 22 años, había terminado mi Servicio Militar y empecé a estudiar Ingeniería de Sistemas en un Instituto de la ciudad, mantenía una relación de pareja con Ishabell, una chica bastante guapa con miras de enlace matrimonial al terminar mis estudios universitarios.
A mitad del primer semestre, debido a las constantes huelgas de docentes y estudiantes muchos días de clase se perdieron y eso llevo a los profesores a reprogramar el cronograma de actividades, fueron muchos los proyectos que nos asignaron para aliviar la situación entre esos proyectos estaba el de Programación: “Ordenar de Mayor a Menor y de Menor a Mayor N cantidad de elementos de un arreglo utilizando el ordenamiento burbuja”.
Una tarde antes de entrar a clase estaba en la cantina del Instituto hablando con Cesar acerca del proyecto de programación que al igual que yo también tenía dudas de cómo resolverlo, así que le propuse reunirnos para solucionarlo, nos tomamos un coffee y concertamos el sitio, hora y día. Cesar, era un compañero de clase catire de cabello castaño oscuro semi-ondulado, delgado, buen cuerpo, músculos en proceso de formación debido al gimnasio y con 21 años de edad.
Ese viernes, día del encuentro no fui a trabajar ya el reloj marcaba las 10 am y me dirigí al lugar acordado y allí estaba él esperándome pacientemente con su sonrisa inigualable. Para llegar a mi residencia caminamos 10 min aproximadamente, una vez allí lo hice pasar a la cocina y le ofrecí algo de tomar y de comer, hablábamos un poco de nuestras vidas y pasamos a la habitación, mientras nuestras laptops hacían el proceso de arranque para empezar a resolver el proyecto aproveche de cambiarme para ponerme ropa cómoda y lo hice estando el allí. No vi nada fuera de lugar cambiarme en presencia de cesar ya que en el Ejército es normal vestirse y desvestirse en presencia de los demás soldados y oficiales, en la hora de la ducha andábamos en shores, sin camiseta, paños menores y hasta desnudos sin preocuparnos de los demás ya que a la final todos éramos hombres.
Decidimos resolver el proyecto por separado para ver hasta donde alcanzábamos a hacerlo, a lo largo de las 4 horas que duramos desarrollándolo nos ayudábamos mutuamente hasta que logramos concluirlo y lo procesamos para corregir posibles errores de ejecución. Una vez que terminamos decidí darme una ducha para acompañar a cesar hasta la estación del metro y así yo irme a pasar la noche con mi novia.
Desde los 16 años empecé a sentir la sensación de masturbarme en la ducha mientras el agua corría por mi cuerpo y esa tarde no fue la excepción. (En los dos años que dure en el servicio militar pocas veces me masturbaba cuando me duchaba y lo hacía luego de haber entregado el turno de guardia que era de 9 pm a 12 am. En ese primer turno las luces del recinto tenían que estar apagadas, ya que era la hora de dormir, mi deber era vigilar que nadie estuviera levantado a partir de ese momento al menos que tuviera permiso de un Oficial Superior. Cantidades de veces cuando estaba de turno veía los soldados deslizarse por debajo de las camas para dirigirse a los baños a masturbarse y digo “a masturbarse” porque en algunos casos los encontré en pleno acto, si eran compañeros míos o de rango superior no les decía nada, si eran subalternos les llamaba la atención y los mandaba a que regresaran a sus camas, otros lo hacían en sus lechos cubiertos de pies a cabeza con las sábanas)
Tenía dos semanas sin tener sexo con Ishabell y las ansias de masturbarme mientras me duchaba eran enormes, no me quedo de otra que contener esas ganas para poder descargarme con ella esa noche. Luego de haberme duchado espere que mi pene descendiera un poco de tamaño debido a lo excitado que estaba y salí del baño para terminar de secarme y vestirme. Mientras lo hacia el cielo se sacudía con los sonidos de estruendos, unos más fuertes que otros, ya casi listo para salir empezó a llover de gran manera que los techos de las casas contiguas sonaban como si piedras estuvieran cayendo del cielo, Pasaron los segundos, minutos, horas y al ver que eran las 9 pm y la lluvia no cesaba le dije a cesar que para evitar un resfriado no era buena idea salir en esas condiciones climáticas, se comunico con la familia explicándole la situación en la que se encontraba le di ropa de dormir y acto seguido se fue a duchar mientras yo arreglaba el sofá cama que había en la habitación para que durmiera.
Apague las luces y me acosté en mi cama dejando la lámpara encendida, escuchando el sonido de la lluvia me quede dormido y empecé a soñar con Ishabell, soñaba que la abrazaba, la besaba y le decía lo mucho que la deseaba. El sueño fue interrumpido por la voz de un hombre que me llamaba, me quede inmóvil sin abrir mis ojos para pensar de quien se trataba y recordé que cesar estaba allí. Sentí cuando se colocó a la orilla de la cama se levanto y minutos después volvió a sentarse, coloco su mano sobre mi pene y comenzó un suave masaje en cual hizo que poco a poco aumentara de tamaño, en mi cabeza comenzó una lucha épica en si seguir permitiendo las caricias o detenerlo.
Lo cierto es que esas caricias en mi pene eran una sensación totalmente nueva. A esto se le sumaba el sueño que había tenido con Ishabell y las ganas que tenia de hacerle el amor. Intentaba imaginar que aquellas caricias venían de mi novia pero era imposible tapar el sol con un dedo, no era ella, ni era un sueño, en ese instante era cesar así que decidí hacerme el dormido y disfrutar de aquella experiencia. Continuaba manoseándome con movimientos suaves y colocando su cara donde reposaba mi pene totalmente incrementado comenzó a inhalar el olor que estaba impregnado en ese lugar, con mucha delicadeza iba subiendo mi franela hasta mi pecho y comenzó a pasarme su mano a darme besos y a lamer mis tetillas provocando que mi respiración se acelerara.
Lentamente me comenzó a bajar el short y mi ropa interior hasta mi rodilla, mi pene quedo totalmente libre y esta vez continuaban su caricias en mi glande esparciendo el liquido presiminal que salía de mi pene, su lengua empezó a recorrer cada milímetro desde el prepucio hasta mis testículo, lo tomo en sus manos como si de una chupeta se tratara y empezó a chupármelo, se lo metía todo en la boca hasta llegar a la campanilla. No sé en qué momento se desnudo pero se sentó encima de mí y empezó a rozar mi pene en su agujero una y otra vez. Se acerco a mi cara y transitaba mis labios con sus dedos, me daba pequeños besos en el cuello, en la frente, en la barbilla, estaba en un éxtasis no quería moverme quería saber hasta dónde llegaría.
Nuevamente su boca se apodero de mi pene dejando un poco de saliva sobre él y volvió a colocarlo en su agujero para intentar metérselo. Se dirigió a mis labios y no aguante más y abrí los míos, empecé a besarlo eran besos de pasión, de lujuria, de deseo, nuestras lenguas se entrelazaron y una descargar eléctrica se inicio en mi cuerpo que se apodero de todos mis sentidos. Levante la cadera para que mi pene entrara en su agujero pero este se resistía a abrirse para recibir al invitado de la noche, la punta de mi pene pujaba para entrar hasta que con delicados empujoncitos lo logro. Al principio no fue fácil pero logre meterlo sin que quedara nada por fuera. Cesar no pudo evitar un gemido su ano daba contracciones, quedo inmóvil dando tiempo para que su agujero se acoplara del tamaño de mi pene.
Esa sensación de penetrar a alguien por detrás era nuevo para mí, primera vez que lo hacía y era algo indescriptible, seguimos besándonos por varios minutos hasta que nuestros labios se separaron y cesar comenzó a moverse cada vez más rápido, su gemir era más fuertes y por un momento pensé que eran gemidos de dolor hasta que me hizo entender que no era así, cambiamos de posición y se colocó boca abajo, emprendí un viaje de pasar mi lengua por su espalda, su cuello y sus muslos. Suavemente mordisqueaba sus nalgas hasta que logre abrir sus piernas y llegar a su agujero, haciendo estragos con movimientos circulares y penetrantes dándole el mayor placer que podía introduciéndole uno-dos-tres y hasta cuatro dedos en su culo. En el piso y el sofá cama lo tomaba de la cabeza para acercarlo a mi pene y se lo metía todo en la boca, intentaba hablarme pero el tamaño de mi pene rozándole la campanilla no lo dejaba decir nada.
Hicimos el misionero, el tornillo, la profunda, el sometido, la amazona y cada vez que comenzaba a penetrarlo lo hacía con movimientos suaves para no hacerlo sufrir hasta que lograba penétralo por completo, metiendo y sacando velozmente mi pene las ganas de eyacular estaban cerca, así que volví a la posición de misionero y lo penetre con todas mis fuerzas esta vez queriendo destrozar su agujero. Seguía con sus gemidos, decía palabras a mis oídos que me ponían a millón hasta que tuvimos nuestro orgasmo al mismo tiempo, eyacule dentro de el todo lo que tenía acumulado en mis bolas, mientras estaba en un mete y saca su culo parecía estar lleno ya que salían gotas de semen por su agujero, apretaba mi pene como si lo quisiera partir y dejar un pedazo adentro. Al eyacular su semen llego hasta su pecho y un hilo llego hasta sus labios hasta que los lamio.
Caí exhausto encima del sin importar llenarme de su semen tome sus manos y continúe besándolo esperando que su culo soltara mi pene o mi pene saliera por sí solo.Fui el primero en despertar y ya la lluvia había cesado, solo se escuchaba el cantar de los pájaros, habíamos dormido abrazados y completamente desnudos, estaba confundido, busque en el baúl de los recuerdos alguna experiencia sexual con hombres a lo largo de mi vida y no la encontré, era mi primera vez. Con mucho cuidado trate de levantarme pero no funciono ya que con el movimiento cesar también se despertó, su sonrisa inigualable se dibujo en su rostro y un buenos días fueron sus primeras palabras esa mañana, nos duchamos y desayunamos para dirigirnos hacia la estación del metro. Al llegar nos dimos un apretón de mano y un abrazo de despedida que duro unos segundos, sus palabras en mis oídos diciéndome lo bien que la había pasado conmigo y el contacto de nuestros cuerpo con ese abrazo provoco en mi una sensación que me dejo indefenso y desnudo ante cesar y el mundo.
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