Chaparro despertó mi morbo.
Un muchacho de campo y un adolescente de ciudad. Calientes y morbosos, el mayor le enseñara al menor como complacer a un macho..
Como ustedes saben desde niño he sido muy caliente y morboso. Me gustaba mucho ver a los hombres, sus cuerpos velludos, sus brazos, sus piernas, cuando había oportunidad me llamaba la atención ver los vellos del pecho o del abdomen, esos que bajaban hasta perderse por debajo de la ropa.
Eventualmente alguien cercano se dio cuenta y decidió aprovechar la oportunidad.
Su nombre era Genaro, pero todos le decían Chaparro ya que ese era su apellido. Era ayudante de mis tíos que se dedican al ganado y a la veterinaria. Chaparro, que la verdad era todo lo contrario a su apodo era un hombre alto, de piel morena y cuerpo trabajado por las labores del campo, lampiño, solo tenía algo de barba pero se la rasuraba y la mayoría de las veces siempre andaba con esa barba de días, bien parecido, guapo y simpático. Era mucho mayor yo y se dedicaba a las labores del campo, a veces lo acompañábamos y él nos enseñaba a mis primos y a mí a ordeñar y a lazar a los becerros.
Yo en cambio era un niño de ciudad. Con 12 años era delgado, nalgón, cabello corto color castaño, de piel clara, lo que se conoce como güero y así me llamaba Chaparro y alguno de los demás trabajadores.
Cada vez que iba de vacaciones al pueblo aprovechaba para jugar conmigo, cuando nadie veía me sentaba en sus piernas y me hacía sentir su dureza en mis nalgas. A veces cuando me enseñaba a montar a caballo sentía como se me pegaba, mientras me tocaba disimuladamente mi pito duro. Como sentía rico me dejaba hacer, al final me decía que no le dijera a nadie.
Los juegos iban en aumento y mi calentura también. Ese año con 12 años yo ya no era tan inocente y sabia lo que Chaparro quería. A la primera oportunidad me arrinconaba para arrimarme la verga, moviéndose hacia atrás y adelante.
En algunas ocasiones era yo quien lo buscaba. Me le sentaba encima y el me tomaba por la cintura mientras me tallaba su verga por encima de la ropa.
Durante el día nos limitábamos a enviarnos miradas, no sé qué tenía ese hombre que me despertaba tanto morbo a mi corta edad, pero eran pocas las veces que nos quedábamos solos. Mi tío o mis primos siempre estaban con nosotros y por las noches me daba algo de miedo escabullirme a su cuarto y que me descubrieran.
Pero una noche todo cambio. Recuerdo que ya era tarde, mis primos dormían y yo solo daba vueltas en la cama. No sé qué hora era, pero baje a la cocina a tomar agua y lo vi ahí sentado en la mesa de la cocina como si estuviera esperándome, al verme sonrió.
-Buenas noches güero! ¿Qué haces despierto tan tarde?
-No podía dormir. ¿Y tú?
-Tampoco puedo dormir. ¿Quieres leche?
Chaparro llevo su mano a su entrepierna y supe a que se refería. Lo contemplaba en silencio hasta que vi como bajo un poco su short enseñándome sus pelos. Ahí desaparecieron todas mis dudas.
-No te quedes callado güerito. Ven, vamos a mi cuarto a jugar.
-Si, vamos.
Apenas llegamos a su cuarto me dio un beso. Sentía su lengua invadiendo mi boca y jugando con la mía. Ya había tenido unas cuantas experiencias en besos pero se notaba que Chaparro era un buen besador.
Me quito mi playera y acaricio mi pecho y mi abdomen. Jugaba con mis pezones duros, los acariciaba hasta que bajo y me paso su lengua.
Fue una sensación indescriptible. Recuerdo que gemí un poco pero lejos de desagradarme me excitó mucho y me dejé hacer. Volvió a besarme esta vez mas salvaje, metiendo su lengua lo más que podía.
Ya no pensaba con claridad, solo quería que ese hombre continuara.
Chaparro bajo mi boxer dejando al descubierto mi verga, tenia unos cuantos vellitos y se encontraba erecta y mojada. Tomó mi miembro adolescente con su mano y lo jalo un poco sonriéndome.
-Te ves bien seriecito güero pero ya te has de hacer la chaqueta verdad. (Hacerse la chaqueta es un termino que se refiere a masturbarse, es muy usado en México)
-Si
-Eres bien travieso. ¿Te gusta la verga?
-Si, me gusta.
-Se nota, a partir de ahora yo te voy a dar verga cuando quieras.
Chaparro bajo su short dejando al descubierto su miembro gordo, con un glande en forma de hongo, cubierto por piel, con unos huevos grandes y colgantes rodeado por una mata de vellos. Era todo un ejemplar de macho de rancho, cuando se la jalaba dejaba al descubierto todo el glande el cual brillaba de lo mojado que estaba.
Se masturbaba mientras tocaba mi pene. Se puso encima mío y acerco su verga a la mía. Rodeo los dos penes con su mano masturbándolos lentamente. Así estuvo un buen rato haciéndome sentir su hombría.
Aquel hombre acariciaba todo mi cuerpo, metía su dedo pulgar en mi boca, me hacia chuparlo hasta que me hinco y lo cambio por su verga.
Chaparro me acaricio la cabeza. Esta vez yo tome la iniciativa y me lleve su miembro a la boca, saboreando su glande, acariciándolo con mi lengua mientras probaba su sabor. Comencé a mamarlo como había visto en las películas porno mientras el gemía y me obligaba a abrir más la boca metiéndomelo más.
Chaparro me tomaba por el pelo y me obligaba a sacar la lengua para pasarme su verga. Lejos de disgustarme a mi me encantaba y lo hacía encantado.
Volvía a meterme aquel miembro en la boca y me esforzaba por alojarlo todo.
De pronto aquel hombre comenzó a gemir mientras se movía más rápido. Chaparro se puso tensó y de pronto sentí como inundaba mi boca con su semen.
No sé cuántos chorros fueron, pero los trague con gusto mientras seguía lamiéndole el rabo.
Cuando terminamos nos acostamos en la cama mientras me abrazaba. Me gustaba sentir su cuerpo sudado junto al mío y me ponía más caliente.
Estábamos de lado y podía sentir su miembro cerca de mis nalgas mientras él seguía tocándome el pene masturbándome lentamente.
-Güero -dijo mientras me besaba el hombro- te quiero coger, estas bien rico. ¿Te dejas?
-No se Chaparro.
-Ándale, yo no he cogido nunca. Deja que te la meta.
-¿Me va a doler?
-No sé, pero a las putas les gusta la verga. De seguro te va a gustar.
Yo sentía cosquillas mientras el me seguía masturbando. Sentí mi cuerpo estremecer y dejé escapar un gemido mientras me corría en la mano de mi amante. Me quede quieto mientras llevaba su mano a mi boca, gustoso probaba mi semen de su mano lamiendo mi corrida.
-Mi güerito goloso, de ahora en adelante te daré verga las veces que se me antoje.
Aun no lo sabía, pero uno de los planes de Chaparro para ese verano era convertirme en su putito, pero eso se los cuento en mi próximo relato.
Comenten si les ha gustado, cada comentario me anima a seguir contando mis experiencias. Saludos!!!
wow buen relato sigue contando amigo….. 🙂 😉 🙂 😉
Muy caliente tu relato
Buen relato me calentó mucho, espero ver el próximo 😏😏😏😚😚😚😏😏😏