CG, DIA DE LLUVIA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por charly0330.
Esa tarde de primavera, salí a correr por el camino que lleva a la costa del río. Estaba nublado y amenazaba llover, pero me gusta correr con algo de lluvia. Supongo que es porque le da un toque épico al ejercicio. Además, el recorrido es de solo siete kilómetros y el camino esta pavimentado, así que no quedaría empantanado ni nada por el estilo. Voy con mis zapatillas de correr, short y remera. Cuando salgo siento que está templado, asi que inmediatamente empiezo a trotar para entrar en ritmo. En unos minutos llego al camino que se aleja de la ciudad en dirección a la costa y tomo esa dirección, siempre trotando. Al poco tiempo, comienza una llovizna fina. Inicialmente me alegro, pero luego noto que es bastante fría. No importa, pienso, hay que seguir y terminar la vuelta. Pronto alcanzo la mitad del trayecto de ida pero la llovizna fría va en aumento.
Cuando me faltan unos quinientos metros para llegar al final del trayecto de ida, la llovizna ya se ha transformado en copiosa lluvia. Estoy empapado y para colmo de males ha empezado a soplar un frío viento del sur. Decido continuar, a pesar de tener mucho frío. Pero como si el clima tuviera conciencia propia y me quisiera detener, la lluvia se incrementa y es un diluvio. Ya no puedo correr y decido hacer caminando los últimos metros para tocar el extremo y volver.
Comienzo el camino de vuelta, mirando hacia abajo porque la lluvia me golpea de frente. No lo oigo llegar, probablemente por el ruido de la tormenta, pero a mi lado se detiene un automóvil y el conductor me hace señas para que lo rodee y entre. Estoy helado, asi que no lo pienso mucho y entro al auto. Cuando entro veo que es Roberto. El fue mi profesor hace dos años, cuando aún me encontraba en la secundaria. Cuarentón, casado, alto y algo excedido de peso, pero ágil, se rumorea que es bisexual. Durante el cursado no nos llevamos muy bien, pero hoy estoy temblando de frio y el calor del interior del auto me reconforta. Lo saludo y le doy las gracias. Se rie y me pregunta que estoy haciendo alli, corriendo con esa lluvia. Le contesto que nunca pence que fuera a llover de esa manera y a cambiar tan rápidamente la temperatura. Me dice que debe ir a buscar unos papeles que olvidó en su casa de fin de semana de la costa y que luego de recogerlos me llevará a la ciudad. Le digo que está bien que no se preocupe por mi. Llegamos a la casa y me dice que baje, que en la casa tiene toallas y podré secarme. Lo sigo al interior de la casa. Una vez alli me entrega unas toallas para que me seque y enciende un calefactor. Luego me dice que pasará a buscar sus papeles y entra a otra habitación. Pasa un buen rato y yo sigo cada vez mas helado, también sigue chorreando agua de mis ropas. Mientras tanto, afuera, ruge la tormenta.
Cuando vuelve, me dice que no puede encontrar los papeles y que continuará buscando, pero entonces ve que estoy azul de frio y me dice que debo quitarme ya toda la ropa mojada y secarme. Me señala una puerta para que pase y me quite la ropa. El viene detrás de mi y pasa a encender el calefactor de la habitación. Luego, espera afuera y me dice que le dé mi ropa, que el pondrá mi ropa a secar mientras busca sus documentos. Se la doy y me dice que me quede en ese lugar cerca del calefactor y que me cubra con la cubrecama. Cuando encuentre los documentos me avisará y nos iremos. Le digo que si, que muy bien y me quedo esperando. Al cabo de pocos minutos regresa. Me dice que ya encontró los documentos pero que mi ropa todavia está mojada. Yo estoy sentado cerca del calefactor, y el se me acerca distraidamente. Me dice que la ropa no tardará mucho, pero que tenemos que esperar. Luego también se sienta cerca del calefactor. Nos quedamos en un silencio incomodo. Comprendo que está pensando y me levanto como para salir de la habitación, pero el me abraza y me detiene. No se porque, pero no me resisto. Me habla muy cerca -Vení, vamos a la cama, estamos solos y de esto no se va a enterar nadie.
Sin soltarme me va empujando hacia la cama y nos caemos juntos sobre ella, el sobre mi. Se levanta un poco y comienza a desabrocharse los pantalones. Debajo tiene un bóxer blanco que también se baja dejándome ver su pene grueso y largo. Me asusto y trato de retroceder en la cama, pero el me toma de las piernas y me dice que me calme, que todo va a estar bien y que me va a gustar mucho. Mientras me habla, me suelta, pero sin dejar de vigilarme por si intento huir. Se acerca a la mesa de luz y busca un pote de crema con el que se unta los dedos. Luego comienza a dilatarme, me pone y saca uno, dos, tres, dedos. El perfume de la crema llena la habitación. Deja de dilatarme, toma mis piernas y se las pone en los hombros, ya siento la punta de su pene presionando mi ano. Un poco mas de presión y el pene vence la resistencia de mi ano, asi me entra la cabeza de un golpe. -Quietito, quietito que sino te va a doler. Estamos un momento asi, luego empuja con fuerza: Yo ya no era virgen, pero hacia tiempo que no me hacían sexo anal, me duele y grito de dolor -Te la metí toda, quedate asi un rato para que te acostumbres a tenerla adentro. No espera mucho, y comienza a sacar y empujar, al principio duele bastante pero luego entra y sale sin problemas.
Me bombea cada vez mas rápido, me encanta sentirlo. Me hace gemir hasta que me llena la cola de semen. Descansamos asi un momento y escuchamos voces afuera. No damos cuenta que dejó de llover y que hay alguien en el jardín. El, rapidísimo comienza a vestirse y me dice que me meta en el baño. Escucho que habla en voz alta con alguien y luego regresa, ya trayéndome mi ropa. Me dice que eran los jardineros, pero que les dijo que pasaran otro día. Me visto, él cierra la casa y nos vamos en el auto hasta la ciudad, después me deja un poco apartado para no generar sospechas. Yo vuelvo a casa, me arde un poco la cola, pero me lo disfrute mucho. Me masturbo dos veces en la ducha y ahora si estoy completo.
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